Cine inclusivo para maquillar el racismo anglosajón del pasado y ¿del presente?
César Cervera | 23 de enero de 2021
Sustituir la realidad por cuentos presentistas solo acrecienta el susto cuando niños y adultos descubren la aterradora verdad.
Hace unos días se estrenó la serie de Netflix Los Bridgerton, que reconstruye, desde un punto de vista fantasioso y distópico, el periodo británico conocido como la Regencia. Esta ficción introduce como reina y animadora de las fiestas palaciegas a Carlota de Mecklemburgo-Strelitz, que es interpretada por Golda Rosheuvel, una actriz y cantante de facciones negras. Gran parte de la nobleza que aparece en esta serie de actores y ambientación británica es también de origen africano.
Los defensores de estas licencias creativas han argumentado, aparte de que el rigor histórico no es importante en la serie, que la reina Carlota tenía orígenes africanos. Una controvertida teoría sobre los supuestos genes africanos de esta reina, con facciones algo exageradas, ha sido defendida por varios investigadores en los últimos años y se basa en una remota antepasada medieval que vivió en el norte de África, pero que probablemente ni siquiera era negra… En cualquier caso, eso no justificaría que la alta sociedad británica estuviera llena, más allá de la reina, de personas de raza negra en un periodo profundamente racista.
Se conocen algunos casos de nobles y artistas de raza negra que lograron alcanzar cierto protagonismo en las cortes europeas del siglo XIX, más allá de los pajes y criados de rigor, pero la excepción no hace la regla. Hay pocos periodos en la historia de la humanidad con una sociedad más cargada de prejuicios y restricciones de carácter racial o social como esa. Además de Los Bridgerton, películas como La increíble historia de David Copperfield y series como Great presentan una variedad racial en la ficción que reconstruye los siglos XVIII y XIX que resulta inverosímil y, en cierta medida, peligrosa. Olvidar el pasado nunca ha traído nada bueno.
En el teatro británico existe una larga tradición de actores negros o de otras razas interpretando papeles descritos en sus obras originales como blancos, entre ellos Julio César o Hamlet. La alta calidad interpretativa de algunos de estos actores y el que desde el periodo isabelino se acostumbrara al público a que papeles de mujeres fueran interpretados por hombres explican esta curiosa flexibilidad a la hora de escoger el casting. La Inglaterra actual es una mezcolanza étnica y religiosa como consecuencia de su pasado colonial y la propia globalidad, lo cual emplaza la necesidad de adaptar, ahora más que nunca, las representaciones ficticias a la realidad del presente. La elección de un reparto multicultural obedece a la máxima de mostrar la diversidad del mundo real y, no menos importante, primar en la elección del actor la habilidad para dar vida al personaje más allá de sus rasgos físicos o su procedencia.
Es lógico y hasta necesario. La parte peligrosa comienza cuando esas necesidades del presente son trasladas también a las representaciones del pasado. A cuando, como en Los Bridgerton, se escenifica una situación idílica que nunca ocurrió para solapar la realidad miserable que sí fue.
Entre la libertad creativa y el rigor
La libertad creativa de los autores va más allá del rigor histórico, que solo es una elección más. Para que un creador pueda pintar o un escritor novelar, lo importante es que se sienta libre a todos los niveles, y que, si bien no tiene por ello patente de corso, incluso se atreva a bordear espacios sensibles como pueden ser los religiosos o los políticos. Si la obra es apabullante, que el periodo histórico esté bien representado o pueda ofender ligeramente a algún colectivo queda en un segundo plano. El arte es un desafío para el creador y para la sociedad.
Pero todo ello no quita un hecho innegable: la ficción tiene un efecto directo sobre las imágenes que la gente se hace sobre el pasado. La ficción es imbatible y llega a una cantidad de gente con la que no puede competir, ni por asomo, un ensayo o una investigación histórica. Muchas ideologías se han valido del poder de las imágenes para ensalzar sus ideas y, cuando ha tocado, manipular el pasado con buenas dosis de propaganda. No se trata de lo que ocurrió, sino de lo que te cuentan que ocurrió y de la fuerza literaria con la que lo hagan.
«Las películas nunca son totalmente inofensivas. Las imágenes quedan grabadas en la mente con mucha más profundidad que la palabra escrita», ha defendido el hispanista Henry Kamen sobre cómo España ha sido presentado tradicionalmente, incluso en el cine, como un lugar exótico pero atrasado y fanático. Las imágenes que tiene el público medio incrustado en el cerebro sobre la Antigua Roma, la Edad Media, la época de los piratas o la España imperial, por mencionar temas muy manoseados por la ficción, bebe directamente de novelas y películas. Aún hay gente que no imagina a los vikingos sin cuernos o a los señores feudales sin barro en la cara.
No creo que nadie, o casi nadie, que vea Los Bridgerton piense que la serie es buen reflejo de cómo era la Regencia, pero seguramente no leerá a continuación, ni nunca, un libro riguroso sobre el tema para construir una imagen real sobre ese periodo. Las imágenes quedan perdidas en algún lugar del cerebro para siempre… Por eso resulta peligroso dar a entender al público que la alta sociedad británica y europea del siglo XIX era multiétnica, cuando en verdad era profundamente clasista y racista. Sustituir la realidad por cuentos presentistas solo acrecienta el susto cuando niños y adultos descubren la aterradora verdad. El racismo anglosajón no es algo que deba ser maquillado, entre otras cosas porque aún está sin resolver hoy en día. Para erradicarlo se necesita comprender plenamente sus raíces y su historia.
En busca de soluciones
¿Significa eso que hay que prohibir ciertas ficciones o sacarlas de las plataformas, como le ocurrió a Lo que el viento se llevó por precisamente lo contrario (en este caso, lo que molestaba era que representara fielmente un periodo repleto de racismo)? Rotundamente, no. Igual que no hay que derribar estatuas porque, a ciertos colectivos milenial, el personaje homenajeado les resulte poco decoroso desde sus juicios morales del presente. Las prohibiciones y los borrados no solucionan los problemas, solo los ocultan.
