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Tema: El "otro" bicentenario: Por Dios, la Patria y el Rey

  1. #1
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    El "otro" bicentenario: Por Dios, la Patria y el Rey

    El "otro" bicentenario: Por Dios, la Patria y el Rey





    Ediciones Nueva Hispanidad
    PRESENTA

    Luis Corsi Otálora

    Los realistas criollos
    Por Dios, la Patria y el Rey


    Colección El "otro" bicentenario
    Con el patrocinio de la Fundación Francisco Elías de Tejada - Madrid
    144 págs. I.S.B.N.: 978-987-1036-44-8
    Argentina: $ 40.00.- España y resto de Europa: € 12.00.-










    "España nos ha hecho la guerra con hombre criollos, con dinero criollo, con provisiones criollas, con frailes y clérigos criollos y casi todo criollo"
    (German Roscio a Bolívar en 1820).

    Este texto constituye un arduo y original esfuerzo por hacer comprender el proceso de independencia como el de la más devastadora Guerra Civil que haya arrasado a Hispanoamérica, tanto económica como espiritualmente, hecho condicionado e inducido por el voraz capitalismo inglés, al que sirvieron -en general de manera consciente- las nuevas clases dirigentes criollas surgidas de este proceso revolucionario. Sin embargo, no todos los americanos se sumaron a la revuelta, como generalmente se afirma, sin demasiado conocimiento. Los hubo en cantidad y calidad que permanecieron leales a su rey, y pelearon hasta el exterminio. A rescatar su memoria, y a indagar sobre sus razones, dedica el autor este lúcido trabajo.


    José Manuel González

    La "cueca larga" de los Pincheira
    Una montonera realista en la independencia sudamericana


    Prólogo de Luis Corsi Otálora
    Colección El "otro" bicentenario
    Con el patrocinio de la Fundación Francisco Elías de Tejada - Madrid
    192 págs. 978-987-1036-49-3
    Argentina: $ 49.00.- España y resto de Europa: € 14.00.-

    Los Pincheira fue el nombre por el cual se conoció, durante la Guerra de la Independencia o de Secesión hispanoamericana, a una montonera, partida o guerrilla en la que militaron algunos oficiales del ejército realista de Chile, pero que, esencialmente, estuvo constituida por criollos de aquel país, como los hermanos Pincheira, quienes acaudillaron y dieron nombre a la hueste que luego de las derrotas de Chacabuco y Maipú, compartiendo, quizás la convicción del personaje de Ionesco en El Rinoceronte: “Soy el último hombre (...) Nunca capitularé”, permanecieron leales a las banderas del rey, apoyándose en numerosas comunidades indígenas de ambos lados de la cordillera e iniciando un combate que se prolongó hasta 1832, en la provincia del Neuquén, en suelo argentino.

    Consultas por mail a:
    mailto:academiagambra@nuevahispanidad.com

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    http://www.nuevahispanidad.com/

  2. #2
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    Respuesta: El "otro" bicentenario: Por Dios, la Patria y el Rey

    El origen de las plutocráticas repúblicas democrático-capitalistas hispanoamericanas (I)


    ¿Revisar la historia independentista de Hispanoamérica?
    Claro que sí, pues, como bien hace resaltar José Manuel González, hasta ahora ha sido impuesta coercitivamente una visión hagiográfica de los movimientos independentistas que contrasta con sus resultados prácticos. Hasta el punto de que el francés Raymond Aron pudo hablar al respecto de involución hacia el subdesarrollo.

    De ahí que para comprender semejante contradicción los profesores R. A. Humpreys y John Lynch. Durante el XII Congreso de Ciencias Históricas reunido en Viena en 1965 planteasen su “revisión” junto a la de su inspiradora Revolución Francesa de 1789 (…)
    A la par, en el seno de la que fuera Hispanoamérica, se abría paso el reconsiderar la concepción de su Independencia como presunta guerra de “liberación”; para ser abocado dicho proceso a manera del más desastroso “conflicto intestino” sufrido por sus gentes, a instancias de personajes como Simón Bolívar, quien llegaría hasta reconocer semejante configuración.

