LA GUERRA GAUCHA
25 de marzo de 2008
"La Presidenta endureció su postura,
y así se perdió una oportunidad para poder pacificar"
Vicepresidente de la Sociedad Rural, Hugo Luis Biolcati
¿El principio del fin?
PATRIAVs. ANTIPATRIA
Banderas celestes y blancasVs. Banderas rojinegras
Campo y CiudadVs.Mercenarios de turno
PatriotasVs.Piketeros K
DISCURSO PRESIDENCIAL
“En el 2001, 2002 y 2003 vimos los piquetes de los que pedían trabajo,
hoy tenemos los piquetes de la abundancia”

“Así como les digo y los llamo a la reflexión,
también les digo que no me voy a someter a ninguna extorsión”.
“Quiero que sepan que soy Presidenta de todos los argentinos y tengo que gobernar para todos los argentinos, y para que sigamos teniendo costos también argentinos en materia de alimentos”
Pedagogía de la arrogancia
CACEROLAZO
Hubo marchas espontáneas en todo el país
Familias enteras se acercaron a la esquina de Santa Fe y Callao Foto: DyN




Gritos y cánticos en la Plaza de Mayo Foto: DyN
Cientos de personas se reunieron frente a la Casa de Gobierno Foto: LA NACION / Fabián Marelli
Efectivos policiales y vallas separan a los manifestantes de la Casa Rosada,
tras el discurso pronunciado por la Presidenta Foto: AP

Protestas frente a la residencia de Olivos Foto: DyN
Protesta en Jesús María, Córdoba Foto: LA NACION / Irma Montiel
Cacerolazo por la ciudad de Córdoba
A fuerza de golpes y palazos,
D'Elía y los piqueteros oficialistas coparon Plaza de Mayo