Algunos proponen, como alternativa, poner carteles recordando la obviedad de que se trata de historias inventadas o, en el caso de las estatuas, explicar con placas brevemente las biografías de los personajes para evitar ataques. Resultan métodos poco eficaces: es como querer combatir la fiebre del Fortnite regalando peonzas, pero sí, por ahí van los tiros. Hay que contextualizar el pasado y dar al público masivo otras opciones, tal vez menos plomizas que un estudio académico o no tan obvias como un cartel informativo, para que pueda configurarse otra idea sobre el pasado.
Documentales, obras de divulgación atractivas, series que se toman como una obligación el rigor histórico… Existen muchas herramientas ligeras para contrarrestar el efecto de una mala digestión de ficción. Porque, en resumen, se trata de lo de siempre: regar y usar el sentido crítico y los conocimientos para no ser un pelele a merced hasta de una simple ficción.
Imagen destacada: Escena de la serie Los Bridgerton. | Netflix
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Fuente:
https://eldebatedehoy.es/noticia/his...ine-inclusivo/
David Hume El racismo del filósofo David Hume abre el debate sobre su eliminación en la universidad de Edimburgo
Las opiniones racistas y esclavistas en el siglo XVIII han llevado a que la universidad retire temporalmente su nombre de un edificio. Profesores y alumnos debaten sobre lo que esto supone.
El filósofo David Hume. WIKIPEDIA
MÁNCHESTER (REINO UNIDO)
26/09/2020 08:36 Actualizado: 26/09/2020 10:14
JULIA TENA DE LA NUEZ
@juliatena_nuez
El 2020 ha sido el año de la pandemia global, pero también el de las protestas Black Lives Matter y del revisionismo histórico. En Reino Unido se ha debatido si ciertas estatuas o monumentos históricos glorifican a figuras asociadas con la esclavitud y la época colonial. En junio, activistas antirracistas derribaron la estatua del mercader y traficante de esclavos Edward Colston en Bristol y pintaron la frase "fue un racista" en el busto de Winston Churchill que se encuentra a escasos metros de la residencia del primer ministro en Londres. Nombres que hasta ahora se consideraban intocables (como el del comandante Horacio Nelson; el fundador de Rhodesia, Cecil Rhodes, o el propio Churchill) han dejado de serlo. Y en Escocia, una de las figuras más veneradas por los escoceses es el nuevo centro de la controversia.
El filósofo David Hume (1711-1776) es uno de los pensadores clave de la filosofía occidental y uno de los representantes más importantes de la Ilustración escocesa. Es difícil sobrestimar la importancia del escocés y exalumno de la universidad de Edimburgo: en una encuesta realizada en 2009 en la que se preguntaba a filósofos de todo el mundo con qué pensador muerto se identificaban más, Hume quedó el primero, por delante de Aristóteles o Kant.
Y, sin embargo, estudiantes de su antigua universidad han pedido a los rectores que cambien el nombre del edificio más alto del campus (la Torre de David Hume) debido a las opiniones racistas del filósofo. Los estudiantes se refieren a unos comentarios en su ensayo De los caracteres nacionales escrito en 1753, donde Hume escribe: "Tengo tendencia a sospechar que los negros y en general todas las demás especies de hombres (porque hay cuatro o cinco clases diferentes) son naturalmente inferiores a los blancos". La universidad de Edimburgo ha cambiado el nombre del edificio temporalmente "hasta que se lleve a cabo una revisión completa del asunto".
¿Un hombre de su tiempo?
El debate gira en gran parte en torno a la pregunta de si se puede juzgar a un hombre del pasado aplicando criterios morales modernos. Sir Tom Devine, profesor de la universidad de Edimburgo y uno de los historiadores más preeminentes de Escocia, dice que en la época de Hume el concepto del racismo "no existía" y que Hume "era un hombre de su tiempo". "La sociedad escocesa de los años 1760 aceptaba la esclavitud como algo necesario para la importación del tabaco, el azúcar y demás productos. Era un motor importante de la economía escocesa, toda Escocia estaba implicada. Invertir en las islas del Caribe no era motivo de controversia en aquella época", dice el profesor.
Sir Tom Devine se refiere a una carta escrita por Hume en 1766 en la que el filósofo anima a su patrón a comprar una plantación de esclavos en Granada, una isla del mar Caribe. El doctor Felix Waldmann, profesor de la universidad de Cambridge, es el autor de Further Letters of David Hume, el libro que dio a conocer más detalles sobre esta correspondencia. "La carta muestra que Hume estaba directamente envuelto en la trata de esclavos", explica Waldmann. "No sólo facilitó la compra de la plantación, sino que también prestó dinero a uno de los principales inversores".
Tumi, una de las estudiantes de la universidad que ha organizado y firmado la petición, rechaza el argumento de que el racismo de Hume es comprensible porque era un hombre de su época."La gente negra existía y ha estado luchando por sus derechos y dignidad incluso antes del nacimiento de David Hume. El racismo estaba mal entonces y está mal ahora", dice la estudiante.
El profesor Waldmann afirma que aunque es indudable que los pensamientos del filósofo eran típicos de la sociedad en la que vivió, Hume es una persona a la que hoy admiramos porque fue capaz de ir más allá de los prejuicios de su tiempo. "En 1770 se publicó un libro titulado History of Two Indies (Historia de dos Indias) que criticaba el concepto de la esclavitud. En los círculos que Hume frecuentaba en Francia (donde vivió durante un tiempo), las críticas a la esclavitud eran muy frecuentes. Y sabemos que uno de sus contemporáneos, el profesor de Filosofía Moral James Beattie, atacó duramente las opiniones racistas de Hume, acusándolo de arrogancia eurocéntrica y de ignorar otras civilizaciones. Yo tendría mucho cuidado a la hora de sugerir que Hume era solo un hombre de su tiempo, y por lo tanto incapaz de ver los males de la esclavitud. Decir que era intelectualmente incapaz de deshacerse de sus prejuicios le hace un flaco favor, y no refleja ni el contexto en el que vivió ni sus propias capacidades intelectuales", dice el profesor.
