La Línea de la Concepción / Madrid, 8 junio 2014, Domingo de Pentecostés. Hace cuarenta y cinco años se cerró la verja de Gibraltar. En 1982, gracias a Juan (Alfonso) Carlos, al PSOE y a la Comunidad Económica Europea, volvería a abrirse para alivio británico.


Completamente aislado de la Península, el mantenimiento de su colonia en Gibraltar era onerosísimo para el Gobierno británico, y las condiciones de vida de los colonos se hacían cada vez más penosas. Su abandono era cuestión de poco tiempo. Sin embargo, en la resaca del autogolpe de estado juanista-socialista de 1981, las presiones europeas y estadounidenses, secundadas entusiastamente por el propio Juan Carlos, consiguieron tanto la reapertura de la verja como obligar al Gobierno del PSOE a firmar el tratado de no proliferación nuclear (por el que se renunciaba a una defensa atómica independiente) y a acelerar el proceso que dejaría la defensa de España en manos de la OTAN (con exclusión expresa de las plazas africanas españolas). ​ Mientras tanto, el Gibraltar británico empezaba a estrechar sus lazos militares con el sultanato de Marruecos.

Agencia FARO