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Tema: Tucumán: finalizó la V Cabalgata por la Hispanidad

  1. #1
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
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    Tucumán: finalizó la V Cabalgata por la Hispanidad

    San Miguel de Tucumán, 12 diciembre 2014, festividad de Ntra. Sra. de Guadalupe, Emperatriz de América. (Corresponsal). En la localidad de Vipos de la provincia argentina de Tucumán, ha finalizado de buena y digna manera la V Cabalgata por la Hispanidad, ocurrida los días 22, 23 y 24 de noviembre de 2014.

    Durante el señalado suceso se destaca: la recepción de los cabalgantes (peregrinantes) precedidos en formación por la cruz procesional, los estandartes de la Hispanidad y de la cabalgata y la imagen de Nuestra Señora a caballo; la consagración al Inmaculado Corazón de María bajo la fórmula de San Juan Eúdes, y la Misa en honor a Nuestra Señora del Pilar, Patrona de la Hispanidad (decretada para toda España por Clemente XII, elevada su categoría litúrgica por Pío VII; Pío XII otorgó a todas las naciones hispanoamericanas la posibilidad de celebrar la misma Misa).

    Durante los tres días de peregrinaje se ha buscado cultivar el espíritu evangelizador de nuestros padres fundacionales, el amor y la entrega a la causa del Inmaculado Corazón de María y la convicción por fe y razones del Reinado de Nuestro Señor Jesucristo.

    Los 25 cabalgantes que han participado de esta oportunidad han vivido jornadas de real camaradería, cimentada en la unidad de fe y en el espíritu del caballero cristiano dispuesto al sacrificio y a la entrega total de sí para el logro de tan ardua empresa, no exenta de dificultades y obstáculos.

    La contemplación de los magníficos paisajes, los fogones folclóricos, la misa y el santo rosario a diario, la cercanía de los sacramentos, la formación doctrinal dispensada por don Juan Antonio Vergara del Carril sobre el Reinado de Nuestro Señor Jesucristo y los debates en torno a ello, la fe viva y la santa devoción de los habitantes de las localidades recorridas junto a la mencionada camaradería, son los elementos que más se destacan de esta magnífica acción.

    Se agradecen las oraciones, el apoyo y el ánimo recibido por todas aquellas instituciones y particulares que lo han hecho llegar por diversos medios.

    Un profundo y sincero agradecimiento a Nuestro Señor Jesucristo y su Santísima Madre. Dios quiera que esta empresa se afiance en nuestros corazones y se establezca en justa tradición.

    Reportaje fotográfico en este enlace.

    Agencia FARO

  2. #2
    Avatar de juan vergara
    juan vergara está desconectado Miembro Respetado
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    Re: Tucumán: finalizó la V Cabalgata por la Hispanidad

    Gracias a Dios he podido participar de la Cabalgata como cabalgante.
    Fue realmente magnífico.
    El capellán y todos los cabalgantes mantuvieron un espíritu, una camaradería y un compañerismo estupendos.
    El marco geográfico fue imponente, con subidas a más de 2.500 metros de altura y bajadas por estrechísimos desfiladeros, con mayúsculos precipicios de más de mil metros de profundidad... con paisajes maravillosos.
    No faltaron los fogones, con sabrosos asados, reponedores vinos, guitarras, bombos y cantos, todo en fraternal ágape.
    Como es habitual la Santa Misa con el rito bimilenario, las profundas, sentidas, y enriquecedoras homilíadas del Capellán, un mexicano con espíritu Cristero!
    Allí se palpa la unidad en la Fe, la comunidad de ideales Hispánicos, y la amistad entre los cabalgantes.
    Presiden la Cruz, la imagen de la Santísima Virgen y las queridas Banderas de siempre.
    Al final se renueva la consagración al Corazón Inmaculado de María.
    Una experiencia recomendable e inolvidable.
    Dios mediante mañana pondré en este hilo las palabras que dije a los cabalgantes sobre Cristo Rey.
    Donoso dio el Víctor.

  3. #3
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    Re: Tucumán: finalizó la V Cabalgata por la Hispanidad

    No te pierdes una Juan, tienes un ánimo admirable.
    Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.

    Encíclica Mirari Vos, Gregorio XVI


  4. #4
    Avatar de juan vergara
    juan vergara está desconectado Miembro Respetado
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    Cristo rey

    Estimados Foreros: Como había quedado les remito las palabras que dije en la Cabalgata llevada a cabo en Tucumán.

