¿Quién necesita banderas rotas de naciones rotas?
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Macri recibe críticas tras declaraciones ante el Rey de España
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Macri, junto al Rey de España. | Foto: Día a Día
Macri fue criticado por hablar de "angustia" de los independentistas de 1816 frente a la corona de España, durante los festejos por el bicentenario de la independencia argentina, a los que asistió el rey Juan Carlos.
El presidente de Argentina, Mauricio Macri, ha sido ampliamente criticado por su discurso ante el rey Juan Carlos, de España, en el que expresó que era probable que los líderes de la independencia hubieran sentido angustia de tomar la decisión de independizarse.
"Deberían tener angustia de tomar la decisión, mi querido rey, de separarse de España", dijo Macri, al hablar en la Casa de Tucumán, frente a la presencia del rey Juan Carlos.
>>Imágenes elocuentes de un festejo al estilo Macri
Este fue el fragmento del discurso más cuestionado y reproducido en las redes sociales por dirigentes opositores quienes han criticado las políticas asumidas por el Gobierno de Macri y que de continuar así, el país “va camino a una agudización de la dependencia”, agregó Jorge Capitanich, exjefe de Gabinete de Cristina Fernández, quien manifestó que "este Gobierno no siente la patria en la piel" y acusó al actual Poder Ejecutivo de "destruir todo en lo que se ha metido".
El 9 de julio de 1816 se firmó la Declaración de Independencia de la Argentina en el Congreso de Tucumán. Las Provincias Unidas del Río de la Plata (nombre de la nación en ese entonces) reclamaban el fin de la dominación ejercida por los reyes de España.
>>Cansancio impide a Macri asistir a desfile patrio
"Hoy estamos ante un conflicto semejante, pero los que están en el Gobierno son los que quieren al país de rodillas frente a los poderosos del mundo, y los que queremos retomar el avance hacia la independencia, la justicia y la igualdad estamos en la oposición. Y tenemos un arduo pero indispensable trabajo que hacer, para recuperar el rumbo", concluyó el dirigente Jorge Rivas.
>>Presidente Macri justifica los tarifazos en festejo patrio
Macri también se refirió a los los trabajadores y consideró que los gremios se tienen que "alejar de lo que pasó en los últimos tiempos, donde creció ausentismo, las licencias, y las jornadas horarias reducidas" y manifestó que "cada vez que un gremio consiguió reducir la jornada laboral todos los argentinos lo estamos asumiendo como parte de un costo, y no está bien".
Hugo Yasky, titular de la CTA de los Trabajadores, calificó en su cuenta de Twitter como una "pena que el presidente en su discurso del Día de la Independencia hable así de los trabajadores, que somos la Patria". Entre diciembre de 2015 y marzo de 2016 hubo 141 mil 542 despidos, según datos registrados en un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA). De ese total de despidos, el 52 por ciento correspondió a trabajadores del sector privado y el 48 por ciento a empleados del Estado.
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Fuente:
Macri recibe criticas tras declaraciones ante el Rey de España | Noticias | teleSUR
EL FIN DEL IMPERIO III- PERÚ, ARGENTINA Y CHILE
Va a ser 9 de julio, y se conmemora una fecha fundamental: el 200º aniversario de la declaración de independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, actual república Argentina . Que mejor día para publicar la última parte de la serie sobre el FIN DEL IMPERIO acerca de lo acontecido en el Perú y el Cono Sur del continente.
