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Tema: Mujeres de la América española

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    Mujeres de la América española

    Mujeres de la América española


    Las mujeres de la América española, tanto las nacidas en la península ibérica como en el Nuevo Mundo, vivieron un tiempo histórico trascendente y dejaron una huella que en muchos casos fue relevante.Desde muy pronto la mujer estuvo muy presente, participando en muchas y variadas acciones propias de aquella gesta, ya fuera acompañando a los hombres como burlando muchas veces la norma que prohibía su intervención directa y activa.

    Muy pronto, en el segundo viaje de Colón en 1494 viajaron muchas familias con mujeres e hijos. Así se sabe que Catalina Rodríguez, comerciante de Sanlúcar, Catalina Vázquez y María de Granada fueron entre otras, parte de los pasajeros. Menos conocido es que en su tercer viaje en 1498 le acompañaron treinta mujeres.La mujer española del siglo XVI vivía supeditada a la tutela del varón y desprovista de toda relevancia intelectual. Su lugar era el hogar, donde ejercía de “buena esposa y madre cristiana”. Pero las españolas que emigraron a América escaparon a este rol femenino sobreponiéndose a un destino marcado. Arrancaron sus raíces para replantarlas en un mundo desconocido.

    Ya en el año de 1502, en la gran expedición de Nicolás de Ovando fueron nada menos que 70 mujeres casadas.
    Poco más tarde en 1503, un navío al mando de Antonio Vélez de Mendoza, zarpó de Sevilla con 29 parejas de hombres y mujeres casados y sus familias. Había obtenido una capitulación que le autorizaba a establecerse en La Española con cincuenta colonos y sus familias, con el fin de crear una nueva población.En 1505 Nicolás de Ovando valorando la conveniencia de traer más mujeres españolas a la isla, ordenó a todos los hombres de La Española que tuvieran esposa en España que volvieran a por ellas.

    Hasta 1509 se puede estimar en 195 las mujeres que cruzaron el océano atlántico y llegaron al Nuevo Mundo.En la década siguiente (1509 a 1519), llegaron a Santo Domingo en la isla de La Española entre 282 y 308 mujeres más.En los siguientes veinte años (1520 a 1539), de los 13.262 emigrados a América, 768 fueron mujeres (5,7%).

    Entre 1540 y 1559 fueron un total de 9. 044 hombres y 1. 374 mujeres.

    Y ya avanzado el siglo, entre 1560 y 1579, el 28,5% de los emigrados en esos años eran mujeres, unas 5.013; de las cuales 1.989 eran casadas o viudas (40%) y 3.024 solteras (60%), algunas acompañadas de niños. (Jose Luis Martinez 168).
    En los últimos veinte años del siglo, entre 1580 y 1600, fueron 9.508 hombres y 2.472 mujeres.

    Y en resumen, según las últimas investigaciones durante todo el siglo XVI, de los 45.327 viajeros que partieron hacia América, 10.118 fueron mujeres (57% solteras y 43% casadas), y de ellas, el 50 % fueron andaluzas, el 33 %, castellanas y el 16 %, extremeñas.

    En la entrada “Pasiones y amores americanos“, se ha hecho una semblanza de las mujeres nativas que tuvieron una relación destacada con los españoles, ellas fueron: Palaaira Jinnuu (Isabel), Anayansi, Malinali Tepenal (Malinche), Susy Cunti (La Capullana), Quispe Sisa (Inés Huaylas), Cuxirimay Ocllo (Angelina Yupanqui), Ana Martinez, Palla Chimpu Ocllo (Isabel Suárez Yupanqui), María del Mancho o de Mejía, Beatriz Clara Coya y Ana María Lorenza García Sayri Túpac de Loyola (marquesa de Santiago de Oropesa).

    Ahora recapitulando, incluimos entre otras, a la primera mujer que aún no pisando tierra en el Nuevo Mundo se la puede considerar como la primera de la América española:



    Isabel I de Castilla
    (España 1451-1504), Isabel la Católica, de la que se ha reconocido que la gran empresa americana por parte de España
    se pudo dar, porque esta prestigiosa reina creyó en Cristóbal Colón.
    Tres día antes de su muerte, el 23 de noviembre de 1504, la reina Isabel firmó en Medina del Campo un codicilo en presencia del mismo notario, Gaspar de Gricio, y de cinco de los siete testigos que habían asistido el 12 de octubre anterior al otorgamiento y firma de su testamento y que dice así: “..suplico al Rey, mi Señor, mui afectuosamente, e encargo e mando a la dicha Princesa mi hija e al dicho Príncipe su marido, que ansí lo hagan e cumplan, e que este sea su principal fin, e que en ello pongan mucha diligencia, e non consientan e den lugar que los indios vezinos e moradores en las dichas Indias e tierra firme, ganadas e por ganar, reciban agravio alguno en sus personas e bienes; mas mando que sea bien e justamente tratados. E si algún agravio han rescebido, lo remedien e provean, por manera que no se exceda en cosa alguna de lo que por las Letras Apostólicas de la dicha concessión nos es inyungido e mandado”.



    Anacaona (La Española 1464-1504), esposa del cacique Caonabó del Cacicazgo de Maguana en la isla de La Española hasta 1496 y cacica del Cacicazgo de Jaragua desde que murió su hermano Bohechío en 1502, el cual había confraternizado con Bartolomé Colón. La bella Anacaona “una gran dama” según se afirmaba, permaneció como fiel aliada de los españoles durante 5 años. Fue juzgada por traición y condenada a la horca, después de un ataque de las fuerzas del gobernador Ovando a su poblado. La actuación de Ovando en este hecho es uno de los actos más inexplicables y crueles de su gobernación.María de Estrada (España 1475/86 – 1537/48), en la terrible noche triste de Tenochtitlan donde perdieron la vida 600 españoles y mas de 1.000 de sus aliados tlaxcaltecas, Muñoz Camargo comentó:En esta tan temeraria noche triste (…) se mostró valerosamente una señora llamada María de Estrada haciendo maravillosos y hazañeros hechos con una espada y una rodela en las manos, peleando valerosamente con tanta furia y ánimo, que excedía el esfuerzo de cualquier varón, por esforzado y animado que fuera, que a los propios nuestros ponía espanto”. Otro cronista Torquemada decía:Se entraba por los enemigos con tanto coraje y ánimo como si fuera uno de los más valientes hombres del mundo“.

    Francisco Cervantes de Salazar atribuye a María de Estrada las siguientes palabras dirigidas a Cortés cuando éste quiso que las mujeres se quedasen a descansar en Tlaxcala:

    No es bien señor Capitán, que mujeres españolas dexen a su maridos yendo a la guerra; donde ellos murieron moriremos nosotras, y es razón que los indios entiendan que somos tan valientes los españoles que hasta sus mujeres saben pelear…”
    Según relata Carlos Lavín Figueroa, cronista que se dice de Cuernavaca:

    “María de Estrada era una niña judía cuyo nombre era Miriam Pérez. Cuando la expulsión de árabes y judíos decretada por los Reyes Católicos en 1492, Miriam tenía 6 años y vivía en la Judería de Toledo junto a su abuelo, médico y rabino quien la enseñaba a leer y escribir. A la edad de 8 años no solo leía en castellano, sino además lo hacía en hebreo y latín”.

    Tetela del Volcán

    En recompensa por sus servicios a la causa y por su valentía,María de Estrada fue nombrada por Cortés, encomendera de Hueyapan, Nepopualco y Tetela del Volcán. Tras la muerte de su esposo Sánchez Farfán volvió a casarse, ahora con el partidor Alonso Martín, con el que viviría en Puebla de los Ángeles hasta su muerte debida a una epidemia.

    María Álvarez de Toledo y Rojas (España 1490-Santo Domingo 1549). Llegó a la Española en 1509, en compañía de su esposo el virrey Diego Colón. Era nieta del primer duque de Alba. Fue virreina de las Indias Occidentales en ausencia de su esposo entre 1515 y 1520, y entre 1523 y 1526. María no se libró de los prejuicios de su época, a pesar de sus contactos familiares y ser también sobrina de Fernando de Aragón; después de la muerte de su esposo, no le concedieron el permiso para dirigir una Armada y colonizar tierra firme. Murió en 1549 en el palacio virreinal, el Alcázar de Santo Domingo.

    Fernández de Oviedo, quien menciona la emigración de ibéricas en 1509, en compañía del virrey Diego Colón, indica que “…ahí venía la virreina doña María Álvarez de Toledo y Rojas y, con ella, “algunas dueñas e doncellas hijasdalgo (…) eran mozas (que) se casaron en esta ciudad y en la isla con personas principales e hombres ricos de los que acá estaban, porque en la verdad había mucho falta de tales mujeres de Castilla”.

    Algunas eran las hermanas Juárez, hijas de Juan Juárez, a quienes el cronista considerababonicas”. Una de ellas, Catalina, se casó con Hernán Cortés. También venían en esa embarcación María de Cuéllar, quien contrajo nupcias con Diego Velázquez, conquistador de Cuba.

    Beatriz Bermúdez de Velasco (España siglo XV-México siglo XVI),participó en uno de los combates para conquistar Tenochtitlán obligando, espada en mano, a volver a la batalla a los españoles que se rendían. Asi lo narró Francisco Cervantes de Salazar:Beatriz Bermúdez que entonces acababa de llegar de otro real, viendo así españoles como indios amigos todos revueltos, que venían huyendo, saliendo a ellos en medio de la calzada con una rodela de indios e una espada española e con una celada en la cabeza, armado el cuerpo con un escaupil, les dixo:

    ¡Vergüenza, vergüenza, españoles, empacho, empacho! ¿Qué es esto que vengáis huyendo de una gente tan vil, a quien tantas veces habéis vencido? Volved a ayudar a socorrer a vuestros compañeros que quedan peleando, haciendo lo que deben; y si no, por Dios os prometo de no dexar pasar a hombre de vosotros que no le mate; que los que de tan ruin gente vienen huyendo merecen que mueran a manos de una flaca mujer como yo” (211; lib. 5, cap. 169). Fue tal la vergüenza que sintieron los soldados españoles y el efecto de las palabras de Beatriz, que volvieron hacia los enemigos “ya victoriosos”, dando lugar a la batalla “más sangrienta y reñida que jamás hasta entonces se había visto
    ”.
    Beatriz estuvo casada con el soldado Olmos del Portillo, el de México.

    Por estas fechas el 21 de agosto de 1526 el rey de España Carlos I firmó una Real Cédula en Granada el 21 de agosto de 1526 que otorgó permiso a Juan Sánchez Sarmiento para edificar la primera “casa de mujeres públicas” del continente americano en Santo Domingo “por la honestidad de la ciudad y mujeres casadas de ella y por excusar otros daños e inconvenientes”, causados muy probablemente por los marineros, soldados y todo tipo de personas que llegaban a la ciudad tras una larga y dura travesía oceánica.





    Beatriz de la Cueva (Úbeda 1490-Antigua Guatemala 1541) “la sin ventura”, quien fue esposa de Pedro de Alvarado desde 1527, después de que este enviudara de su hermana Francisca. De ella se ha escrito que poseía “una belleza peregrina, gusta del fastuo, y adora a su marido con frenesí”.

    Beatriz y el Adelantado llegaron a Guatemala en 1539. Alvarado, en una expedición de conquista en México, murió el 4 de julio de 1541. El 9 de septiembre de ese año, De la Cueva fue nombrada gobernadora de la Provincia de Guatemala, cargo que aceptó de buen agrado, firmando la toma de posesión como “la sin ventura doña Beatriz”, convirtiéndose en una de las pocas mujeres con ese cargo en la América española.

    De la Cueva, sin embargo, estuvo al mando poco tiempo, ya que uno o dos días después, la ciudad de Santiago de Guatemala fue destruida por un torrente de lodo y piedras que bajó del volcán de Agua y allí falleció Beatriz. Fue un triste final para ella y su séquito de doncellas.



    Catalina de Bustamante (Llerena, Badajoz 1490-Texcoco 1545)
    ,de familia acomodada, con buena formación académica, sabía leer y escribir y conocía el latín y el griego. El 5 de mayo de 1514, junto con su esposo, Pedro Tinoco, sus dos hijas y dos de sus cuñadas, embarcaron en Sanlúcar de Barrameda rumbo a Santo Domingo.

    Al fallecer su esposo se trasladó a Texcoco, México, donde aprovechando su condición de terciaria seglar de la Orden de San Francisco, consiguió, a través de Fray Toribio de Benavente, que la Orden le cediese parte de un antiguo palacio para establecer un colegio para niñas indígenas procedentes de familias de caciques u otros dignatarios. Además de enseñarles la lengua castellana, las instruyó en oficios dignos que pudieran realizar por sí mismas, a la vez que les hizo conscientes de su valor como personas y no permitir que sus padres las utilizaran en el trueque para conseguir alianzas con otros caciques o con capitanes españoles.

    Isabel de Portugal

    En 1535, Catalina viajó a España para entrevistarse con la reina y solicitarle más recursos para poder ampliar la atención a la educación de las niñas y sacarlas de la condición en que se encontraban. La emperatiz Isabel le concedió lo que le pedía y le asignó nuevos fondos y tres nuevas educadoras que la acompañaron a México. Esto posibilitó que pudieran acceder a las escuelas niñas indígenas de la más baja clase social.

    En 1545, la epidemia de peste que azotó el territorio de la Nueva España acabó con la vida de Catalina de Bustamante. Hoy su memoria es recordada con una estatua erigida en Texcoco que la representa con una pluma escribiendo una carta. Se la considera la primera educadora de América, aunque no fue un caso aislado pues muchas mujeres de aquellas pioneras de la Nueva España sembraron instituciones dedicadas a la enseñanza de la mujer.

    India Catalina (Colombia 1495), de la etnia Mokaná, era muy conocedora del idioma castellano y de los dialécticos indígenas, además de ser sobrina de los caciques principales de la región de Galerazamba donde se hallaba Cartagena de Indias.Había sido raptada alrededor de 1509 por Diego de Nuicuesa y llevada a Santo Domingo. A su regreso a Tierra Firme en 1527 se dedicó a evangelizar en la Gobernación de Santa Marta y más tarde en la Gobernación de Bolívar. Fue concubina de Pedro de Heredia el fundador de Cartagena de Indias, contra el que se rebeló acusandole de robar oro, en su primer Juicio de Residencia.

    Tecuelhuetzin, María Luisa Xicoténcatl (Tlaxcalla-Antigua Guatemala 1537), hija de Xicoténcatl el viejo de Tlaxcala y pareja de Pedro de Alvarado desde 1519. Tuvieron dos hijos, Pedro nacido en Tupeque, y Leonor nacida en Utatlán. Fue junto con los españoles a Tenochtitlán de donde escapó con ellos en la llamada Noche Triste.Acompañó a Alvarado a la conquista de Guatemala y luego a Perú en 1534. Murió en 1537, celebrando su funeral el Obispo de Guatemala.

    Está enterrada en la Catedral de Antigua Guatemala.


    Catedral San José Viejo, Antigua Guatemala


    https://laamericaespanyola.wordpress...rica-espanola/
    Última edición por Hyeronimus; 02/09/2019 a las 13:25

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    Re: Mujeres de la América española


    Marina Vélez de Ortega
    (Guadalcanal, Sevilla, España siglo XVI). Según las crónicas de Nueva España, se reproduce la probanza de sus méritos a cambio de los cuales solicitaba mercedes para poder subsistir:

    Que es vecina de la ciudad de Los Angeles y natural de Guadalcanal, e hija legítima de Antón Ruiz Ortega y de Catalina Martín; y que es mujer de Cristóbal Martín Camacho, natural de Moguer, el cual pasó a esta Nueva España con Garay y sirvió a su Majestad en algunas conquistas… Que es una de las primeras vecinas de la ciudad de Los Angeles, donde siempre ha tenido su casa poblada con cinco doncellas huérfanas, criandolas e instruyendolas desde niñas a su costa, entre las cuales tiene una hija legítima de Juan Gómez de Peñaparda, conquistador de esta Nueva España; y que todas son muy pobres y ella con ellas padece necesidad“.
    María Arias de Peñalosa (Segovia, España 1500?-Lima 1573), hija de Pedrarias Dávila, la destaca la historia por ser una una madre “coraje”. Casi todos los autores coinciden en afirmar que lo que más resalta en ella es “su nobleza de espíritu, su esforzado corazón, su elevado don de madre y esposa, y ser más que capaz para afrontar momentos muy difíciles en los que siempre demostró gran piedad y comprensión“. Y estos momentos difíciles fueron siempre en relación a su familia, a su esposo e hijos, a los que siempre defendió y apoyó contra fuerzas poderosas tanto en la Península como en Nicaragua, desde el Rey y el Consejo Real de Indias, la misma Inquisición y hasta clérigos y oficiales de la Audiencia de Guatemala.

    No era mujer fácil de intimidar o de doblegar al tratarse de asuntos que tuviesen que ver con su familia. Primero prometida de Vasco Nuñez de Balboa, estuvo casada con Rodrigo de Contreras desde 1524 con el que tuvo 11 hijos.



    Isabel (Inés) de Bobadilla
    (Canarias, España 1505-España 1546),gobernadora de Cuba, también hija de Pedro Arias y esposa de Hernando de Soto desde 1536; cuando este partió con su expedición a Norteamérica, otorgó un poder por el que nombraba a Isabel gobernadora y capitán general de la isla. Desempeñó esas funciones hasta enero de 1544 cuando supo que su marido había muerto. Regresó a España y murió en 1546 con poco mas de 40 años. En La Habana esperó día y noche a su esposo. En memoria de ambos se eleva desde hace 4 siglos y medio en la ciudad de La Habana, una estatua de Isabel de Bobadilla a modo de veleta, que llaman la Giradilla.

    El Inca Garcilaso de la Vega, poco antes de que el Adelantado Hernando de Soto partiese para la Florida, calificaba a Isabel de Bobadilla “cuya hermosura era extremada”, como “mujer de toda bondad y discreción”.



    Inés de Suárez (España 1507-Chile 1580), amante de Pedro de Valdivia, con el que vivió Una historia de amor. Formó parte de la expedición a Chile en 1540 y participó en la Fundación de Santiago de la Nueva Extremadura. En un tremendo viaje a través del desierto de Atacama, Inés prestó diversos servicios a la expedición, por lo que fue considerada entre sus compañeros de viaje, según Tomás Thayer Ojeda, comouna mujer de extraordinario arrojo y lealtad, discreta, sensata y bondadosa, y disfrutaba de una gran estima entre los conquistadores”. Destacó de forma decisiva en la defensa de la ciudad ante un ataque de los indígenas.




    Tecuixpo Ixtlaxóchitl, Isabel Moctezuma (Ciudad de México 1509-1550), hija del emperador Moctezuma II.Sus primeros enlaces matrimoniales fueron con Cuitláhuac y con Cuautémoc.

    Como dote para su tercer matrimonio con Alonso de Grado, Hernán Cortés le otorgó la encomienda más grande del valle de México, el señorío de Tacuba (Tlacopán). Con Cortés tuvo una hija, Leonor Cortés, quien nació hacia el año 1528, pero nunca fue reconocida por su madre; en cambio, su padre le dio su apellido y la entregó al cuidado del licenciado Juan Altamirano, primo político de Cortés. En 1535, Leonor recibió el título de nobleza por Carlos V.

    Pedro Gallego de Andrade fue el cuarto esposo de Isabel Moctezuma; el matrimonio con Gallego duró poco tiempo pues este murió en 1530.​ A pesar de ello tuvo descendencia, un hijo de nombre Juan de Dios de Andrade Moctezuma (1529-1577) del cual existe una línea de descendientes hasta el día de hoy.El quinto matrimonio se celebró con Juan Cano de Saavedra, con quien procreó cinco hijos, de los cuales dos hijas Isabel y Catalina fueron monjas y fundadoras del convento de la Concepción en la Ciudad de México.Juana Ramirez de Arellano y Zúñiga, Juana de Zúñiga (Soria 1509-Sevilla 1583), hija del conde de Aguilar, y segunda esposa de Hernán Cortés desde 1529, con el que tuvo 6 hijos. Fletó en 1535 la carabela de Francisco de Ulloa para avisar a Cortés de que había llegado un nuevo virrey a Nueva España, Antonio de Mendoza.

