Los mentados articulistas bien pueden ir tomar por saco, si me permiten la castiza grosería. Chestertonianamente puedo decir que estoy orgulloso de ser argentino pero no siempre de la Argentina. He vivido aquí mis 42 años, padecí y padezco nuestros desvaríos, nuestras muestras de incultura, nuestras brutales contradicciones, la idolatría maradoniana como expresión de nuestro decadentismo, la horripilante elección de nuestros gobernantes (que, según señala Santo Tomás en su opúsculo De regimini..., es lo que nos merecemos)y todo el etcétera que ustedes quieran. Pero señores, Argentina es todo eso... y mucho más. Esa Argentina es la visible, como decía Mallea, del mismo modo que España no es la de los maricas insultando al Papa. La Argentina invisible no es esperpéntica sino majestuosa, como una de las hijas dilectas de la Hispanidad católica. Es la Argentina de los hombres de la vida sencilla que reclamaba Pemán, de los hombres que tienen "segundo patio", como dicen nuestros compatriotas del norte. Lo que señalan los articulistas es la Argentina de Twiter y de Facebook. Es la Argentina según El País. Pues bien señores, lo dicho, que los articulistas vayan a tomar por saco.
Un fuerte abrazo.
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