Capítulo 1 del Fin del ImperioBandera del regimiento Patricios de Buenos Aires
Capítulo 2 del fin del Imperio
PERÚ
El virreinato peruano fue el principal bastión de los realistas en Sudamérica. Todas las rebeliones que se dieron, débiles en apoyo popular, fueron un estrepitoso fracaso. La independencia del nuevo país hubo de esperar a ser proclamada por José de San Martín al mando de un ejército de rioplatenses, chilenos y muy pocos peruanos. Hasta ese momento, solamente había acontecido una revuelta en Chuquisaca (1809) de corta duración que fue rápidamente sofocada. A diferencia de otros territorios, los criollos se alinearon casi unánimemente del bando lealista. Los que no lo hicieron, montaron un puñado de partidas insurgentes que no alcanzaron ningún éxito reseñable. Sostienen ciertos académicos que la postura de la élite criolla se explica por el miedo a una rebelión de los indígenas. Nosotros no apoyamos esta tesis, si tenemos en cuenta que la mayoría de indígenas, y en general, la mayor parte de los peruanos humildes, fueron también partidarios de la corona.Debe destacarse el papel de un auténtico genio como el de José Fernando de Abascal y Souza. Nacido en Oviedo en 1743, alcanzó el mayor grado militar en España después de una larga carrera; siendo finalmente nombrado Virrey del Perú en 1808. Dentro del caos que se desató a poco después de su llegada al poder, el asturiano fue capaz de reconstruir las instituciones del virreinato, organizar un poderoso ejército de la nada y aún auxiliar a los realistas de otras latitudes, convirtiéndose en la principal autoridad española en Sudamérica hasta su cese en 1816. Abascal es típico personaje español que, de haber nacido en Inglaterra, tendría monumentos y no sufriría el olvido como tantos otros. Más mérito tiene aún la obra del virrey si tenemos en cuenta que en esta primera etapa de la guerra el ejército realista del Perú se encontraba compuesto totalmente por nativos de la región, puesto que los primeros refuerzos europeos no llegarían hasta abril de 1813.Antes de la batalla de Ayacucho (1824) Bolívar dijo a sus tropas que se en enfrentaban al ejército que llevaba “14 años de triunfos”, y no le faltaba razón. Durante más de una década el ejército real del Perú casi contó sus batallas por victorias, más tiempo que la Grande Armeé napoleónica, demostrando ser una fuerza militar dirigida por mandos competentes y una tropa valerosa y leal. El frente de batalla más importante fue en el Alto Perú -hoy Bolivia- contra las expediciones que enviaron los revolucionarios de Buenos Aires (que todavía no habían declarado la independencia) No olvidemos que El Alto Perú pertenecía al Virreinato del Río de la Plata, que de haber caído bajo poder insurrecto en los primeros compases de la guerra, hubiera supuesto un golpe mortal a la causa realista americana. Así, hasta en tres ocasiones a lo largo de 5 años trataron los ejércitos revolucionarios de asaltar la región, siempre con fuerzas superiores a los defensores, pero siempre fracasando en sus intentos. Se sucedieron numerosas batallas: Huaqui, Sipe Sipe (ambas en 1811) Vilcapuglio (1813) y Viluma (1815) entre otras, donde los invasores fueron completamente derrotados; por lo que el Alto Perú se conservaría para el virreinato peruano hasta la década siguiente. Las tácticas empleadas por los comandantes españoles en la región son todavía hoy objeto de estudio en las academias militares, por su ingenio y gran habilidad. Tales victorias fueron decisivas para evitar la expansión de las Provincias Unidas al norte, y por lo tanto para el nacimiento del estado de Bolivia años más tarde.El virrey Abascal
Hacia 1820, pese a las victorias de Bolívar en el norte y de San Martín en el sur, el ejército real era aún muy poderoso y sus comandantes estaban confiados de resistir cualquier ataque. Incluso San Martín propuso que España reconociera la independencia del Perú, Chile y Río de la Plata, y que se instalara en el Perú una monarquía constitucional encabezada por un príncipe español .Sin embargo, así como ocurriera en México, El triunfo del golpe de estado liberal de Riego trastocó los planes al dividirse los realistas entre dos bandos. En enero de 1821 el virrey Joaquín de la Pezuela, vencedor de Viluma, fue depuesto en un golpe de estado dirigido por el liberal José de La Serna a causa de su ideología absolutista, convirtiéndose el segundo en nuevo virrey, que juraría la constitución de Cádiz. El conflicto entre liberales y absolutistas, mantenido bajo un tupido velo, se desató entonces con toda su virulencia; algo que debilitó mucho la causa de los leales a la corona. No debe chocarnos que un grupo importante de montoneros indígenas se pusieran de parte de Olañeta, abanderado de la causa absolutista. Esta situación era más que pintada para Bolívar, que no desaprovechó la ocasión para avanzar desde el Ecuador con su ejército “libertador”, arrebatando una victoria tras otra a un enemigo cada vez más disminuido. Por