    Palacio de Cuernavaca, México.

    Mientras Cortés estuvo en España, Juana seguía en Cuernavaca administrando como podía el marquesado. Es conocido que se volcó en la ayuda a los franciscanos de dicha villa, a los que hizo numerosas donaciones. Siempre a la espera del retorno de su marido, que finalmente nunca se produciría. El cronista Gómara dice que doña Juana era hermosa y muy religiosa que realizó donaciones para la Iglesia de la Asunción de María, hoy Catedral y su Conven*to.
    Beatriz de Salcedo (Almería, España siglo XVI-Perú)

    Llegó a Perú en 1532 como esclava blanca de García de Salcedo, Veedor que acompañaba a Pizarro. De probable origen morisco, recibió su libertad al año de su llegada, pero se mantuvo como concubina de García de Salcedo, a quien acompañó a Cajamarca cuando aún estaba preso el inca Atahualpa, logrando entablar amistad con sus hermanas y mujeres.Tras residir durante un tiempo en Cajamarca y en Jauja, fijaron su residencia en Lima. Como los oficiales reales no podían ser mercaderes, ella asumió gran parte de las actividades mercantiles de él. Allí vivió la muerte de García de Salcedo quien, en sus últimos momentos, decidió casarse con ella para hacerla heredera de toda la fortuna que habían acumulado. Se convirtió así en la única mujer encomendera y morisca de la historia de América. Es el historiador peruano José Antonio del Busto, quien le atribuye el mérito de haber sido quien sembró por primera vez el trigo en el Perú, tras recuperar algunos granos mal molidos de cierta harina que llegó de España.


    Inés Muñoz de Ribera (Sevilla 1510-Perú 1594).




    Llegó a Jauja con Francisco Martín de Alcántara en l534, siendo la primera mujer española casada que entró en el Perú.
    Su marido Francisco Martín de Alcántara, era hermanastro por linea materna de Francisco Pizarro. Inés y su esposo se unieron a la expedición de Pizarro con destino a Panamá que partió de Sevilla el 26 de enero de 1530. Durante el largo y penoso trayecto en barco fallecieron las pequeñas hijas del matrimonio, Ángela y Bárbola.

    Tras su llegada a Panamá, Inés y su esposo se establecieron en la casa de Francisco Pizarro y le apoyaron en varias labores hasta que en 1531, Francisco Martín de Alcántara se unió a la expedición de su hermano. Inés Muñoz permaneció en Panamá hasta que su esposo regresó en busca de refuerzos. Fue entonces cuando Inés le acompañó a Perú.

    El 18 de Enero de 1535, fue una de las presentes en la fundación de la Ciudad de los Reyes, actual ciudad de Lima. Ella y su esposo participaron en el primer reparto de solares realizado pocos días después de la fundación de la ciudad, adquiriendo de este modo el estatus de pobladores; su casa estaba en una esquina contigua a la del Gobernador Francisco Pizarro.Según narra el cronista Bernabé Cobo, Inés Muñoz, habría sido la primera en introducir el trigo en el Perú, alrededor del año 1535 y es considerada la responsable de la introducción también de la mayor parte de las frutas españolas y de los primeros olivos. Dichos árboles y el resto de plantas como higos, melones, naranjas, pepinos, duraznos y otras frutas desconocidas hasta entonces en el Perú se plantaron en la denominada “Huerta Perdida”. Estos hechos han quedado atestiguados para la posteridad en una placa que corona un retrato de Inés, que actualmente se encuentra en el Monasterio de la Concepción de Lima. En 1537 había en Lima 380 españoles y 14 mujeresInés fue la encargada de la educación y cuidado de los hijos mestizos del marqués Francisco Pizarro, ya que este deseaba para ellos una educación española. La responsabilidad sobre sus sobrinos fue total a partir del 26 de Junio de 1541, cuando su cuñado Francisco Pizarro y su esposo Francisco Martín de Alcántara, fueron asesinados por la facción rival de los almagristas, en el contexto de las guerras civiles del Perú.

    En ese trágico momento, Inés tuvo el valor de recoger los cadáveres de su marido y de su cuñado y llevarlos a enterrar en la iglesia sin la ayuda de ningún español “por el miedo que tenían a Diego Almagro el Mozo”. A los dos hijos de Pizarro (Francisca y Gonzalo) los escondió en un convento y finalmente huyó con ellos a Tumbes en la costa norte del Perú.



    Valle del Mantaro, Junin.

    En una de sus encomiendas en el Valle del Mantaro, (actual región de Junín), Inés Muñoz estableció en 1545 el que se cree primer obraje del Perú conocido como “La Sapallanga”. El Cronista Bernabé Cobo narra como ” doña Inés hizo el primer obraje de lanas de Castilla en su repartimiento y encomienda de Indios del Valle de Jauja, dando traza como las lanas que hasta ahora se perdían se aprovechasen”. En 1545 contrajo segundas nupcias con Antonio de Ribera, el cual llegó a ser alcalde de la Ciudad de los Reyes en dos ocasiones.

    Ya viuda fundó el Monasterio de Nuestra Señora de la Concepción en Lima, con el objetivo deservir a Dios y de ayudar a muchas hijas de Conquistadores pobres que hay en esta ciudad gran suma dellas e padecen grandes riesgos e necesidades”.


    Beatriz Hernández (España siglo XVI-México), se sabe de ella porque en 1542, en el valle de Atemaxac (Jalisco, México) sesenta y tres familias españolas se asentaron definitivamente en el actual lugar, a instancias de Beatriz Hernández, que exhortó a la comunidad a no volverse a mudar y quedarse en ese lugar. Aunque la elección pareció desventajosa por la mala calidad de la tierra, la falta de agua y la carencia de buenas comunicaciones, lo plano y extenso de la llanura ofrecía mejores condiciones para protegerse de los ataques de los indígenas.



    Cristóbal de Oñate (padre del conquistador de Nuevo México, Juan de Oñate) había sacado su cuchillo y lo había clavado en el tronco de un árbol que tenía frente a él, declarando fundada la ciudad de Guadalajara, en nombre del rey. Ante las dudas y el desorden de los vecinos, Beatriz, casada con Juan Sanchez de Olea les gritó:

    Gente, aquí nos quedamos, el Rey es mi gallo y aquí nos quedamos, por las buenas o por las malas“.
    Fue suficiente, el 10 de diciembre de 1560, Guadalajara se convirtió en la capital de laNueva Galicia y más tarde en la Sede del Obispado, comenzando a tener importancia fundamental como centro de actividades en el occidente del país, sirviendo de puente comercial entre Europa y Oriente.

    En memoria de Beatriz se alza una estatua en su honor en la ciudad de Guadalajara, México.

    Juana de Leyton (España 1511–siglo XVI)


    Nacida en una familia humilde, se embarcó hacia Perú como sirvienta de la casa de Catalina Leyton, que primero fue amante y después esposa de Francisco Carvajal, el Demonio de los Andes. Fue adoptada como hija por la pareja y posteriormente se casó abandonando la casa de Catalina.Cuando se produjo la sublevación de Gonzalo Pizarro se declaró partidaria de la Corona y se enfrentó directamente a los pizarristas cuando, tras el asesinato del virrey Núñez de Vela, entraron en Lima. Ha pasado a la historia por enfrentarse con su antiguo señor, Carvajal, cuando éste intentó penetrar en su casa. Se cuenta que Juana escondía a connotados realistas en sus aposentos y fue capaz con sus arrestos de frenar al mismísimo Demonio de los Andes, uno de los más coléricos y crueles conquistadores de Perú.

    Leonor Yupanqui Palla (Cuzco 1540-Potosí), hija de Atahualpa, casada con el Adelantado Juan Ortiz de Zárate y madre de Juana. Sobrevivió a su marido que murió en Asunción sin completar sus objetivos. Según los testigos de la época parece que la pareja no solo se amaba sino que además conformó un magnífico tándem empresarial que generó negocios muy fructíferos.

    Aconsejó a su hija Juana para que se casara con Juan de Torre de Vera y Aragón un candidato compatible con sus planes y que continuaría la labor de su marido, ya que gracias a este matrimonio se preservaban sus dominios en Charcas y el norte argentino. Mientras, su yerno actuaba directamente sobre el río Paraná, corazón de las tekohas o ciudades guaraníes, asentándose en ellas y fundando las ciudades de Buenos Aires y Corrientes.

    Sobrevivió incluso a la muerte de su joven hija, y aunque ya era una persona mayor protegió y guió a su nieto Juan Alonso de Vera y Zárate, para que mantuviera los intereses de su “panaka” ahora hispano-inca.Viajó con él a España para defender sus derechos, refrendar sus privilegios frente a la corona y en el fondo para dar continuidad a su proyecto durante una generación más. Lo consiguió, ya que su nieto fue nombrado Gobernador del Tucumán, y al igual que su marido y su yerno, Adelantado del Río de la Plata. Junto a él pasó los últimos años de vida.

    Isabel de Guevara (España siglo XVI-Asunción? siglo XVI), fue una de las fundadoras de Asunción y de Buenos Aires. Navegó en 1534 en el primer viaje de Pedro de Mendoza, con un grupo de 1.500 colonizadores, incluyendo veinte mujeres, con destino al Río de la Plata. En la expedición, otras mujeres eran María Dávila, amante de Mendoza, Catalina Pérez, que se embarcó en Tenerife, Elvira Pineda, Maria Sánchez y Catalina Vadillo.

    Después de perder a su hermano o a su padre (los registros son poco claros), se quedó sin familia. Dejó Buenos Aires, cuando el fuerte quedó desierto, para hacer el arriesgado viaje de 800 millas arriba del río Paraná hasta Asunción. En 1542, contrajo matrimonio de conveniencia con Juan de Esquivel, un castellano que fue ejecutado después en las guerras políticas internas.



    Juana de Austria

    En 1556 Isabel de Guevara llevaba 22 años en América. Según una carta enviada a la princesa Juana de Austria, hermana de Felipe II, el 2 de julio de 1556, que se conserva en el Archivo Histórico Nacional, Isabel ella detalla las penalidades sufridas por los expedicionarios:

    Al cabo de tres meses murieron mil, esta hambre fue tamaña que ni la de Jerusalén se le puede igualar, ni con otra ninguna se puede comparar. Vinieron los hombres en tanta flaqueza, que todos los trabajos cargaban de las pobres mujeres, así lavarles las ropas, como curarles, hacerles de comer lo poco que tenían, limpiarlos, hacer centinela, rondar los fuegos, armar las ballestas cuando algunas veces los indios les vienen a dar guerra (…), dar arma por el campo a voces, sargenteando y poniendo en orden los soldados (…). Si no fuera por ellas, todos fueran acabados; y si no fuera por la honra de los hombres, muchas más cosas escribiera con verdad y los diera a ellos por testigos”.
    Argumentaba que sus trabajos le daban derecho a una partición de tierra y a esclavos indígenas. Escribió que debido a que el hambre había causado que los colonizadores varones “se desvanecieran por la debilidad, todo el trabajo había quedado para las mujeres” incluyendo las labores civiles y militares.

    Mencía Calderón de Sanabria (Medellín, España 1514-Paraguay), al frente de 50 mujeres,

    atravesó 1.600 kilómetros de selva en una complicadísima expedición de más de seis años.
    Casada en 1535 con Juan de Sanabria, en 1547 se firmó una capitulación que otorgaba a su marido el título de tercer adelantado del Río de la Plata. El mencionado documento autorizaba al nuevo gobernador el traslado de unos cien hombres casados con sus respectivas familias y cierta cantidad de mujeres solteras, con el propósito de contraer matrimonio con los expedicionarios solteros residentes en el Paraguay.Fallecido Sanabria en 1549, su esposa rehizo la expedición con Juan de Salazar como capitán principal, fundador de Asunción, quien había regresado a España un par de años atrás. Estaba integrada por unas doscientas cincuenta personas, entre las cuales había cincuenta mujeres, cuatro de ellas casadas y el resto, doncellas, todas de buenas familias.



    Antes de llegar al Paraguay, la expedición de Mencía sufrió una serie de dramáticos incidentes: desde fuertes tempestades marinas, pasando por el abordaje de piratas en la costa africana, hasta la permanencia por espacio de cinco años en territorio lusitano en las Indias Occidentales. Así, al llegar a la costa atlántica americana, los integrantes de la empresa, reducidos a unos ochenta hombres y cuarenta mujeres, desembarcaron en la isla de Santa Catalina. Varios oficiales, entre ellos el capitán Francisco de Becerra, habían fallecido en aquella travesía.

    El grupo encabezado por Juan de Salazar y Mencía se había dirigido a la región del Mbiazá, a unas veinte leguas al sur de Santa Catalina. Allí fundaron el puerto de San Francisco, acontecimiento de singular importancia, por ser éste el primer enclave español en la costa del Atlántico sur, en salvaguarda de la línea de Tordesillas. Además, la ensenada se erigió en puerta de entrada de los territorios castellanos.En 1551, el capitán Hernando de Trejo contrajo matrimonio con María de Sanabria, hija de Mencía. Una cláusula de las capitulaciones de Sanabria estipulaba que quien se casase con la primera hija del Adelantado ocuparía el cargo de alguacil mayor de la provincia del Paraguay y con esta unión Trejo se hizo acreedor de dicho empleo. Dos años más tarde nacería en San Francisco, Hernando de Trejo y Sanabria, hijo del mencionado matrimonio. En la región del Mbiazá se realizaron también otros casamientos, entre ellos, la de Juan de Salazar con Isabel de Contreras, viuda del capitán Becerra, y de Elvira de Contreras, hija de Isabel y del citado Becerra, con el capitán Ruy Díaz de Melgarejo.



    Hacia 1553, el portugués Tomé de Sousa, gobernador de San Vicente, al enterarse de la fundación de San Francisco y de la población española residente en el lugar, envió una carabela con víveres. De inmediato, ordenó su despoblación y el traslado de Mencía y de la comitiva a su gobernación, con la falsa promesa de facilitarles el viaje hasta Asunción.

    Mencía, retenida por el gobernador lusitano, logró escapar de San Vicente con parte de su grupo y retornó a San Francisco, permaneciendo allí a la espera de auxilio. También Juan de Salazar consiguió huir tratando con unos comerciantes portugueses, los hermanos Goes, quienes intentaban llegar al Paraguay.El grupo de Mencía esperó en vano el ansiado socorro y como éste nunca llegó, decidió emprender también el viaje con destino al interior del continente. Salazar llegó a Asunción en octubre de 1555 y el grupo de Mencía y Hernando de Trejo en compañía del grupo de mujeres con solo diez de ellas supervivientes, se presentó a mediados del año siguiente. Mencía Calderón de Sanabria, de edad muy avanzada, terminó sus días en el Paraguay. Su numerosa descendencia estuvo bastante vinculada a la vida política y económica de la provincia y le prodigó grandes satisfacciones en sus últimos años. Por esta época y refiriendose a la ciudad de Asunción en Paraguay, el presbítero Francisco González Panigua le escribe al rey de España lo siguiente : “el conquistador que está contento con cuatro indias es porque no puede haber ocho y el que con ocho porque no puede haber dieciséis y que no hay quien baje de cinco y de seis, la mayor parte de quince, y de treinta y cuarenta los lenguas y capitanes”.Para Ruy Diaz de Guzmán, todo un harén se montaron los conquistadores con las guaraníes: “las cuales son muy lindas y grandes amantes, afectuosas y muy ardientes de cuerpo”. De hecho a Asunción la llamaban el “Paraíso de Mahoma”por aquello de los harenes.
    Beatriz Estrada y Gutierrez Flores de la Caballería (Salamanca 1515-Ciudad de

    México 1553)
    , esposa de Francisco Vázquez Coronado desde 1537, que fue gobernador de Nueva Galicia y explorador del suroeste de Estados Unidos. Conocida como “la Santa” tuvo 5 hijas y 1 hijo. Era la propietaria de la segunda encomienda más grande de Nueva España en Tlapa, hoy estado de Guerrero, que sirvió para financiar la expedición de su esposo, quien volvió de su exploración en 1542 y moriría en 1554.


    Dama de Cofitachequi (Frontera Georgia-Carolina del Sur siglo XVI). En la primavera de 1540, Hernando de Soto llegó a Cofitachequi (cerca de la actual Camden), un asentamiento probablemente perteneciente a la culturacatawba, que estaba gobernado por una mujer que ha pasado a la historia como la“Dama de Cofitachequi”.

    La expedición fue bien recibida por la mujer, quien les proveyó de alimentos y cedió su propia vivienda para habitación del español. Alli estuvieron alojados varias semanas. Por la información ofrecida por los nativos supieron del paso precedente de la expedición de Lucas de Ayllón, comprobando los restos materiales de la misma. Ella pensaba que una alianza con los recién llegados, que demostraban poder para la guerra, le serviría para combatir a sus enemigos.En el relato del cronista Garcilaso de la Vega, comparó la situación y el momento con la que tuvieron en Egipto Marco Antonio y Cleopatra. Primero fueron recibidos por los notables, y depués apareció la cacica en una embarcación cubierta y decorada, acompañada por otras seis mujeres, y remoslcada por otra canoa con seis remeros.

    La cacica impresionó a los españoles por su delicadeza y buenas maneras. Ordenó que le trajeran un asiento para conversar con el jefe de los españoles y encargó al intérprete de estos Juan Ortiz que le entregara su gran collar. De Soto prefirió recibirlo de sus propias manos y le dió a cambio su anillo adornado con un rubí.

    A pesar de la epidemia de peste que acababa de asolar su país, la cacica ofreció hospitalidad a los españoles, la mitad de los víveres y las perlas que adornaban los templos funerarios.Después regresó a su poblado “dejando a nuestros castellanos muy satisfechos y enamorados tanto de su discreción como de su belleza, que era de una gran perfección. Quedaron sorprendidos por la delicadeza de una bárbara nacida y criada lejos de toda buena enseñanza. Estaban tan encantados con ella que ni entonces ni después, intentaron saber como se llamaba, contentandose en llamarla señora, y con razón, ya que era una gran dama en todos los conceptos.

    El 13 de mayo de 1540, Hernando de Soto decidió continuar su exploración dirigiendose hacia otro cacicazgo al noroeste, Xuaka (Joara)


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    Re: Mujeres de la América española

    Mencía (María) de los Nidos Alvarez de Copete (Cáceres 1516-Santiago de Chile 1603),hija de familia noble de Castilla, viajó en 1544 a las Indias, siguiendo los pasos de cinco de sus seis hermanos. Primero estuvo en Perú y luego en Chile donde se instaló en 1550 en la ciudad de Concepción, recién fundada por Pedro de Valdivia. Estaba casada con Cristóbal Ruiz de Ribera.

    Se distinguió por la arenga dirigida a los pobladores de Concepción, ciudad sometida a un inminente ataque de 6.000 guerreros mapuches de Latauro que ya habían derrotado a Valdivia y a su sucesor Francisco de Villagrá.

    Mencía se colocó en medio de la plaza y dijo:Señor general, si vuesa merced desea retirarse por el provecho personal, váyase en buena hora; pero deje siquiera que las mujeres defendamos nuestras casas y no nos obligue a solicitar auxilio en las ajenas” Aunque finalmente tuvieron que retirarse a Santiago de Chile ante la abrumadora superioridad de los mapuches, su valentía proponiendo resistir la hizo acreedora a que Alonso de Ercilla y Zúñiga, que vivió aquella época de la primera fase de la Guerra de Arauco, en Chile, inscribiera su nombre en las páginas de su principal obra, el poema épico “La Araucana”, inmortalizando, de esta forma, por su gesto y arrojo, la figura de la cacereña, a la que denomina como noble, valerosa y osada.