    CRISTO REY

    I. Cristo, ¿Es Rey?
    Este interrogante debe ser respondido afirmativamente, porque ello surge con prístina claridad de las propias palabras de nuestro Señor Jesucristo.
    Cuando Pilato en el Pretorio le pregunta si es rey, responde:
    Tú lo has dicho, Yo soy Rey, para esto nací, para esto vine al mundo, para ser testigo de la Verdad. Todo aquél que está de parte de la Verdad escucha mi voz”[1]
    Es evidente entonces que según sus propias palabras Jesús es Rey, como alega Fillon, “su confesión no podía ser ni más firmen más clara”[2]
    Cabe señalar que los judíos acusaron a Jesús ante Pilato de: “perturbar a nuestra nación”, y de llamarse a si mismo “el Mesías Rey”[3], lo que confirma que nuestro Señor se revelo como Rey.
    Desde otra perspectiva se ha de ponderar que Pilato reconoce que Jesús es Rey; y este reconocimiento proviene de su autoridad como gobernante romano.
    De allí que, desde el punto de vista político, igualmente Jesús es declarado rey por quien tiene competencia para hacerlo.
    En efecto, nos dice San Juan que: “Pilato escribió también un título y lo colocó sobre la cruz. Estaba escrito: Jesús Nazareno Rey de los Judíos”.[4]
    A renglón seguido comenta: “estaba escrito en hebreo, latín y griego”[5]. Es decir que el titulo de rey se universalizo.
    Reitero que Pilato gozaba de la potestad necesaria que provenía del César, para el otorgamiento de este Título.
    Es el propio Jesús quién reconoce esta autoridad e indicará: “No tendrías ningún poder sobre mí si no te fuere dado desde lo alto”.[6]
    El término “Título” deriva del cartel que llevaban los condenados a muerte en el cual se indicaba la causa de su condena, y se ponía en su cuello o sobre su cabeza, de allí que ese término se utiliza en los encabezamientos.
    Cuando alguien, al concluir sus estudios se recibe, se dice que tiene el título de medico, ingeniero, abogado, agrónomo, o de la carrera que ha culminado. El título da fe de lo que uno es procesionalmente.
    Nuestro Señor -además del título- recibió los atributos reales, si bien se los concibieron en son de burla y con el fin de humillarlo, lo cierto es que le fueron otorgados.
    Como corona, la de espinas, por cetro le dieron una caña, y le colocaron un manto púrpura, que desde antiguo fue símbolo de investidura real, su trono término siendo la cruz, con la que posibilito la redención de toda la humanidad.
    Veamos como lo expresa San Mateo: “Entonces los soldados del presidente metieron a Jesús en el pretorio y reunieron en torno suyo a toda la cohorte. Lo desnudaron y le echaron encima un manto púrpura a manera de capa real, y sobre su cabeza una corona que tejieron con espinas. En su mano derecha le pusieron una caña a manera de cetro real. Y arrodillándose delante de Él le hacían burla diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos! Le escupían en el rostro, y, tomando la caña le golpeaban con ella en la cabeza”.[7]
    Los “príncipes de los sacerdotes de los judíos”, intentaron vanamente ante Pilato que le retirara el título de Rey, a lo cual el Cesar responde: “Lo escrito, escrito está”.[8]
    Lo que implica que lo hecho, hecho esta, de modo que el título de Rey es inamovible, inderogable, inalterable, inextinguible.
    A propósito de esto, los judíos además de imputar a Jesús que perturbaba a la nación al llamarse a si mismo, “El Mesías Rey[9], desconocieron dicha reyesía, y aceptaron la del Cesar, al proclamar, “nosotros no tenemos más rey que el Cesar”[10]
    Comenta San Atanasio, obispo de Alejandría, Padre y Doctor de la Iglesia: “Los judíos de entonces, habiendo negado al Logos y diciendo “No tenemos más Rey que el Cesar”, se vieron despojados a la vez de todas las cosas y quedaron privados de la luz de la lámpara, de la fragancia del ungüento, de la profecía, del conocimiento y de la verdad misma, y ahora son como aquellos que caminan en las tinieblas sin entender nada”[11].
    Otro ejemplo de Cristo como Rey lo podemos ver en la oración de San Dimas, el buen ladrón que supo robar el cielo en el último instante; al rogarle a Nuestro Señor: “Jesús acuérdate de mí cuando llegues a tu reino”, y Jesús le respondió misericordiosamente: “Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso”.[12]
    También nuestro Señor fue proclamado Rey el domingo de Ramos.
    San Mateo explica que esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el profeta: “Decid a la Hija de Sión: he aquí que tu rey viene a ti, modesto y sentado sobre un asno, sobre un pollino, hijo de un animal de carga”[13].