su parte, San Martín llegó desde el sur a Lima con su expedición argentino-chilena y allí declaró la independencia del Perú en julio de 1821. Pese a esto, la capital peruana aún fue recuperada un par de veces por los realistas para júbilo de la mayoría de su población; además de la obtención de varias victorias por parte de la Serna y Canterac, ambos brillantes militares. A principios de 1824 los realistas liberales se habían finalmente impuesto a los absolutistas de Olañeta y logrado reunir a todas las fuerzas disponibles, pero era ya demasiado tarde y volvieron a caer en la sangrienta batalla de Junín; tras la cual el resultado de la guerra quedó escrito.En diciembre de 1824 aconteció la batalla de Ayacucho, la cual es renombrada con tintes heroicos en la historiografía hispanoamericana como un hito, recordada con monumentos, plazas y fastuosos actos. Lo cierto es que fue una auténtica comedia que ni siquiera debió producirse. El virrey La Serna reunió a casi todas las tropas disponibles contra un ejército unido bajo el mando conjunto de los “libertadores”. Los realistas eran más numerosos y sobre todo, contaban con decenas de piezas de artillería; frente a unos independentistas que carecían de cañones; lo esperable hubiera sido una victoria. Sin embargo, se trató de una derrota aplastante producida después de una bandada casi sin luchar. Por eso ha sido llamada por el historiador español Juan Carlos Losada como “la traición de Ayacucho” .El autor afirma en su obra Batallas decisivas de la Historia de España que el resultado de la batalla estaba pactado de antemano. Señala a Juan Antonio Monet como el encargado del acuerdo: “los protagonistas guardaron siempre un escrupuloso pacto de silencio y, por tanto, solo podemos especular, aunque con poco riesgo de equivocarnos” (Pág. 254). Los jefes españoles, de ideas liberales y seguramente muchos de ellos pertenecientes a la masonería, se encontraban asqueados de tener que luchar bajo el régimen absolutista de Fernando VII – Recordemos que el trienio liberal había llegado a su fin un año antes- Con todo, como en aquellos tiempos no se entendía otra cosa que no fuera combatir con honor (una capitulación sin batalla se habría juzgado como traición) se tuvo que escenificar una simulación de lucha, resultado de la cual murieron miles de soldados realistas, la mayoría pobres campesinos peruanos. El general José Ramón Rodil, que pese a ser masón era más patriota, se negó a firmar la rendición de Ayacucho y se refugió con las tropas leales en el castillo de San Felipe del Callao, una isla-fortaleza situada justo enfrente de Lima. El asedio fue durísimo, con bombardeos diarios y miles de muertes por bala y enfermedades, pero Rodil y sus hombres fueron capaces de resistir heroicamente durante más de un año y medio, hasta enero de 1826. Viendo que desde España ya no llegarían más refuerzos, a los asediados nos les quedó más remedio que rendirse al final; pero por reconocimiento de su valor les fue permitido regresar a España con salvoconducto (incluido a Rodil) y otros a reintegrarse en en el nuevo ejército peruano con rango y honores intactos.Fueron las últimas tropas regulares, pero no los últimos defensores de la corona en el Perú.La Serna y San Martín conferencian sobre la posibilidad de tregua ofrecida por éste en 1820
En 1825 prendió una rebelión realista liderada por el campesino indígena Antonio Huachaca en las regiones altas del país, y el movimiento, nutriéndose de cientos de pueblos y aldeas indígenas, llegó a reunir a más de 2000 hombres en armas. Sabían lo que les esperaba con la victoria republicana y pretendían que desde España les enviaran apoyos para seguir con la causa (algo que a tales alturas ya era imposible) La batalla decisiva se produjo el 29 de noviembre de 1827 en Ayacucho (sí, otra vez) donde el ejército campesino izó sus banderas con la cruz de Borgoña, y cargaron al grito de “¡Viva el Rey!”. Pero las tropas republicanas, mejor pertrechadas, lograron contener el ataque y contrarrestarlo para acabar desbandando a las tropas de Huachaca. Poco después lograban capturar a los últimos rebeldes. Pero aún hubo más: en enero de 1828, Francisco Javier Aguilera, un militar nacido en Santa Cruz de la Sierra (actual Bolivia) se alzó con un grupo de realistas, organizó una partida de unos 180 infantes y jinetes y se proclamó “General en Jefe del Ejército Real”. Aguilera había participado en todas las grandes batallas del Alto Perú y se había distinguido por su valiente actuación en combate en más de una ocasión. Con su exigua tropa logró ocupar la ciudad de Vallegrande en febrero. Proclamó su fidelidad a Fernando VII y se mantuvo luchando por varios meses en distintos puntos de la zona oriental de Bolivia. Hizo un intento de tomar Cochabamba y otro sobre Santa Cruz de la Sierra en octubre, pero sus fuerzas eran demasiado escasas. Finalmente, Aguilera y sus hombres fueron rodeados en un estrecho valle, donde el comandante peruano Rojas le