    Aldonza Villalobos Manrique (Santo Domingo 1520-Madrid 1575), fue gobernadora de la Isla Margarita, Venezuela. Había heredado este cargo de su padre, el oidor de la audiencia de Santo Domingo, Marcelo de Villalobos, gracias a la decidida intervención de su madre. Los padres de Aldonza habían llegado a la Española en 1510.



    Aldonza, y durante un tiempo su madre Isabel Manrique de Villalobos, dirigió los rumbos de la Isla Margarita (actual caribe venezolano), entre 1527 y 1575. Durante su mandato, la isla pasó a ser una próspera colonia, bastante rica, a causa de la explotación de perlas.Posteriormente el 13 de noviembre de 1534, se le entregó también la jurisdicción de la isla vecina de la ciudad de Nueva Cádiz, la isla de Cubagua.

    En 1535 Aldonza se casó, a la edad de quince años, con el capitán Pedro Ortiz de Sandoval, a quien había acompañado en la Conquista del Perú. A partir de este momento hay cierta confusión en las fuentes. Algunos historiadores atestiguan que ambos marcharon a Isla Margarita donde fundaron la ciudad de La Asunción, la capital de la isla además de otras ciudades. Se dice que además de desarrollar la extracción de perlas, introdujeron el cultivo de la caña de azúcar, cereales y vid en América.

    Ana de Ayala (Sevilla siglo XVI-Venezuela), esposa de Francico de Orellana, participó en la exploración del Amazonas. Se dice de ella “que fue noble, prostituta, mujer de clase media. .”. La expedición de Orellana había partido desde España en 1544 con una flota que llevaba a bordo 400 hombres y cuatro Capitanes. Llegaron primero diezmados a Cabo Verde, luego ya en América embocaron desde el impresionante delta el gran río del Amazonas, el cual surcaron durante 11 meses. Se perdieron y fueron extinguiéndose uno tras otro, incluido Orellana, al que Ana de Ayala enterró en la orilla izquierda, bajo la sombra de un árbol. Sobrevivieron 44 personas, entre ellas la sevillana, que tuvo la valentía de afear al rey que la falta de medios les había precipitado al fracaso.

    María Escobar (Trujillo, España 1520-Cuzco), de probable origen noble, casada con Diego de Chaves, ambos naturales de Trujillo, primera en importar y cultivar trigo en América. Según Eloísa Gómez-Lucena, era tan de vital importancia preservar las semillas, que la Corona española premiaba con 600 ducados al primero que en cada ciudad del Nuevo Mundo obtuviera una cosecha de cebada, trigo, aceite, vino y cualquier otro producto de España; y como relata el Inca Garcilaso: Es de saber, que el primero que llevó trigo a mi patria (yo llamo así* a todo el imperio que fue de los Incas) fue una señora noble llamada Marí*a de Escobar. Esta señora, digna de un gran estado, llevó el trigo al Perú a la ciudad de Rí*mac (Lima)“.

    Leonor Alvarado Xicotencatl (Utatlán 1524-Guatemala 1583), la primera mestiza prominente, nacida en Guatemala.Hija de Pedro de Alvarado y de Luisa de Xicotencatl, era una princesa india tlaxcalteca que fue criada por sus padrinos. Se casó en 1541 con Pedro de Portocarrero, amigo de su padre. Escapó de la muerte cuando un deslizamiento de tierra resultante de una inundación y un terremoto cubrió la capital de Almolonga y mató a su madrastra y virreina Beatríz de la Cueva, el mismo año.



    Catedral de San José. Antigua Guatemala.

    Después de la muerte de su esposo en 1547, se casó con Francisco de la Cueva, el hermano de su madrastra. De este matrimonio nacieron los hijos de la descendencia de Pedro de Alvarado en Guatemala. Su segundo marido murió en 1576, y Leonor murió siete años después, a la edad de cincuenta y nueve años. Sus restos fueron enterrados en la Catedral de San José (Antigua Guatemala), junto a los de su padre y su madrastra.

    María de Carvajal y Mendoza (Úbeda, Jaén 1525-Bogotá 1573).


    Llegó a América en 1545 con su esposo Jorge Robledo que había sido uno de los capitanes de Francisco Pizarro. “Bella, elocuente y activísima durante el viaje que hizo a Indias con el Visitador D. Miguel Díez de Armendáriz, supo congraciarse con él hasta el punto de que este magistrado tomase la defensa de Robledo contra Belalcázar en las reyertas que aquellos conquistadores tuvieron entre sí“; reyertas que concluyeron trágicamente, con la muerte de Robledo .Se afirma también, que María era un tanto jactanciosa y presumida y que sus relaciones con sus criados eran un tanto despóticas: “se daba muchas ínfulas, era muy orgullosa con los subalternos y se hacía llamar a boca llena Señora Mariscal“.

    Se vio de repente viuda y desamparada. La joven y agraciada María de Carvajal siguió el ejemplo de muchas de sus compatriotas y en breve dio su mano de esposa por segunda vez al Tesorero de la Real Hacienda de Santafé (en Bogotá), Pedro Briceño y Verdugo a donde había ido a pedir noticia apenas tuvo conocimiento de la muerte de Robledo.

    Al fallecer este se casó por tercera vez, ahora con el Presidente de la Real Audiencia de Santa Fe de Bogotá, Francisco Briceño Lopez.

    Catalina de Miranda (Sevilla 1527-Caracas 1610).Llegó a Venezuela con 15 años de edad y se relacionó con los capitanes de la Conquista; logró hacerse rica y mantener holgadamente a sus hijos. Su pareja inicial fue el fundador de El Tocuyo Juan de Carvajal con el que llegó a Coro en 1545 . Tras la muerte de este, Catalina que ya había sido madre se quedó en El Tocuyo y se casó con Francisco Ramos de Argañaras. Fueron aquellos los tiempos de su cercana amistad con el conquistador Juan de Villegas (1509-1553), fundador de Barquisimeto (1552) y gran amigo de Carvajal. Fue también, tiempo después, amante de otro conquistador, Diego García de Paredes (1506-1563), fundador de Trujillo (1558). Y ”parece que se distrajo un poquito con Francisco Sánchez”, según otro historiador.



    Fue desde luego mujer de activa vida sexual, con peleas por ella entre sus amantes, por ello: “Las señoras principales expresaron un día que se iban de El Tocuyo porque no podían soportar los escándalos de Catalina de Miranda”. La calificaban de “cortesana” y “barragana“.Su vida la ha novelado Xiomary Urbáez en “Catalina de Miranda”, quedando finalista del Premio Iberoamericano de Narrativa Planeta-Casa de América 2012.

    Juana Quinel (Chile) aparece aproximadamente en 1560, durante la guerra del Arauco.Según cuenta Mariño de Lobera: “ había en el ejército español una india cristiana llamada Juana Quinel, que por su apariencia y sus facultades gallardas era muy apreciada entre los jefes indios e incluso entre algunos españoles de este campamento“. Mientras los araucanos asaltaban la Ciudad de los Infantes, Juana Quinel, “como bravata o para demostrar su valentía, empuñó un arco, colgó en su hombro un carcaj lleno de hermosas flechas y, marchando en el escuadrón de los indios yanaconas, se puso a la vanguardia como capitana. Empezó entonces un discurso de exhortación al combate, en el que no prometió como recompensa lo que los otros capitanes cristianos tenían por costumbre invocar (la gloria de Cristo, la exaltación de nuestra santa fe o las gracias y el reconocimiento del Rey, así como el honor de las victorias), sino la recompensa indecente de su propia persona, prometiendo sus favores a quien diera pruebas de mayor valor“.

    Estas palabras enardecieron al destacamento indio que, no solo obedecieron las órdenes de su jefe habitual, sino las de la mujer que exclamaba: “vamos hermanos carguemos contra esos perros indios, enemigos de Dios y de los Santos“.La victoria se alcanzó tras una violenta batalla, en la que los araucanos se retiraron dejando el campo sembrado de cadáveres.

    Isabel Bravo fue la primera mujer que de manera legal ejerció la profesion de comadrona en Chile. Habia residido durante bastante tiempo en Lima y obtenido su título oficial en 1568 de manos del célebre médico Francisco Gutierrez. Aprobada su titulación por el Cabildo de Santiago de Chile, continó allí ejerciendo su profesión.



    Monasterio de la Santísima Trinidad. Lima.

    Lucrecia Sansoles (Burgos 1544? -Lima 1612), primera mujer que se estableció en La Paz, Bolivia en el año de su fundación, en 1548, era esposa de Juan de Rivas.

    Puede decirse que fue ella la que dirigió la fundación de la capital de Bolivia, creando los llamados obrajes, manufacturas de paños y bayetas, ayudando a levantar iglesias y protegiendo a los indios.

    Viuda y residente en Lima desde 1579, fundó en 1584 junto a su hija Mencía de Vargas y otras seguidoras el Monasterio de la Santísima Trinidad de Lima, ocupado por las Bernardas desde 1606. Fue su primera abadesa, donde murió.
    Mencía Ortiz (España siglo XVI), empresaria. Poco se sabe de esta mujer, salvo que en 1549 se concierta con otros socios, entre los que se cuenta un tal Rodrigo Franquis, para dedicarse al tráfico de mercancías con América. Crea una compañía que registra ante el jurado Francisco Ruíz, y en donde ponen como bien una nao “La Concepción”, que ya tiene las bodegas cargadas y está presta para partir hacia su destino. Será una de las pioneras, pero no será la única en intentar explotar el nuevo mercado que suponían las Américas.Juana Ortiz de Zárate (Cuzco 1561- Paraguay 1584), hija de Juan Ortiz de Zárate y de Leonor de Yupanqui Palla. Fue reconocida por el rey Felipe II como “mujer muy principal y noble, descendiente de los Incas, señores que fueron del Perú”.

    Se casó en 1577 en la Ciudad de la Plata con el licenciado Juan de Torres de Vera y Aragón, caballero de esclarecido linaje y oidor del Tribunal de Justicia. Con solo veintinueve años, testa el mismo día de su fallecimiento. Tuvo un hijo, Juan Alonso Vera y Zárate, más tarde gobernador de Tucumán.





    Isabel Barreto y Quirós (Pontevedra 1567-1612).

    En 1594 a la muerte de su marido Álvaro de Mendaña en la isla de Santa Cruz, del Océano Pacífico, tomó el mando de la expedición que tenía como objetivo explorar el archipiélago de las Salomón. En una situación extrema dando muestras de una firme voluntad, logró poner a salvo y llevar a la maltrecha expedición a las islas Filipinas.

    La llamaron “la reina de Saba” por ser la dueña teórica de las islas Salomón.

    Catalina de Erauso (San Sebastián 1585/1592-Nueva España 1650 ?), la monja alférez.

    Hija de un importante militar que sirvió con Felipe III, a los 15 años de edad escapó en 1600 de un convento de San Sebastián dode estaba recluída. Se disfrazó de varón y con un nombre falso pasó por Vitoria, Valladolid, Bilbao, Navarra, San Sebastián, Pasajes, Sevilla y Sanlúcar de Barrameda donde viajó a América como grumete en 1603. Todo este tiempo lo pasó disfrazada de varón, con el cabello corto y usando distintos nombres, como Pedro de Orive, Francisco de Loyola, Alonso Díaz, Ramírez de Guzmán o Antonio de Erauso.
    En su azarosa vida americana pasó distintas aventuras en Venezuela, Cartagena de Indias, Nombre de Dios (Panamá), Paita (Perú), Ecuador, Trujillo, Lima, Chile y Concepción.



    En la batalla de Valdivia recibió el grado de alférez. En la siguiente batalla de Purén murió el capitán de su compañía y ella asumió el mando, ganando la batalla. Luego pasó al Río de la Plata, Tucumán, Potosí, Chuquisaca, La Paz y Cusco.

    En 1623 fue detenida en Huamanga, Perú, a causa de una disputa. Para evitar su ajusticiamiento pidió clemencia al obispo Agustín de Carvajal, al que confesó que era en realidad una mujer y que había estado en un convento. Tras un examen por parte de un conjunto de matronas, que determinaron que era cierto que se trataba de una mujer y que además era virgen, el obispo la protegió y fue enviada a España.

    Allí la recibió el rey Felipe IV, el cual le mantuvo su graduación militar y la apodó monja alférez, a la vez que le permitía emplear su nombre masculino y le concedió una pensión por sus servicios a la Corona en el Reino de Chile. El grado de monja alférez había sido ganado en el propio campo de batalla, por el valeroso y arriesgado rescate que hiciera de la bandera de Castilla arrebatada por los araucanos, en lo que fue la famosa batalla de Valdivia.Estuvo en Roma y Nápoles y volvió a America en 1630 residiendo en Ciudad de México y Veracruz.

    Rosa de Santa María, Isabel Flores de Oliva (Lima 1586-1617) nacida en América y



    canonizada como Santa Rosa de Lima, según un testimonio recogido en la encuesta de beatificación la describe:
    Era de peregrina hermosura, con brío y gala, de talle bien dispuesto, dulce de carácter y discreta […] Tenía el rostro ovalado, sereno y apacible; pelo rubio y abundante, ojos grandes y negros, frente despejada, ceja arqueada y bordoneada, mejillas rosadas, barbilla prominente, manos blancas, pequeñitas y bien torneadas y regular estatura”.

    Ingresó en la Orden Tercera de Santo Domingo, que se confirmó el 10 de agosto de 1606, en la iglesia del Convento de los frailes predicadores. A partir de aquel día, pasó a llamarse Rosa de Santa María y comenzó a ejercer el oficio de camarera de la patrona de la Orden, su santa protectora, cargo que desempeñó hasta el final de su vida, manifestando ostensiblemente su alegría y el arrobo místico que sentía al estar en presencia de la venerada imagen.El 2 de enero de 1668 se la nombró patrona principal de Lima y fue beatificada por Clemente IX, el 12 de febrero del mismo año. Clemente X la proclamó patrona de toda la América española y posesiones oceánicas de España el 11 de agosto de 1670 y, el 12 de abril de 1671, firmó el decreto de su canonización. Su fiesta se celebra el 23 de agosto.
    Clarinda (Lima? siglo XVI-siglo XVII), poetisa peruana anónima. El “Discurso en loor de la Poesia” firmado por Clarinda apareció en 1608 al frente de la Antología publicada en Sevilla por Diego Mexía de Fernangil con el título de Primera parte del Parnaso Antártico. En esta Antología se dice que la obra fue “compuesta por una señora principal de este reino (Perú) muy versada en lengua toscana y portuguesa por cuyo mandamiento y por cuyos justos respetos no se escribe su nombre”. El nombre verdadero queda detrás del seudónimo de Clarínda.



    El poeta Mexía de Fernangil dedica un largo poema clásico en su Segunda Parte del Parnaso Antártico (1615), a una religiosa de un convento de Lima como a la señora de todos sus respetos y admiraciones: “A Leonor de la Trinidad, fundadora y abadesa de las Monjas Descalzas de la limpia Concepción del Monasterio del Señor San José en la ciudad de los Reyes del Perú“. Fue sin duda su corresponsal persona cultísima muy al tanto de “mitologías poéticas”

    Es posible entonces que detrás del seudónimo de Clarinda estuviera una religiosa y que ésta fuera Sor Leonor de la Trinidad a quien Mexía (ya en 1615) agradeciera, con ese largo poema clásico de su “Segunda Parte del Parnaso Antártico”, tanta admiración como por él demuestra la poetisa en el “Discurso en loor de la Poesía”.

    Amarilis (Huanuco 1594?-1622) poetisa. Según Guillermo Lohmann Villena su nombre real era el de María Rojas y Garay. Admiradora de la obra de Felix Lope de Vega, a quien envió su poema Epístola a Belardo, que fuera publicado en 1621 en La Filomena, obra de Lope de Vega.

    Huérfana, provenía de dos familias inquisidoras ilustres que fundaron la ciudad de León (Huánuco). Fue pupila seglar del beaterio de las Agustinas Recoletas de Lima, donde recibió una estricta y amplia formación renacentista. María de Rojas se exclaustraría en 1617, para contraer matrimonio. Falleció en 1622, poco antes de que llegaran al Perú las primeras copias de La Filomena de Lope de Vega.

    Es una de las figuras más representativas de la etapa clásica y la más notable poetisa de la literatura virreinal.


    Retrato de Francisca Enriquez de Ribera 1638.
    Francisca Enriquez de Ribera (Sevilla-Cartagena de Indias 1641), condesa de Chinchón y virreina del Perú.

    Viajó en 1628 con su marido Luis Jerónimo Fernandez de Cabrera y Bobadilla a tierras peruanas, y según una controvertida historia contrajo el paludismo/malaria. Una india que tenía a su servicio la reveló el secreto del poder curativo de los polvos de la corteza de quina (quinina), los cuales curaron a la virreina.Según la Dra Paloma Merino Amador que publicó un artículo titulado “La quinina, el descubrimiento que cambió el mundo” publicado en el año 2004 por la Empresa Farmacética Bayer, abunda en la tesis de la intervención de la Virreina en el descubrimiento de la quina. Termina así su artículo:

    Cuando se restableció del todo, y a pesar de que la figura activa de la mujer en la sociedad era muy limitada, se encargó de proporcionar el tratamiento a todos los enfermos de Lima, que denominaron al preparado y en agradecimiento “polvos de la condesa”, lo que la convirtió en una virreina muy querida. Los jesuitas enviaron grandes cantidades del preparado de quina al cardenal español Juan de Lugo, padre general de la orden, que residía en Roma. El cardenal lo distribuyó entre los pobres de la Ciudad Eterna. En España se probó por primera vez en Alcalá de Henares y el avance científico se conoció en toda Europa gracias a Luis XIV de Francia, quien compró la nueva sustancia para curar al Delfín, lo que supuso el triunfo de la quina en el Viejo Mundo.

    Gracias a la Condesa de Chinchón, la sociedad científica comenzó a utilizar un tratamiento para una de las enfermedades que más muertes causaba tanto en América como en Europa. Doña Francisca recibió el primer homenaje cuando el botánico Linneo puso el nombre de chinchona al género del árbol de la quina (Linneo lo escribió siguiendo la fonética italiana, por lo que la palabra se pronuncia como en castellano chinchona) . En la actualidad no existe tratado que no reconozca a la condesa como la persona que favoreció la difusión del fármaco, y su historia es la protagonista de las salas de quina del Wellcome Historical Medical Museum de Londres, al igual que hay frescos con escenas de su curación en el Hospital del Espíritu Santo de Roma. José María Pemán escribió la obra en verso “La santa virreina”, con claro valor literario y que tiene como nudo argumental la curación de la española


    Ana Francisca de Borja y Doria (Gandía, España 1640-Madrid 1706), virreina del Perú.

    En 1667, en unión de su esposo Pedro Antonio Fernandez de Castro, nombrado virrey del Perú, partió desde Cadiz con destino al puerto de El Callao. En 1668 el virrey se tuvo que trasladar a la provincia de Puno, dejando a su esposa a cargo del gobierno del Perú, por delegación facultada en la cédula real de 12 de junio de 1667.

    Ejerció enteramente la autoridad real, dirigiendo el gobierno del virreinato durante la ausencia de su marido, tomando decisiones y emitiendo decretos. Su autoridad de ningún modo fue puesta en duda por instancia alguna del poder gubernamental.