    A su vez San Marcos nos cuenta que la multitud lo aclamaba diciendo: “Hosanna! Bendito el que viene en nombre del Señor, bendito el Reino que viene de nuestro Padre David, Hosanna en las Alturas”[14].
    Finalmente, San Lucas detalla que con gran clamor decían: “Bendito el Rey que viene en nombre del Señor. Paz en el Cielo y Gloria en las Alturas”.[15]
    Los Reyes Magos, que representaron a los gentiles -es decir a nosotros- también proclamaron a Jesús como Rey cuando le preguntaron a Herodes: “¿Donde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto su estrella en el oriente y venimos a adorarlo”[16]
    Los magos luego de postrarse y adorar al Niño Dios abrieron sus tesoros y le ofrecieron dones de, “oro, incienso y mirra[17].
    Los Santos Padres y la Tradición han visto, que el ofrecimiento del oro, lo hicieron como Rey, el de incienso como Dios y la mirra como Hombre.
    San Gregorio Magno, Pontífice y Doctor de la Iglesia, ha manifestado al respecto: “los magos reconocen en Jesús la triple cualidad de Dios, de Hombre, y de Rey. Ofrecen al Rey oro, al Dios incienso, al Hombre mirra… Hay algunos heréticos, que creen que Jesús es Dios, que creen igualmente que Jesús es Hombre, pero que se niegan en absoluto a creer que su reino se extiende por todas partes”[18].
    Por su lado, Herodes fue el primero en negar la reyecía de Nuestro Señor, cuando turbado ante la noticia de los Reyes Magos sobre el nacimiento del Rey de los Judíos, y temiendo perder su poder real, ordenó la matanza de los niños inocentes, “de dos años para abarajo”, en la localidad de Belén.[19]
    En cuanto a su genealogía nuestro Señor desciende del rey David [20], y en la Anunciación el Arcángel Gabriel le advierte a la Virgen: “No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios, y concebirás en tu seno y darás a luz un hijo a quien pondrás por nombre Jesús, El será grande y llamado Hijo del Altísimo, y le dará el Señor Dios el Trono de David, su padre, y reinara en la casa de Jacob por los siglos, y su reino no tendrá fin”[21].
    Luego del retiro y ayuno de Jesús, de 40 días en el desierto, cuando retorna a Galilea para iniciar su vida pública y anunciar la buena nueva, proclamo: “Cumplido es el tiempo y el Reino de Dios está cercano, arrepentíos y creed en el Evangelio”[22]
    Esta es otra clara señal de que Cristo es rey, pues Él mismo así lo anuncia.
    En la Oración que Jesús nos enseño -el Padre Nuestro- en la segunda petición exclamamos, “Venga a nosotros tu Reino”.
    Consecuentemente pedimos que su reino este con nosotros, lo que implica que es Rey, y que debemos procurar que su reino este en nuestro interior, al igual que en la sociedad, y en la patria que habitamos, o sea en nosotros y con nosotros.
    San Juan en el Apocalipsis nos narra que Jesús es: “Príncipe de los reyes de la tierra”, y “Lleva escrito en la capa y en el muslo: Rey de Reyes, Señor de Señores”[23]
    En el Credo de Nicea reconocemos que, “su reino no tendrá fin”.
    San Pablo nos dirá que es: “preciso que el reine hasta poner a todos sus enemigos bajo sus pies[24], y que, “Tu trono, ¡oh Dios!, subsistirá por los Siglos de los siglos, cetro de equidad es el cetro de tu reino[25]
    En la epístola a los Colosenses explica: “Hermanos Gracias damos a Dios Padre, que nos ha hecho dignos de participar la herencia de los santos en la luz; que nos saco del poder de las tinieblas y nos trasladó al reino de su amado hijo, que nos rescato con su sangre y perdono nuestros pecados”.[26]
    La festividad de “Cristo Rey”, fue instituida en 1925 por el Papa Pío XI, ante el pedido de más de ochocientos obispos, en la Encíclica, “Quas Primas”, al conmemorar con un año Jubilar, el décimo sexto Centenario del Concilio de Nicea. Su fiesta se fijo para el último domingo de octubre.
    Acota el padre Castellani que: “Esta nueva invocación de Cristo, nueva y sin embargo tan antigua como la Iglesia, tuvo muy pronto sus mártires, en la persecución que la masonería y el judaísmo desataron en Méjico, con la ayuda de un imperialismo extranjero: sacerdotes, soldados, jóvenes de Acción Católica y aun mujeres que murieron al grito de “¡Viva Cristo Rey!”[27].
    Recordamos y homenajeamos a todos ellos en la figura del Padre Pro, beatificado en el año 1988, que fue mártir y murió fusilado al grito de, “Viva Cristo Rey”; lo mismo ocurrió con el Beato Cristero, Anacleto Flores, a quién torturaron impiadosamente, para luego fusilar y que también murió al grito de “Viva Cristo Rey”.

