Re: Cuba y Puerto Rico
lar de la situación. Fundamentaba la actitud del gobierno venezolanomanifestada en esta carta, como ocasionada por la presión que sentíala administración de Soublette a causa de las reivindicaciones de lasclases más humildes. Por ello afirmaba el conde “... toda la galanteríacon que está redactada [la comunicación] es hija de las circunstanciasque cada día se estrechan más en aquel país por el aliento que crece enla gente de color, al paso que se acerca la época de las elecciones...”.34
En este sentido razonaba que si se apoyaba a la administración deSoublette ello redundaría “en beneficio de los hombres blancos”.
Argumentaba:
„[...] en provecho particular de los intereses nacionales, que podrían sacar en elTratado de Comercio y en las relaciones posteriores tantas más ventajas cuanto másextensas sean las afecciones, y más positivos los datos de conveniencia que se pre-senten a los ojos de aquel gobierno para estrechar y preferir las relaciones de la nobley generosa España, a las que pueden ofrecerles intereses que sin duda no están deacuerdo con los nuestros, máxime si por desventura de aquel país y de la civilizaciónen general, llegase a triunfar la gente de color, comprometiéndose en tal caso nues-tra situación entre Venezuela y Santo Domingo, puntos que ya en otro tiempo se hancombinado para nuestro daño”.35
Otro personaje que trató el tema venezolano en su correspondencia fueel auditor de guerra de la isla de Puerto Rico, quien recibió informessobre la situación de la República, y los pasó al Conde de Mirasol.Este considerándolos de interés los envió a Madrid. Abundaban en losmismos aspectos señalados tanto por Mirasol como por Primo deRivera, sobre la realidad político social venezolana
En lo referente al aspecto étnico explicaba: “conocen los venezolanos su triste situación en esta parte, pero aseguran siempre que nohay nada que temer”.
Continuaba la carta:
“la clase de color ha tenido y tiene la pretensión de predominar a la blanca, y asícomo antes se valía de medios violentos, hoy se ha puesto en el terreno si menostemible, de más fecundos resultados, a mi entender para la consecución de susdeseos. Su prurito es colocar en los primeros destinos de la República a individuosde su clase, y he aquí la gran discordia y el grave peligro en épocas de elección”.
La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.
Antonio Aparisi
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