Para Waldmann, los comentarios racistas en el libro de Hume devalúan su propia filosofía. "Hume no es coherente a la hora de aplicar sus propios principios filosóficos. Escribió esos comentarios sin conocer prácticamente a personas negras. De hecho, parece ser que personas negras con educación intentaron reunirse con él y Hume los ignoró. Aquí hay un evidente fallo epistemológico". El profesor también incide en que aunque en sus ensayos Hume se opone a la esclavitud de los tiempos romanos, en su vida personal no parecía tener reparo en apoyar la esclavitud de su época. "En la mente de Hume no había contradicción porque consideraba a los negros como personas inferiores. Pero claramente es una forma de hipocresía".
Cancelar a Hume
La decisión de la universidad de Edimburgo de cambiarle el nombre al edificio ha alarmado a muchas personas dentro y fuera de la universidad, que ven en esto un intento de cancelar (dejar de enseñar al filósofo y retirar su nombre) a Hume. Sir Tom Devine afirma tajantemente que la universidad no va a cancelar al filósofo. "David Hume se seguirá enseñando en las clases, de eso no hay la menor duda. Cambiarle el nombre del edificio es más bien una cuestión simbólica", dice el profesor.
Aún así, Devine lamenta que la universidad haya decidido responder a las preocupaciones de sus estudiantes de esta manera. "La universidad podría dejar claro que aborrece estos comentarios de Hume, por ejemplo en una placa a la entrada del edificio que lleva su nombre. Las opiniones racistas de Hume son sólo un pie de página en su enorme trabajo intelectual. Ahora que estos comentarios son de dominio público, la universidad tiene la responsabilidad de denunciarlos, pero no de una manera que denigre a Hume".
El profesor Douglas Cairns, que enseña a los clásicos en la universidad, piensa que cambiarle el nombre al edificio no es la solución adecuada porque "ésta es la universidad de Edimburgo, y queremos celebrar a una de las figuras más importantes de la Ilustración escocesa". El profesor Cairns también teme que cambiarle el nombre al edificio sea tan solo un primer paso. "Me parece inevitable pasar del no queremos que el edifico lleve el nombre de un racista al no queremos estudiar los pensamientos de un racista. Además, añade el profesor, cambiarle el nombre a un edificio no hace nada para resolver el racismo que existe hoy en día en la sociedad escocesa. "En Reino Unido y Escocia hay claros problemas de xenofobia y racismo. La universidad puede hablar sobre esto. Y si a los estudiantes les preocupan las opiniones racistas de Hume, podemos hablar sobre ellas en clase".
En su petición, los estudiantes escriben que "nadie está pidiendo que eliminemos a David Hume de la historia". "Podemos leer los escritos de Hume y aprender sobre ellos teniendo en cuenta su contexto, pero no hay razón para que el edificio más alto del campus deba llevar su nombre", dice el texto. Pero, ¿es cambiarle el nombre al edificio una manera de cancelar a Hume?
El profesor Waldmann no lo ve así. "He dedicado mi vida profesional al estudio de Hume, no estaría a favor de cambiarle el nombre al edificio si pensase que esto es una manera de cancelarlo. Sería lo mismo que cancelarme a mí mismo", dice el profesor. "No hay duda de que seguiremos estudiando y ampliando los conocimientos de Hume. La pregunta es si debemos seguir venerándole".
El profesor explica que hay una diferencia importante entre estudiar o aprender de un individuo y celebrarlo de manera pública: "Yo soy judío y me encanta la música de Wagner, que además de ser un genio musical era un antisemita. Aprecio la música de Wagner y si alguien me pidiese que dejase de escucharla me negaría, esa es mi elección personal. Pero si tuviera que trabajar en un edificio que lleva el nombre de Wagner, o si tuviera que pasar junto a una estatua de él todos los días, me sentiría muy incómodo", dice el profesor.
Tumi, la estudiante universitaria, expresa un sentimiento parecido al hablar de Hume: "En el caso de David Hume, su gran obra filosófica se seguirá enseñando en las clases. Podemos reconocer las contribuciones de los grandes pensadores, pero las personas racializadas no tenemos por qué estudiar en un edificio que lleva el nombre de alguien que nos consideraba inferiores a los blancos".
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Fuente
https://www.publico.es/internacional...edimburgo.html
LOS HISTORIADORES REVISAN EL ORIGEN DEL IMPERIO ESPAÑOL
«Hemos demostrado que en América del XVI se implantó una sociedad muy participativa»
Debate entre Bethany Aram, Jorge Cañizares Esguerra, Manuel Lucena y Juan Guillermo Martín sobre los nuevos hallazgos
Panamá la Vieja, frente a los rascacielos de la nueva, primera y segunda globalización cara a cara
Jesús García Calero
Actualizado:18/05/2020 10:40 h
Tres historiadores y un arqueólogo debaten desde Austin, Barranquilla, Sevilla y Madrid. Bethany Aram (directora del proyecto ArtEmpire y profesora de la U. Pablo Olavide de Sevilla), Juan Guillermo Martín (arqueólogo de Uninorte, Barranquilla, Colombia), Manuel Lucena Giraldo (investigador del CSIC e historiador global) y Jorge Cañizares Esguerra (catedrático de Historia de la U. de Texas en Austin) conversan sobre el primer siglo del imperio español, el de la primera globalización, y lo hacen por videoconferencia en medio de una pandemia global, ni la primera ni la última.
Conocen el cambio que los nuevos hallazgos y estudios imponen sobre las verdades cansadas de la conquista y la leyenda negra. El encuentro de dos mundos fue como ahora se documenta, a partir de 1492, un choque lleno de complejidad que no admite ya lecturas simples.
Hay guardianes de la visión superada que se enervan cuando los datos refutan las «verdades» heredadas. Estos historiadores (y muchos otros) están dispuestos a defender las verdades científicas que las nuevas investigaciones demuestran.
Los cuerpos enterrados pertenecen mayoritariamente a mujeres negras e indígenas
Pero como ABC informaba recientemente, el proyecto ArtEmpire ha hallado en una excavación entre las tumbas de Panamá la Vieja y en los documentos del Archivo de Indias la refutación de los prejuicios que hablan de una conquista genocida y de una esclavitud de corte anglosajón por culpa de «un imperialismo epistemológico», en palabras de Cañizares Esguerra. Nadie niega la asimetría en la práctica del poder y la violencia pero no se puede cerrar los ojos ante nuevas conclusiones. «No podemos permitir que la sociedad tenga una percepción de la historia como algo ya establecido», defiende Bethany Aram.