    A la cadena de análisis desde este punto de vista panorámico se incorpora en el momento presente el de José Manuel González con su importante “Cueca Larga de los Pincheira”, epopeya de “montoneras” chileno-argentinas que murieron “Por mi Rei y por mi Lei” antes que someterse a minorías extranjerizantes manipuladas desde Londres a través de la francmasoneria; genial “Caballo de Troya” de aquellas turbias luces de la falsa ilustración anglo-francesa que ahora culmina en la “postmodernidad perversa”, capaz de celebrar con júbilo en 1992 un premio Nobel a Gary Becker por haber expuesto “la moral en términos de rentabilidad económica”; lo cual ha significado, ni más ni menos, retorno al culto al Becerro de Oro, ahora con cerebro electrónica, subraya pertinentemente Arthur Koestier.
    Ésta es la clave secreta de un conflicto independentista presentado sin escrúpulos a la manera de “guerra de liberación”; lo cual no es de extrañar, pues desde el siglo XVI con Lutero y Calvino el criterio de “Verdad” ha sido crecientemente reemplazado por el de “Utilidad”(…).

    En consecuencia, desde entonces a través de estas premisas ha sido escrita nuestra historia; ante todo con omisiones monumentales, acompañadas por destrucción y aún falsificación de documentos. Por ejemplo la desaparición de las Actas del Cabildo de Buenos Aires en mayo de 1810; más tarde las de Santafé de Bogotá ; o la destrucción pura y simple de los procesos al mercenario Francisco Miranda, quien luego de pilotear el Caballo de Troya masónico, al verse abandonado por sus amos británicos, terminaría por retractarse patéticamente en una cárcel de Caracas el 25 de septiembre de 1814.

    Sin embargo, es de subrayar (con todo el énfasis posible) que el conflicto no era tan solo de orden filosófico; por el contrario desde un principio los independentistas lo proyectaron sobre las estructuras de organización social; para aniquilar aquel Orden Social Comunitario que la Corte Suprema de Justicia en Colombia tuvo el acierto de calificar en septiembre de 1942 como de “orientación socialista”. Claro que de un “socialismo corporativo”, antagónico con el marxista. Al constituir las “Leyes de Indias” su expresión práctica el desmonte suyo constituyó blanco principal de los próceres republicanos, tal como ha sido contundentemente demostrado por el ex presidente colombiano Alfonso López Michelsen, figura de proa revisionista durante el siglo XX.
    De ahí que las masas de esa “Raza Cósmica” (tan exaltada en sus verdaderas dimensiones por nuestro mexicano José Vasconcelos) acudieran muy mayoritariamente a las filas Realistas. Era que en su propia carne habían sufrido particularmente el látigo de esta particular “Liberta-dura”, desde entonces férreamente enmarcada por “Legiones Británicas” de soldados y banqueros.

    En rescatar del olvido y servirnos de estimulo, la gesta de los Pincheira ha constituido emotiva tarea de José Manuel González; semejante a otras en la desesperada agonía de los antiguos Reinos y Provincias del Ultramar Hispánico. ¿Tendrán razón en considerarse “últimos”? ¿o sería que su testimonio aspiraba a transmitir una antorcha de lealtad, cuya extinción o fortalecimiento queda ahora en nuestras manos?

    Luis Corsi Otálara, extracto del prólogo a “La Cueca Larga de los Pincheira. Una montonera realista en la Independencia sudamericana”. Ediciones Nueva Hispanidad, Buenos Aires 2009.

    Cueca Larga: expresión musical y poética chilena que, por su fibra y marcialidad, nos ha parecido oportuno utilizar en lugar de saga o epopeya. Algo así como si dijéramos de las carlistadas del siglo XIX “las jotas duras de la lealtad española”, o de la lucha cristera mexicana “los corridos grandes de Cristo Rey”. Explicación del título por el autor del libro.