    II. Ahora bien si Cristo es rey, ¿Qué debemos hacer? ¿Cómo debemos actuar?

    Una posibilidad sería la de sostener que Cristo es Rey pero que como dijo que, “su reino no es de este mundo”, solo cabe que esperemos a llegar al cielo para allí gozar de su reino.
    Esta sería la respuesta del católico liberal, de los que opinan que la religión es una “cosa o asunto privado”, ó como argüía el Padre Castellani de los “católicos mistongos”.
    Hoy día este pensamiento -con sus distintas variantes- ha sido adoptado por una cantidad cada día más extensa de católicos.
    Esto también se nota en la -a mi criterio- infortunada “sana laicidad”, que fue introducida por Juan Pablo II, continuada por Benedicto XVI, y que con Francisco, ha llegado a limites tan aciagos, que nos autorizan a replicar con el, “non possumus”, de San Pío X.
    Conforme nos enseña la encíclica “Quas Prima”, Cristo es Rey por título de nacimiento, es decir por su propia esencia y naturaleza, por ser el Hijo Verdadero de Dios Omnipotente, Creador de todas las cosas; quien por el solo hecho de la unión hipostática, tiene potestad sobre todas las creaturas.
    “Al principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios”[28].
    “Todas los cosas fueron hechas por Él, y sin Él no se ha hecho nada de cuanto ha sido hecho”.[29]
    A “El le ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra”.[30]
    También es Rey por titulo de mérito, por ser el Hombre más excelente y perfecto que ha existido y existirá, sobre la tierra.
    Es Rey por titulo de conquista, por haber salvado y redimido con su doctrina y su sangre a la humanidad de la esclavitud del pecado y del infierno.
    Cuando Jesús dijo: “Mi reino no es de este mundo”, estaba señalando que su reino no prevenía de este mundo, sino que principiaba en el cielo, que era un reino espiritual que venía desde lo alto y su fin último estaba allí.
    Pero como explica Castellani, en seguimiento de la doctrina tradicional, esto no supone que el reino de Cristo no deba estar en el mundo, aunque no sea del mundo.
    Es decir que debe habitar en el corazón del hombre, en las familias y en la sociedad.
    Por lo tanto no es un puro reino espiritual e invisible, sino un reino de hombres, que ilumina a los hombres.
    En el, “Dad a Dios lo que es de Dios y al cesar lo que es del cesar”, el Cesar ha de tener en miras que Cristo es rey.
    El Cardenal Pie comenta que la realeza de Cristo si bien no es de este mundo, está sobre este mundo.
    Yo soy rey, para esto nací para esto vine al mundo, para ser testigo de la verdad. Todo aquel que está de parte de la verdad escucha mi voz[31]
    Y el Evangelio nos insta a ir y predicar esta verdad a todas las naciones.
    Por ello que la Quas Prima nos amonesta: “Cuanto mayor es el indigno silencio con que se calla el dulce nombre de nuestro Redentor en las conferencias internacionales y en los Parlamentos, tanto más alta debe ser la proclamación de ese nombre por los fieles y la energía en la afirmación y defensa de los derechos de su real dignidad y poder”.
    Precisamente con la Encíclica se pretende remediar; “la causa mas profunda de los males de hoy que es la Apostasía”. Esto lo dice Pío XI en 1925, que hubiera pensado hoy día!
    A renglón seguido expresa: “En la primera encíclica que dirigimos, una vez ascendidos al pontificado, a todos los Obispos del Orbe católico, mientras indagábamos las causas principales de las calamidades que oprimían y angustiaban al genero humano, recordamos haber dicho claramente, que tan grande inundación de males se extendía por el mundo, por que la mayor parte de los hombres se habían alejado de Jesucristo y de su Santa ley, en la práctica de su vida, en la familia y en las cosas públicas; y que no podía haber esperanza cierta de paz duradera entre los pueblos, mientras los individuos y las naciones negasen el imperio de Cristo Salvador y renegasen de El”.
    “El remedio: la vuelta a Cristo y su Paz. Por lo tanto, como advertimos entonces que era necesario buscar la paz de Cristo en el Reino de Cristo, así anunciábamos también, qué habíamos de hacer para este fin cuanto Nos fuese posible; ‘en el reino de Cristo’, decíamos, porque Nos parecía que no se puede tender mas eficazmente a la renovación y afianzamiento de la paz, que procurando la restauración del reino de Nuestro Señor”[32].
    Al prescribir al mundo católico, que dé culto a Jesucristo Rey, tenemos en cuenta las necesidades actuales y aplicamos el remedio principal a la peste que ha inficionado la sociedad humana. Calificamos de peste de nuestros tiempos al llamado Laicismo, a sus errores, a sus intentos malvados. No llegó, sabida cosa es, a la madurez en sólo un día. Tiempo hacía que estaba latente en la entraña de las naciones. Comenzose por negar la soberanía de Cristo sobre todas las gentes. Negose a la Iglesia, el derecho, que es consecuencia del derecho de Cristo, de enseñar al linaje humano, de dar leyes, de regir a los pueblos, en orden claro es a la bienaventuranza eterna. Luego paso tras paso se equiparó a la Iglesia de Cristo con las falsas, poniéndola ignominiosamente al nivel de ellas. Después se la sujetó al poder civil y poco faltó para que se la entregara al arbitrio de soberanos y gobernantes. Más lejos fueron aquellos que pensaron en sustituir la religión divina por una cierta religión natural, por un cierto sentimiento natural. Ni tampoco faltaron naciones que juzgaron poderse pasar sin Dios y hacer religión de la impiedad y del menosprecio de Dios”·.
    Pensemos -con dolor- que en la actualidad, incluso desde las más altas jerarquías se pregona -a veces-, ese laicismo, ese naturalismo, ese modernismo, que San Pío X agudamente calificó como el, “Compendio de todas las herejías
    Veamos como nos apremia León XIII: “Los que aman la prudencia de la carne, los que fingen ignorar la obligación de todo cristiano de ser buen soldado de Cristo, los que pretenden llegar a los premios debidos al vencedor por caminos fáciles y exentos de peligros, están lejos de cortar el paso a las calamidades actuales. Al contrario les dejan expedito el camino” [33]
    Ceder el puesto al enemigo o callar cuando de todas partes se levantan incesantes clamores para oprimir a la verdad, propio es o de hombres cobardes o de quién duda estar en posesión de las verdades que profesa… lo primero que ese deber nos impone es profesar abierta y constantemente la doctrina católica y propagarla, cada uno según sus fuerzas[34]
    Y San Pío X proclamaba: “No, es necesario, decirlo de nuevo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en los que cada uno se erige en doctor y legislador… no se levantará la ciudad de Dios sino como Dios la ha levantado, no se edificará la sociedad, si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos. No, la civilización no está por inventar, ni la Ciudad nueva por construir en las nubes. Ha existido, existe; es la civilización cristiana, es la Ciudad Católica. No se trata mas que de instaurarla y restaurarla sobre sus naturales y divinos fundamentos contra los ataques, siempre renovados de la utopía nociva, de la rebeldía, y de la impiedad, Omnia instaurare in Christo”.[35]
    Enseña Santo Tomás que: “Cada uno está obligado a manifestar públicamente su Fe, ya sea para instruir o animar los otros fieles, ya para rechazar los ataques de los adversarios”.[36]