conminó a rendirse. El general realista se negó y el 30 de octubre al fin aconteció la batalla final, donde la pequeña tropa realista fue derrota finalmente. Aguilera fue capturado para ser fusilado poco más tarde.Así acabaron los últimos y desesperados intentos de los últimos realistas y los pueblos indígenas del Perú para detener el inevitable curso de la historia. Aunque condenados al fracaso desde el primer momento, nos habla de la infinita lealtad que sentían con la corona. Las represalias de los vencedores no se hicieron esperar: además de la opresión brutal a la que fueron sometidos muchos pueblos indios del país, de la que ya hemos hablado; hay que contar la desaparición violenta de alrededor de diez mil españoles residentes a manos de los insurgentes. Se vivieron jornadas de auténtico terror en Lima, con cientos de muertos cada noche, violaciones y saqueos en los barrios donde los peninsulares residían, todo con autorización del nuevo gobierno de la República. Esta matanza no es nunca referida en ningún libro español o americano, pero existió, y debe contarse como lo que fue.Capitulaciones de Ayacucho
José Manuel de Goyeneche: nacido en Arequipa (Perú) en 1776, en el seno de una familia criolla de tradición castrense. Como hacen los grandes hombres de armas de la historia, Goyeneche comenzó desde soldado raso, desde donde llegó a ser uno de los principales altos mandos del ejército español. Se le considera el auténtico fundador del ejército real del Perú; como él mismo escribiera: “la gloria de haber formado con los infelices labradores de las provincias del Cuzco, Arequipa y Puno un cuerpo respetable”Con sus 20 victorias contra la insurgencia contuvo los conatos de Rebelión en el Alto Perú y derrotó a todos los ejércitos invasores provenientes de las Provincias Unidas, recuperando el amplio territorio que hoy ocupa el estado de Bolivia. En 1813 fue reemplazado por Pezuela al frente de los reales ejércitos en el Perú y regresó a España,no pudiendo por tanto participar en las últimas fases del conflicto, algo en lo que al parecer tuvieron que ver turbios manejos desde Madrid, que por animadversión personal le impidieron regresar a América. Uno de tantas felonías que cometió Fernando VII y su gobierno, que al quitar al ejército peruano de su gran comandante pusieron un clavo más en el ataúd de la tumba realista. Aunque herido en su orgullo, Goyeneche se mantuvo siempre fiel al rey la corona, sirviendo los últimos años de su carrera como teniente general de todos los ejércitos de España. Falleció en Madrid en 1846, pleno de honores y reconocimientos a su labor.José Manuel de Goyeneche
EL CONO SUR
Buenos Aires fue el epicentro de la rebelión contra la monarquía en el continente. Tenía que ser allí: en la ciudad más comercial, con una burguesía criolla muy potente influida hasta el tuétano por las ideas liberales y con numerosos agentes ingleses pululando por todas partes. Estos últimos ambicionaban el poder sobre la ciudad del Plata más que ningún otro territorio del imperio español. No en vano, sucedieron dos invasiones inglesas en 1806 y 1807, que hubieron de ser repelidas sin apoyo alguno desde la península. Londres había quedado escarmentado de intervenir in situ, pero iba a hacerlo mucho más fructíferamente a través de sus tejemanejes en la sombra, consiguiendo ganar un espacio de influencia decisivo para el futuro próximo.La revolución de mayo en 1810 provocó la creación de la primera junta autónoma americana y a la larga, fue la más exitosa de todas. Parece claro que el propósito independentista estuvo presente desde el principio (pese a la proclamación de lealtad que hizo la junta) Aún hoy podríamos discutir las motivaciones últimas para obrar de tal modo y, sobre todo, las convicciones que les movieron a ello ¿se trató de un acto patriótico o, en cambio, de una traición? . Lo intentaron enmascarar de alguna manera – por ejemplo, la bandera Argentina posee los colores de la dinastía Borbón- aunque cada vez con menos disimulo. El depuesto virrey Liniers, que no se engañaba respecto a las intenciones de los revolucionarios, opinó lo siguiente:”… la conducta de los de Buenos Aires con la Madre Patria, en la que se halla debido el atroz usurpador Bonaparte, es igual a la de un hijo que viendo a su padre enfermo, pero de un mal del que probablemente se salvaría, lo asesina en la cama para heredarlo.”