    El asunto más peligroso que tuvo que zanjar fue el ataque y posterior saqueo de Portobelo en Panamá, consumado por el pirata Henry Morgan en agosto de 1668. Producida la agresión de Morgan, la virreina gobernadora, ejercitando plenamente su cargo, envió rápidamente abastecimientos y pertrechos de guerra y dispuso el ataque contra los piratas. Así como también, para frenar nuevos ataques a otros puertos como Callao, emprendió una vigorosa defensa con la que logró neutralizar eficazmente el asedio de piratas y corsarios.

    El 11 de junio de 1675, en unión de sus hijos, viajó, desde El Callao a España, trasladando el cadáver de su marido. Ya no volvió a América.

    Sor Juana Inés de La Cruz.

    Sor Juana Inés de la Cruz, Juana de Asbaje y Ramírez de Santillana (San Miguel de Nepantla, México 1648/51-Ciudad de México 1695),a los quince años entró en la corte virreinal. Escritora brillante, culta, aguda y con una gran sensibilidad social, reivindicó el papel de las mujeres oprimidas en el Nuevo Mundo. Nacida ya en las nuevas tierras de San Miguel Nepantla, cobra especial relieve en la literauta novohispana.Entréme religiosa porque para la total negación que tenía al matrimonio, era lo menos desproporcionado y lo más decente que podía elegir”.

    Rafaela de Herrera (siglo XVIII). En el contexto de la guerra de los siete años (1757-63) el gobernador inglés de Jamaica, William Henry Littleton, preparaba un ejército de tres mil hombres y más de cincuenta embarcaciones, con el objetivo de entrar en Nicaragua remontando el río San Juan, desaguadero que es del Gran Lago. Precisamente en previsión de ello, los españoles habían construido el castillo de la Concepción, en las inmediaciones de la población del mismo nombre. Su jefe era Pedro Herrera, que próximo a producirse el ataque, se hallaba enfermo y a punto de morir.Conocedor de la circunstancia, el comandante inglés no se lo pensó dos veces y se plantó ante la fortaleza, exigiendo su rendición pacífica a cambio de la seguridad de sus defensores. Una pretensión que habría conseguido fácilmente de no ser porque en semejantes circunstancias asumió la defensa del fuerte… ¡¡¡una joven de diecinueve años!!! Era Rafaela Herrera, hija del ya difunto Pedro, única blanca en un fuerte que defendían unos mulatos que no podían disimular su buena disposición hacia la rendición.

    Así las cosas, Rafaela se sube al torreón, carga el cañón y rompe fuego contra el campamento enemigo, con tan buena puntería, que al tercer disparo acierta el tiro en la persona del comandante inglés. Enfurecidos, los ingleses inician el asalto al castillo, pero la guarnición, enardecida por el valor de Rafaela, opone ahora una enérgica resistencia. La aguerrida e inteligente joven prepara entonces una ingeniosa estratagema, y hace empapar sábanas de alcohol sobre ramas secas que desliza por el río hacia el enemigo, el cual, engañado, cree hallarse ante el temido fuego griego. El 3 de agosto, tras cinco días de infructuoso asedio, los ingleses abandonan sus posiciones, dejando varios muertos, heridos y algunas embarcaciones.

    Cuando Rafaela en compañía de su madre llega a la ciudad de Granada en Nicaragua, es recibida como una heroína. Gloria efímera, pues la vida no la tratará como se merece. Casada con Pablo de Mora y madre de cinco hijos, de los cuales dos eran paralíticos, enviuda y llega a conoce el sinsabor de la pobreza, hasta que nada menos que veinte años después de su hazaña, en 1781, el Rey le concede una pensión. En la carta del monarca estas palabras, tardías, pero no por ello menos elogiosas y merecidas:

    “Defendisteis el Castillo de la Purísima Concepción de Nicaragua en el Río San Juan, consiguiendo a pesar de las superiores fuerzas del enemigo, hacerle levantar el sitio, y ponerse en vergonzosa fuga, pues superando la debilidad de vuestro sexo, subisteis al caballero de la fortaleza, y disparando la artillería por vuestra mano matasteis con el tercer tiro al comandante inglés en su misma tienda: realzando la acción a la corta edad de diecinueve años que contabais, no tener castellano el Castillo, ni comandante, ni otra guarnición que la de mulatos y negros, que habían resuelto entregarse cobardemente”.


    Para Darina Martykánová, historiadora checa que reside en España: “Las mujeres en América afrontaron sus vidas entre la humillación y el empoderamiento, entre la destrucción y el intercambio, para contribuir a la creación de algo radicalmente nuevo, siendo agentes activas de sus destinos y de los destinos de sus comunidades, incluso en las circunstancias más brutales.

    Philip O’Sullivan Beare, soldado irlandés del siglo XVII que sirvió en el ejército español y que llegó a ser conocido como escritor, decía:

    No creemos que la historia de ningún país haya producido en tan poco tiempo un cúmulo tal de hembras heróicas, casi ninguna de las cuales ha dejado más que un nombre oscuro escondido entre el polvo de las crónicas”.


    Fuentes consultadas:

    https://www.prensalibre.com/revista-d/mujeres-que-destacaron-en-la-conquista-y-colonizacion-de-america


    Las mujeres en la conquista de América | ArqueHistoria


    La cruzada del océano. Jose Javier Esparza


    En busca del papel de las mujeres durante la conquista española


    https://www.historiadelnuevomundo.com/index.php/2015/10/el-sexo-en-la-conquista-de-america/


    https://www.um.es/estructura/unidades/u-igualdad/intranet/docs/historia-de-las-mujeres-en-america-latina.pdf


    Españolas de Ultramar. Juan francisco maura. 2005.


    La mujer en la conquista de América – CHDE Trujillo.
    Rosario Rubio de Orellana-Pizarro.


    Leonor Yupanki. Política inka en el Río de la Plata | Historia de Latinoamérica


    http://www.armada.mde.es/archivo/dirorcun/No_fueron_solos_dossier.pdf


    Beatriz Bermúdez de Velasco | Real Academia de la Historia


    <link href='https://sites.google.com/site/museonuevacadizne/museo-nueva-cadiz-ne/favicon.ico' rel='shortcut icon' type='image/x-icon'/> <link href='https://sites.google.com/site/museonuevacadizne/museo-nueva-cadiz-ne/favicon.ico' rel='icon' type='ima

    Inés Muñoz de Ribera, emigrante a Indias, (h. 1510 – h. 1594) – Identidad e Imagen de AndalucÃ*a en la Edad Moderna

    Historia, faro del presente. : ELLAS HICIERON HISTORIA (2)


    https://hidalgosenlahistoria.blogspot.com/2015/02/mujeres-en-la-conquista-de-america_7.html


    Libros y autores peruanos


    https://www.artehistoria.com/es/personaje/arias-de-pe%C3%B1alosa-maria


    Conquistadoras: mujeres heróicas de la conquista de América. Carlos B.Vega


    Fotograma de la serie “en el corazón del océano”


    MENCIA DE LOS NIDOS, UNA HEROINA CACEREÑA OLVIDADA - juandelacruz


    http://www.chdetrujillo.com/la-mujer-en-la-conquista-de-america/


    https://www.religionenlibertad.com/blog/34758/de-la-espanola-de19-anos-que-defendio-ella-sola-nicaragua.html


    http://riubu.ubu.es/bitstream/10259.4/513/1/1133-9276_n088-089_p391-405.pdf


    Las mujeres de los conquistadores. Nancy O´Sullivan-Beare


    Las mujeres en tiempos de los conquistadores. Catherine Delamare y Bertrand Sallard. 1992


    Juana de Leyton | Real Academia de la Historia


    http://www.bibliotecaspublicas.es/chinchon/publicaciones/Descubrimient_de_la_quina.pdf




    https://laamericaespanyola.wordpress.com/2019/01/16/mujeres-de-la-america-espanola/



  4. #4
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    Re: Mujeres de la América española

    María de Estrada: la valiente que luchó "mejor que cualquier varón" en las Américas




    Ilustración de María de Estrada, utilizada por Gloria Durán en su libro 'Maria de Estrada: Gypsy Conquistadora' E.M

    Las crónicas de la época hablan de ella como una de las cinco mujeres que no consintieron quedarse quietas mientras sus maridos guerreaban


    "En todo tiempo ha habido mujeres de varonil ánimo y consejo". Así se refirió Francisco Cervantes de Salazar al colectivo al que pertenecía María de Estrada. En su obra Crónica de la Nueva España, su descripción, la calidad y temple de ella, la propiedad y naturaleza de los indios, del siglo XVI, el primer catedrático de Retórica de la Real y Pontificia Universidad de México dejó escritas las palabras que María de Estrada pronunció después del desastre de la Noche Triste, jornada que condujo a cinco "mujeres de Castilla" a la piedra sacrificial del Templo Mayor.

    Finalizado el repliegue en Tlaxcala, mientras se preparaba la ofensiva final para la toma de Tenochtitlán, ante la intención de que las féminas se quedasen en la ciudad aliada, aquella a la que Bernal Díaz del Castillo se refirió como a una "buena y honrada mujer", dijo a Hernán Cortés: "No es bien, señor capitán, que mujeres españolas dexen a sus maridos yendo a la guerra; donde ellos murieren moriremos nosotras, y es razón que los indios entiendan que son tan valientes los españoles que hasta sus mujeres saben pelear, y queremos, pues para la cura de nuestros maridos y de los demás somos necesarias, tener parte en tan buenos trabajos, para ganar algún renombre como los demás soldados".

    María de Estrada, de cuyo lugar de nacimiento no tenemos constancia, al margen de que el padre Feijoo, en su discurso Defensa de las mujeres del siglo XVI, dijera que "el apellido persuade que era asturiana", era hermana del conquistador Francisco de Estrada, establecido en el Nuevo Mundo desde 1509, año en el que probablemente llegó María. Las primeras referencias caribeñas la sitúan en Cuba. Allícayó en poder de los indios taínos durante los combates que tuvieron lugar en Matanzas. Una vez liberada, se casó con el sevillano Pedro Sánchez Farfán en la villa de La Trinidad. Probablemente pasó a la Nueva España en abril de 1520, a bordo de la flota capitaneada por Pánfilo de Narváez, para encontrarse con su marido, que se había integrado en la hueste cortesiana. Sánchez Farfán fue quien capturó a Narváez durante la operación que Cortés desplegó para neutralizar al enviado por Diego Velázquez de Cuéllar.

    El capitán Bernal Díaz del Castillo la cita por su nombre en su Historia verdadera de la conquista de la Nueva España en 1632, cuando hace el balance de los supervivientes de la Noche Triste. El de Medina del Campo escribió: "Pues olvidado me he de escribir el contento que recibimos de ver viva a nuestra doña Marina y a doña Luisa, la hija de Xicotenga, que las escaparon en las puentes unos tascaltecas, y también una mujer que se decía María de Estrada, que no teníamos otra mujer de Castilla en México sino aquélla".
    "HAZAÑEROS HECHOS CON UNA ESPADA"

    El cronista Diego Muñoz Camargo, hijo de español e india, añadió detalles de las acciones de aquella mujer. En su Historia de Tlaxcala de 1802, dejó este apunte: "En esta tan temeraria llamada la noche triste [...] se mostró valerosamente una señora llamada María de Estrada, haciendo maravillosos y hazañeros hechos con una espada y una rodela en las manos, peleando valerosamente con tanta furia y ánimo, que excedía al esfuerzo de cualquier varón, por esforzado y animoso que fuera, que a los propios nuestros ponía espanto". En su Monarquía indiana de 1615, el franciscano fray Juan de Torquemada, prácticamente calcó aquel belicoso retrato: "Mostróse muy valerosa en este aprieto y conflicto María de Estrada, la cual con una espada y una rodela en las manos hizo hechos maravillosos, y se entraba por los enemigos con tanto coraje y ánimo, como si fuera uno de los más valientes hombres del mundo, olvidada de que era mujer, y revestida del valor que en caso semejante suelen tener los hombres de valor, y honra. Y fueron tantas las maravillas y cosas que hizo, que puso en espanto y asombro a cuantos la miraban".

    Doce años después de la caída del imperio mexica, Pedro Sánchez Farfán falleció, circunstancia que dejó huella en la correspondencia de Hernán Cortés, siempre favorable a aquel soldado y, por ende, a su esposa.

    La lealtad era recíproca, pues Sánchez Farfán se negó a firmar las acusaciones que sobre Cortés hizo la primera Audiencia de la Ciudad de México, negativa que acarreó su desposesión del cargo de regidor. En una carta escrita el 18 de marzo de 1533 en el Puerto de Santiago, bañado por la Mar del Sur, el de Medellín informó a su primo, el licenciado Francisco Núñez, encargado de sus asuntos en la Corte, de aquella muerte, hecho que pidió que fuera conocido por la emperatriz y los miembros del Consejo. En la misiva, instó a su pariente a que velara por los intereses de la viuda. En concreto, por la conservación de los pueblos de Tetela y Xilotem.

    La pluma de Cortés, que da cuenta de la extinción de aquellas encomiendas vinculadas a su círculo más cercano, delata el afecto que tenía por la pareja: "Pero Sánchez Farfán era uno de los mayores amigos que yo en estas partes tenía y que perdí un deudo muy cercano y a su mujer soy en mucho amigo y, para las cosas que le tocaren, tengo de hacer cuenta que en lugar de su marido porque me sirvió muchos días y la tengo en lugar de hermana y digo esto para que sepáis en cuanto terné todo lo que por ella hiciéredes y que así lo digáis a todos esos señores. Bien creo que luego como murió su marido los oidores le quitarían los pueblos y los pornían en corregimiento porque así lo han hecho con todos los que mueren, a lo menos con aquellos que ellos piensan que son mis amigos, yrecibe mucho daño su mujer, así por quitalle su principal mantenimiento como porque en el uno de ellos tenía la granjería de su hacienda. Pidos por merced que este negocio prevenga al más principal que yo tenga y me procuréis y enviéis el buen despacho del con toda brevedad porque lo terné en mucho".

    Tiempo después, la viuda se casó en segundas nupcias con uno de los 33 fundadores de Puebla: el sevillano Alonso Martín Partidor, que ya había perdido a su primera esposa, con la que tuvo numerosos hijos. Como la de tantos otros, la figura de María de Estrada se diluyó envuelta en pleitos que trataban de retener los dividendos que, ganados con la espada, se negaban con la pluma.



    https://www.elmundo.es/loc/famosos/2...42d8b45a1.html


  5. #5
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    Re: Mujeres de la América española

    ANA DE AYALA, EXPLORADORA DEL AMAZONAS





    Francisco de Orellana habría regresado de su primera expedición, hallándose en Sevilla por allá 1544. Una primera expedición en compañía de Pizarro que la había llevado a cruzar los Andes, seguir el curso de los ríos Coca y Napo con el bergantín construido para tal fin, el san Pedro. Llegaron a la confluencia con el Aguarico y el Curaray, exhaustos y carentes de víveres, En aquel momento, 22 de febrero de 1542, perdidos 140 españoles y 3000 indios de toda la expedición, se decidió que Orellana fuese en busca de alimentos rio abajo. Sin embargo, no pudiendo remontar el río, quedo a la espera de Pizarro, el cual había regresado a Quito por otra ruta más al norte, con solo 80 hombres.

    Orellana desistió de esperar a Pizarro, construyó un nuevo bergantín, el Victoria, y prosiguió con su navegación por el río Napo, el Trinidad, el Negro y el Amazonas, llegando a su desembocadura el 26 de agosto de 1542. Desde allí, costeando la Nueva Cádiz, llegó finalmente a Cubagua el septiembre de 1542. Fue en aquellas fechas en las cuales regresó a España para lograr la ayuda que no había recibido de la Corona. Se dirigió a Valladolid, donde Carlos I, tras nueve meses de negaciones se aviene a nombrarle gobernador de las tierras descubiertas bautizadas como Nueva Andalucía. Le concede Capitulaciones para explorar y evangelizar esas tierras con 200 soldados, 100 caballos y la instrucción y material para construir dos barcos con los cuales navegar por el río descubierto.

    De ahí su estancia en Sevilla, en donde los preparativos se prolongaron por falta de la asistencia financiera de la Corona. Fue el padrastro de Orellana, Cosmo de Chaves, el que financió la expedición. En medio de tales acontecimientos, Orellana conoce a Ana de Ayala, con la cual se casa empero la fuerte oposición de fray Pablo de Torres, el cual, llegó a escribir al Rey dándole cuenta de que el Adelantado no solamente se había casado con mujer que «no aporta ni un ducado de dote», sino que incluso pretendía llevarse consigo en la expedición a dos cuñadas. Las críticas del fraile cayeron en saco roto ante el propio Adelanado como en la Corte. Orellana no solamente se llevó a su esposa, ya que no deseaba «ir amancebado», sino que según fray Pablo, futuro obispo de Panamá, en una carta escrita al Rey el 19 de marzo de 1545 le dice: «[p]lega a Nuestro Señor guarde sus ánimas dellos primeramente, y dé tiempo de penitencia a sus personas, que en grande peligro van de todas partes; y ya encomenzaban a dar entre tres hombres una libra de bizcocho, y no vino ni vianda; y a la popa de la nave mayor, donde va el Adelantado, va llena de mujeres».

    Así pues, el 11 de mayo de 1545, Orellana, escondido en uno de sus barcos, zarpa subrepticiamente de Sanlúcar con cuatro barcos. Uno se perderá antes de llegar a las islas de cabo Verde, otro en el curso de la travesía y un tercero es abandonado al llegar a la desembocadura del Amazonas. Con él marchan hacia Nueva Andalucía unos quinientos hombres y un número impreciso de mujeres, aunque suficiente para llamar la atención del fraile, entre ellas Ana de Ayala. Llegado a la desembocadura del Amazonas debía levantar dos ciudades, en la misma boca del río. Sin embargo, lo que será el suplicio del viaje y la causa de su desastre, es decir, la falta de fondos a enviar por la Corona, lo hizo imposible. Desembarcaron por las Navidades de 1545, construyeron una nave fluvial y se adentraron unos quinientos kilómetros por el Amazonas. Las muertes por hambre se suceden entre los hombres del Adelantado, por lo cual Orellana construye un bote dispuesto a encontrar comida y el ramal principal del Amazonas. El grupo que había dejado atrás, entre el cual se hallaba Ana de Ayala, también construyó un bote para salir a la búsqueda de Orellana y al no encontrarlo decidieron costear la actual Venezuela para arribar a isla Margarita, en el mar Caribe. Orellana, llegado al campamento abandonado, insiste en su búsqueda del ramal principal, pero, atacados por indígenas, diecisiete expedicionarios mueren bajo las flechas envenenadas, y el mismo Orellana también murió en noviembre de 1546.


    Así pues, no fueron muchos los supervivientes de esta segunda expedición de Orellana, solamente cuarenta cuatro, entre ellos la esposa del Adelantado, un hombre que nunca llego a obtener la ayuda precisa de la Corona suficiente para culminar su gran aventura. Escrito está; «La mujer de Orellana, con un sentido práctico notable, y como quien pudo observar de cerca las cosas, daba a entender a nuestro juicio con razón, que la empresa de su marido fracasó a causa de no haber recibido de la Corona los socorros que necesitaba y que habrían podido salvarla». En isla Margarita también había llegado el capitán Juan de Peñalosa, el cual en una llamada Relación de Méritos y Servicios, se explaya el 4 de mayo de 1572, con Ana de Ayala todavía viva; «A quince días del mes de marzo de mil quinientos y setenta y dos con el dicho contador Juan de Peñalosa para la dicha información presentó por testigo a doña Ana de Ayala, viuda mujer que fue del Adelantado Orellana estante en esta ciudad […] y que por cuanto su majestad no dio al dicho adelantado ningún socorro ni ayuda de costa no pudo el dicho capitán Peñalosa dexar de socorrer al Adelantado como todos los demás capitanes y gente principal que le socorría».