    III. La concepción Liberal incompatible con el reinado de
    Cristo

    Me detendré un momento en la cuestión del liberalismo, pues esta concepción ideología ha tenido una incidencia directa, en la no aceptación de que Cristo reine en la sociedad y las Naciones.
    Castellani alega que esta proclamación del poder de Cristo sobre las naciones -en la “Quas Primas”- se hacía contra el llamado liberalismo. El liberalismo es una peligrosa herejía moderna que proclama la libertad y toma su nombre de ella.
    La libertad es un gran bien que, como todos los grandes bienes, sólo Dios puede dar; y el liberalismo lo busca fuera de Dios; y de ese modo sólo llega a falsificaciones de la libertad.
    Liberales fueron los que en el pasado siglo rompieron con la Iglesia, maltrataron al Papa y quisieron edificar naciones sin contar con Cristo. Son hombres que desconocen la perversidad profunda en que puede caer el corazón humano, la necesidad de una redención, y en el fondo, el dominio universal de Dios sobre todas las cosas, como Principio y como Fin de todas ellas, incluso de las sociedades humanas.
    Ellos son los que dicen: “Hay que dejar libres a todos”, sin ver que el que deja libre a un malhechor es cómplice del malhechor; “Hay que respetar todas las opiniones”, sin ver que el que respeta las opiniones falsas es un falsario; “La religión es un asunto privado”, sin ver que, siendo el hombre naturalmente social, si la religión no tiene nada que ver con lo social, entonces no sirve para nada, ni siquiera para lo privado.
    Contra este pernicioso error, la Iglesia enarbola hoy la siguiente verdad de fe: Cristo es Rey, por tres títulos, cada uno de ellos de sobra suficiente para conferirle un verdadero poder sobre los hombres.
    Con acierto Castellani ve en el liberalismo desde el punto de vista teológico una herejía, desde el filosófico un grosero error y desde el político un movimiento de rebelión antitradicionalista.
    La libertad es un poder moverse, de modo que no puede transformarse en un absoluto, púes en el poder moverse lo que importa es el hacia donde, que es lo que determina el movimiento.
    Para darle contenido a la libertad hay que preguntar: ¿para que?
    Como dijo Gabriel García Moreno: “Libertad para todo y para todos, menos para el mal y los malhechores”.
    El hombre es un ser dependiente, y si no depende de quien debe, dependerá de quien no debe.
    Solo la Verdad nos hará libres”, dijo nuestro Señor Jesucristo, afirmando que Él, “Es el Camino la Verdad y la Vida”.
    Con su proclama de “libertad ilimitada para la humanidad”, el liberalismo arruino las libertades del hombre concreto de carne y hueso, generando una falsa libertad.
    Con su esquema de “libre comercio irrestricto”, el liberalismo arruino el comercio, forjando las plutocracias y las oligarquías gobernantes.
    Con su ideológica, “libertad de enseñanza”, dio lugar a los sofistas, enciclopedistas y librepensadores.
    Con su perorata de “libertades familiares”, termino por destruir la familia como célula básica de la sociedad.
    Con sus presumidas “libertades políticas”, originaron la pérdida paulatina de los cuerpos intermedios, los estamentos sociales, y finalmente la soberanía de las patrias, para caer en manos del Gobierno Mundial y la Global-Invasión.
    Con su cacareada “libertad filosófica”, desordenaron las mentes, provocando algo peor que la mentira: La confusión en las inteligencias.
    Con su monserga de “libertad religiosa”, el liberalismo trajo al modernismo, el falso ecumenismo y se fue perdiendo la fe, se acoto la esperanza y se enfrío la caridad.
    Finalmente termino por endiosar a la ciencia, idolatrar a la tecnocracia, y divinizar al progreso perpetuo, haciéndonos creer que nos llevaría indefectiblemente al paraíso terrenal.
    Para más infortunio el liberalismo tuvo varios hijos bastardos, pero hay dos, que fueron especialmente siniestros: El Comunismo, “intrínsecamente perverso”, y el Capitalismo desmesurado, impío y voraz, que nos oprime por intermedio de las “internacionales del dinero” y el “Becerro de Oro”.
    No es ocioso recordar, que de algún modo el “espíritu liberal”, estuvo presente en la aprobación de indultar a Barrabás, frente al griterío aprobatorio del gentío y condeno a Jesús ante el pedido de las autoridades judías y del pueblo allí reunido, a pesar de saberlo inocente.
    Podemos acordar que la actuación de Herodes, “representa el liberalismo crapuloso del libertinaje”[37], y la figura de Pilato al, “liberalismo de la gente correcta, amiga de ‘lavarse las manos’, respetar las formas. Pilato es el liberalismo de la gente tenida por honorable. Pilato es el cristiano liberal que, en el fondo, trata de salvar a Jesús, pero que empieza por hacerlo flagelar, para enviarlo luego a la muerte, ante el creciente tumulto que tanto su demagogia como su falta de carácter fueron incapaces de contener”.[38]
    En 1791 su Santidad Pío VI tildaba de: “derecho monstruoso… esa libertad absoluta que asegura no solamente el derecho de no ser molestado por sus opiniones religiosas, sino también la licencia de pensar, decir, escribir, y aún hacer imprimir impunemente en materia de religión todo lo que puede sugerir la imaginación más inmoral; derecho monstruoso que parece, a pesar de todo, agradar a la asamblea de la igualdad y la libertad natural para todos los hombres. Pero ¿Es que podría haber algo mas insensato que establecer entre los hombres esa igualdad y esa libertad desenfrenadas que parecen ahogar la razón, que es el don mas precioso que la naturaleza haya dado al hombre, y el único que lo distingue de los animales?”.
    En el mismo documento, el Pontífice a modo de ejemplo de que es el mismo Dios quién no quiere esas libertades, expresó: “¿No amenazó Dios de muerte al hombre si comía del árbol de la ciencia del bien y del mal, después de haberlo creado en un lugar de delicias?, y con esta primera prohibición, ¿No puso fronteras a su libertad?. Cuando su desobediencia lo convirtió en culpable, ¿No le impuso nuevas obligaciones con las tablas de la ley dadas a Moisés? Y, aunque haya dejado a su libre arbitrio el poder de decidir sobre el bien y el mal, ¿No lo rodeó de preceptos y leyes que podían salvarlo si las cumplía? ¿Dónde está entonces esa libertad de pensar y hacer que la Asamblea Nacional otorga al hombre social como un derecho imprescindible de la naturaleza?”[39]
    Dios conjuntamente con la inteligencia y la voluntad, nos dio la libertad.
    El hombre al usar indebidamente de esa libertad y querer ser como Él, comete el pecado original, con todas sus trágicas consecuencias.