Pese a que la cita es esclarecedora, no es cuestión de hablar mal aquí de Belgrano; hombre brillante por los cuatro costados, o San Martín, militar de inigualable bravura o del chileno O,Higgins, líder de infinito talento. Ellos tuvieron sus razones de peso para obrar como obraron. Si tú, lector, te pones en su lugar, de ser un bonaerense en 1810 ante la situación tan incierta que se avecinaba ¿hubieras apostado por una metrópoli invadida por un poder extranjero y con una monarquía tambaleante? Seguramente no. Quizá te hubieras lanzado a la causa independentista, con un mar de dudas, quizá arrepintiéndote más tarde; al ser la única determinación con un futuro prometedor. Por eso no debemos tratar de juzgar moralmente ni a favor en contra, sino poniéndonos en el sitio de cada cual.Dicho esto, la actuación de los protagonistas de la junta de mayo fue menos edificante de lo que suele contar la historiografía oficial. Empezando porque la junta, formada en su mayoría por comerciantes onerosos pertenecientes a la masonería, borró cualquier ápice de poder local para poner todo el poder bajo sus manos. Una de sus primeras medidas fue poner al Cabildo de buenos Aires bajo su poder, para hacerlo desaparecer posteriormente. Lo mismo se hará con el Cabildo de Luján, al que se despojará de cualquier poder de decisión. En el Interior, los delegados de la Junta harán exactamente lo mismo; anulando también de paso todos los cabildos indígenas, con toda la autonomía que les representaba abolida de un plumazo por parte de los que tanto se decían defensores de la libertad. Comenzaba así la tradicional política centralista de Buenos Aires, claramente opresiva para las provincias interiores, que no tardaría en provocar conflictos incluso antes de la independencia. En el año 1820 estalló la primera Guerra civil, de las muchas que viviría el territorio argentino a través del siglo XIX. En ésta se independizó el Estado Oriental (después Uruguay) bajo Gervasio Artigas; y otras muchas provincias hubieran hecho lo mismo de no ser por la brutal represión sobre ellas.La lucha de independencia en el territorio del Río de la Plata, centro de la actual Argentina, fue la más corta; Buenos Aires era la única ciudad donde puede atestiguarse que el apoyo popular a la rebelión fue mayoritario -sin olvidar la tremenda represión a los disidentes- El ejército rioplatense era poderoso, bien armado y equipado –en parte con dinero inglés- Los rebeldes contaron además con quizá, el más brillante militar de todas las guerras de Independencia Hispanoamericanas: José de San Martín; además de otros comandantes de gran valía como Belgrano, Güemes, etc… De esta manera, pudieron hacerse con el extenso territorio que hoy conforma la actual Argentina, además de conquistar El Paraguay, pese a la valerosa resistencia del paraguayo Manuel Atanasio, leal a la corona. Sin embargo, no en todas partes la lucha fue tan fácil: en Montevideo la población civil se negó a sumarse a la rebelión y en esa plaza las tropas realistas resistieron bajo el mando del Virrey Elío hasta agosto de 1814. Además, los intentos de invadir el Perú y “exportar” allí la revolución se vieron repetidamente una y otra vez rechazados por las tropas realistas, tal y como hemos visto en el apartado anterior. Muy debilitados los ejércitos de la junta, recibieron una derrota terrible en la Batalla del Yavi, a finales de 1816; tras la cual los realistas del Perú lograron retomar temporalmente las provincias del norte argentino, causando el terror en la capital de las Provincias Unidas. Recordemos que para entonces solo Buenos Aires restaba como importante territorio rebelde a las autoridades españolas merced a los triunfos en otros lugares. Tan fuerte se encontraba la facción realista que en los últimos días de ese año, un ejército realista al mando de La Serna emprendió una campaña llamada “invasión grande”, cuyo objetivo era llegar al misma Buenos Aires. Ya no había posibilidad de tregua dado que el congreso de Tucumán había proclamado oficialmente la independencia el 9 de julio de 1816. A pesar del impulso inicial, la operación fue un fracaso y tras dos meses de combates las fuerzas realistas hubieron de regresar mermadas en hombres y moral al Alto Perú.Santiago de Liniers, considerado un héroe por los bonaerenses por su actuación contra las invasiones inglesas, último virrey del Río de la Plata. A pesar de su popularidad, fue fusilado por los insurrectos en 1810.
Mientras tanto, al otro lado de la cordillera, en Santiago de Chile, la bandera de España volvía a ondear en los edificios públicos después de la etapa que los chilenos conocen como la “Patria vieja”. El triunfo inicial de los miembros de la junta de Santiago tras su proclama (1810) no pudo ser respondido por las autoridades de la monarquía. Durante este periodo se crea en Santiago una Junta nacional de Gobierno y el Congreso, para administrar el país durante la prisión del Rey de España, a quien juraban fidelidad (si era real o fingida, quizá nunca lo sepamos) con las fuerzas militares al mando de Bernardo O´Higgins. Es curiosa la historia del principal prócer chileno. Su padre Ambrosio, de origen irlandés, era un militar y funcionario importante al servicio de la corona. Llegó incluso a a ser por unos años Virrey del Perú. Teniendo en cuenta estos antecedentes ¿Qué le llamó a hacer aquello? Sin duda, aparte de sus ideales, el don de la oportunidad y algo más: el importantísimo apoyo británico. La flota de Thomas Cochrane, oficialmente “chilena” pero conformada por ingleses, tuvo un papel determinante en la