En Argentina estamos todos tristes. Más aún los adultos que recuerdan los tiempos más oscuros de nuestra historia: la de la dictadura civico militar establecida por la fuerza en 1976. Con la vuelta de la democracia creimos que tales situaciones no volverían a repetirse. Y sin embargo lo hicieron en bastantes veces. Hoy en día, en el gobierno de corte neoliberal presidido por Mauricio Macri, asistimos a las lagrimas cuando nos enteramos DE lo que no quisieramos escuchar más: DESAPARICIÓN FORZADA DE PERSONAS. Este gobierno ya viene caracterizado por medidas derechistas y de represión a los sectores sociales que se resisten a su plan de ajuste (aquél similar al que se vivió en la decada de los 90). Pero ahora esto es el colmo. Santiago Maldonado desapareció. Pero no se fue en un cohete a la Luna, como nos quieren hacer creer los medios oficialistas. La Gendarmería Nacional lo ha hecho desaparecer el 1° de agosto de año en una represión llevada a cabo contra los mapuches, un grupo indigena que reclama sus tierras ante la multinacional Benetton, que se arrogó para sí gran parte del sur del país (900.000 hectareas). Un verdadero imperio. Pero no fue un solo gendarme. Todos ellos fueron complices. Y el gobierno también. El operativo estuvo dirigido al mando de Pablo Nocetti, asesor de la ministra de Seguridad (sí, aquel que supo defender muy bien a sus genocidas favoritos cuando volvió la democracia desempeñando el cargo de abogado para muchos de ellos) Es lamentable. Todos ellos han tenido que ver tanto de forma directa, al dar la orden de reprimir sin importar nada, y de forma indirecta, pues son noticia constante las medidas de encubrimiento que tomó, tanto él como la ministra de seguridad y el mismisimo presidente Mauricio Macri. Hoy en día, a 2 meses de su desaparición, todos sabemos lo que pasó. Las declaraciones de todos los testigos, los audios, las llamadas y los mensajes, entre otras pruebas, de los celulares de los implicados, revelan de forma explicita que a Santiago se lo llevó la misma Gendarmería y que muchas pruebas, aprovechando la complicidad del juez que en su momento tuvo la causa, fueron borradas. La bronca que a uno le invade es tan grande que no se sabe como canalizarla para bien. Exijo APARICIÓN CON VIDA YA DE SANTIAGO MALDONADO.
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