Ni fantasmas ni resentimientos sirven a la ciencia. Escuchamos la inteligente conversación de quienes más saben de lo que ocurrió en aquel mundo nuevo en el que mujeres traídas como esclavas e indígenas ocuparon las tumbas principales por su relevancia social y poder económico en aquella sociedad que tenía que escribir sus propias y nuevas reglas.
También ha tenido que escribirlas el proyecto ArtEmpire en el cementerio de la Catedral de Panamá la Vieja. Juan Guillermo Martín (JGM), arqueólogo del proyecto, había participado en una primera campaña en la que no se podían interpretar correctamente los hallazgos. Al unir sus fuerzas con los historiadores y el resto de especialistas, todo cambió. Bethany Aram (BA) «estaba en el terreno, entendió lo que necesitábamos, que no es lo mismo que parece importante para el historiador».
Un momento del debate por video conferencia
«Ha sido una aventura intelectual aprender de otras disciplinas -reconoce BA-. Hay que agradecer a los convenios de colaboración con el Archivo de Indias o el Patronato de Panamá Viejo y a la tecnología porque en el yacimiento había wifi y allí estaba yo sentada y conectada, sin ensuciarme las manos, buscando la documentación con todo lo que ellos me preguntaban en el portal PARES y en otras colecciones de documentos que yo tenía digitalizados».
Aram añade que hace 10 años no hubiera sido posible un proyecto como este. «El Consejo Europeo financia estos proyectos para hacer lo que no se podría hacer, investigación de frontera, alto riesgo para lograr grandes resultados». «No hay fracaso posible si lo haces con la Uninorte de Barranquilla», tercia Manuel Lucena (ML), provocando las risas de los cuatro.
La movilidad social
¿Y qué se halló en el cementerio de Panamá la Vieja que tanto inquieta a los guardianes de la vieja historiografía cansada? Jorge Cañizares Esguerra (JCE) lo resume bien, por lo investigado en un proyecto que dirige, de relectura de documentos de la época: «La movilidad social que pulveriza esta idea de qué esperar sobre la esclavitud. Llegan del golfo de Guinea en el siglo XVI. Son esclavos manumitidos en la primera generación, convertidos en mercaderes, muchas de ellas mujeres, que acumulan riqueza y autoridad. Los primeros colonos de toda la costa del Caribe de Tierra Firma son negros. Panamá, Cartagena. Hay muchos más negros que europeos, son decenas de miles. Esclavos manumitidos, con derechos políticos, se conviertan en vecinos, personajes y mercaderes ricos, particularmente mujeres».
Después de la excavación, en el laboratorio se realiza un trabajo inmenso de medición y análisis. En la imagen la reconstrucción de un cráneo excavado en Panama la Vieja
¿Cómo era posible? «Es la preguntas que se hacen ya los estudiantes norteamericanos y supongo que ahora también los latinoamericanos. Hemos sido disciplinados en mantener las visiones liberales de qué se debe esperar sobre la esclavitud, con una visión del siglo XIX de las plantaciones de algodón de Virginia, lo cual significa una suerte de imperialismo epistemológico fenomenal». Todos vuelven a reír ante la expresión.
El arqueólogo colombiano JGM insiste: «No solo con la esclavitud. Creemos que llega la conquista europea y se instala un modelo social estratificado y rígido, como si aquí no hubiera habido sociedades estratificadas indígenas, con señores principales con poder y privilegios sobre el resto de la población. Otra falacia por la que me han crucificado es la idea de que vivían en armonía con el entorno y en comunión entre ellos. En el archipiélago de las Perlas hemos visto que la llegada de estos seres humanos hace 6.000 años lleva a la extinción de varias especies que vivían en esas islas. La idea romántica del pasado prehispánico es falsa».
Comuneros en México
Interviene JCE: «Esto es muy importante. En América hay un colapso del antiguo régimen europeo y también del antiguo régimen indígena. En México hay una revolución comunera promovida por los virreyes, en la que el común se impone sobre las ideas de los indígenas principales que luego se convirtieron en cazicazgos. Se separó la propiedad en común de los bienes patrimoniales y los caciques pierden poder político por los cabildos indígenas pasan a ser controlados por comuneros. Y esto trae una revolución agraria cuando los comuneros adquieren propiedad o se crea la propiedad común sobre las propiedades de los caciques…»
Y añade: «Dijeron que la representación y la democracia vienen de la Revolución Francesa, y que el antiguo régimen no es participativo. Nosotros hemos demostrado que esto no es así en el siglo XVI. Es un modelo sumamente participativo, permite a todos convertirse en legisladores. La movilidad es impresionante, linajes van y vienen. No es la voluntad del Rey o del Consejo de Indias, sino las miles de peticiones las que se van convirtiendo en cédulas. La categoría mestizo viene de peticiones de grupos indígenas y la Corona las da curso para marginar a los encomenderos, casi todos hijos de europeo e india. Las ideas de discriminación por raza heredades de modelos británicos no operan aquí. Durante más de 60 años cualquier individuo puede hacer peticiones para que los cambios se produzcan y se creen instituciones». Otro prejuicio quebrado a nuestros pies.
Un momento de los trabajos en la primera catedral del Nuevo Mundo
La pandemia nos pilla ya globalizados, como entonces. JGM recuerda que Panamá fue lugar de encuentro (y de contagio) desde hace 15.000 años. «Hoy nos estamos volviendo más parecidos y eso nos hace más vulnerables», resume. La clave, para ML es hacer historia global, no nacional, «Desgajar la historia de América de la Europea fue un error que nos ha impedido entender». BA señala lo importante de las nuevas investigaciones desde periferias que son también centros, Panamá, Sevilla...