guerra contra el ejército real de Chile y del Perú. Una vez más los ingleses haciendo todo lo posible, y con éxito, usurpando la soberanía española de ultramar. para sustituirla por su poderosa influencia.A mediados de 1814 el brigadier de los ejércitos reales Mariano Osorio recibe refuerzos por parte del Virrey Abascal, fuerza con la que emprende el contraataque. Pretendía aprovecharse de la división de los dos caudillos insurgentes, O´Higgins y Carrera; dada una querella en la cual el primero era partidario de mantener vínculos con la monarquía hispánica mientras que el segundo quería romper definitivamente. Llegaron incluso a pelear en una escaramuza (en la cual O´Higgins luchó bajo la bandera española) Dada esta situación, el ejército realista ataca con rapidez y da un golpe letal en la ciudad de Rancagua a las tropas de O´Higgins. Éste, que había proclamado antes de la batalla su famosa frase: “O vivir con honor o morir con gloria”; no se aplicó el cuento y prefirió huir hacia los Andes para refugiarse en Las Provincias Unidas del Río de la Plata. Al poco, los realistas entran en Chile y empieza así el período denominado –mal denominado- como “reconquista española”, período en el cual Osorio inició la represión para imponer la autoridad real; una represión fuerte pero no tan dura como la historietografía oficial chilena exagera.Batalla de Tucumán: una de tantas libradas en el norte de la actual Argentina
Esta situación durará hasta 1817; cuando O´Higgins junto a San Martín invade Chile al frente de un potente ejército compuesto por rioplatenses y chilenos. Sus fuerzas vencen en Chacabuco ese año y consiguen otra victoria en Maipú en abril de 1818, que resultaría decisiva; tras la cual Osorio debe evacuar todas las tropas hacia el Perú; certificándose la independencia chilena. En las islas de Chiloé los chilotes, y los mapuches al sur del territorio serán los últimos leales a la corona, manteniendo guerrillas hasta bien entrada la década de 1820. Por otra parte, debe decirse que O´Higgins trató bien a los españoles residentes; certificando una rápida reconciliación con los otrora enemigos. No fue así en la Argentina, donde las medidas de terror del gobierno de Buenos Aires tuvo su blanco en cientos de peninsulares que sufrieron una cruel represión similar a la ya reseñada en Lima.Heroica última resistencia de los hombres del batallón Burgos en la batalla de Maipú (1818)
EL PEOR DE LOS RESULTADOS POSIBLES
La traumática separación de España con las repúblicas de Hispanoamérica ha supuesto una rémora que sigue muy viva en nuestros días. Los odios enquistados desde hace dos siglos reflotan de cuando en cuando, bien atizados por los enemigos en uno y otro lado del orbe. Las tremendas desigualdades sociales continúan, más grandes incluso que en el pasado; la criminalidad alcanza cotas altísimas, con los países del itsmo, Colombia y Venezuela entre los más peligrosos del mundo, y en fin, el desarrollo económico que experimentan sus economías es todavía muy endeble como para cantar victoria ante la secular inestabilidad que infesta la región. Apenas unas pocas de las repúblicas independientes han alcanzado un nivel aceptable de prosperidad y seguridad.Una gran lección que debemos aprender de las independencias hispanoamericanas es que el cambio político en un país no tiene por qué suponer mayor libertad, justicia o riqueza para sus habitantes; incluso aunque tal cambio se vista con los ropajes de las mejores ideas y las constituciones más avanzadas. La sustitución de las autoridades virreinales por las élites mercantiles criollas supuso una continuidad en todos los aspectos; en unos sitios para mejor, en la gran mayoría, para peor. México recién independiente se convirtió en una monarquía absoluta y después en un régimen controlado por los militares, mientras los norteamericanos empezaban a usurparles territorios en el norte los mexicanos se enfangaban en conflictos civiles augurando el estado fallido que es a día de hoy. Los países centroamericanos han sido verdaderos títeres en manos de los agentes de los EE.UU, conociéndose como “repúblicas bananeras” y han hecho muy poco para solucionar su estado. La Gran Colombia se disolvió y sus antiguos integrantes andan a palos entre sí aún en nuestros días. Que decir de los desencuentros entre los estados andinos: en un principio, intentaron unirse en la confederación Perú-Boliviana, que fue atacada por argentinos y chilenos; estos últimos la destruyeron del todo para evitar la “competencia” de un estado fuerte en la zona. Todavía hoy Bolivia le reclama a Chile parte del territorio litoral que este país conquistó en aquella guerra. Por su parte, Argentina vivió una guerra civil terrible entre los unitarios y los federales que devastó el país, si bien es verdad que a fines del XIX se estaba convirtiendo en una gran potencia económica. Por desgracia, desde hace unas décadas ya no son ni la sombra de lo que fueron. El liberalismo que oficialmente se siguió