    Es decir, de aquellos casi quinientos hombres solamente sobrevivieron los dichos cuarenta y cuatro, que desde isla Margarita, rescatados por un barco español, se distribuyeron a voluntad por Centroamérica, Chile y Perú. Ana de Ayala se radicó en Panamá en donde contrajo matrimonio con el capitán que fue de la expedición Juan de Peñalosa, si bien otras fuentes la sitúan en Venezuela, donde falleció, sin poder precisar fecha.

    Ahora bien, todo ello tiene escasa trascendencia, y sí es apropiado mencionar que idéntica fama como la que cuenta Orellana merece su mujer que fue capaz de seguir a su marido hasta lo que se podría calificar sin mucha exageración como la «mismísima boca del infierno». El nombre de tan extraordinaria mujer, Ana de Ayala, debería quedar en nuestra memoria como uno de los más importantes entre los de aquellas singulares mujeres que pasaron al Nuevo Mundo.

    Francisco Gilet

    Bibliografía

    J. F. Maura, “La mujer en los primeros textos de la exploración y conquista: de las Amazonas a Ana de Ayala”.
    Españolas de Ultramar, Valencia, Universitad, 2005.

    Archivo General de Indias (Sevilla), Indiferente General



    https://espanaenlahistoria.org/perso...-del-amazonas/


  6. #6
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    Re: Mujeres de la América española

    MUJERES ESPAÑOLAS EN LAS INDIAS


    Francisco Gilet






    Con un dato histórico seguimos adentrándonos en la épica historia de las mujeres españolas que tomaron la senda de la aventura unas, del rencuentro familiar otras, hasta poder afirmar que en menos de un siglo emigraron a las Américas 13.218 mujeres, según diversos historiadores. Es decir, las llamadas pioneras en llegar a América no iban en el Mayflower en 1620. Ya la orden de la Corona española de 1515 obligó a los cargos y empleados públicos a hacerse acompañar por sus esposas. En tal situación, con el marido en ultramar, algunas utilizaban de subterfugios para embarcarse en su búsqueda. Otras lo hicieron formando parte del séquito de algún alto cargo, bien criada, bien institutriz, para, a partir de 1550, ya poder hacerlo sin necesidad de justificar compañía masculina. Sea cual fuese la causa, lo cierto es que la mujer española tomó fuerte presencia en la aventura de Indias, y no siempre en una segunda línea como simple compañera del aventurero, conquistador o descubridor.

    Ellas participaron con tesón y osadía en la gran hazaña de conformar una sociedad en una tierra desconocida.
    En el tercer viaje de Colón ya iban a bordo cerca de 30 mujeres, por expresa petición de los RR. CC., e incluso algún historiador menciona la posibilidad de su presencia en el segundo viaje. La contingencia de que algunas de las viajeras no figurasen en registro alguno hace difícil contabilizar el total de mujeres que cruzaron el océano. Sin embargo, la cifra arriba mencionada de 13.218 pasajeras, durante el período de 1509 a 1607, surge de la investigación de la catedrática de la Universidad de Alicante Mar Langa Pizarro.

    Sin duda alguna, resulta llamativo el silencio que adorna la presencia de la mujer española en la aventura americana. Y la razón la hallamos, una vez más, en la estrategia propagandística de ingleses y holandeses, que, silenciando la presencia femenina, pretenden que el mundo vea al español como un simple saqueador, ansioso de oro y mujeres, mientras el inglés viene a cumplir funciones de benévolo colonizador. España sin duda, conquistó, explotó las minas de oro y plata, pero también levantó catedrales, urbanizó ciudades, modernizó la agricultura, evangelizó al indígena, construyó universidades y hospitales y, por encima de todo, no tuvo obstáculo alguno en mezclar su sangre con la de las indígenas, respetando al indio, a la india, a sus lenguas y a sus tradiciones. En las tierras gobernadas por virreyes o gobernadores españoles no se creó ninguna reserva para el indio.

    No es deseable esconder la historia; del Archivo de Indias brota sin cesar. Por ello es posible conocer que cuatro mujeres, viajando con Hernán Cortés, abrieron el primer convento femenino en la ciudad de México en 1540, pero, algunos años antes, en 1526, en la ciudad de Santo Domingo, el rey aprobó la construcción de una «casa de mujeres públicas», con la intención de velar “por la honestidad de la ciudad y mujeres casadas de ella y por excusar otros daños e inconvenientes”. Y es que el certificado de buena conducta era necesario para viajar a las Indias, pero, también fácilmente obtenible. Esa licencia era inalcanzable en 1549 para judíos, moros conversos, hijos y nietos de herejes, extranjeros nacidos en territorio español, esclavos blancos y negros. Sin embargo, una mujer, Francisca Brava, según un documento hallado en el Archivo de Indias, nos revela su negocio; “Quién quiera comprar una licencia para pasar a las Indias, váyase entre la puerta de San Juan y de Santiesteban, al camino que sale de Tudela, cabo de una puente de piedra, y allí pregunte por Francisca Brava, que allí se la venderá».

    Pero no todas hicieron las Américas desde tierras navarras. A personajes ya nombrados anteriormente, Ana de Ayala, Isabel Barreto, Beatriz de la Cueva, cabe añadir a Francisca Ponce de León, armadora; a Maria Escobar, primera en importar y cultivar trigo en América; a Mencia Ortiz empresaria fundadora de una compañía que trasportaba mercancías a las Indias; a Mencia Calderón, que viaja con sus tres hijas y toma las riendas de la expedición al fallecer su marido, Juan de Sanabria; a María de Estrada, enfermera; a Francisca Suarez, panadera y posadera; a Ana López, costurera renombrada; a María de Toledo, nuera de Cristóbal Colón, virreina de las Indias Occidentales en 1515.

    Sin poder dejar de lado a uno de los testimonios femeninos más notables en la conquista americana; el narrado en primera persona por Isabel de Guevara, una de las fundadoras de Asunción y Buenos Aires, en una carta enviada a la princesa Juana, hermana de Felipe II, el 2 de julio de 1556. En ella detalla las penalidades sufridas por los 1.500 hombres y mujeres del grupo que encabezó Pedro de Mendoza hasta el río de la Plata. “Al cabo de tres meses murieron mil, esta hambre fue tamaña que ni la de Jerusalén se le puede igualar, ni con otra ninguna se puede comparar. Vinieron los hombres en tanta flaqueza, que todos los trabajos cargaban de las pobres mujeres, así lavarles las ropas, como curarles, hacerles de comer lo poco que tenían, limpiarlos, hacer centinela, rondar los fuegos, armar las ballestas cuando algunas veces los indios les vienen a dar guerra (…), dar arma por el campo a voces, sargenteando y poniendo en orden los soldados (…). Si no fuera por ellas, todos fueran acabados; y si no fuera por la honra de los hombres, muchas más cosas escribiera con verdad y los diera a ellos por testigos”Junto a Isabel de Guevara, o Beatriz Barreto, destacarían multitud de mujeres, nobles algunas, plebeyas otras, casadas o solteras, instruidas o meretrices, que acudieron a las Indias con el deseo de «hacer valer» la presencia de la mujer en esa aventura. Todas aportaron sus talentos, unas más y otras en menor medida e incluso alguna en exceso. En este último apartado hallamos aCatalina de Erauso, la monja alférez. Como novicia zarpó para América, en donde, vestida como soldado, participando en múltiples enfrentamientos, se ganó el respeto y la admiración de sus compañeros y mandos. Llegó a Chile durante el segundo gobierno de Alonso de Ribera (1612 – 1617)​. Su ejército arrasó las tierras y los bienes de los mapuches, mostrando su lado belicoso como conquistadora al masacrar muchos indígenas. En tales tierras permaneció tres años ahí hasta que, debido a una disputa, fue desterrada a Paicabí, tierra de indios. Allí luchó al servicio de la corona en la Guerra de Arauco contra los mapuches en el actual Chile, ganando fama de ser valiente y hábil con las armas, sin revelar que era una mujer. Catalina vivió un sinfín de aventuras, enfrentamientos, sangrientos encuentros, que dejó plasmados, según algunos historiadores, en una autobiografía que fue editada incluso en Francia. La alférez monja, murió en, de muerte natural, en Orizaba en el estado de Veracruz, donde se estableció como arriera, por allá 1650.

    El relato podría continuar, con ricas, pobres, religiosas, aventureras, prostitutas, maestras, que se adentraron con todo su espíritu al gran sueño de cruzar el océano y alcanzar la meta y el objetivo que les guiaba. Para conocer la esencia de todas ellas, nos es dado acudir a las palabras de Carolina Aguado, comisaria de la exposición del Museo Naval de Madrid; “Eran mujeres de armas tomar. Abandonan un país en el siglo XVI y una sociedad donde la mujer era un cero a la izquierda y se meten en un barco cuando esos viajes eran terroríficos, con riesgo de pirateo y naufragio para llegar a una sociedad que no conocían”. Pudiendo añadir a tales palabras, el epitafio, «Y triunfaron».

    Sin duda alguna, la mujer española de aquel siglo puede representar un verdadero ejemplo de audaz y verdadero feminismo, completamente alejado de la actual demagogia que adorna al que, actualmente, nos presenta nuestra sociedad, anclada en la holganza y el ocio.

    Francisco Gilet

    Bibliografía

    Carmen Pumar Martínez en su libro Mujeres en Indias: mujeres soldado, adelantadas y gobernadoras,
    www.armada.mde.es



    https://espanaenlahistoria.org/episo...en-las-indias/















  7. #7
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    Re: Mujeres de la América española

    LEONOR GUZMÁN DE FLORES


    En la historia de España muchas han sido las mujeres que con el nombre de Leonor han dejado su rastro por ella. Desde la actual princesa de Asturias hasta la favorita de Alfonso I, Leonor de Guzmán. Sin embargo, en esta ocasión no nos adentraremos hasta los pasillos palaciegos para encontrar a nuestro personaje; Leonor Guzmán de Flores.

    Sin poder precisar ni la fecha ni el lugar de su nacimiento, Leonor Guzmán de Flores tiene el honor de ser la madre del primer criollo nacido en Potosí en 1584. Casada con Francisco Flores, vivía en una ciudad en aquellos tiempos esplendorosa en todos los sentidos. Sin embargo, existía la creencia de que, las españolas, debido al mal clima y a hallarse a más de 4000 metros de altitud, sufrían de abortos. Por tal motivo, las españolas embarazadas acudían a la ciudad de La Plata (hoy Sucre, en Bolivia) o a los valles cercanos para dar a luz. Tal conducta preventiva la había seguido el matrimonio Flores en los anteriores seis embarazos. Sin embargo, a pesar de permanecer durante las últimas semanas lejo de Potosí y de su altitud, los alumbramientos habían tenido un fatal desenlace. Leonor, ante su séptimo embarazo, en alguna medida cansada del ajetreo que significaba dejar casa y recogerse en otra ajena, decidió seguir los consejos del padre agustino Joseph de Quiroz y permanecer en Potosí hasta dar a luz, encomendándose a san Nicolás de Tolentino. Y, efectivamente, el día de Navidad de 1584 dio a luz un niño sano y hermoso, al que pusieron por nombre Nicolás, en honor al santo al cual se habían encomendado.

    Así pues, Nicolás Flores fue el primer criollo potosino. A partir de tal hecho, las españolas dejaron de acudir a las poblaciones del valle y, encomendándose a san Nicolás de Tolentino — por más señas italiano y primer santo de la orden de los Agustinos —, fueron dando a luz en Potosí. Desde tal acto de valentía por parte de Leonor Guzmán, casi siempre presente en la mujer española en el Nuevo Mundo, los criollos en Potosí fueron conocidos como los nicolases.Un Potosí cuya riqueza argentífera ,surgida del Cerro Rico, la convirtió en una ciudad con más población que cualquier otra en la época colonial. Así, mientras Lima, cabeza del Virreinato, gozaba de 15.000 habitantes, la villa de los nicolases alcanzaba los 160. 000, siendo parte de dicha población mayoritariamente indígena y criolla.

    En la actualidad san Nicolás de Tolentino es el patrono de Suipacha, una pequeña población, situada en el municipio de Tupiza de la provincia de Sud Chichas, en el departamento de Potosí. Pero lo curioso es que lo es también de más de cincuenta ciudades o poblaciones de América, desde México hasta Argentina, resultado de la obra evangelizadora de la Orden agustina.



    Esta modesta pero ejemplar historia, fue recogida por el cronista Bartolomé Arzans de Orsúa y Vela, en su Historia de la Villa Imperial de Potosí. La cual mereció también la atención del escritor, Premio Boliviano de Novela Ramón Rocha Monroy, en su obra Potosí 1600.


    Francisco Gilet.


    Bibliografía

    J. M.ª González Ochoa, Quién es quién en la América del Descubrimiento, Madrid, Editorial Acento, 2003


    https://espanaenlahistoria.org/perso...man-de-flores/


  8. #8
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    Re: Mujeres de la América española

    BEATRIZ DE LA CUEVA ES NOMBRADA GOBERNADORA DE GUATEMALA





    Tal día como hoy, en 1541, el Cabildo Guatemalteco nombró a Beatriz de la Cueva Gobernador y Capitán General de Guatemala. No nos confundan los nombres. La Capitanía de Guatemala llegó a abarcar las actuales Repúblicas de Guatemala, Belice, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica, además del Estado mexicano de Chiapas y las actuales provincias panameñas de Chiriquí y Bocas del Toro. La sede se encontraba en la actual Antigua Guatemala y basta observar los edificios de la época de gestión española para darse cuenta de la importancia de la ciudad y del cargo.

    ¿Cómo rayos llegó una mujer a semejante cargo y a mediados del siglo XVI?

    Beatriz de la Cueva nació en 1490 en la ciudad de Úbeda​ en el Reino de Jaén. No. No es una errata del autor. El reino de Jaén existía en esta época y era simplemente el nombre de una de las jurisdicciones administrativas de la época.

    No se conoce la formación que recibió, pero debió ser muy esmerada y no se limitó a lo que el vulgo cree que era la norma en la España de 1490. Sabía leer y escribir y conocía lo suficiente de leyes para desenvolverse con soltura a la hora de redactar codicilos y proclamas. El caso es que su hermana mayor, Francisca de la Cueva, se había casado con Pedro de Alvarado, uno de los que participaron en la conquista del Imperio Azteca. Francisca falleció nada más desembarcar en América. La mortandad entre españoles era de igual calibre que entre los indígenas. Ambos no estaban preparados para entrar en contacto con patógenos de ambos lados del Atlántico.

    Beatriz aprovechó la ocasión y convenció a Pedro que casarse con ella era un buen negocio. Se casaron, organizaron una expedición a Guatemala y una vez allí, Pedro se fue hacia el norte a la conquista de nuevas tierras (no había tenido bastantes aventuras) y Beatriz se quedó en Guatemala.

    A Pedro se le acabó la buena suerte y murió luchando en el centro del actual México durante la llamada guerra del Mixtón. Entonces ocurrió lo extraordinario. Reunido el Cabildo de Guatemala, se nombró Gobernadora y Capitana General a Beatriz de la Cueva. No era un nombramiento desde la cúspide del imperio, era un acuerdo votado legalmente (hoy diríamos democráticamente) entre los vecinos de la ciudad. A pesar de lo poco que sabemos de Beatriz, no cabe que de era era una persona muy capaz como político.

    De sus capacidades como gestoras, no sabemos nada. Dos días después de su nombramiento, unas fuertes lluvias provocaron un alud que arrasó la capilla donde Beatriz se había refugiado con su séquito. Parece que no hubo sobrevivientes.

    Sirvan estas líneas como homenaje a las mujeres españolas que contribuyeron positivamente a la epopeya de ultramar. No eran en absoluto floreros y sus tareas no tenían más límite que sus capacidades e imaginación.



    Manuel de Francisco





    https://espanaenlahistoria.org/perso...beatriz-cueva/





  9. #9
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    Re: Mujeres de la América española

    MARÍA DE ANGULO, MADRE DE CONQUISTADORES




    Santa Cruz de la Sierra

    La participación de la mujer en el descubrimiento y conquista de las Indias viene siendo presentada en esta especie de aventura que es España en la Historia, como expresión del coraje e intrepidez de unas mujeres que abandonaron sus tierras castellanas, andaluzas, etc, para acudir a otras desconocidas y misteriosas. Unas lo hicieron como maestras, otras como enfermeras, otras como esposas y todas como fieles súbditas de la Corona. Por esta página hemos dejado constancia de algunas de ellas. En el presente caso, más que de una conquistadora, nos vamos a detener en la madre de conquistadores, María de Angulo, tal como la conoce la RAE de la Historia.

    María, hija de Juan Manrique, integrado como expedicionario del adelantado Pedro de Mendoza, llegó a las Indias junto con su padre. Este, empero pertenecer a una familia acaudalada, sintió la llamada que el hallazgo de las Sierras de la Plata venía a significar. Se alistó, pues, en la expedición de Mendoza, llevando consigo a su hija María, de cuya madre no se tienen noticias. El 15 de junio de 1536, a los pocos tiempos de llegados a Rio de la Plata, luchando con los indios que asediaban el fuerte Corpus Christi, falleció Juan Manrique, dejando huérfana a María. En tales circunstancias difíciles, se relacionó con Francisco de Mendoza, gentilhombre de Su Majestad, capitán de caballería y miembro de la expedición del primer adelantado, para participar activamente en la conquista de Paraguay. Hombre Mendoza de gran confianza del gobernador Domingo Martínez de Irala, convivieron ambos en el fuerte de Buenos Aires, dando a luz María a su primer hijo, Diego, en Asunción, a primeros de 1539.

    Eran tiempos de vida azarosa, de lucha por el poder y de escasa atención y cumplimiento de las ordenanzas reales. Así, Martínez de Irala, en 1547, emprendió jornada hacia el Chaco, delegando el mando de la provincia, como teniente de gobernador al Capitán Francisco de Mendoza. Sin embargo, el gobernador tenía sus adversarios, entre ellos los conquistadores Diego de Abreu y Ruy Diaz de Melgarejo. Estos, pretendiendo conquistar el poder, ante la ausencia del gobernador, apresaron al teniente de gobernador, Mendoza, y lo sentenciaron a muerte. Antes de morir, Francisco de Mendoza, se casó con María, conocida como de Angulo, legitimando con ello a sus cinco hijos, mandándoles que fuesen fieles servidores del Rey y cumplidores de las ordenanzas.

    Nuestra protagonista, en 1564, desde Asunción, con un grupo importante de sus pobladores, comandado por el esposo de su hija Elvira, Ñuflo de Chaves, emprendió marcha hacia Santa Cruz de la Sierra, en la actual Bolivia, fundada tres años antes por el dicho capitán Chaves, iniciando lo que con el tiempo se conocería como el “Éxodo de 1564”. Aquella expedición remontó el río Paraguay durante varios meses hasta llegar a Corumbá, en Brasil, para emprender marcha por las montañas hasta toparse con loa belicosos indios chiriguanos. Superados con fuertes enfrentamientos los encuentros con los aludido indios, los expedicionarios caminaron 500 kilómetros para llegar a su destino. Sin embargo, la fundación del Capitán Chaves era un paraje desierto; las dificultades de hallar agua y alimentos, más los indios, habían condenado al primer asentamiento creado hacía tres años.
    Llama la atención que Maria de Angulo no solamente había acompañado a su yerno con su hija, Elvira, sino también con sus dos hijas solteras todavía y los cinco vástagos de Elvira y el capitán Chaves, casados en 1550. Así mismo, se encontraban en la expedición muchas españolas llegadas en dicho año con la expedición de Mencía Calderón.