Y ML pone el colofón: «La globalización es un escenario, no una ideología (que sería el globalismo). No arregla ni estropea nada, es un proceso cultural de experiencia humana. Tiene que ver con el archivo cultural: estereotipos, prejuicios, relaciones, viajes, literaturas y emociones. Pero la globalización es un tránsito de objetos y personas, de microbios, capitales y tecnologías. Hoy hemos hablado y esta conversación ha cambiado mi día. Ya somos otros. Porque no hay globalización sin aspectos culturales y educativos, ese es el gran balance y debemos explicarlo». Y añade: «Dejemos hablar a los nuevos datos, aprendamos. Es hora de salir de debates cargados de verdades cansadas, que solo conduce al aburrimiento»
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Fuente
https://www.abc.es/cultura/abci-hemo...3_noticia.html
El gran jefe pies negros Pluma Alta y sus hijas, hacia 1876, luciendo en el pecho un hermoso crucifijo tallado en madera. Todavía en el siglo XIX muchos indios pies negros y apaches abrazaban el cristianismo, señal evidente de la presencia española en el no tan salvaje oeste americano. El historiador yanqui y defensor de los derechos indígenas Charles Fletcher Lummis, que admiró las gestas de los exploradores españoles y la labor humanitaria de los misioneros, recuerda un dato revelador: "Los nativos americanos se creyeron los tratados de nuestro Gobierno porque estaban acostumbrados a que los españoles siempre cumplían su palabra".
https://www.facebook.com/misatradicionalsevilla/
Foto: La voz de Galicia
ENTREVISTA
LUIS GORROCHATEGUI: «EL IMPERIO ESPAÑOL DESLUMBRÓ Y GENERÓ FASCINACIÓN Y ENVIDIA»
Javier Martínez-Pinna
Luis Gorrochategui se graduó en filosofía por la Universidad de Barcelona. Ha compaginado su labor docente con la investigación, publicando La Guerra de la Sirena. Nueva perspectiva de María Pita (2002), La Rebelión de los PIGS. La verdad oculta de la crisis y el saqueo del sur de Europa (2013), English Armada. The Greatest Naval disaster in English History (2018), Las derrotas inglesas en el Río de la Plata 1806-1807.Victoria decisiva en Buenos Aires (2018) y numerosos artículos y colaboraciones. Actualmente es profesor de filosofía en el IES Francisco Aguiar, de Betanzos. En esta entrevista conversamos sobre su libro Contra Armada. La mayor catástrofe naval de la historia de Inglaterra (Ministerio de Defensa 2011)
¿Cuál es el motivo que te llevo a escribir este libro?
Todo empezó cuando me puse a escribir una novela sobre María Pita. La empecé tres veces y me atasqué con la documentación, hasta que comprendí que no se podía escribir una novela sobre un hecho histórico que no estaba bien tratado por la historiografía. Comencé entonces a publicar por capítulos una crónica novelada centrada en el cerco de La Coruña, más ensayo que novela, y así nació La Guerra de la Sirena. Nueva Perspectiva de María Pita (2002). En su presentación en la Casa de Galicia de Madrid me animaron a contarlo todo, lo que era un reto, pues, aunque el episodio de La Coruña estaba relativamente cubierto por la historiografía local, nadie se había dedicado a las operaciones de Lisboa y al resto de la expedición. Así, aparcando la novela, opté por la pura investigación. Ahora el motivo era descubrir al detalle qué había pasado en Portugal y en el viaje de vuelta. Los archivos, la localización de documentos inéditos, el tocar con las manos cartas que leyó Felipe II, o banderas ganadas en combate, el desentrañar, letra a letra y palabra a palabra, grafías ilegibles… me fascinaron como un imán a un niño. El motivo fue, definitivamente, relativizar la versión oficial de la historia, poner sobre la mesa hechos inapelables y ofrecer historiografía española que iluminase lo que la inglesa dejó en la oscuridad. Diez años después vio la luz Contra Armada. Ahora es más fácil escribir la novela, el guion cinematográfico o la serie sobre María Pita.
Curiosamente los españoles conocemos mucho mejor nuestros fracasos que nuestras grandes gestas militares, como la conseguida frente a la Contra Armada de Drake. ¿Cómo explicarlo?
Gran pregunta. Esto está directamente relacionado con el imperio español. Para poder explicarlo, hemos de entender su singularidad. Por un lado, entender que fue algo inédito, un auténtico gran estallido, una expansión planetaria a la velocidad de la luz que nadie sabía que podía hacerse, y ni siquiera por dónde. Algo que deslumbró y generó fascinación y envidia en tal grado, que hasta produjo una suerte de género literario, la propaganda antiespañola, mecanismo de autodefensa del resto de Europa, que empezó a excretar al unísono narraciones, fábulas y mitos antihispanos a la desesperada, inspirados frecuentemente en la literatura religiosa sobre las penas y torturas del infierno. Por otro lado, hay que entender que el imperio duró mucho tiempo. No es sólo la conquista, la apertura de rutas y la fundación de ciudades del siglo XVI; es también que, a principios del XIX, la primera divisa mundial era el real de a ocho, de curso legal en EE.UU. hasta 1857 y origen del dólar. Además, seguíamos aun siendo la primera potencia territorial del planeta. Esto no lo digo para recordar viejas glorias, sino para entender hasta qué punto la propaganda antihispana fue necesaria y estuvo de moda durante siglos.
Por otro lado, hay que entender que el imperio se hundió estrepitosamente, y cómo lo hizo. No por una agresión externa directa –que siempre supo rechazar–, sino por una revuelta interna organizada en gran medida desde Europa y que contaba, como pieza fundamental, con la demonización de los españoles. Por lo tanto, aquel antiguo género literario antiespañol, que nunca dejo de estar vigente, se potenció ad infinitum. Así, la América española importó mitos antihispánicos a gran escala (igual que lo importó todo, endeudándose, una vez interrumpido el comercio interno español), que en realidad pretendían, y pretenden, asegurar y mantener su fragmentación. La idea era que los españoles eran moralmente malos, tenían un pasado espantoso, y la pertenencia a España era perjudicial. Este producto de consumo, diseñado para fragmentar y pauperizar la rica América española, llegó inevitablemente a la pequeña España, que no pudo evitar su importación. Así, se ha creído ella misma, a su vez, que es mala, como una niña pequeña si se lo repites muchas veces. De este modo, neutralizada y ensimismada, culpabilizada a causa de su pasada grandeza, no se acuerda de sus victorias, y sí de sus derrotas. Pero esto no solo se aplica a la guerra, sino a todas y a cada una de las manifestaciones humanas.