http://www.lanacion.com.ar/politica/...n=relacionadas
Ofensiva de piqueteros kirchneristas
Cacería para ganar la Plaza
Fueron golpeados manifestantes que apoyaban el reclamo del campo
Miércoles 26 de marzo de 2008
Parecía una cacería. Con Luis D’Elía a la cabeza, un grupo de 200 piqueteros avanzaba por la avenida Corrientes rumbo a la Plaza de Mayo y corrían a los manifestantes que regresaban a sus casas tras participar de la protesta contra el aumento de las retenciones.
“¡A los de la puta oligarquía, dale, dale! ¡Les vamos a meter las cacerolas en el culo!”, gritaba D’Elía, desencajado. Sus militantes arrinconaban a grupos aislados de manifestantes que, al ver avanzar a los piqueteros, escapaban a las corridas, asustados. El propio D’Elía se acercaba a los grupos, con mujeres y niños, que permanecían en la calle y, a pocos centímetros de la cara, les gritaba: “¡Piqueteros, carajo!”. Todo ocurría a metros del Obelisco, sin la presencia de un solo policía.
Al alcanzar la Plaza de la República, se desató la violencia: D’Elía golpeó en la cara a Alejandro Grahan, un dirigente de Gualeguaychú, que se le había acercado y lo había acusado de ser un “mercenario”. Enseguida, un grupo de piqueteros rodeó al manifestante, con sangre en su boca, y lo arrastró hasta la avenida 9 de Julio. Fue a las 23.45, minutos antes de que un grupo de 300 militantes oficialistas, encabezados por D’Elía y por el ex funcionario bonaerense Emilio Pérsico, desplazara a la gente que se manifestaba con un cacerolazo en la Plaza de Mayo, desde las 20.
Cuando los piqueteros llegaron a la Plaza, minutos después de la medianoche, se produjeron los mayores incidentes. El bando de D´Elía y Pérsico se enfrentó con un grupo de manifestantes de la protesta del campo, en su mayoría jóvenes, que se quedó a resistir el avance de los militantes oficialistas en la esquina de la plaza que da a la Catredral Metropolitana.
Hubo choques, piñas, insultos y una tensión permanente ante el peligro de que la gresca se generalizara. De los dos lados, jóvenes se invitaban a pelear. "¡Vayan a trabajar!", gritaba el grupo procampo. "¡Oligarcas!", les replicaban los otros.
Los militantes de Pérsico, que se concentraron en Avenida de Mayo y Perú, ya habían chocado con grupos de manifestantes que abandonaban la plaza. Fueron treinta minutos de empujones, golpes y patadas. Volaron cacerolas hacia un lado y palos hacia el otro ante la permisividad policial. Treinta policías de infantería, otros tantos con uniforme de calle y varios más de civil estaban sobre la calle Perú, a sólo veinte metros de los incidentes, sin intervenir ni para separar los bandos que no cedían ni un centrímetro sus posiciones.
D´Elía llegó a la carrera con su gente. Se contactó con el ala de Pérsico y le dijo a su aliado: "Los empujamos hasta la Pirámide". Y lo hicieron. A los golpes.
D´Elía se subió a la Pirámide de Mayo y empezó a los gritos: "¡La Plaza es nuestra, la puta que lo parió!" Un centenar de piqueteros oficialistas se abrazaba mientras su líder se abría paso a los empujones. Había logrado su objetivo. Fue ésa la fotografía final de una jornada signada por la tensión: enfrentamientos, corridas y un cacerolazo que había empezado pacíficamente cuatro horas antes.
Todos en la calle
Desde las 20, el sonido de las cacerolas empezó a recorrer los barrios del norte de la Capital. Hubo manifestaciones espontáneas en Recoleta, Barrio Norte, Retiro, Caballito, Belgrano y Villa Crespo. Un numeroso grupo de manifestantes se congregó frente a la quinta presidencial de Olivos e hizo sonar allí su reclamo contra la política agropecuaria del Gobierno y el discurso de la Presidenta.
Mucho más lejos también sucedía lo mismo. En Córdoba, cientos de manifestantes improvisaron una bulliciosa marcha con cacerolas y banderas argentinas.
Un poco más tarde, en Rosario ocurrió lo mismo. En La Plata, a las 21, unas 200 personas se concentraron en 7 y 50. Una hora después ya eran 2000. Al principio, los sonidos parecían no tener dueño. Ruidos de cacerolas y gritos bajaban, anónimos, de los edificios. En la calle no había nadie.
"¡Estoy harta de la soberbia, de los patoteros, del atropello!", gritaba Leticia Avila, solitaria, la primera manifestante que, a las 20.30, salió a la calle en el coqueto barrio de Recoleta, en Callao y Quintana.
Poco después, bajó otro manifestante, indignado con Cristina Kirchner: "¡El discurso fue violento, provocador! No podemos permitir que le metan la mano en el bolsillo así a la gente. ¡Estamos con el campo!", bramó.
Al rato, era ya un centenar las personas reunidas. Cortaron Quintana y Callao, en Recoleta, mientras empezaban a cortar en Belgrano, en Caballito, en Almagro, en Villa Crespo. El discurso era común: "Basta de resentimiento y violencia", "Todos somos el campo", "No a las retenciones".
Se repetían las protestas en ciudades como Tandil y Mar del Plata, y en capitales provinciales como Santa Fe y Tucumán. De hecho, en la plaza Independencia de Tucumán se reunieron cientos de personas en contra de las retenciones y del Gobierno.
En Rosario también hubo enfrentamientos entre militantes kirchneristas y manifestantes procampo por la ocupación de la plaza, que terminó igual que en la Capital Federal.
Sólo cerca de la 1.30, el ministro de Justicia y Seguridad, Aníbal Fernández, justificó el desempeño policial. "En ese lugar [por la Plaza de Mayo] estaba plagado de policías", dijo. Y destacó: "Muchos eventuales conflictos fueron contenidos".
Por Gabriel Sued
De la Redacción de LA NACION
Con la colaboración de Daniel Gallo y Juan Pablo Morales
El paro del campo seguirá por tiempo indeterminado

Trenque Lauquen

Gualeguaychú
"indignado por la actitud golpista" de las "clases acomodadas"
"Ayer nos convocamos los movimientos sociales indignados por el piquete de Barrio norte y Belgrano que salió anoche en apoyo de una Argentina que no queremos y encima con una actitud golpista".
"convocar a todos a defender al gobierno nacional, a bancar este proceso" de cambio político y económico.
"las plazas principales de las provincias, para dar un debate de ideas y de confrontación, no con la violencia, sino con la presencia pública en todos los lugares de la Argentina, porque somos muchos más los que pensamos".
CONSIGNA DE LA GUERRA GAUCHA 2008
NI A LA GESTAPO ENCARNADA EN D`ELIA, PÉRSICO Y MOYANO,
BAJO SUS BANDERAS ROJINEGRAS"
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