    El Matiner

  3. #3
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    Respuesta: El "otro" bicentenario: Por Dios, la Patria y el Rey

    Extracto del Capítulo II de "Los Realistas Criollos" de Luis Corsi Otárola, Solidarismo Católico VS. Utilitarismo Competitivo.

    "De ahí que San Pío X, el Gran Pontífice, repitiese a cada instante que los pueblos son lo que de ellos hacen los gobiernos, máximos educadores prácticos. Lo cual pone en evidencia el crucial problema de la escogencia de cierto tipo de Ética por parte de una colectividad, para que a través suyo disponga de un criterio de referencia para evaluar su producción legislativa.

    Desde la promulgación del Edicto de Milán por el Gran Emperador Constantino en el curso del año 313 d.C hasta la agonía del Imperio Hispánico durante el siglo XIX, todo Occidente adhirió a una Declaración de Deberes del Hombre que el catolicismo acababa de formular con la confirmación de la Ética de los X Mandamientos , reinterpretada a la luz de los Evangelios; era la aceptación de una verdad que en vez de surgir del consenso lo provocaba con la consigna del "Amaos los unos a los otros como yo os he amado".

    De ahí que para su cumplimiento el hombre debiera disponer de cierto tipo de libertad, que así concebida revelaba ser tan sólo un "medio" orientado a permitir al hombre el ejercicio de derechos condicionados por el bien común, dentro del marco del "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (...)

    En cambio, las nacientes Repúblicas Democrático-Capitalistas se adhirieron a una misma y fundamental corriente que brotando de la herejía protestante se vería nitidamente cristalizada por primera vez en la Revolución Inglesa de 1688, sus principios serán los mismos que inspiren los de la Norteamericana de 1776 y los de la Francesa de 1789, al menos en su versión Girondina (...)

    Estas "Luces", que no pasaron de ser los resplandores de las tinieblas de la filosofía materialista de Locke, Montesquieu y Kant, luego magistralmente sintetizada por Hans Kelsen, parten del principio de que la verdad resulta inaccesible al conocimiento humano; de donde deducen que éste tan sólo puede alcanzar a formular "Opiniones". En consecuencia cada cual podrá adoptar la suya propia en tanto que guía para sus acciones y propósitos, a condición de contar con un marco abstracto de Derechos Humanos que le permitan tratar de lograr su alcance , en "libre competencia", con sus semejantes, el dogma de los dogmas de la nueva mentalidad.

    Sin embargo este proceso podría naufragar en el caos de la anarquía; no lo hará porque la naturaleza material dispone , según ellos, de una especie de instinto selectivo que le permite ir indefinidamente progresando a través de la supervivencia del "más apto" de acuerdo con el lenguaje que desde Charles Darwin emplean los evolucionistas para designar al "más fuerte" cuya brújula vital sólo puede ser la de la "Utilidad" de sus actos."

    Luis Corsi Otárola "Los Realistas Criollos" ed Nueva Hispanidad

  4. #4
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    Respuesta: El "otro" bicentenario: Por Dios, la Patria y el Rey

    Todos los mágnificos libros de Luis Corsi se pueden conseguir en España a través de la La Librería Católica :
    BOLÍVAR: LA FUERZA DEL DESARRAIGO. Luis Corsí Otálora

    11,00 €



    Los Realistas Criollos. Por Dios, la Patria y el Rey
    ¡Viva el Rei! Los negros en la Independencia


    Luis Corsi Otálora

    Nacido en Santiago de Tunxa, Colombia, en 1931, se doctoró en Desarrollo Económico y Social en 1964, en la Universidad de París, con una tesis, pronto convertida en libro: Autarquía y desarrollo. El rechazo de la expropiación a las naciones proletarias (1966). Nunca abandonaría desde entonces la preocupación, que dio lugar también a sus libros Los grandes problemas del mundo a la luz de la doctrina social de la Iglesia Católica (1977) y Capitalismo y democracia: las dos dimensiones de un mismo engaño (1981).

