Huellas españolas en Washington

EMILI J. BLASCO / CORRESPONSAL EN WASHINGTON








La capital de Estados Unidos está repleta de recuerdos y homenajes tanto al periodo imperial de la corona española y a su papel en el descubrimiento de América


La ayuda a la independencia de EE.UU.






Cerca del Departamento de Estado, la estatua ecuestre de Bernardo de Gálvez (1746-1786), obra del escultor Juan de Avalos, recuerda la contribución española a la independencia de Estados Unidos. «Sirva para recordar que España ofreció la sangre de sus soldados para la causa de la independencia americana», dice la inscripción, recogiendo palabras pronunciadas allí mismo (Virgina Av./22th Street) por el rey Juan Carlos cuando en 1976 donó la escultura a la capital estadounidense.
De Gálvez cabalgó a la derecha de George Washington en el desfile del 4 de julio de 1776 que celebraba la victoria de las trece colonias sobre Inglaterra; era una posición de gran honor, en reconocimiento a su contribución en la guerra. Con el control de Nueva Orleans y el Misisipi, las tropas españolas impidieron que los ingleses rodearan a sus enemigos. De Gálvez, además, organizó cadenas de suministros a las jóvenes colonias. Fue gobernador de Luisiana y virrey de Nueva España.



Mansión para el vicepresidente






España posee en Washington la mansión que iba a ser para el vicepresidente de Estados Unidos, justamente en la misma calle en la que, en un extremo, se encuentra la Casa Blanca. El edificio (2801 16th Street, NW) fue construido en la década de 1920 con el propósito de que fuera ocupado por el vicepresidente del país, pero finalmente no tuvo ese uso y fue comprado por la dictadura de Primo de Rivera para residencia del embajador español. A la construcción en estilo Beaux Arts se unió en la década de 1950 un anexo posterior como embajada.
Con el tiempo la zona se vio degradada y la sede diplomática se mudó a otro lugar de la ciudad (la nueva residencia, obra de Moneo, se inauguró en 2002 en Georgetown). Ahora el barrio ha vuelto a revitalizarse y España ha reabierto la vieja mansión, rehabilitada, como marco de exposiciones y actividades culturales.



Más se perdió en Cuba: mástil del «USS Maine»






En el cementerio nacional de Arlington, el mástil recuperado del «USS Maine», cuyo hundimiento en el puerto de La Habana en febrero de 1898 llevó a la guerra de Cuba, recuerda a los 264 marineros estadounidenses muertos en el percance. Marcó el comienzo de lo que en EE.UU. se conoce como la Spanish-American War, que en apenas diez semanas supuso para España la pérdida de Cuba, Puerto Rico, Guam y las Filipinas. En un espacio adyacente se levanta el memorial de esa guerra, formado por una columna de granito coronada por un águila.
El memorial del «USS Maine» incluye, además del mástil principal del barco, un gran ancla de una embarcación similar, así como dos morteros españoles del siglo XVIII traídos desde Manila, tras la derrota de España en Filipinas. Varios paneles recuerdan los nombres de los marineros muertos en el hundimiento del «USS Maine», cuyas causas nunca pudieron determinarse, aunque EE.UU. acusó de él a España y lo alegó para su declaración de guerra.



El círculo de Colón






El descubridor de América tiene una importante plaza en la capital del principal país del continente. El Colombus Circle se encuentra justo delante de Union Station, la estación término de Washington. La figura de Colón está insertada en un conjunto escultórico, que sirve de fuente. Por detrás está flanqueada por tres mástiles con sendas banderas de EE.UU., mientras que la plaza está circundada por las banderas de los cincuenta estados del país, dispuestas en orden de admisión de esos territorios a la Unión. Junto al monumento se encuentra la Campaña de la Libertad, de ocho toneladas, que es una réplica del original exhibido en Filadelfia, relacionado con la historia de la independencia del país.
Desde hace unos años España está haciendo una intensa campaña, especialmente con ocasión del Colombus Day (12 de octubre) para reivindicar la figura de Colón, que durante muchos años fue apropiada por la inmigración italiana, especialmente en Nueva York. El gran número de hispanos que ahora residen en Estados Unidos está contribuyendo a reunir al almirante con la herencia española.



El Descubrimiento en la rotonda del Capitolio






Un gran cuadro de la escena de la llegada de Cristóbal Colón y su tripulación a América cubre parte de la pared de la rotonda del Congreso, el espacio que corona la magnífica cúpula del Capitolio. Se trata del lugar más «sagrado» de la democracia estadounidense: el fresco que decora la parte interior de la cúpula presenta a un George Washington entre nubes, como si fuera un santo en el cielo. En la rotonda cuelgan varios cuadros de grandes dimensiones relacionados con el comienzo de la nación americana, y uno de ellos es «Landing of Colombus», dedicado del Descubrimiento. Fue encargado en 1836 al pintor estadounidense John Vanderlyn (1775-1852) y colocado en 1847.
En el lienzo, Colón lleva en una mano el estandarte de Castilla y Aragón, mientras que con la otra sostiene una espada dirigida al suelo. Aparece de pie, con su sombrero en el suelo, como expresión de humildad. El cuadro se encuentra en un lugar de gran honor, en una rotonda donde también hay algunas estatuas de presidentes y otros elementos de la «mitología» política de Estados Unidos.



Isabel la Católica preside la OEA






Uno de los edificios nobles que flanquean las instalaciones de la Casa Blanca es el de la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA), a cuyas puertas hay una estatua de Isabel la Católica. «Ysabel I la Católica, reina de Castilla, de Aragón, de las islas y tierra firme, del mar océano», dice la inscripción que está en la base de la escultura.
Obra del artista José Luis Sánchez, fue donada por España a la OEA en 1966. Ante ella se coloca una corona o centro de flores cada Día de la Hispanidad. La figura, con corona, tiene las manos a la altura de la cintura y lleva una granada con una paloma encima. El moderno estilo de la escultura contrasta con el mayor clasicismo, con aire de arquitectura colonial española, que tiene el edificio, construido en 1910.



Huellas espaolas en Washington - ABC de Sevilla