En algunos medios de comunicación, creemos que exageradamente, señalan que el objetivo de la Contra Armada era la invasión de España. ¿Fue así realmente?
La Contra Armada tenía tres objetivos muy claros: el primero y fundamental era la destrucción de la Gran Armada, que estaba siendo reparada en Santander; el segundo la toma de Lisboa, entronizando a don Antonio, el prior de Crato, un primo bastardo de Felipe II que le disputaba el trono portugués; y el tercero la toma de las Azores y la captura de la flota de Indias. Sus pretensiones eran, por tanto, atacar España e invadir Portugal y las Azores. Pero hay que pensar que en ese momento España y Portugal estaban unidas bajo el mismo rey, y la invasión de Portugal equivalía en este sentido a invadir España. De hecho, afluyeron tropas de refuerzo a defender la capital de Portugal desde otras partes de la península. En resumen, la Contra Armada no pretendía invadir territorialmente España, pero sí atacarla, invadir Portugal, acabar con la unidad ibérica y atentar contra la presencia hispánica en el mundo.
¿Podemos asegurar la historicidad de María Pita o es un personaje legendario?
Mayor Fernández de la Cámara y Pita, que ha pasado a la memoria popular como María Pita, no solo es un personaje histórico, sino que además contamos con una gran cantidad de información sobre su vida, debido particularmente a su longevidad y a los muchos pleitos por herencias en los que intervino. A esto último ayudó la implantación de la Real Audiencia de Galicia en La Coruña en 1579, siendo ella una adolescente que, junto a su hermana mayor, ayudaba a su madre en una pequeña tienda. La hermana se casó con un tonelero, ella con un carnicero, Juan Alonso de Rois, con el que tuvo su hija María; eran de extracción humilde. En pocos años la muerte, omnipresente en el XVI, se llevó a su madre y a su marido. Pero el amor también juega, y María Pita se casó dos años después con otro carnicero, Gregorio de Rocamonde, el cual, otros dos años más tarde, y sin darle descendencia, murió defendiendo La Coruña poco antes de que ella misma matara al alférez, en una acción que ha pasado a la historia. Este hecho es recogido en la documentación histórica, y por él se le dará sueldo militar en plaza de cinco escudos y otras prebendas, que más tarde ampliaría. Pero María Pita, treintañera y viuda por segunda vez, debe abrirse camino en aquella ciudad heroica, devastada y convertida en plaza militar, y vuelve a encontrar el amor, esta vez con un oficial de la armada de origen vasco, Sancho de Arratia, que le dará su segunda hija, Francisca. Amor romántico, entre distintos estamentos, pero amor en tiempos de guerra, pues muere tres años después. Y aún se casaría –por cuarta vez– con Gil de Figueroa, escudero de la Real Audiencia y “señor de vasallos”, con el que tendrá sus hijos Juan y Francisco, y al que también sobrevivirá. Ya anciana, y tras una vida de película, era un personaje celebrado en La Coruña.
¿Cómo es posible que los ingleses hayan elevado a la categoría de héroe a piratas y corsarios protagonistas de auténticas masacres, incluso en tiempos de paz, como Drake y Morgan?
La Inglaterra de Isabel I ha sido sometida a un intenso proceso de mitificación posterior. El propio Drake se convertirá en un ídolo nacional con posterioridad a su muerte. La amoralidad propia de la piratería será directamente ignorada, o revestida de un halo de justificación si se realiza contra la todopoderosa España, que será sometida, debo insistir, a un proceso de demonización directamente proporcional a tal justificación. Pero la realidad es que, imposibilitada para mayores empresas, Isabel I atacó a España en tiempos de paz a través de piratas, y no había otra cosa que mitificar. Sobre Morgan, de espeluznante biografía por sus saqueos, ha florecido también un mito romántico, novelístico y hasta cinematográfico, basado en la celebración de lo que se consideró un gran logro. La excepcionalidad inglesa y la propaganda antiespañola, ya muy asentada y con siglos de tradición, ayudó a construir un relato espontáneo y sin interferencias, que eliminó todo lo superfluo para crear un mito positivo de poder, o de libertad, en el que reconocerse.
¿Qué supuso para Drake y para Inglaterra, y también para España, la derrota de la Contra Armada?
Los hombres que participaron en la Gran Armada supieron desde el primer instante el grave riesgo que comportaba el jugárselo todo a una carta en el Atlántico, pues en caso de temporal o derrota quedaban Flandes, Portugal y las Indias a riesgo de perderse. Y ese caso se produjo. Por eso fue tan crítico el momento en que lanzó su ataque Isabel I. Un éxito de la Contra Armada hubiese hecho factible la penetración angloholandesa en la América de Felipe II, y sobre todo Brasil correría grave peligro de revertir a corto plazo en manos inglesas. Efectivamente, le habría dado a Inglaterra una ventaja enorme en la guerra, tras el fracaso previo de la Gran Armada, y hubiese conllevado su emersión como nueva potencia y el probable colapso de la flota de Indias. Sin embargo, su completa derrota le dio a España el tiempo y la voluntad para fijar definitivamente su presencia en el mundo, que ya se mantendría hasta la emancipación, siglos después, de los nuevos estados hispanos.
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Fuente
https://laushispaniae.es/luis-gorroc...ion-y-envidia/
IMPERIO BRITÁNICO
https://www.youtube.com/watch?v=Y1ljkbi1YSI&t=3s
La última batalla, de William Barnes Wollen (1898)
Historia negra de Gran Bretaña: cuando el Ejército de Castigo arrasó hasta sus cimientos Afganistán
Para seguir con sus negocios en India, los ingleses nombraron a un nuevo rey, saquearon el país, subieron el precio de los alimentos y descargaron su ira contra los afganos en un acto de venganza por «un momento excepcional de absoluta humillación colonial»
Luis E. Togores
04/11/2021 Actualizada 16:13
Los afganos son los mejores guerreros del mundo. Han vencido en tres ocasiones a tres grandes imperios y cuando han sido aparentemente derrotados, han terminado por lograr la victoria como consecuencia de su resistencia indomable ante la adversidad.