    Conexamente, en sede política, se le debe también De la democracia al partido único (1969). De su vivencia de las secuelas locales del «mayo francés» (de 1968) nacieron también un puñado de textos, sobre todo su famoso Crisis universitaria y poder político (1971, 1973 y 1978), pero también algunas novelas como Los estandartes rotos (1972) y La batalla olvidada (1974).

    Capítulo aparte merece su obra de caracterización histórica, presente ya desde su primer libro, Ensayo sobre el desarrollo histórico de Colombia (1960), y en el que se insertan, además del libro que ahora se presenta, Al rescate de la ciudad sumergida: una historia de Colombia a través de Santiago de Tunxa (1994), Los realistas criollos (1994), ¿Autoabastecimiento o apertura? Las tres aperturas económicas en la historia de Colombia (1996) o ¿Genocidio o integración cultural en las Indias hispánicas? (2004)

    Luis Corsi Otálora, ha sido profesor ordinario en la Universidad Nacional de Santafé de Bogotá y en la Universidad Tecnológica de Santiago de Tunja y es miembro numerario de la Academia Boyacense de Historia.

  5. #5
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    Respuesta: El "otro" bicentenario: Por Dios, la Patria y el Rey

    Para completar el tema, recupero este texto:

    La necesaria revisión de la secesión americana en vísperas del bicentenario.


    (Bandera carlista con el águila bicéfala, símbolo hispánico que representa el poder de la Monarquía sobre el nuevo y el viejo mundo. Cuando en España no se ponía el sol...)

    […] Es cierto, lo acabamos de apuntar, que también en la península ibérica los primeros pasos de la revolución liberal coincidieron, desde luego de otro modo, con la “cuestión nacional”, mejor también aquí la de la “independencia”, que así se llama la guerra suscitada por la resistencia ante la invasión napoleónica. Subrayo lo de antinapoleónica, pues –pese a una distorsionadora historiografía dominante– no se trató tanto de una guerra contra el francés como contra el hereje, ya que los franceses que venían con Napoleón eran –así rezaba un catecismo patriótico de la época– “modernos herejes pero nietos de antiguos cristianos”. Por lo mismo que los franceses que llegaron con el Duque de Angulema apenas unos pocos años después, a reponer en 1823 al Rey y a liquidar al tiempo el régimen liberal, fueron recibidos con entusiasmo popular. Otra cosa es el comportamiento decepcionante del Rey Fernando tanto en 1814, derrotados los franceses (liberales), como en 1823, derrotados los liberales por los franceses (católicos). Como otra también la habilidad de los liberales para sacar tajada en todo momento, desde 1812, aprobando una constitución hechura de las ideas que el pueblo estaba combatiendo en los campos de batalla, hasta 1833, aupándose al poder con la sucesión femenina. Ello conduciría a relativizar la importancia del factor nacional, o más bien, a ponerlo en su sitio, pues los liberales que estaban en la Península lograron –cuadratura del círculo– establecer el liberalismo al tiempo que combatían a los heraldos del mismo.

    No muy diferente es lo realmente ocurrido en América. Donde al inicio encontramos Juntas que protestan defender al Rey y a la Familia Real, secuestrados por Napoleón, mientras rechazan al hermano de éste. O donde también se vitorea al Rey y se rechaza en cambio el mal gobierno. Luego llegarán las justificaciones pseudo-escolásticas ampliamente estudiadas por Carlos Stoetzer. O la retórica nacional. En puridad, debajo del gran torrente de los acontecimientos, está la fuente de las ideas liberales, de los intereses económicos y de las potencias extranjeras.