    Las vicisitudes parecía que no tenían fin. Así, ante las quejas de los habitantes de Santa Cruz, los capitanes Chaves y Francisco de Garay, en 1568, deciden iniciar el camino de regreso hacia Asunción, dejando a María y su familia en Santa Cruz a la espera del regreso del capitán, bajo el mando del hijo de María, Diego de Mendoza. Chaves no regresó, asesinado como otros españoles por los indios itantines. Francisco de Garay sí logró llegar a Asunción con supervivientes. Enterado Diego de Mendoza de la muerte de Chaves, pretendió independizar políticamente a Santa Cruz de Asunción, convirtiéndose en gobernador, pero ello no fue del agrado del Virrey del Perú, el cual envió alguacil y tropa, lo apresó y lo condenó a la horca por traición a la Corona. Y, para mayor inri, la familia de María fue condenada a la pérdida de todos sus bienes y posesiones, junto con el destierro.

    Obviamente los recursos judiciales se sucedieron, ante la situación de pobreza de toda la familia, de la cual salieron mediante la boda de la hija María con Hernando de Salazar, granadino, acaudalado y designado Alguacil Mayor de Santa Cruz. Su intervención fue crucial para que la familia consiguiese el indulto y la recuperación de honor y bienes años posteriores. En 1583, Maria y su familia vuelven a embarcarse en una expedición que significaba el recorrido de cerca de 2.500 kilómetros, iniciados en Lima hacia Santa Cruz, para llegar a Sucre, después de pasar por Ayacucho, Cusco, La Paz y la Cochabamba. María murió por causa de una flecha, cerca de Santa Cruz, supuestamente a la edad de 65 años.

    Resulta llamativo el destino que tuvieronlos cinco hijos de María de Angulo. Diego de Mendoza, se convirtió en el conquistador de los xarayes, vecino encomendero de Santa Cruz: la hija Elvira de Manrique, contrajo matrimonio en 1550 con el dicho Ñuflo de Chaves, conquistador y fundador de Santa Cruz de la Sierra; Juana de Mendoza casó con el capitán Hernando de Salazar, Alguacil Mayor de Santa Cruz; Francisco de Mendoza, nacido un año antes del fallecimiento de su padre, fue el conquistador de los mojos y participó en la campaña contra Túpac Amaro. María de Mendoza, la cuarta hija se casó con un tal Osorio, pobre e hijodalgo, avecindado en Santa Cruz, sin historia conocida. Es decir, que mujeres hay que son madre de reyes e infantes, y las hay, como María de Angulo, que lo son de conquistadores y aventureros.

    Francisco Gilet


    Bibliografía

    R. Díaz de Guzmán, Argentina. Historia del descubrimiento, población y conquista del Río de la Plata, Buenos Aires.
    R. Lafuente Machaín, El Gobernador Domingo Martínez de Irala, Buenos Aires.



    https://espanaenlahistoria.org/perso...onquistadores/


  10. #10
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    Re: Mujeres de la América española

    BEATRIZ DE PALACIOS Y LA NOCHE TRISTE (30 JUNIO 1520)





    EL 30 de junio de 1520 es conocido como el día que las fuerzas de Hernán Cortes, compuestas por españoles y miles de aliados tlaxcaltecas, sufrieron fuertes bajas cuando fueron atacados por los aztecas y tuvieron que huir de la ciudad de Tenochtitlan en franca derrota. Hay gran cantidad de información sobre lo ocurrido y los participantes. Pedro de Alvarado, Martin de Gamboa, Bernal del Castillo, son nombres que probablemente suenan a muchos, pero casi con seguridad nadie ha oído hablar de Beatriz de Palacios, que también se encontraba entre los que escapaban de la ciudad.

    ¿Quién era Beatriz de Palacios? ¿Qué hacía en Tenochtitlan a mediados de 1520? Son preguntas que os haréis y cuya respuesta muestra una faceta muy poco conocida de la conquista americana.

    Para empezar, diremos que Beatriz era española, aunque no se sabe el lugar exacto de su nacimiento. Llegó a América con la primera oleada de conquistadores y colonos, como esposa del soldado Pedro de Escobar del cual tambien sabemos. Tras desembarcar, procedente de Cuba, con la tropa de Pánfilo de Narváez en 1520, se unió a las fuerzas de Cortes y entró con ellas en Tenochtitlan.

    Su papel no fue en modo alguno meramente representativo. No era tan solo la mujer acompañante de un soldado, tuvo desde el primer momento tareas asignadas en la organización logística de la expedición y ello significaba encargarse de la administración de la comida de la tropa, conseguir nuevos suministros y participar en los hospitales de campaña. En su caso, además está documentado que participaba activamente en las guardias y llegaba a substituir a su marido en estos menesteres guerreros.

    Pero Beatriz de Palacios no era una excepción, ni como organizadora ni como mujer. Gracias a los escritos de Francisco Cervantes de Salazar, tenemos recuento más preciso de las españolas de la Conquista. Beatriz Ordaz, Juana Martín, María de Vera, Elvira Hernández, Isabel Rodríguez, Beatriz Hernández, Catalina Márquez, Beatriz Palacios Parda, Juana López, Violante Rodríguez, Catalina González y Antonia Hernández. Estas referencias están corroborados por otros relatores como Bernal Díaz del Castillo o Bartolomé de las Casas.

    Durante la Noche Triste, su labor cambió de estilo y se la vio luchando en primera fila, escudada y armada. Fue reconocida por Cortes y finalmente pudo retirarse con su marido a Cuba donde acabó sus días en la tranquilidad de un descanso bien ganado.

    Hay un aspecto que todavía no hemos mencionado de Beatriz y es que se la describe como “La Parda”, debido a que era mulata.

    Recapitulemos. Una española, casada con un soldado, participando en la organización logística y militar en 1520, era una persona que en los Estados Unidos, todavía hoy, seria clasificada como negra y todavía estaría hoy luchando por sus derechos civiles y humanos. Y en la España de 1520 no tenía ningún problema con su condición de mulata.

    Me parece que algo se ha escrito muy mal en la historia de España y su epopeya americana.

    Manuel de Francisco Fabre


    https://es.wikipedia.org/wiki/Beatriz_de_Palacios
    http://laconexionusa.com/noticias/201506181083375_lc108337518.asp
    https://relatosehistorias.mx/nuestras-historias/el-papel-de-las-mujeres-en-la-conquista



    https://espanaenlahistoria.org/efeme...30-junio-1520/



  11. #11
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    Re: Mujeres de la América española

    MARIA DE ESTRADA E ISABEL RODRÍGUEZ. BATALLA DE OTUMBA (7 JULIO 1520)





    Escenificacion de Maria de Estrada


    Apenas habían transcurridos unos días de la Noche Triste, cuando los españoles debieron huir de la ciudad de Tenochtitlanque (actual Méjico) donde los dirigentes mexicas y tepanecas, no deseando perder el control del Imperio Azteca, habían conseguido levantar a la población contra los españoles.


    Lo que quedaba de los ejércitos de Cortes, fueron alcanzados por los perseguidores en las llanuras de Otumba y allí se enfrentaron en una dura batalla de la que hay bastantes registros y descripciones del comportamiento de los diversos actores en la acción. Algunos conocerán las decisivas decisiones de los soldados, pero pocos sabrán que entre ellos había algunas mujeres.


    Queremos destacar aquí el comportamiento de Maria de Estrada e Isabel Rodríguez. Ambas soldados. Ambas del sexo femenino.

    Maria de Estrada había llegado a América siguiendo a su hermano, Francisco de Estrada que había sido grumete de Colon. Se casó con Pedro Sanchez Farfan, pero no quiso ser simplemente la mujer de un soldado y participó en diversas acciones militares en Cuba. En una de ellas fue hecha prisionera y pasó algún tiempo cautiva. Cuando consiguió liberarse, no había tenido todavía bastantes aventuras y se embarcó hacia Méjico junto a su marido.

    Durante la batalla de Otumba se destacó luchando en primera fila y Cortes Cortés la recompensó con las ciudades de Hueyapan, Nepopualco y Tetela del Volcán, de las que fue encomendera. Enviudó y se volvió a casar con Alonso Martín, de Puebla, pero siempre mantuvo su carácter independiente no dudando en una ocasión a protestar ante el rey Carlos I por los impuestos a su juicio excesivos, que debía pagar.


    No fue la única mujer en Otumba y queremos destacar también el caso de Isabel Rodriguez.


    También era esposa de un soldado, pero no quiso ser solo un florero tras su marido. Luchó en primera línea y después de la batalla propuso a Cortes la creación de un cuerpo de enfermería que siguieran siempre a los militares de forma estable. A Cortes le pareció acertada la idea e Isabel organizó, coordinó y entrenó a voluntarias españolas e indígenas aliadas para desempeñar esta función.


    Isabel Rodríguez, por alguna razón que desconocemos, tenia conocimientos médicos pero además una habilidad natural para curar heridas y tratar enfermedades. El historiador Juan de Torquemada, nos hablan en varias ocasiones de sus curas casi milagrosas


    Finalizada la conquista, obtuvo los testimonios de antiguos compañeros de armas y pacientes, solicitó a la Corona de España el título de médico honorario, y obtuvo la autorización para ejercer la medicina en todas las tierras de Nueva España. Hay que destacar que la profesión de médico estaba limitada a los varones en toda Europa por aquellos tiempos.


    Después de una larga vida de servicios, casada dos veces, Rodríguez se estableció en Tacubaya, donde ella y su último esposo habían recibido tierras como premio por sus servicios, y continuó practicando la medicina en la comunidad local.


    Tenemos aquí dos casos pioneros en la historia y que contradicen los lugares comunes de los que se dedican a calumniar la historia de España. Maria de Estrada, un soldado que acabo de acomodado encomendero e Isabel Rodríguez, que no contenta con ser soldado y conquistador, además fue la primera mujer médico registrada en la historia.


    Manuel de Francisco Fabre


    https://es.wikipedia.org/wiki/María_de_Estrada
    https://www.abc.es/estilo/gente/abci...9_noticia.html
    https://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Otumba
    https://es.wikipedia.org/wiki/Isabel...e_M%C3%A9xico)






    https://espanaenlahistoria.org/efeme...-7-julio-1520/

  12. #12
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    Re: Mujeres de la América española

    Mencía Calderón, primera adelantada en el Nuevo Mundo

    por José Carlos Mena | Nov 11, 2020





    No fueron solos

    Como reza el título del libro editado por el Ministerio de Defensa en 2012 “No fueron solos” y efectivamente no lo hicieron, ni fueron, ni lucharon, ni construyeron, ni contribuyeron a engrandecer el Nuevo Mundo, la España allende los mares, el Imperio donde jamás se ponía el sol. Y sí, las mujeres fueron pieza fundamental para aquella tarea titánica empezada por Colón en 1492.

    Desde el primer momento las mujeres se empeñaron en la empresa de América. Ya en el tercer viaje de Colón iban mujeres en las naos para hacer un labor encomiable, para poner piedras civilizadoras y fundar poblaciones. El mestizaje estaba consentido, incluso por los Reyes Católicos, y el trabajo era inmenso. Ciudades, universidades, hospitales, conventos, cabildos… ingente movimiento para trasladar la España peninsular a los territorios de ultramar. ¿Alguien me puede decir cuántas universidades u hospitales fundaron los ingleses en América? ¿y los Portugueses en Brasil? Pues eso.

    Y como he dicho, contribuyeron en todo. Ahí están los archivos. Y aunque son muchas podemos citar algunos ejemplos como Malinche junto a Hernán Cortés, mujer autóctona y con coraje, que contribuyó mucho al camino del conquistador extremeño. Mujeres navegantes, luchadoras y Valientes. Isabel Barreto, Inés Suárez junto a Valdivia, Beatriz de la Cueva (segunda esposa de Pedro de Alvarado) y nuestra protagonista, Mencía Calderón, primera adelantada en América, pero ¿Qué era un adelantado?

    Primera Adelantada

    Ser Adelantado era una dignidad recibida por parte del rey, que era encomendada para realizar algo, para acometer alguna tarea importante. El adelantado, en el Nuevo Mundo, solo daba cuentas al Virrey. La figura del adelantado de frontera nació en la última parte de la Edad Media, con funciones militares, gubernativa y judiciales, con la tarea difícil de mantener a raya a los musulmanes. España, involucrada al máximo en una tarea de reconquista, acostumbrada a lo largo de los siglos a gestionar los “limes” de sus reinos, donde aprendió todo lo necesario para poner en marcha en las nuevas tierras, siguió usando esta figura.

    Pues bien, aquella estructura organizativa, viva y vigente en la frontera cámbiate de aquella España tardo medieval, donde destacaban los escribanos, los traductores, los cartógrafos y otras tantas figuras necesarias para seguir avanzando y protegiéndose a la vez, cruzó el charco e hizo posible, como ya he mencionado, la conquista de América.

    Mecía Calderón Ocampo era natural de Medellín, un pueblo de Badajoz (Extremadura). Se casó con Juan de Sanabria, que era viudo y adelantado del Río de la Plata. Sanabria falleció inesperadamente en Sevilla, mientras preparaba una expedición de 6 barcos con la misión de llevar 100 familia y unos 300 jóvenes, entre hombre y mujeres, a fundar dos pueblos y dar estabilidad a una zona fronteriza con los portugueses, en la actual Paraguay, que estaban importunando constantemente.

    Salvando la expedición

    Aunque hay siempre hay dudas y temores al comenzar una empresa de aquel calibre, todo se precipita con la muerte de Sanabria. Una expedición contaba con patrocinadores y sufragadores, que se retiraron una vez tuvieron conocimiento del fallecimiento. Contratiempos que apenas se solucionaban, ni siquiera con el nombramiento del nuevo adelantado, el joven Diego de Sanabria, hijo de Juan e hijastro de doña Mencía. El temporal se cernía sobre la expedición incluso antes de haber partido. Aquí es cuando nuestra protagonista se propuso, a toda costa, salvar la empresa y proponerle algo inédito al Rey: el adelantamiento compartido con su hijastro. Para gozo y orgullo de doña Mencía, el monarca aceptó. Un poder de convicción indudable y un carisma digno de mención.

    Y ella se puso manos a la obra desde el primer momento. Contuvo la sangría de caudales, los patrocinadores volvieron y la expedición tomaba forma. Así, el 10 de abril de 1550 partían desde Sanlúcar tres embarcaciones: el patache San Miguel, la carabela Asunción y la nao San Juan. Doña Mencía se hizo a la mar con sus tres hijas y encabezando un grupo de 50 mujeres, la mayoría jóvenes casaderas. El joven Diego quedó en España con la misión de recaudar más dinero para la expedición, para mandar los tres barcos restantes.

    Temporales, piratas y portugueses

    A partir de aquel momento, a partir de fijar el rumbo hasta las Américas, las peripecias, contratiempos y desgracias, se cebaron en la expedición. Penalidades, tormentas, la furia del Atlántico, e incluso, un pirata normando, siempre avizor a víctimas indefensas, que atacó el patache donde viajaban las mujeres. Así, de aquellos 3 barcos solo dos consiguieron llegar a la Isla de Santa Catalina, en Brasil. Pero allí, lo que podía empeorar, empeoró.

    Una vez que arribaron a tierra firme, fueron apresadas por los portugueses, que la retuvieron por 2 años. Lucha, entereza y valor personificados en doña Mencía que, a pesar de todo, y en un tiempo donde las violaciones estaban a la orden del día, había conseguido mantener a salvo el grupo, incluso preservar el honor de las mujeres. Pero las desgracias seguían acechando en la espesura de la selva.

    Estando presa de los portugueses, doña Mencía tuvo conocimiento de los avances de su hijastro. Tuvo certeza que había conseguido el dinero necesario para armar otros tres barcos y que había partido de puerto pero también supo que una terrible tempestad hizo que la expedición naufragara frente a las costas de Venezuela. Todo se había perdido, incluso al joven don Diego se le dio por muerto. A partir de aquel momento, el adelantamiento compartido perdía su vigencia. Doña Mencía se quedaba sola en el nuevo mundo, y aunque ya no tenía la condición de adelanta, se sentía responsable de un grupo de mujeres, tenía una misión (con unas cláusulas marcadas de su contrato con el Rey) y estaba dispuesta, a toda costa, en cumplirla. Así que fundó el fuerte de San Francisco (actual Sao Francisco do Sul)

    El fuerte de San Francisco y el camino de Asunción

    Aquel asentamiento, aquel fuerte fundado por doña Mencía sobrevivió a duras penas pues las dificultades fueron tremendas. El hambre, el clima y, sobre todo, los continuos ataques de los indios (algunos antropófagos) fueron minando la moral. Nada era fácil, todo costaba un mundo; cualquier paso, por muy pequeño que fuera, necesitaba de un enorme esfuerzo y un entusiasmo fuera de toda duda para no caer en el desánimo. Y no había día en el que no ocurriera algo que lastrara la voluntad. Incluso, en una de las salidas para cazar, desapareció el cronista alemán Has Staden (gracias a sus escritos conocemos esta historia). Fue secuestrado por la tribu tupinamba de la que consiguió escapar, siendo rescatado por un barco francés. Una vez en Europa escribió su historia, que fue todo un éxito.

    A doña Mencía la habíamos dejado en el fuerte que ella fundó y allí cada día era más difícil sobrevivir. Sin ayuda, sin víveres, sin ningún tipo de apoyo cercano, se desvanecía. Rodeados de tribus enemigas, portugueses y penalidades no veían salida alguna. Pero el destino es caprichoso y dio una leve oportunidad. Un día apareció un mestizo que se llamaba Díaz, el cual conocía el camino hasta Asunción. Después de consensuarlo y pensarlo, ante tanta fatalidad, se decidió emprender el camino. Un viaje de 1300 km a través de la jungla. ¿Alguien da más?

    ¿Alguien ha realizado un trayecto a pie, a través de la selva, salvando la nada despreciable distancia de 1300 Km? Hambre, sed angustiosa, peligros diversos, ríos caudalosos, cordilleras, indios, seres salvajes y peligrosos. La fatiga, la desesperación, el amotinamiento, el cansancio extremo y la muerte cercana. Apenas hay nada escrito de este trayecto, no hay testimonio de esa travesía agotadora. Lo único que se sabe es que, cuando faltaban 50 Km para Asunción, las gentes de aquel lugar tuvieron conocimiento de aquella Caravana de Mujeres y corrieron con ayuda, alimentos y transporte. Doña Mencía se negó y continuó a pie lo que le quedaba. Así en marzo de 1556, 6 años después de partir de Sanlúcar de Barrameda, entró por su propio pie en Asunción. Y con ella iban 21 mujeres y 22 hombres, que la habían seguido a través de medio mundo, salvando todo tipo de peligros. Toda una heroína.

    Una heroína para recordar

    Un historia asombrosa, una historia impactante y digna de ser conocida que ha llegado hasta nuestros días a través del cronista alemán. Y que hoy también podemos conocer mejor gracias al libro “El Corazón del Océano”, de Elvira Menéndez que, gracias a sus investigaciones en el Archivo de Indias de Sevilla, a podido documentarlo con realismo. También hay una serie española basada en el mismo. Y un libro interesante para leer y aprender es “Españolas en el Nuevo Mundo“, gran ensayo de Dª Eloísa Gómez-Lucena.

    Doña Mencía Calderón, la primera adelanta en América. Una mujer valiente y cabal que quiso cumplir la misión encomendada, que quiso contribuir a hacer más grande su tierra, que quiso poner su grano de arena y dejo su impronta para la historia. Que su recuerdo quede siempre con nosotros y sirvan estas letras como homenaje

    El corazón del Océano




    https://www.sonrisasenelcamino.es/me...l-nuevo-mundo/


  13. #13
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    Re: Mujeres de la América española

    Mujeres de poder en el Perú durante la Monarquía Católica (XVI-XIX)

    La historiadora Liliana Pérez Miguel nos invita a reflexionar mediante su libro "Mujeres ricas y libres (2020)" sobre el enfoque individualista con el que hemos revisado el papel de la mujer en la historia virreinal, muchas veces buscando de manera errada su desempeño en los altos cargos de poder, habituados a los hombres, cuando realmente el poder femenino en este periodo no estaba en papeles protagónicos (políticos y militares), sino en otros aspectos como la economía, religión, la administración de la tierra, la vida cortesana y la creación de alianzas familiares.