Gran Bretaña tiene una casi inagotable historia de barbarie, rapiña, saqueo, matanzas sin cuento y explotación de otros pueblos y naciones que les debería hacer tratar a otras naciones de la tierra con enorme modestia.
En 1842, la Compañía de las Indias Orientales, empresa inglesa que explotaba casi todo el subcontinente indio para beneficio de sus accionistas, decidió enviar por segunda vez un ejército a Afganistán ahora bajo el nombre de ejército de castigo, una fuerza militar organizada para vengar la derrota que unos meses antes habían sufrido a manos de las tribus afganas.
En 1839, el emir de Afganistán fue depuesto por la Compañía para reponer a un Rey que hacía 23 años que vivía en el exilio del subsidio de los ingleses. El nuevo Rey se llamaba Shah Shuja. Los comerciantes británicos de las Indias tomaron esta decisión por miedo a que la Rusia de los grandes zares ocupase Afganistán, logrando así acercar sus fronteras a la India.
De no haber sido por nuestras actuaciones, habría habido abundancia de todo
La Compañía de las Indias Occidentales era una empresa sin escrúpulos y carente de todo principio. En su política para lograr riqueza, más riqueza y seguridad para sus negocios no tuvo ningún reparo durante la gran hambruna que asoló el norte de la India, a comienzos del siglo XIX, en impulsar el cultivo rentabilísimo del opio para cubrir la demanda del mercado chino en detrimento del cultivo de alimentos, lo que provocó varios cientos de miles de muertos en la India.
En 1839 en Afganistán volvía a gobernar Shah Shuja, sustentado por el dinero y un ejército inglés acantonado en Kabul. El ejército de la Compañía de las Indias Occidentales invadió Afganistán para imponer a este emir «inglés» contra la voluntad de buena parte del pueblo afgano. Las razones para marchar sobre Kabul eran, exclusivamente, estratégicas. Querían garantizar sus negocios en la India. La Compañía no defendían la legitimidad de Shah Shuja, ni quería ayudar a construir una nación como luego señalaría el propagandista colonial Kipling en su poema La Carga del Hombre Blanco, ni tampoco para introducir reformas de género que beneficiasen a las mujeres y niñas afganas. ¡Solo les preocupaba continuar su saqueo de la India! El delegado de la Compañía Macnaghten se convirtió en el gobernante del país afgano a la sombra de Shah Shuja.
Desde un principio, la convivencia entre afganos y soldados de su Graciosa Majestad provocaron enormes tensiones al no respetar estos las costumbres afganas, en especial en relación con su trato con las mujeres del país. Además, la presencia de su ejército provocó que el precio del grano y otros productos básicos subiesen un 500 %, lo que generó una importante hambruna entre la población más humilde de Kabul y tierras aledañas. El inglés Burnes escribía desde Kabul: «El grito del hambre se extendía por todos lados. Muchos no podían mendigar un pedazo de pan en un país donde, de no haber sido por nuestras actuaciones, habría habido abundancia de todo».
Todo esto provocó una rebelión que aniquiló al numeroso y poderoso ejército que había impuesto al nuevo emir y que garantizaba su continuidad en el trono. Los 4.500 soldados del general Elphinstone y los 12.000 civiles que los acompañaban fueron masacrados en su inmensa mayoría. Solo unos pocos salvaron la vida, quedando muchos de estos en manos de los afganos.
Si los ingleses fueron muertos o presos en Kabul, sus soldados nativos corrieron una suerte infinitamente peor. Los afganos se cebaron especialmente en ellos. Esta derrota y sus consecuencias causaron una profunda impresión en las tropas nativas, en los cipayos, que se vieron abandonados por sus oficiales ingleses en las nieves de los pasos y montañas de Afganistán, donde fueron diezmados hasta casi su desaparición. Estos regimientos serían los que se sublevarían en 1857 en la India contra la dominación inglesa.
Señala el historiador británico William Dalrymple que «los ejércitos coloniales modernos, más industrializados, estaban aniquilando a los ejércitos tradicionales de todo el mundo. Este constituye (la derrota de Afganistán) un caso único, fue un momento excepcional de absoluta humillación colonial». Esto los comerciantes ingleses no lo iban a perdonar.
Una venganza a cargo del Ejército del Castigo
Para vengar esta derrota enviaron al Ejército de Castigo mandado por el general Pollock, una fuerza que no hacía prisioneros ni daba tregua. Sus tropas nativas, los cipayos, a los afganos heridos les prendían fuego aprovechando sus ropas de algodón. En Istalif, recuerda Neville Chamberlain, «(...) no necesito decirte que no se salvó ningún varón mayor de 14 años. (...) Muchos fueron asesinados delante de mí; a veces no morían con el primer disparo y necesitaba un segundo (...) Algunos (de nuestros hombres) querían descargar su ira contra las mujeres. (...) Los actos de pillaje fueron terribles (...) Durante todo el día, los zapadores se dedicaron a quemar la ciudad».
El avance del ejército de Pollock era metódico, implacable y violento. Sus cipayos comenzaron a vengar las atrocidades que antes habían cometido los afganos con sus camaradas de forma sistemática. Decapitaban los cadáveres de los afridis y «llevaban sus cabezas, clavadas en las puntas de sus bayonetas, al campamento como señal de victoria». Pollock no tenían intención alguna de frenar este tipo de actuaciones. Un poblado en el que se habían descubierto bienes robados de británicos y uniformes de soldados asesinados fue reducido a escombros. Los ingleses arrancaron todos los tejados de las casas que encontraban y quemaron todo lo que podía arder. Arrancaron las vides y talaron todos los árboles, pues esta «eran la única medida para que los afganos sintieran el peso de nuestro poder, ya que ellos se deleitaban en sus sombras» .
El imperio más poderoso del siglo XIX se construyó a base del saqueo, la muerte y la injusticia. Gran Bretaña no necesita que nadie invente una leyenda negra: basta con leer su verdadera historia.