    Está claro entonces, que la libertad nos es otorgada para actuar conforme a la ley de Dios, haciendo el bien, con el fin de acrecentar nuestras virtudes.
    En definitiva, la libertad radica en las distintas opciones que cada uno tiene, de acuerdo a su propia naturaleza y que, por tanto, deben estar enmarcadas en el desarrollo de las potencias de esa naturaleza apuntando hacia el bien y la perfección.
    De lo contrario, ante la mala elección, nos alejamos de la Gracia y, lejos de ser libres, nos introducimos en la pendiente del pecado, que nos conduce a la esclavitud de las malas pasiones, y a nuestra degradación como hombres.
    El Papa Gregorio XVI, recordaba que: “Están contra Cristo los que con Cristo no están”, y exclamaba, con San Agustín; “¿Qué muerte peor hay que la libertad del error?”, y concluía por condenar severamente al indiferentismo.[40]
    Con toda dureza, S.S. Pío IX el 6 de marzo de 1873, apostrofaba al liberalismo en los siguientes términos:
    Si bien los hijos del siglo son mas sagaces que los hijos de la luz (Lc. 16,8), sus astucias y violencias hubieran tenido menos efecto sin la ayuda ofrecida por muchas manos amigas de la grey católica… gracias a las doctrinas que han dado en llamarse católico-liberales y qué fundadas en los principios mas perniciosos, dieron ventajas al poder laico en el mismo momento en que este se insertaba en el dominio espiritual, inclinando el espíritu a la sumisión, o por lo menos a la tolerancia ante las leyes más inicuas, como si no estuviere escrito que ‘para nada pueden servir dos maestros’ (Lc. 13,8)”.
    Esta clase de gente es, sin duda alguna, más peligrosa y dañina que los enemigos declarados, porque sin llamar la atención y sin, tal vez, ponerse en guardia, se prestan a las maniobras de estos últimos. Por otra parte, manteniéndose de este costado del límite de opinión netamente condenado, dan la impresión de una irreprochable probidad doctrinaria y atraen a los imprudentes amantes de la conciliación, engañando a la gente honesta que rechazaría un error declarado. Es así como dividen los espíritus, rompen la unidad y debilitan las fuerzas que deberían oponerse unidas al adversario[41].
    Con antelación al Concilio Vaticano II, la doctrina de la Iglesia consideraba a la separación de la Iglesia y el Estado como, una tesis absolutamente falsa y sumamente nociva”[42].
    Expresamente San Pío X hablaba de que esto: “ha sido condenado por los romanos Pontífices”, quienes, “no han dejado jamás, según lo exigían las circunstancias y los tiempos de rechazar y condenar las doctrinas que defendían la separación de la Iglesia y el Estado”.
    No hay que confundir pero tampoco hay que separar, sino armonizar ambos poderes.
    Igualmente fustigaba San Pío X, a las leyes que otorgaran, “Una positiva autorización de enseñar o de hacer lo que sería contrario a la verdad religiosa, al bien moral”.
    Y, en otra oportunidad este mismo pontífice exponía: “Dios, no solo es Señor y Dueño de los hombres considerados como individuos sino también de las naciones y los estados; es necesario entonces que esas naciones y quienes las gobiernan lo reconozcan, respeten y veneren públicamente”[43].
    En un Encíclica posterior volvía a repetir San Pío X: “Que sea necesario separar al Estado de la Iglesia es una tesis absolutamente falsa y un error pernicioso, porque, basada en el principio de que el Estado no debe reconocer culto religioso alguno, es gravemente injurioso a Dios, fundador y conservador de las sociedades humanas, al cual debemos tributar culto público y social.[44]
    De allí que, argüía Pío XII: “un mandato o una autorización de este género no tendría fuerza obligatoria y quedaría sin valor. Ninguna autoridad podría darlos, porque es contra la naturaleza obligar al espíritu y a la voluntad del hombre al error y al mal, o a considerar al uno y al otro como indiferentes. Ni siquiera Dios podría dar un mandato positivo o una positiva autorización de tal clase, porque estaría en contradicción con su absoluta veracidad y santidad”[45].
    Según la doctrina de la Iglesia; el Liberalismo engendró graves, “peligros sociales[46]; es una, “doctrina perniciosísima para el individuo y la sociedadrepugna a la razóncausa evidente de gravísimos males[47].
    El liberalismo promueve, “la libertad de cultos, en tal gran manera contraria a la virtud de la religión[48]; “busca desterrar toda virtud y pervierte las almas”[49]; “sostiene erróneamente que el Estado debe ser neutral” y que, “el Romano Pontífice puede y debe reconciliarse y transigir con el ‘progreso’, el liberalismo y la civilización moderna”, y que, “no conviene ya, que la religión católica sea considerada como la única religión del estado, con exclusión de todos los demás cultos”[50].
    Se observa entonces como la Iglesia fustigo con toda dureza la ideologia liberal y sus infaustas consecuencias en materia política, social y cultural.
    Tenemos también, como referencia de aquellos que no aceptan a Cristo como rey, la parábola de los talentos en la versión de San Lucas, que indica:
    Un hombre noble partió para una región lejana a recibir la dignidad real, para luego regresar, y llamando a diez siervos suyos, les entregó diez talentos…”, con la consigna que los acrecentaran mientras el regresaba.
    A su vez un grupo de conciudadanos que lo aborrecían, “enviaron detrás de él una legación, diciendo: No queremos que éste reine sobre nosotros”.
    Sucedió que, al volver él después de haber recibido el reino, hizo llamar a aquellos siervos a quienes les había entregado dinero para saber cómo habían negociado”.
    Premio a los que habían reproducido los talentos y desaprobó a aquel que por temor a la severidad de su señor, había escondido los talentos.
    Con relación a aquellos que se erigieron en sus; “Enemigos, que no quisieron que yo reinarse sobre esos, traedlos acá y delante de mí degolladlos, diciendo esto, siguió adelante, subiendo hacia Jerusalén”[51].
    Vemos entonces através de esta parábola, lo que puede ocurrir a quienes no aceptan a Cristo como rey.
    Los judíos tampoco quisieron admitir a Jesús como rey, y si bien la Cristiandad, si, lo reconoció como tal durante muchos siglos, con el tiempo lo fue desconociendo, hasta llegar a las oscuras y babélicas épocas modernas, en que se lo ha destronado, olvidado, excluido, silenciado, y finalmente atacado desde todos los ángulos.
    Podríamos poner múltiples ejemplos de la Doctrina de la Iglesia en el sentido que lo venimos expresando, pero no quiero agotar la paciencia de todos ustedes.
    Con lo expuesto es suficiente para comprobar que Cristo es Rey; y que su reino no es algo que esté meramente en la estratósfera, sino que debe encarnarse de modo que impere en los corazones, las familias y en la sociedad.