    Por eso, no es desacertada la visión que encuentra la raíz de la secesión no, desde luego, en la resistencia a una opresión trisecular, sino en la contienda fratricida prendida con ocasión de la mentada invasión napoleónica y que escinde tanto a unos españoles que viven en la vieja península ibérica de otros trasplantados a América, pero también a éstos entre sí, como a aquéllos entre sí. Contienda en la que se dieron toda suerte de confusiones y en la que en ocasiones fue dado, sí, ver a “realistas” masones y liberales junto con “criollos” católicos y tradicionales. Pero en la que lo común fue encontrar al pueblo sosteniendo la causa del Rey frente a unos libertadores de los que no esperaban conservaran la libertad cristiana sino instauraran la opresión liberal.

    Los testimonios son múltiples y se hallan por doquier. Evoco tan sólo el del general Joaquín Posada Gutiérrez, tan próximo de Bolívar: “He dicho poblaciones hostiles [a la liberación independentista], porque es preciso que se sepa que la Independencia fue impopular en la generalidad de los habitantes; que las clases elevadas fueron las que hicieron la revolución; que los ejércitos españoles se componían de cuatro quintas partes de hijos del país; que los indios en general fueron tenaces defensores del gobierno del Reino, como que pretendían que como tributarios eran más felices que lo que serían como ciudadanos de la República”. Sólo olvida mencionar a los negros, casi unánimemente realistas, como ha demostrado en un estudio original el historiador boyacense Luis Corsi Otálora. Por eso, Ilustración liberal, masonería (sobre todo) inglesa e intereses de la plutocracia son los elementos principales de los procesos de secesión. El presidente colombiano López Michelsen, por no salir del ámbito de la Nueva Granada, habló por lo mismo en un ensayo notable de “la estirpe calvinista” de las instituciones republicanas.

    No sería difícil extender, con los matices pertinentes, el juicio a toda América. La Corona, durante tres siglos, había sido el garante –ha dicho en un notable texto Ricardo Fraga– de la continuidad institucional, la unidad política y la totalidad territorial. Por eso la inacción e incomprensión fatales del rey Fernando VII ante lo que ocurría permitió el desbordamiento centrífugo de los gérmenes disgregadores de variado orden represados sin un solo soldado hasta entonces por la Corona. A partir de las que Marius André, en libro famoso prologado por Maurras y en la versión castellana por mi maestro Eugenio Vegas Latapie, llamó “las guerras civiles de la revolución” no sólo se tornó inviable el retorno de la monarquía y con ella de la continuidad, sino que naturalmente se inició (aunque no apareciera en los programas iniciales) “la secesión de la secesión”. Lo escribió el nicaragüense Julio Ycaza Tigerino: “La Independencia hispanoamericana no es solamente la separación de España, es un desmoronamiento total, como el desgranarse de una mazorca de pueblos. No es un movimiento de las provincias americanas contra la metrópoli, sino muchos movimientos. Ni una sola gran independencia sino muchas pequeñas independencias. Y todavía después de 1821 el proceso de desmoronamiento seguirá dentro de las mismas patrias independientes. Todas quieren ser independientes unas de otras, y en Centroamérica se llega hasta el ridículo de dividir la ya pequeña patria, recién separada de Méjico, en cinco minúsculas repúblicas.

    Y es que la Independencia no fue otra cosa que el estallar del individualismo español, perdida la fuerza centrípeta del ideal hispánico que unificaba aquel inmenso Imperio. Por eso el proceso de la independencia no terminó con la separación de España. Siguió más allá en América con la separación entre sí de las provincias que formaban el Imperio mejicano, la gran Colombia y el antiguo Virreinato del Río de la Plata, y es el mismo que en España alienta aún bajo el separatismo vasco y catalán”.

    (De Miguel Ayuso, Carlismo para hispanoamericanos. Fundamentos de la unidad política de los pueblos hispánicos, Ediciones de la Academia, Buenos Aires, 2007).


    Libros recomendados: Bolívar: la fuerza del desarraigo ;
    Los realistas criollos; ¡ Viva el Rei!