    Aprovechando su lejanía de la urbe en Europa, así como los vacíos de autoridad, y los rasgos particulares del régimen imperial católico, las mujeres de la América lograron en conjunto crear un tejido social y vínculos familiares tan fuertes que les permitieron consolidar su poder y libertad como en ninguna otra parte del mundo, aunque no como protagonistas, pero si como las gestoras y artífices de la misma historia virreinal.

    Aquel escenario llevó incluso a poetas de finales del periodo virreinal como Esteban Terralla a señalar que en el Perú “fue uno de los lugares donde vio que las mujeres ejercieron más el poder”, o a feministas como Flora de Tristán a señalar que en el Perú las mujeres “reinan sin competencia; y es de ellas que parte todo impulso” y que “no hay lugar sobre la tierra donde las mujeres sean más libres” que aquí.

    Incluso en el caso de las mujeres indígenas, que si bien en un gran número de naciones prehispánicas tenían gran poder y poseían muchos bienes, con la instauración del virreinato esta realidad no cambió del todo. Para 1621 se registraron 47 cacicazgos y gobernaciones de indios presididas por mujeres, la mayoría ubicadas en la costa norte, sierra norte y sierra sur del Perú.

    “¿Qué fue lo que animó a un montón de castellanas a arriesgar su vida para venir aquí? No solo en una peligrosa travesía trasatlántica y terrestre, sino al iniciar su nueva vida en un turbulento y peligroso Nuevo Mundo. ¿Se limitaron a procrear? Las fuentes históricas contradecían esta visión estática y rígida que los cronistas insistían en perpetuar. Las fuentes históricas nos permitían observar un abanico de estrategias femeninas destinadas a diversos objetivos, como su ascenso social, la consecución y protección de un patrimonio, incluso alcanzar cargos que las asemejaban a los señores feudales con las encomiendas. El desempeño de estas mujeres en el campo económico y religioso era sobresaliente, sin embargo a pesar de la importancia de este grupo heterogéneo, compuesto por mujeres españolas, criollas, indígenas y mestizas, sus casos solo se habían estudiado de manera general. Incluyéndolas muchas veces como simples consortes de las autoridades, incluso confundido sus identidades”. (Pérez, 2021)

    Esta realidad llevó incluso a que autoridades como el virrey Melchor de Liñán llegaran a señalar que en el Perú los aristócratas y cortesanos no obedecen al Rey de España sino a sus “mujeres mandonas”, y que "antes procuran satisfacer los caprichos de sus mujeres mandonas, que cumplir con sus obligaciones"; o al arzobispo Pedro Barroeta a señalar que los desastres naturales acontecidos en el territorio eran un castigo divino “por la mala conducta de las mujeres de este reino, entregadas al libertinaje” y a las cuales sus maridos "viven para servirles en todo". También se destaca la denuncia que hace el mismo virrey Francisco Álvarez de Toledo sobre los mecanismos que emplean las mujeres para hacerse del poder y el dinero, llamándolas ““mujeres ricas y libres”.

    “Habrá ahora cerca de 100 000 pesos de renta en mujeres en el Reino del Perú, que usan de ellos como mujeres ricas y libres, y así se vienen a casar con viejos las mujeres mozas que no tienen nada y se ha visto haberlos visto despachar con hechizo por heredarlos y casarse con mozos y otras matar criaturas porque no les quiten la herencia, tomar bebidas para no concebir, y viejos hacerlos casar In Articulo Mortis con mujeres mozas; yendo ellos contra sus almas y quitando á Vuestra Majestad de proveer las encomiendas en los que le han servido, que se les debe con más justicia, en los cuales quedaban mejores nervios para la defensa y fortaleza deste Reino del Perú que en las mujeres”. (Álvarez de Toledo, 1572)

    Y es que si, a principios del periodo virreinal las mujeres se habían hecho de la economía, ejemplo de ello es que la Señora del Valle de Yucay y Doña Francisca Pizarro en el siglo XVI eran las mujeres más ricas del continente; lo que también ocurrió a finales del periodo virreinal con la Condesa de Monteblanco, una de las 5 mujeres más ricas del continente americano, o la Marquesa Consorte de Castellón, la misma Micaela Villegas, entre muchas otras mujeres que han sido olvidadas o se le da poca importancia en la actualidad.


    Referencias:

    .- La mujer en la historia del Perú: (siglos XV al XX), Hampe Martínez (2007).

    .- El virrey Toledo, gran tirano del Perú, Luis Eduardo Valcárcel (1940).

    .- La Nobleza Titulada en la América, Gómez de Olea y Bustinza (2005).

    .- Historia de las mujeres en América Latina, Volumen, Sara Beatriz Guardia (2002).

    .- Historia genealógica y heráldica de la Monarquía española, Casa Real y Grandes de España, Francisco Fernández de Béthencourt (1897).






    _______________________________________

    Fuente

    https://www.facebook.com/empirep.fed...yKKiax5ccxKhwl
    Imágenes adjuntadas Imágenes adjuntadas

  14. #14
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    Re: Mujeres de la América española

    Maria de Toledo (11 mayo 1549)

    Manuel de Francisco 23/05/2023




    María de Toledo y Rojas
    fue un personaje en su época, pero ha pasado casi desapercibido en nuestros libros de historia, debido a la densidad de acontecimientos que debieran reseñarse. Puede que en otros países o en otro sistema educativo, se le hubiera dado un poco mas de espacio en los libros de historia. En cualquier caso, aportemos nuestro grano de arena, para intentar mejorar el conocimiento de nuestra historia, la historia de España.



    María de Toledo y Rojas, era sobrina del Duque de Alba, Fadrique Álvarez de Toledo y estaba también emparentada con Fernando el Católico. A pesar de su noble origen, se desconoce exactamente fecha y lugar de nacimiento. Lo que se conoce con certeza es que su matrimonio fue motivo de cálculo detallado, debido a la importancia de su familia. El caso es que en 1508 se casó con Diego Colon, el hijo de Cristóbal Colon, y justo este año se iniciaron los famosos Pleitos Colombinos. El Duque de Alba, se consideró afectado moralmente debido a este parentesco sobrevenido y tomó parte activa en la defensa de los intereses de su sobrina, nombrando a su factor, Juan de la Peña, como apoderado con totales facultades, pera seguir e influir en el pleito.



    Resultado de sus esfuerzos, Diego fue nombrado gobernador de las Indias el 8 de agosto de 1508, poco después de su casamiento y juntos cruzaron el Atlántico en una potente flota que partió de Sanlúcar de Barrameda el 3 de junio del año siguiente. Era uno de los primeros ejemplos de familias nobles al completo que se desplazaban al nuevo continente. La familia se instaló en Santo Domingo y dado que María de Toledo insistió en ello, se hizo acompañar por todo un plantel de jóvenes nobles en edad de casarse, creando un efecto de consolidación de las nuevas tierras descubiertas, desde un punto de vista social. Ya no era solo tierra de conquista y explotación, si no tierra donde emigrar, establecerse y formar una nueva sociedad.



    Hasta el año 1515, María se dedicó a dar brillo al nuevo entorno e impulsó la vida social, empujando a su marido para que se aplicara en el urbanismo de la ciudad, apoyando la construcción de casas de piedra, iglesias, escuelas, atención médica, calles empedradas y provistas de albañales. Pero los pleitos con la Corona continuaron y 1516, Diego se vio obligado a viajar a España para defender en persona sus intereses y antes de irse, dejó al mando de la gobernación a María, que entonces tenía ya dos hijas e imaginamos que suficientes problemas. Fue la primera vez que una mujer tenía un cargo de tal relevancia en el Nuevo Mundo, aunque no fue la última.



    No se amilanó nuestra protagonista y no tuvo ciertamente fácil su tarea, primero por su condición de mujer y segundo porque había tomado partido en defensa de los indígenas y eso no se lo perdonaban algunos de sus conciudadanos. En 1518, viajó a Sevilla, para ver a su marido que había quedado bloqueado en la corte. Volvieron en 1520 a Santo Domingo, pero Diego Colón era una persona conflictiva y continuaron los enfrentamientos con los funcionarios reales. Finalmente en 1523, Carlos I le ordenó volver a España, donde fue acompañando a la Corte y apoyando sus reclamaciones. Finalmente la muerte le sorprendió cuando se dirigía a Sevilla para participar en la boda de Carlos I con Isabel de Portugal.

    Pero si Carlos I se pensaba que el problema quedaba resulto con la muerte de Diego Colón, se equivocaba de medio a medio. María de Toledo continuó tenazmente en la defensa de los derechos de sus hijos.



    Nombró al hermano de Colon, Hernando, como representante de la familia y reactivó el proceso. En 1527, llegó una nueva sentencia, emitida en Valladolid, anulando las sentencias anteriores. Al reiniciarse el proceso, el fiscal de la Corona intentó demostrar que el descubrimiento de América se había realizado gracias a los conocimientos técnicos de Martín Alonso Pinzón y no gracias a Colon. Se hicieron testificar a participantes en la primera expedición y se llegaron a emitir dos sentencia, pero siempre fueron recurridas por la incansable María de Toledo, que firmaba siempre como “la desdichada virreina”.

    En 1530 volvió a la Península, siempre en pos de la Corte y recordando sus reclamaciones. Hasta 1544 (pasaron catorce años) no consiguió un laudo que se ajustara a sus deseos y cierto es que tuvo muchas simpatías y no le faltó protección. Durante este periodo le quedó tiempo para lograr un ventajoso matrimonio de su cuarta hija, Isabel, con Jorge de Portugal, hijo de Álvaro de Portugal.



    Además de los Pleitos Colombinos, otro capítulo en el que se ve el carácter de María de Toledo, fue en el protagonismo que tuvo en el enterramiento de los Colón. Diego Colón había dejado testado que se debía construir un Monasterio en Santo Domingo para acoger los restos de él, de su padre y de sus descendientes, pero en 1536 no se había hecho nada y solicitó a Carlos I la concesión de la capilla mayor de la Catedral de Santo Domingo para su enterramiento perpetuo. Una Real Provisión le concedió el privilegio y ahí estaban los restos de los dos almirantes hasta que en el siglo XIX, se trasladaron a la Península, al independizarse las islas.
    El 11 de mayo de 1549, la “desdichada virreina”, murió en su residencia de Santo Domingo. En su testamento pidió ser enterrada fuera del presbiterio, a los pies de la tumba de su marido, sin adorno alguno y que no se hicieran fastos durante el sepelio.





    https://espanaenlahistoria.org/efeme...-11-mayo-1549/

  15. #15
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    Re: Mujeres de la América española

    Las religiosas españolas en las Indias

    Jesús Caraballo 27/01/2023





    Las mujeres españolas estuvieron presentes desde el primer momento en la civilización de América, si bien, al principio su número fue escaso, dados los peligros de la travesía. Y entre esas mujeres, destacarían las religiosas. Todas ellas contribuyeron a trasladar al Nuevo Mundo las costumbres españolas y, en particular, la devoción y piedad cristianas, siendo parte fundamental del intenso proceso de mestizaje con cultura nativa.

    Apenas medio siglo después de que Cristóbal Colón descubriera América, ya se había fundado el primer convento femenino en aquel continente. Por su parte, Catalina de Bustamante fue pionera, en la educación de las niñas indígenas.

    La misión evangelizadora fue encomendada, desde bien pronto a los religiosos. Hernán Cortés llevaba en su expedición a capellanes castrenses, en su conquista del imperio azteca. El convento de San Francisco, en Santo Domingo, fue el primer convento masculino erigido en aquellas tierras.

    Pero la emperatriz Isabel de Portugal, regente del imperio durante las largas ausencias de su esposo Carlos I, animó a que las religiosas no se quedaran atrás en esta tarea evangelizadora. De hecho, pidió al franciscano fray Antonio de la Cruz que acudiera a Salamanca, en busca de las mujeres adecuadas para tan importante misión. Fray Antonio eligió a cuatro beatas del convento de Santa Isabel, Elena Medrano, Paula de Santa Ana, Luisa de San Francisco y Francisca de San Juan Evangelista, quienes llegarían a América, en 1530.

    Se establecieron en un beaterio, considerado como el primer convento femenino en América, dedicándose a la caridad y la educación. El conocido como convento de la Orden de la Inmaculada Concepción se fundó en la ciudad de México por orden del obispo Juan de Zumárraga, en 1540, y con licencia del Papa Paulo III.

    En dicho convento, se consagraron como monjas algunas de las beatas que se habían unido al primer grupo de mujeres salmantinas, y otras mujeres que se sintieron atraídas por esa nueva forma de vida en América. Tanto mujeres nacidas en España, como otras criollas e indígenas, destacando Isabel y Catalina Cano Moctezuma, nietas del emperador azteca.
    El convento de la Inmaculada Concepción de México, al igual que los que le siguieron, se convirtieron no sólo en lugares de oración y cristianización, sino también de educación de niñas, indistintamente de su origen, españolas, criollas o indígenas. Allí se les enseñaba español, latín, matemáticas, música, bordado y catequesis.

    El éxito de los conventos concepcionistas, que proliferaron por todo el continente tanto por su modelo de vida religiosa, como por la educación que impartían, fue pronto emulado por otras órdenes religiosas femeninas. Así, en la década de 1570, se fundaba el Convento de Santa Clara en la capital de Nueva España, desde la que se expandieron a otras ciudades como Puebla o Querétaro. Religiosas de las órdenes de San Jerónimo, Dominicas, Agustinas o Carmelitas, impulsaron la fundación de un elevado número de centros religiosos femeninos por todo el continente.





    https://espanaenlahistoria.org/episo...en-las-indias/


  16. #16
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    Re: Mujeres de la América española

    Mujeres conquistadoras en el Nuevo Mundo




    Cesáreo Jarabo
    02/06/2023






    A lo largo del siglo XV, un total de 10.118 mujeres cruzaron el Atlántico junto a 35.209 hombres para instalarse en el Nuevo Mundo.

    Entre las pioneras que desarrollaron acciones que ocasionaron su impronta en la historia podemos señalar a Beatriz Ordaz, Juana Martín, María de Vera, Elvira Hernández, Isabel Rodríguez, Beatriz Hernández, Catalina Márquez, Beatriz Palacios Parda, Juana López, Violante Rodríguez, Catalina González y Antonia Hernández.

    Ellas, en no pocas ocasiones junto a la acción de mujeres indígenas, jugaron un papel esencial en el desarrollo de la conquista.

    Si las mujeres indígenas destacaron por su acción directa en el establecimiento de alianzas con los distintos pueblos, las mujeres españolas se señalaron en el avituallamiento, la atención a los heridos, la atención en retaguardia, la atención de guardias… y la participación directa en actos bélicos.



    Estas actividades les serían reconocidas una vez tomada Tenochitlan; así nos encontramos con el caso de María de Estrada, a quien le fueron entregados en encomienda los pueblos de Tetela del Volcán y Hueyapan; o con el de María de Vera, que le fueron asignados 300 pesos de ayuda.

    No son muchas las que han pasado a la historia, por lo que las que lo han hecho forzosamente debieron alcanzar la heroicidad en sus acciones; una de ellas, Isabel Rodríguez Gómez, esposa del capitán Portillo, sucedió a éste en el mando de uno de los bergantines construidos para la toma de Tenochitlan cuando aquel murió en acto de combate.



    Y Beatriz Bermúdez de Velasco esposa de Francisco de Olmos, se significó con un acto heroico durante la Noche Triste, forzando a la tropa a guardar el orden, cuando se anunciaba una desbandada que hubiese acrecentado el desastre. Con una espada en la mano amenazó a españoles e indígenas con matarlos si acaso se rendían ante los mexicas.
    Y Beatriz Hernández fue la conquistadora encargada de la fundación de Guadalajara, en el Valle de Atejamac, junto a Cristóbal de Oñate y Nuño de Guzmán.

    De Beatriz de Palacios, mulata, esposa de Pedro Escobar, siguió los pasos de su marido en todos los avatares de la conquista.



    De la que se conservan más datos es de María de Estrada, quién nació alrededor de 1485 y murió alrededor de 1535 y embarcó en el segundo viaje de Colón.

    Durante su estancia en Cuba fue apresada por los indios taínos en Matanzas, en cuyo poder estuvo dos años, tras lo cual casó con el sevillano Pedro Sánchez Farfán.

    Pero su nombre en la historia se debe a que, a su condición de pionera se une la acción destacada que ejerció en la conquista de Tenochtitlán, la capital azteca, en la que destacaron once mujeres más que demostraron su valor como soldados a lo largo de los 75 días que duró el sitio.



    Su traslado al continente tuvo ocasión cuando embarcó en la flota de Pánfilo de Narváez destinada a apresar a Cortés, y al objeto de reencontrarse con su marido, miembro de las huestes de Cortés.

    Mujer de carácter valiente, no dudó en participar directamente en la lucha empuñando una espada, en cuyo uso se mostró avanzada hasta el extremo que los cronistas la señalan como esforzada y animosa hasta el extremo que ponía espanto en sus compañeros.

    Además, se significó como fundadora de ciudades, en particular en la fundación de Puebla, en 1531, donde tuvo gran prestigio, siendo que actuó como mediadora de conflictos, en concreto el surgido el año 1533 entre el obispo Zumárraga y los dominicos a cuentas de la construcción de un monasterio en la ciudad de Tetela, donde ella era titular de una encomienda.

    Falleció alrededor de 1535 en el curso de una epidemia.







    https://espanaenlahistoria.org/perso...l-nuevo-mundo/

  17. #17
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    Re: Mujeres de la América española

    Rafaela, heroína de Nicaragua

    Publicado el 30 septiembre, 2023 por laamericaespanyola


    Rafaela, heroína de Nicaragua es una historia real que tuvo lugar en la provincia de Nicaragua en el año de 1762.Hija única de José Herrera y Sotomayor y de María Felipa de Udiarte. Su abuelo paterno fue el brigadier Juan de Herrera y Sotomayor , destacado ingeniero militar de Cartagena de Indias y fundador de la Academia de Matemáticas y Práctica de Fortificación, primera escuela de ingeniería en el Nuevo Mundo, que contribuiría a la consolidación de los principios de la Escuela de Fortificación Hispanoamericana. También era reconocido por haber trazado los planos de las ciudades de Panamá, Portobelo y Cartagena de Indias y el plano hidrográfico de la costa de la provincia de Cartagena. Su bisabuelo fue el capitán general y gobernador del Río de la Plata José Antonio Herrera y Sotomayor (1682-1691).

    Rafaela nació en Cartagena de Indias el 6 de agosto de 1742, un año después de la gran victoria española sobre la armada británica en su intento de tomar la ciudad. Al parecer su madre biológica era mulata y su padre era entonces el comandante del Castillo de San Sebastián del Pastelillo. Anteriormente había desempeñado el puesto de capitán de Artillería del Batallón Fijo de la plaza de Cartagena de Indias, después había montado la Artillería del cerro de San Lázaro en 1740 y combatido bajo las ordenes de Sebastián de Eslava y Blas de Lezo contra la armada británica de Vernon en el asedio de 1741.

    Rafaela pasó su infancia en la ciudad de Cartagena de Indias al cuidado de su madre adoptiva Doña María Felipa de Udiarte, ya que su madre biológica murió al nacer ella, y es lógico pensar que muy probablemente bajo la influencia y fama de la gran victoria obtenida sobre los británicos y de los héroes de aquella batalla como Blas de Lezo.