    Con ello no se pretende que Cristo reine personal y ostensiblemente, con sus ministros, secretarios y hombres de gobierno. Nos enseña Jesús que el, “reino de Dios esta dentro de vosotros[52].
    El monje benedictino Andrés de Azcarate, glosa en su Misal, con motivo de la festividad de Cristo Rey, que Jesús: “Es un rey sin ejércitos ni dominios nacionales, pero dueño de las voluntades y de los entendimientos. El reino de Cristo, por tanto, es compatible con el de todo otro rey o monarca, compatible con todo reino temporal. Lo esencial es que sean respetadas la verdad, la justicia y la santidad[53].
    Por tanto, a nosotros nos compete que los hogares y la sociedad se orienten conforme a ese reinado.
    Va de suyo que no se trata, con esto, de tomar la espada y pretender imponer a Cristo Rey en la sociedad a sangre y fuego.
    De lo que se trata es de tener en miras que durante siglos la Cristiandad consideró y vivió con esa premisa.
    De modo que nos toca a nosotros, en la medida de nuestras fuerzas, con las prudencias del caso y cada uno según su estado, el procurar instaurar todo en Cristo, para que Él vuelva a reinar en las Naciones.
    Sin caer en vanos angelismos, ni en estériles simplificaciones, en maniqueas pretensiones, o en “ideológicas” leyendas rosas, que en realidad nunca existieron. Recordando la parábola del trigo y la cizaña.
    Corresponde un llamado apremiante a los católicos a no desatender las cuestiones políticas, porque la formación individual o familiar, al igual que la oración, son fundamentales, pero no suficientes.
    No nos es lícito esconder o guardar los talentos recibidos, imperiosamente debemos intentar fructificarlos.
    Como decía San Pablo; “Esto hacer y aquello no omitir”.
    Ello se constata en la historia de la Iglesia en sus primeros tiempos.
    Las virtudes y la sangre de los mártires posibilitaron la conversión de Constantino; pero hay que tener muy en cuenta que sin ésta conversión hubieran ganado finalmente los leones.
    En los países en que Las Misiones no llegaron con el poder político, no hubo Cristiandad; que es el Orden Político de la Ciudad Católica.
    Esto se observa, por ejemplo, en Japón, la China, la India.
    Al igual que en los países Islámicos o en Israel, donde los católicos subsisten marginados, segregados, separados, cuando no perseguidos.
    Es más, en nuestra Patria tenemos el ejemplo de lo ocurrido en el sur patagónico donde los primeros misioneros fueron sacrificados por los indígenas y recién cuando llegó el Orden Político puedo fructificar la santa obra misional de los sacerdotes y monjas, especialmente de la orden Salesiana.
    Desde otra perspectiva vemos como los musulmanes, y los judíos mantienen estos principios, si bien ellos lo hacen desde el punto de vista de sus propias creencias religiosas y políticas. No tienen vergüenza ni falsos pudores, ni caen en ningún “ecumenismo” suicida.
    Un día en la octava de Corpus Christi del año 1675, Nuestro Señor revelando su Corazón a Santa Margarita María, dijo:
    Haz saber al hijo mayor de mi Sagrado Corazón, (el rey Luis XIV) que… Mi corazón quiere reinar en su palacio, ser pintado en sus banderas y grabado en sus armas para obtener la victoria sobre todos sus enemigos y los de la Santa Iglesia. Mi Padre quiere servirse del Rey para ejecutar su plan, que es la construcción de un edificio público en el que se exponga el cuadro de mi Corazón para recibir el homenaje de toda Francia”.
    Vemos entonces la importancia vital y fundamental del quehacer político para posibilitar el reinado social de Nuestro Señor.
    No es ocioso recordar, que tanto los santos padres como la tradición en general han considerado que el “Obstáculo”, que menciona san Pablo, que impide la manifestación, o asunción del poder, “del misterio de iniquidad[54], que ya esta actuado, es el Orden Político Romano, el Imperio Romano.
    Consecuentemente el “Katejon”, según la exégesis común de los Padres, San Jerónimo; San Juan Crisóstomo, Tertuliano, Lactancio, San Ambrosio, San Cirilo, Ecumenio, Teofilacto, entre otros[55], es dicho orden que obstaculiza el reinado del anticristo.
    Esto nos demuestra inequívocamente la importancia vital del quehacer político. Lo que por otra parte es enseñado por Platón, Aristóteles, Cicerón, Santo Tomás de Aquino, y los demás maestros que escribieron sobre esta temática.
    No esperemos que las familias cristianas, resistan el embate de las fuerzas aquerónticas, si no se insertan en un orden político, en una legislación y en un ambiente católico.[56]
    Enseñaba Castellani que: “El Mundo Moderno, que renegó la reyecía de su Rey Eterno y Señor Universal, como consecuencia directa y demostrable de ello se ve ahora empantanado en un atolladero y castigado por los tres últimos caballos del Apocalipsis; y entonces le echa la culpa a Cristo”.
    San Alfonso María de Ligorio, Doctor de la Iglesia, acotaba que; “Si consigo ganar un Rey, habré hecho mas por la causa de Dios, que si hubiese predicado centenares y millares de misiones. Lo que pueda hacer un soberano tocado por la gracia de Dios, en interés de la Iglesia y de las almas, no lo harán nunca mil misiones[57].
    Es cierto que hoy el panorama es sumamente sombrío, toda vez que otra vez el caballo de Troya ha desembarcado sus hombres en nuestra propia ciudadela y se a adueñado de los resortes del poder con la complicidad o la negligencia de la dirigencia y los gobernantes, y el “dejar hacer”, de gran parte de los católicos, pero recordemos que cuando más oscura esta la noche más próximo esta el amanecer.
    Nuestro Señor nos alerta: “Ninguno que hecha mano al arado y mira atrás, es bueno para el Reino de Dios[58]
    Pertenecemos a una estirpe que supo ganar batallas después de muerto, que procuro reconquistas imposibles, y logro épicas victorias.
    La vida es milicia sobre la tierra.
    La Caballería fue, “la fuerza armada al servicio de la verdad desarmada[59], este ideal no debe ser olvidado.
    Proclamaba Santa Juana de Arco cuando todo parecía perdido: “Los guerreros lucharan y Dios dará la Victoria”.
    Santa Catalina de Siena, doctora de la Iglesia, ante el silencio de los obispos y cardenales exhortaba: “Gritad, gritad, con cien mil lenguas que por haber callado el mundo esta podrido”.
    Como nos manda San Pablo, demos el; “Buen Combate y conservemos la Fe”.
    ¡No hay que perder las esperanzas, que resucite el Cid y que se abra la tumba de Don Quijote!
    Hay que recuperar, el Honor, la Nobleza, la Fortaleza y el Coraje.
    ¡Seamos Fieles!
    ¡No parar hasta Reconquistar!
    ¡Viva Cristo Rey y María Reina!



