Retroceso y vanguardia ¿nuevos conceptos? (Diciembre 2010) Llama la atención que de una misma cosa se puedan decir dos cosas totalmente contradictorias. ¿Se imagina que de una fruta se pueda decir que es amarga y dulce al mismo tiempo? Pues los mexicanos tenemos el único caso en el mundo: el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, presume que el DF es una ciudad de “vanguardia” y, pocos días después, el semanario oficioso de la Arquidiócesis de México le responde a Ebrard que más bien le debería de dar vergüenza, pues lo que ha logrado con sus leyes contra la vida y las familias del DF es más bien una ciudad que ha resentido un deplorable “retroceso”.
Para entender porqué, para Ebrard, el asesinato de casi 40.000 bebés en el vientre de su madre y la legalización de la unión homosexual representa un adelanto y un motivo de orgullo y satisfacción, y porqué para la Iglesia y la mayor parte de la ciudadanía eso mismo representa una funesta y amenazante regresión, es necesario hacer un del proceso de mutación del lenguaje a que nos tienen sometidos y porqué. No basta con decir que la Iglesia está a favor de la vida y la izquierda liberal a favor de la muerte. La razón es más de fondo, y es preciso acudir a la lingüística además de conocer el origen y el fin de los embates que estamos recibiendo.
La batalla es global, y proviene del gran capital bancario y del marxismo internacional, que son la misma cosa en su origen, en su financiamiento y en su objetivo (destruir el cristianismo y los gobiernos nacionales), y cuya finalidad es terminar la implementación de un gobierno mundial de corte nazi, un comunismo planetario altamente tecnificado, donde no exista la oposición de la Iglesia Católica y de la cristiandad.
De Gramsci tomaron la idea de que esa revolución marxista planetaria nunca se realizará mientras no se produzca un proceso dialéctico en la cultura, principal elemento a “deconstruir” y sustituir, al mismo tiempo que se le utiliza.
Esto se logra, siguiendo la tesis gramsciana, inoculando primeramente en la opinión pública el concepto de “género”, el cual pretende establecer que las personas no se identifican por su sexo masculino o femenino, sino por la libre “opción” que se adopte para “autoconstruirse” mediante una “preferencia” que incluso puede ser contraria al propio sexo. Y es que para Gramsci todo es creación histórica “construcción cultural” y no naturaleza. Por ello, los homosexualistas y las feministas de género promueven la idea de que el ser humano nace sexualmente neutral, y que luego es construido socialmente en hombre o mujer. Siguiendo esa concepción, y patrocinados por los interses económicos arriba descritos, se proponen impregnar dicha idea en la educación y en los medios de comunicación, para que los niños y jóvenes puedan crecer sin que se les impongan “estereotipos” culturales “sexo-específicos”.
Introducir el concepto de “género” en los organismos internacionales fue para ellos un paso importante, pues sutilmente fueron eclipsando el carácter biológico de los dos sexos, masculino y femenino, abriendo la puerta a la aceptación de la más variada actividad sexual desordenada: homosexual, lesbiana, bisexual y transexual.
Después de construir el arquetipo viene la deconstrucción, afirmando que el concepto de “genero” implica clase, y que la clase presupone desigualdad. Por lo tanto, hace falta “deconstruir el género”, es decir, los roles construidos social y culturalmente. La meta es llegar a una sociedad sin clases de sexo, objetivo que coincide con los fines de la revolución marxista. Y además tiene el mismo obstáculo a combatir: el lenguaje, es decir, el lenguaje “hegemónico” universalmente aceptado, el cual, en este caso, presupone los conceptos biológicos y de naturaleza. La gente debe convencerse de que sus percepciones son meras construcciones sociales y culturales.
El esquema es netamente marxista. Por ello, no hay un sólo defensor o defensora de la doctrina de “género” que no pase por “pacifista”, por “víctima” o por “defensor/a” de quienes son víctimas de ataques y discriminaciones impuestas por la injusta y discriminadora sociedad en que viven. La agenda de la lucha no parece violenta, pero en los hechos violenta las conciencias, lo cual es mucho peor.
El principal campo de batalla está en la lingüística, intentando alterar el sentido de las palabras y sus connotaciones emocionales, hasta cambiar los valores, modificar el pensamiento y crear una nueva “cultura”. De allí los términos, por ejemplo, de “interrupción del embarazo” (en vez de aborto), “salud sexual y reproductiva” (en vez de anticoncepción), “pareja” o “compañero/a” (en vez de concubina/o), píldora “de emergencia” (en vez de abortiva), “preferencia” (en vez de desviación), “preembrión” (en vez de feto), “género” (en vez de sexo), y muchos otros más. El denominador común es que todos esos términos llevan a la confusión y al error a grandes masas de personas que dejan de llamar a las cosas por su nombre sin la más mínima capacidad crítica. El objetivo es deconstruir el lenguaje, para después poder deconstruir la familia, la educación, la cultura y la sociedad en su conjunto, facilitando la imposición del gobierno mundial anticristiano y ateo.
A eso de debe que Ebrard hable de una “ciudad de vanguardia”, cuando los ciudadanos y la Iglesia Católica ven, más bien, una ciudad tiranizada por retrógrados. Hay muchos defeños a quienes no nos han logrado modificar el pensamiento y seguimos llamando las cosas por su nombre.
Lamentablemente, muchos comunicadores sociales no son conscientes del ataque lingüístico e ideológico a que están sometidos, e irracionalmente repiten muchos de los conceptos disgregantes provenientes del extranjero (de grupos adversos a nuestra cultura e idiosincrasia), haciendo no poco daño a la ciudadanía.
Por todo ello, se puede avanzar, como conclusión, que ese choque de trenes no tiene posibilidades de fin o de acuerdo, es una situación tan contrastante como el agua y el aceite y detrás se esconde una batalla de intereses poderosos, y se puede anticipar que se seguirán dando sucesos de enfrentamiento.
Pero está bien que así sea. Así se van decantando quienes están a favor de la vida y del Evangelio, y quienes están a favor de la muerte y del anti-evangelio. El mundo se está renovando y es preciso definir quiénes entrarán al Reino y quiénes no. Por otro lado, ¿no fue persecución lo que prometió Jesucristo a sus seguidores?
¡ VIVA MÉXICO VIVA SANTA MARÍA DE GUADALUPE VIVA MÉXICO !
Adelante soldado de Cristo
Hasta morir o hasta triunfar
Si Cristo su sangre dio por ti
No es mucho que tu por ÉL
Tu sangre derrames.
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