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Fuente
https://www.eldebate.com/historia/20...fganistan.html
¿Ojalá nos hubieran conquistado los ingleses?
https://www.youtube.com/watch?v=GfNsCtmZUf8
El lado oscuro de la industria británica
https://www.youtube.com/watch?v=Y3DBi4-A4Vc
IMPERIO ESPAÑOL vs IMPERIALISMO INGLÉS
Comentarios del libro de la profesora española María Elvira Roca Barea, IMPERIOFOBIA y LEYENDA NEGRA
https://www.youtube.com/watch?v=jGLTxrsk3ww
Motines en la armada inglesa … comparados con la española
Por sinnombre el 25 diciembre, 2021
La bandera roja se iza a bordo de H.M.S. Achilles en el Nore, en 1797
Hay un mito sobre la disciplina anglosajona sobre la hispana. Pero si nos atendemos a una comparación sobre los motines entre las armadas inglesa y española. Las condiciones durísimas que sufrió la armada española en su decandencia a finales del XVIII y principios del XIX, podían suponer que debía ser un fenómeno frecuente.
Sin embargo, sólo existieron dos casos en toda la historia: el más conocido es un amotinamiento de una treintena de infantes de marina en 1805, a bordo del San Juan Nepomuceno de Churruca, solucionado sin muchos problemas; y el más grave que ocasionó la pérdida del viejo navío Asia, en 1825.
Los motines en la Armada inglesa
Relacionaremos los motines más importantes de la Royal Navy. Los primeros ocurrieron en 1794, tras el estallido de la revolución francesa y en buques aislados.
-Motín en el HMS Culloden. Corre el año de 1794, a finales de año, en concreto el 3 de diciembre, ocurre un motín en un buque de guerra británico. Era un navío de tercera clase con 74 cañones. Los amotinados, que habían conseguido llegar hasta las armas portátiles y hacerse con 50 mosquetes y varias hachas de abordaje, procedieron a la detención de los oficiales.
-Motín en el HMS Windsor-Castle. El motín en el HMS Culloden, en 1797, tuvo que ver con las condiciones de vida a bordo, pero el que ocurrió en el HMS Windsor-Castle fue debido a algunos oficiales de métodos tan rudos que acabaron por soliviantar a toda la tripulación de un navío de tres puentes y 98 cañones.Los amotinados se hicieron con el buque y pidieron que fueran sustituidos nada más y nada menos que el contralmirante Linzee, el capitán Shield, el primer teniente y el primer contramaestre.
Acuarela del HMS Culloden en 1783
-El motín de Spithead. 1797 empezó el año con un motín a gran escala y nada menos que en la flota del Canal en su base de Spithead (al sur de Inglaterra), que era la última defensa que tenían los británicos ante sus enemigos. El 15 de abril el almirante Bridport, comandante en jefe de la flota del Canal, que había sustituido al recientemente dimitido Lord Howe, dispuso la señal de zarpar a toda la flota, cuando los marineros del navío de 100 cañones HMS Royal George, en vez de levar anclas subieron a cubierta y realizaron tres aclamaciones, que fueron contestadas igualmente a lo largo y ancho de toda la escuadra, señal inequívoca de que se estaban amotinando, a pesar de los esfuerzos de los respectivos oficiales de los buques, que trataron en vano de que volvieran a sus tareas.
-Cuando parecía que se había solucionado el motín y la escuadra se dispuso a salir. Pero tres navíos no partieron con la escuadra, eran el HMS London de 98 cañones, el HMS Minotaur, y el HMS Marlborough. Los dos últimos, de 74 cañones, porque sus tripulaciones no estaban de acuerdo con acabar el motín y seguían sin obedecer a los oficiales.
-El motín del Nore. Debido a estos motines, se fueron produciendo otros el mismo año. El estuario del Thames (Támesis), la zona llamada del Nore era una amplia zona donde tenía su base la flota que operaba en el mar del norte. Quien inició el motín de esta parte de la flota británica fueRichard Parker. A bordo de cada buque se estableció un comité de 12 hombres que se ocupaban de los asuntos concernientes a la gerencia interna de la nave, así como sobre los delegados asignados. Los amotinados, para empeorar las cosas, situaron a los navíos atravesando el río y obstaculizando el tráfico mercantil, con las pérdidas que eso ocasionaba.
El amotinado Richard Parker.
-El motín en la escuadra de bloqueo de Cádiz. El siguiente motín se produjo en la escuadra de bloqueo del almirante Jervis, en Cádiz. La misma escuadra que cinco meses antes había vencido a la española en San Vicente. Entre los navíos amotinados estaba el HMS St. George, navío de 98 cañones, donde se había producido el primer brote de sedición.
-El motín de la fragata Hermione. Si en los anteriores grandes motines la principal razón de la revuelta fue pedir mejoras en los sueldos y la alimentación, así como permisos para ver más a menudo a sus familias, el siguiente motín tiene más relación con el de la del famoso Bounty, ya que los dos casos fueron debidos a las conductas excesivamente opresoras, e incluso tiránicas de sus capitanes. En el caso que nos ocupa ahora, el del motín de la Hermione fue mucho más grave, ya que hubo además de sedición, asesinatos.
-Otros motines aislados en la misma época. El año de 1797 todavía vería algún que otro motín más, pero no de la gravedad de los precedentes. Ejemplo de ello el motín del buque prisión Lady Shore y el producido en el Cabo de Buena Esperanza, donde se hallaba una escuadra británica.
-El motín de la HMS Danae. El 15 de marzo de 1800 la fragata ligera HMS Danae de 20 cañones, al mando el capitán Proby, navegaba en misión de observación de la escuadra francesa de Brest. A las nueve y media de la noche, mientras los oficiales estaban en sus cabinas, uno de los marineros de guardia en el trinquete atacó al contramaestre y junto con una veintena de hombres más tomaron el mando del buque.
-Motín en el HMS Albanaise. Ese mismo año, el 23 de noviembre, se amotinó también la tripulación de la balandra HMS Albanaise, buque de origen francés capturada cinco meses antes por los británicos. Tras el motín, la balandra fue entregada a los españoles en Málaga a cambio de su libertad. La balandra sería vendida a sus antiguos propietarios, que la incorporaron de nuevo a su marina.
La armada inglesa hubo de sufrir muchos otros motines de menor calado. Los motines británicos solían acabar con el ahorcamiento de los responsables. El amotinamiento que apaciguó Churruca, acabó con una condena de 8 años de prisión
https://somatemps.me/2021/12/25/moti...n-la-espanola/
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