    [1] Jn. 18, 36-37

    [2] Fillon L. Cl. “Vida de Nuestro Señor Jesucristo”, Tº II, p. 582

    [3] Lc. 23,3

    [4] Jn. 19, 19.

    [5] Jn. 19,20.

    [6] Jn. 19,11.

    [7] Mt. 27,27-30

    [8] Jn. 19, 21-22

    [9] Lc, 23,3

    [10] Jn. 19,15

    [11] San Atanasio, “Discurso Contra los Arrianos”, p. 35, ed. Ciudad Nueva, año 2012

    [12] Lc. 23:42

    [13] Mt. 21, 4-5

    [14] Mc. 11, 9-10

    [15] Lc. 19, 38.

    [16] Mt. 2, 2

    [17] Mt. 2, 11

    [18] Cit. en Jean Ousset, “Para que El Reine”, p. 17

    [19] Mt. 2, 1-16

    [20] Lc. 3, 31; Mt. 1,6

    [21] Lc. 1,30-33

    [22] Mc. 1, 14-15

    [23] Apocalipsis, 19,16

    [24] San Pablo, I, Cor. 15, 25

    [25] San Pablo, Hebreos, 1, 8

    [26] Colosenses, I, 12,20

    [27] Castellani, “Cristo Vuelve o no Vuelve”, 1º ed. 1951, p. 167

    [28] Jn, 1, 1

    [29] Jn, 1, 3

    [30] Mt. 18, 28.

    [31] Jn, 18, 36-37

    [32] S.S. Pío XI, Encíclica Quas Primas.

    [33] León XIII, “Sapientia e Christianae”.

    [34] León XIII, “Sapientia e Christianae”.

    [35] San Pío X, carta sobre, “Lesillión”.

    [36] Santo Tomás, “Suma Teológica”, IIa, IIae, Q3. a.2, ad 2

    [37] Jean Ousset, “Para que El Reine”, p. 26

    [38] Jean Ousset, “Para que El Reine”, p. 26

    [39] S.S. Pío VI, Carta, “Quod Aliquantum”, 10 de marzo de 1791, al Cardenal Rochefoucauld y a los obispos de la Asamblea Nacional.

    [40] S.S. Gregorio XVI, “Mirari Vos”, (15/08/1832).

    [41] S.S. Pío IX, Carta, “Per Tristísima”, del 6 de marzo de 1873, a los miembros del Circulo San Ambrosio de Milán.

    [42] S.S. San Pío X, “Carta Notre Charge Apostolique”.

    [43] S. S. San Pío X ,“La Separación de la Iglesia y el Estado”, alocución en el consistorio, 21/2/1906

    [44] S.S. San Pío X, Encíclica, “Vehementer Nos Esse Sollicitos”.

    [45] S.S. Pío XII, discurso a los juristas italianos.

    [46] S.S. Gregorio XVI, Encíclica “Singulari nos”.

    [47] S. S. León XIII, Encíclica, “Libertas”.

    [48] Ibídem.

    [49] S.S. Pío IX, Encíclica, “Quanta Cura”.

    [50] S.S. Pío IX, Syllabus, proposición, LXXVII y LXXX.

    [51] Lucas, 29, 11-27

    [52] Lucas, 16, 21

    [53] Andrés Azcarate, O.S.B. “Misal Dominical”, p. 615, 5º edición, 28/ 4/1952

    [54] 2, Tes. 2,3.

    [55] Francisco Suárez, “Misterio de la vida de Cristo”, T. III, BAC, p. 1008 y ss. Id. Castellani; “El Apokalypsis”, p. 322 y ss.

    [56] Miguel Ayuso, “La política, oficio del alma”, p. 65.

    [57] Jean Ousset, “Para que El Reine”, p. 43

    [58] Lc. 9, 62

    [59] R.P. Alfredo Sáenz, “La Caballería”.
    Donoso y Hyeronimus dieron el Víctor.

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    Re: Cristo rey

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    Aquí está mejor que en el posteo original:


    V Cabalgata por la Hispanidad





    San Miguel de Tucumán, 12 diciembre 2014, festividad de Ntra. Sra. de Guadalupe, Emperatriz de América. (Corresponsal). En la localidad de Vipos de la provincia argentina de Tucumán, ha finalizado de buena y digna manera la V Cabalgata por la Hispanidad, ocurrida los días 22, 23 y 24 de noviembre de 2014. Durante el señalado suceso se destaca: la recepción de los cabalgantes (peregrinantes) precedidos en formación por la cruz procesional, los estandartes de la Hispanidad y de la cabalgata y la imagen de Nuestra Señora a caballo; la consagración al Inmaculado Corazón de María bajo la fórmula de San Juan Eúdes, y la Misa en honor a Nuestra Señora del Pilar, Patrona de la Hispanidad (decretada para toda España por Clemente XII, elevada su categoría litúrgica por Pío VII; Pío XII otorgó a todas las naciones hispanoamericanas la posibilidad de celebrar la misma Misa). Durante los tres días de peregrinaje se ha buscado cultivar el espíritu evangelizador de nuestros padres fundacionales, el amor y la entrega a la causa del Inmaculado Corazón de María y la convicción por fe y razones del Reinado de Nuestro Señor Jesucristo. Los 25 cabalgantes que han participado de esta oportunidad han vivido jornadas de real camaradería, cimentada en la unidad de fe y en el espíritu del caballero cristiano dispuesto al sacrificio y a la entrega total de sí para el logro de tan ardua empresa, no exenta de dificultades y obstáculos. La contemplación de los magníficos paisajes, los fogones folclóricos, la misa y el santo rosario a diario, la cercanía de los sacramentos, la formación doctrinal dispensada por don Juan Antonio Vergara del Carril sobre el Reinado de Nuestro Señor Jesucristo y los debates en torno a ello, la fe viva y la santa devoción de los habitantes de las localidades recorridas junto a la mencionada camaradería, son los elementos que más se destacan de esta magnífica acción. Se agradecen las oraciones, el apoyo y el ánimo recibido por todas aquellas instituciones y particulares que lo han hecho llegar por diversos medios. Un profundo y sincero agradecimiento a Nuestro Señor Jesucristo y su Santísima Madre. Dios quiera que esta empresa se afiance en nuestros corazones y se establezca en justa tradición.

    Agencia FARO


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