La independencia de iberoamérica. Historia no apta para bolivarianos.
El Amigo del Pueblo
Marzo 5, 2017
La independencia de iberoamérica no se comprende sin la figura de Simón Bolívar. Y quien nos pone al tanto de la naturaleza del personaje, hasta el más milimétrico detalle, es nada más y nada menos que el propio Carlos Marx, el autor junto con Engels del famoso Manifiesto del partido comunista, en un artículo que ha sido convenientemente silenciado por ser políticamente una bomba.
En el soberbio estudio historiográfico y psicológico que Marx realiza con pruebas, hechos y testimonios referenciados, se retrata a Simón Bolívar como un dictador militar, sin escrúpulos, cobarde, un sanguinario que hoy en día cualquier psiquiatra calificaría como sociópata, de acuerdo al DSM-V, es decir, carente de empatía por otros seres humanos, sin remordimiento alguno, un ser que no asume jamás su propia responsabilidad y culpa, consiguientemente, a los demás de sus propios errores. Una personalidad inteligente, sí, y sagaz, efectivamente, aunque trastornada.
Carlos Marx , el que mejor ha analizado la “gesta” de Simón Bolívar.
Sólo una labor concienzuda de propaganda e idealización del personaje, fabricada luego de su muerte, puede explicar como es posible mitificar a un individuo que traicionó o asesinó a sus propios amigos y correligionarios, desde Miranda hasta Piar; que cuando le surgía el más mínimo contratiempo se daba a la fuga, de ahí el calificativo que le pusieron, quienes lo conocían bien, de “Napoleón de las retiradas”; y cuyas victorias definitivas se las consiguieron la oficialía y tropa de la legión británica. Sólo esa labor de propaganda hagiográfica pudo darle su única y duradera victoria después de muerto, la de hacerle pasar por el libertador y demócrata que jamás fue, hasta el punto que en la misma España, con cuyos nacionales practicó un exterminio sin miramientos a partir del famoso decreto de guerra total o decreto de sangre, haya llegado al disparate de eregirle calles y estatuas. Equivalente a que los israelitas en plena Tel-aviv hubieran levantado estatuas y calles a la memoria de Adolf Hitler.
Qué Simón Bolivar era un agente inglés sólo lo puede dudar aquel que no haya leído sus cartas, donde lo deja bastante claro: siempre obrando a favor de Inglaterra, tanto en la liquidación de la moneda, como con los recursos mineros, haciendas y territorios de los antiguos virreinatos, poniéndolo finalmente todo a disposición de los intereses ingleses, incluyendo el propio ordenamiento jurídico y comercial de su “América”. Como muestra este ejemplo de los muchos pasajes que lo delatan en sus cartas.
Yo he vendido aquí (Bolivia) las minas por dos millones y medio de pesos y aún creo sacar mucho más de otros arbitrios, y he indicado al gobierno del Perú que venda en la Inglaterra todas sus minas, todas sus tierras y propiedades y todos los demás arbitrios del gobierno, por su deuda nacional, que no baja de veinte millones… Los pastusos deben ser aniquilados, y sus mujeres e hijos transportados a otra parte, dando aquel país a una colonia militar”. Simón Bolívar, 21 de octubre de 1825.
Algo corroborado por un figura como Antonio Nariño , uno de los próceres sublevados, traicionado por el mismo Bolívar, por oponerse realmente a que Inglaterra fuera la dueña de la emancipada “América bolivariana”.
Bolívar, excitado por los extenuantes halagos de Inglaterra ha, partiendo de un instinto animal, obedecido sin derecho a una legitima defensa, las no muy cordiales ni humildes ordenes de dos o de tres hombres que, en su calidad de bribones, han desmantelado un imperio para anexarse de manera materialista las gloriosas tierras hispanas con fines meramente oscuros. Nada me pareció mas repugnante el ver como las tierras donde nací, gozaron de una exquisita libertad, únicamente ideal, mientras los bárbaros ingleses aglutinaban derechos sobre estas tierras que no les eran dignos de su razón de ser. El tiempo me dará la razón, Bolívar fue el peor español que pudo haber traído Dios a nuestras tierras, pues, ha traicionado la rica cultura hispana para abultarse en su ignominioso ego, el seudónimo de ‘caballero ingles’. Antonio Nariño, 1823.
Deshaciéndose de Antonio Nariño, Bolívar seguía las indicaciones de sus amos ingleses: la camarilla del rey Jorge IV , que habían llamado a Nariño “vil desagradecido” ya que según ellos, Inglaterra había financiado en su totalidad la independencia de los virreinatos de Nueva Granada y las demas provincias de la llamada Gran Colombia, y Nariño no quería que los nuevos territorios independientes fueran tratados como colonias de los anglos.
La cosa ciertamente pudo haber sido peor, si Bolívar no es arrinconado por aquellos de los que trataba de deshacerse para quedarse como único dictador vitalicio. Amargado y soltando pestes de todos, como solía hacer en los momentos de derrota, murió Simón Bolívar en Santa Marta, Colombia, en una de esas curiosas bromas macabra de la Historia, precisamente en la casa de uno de aquellos españoles que se salvó de su exterminio.
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Fuente:
La independencia de iberoamérica. Historia no apta para bolivarianos. | Radio Ansite · La Fundación
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