desde los próceres, muy mal aplicado y que nada tuvo que ver con el de los anglosajones, consiguió la igualdad, sí, pero sólo para igualar a casi todos en la miseria (y sólo el marxismo lo ha superado en crear pobreza) Los gobiernos impusieron el terror por las armas cuando convino, iniciaron guerras terribles y destruyeron la propiedad comunal de la tierra que existía desde época de la monarquía, entre otros lamentables hechos. Esta experiencia debería hacernos desconfiar de los politicastros a ambos lados del atlántico que ganan elecciones mediante el uso recurrente de palabras que suenan bien pero que no concretan en nada como “libertad” “ igualdad” “derechos”, etc…Sobre España, no hace falta más que hacer un somero repaso a la historia del desgraciado siglo XIX para ver las consecuencias de tan terribles hechos.¿Quién acabo triunfando? Al final, los que más ganaron de todo esto fueron los británicos primero, y sus nietos yanquis después. No sólo por lo que hicieron en el Nuevo Mundo, también en España, pues pese a la ayuda prestada durante la Guerra de la Independencia, se pagó a un alto precio. Responsabilidad suya fue la destrucción sistemática de las fábricas españolas de tejidos, un hecho gravísimo que lastró aún más nuestra ya débil capacidad industrial (consecuencia de lo cual tuvimos que comprarles a los ingleses sus paños durante décadas) Pero el imperialismo anglosajón no es sólo político, sino sobre todo, cultural. Próceres argentinos como Alberdi, Mitre o Sarmiento despreciaron la obra civilizadora de España. En México tal pensamiento se elevó a la enésima potencia. Y su sucesor es la ideología bandera de los americanos más progresistas: el indigenismo. Éste tuvo una promoción masiva a través de llamado “El foro de San Pablo”, una doctrina que ha tenido éxitos limitados (en Uruguay por ejemplo) pero fracasos sonados, como el desastre absoluto de Venezuela. Su propaganda se basa en el victimismo y la manipulación histórica elevados a la enésima potencia. Como progresistas, se olvidan que históricamente, los que más invocaron el “progreso” han sido los que más indígenas han matado. Así ocurrió en México durante las matanzas de las guerras de los cristeros, y antes de la revolución, cuando dejaron a los indígenas sin los últimos territorios de los que tenían propiedad otorgada por España. Es hasta gracioso pensar que los indigenistas piensen que en Washington, Londres o Wall Street los ven con preocupación. Todo lo contrario, a los globalistas no les pueden gustar más los estados fallidos y el inmenso odio hacia la patria española. Son todo ventajas para ellos. Incluso se sabe que compañías trasnacionales como Chevron financian el indigenismo en la Patagonia argentina, sin duda para intentar quedarse con los ricos recursos de hidrocarburos del país.Conclusión: Hispano América se independizó del rey de España pero en la mayor parte de los casos fue a caer en tiranías peores. Ya sea en caudillos locales, ya sea en manos de potencias extranjeras con poco aprecio, o ambos a la vez. Veánse sino episodios como la conquista del desierto, la oprobiosa guerra de la triple alianza, o el asesinato de los fueguinos, los patagones y los mapuches. En Argentina los patagones habían sido casi exterminados a fines del siglo XIX, y en Uruguay hicieron lo propio con los charrúas. Todo lo cual no es ajeno a la actitud discriminatoria de la que han sido víctimas los indígenas (que no fueron beneficiarios de la tan cacareada independencia) por sus propios connacionales y que subsiste aun entre las mismas capas mestizas de la sociedad, entre las cuales también es frecuente el “choleo” (es decir, el menosprecio hacia alguien por tener trazas de indio, por ser “cholo”)Dicho lo cual, tampoco se trata de juzgar moralmente estos hechos. Lo cierto es que cada pueblo defiende sus intereses y durante siglos los anglosajones han sido –y son- mejores, al menos en la política. Asumiendo la realidad es la única manera de poder resolverla. Ellos han sido superiores a nosotros y nos han vencido una y otra vez. Las quejas y los lloros no solucionan nada, no vale estar siempre protestando por el “imperialismo yanqui”. El responsable principal del estado de un país es su pueblo.EPÍLOGO
América no se entiende sin España. Por supuesto, tampoco España podría entenderse sin América. Todo aquello que se hace llamar “latino” es en última instancia de origen español y europeo. Esto se aplica a todo, por ejemplo: durante décadas los argentinos reclamaron la anexión de Uruguay ¿en virtud de qué? En virtud de que pertenecían al mismo virreinato. Un virreinato que lo habían fundado y dirigido españoles. ¿Por qué los argentinos reclaman las Malvinas argentinas? Pues por lo mismo: porque anteriormente las Malvinas habían pertenecido a España. No hay nada más absurdo que pensar que las naciones de América son creaciones puramente amerindias o surgidas por generación espontánea. Colombia, llamada así por Cristóbal Colón; Venezuela, así