  7. #7
    Avatar de Walter E. Kurtz
    Walter E. Kurtz está desconectado Miembro graduado
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    Respuesta: El "otro" bicentenario: Por Dios, la Patria y el Rey

    Contienda en la que se dieron toda suerte de confusiones y en la que en ocasiones fue dado, sí, ver a “realistas” masones y liberales...

    ¿En ocasiones? En realidad, si uno revisa la nómina de oficiales superiores y funcionarios "realistas" verá que la enorme mayoría eran liberales y unos cuantos, masones declarados. De hecho, casi todos juraron la constitución de 1812 y lo exigieron como condición sine qua non a cualquier entendimiento con los "patriotas" (que no "criollos" como dice la nota, pues criollos y peninsulares hubo en ambos ejércitos). [Obviamente uso los términos "realista" y "patriota" en sentido descriptivo y sin ningún contenido de calificación moral.] Por eso, con todo el respeto y admiración que me merece el autor de la nota, me parece que la explicación es bastante simplista.

    Las razones de las guerras "de independencia" fueron complejísimas. Había viejos rencores (por algo Miranda decía que el cuartel general de la revolución estaba en los Estados Pontificios, en referencia a los jesuitas exiliados), había cuestiones personales (por ej. Goyeneche en el Alto Perú o Elío en Montevideo), había rencillas de regiones y provincias (abajeños versus arribeños en el Alto Perú, Quito vs. Guayaquil, Bogotá vs. Caracas, Lima vs. Buenos Aires, Montevideo vs. Bs. As., México vs. La Habana, etc.), estaban las leyes sobre acefalía con las que los americanos venían más o menos gobernándose desde tiempos de Felipe II, estaba el resquemor entre peninsulares y criollos, entre criollos e indígenas, entre monopolistas y contrabandistas (el contrabando había sido más o menos tolerado en tiempos de los Austrias), entre distintas tribus indígenas que apoyaron a uno u otro bando, el anquilosamiento del Concejo de Indias (y su pérdida de poder frente a los ministerios creados por las reformas borbónicas), y un larguísimo etcétera. No quiero decir que las ideologías no hayan tenido nada que ver (de hecho, el P. Furlong demostró que en América se conseguían muy fácilmente libros prohibidos que en la Península eran inhallables). Pero tampoco se sostiene del todo la hipótesis de una "revolución impopular". Tanto en uno como en otro bando hubo dos cosmovisiones enfrentadas que los cortaban transversalmente y, lamentablemente, tampoco el Rey desde Madrid tuvo siempre las cosas muy claras ni fue siempre un ejemplo. En cualquier caso, el quiebre del Imperio Español fue una desgracia no sólo para los pueblos que lo integraban, sino para toda la Cristiandad.

  8. #8
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    [FARO] Nuevamente accesible entrevista a José Manuel González

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    Buenos Aires, julio 2011. Respondiendo a muchos pedidos, y como un homenaje póstumo a nuestro querido amigo Manolo González recientemente fallecido, Ediciones Nueva Hispanidad pone nuevamente a disposición de los interesados la posibilidad de escuchar este reportaje al autor del libro La "cueca larga" de los Pincheira, realizado en abril de 2010 por el Arzobispo Héctor Aguer y por Fernando de Estrada, para su programa radial "Los dos reinos", en el que José Manuel González habló tanto de su libro recientemente publicado, como de otros temas relacionados con aspectos poco transitados del proceso de independencia americana. Las restricciones de visualización impuestas por Sevenload para los países hispanos, habían dejado fuera de línea esta interesante conversación, en su día anunciada por FARO, que ya tuvo en su anterior localización más de 1.500 visitas.

    Quienes estén interesados en escucharlo pueden acceder al siguiente enlace: http://www.megavideo.com/?v=7JJVKPCJ


    González, José Manuel, La "cueca larga" de los Pincheira. Una montonera realista en la independencia sudamericana. Ediciones Nueva Hispanidad, Buenos Aires 2009. Rústica, 192 páginas. ISBN 978-987-1036-49-3. PVP Argentina: $ 55,00. España y Europa: 15,00 €

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