llamada porque los españoles pensaron que se parecía a Venecia, Argentina, llamada “tierra de la plata”…son todas creaciones de España. Ni siquiera México o Perú existirían como tales sin el legado hispano. Y cuando se habla de la hermandad de los pueblos de “Latinoamérica”: ¿Qué es acaso lo que los une sino es la herencia hispánica? para bien o para mal, ése ha sido el veredicto de la historia.JUAN DOMINGO PERÓN LO TENÍA MUY CLARO: PULSE PARA LEER EL DISCURSOHemos hecho un resumen de lo que ha sido la obra de la civilización hispánica en el continente americano, pero no somos capaces aún de responder una pregunta :¿Cómo fue posible? aún dos siglos después de las independencias, se nos hace difícil creer que pudiera haber existido tan vasto imperio. Tres siglos gobernados a distancias de miles de kilómetros, con pequeños barcos de madera, unos pocos de hombres y miles de pueblos diferentes a lo largo y ancho de la bella América. Esos conquistadores fueron, a su vez, los ascendientes de los valerosos emancipadores. Así ,las banderas y las lealtades cambiaron, pero la estirpe se mantuvo incólume.Pero todo eso es pasado, y aunque lo llevemos en el corazón, en el pasado debe quedar. Cesado el temblor del cañoneo y enterrados todos los hombres de ambos bandos desde hace ya siglos, debería ser ya tiempo para abrazarnos fraternalmente. No hay motivos ya para odios ni disputas. Por parte de España, la tradición milenaria de nuestros antepasados, la estirpe celtíbera que aún no ha muerto y un inmenso patrimonio cultural . Por parte de América, las maravillas naturales con las que Europa no puede ni soñar, la riqueza del subsuelo y las enseñanzas de los pueblos indígenas. La simbiosis entre ambos mundos puede formar la más perfecta de las sociedades humanas: civilización griega, romana y cristiana asentada en las tierras más ricas del orbe, inyectada son sangre nueva y joven. Está claro que aún queda mucho -demasiado- por hacer, pero nunca es tarde si la dicha es buena.España y América, si Dios lo quiere, nunca más enfrentadas.RESUMEN DE ARGUMENTOS
FUE UNA GUERRA DE LIBERACIÓN DE UN CONTINENTE
Falso.
En un principio las juntas autónomas reconocieron la autoridad de la monarquía española. Después hubo un período de ambigüedad para finalmente declararse independentistas, pero ya con la guerra avanzada. Varias razones demuestran que la independencia total no fue un plan preconcebido, pero dos sobre todo:
1 – Las juntas de gobierno autónomas de criollos no proclamaron la independencia de España aún cuando lo tenían todo a favor (España invadida por Napoleón)
2 – Los enfrentamientos entre los insurrectos fueron constantes, y se crearon muchas nuevas “repúblicas” al mismo tiempo. Podía haber surgido cualquier cosa.
Los criollos independentistas de corte liberal solían excusarse en el absolutismo de la monarquía para justificar sus reivindicaciones. Con el advenimiento del trienio liberal (1820) ya no tenían la excusa del absolutismo opresor, sin embargo, se negaron a dar marcha atrás. Muchos estaban directamente al servicio del inglés.
FUE UNA GUERRA DE ESPAÑOLES CONTRA AMERICANOSFalsísimo.
Más del 90% del total de las tropas empleadas en el bando de los realistas eran nativas de América. También americanos eran la mayor parte de los mandos intermedios, y un porcentaje nada desdeñable de los altos mandos. Fue por tanto una guerra civil entre americanos.
LA INDEPENDENCIA BENEFICIÓ A LOS INDÍGENAS, QUE ESTABAN OPRIMIDOSAl contrario.
Ya antes de la independencia Lo demuestra el hecho de que la gran mayoría de indígenas que combatieron lo hicieron por la corona (así fue en Colombia, Venezuela, Perú, Chile, etc…) Comenzaron a estar mucho más oprimidos y marginados bajo el gobierno de las nuevas repúblicas. Muchas de las comunidades indígenas vieron como de un día para otro se les expropió forzosamente las tierras que habían sido suyas por siglos. Fue una política que aplicó el mismo Bolívar en Perú, por ejemplo.
LA INDEPENDENCIA MEJORÓ LAS CONDICIONES DE VIDA Y OTORGÓ DERECHOS Y PROSPERIDAD A LOS PUEBLOS DE AMÉRICA
Mentira.
Sólo la burguesía comercial de los principales centros urbanos vio aumentar su prosperidad, y no en todas partes. Para el resto de la población no hubo mejora ninguna, incluso fue a peor, porque muchos habitantes del campo se vieron forzados a abandonar sus terrenos arrebatados a punta de bayoneta. La conflictividad aumentó: de una sociedad en paz se pasó a un escenario de guerras civiles constantes que desolaron países enteros.
EL FIN DEL IMPERIO III- PERÚ, ARGENTINA Y CHILE | Soul Guerrilla
«¿Cómo no vamos a ser católicos? Pues ¿no nos decimos titulares del alma nacional española, que ha dado precisamente al catolicismo lo más entrañable de ella: su salvación histórica y su imperio? La historia de la fe católica en Occidente, su esplendor y sus fatigas, se ha realizado con alma misma de España; es la historia de España.»
𝕽𝖆𝖒𝖎𝖗𝖔 𝕷𝖊𝖉𝖊𝖘𝖒𝖆 𝕽𝖆𝖒𝖔𝖘
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