    En 1753 su padre fue destinado como comandante del fuerte de la Inmaculada Concepción en el Río San Juan en la provincia de Nicaragua (A.G.I. Guatemala, 456) y con él fue su hija de 10 años. Según todos los indicios el militar no solo transmitió a su hija las leyes del honor, del amor a la patria y de la fe sino que también le enseñó el manejo de las armas y entre ellas el cañón. Según consta en algunos de los memoriales de defensa del Castillo: «y con alguna propiedad y acierto lo montaba, cargaba, apuntaba y disparaba”.

    Castillo de la Inmaculada Concepción sobre el río San Juan.

    La construcción de esta fortaleza se había iniciado en 1673 sobre unos restos defensivos de tiempos de Felipe II, en un recodo de la ribera, sobre una colina, a cuyos pies se extiende hoy el pueblo del Castillo en honor a la fortaleza; las obras fueron terminadas en 1675, en lo que fue la más grande fortificación de América Central hasta aquella fecha.

    Ya en 1744, el castillo había jugado un papel importante cuando hubo un intento inglés por apoderarse de Granada desde Jamaica, que sería neutralizado por el Capitán General del Reino de Guatemala, quien ordenó al maestre de campo José Antonio Lacayo de Briones, auxiliase al Castillo de la Inmaculada, reforzándolo con dos compañías de 50 hombres, abasteciéndolo de suficientes víveres y proveyéndole de más municiones y pertrechos.


    Planta Castillo Río San Juan. 1744. A.G.I.

    Desde hacía dos años, los zambos que habitaban en las costas de Nicaragua realizaban, alentados por los ingleses, frecuentes incursiones al interior de la provincia, perpetrando robos, saqueos e incendios. La región estaba habitada por un pueblo rebelde y batallador, con los que se mezclaron los doscientos esclavos supervivientes de un barco negrero británico que naufragó frente a sus costas a mediados del siglo anterior. Los «zambos-misquitos», eran los descendientes de aquellos esclavos, por eso lo de zambo: mezcla de negro y nativo.

    A principios de la década de 1760, el ya teniente coronel Herrera asistió a distintas reuniones dirigidas por el gobernador de Nicaragua Melchor Vidal de Lorca y Villena, en las cuales se presagiaba la amenaza de una invasión británica.

    Con el fin de impedir el paso por el citado río, el Castillo de la Inmaculada Concepción de La Concha era la primera línea de contención, los otros eran el fuerte de San Carlos en la ciudad de San Carlos al inicio del río San Juan en el lago Cocibolca y la fortaleza de La Pólvora en la propia ciudad de Granada.

    En 1761, ante la amenaza cierta de invasión, se le había dotado con 123 plazas, con las siguientes remuneraciones : diez artilleros (156 pesos anuales ), cuatro cabos de escuadra (132 pesos), veinte mosqueteros (132 pesos), sesenta y cuatro arcabuceros (84 pesos), un piloto del barco de Su Majestad (108 pesos) con sus ocho remeros (48 pesos), ocho cocineras mulatas (30 pesos), además de un sargento (156 pesos), un condestable de artillería (216 pesos), un alférez (276 pesos), un teniente (365 pesos), un cirujano (240 pesos), un padre capellán (360 pesos) y el “alcaide castellano”, es decir, el comandante (900 pesos).


    Castillo de la Inmaculada Concepción

    Las primeras escaramuzas comenzaron en junio de 1762. Instigados y ayudados por los británicos, grupos de zambos y misquitos atacaron las plantaciones de cacao en el valle de Matina. En el mes siguiente asaltaron muchos asentamientos indefensos, incluidos Jinotega, Acoyapa, Lovigüisca, San Pedro de Lóvago, la misión de Apompuá cerca de Juigalpa y Muy Muy, quemando y saqueando las aldeas, además de capturar a algunos prisioneros. Muchas de las personas que capturaron fueron vendidas como esclavas a comerciantes británicos y transportadas a Jamaica. Las tropas inglesas prosiguieron tomando la Matina y las bocas del río San Juan, haciendo prisioneros y asentándose en la zona.

    La intención de los ingleses no era otra que dividir la América española y tener una vía al Pacífico. Desde hacía muchos años, deseaban encontrar un lugar en el istmo centroamericano para cruzar de uno a otro océano y después de muchas exploraciones por toda la zona, dedujeron que el curso del río San Juan y el lago de Nicaragua, era el punto ideal. A principios de 1762 Inglaterra le declaró la guerra a España, como inmediata consecuencia del “Pacto de Familia” entre Carlos III y Luis XV. El reflejo de la guerra no se hizo esperar en las provincias americanas, provocando ataques de los ingleses, cada vez con mayor atrevimiento por el río San Juan, desaguadero del Gran Lago Cocibolca y llave de la provincia de Nicaragua.


    Lago Cocibolca o Nicaragua, con los volcanes Concepción y Maderas al fondo.

    Nicaragua era uno de los principales objetivos de los ingleses, porque presentaba facilidades para la comunicación interoceánica, por lo que el gobernador inglés de Jamaica, William Henry Littleton, había recibido instrucciones de preparar para ese año de 1762 una invasión de Nicaragua por el río San Juan con un ejército de tres mil hombres y más de cincuenta embarcaciones.


    Bandera utilizada en las fortificaciones costeras españolas desde 1701 hasta 1785

    Los españoles estaban enterados de esta amenaza, que se producía precisamente cuando en el estratégico castillo de la Concepción su comandante el teniente coronel José Herrera y Sotomayor estaba gravemente enfermo, al padecer de una afección de garganta. Días más tarde, ya en el lecho de muerte debió mostrar su impotencia por no poder hacerse cargo de la defensa, pero su hija le prometería que ella en su nombre infundiría valor a los defensores. A Rafaela le faltaban pocos día para cumplir veinte años.

    Poco después, el comandante José de Herrera moría el 15 de julio de 1762, apenas unos días antes del presagiado ataque inglés. El 17 de julio asumió la comandancia interinamente el alférez Juan Aguilar y Santa Cruz, nombrado entonces teniente del fuerte por el Gobernador de Nicaragua Melchor Lorca y Villena.



    Los ingleses enterados del fallecimiento del comandante del Castillo de la Inmaculada creyeron que se les abría una oportunidad y se aprestaron para lanzar un ataque, en alianza con zambos, misquitos y caribes.

    El relato de los hechos según el memorial que el gobernador de Nicaragua remitió el 30 de diciembre de 1762 al Gobernador y Presidente de la Real Audiencia de Guatemala, Alonso Fernández de Heredia fue el siguiente:

    «El 29 de julio como a las cuatro de la mañana, se oyó, se desde el Castillo un tiro de pedrero, río abajo y hacia el puesto que ocupaba la vigía, y a poco rato una carga cerrada de fusilería.

    Con estas novedades se puso la guarnición sobre las armas, se alistó la artillería y asestó a los puestos por que se debía recelar invasión. Entre otras providencias que dio Don Juan de Aguilar y Santa Cruz, Alférez de este Castillo y Comandante de él por muerte del Castellano Don Joseph de Herrera y Sotomayor el quince del mismo mes, una, fue la de despachar un bote a reconocer hacia el puerto en que se habían oydo los tiros, y llegando junto al de la vigía reconoció nuestra gente del bote a los enemigos, y aunque inmediatamente emprendieron su retirada, aquellos promptamente despacharon otro bote en pos del nuestro, y yéndole ya a los alcances, el de los enemigos le tiró una carga cerrada de que ´no resultó la menor desgracia, pero si el que los nuestros tomaran la determinación de arrimar a la orilla del río y abandonar el bote para venirse, como se vinieron, por tierra a esta Fortaleza, en donde se continuó en las disposiciones correspondientes a su defensa.

    A las once de este mismo día se presentaron río abajo y a la vista de este Castillo, siete grandes piraguas, con porción de cayucos, y después de haber dado un bordo aquéllas y disparado nueve tiros de pedrero a bala y metralla, todas las embarcaciones se arrimaron a la orilla del río de la banda sur, encubiertas de la artillería del Castillo, en donde hicieron desembarco de algunas tropas; y en porción de cayucos se vieron transportar de la banda del norte también partidas de enemigos, quienes, por dentro del monte y encubiertos, se subieron río arriba


    Por Ari Pena.

    A las tres de la tarde se reconoció en toda la campaña, río arriba y abaxo, puesto en cordón, el enemigo; y como antes de (fol.1 v.) que se le reconosciese en esta positura desde el castillo, se retiraban de él dos caribes mansos para un rancho en que habían dejado sus mugeres, distantes un tiro de fusil de esta fortaleza; al llegar en su cayuco los dichos caribes cerca del rancho, se juntaron en él gran cantidad de zambos y yngleses, y pidiendo licencia al Teniente la hija del difunto Castellano para dispararles un cañonazo, concedida, lo apuntó y disparó con tanto acierto, que de los muchos enemigos que estaban juntos, se vieron salir corriendo pocos.

    Con confusión y estrago que causó este tiro de bala y metralla, pudo uno de los dichos caribes mansos escaparse al Castillo, en donde aseguró el destroso grande que hizo el cañonazo, y que entre los muertos uno había sido un ynglés de los principales, a quien le dio una bala en los pechos. Ese mismo caribe dixo que los enemigos se llevaron amarradas a dos mugeres y a su compañero, y que creía que este estaría ya muerto, porque en la carga cerrada que les tiraron al ir a desembarcar, lo hirieron mucho; que él se libertó de todo por haberse tirado al agua y metido entre el gamalote.

    Luego que los enemigos sintieron el cañonazo, la gritería de los heridos y supieron el estrago, empezaron a hacer fuego contra este Castillo, con el mayor ardor, y sin descaecer lo continuaron toda la noche, `poniendo en el principio de la acción siete banderas ynglesas.

    El dia 30 de julio , rompiose el nombre en esta Fortaleza cargado de bala y metralla, y se tocó la Diana, reconociendo el campo del enemigo en la forma que estaba el día antecedente, bien que en siete campamentos acordonados de centinelas, con algunos pelotones que harían fuego. Disparose otro cañonazo y se retiraron los enemigos a alguna mayor distancia.

    Separose de éstos esta misma mañana un ynglés con otro que sirve de intérprete según lo que después pasó, dirigiendose hacia el castillo los dos, con una bandera blanca en la mano del primero;y visto por el Teniente (fol. 2) mandó suspender toda hostilidad y hizo señas a los que venían para que se acercasen con seguridad.

    Llegados a distancia en que pudiesen ser oydos, se les mandó hacer alto, y desde el baluarte de Santa Ana les dixo el Teniente que que se les ofrecía e intentaban.

    Respondió el ynglés por medio del intérprete que el que se le entregasen las llaves del Castillo y se rindiese la guarnición, que, haciéndolo así, les aseguraba de parte de su Comandante General, por quien era enviado, que a nadie se le haría daño.

    Preguntó el Teniente que a qué Rey o Señor servían, y respondió el enviado que al Rey de Ynglaterra, de quien traían orden de ganar el Castillo y para este efecto tenían, como estaba viendo, mucha gente bien armada, no solamente en el campo si no es también río arriba y abaxo con embarcaciones.

    A estas proposiciones dixo el Teniente que él no podía entregar el Castillo por capitulación alguna, y que si su General tenía todo el armamento que le acababa de decir, su Fortaleza estaba también en disposición de resistir a quantas acciones intentasen.

    Replicósele diciéndole que se mirase bien en ello; propusieron con su compañero, treguas, y fueron aceptadas por el teniente, con la mira de recoxer unos cañoncitos y pedreros que se habían quedado en una casa inmediata al castillo, en que vivía el difunto Castellano. Y habiéndose convenido en que no se hiciese fuego de una parte ni de otra, se retiraron el enviado y el intérprete.

    Después de algún rato que esto pasó, hizo salir de la Fortaleza el teniente veinte hombres a recoger los cañoncitos y pedreros que se ha dicho, encargando la promptitud y eficacia a quantos fueron a esta diligencia.

    Estando ya entrando en el Castillo la gente nuestra con los cañones y pedreros, se levantó en el campo del enemigo un grande alboroto y general movimiento de que dieron parte las centinelas, y como ya estaban todos los nuestros dentro del castillo, se levó su puente.

    Viose venir por segunda vez al enviado con el intérprete y acercándose a la Fortaleza dixo al (fol. 2 v.) Teniente que su Comandante General le advertía que no abriese el castillo ni hiciese salir gente de él porque se la mataría toda;

    A lo que respondió este oficial: que su general no mandaba en la Fortaleza, ni aquel territorio, pues uno y otro eran del rey su Amo y no del de Ynglaterra; que advirtiese a su general el que pusiese sus tropas en donde no les alcanzase la artillería del castillo, y previniese que no talase los platanares, porque, de lo contrario, tendría por acabadas las treguas y empezaría a hacer fuego. Retirose el enviado a su campo, y se pasó la noche si mayor hostilidad de una ni otra parte.

    A las seis de la mañana del 31 de julio, dieron parte las centinelas de este Castillo de como se dirigía a él el enviado y su compañero, con bandera blanca, quienes puestos en distancia proporcionada hablaron con el teniente, que se hallaba en la muralla. Dixeron aquellos como había pasado la noche; respondieron que bien , y preguntándole como había pasado su general, a que respondieron que muy mal, porque había observado que durante toda la noche se había trabaxado mucho en la Fortaleza, también que de ella habían salido varias tropas a echar cordón a las suyas; que le mandaba prevenirle segunda vez que no echase gentes fuera del Castillo, porque como le tenía dicho se las mataría todas.

    Respondió a esto el Teniente que, de todas las operaciones que le decía había observado su general en la Fortaleza, no había tenido necesidad de practicar alguna porque la tenía en disposición de resistir a sus fuerzas, y que ya no podía sufrir tantas amenazas como se le hacían.

    Añadió el enviado: pues vengo también a que se me entreguen las llaves, y, de no, dentro de tres días será tomada la fortaleza y pasados a cuchillo quantos hay en ella.

    Respondió a esto el Teniente que no le fuesen a gobernar su castillo, y que si quería volver a las hostilidades, podían, en la inteligencia que él no podía entregar las llaves hasta morir (fol. 3) o tener orden de su superior para ello.

    Con esto se retiraron el enviado y su compañero a su campo, y a poco rato pusieron en él una bandera negra, con armas de levantado y quatro ynglesas; rompiron el fuego con la mayor viveza, y de nuestro Castillo se hizaron la artillería y fusilería, el que correspondía rebatir al enemigo, y sin cesar de una parte ni otra, se pasó la noche.

    El día 1 de agosto se siguió el fuego con el mismo ardor que el antecedente, y por la noche no dexó de ser bastante vivo de una y otra parte.

    Amaneció el día 2 de agosto continuándose el fuego como el anterior, y a las cinco de la tarde se observó que el del enemigo iba descaeciendo, como ya era granado. En esta misma hora se introduxo en la Capilla de la Fortaleza un gorrioncito, y metiéndose en el trono de Nuestra Señora de la Pura y Limpia Concepción de la Concha, su Patrona, se mantuvo por un breve rato aleteando y cantando delate de la Santísima ymagen. Salióse el paxarito de la capilla, y a poco rato volvió, rodeándola toda por dentro y se desapareció. Pasóse la noche de este día con poco fuego de una y otra parte.

    El día 3 de agosto rompióse el nombre por la mañana, y reconocido el campo se advirtió que aunque en los puestos de los enemigos río arriba estaban varios fuegos encendidos, no se veía hombre alguno, y en los inmediatos al Castillo sólo tal qual sentinela; pero río abajo se vieron varios cayucos que con gente andaban talando los platanares; oyose una gran carga cerrada dentro de la montaña, y luego, poco a poco, se fueron desapareciendo las pocas centinelas que habían quedado a la vista. Tan improvisa precipitada retirada de los enemigos, sorprendió a quantos estaban en n la Fortaleza, y no pocos piadosos la atribuyeron a efecto de la poderosa protección de Nuestra Señora de la Pura y Limpia (fol. 3 v) Concepción de la Concha,…

    Que el enemigo se retiró precipitadamente, se confirmó quando con la llegada de las piraguas de guerra y otras embarcaciones venidas de Granada a esta fortaleza, se hizo un registro hasta el embarcadero que tuvieron los enemigos; y en todo el camino se reconoció, por la huella y resbalones, quan ordenados caminaron.

    De nuestra gente no hubo herido ni muerto alguno, pero se considera que la pérdida de los enemigos fue no poca. Ygnórase a punto fixo hasta el número de que se componía su armamento, pero se hace juicio que si no llegaban a quinientos, fueron muy cerca de trescientos los que atacaron el castillo, y desde él hubo persona que vio de veinte y cinco a treinta yngleses. No se sabe los que de esta nación quedarían en piraguas y demás embarcaciones, ni los que estaban mandando en los puestos río arriba y abaxo ocupaba el enemigo.

    Con noticias que ha dado un prisionero que salió a Costa Rica de los establecimientos del enemigo, se ha sabido que con treinta y cinco piraguas, las quatro ynglesas y las restantes de zambos mosquitos, subió por el Río de San Juan para atacar el castillo en la ocasión que se ha relacionado.»

    El tratado de paz, iniciado en Fontainebleau el 3 de noviembre de 1762 y que terminó en París el 10 de febrero de 1763, libró por entonces a Nicaragua de nuevas hostilidades de los ingleses. La Habana y Manila, que habían sido capturadas por los ingleses, fueron devueltas a España, y ésta cedió La Florida a los británicos.

    Rafaela se casó poco tiempo después con un hombre, al que conocía desde Cartagena de Indias cuando tenía 12 años, llamado Juan Pablo de Mora Barrantes, de unos treinta años y nacido en Costa Rica; su trabajo consistía en el transporte de suministros a los puertos militares del río San Juan. Con él tuvo cinco hijos (Guillermo, María, Rafaela, Juan y Pablo) dos de ellos (Rafaela y Pablo) con algún tipo de discapacidad, residiendo en las ciudades nicaragüenses de San Carlos, primero y finalmente en la de Granada.

    Nada más morir su padre, Rafaela había hecho una reclamación de la herencia al Juzgado de Bienes de Difuntos en la Audiencia de Guatemala, cuyo juez don Basilio Villarrasa Benegas la recibió en Agosto de ese mismo año de 1762. El asunto se enredó en un laberinto burocrático y legal entre el juzgado, la gobernación de Nicaragua, la capitanía general de Guatemala y la Real Audiencia, de tal manera que lamentable e increíblemente Rafaela no logró recibir la herencia que le correspondía.

    Después de enviudar, todavía con 38 años, dieciocho después de la defensa del fuerte, se decidió a solicitar una pensión al que fuera un gran Gobernador y Capitán General del Reino de Guatemala y futuro virrey de Nueva España, Don Matías de Gálvez y Gallardo.Entre los términos empleados en el memorial de la solicitud firmada por Rafaela como Rafaela de Herrera y Sotomayor, con fecha de 16 de marzo de 1780, dirigida al Capitán General de Guatemala se puede destacar:«…que se hallaba en extrema necesidad y pobreza.

    teniendo los ingleses de Jamaica noticia que la fortaleza se hallaba sin Castellano y Comandante, intentaron tomarla y enviaron un oficial inglés, con tropas, que sitiaron y bloquearon la Fortaleza. No había en ella guarnición de españoles como ahora la hay: por esta causa y la de hallarse el castillo sin bastimentos, a las primeras hostilidades, y a la primera intimación que hicieron los enemigos para que se rindiese el castillo, quisieron entregar sus llaves los soldados negros y mulatos que le guarnecían.

    Pero la Suplicante, aunque joven de solos 19 años, animada del espíritu de su difunto padre y abuelos, y conociendo el riesgo a que se exponía su honor y virginidad con la barbarie de los zambos y moscos, se opuso fuertemente a tan pública (fol. 2 v.) afrenta de las armas españolas: y para su remedio, mandó cerrar la puerta del Castillo, tomó sus llaves, puso centinelas y llegó hasta la formalidad de dar la misma suplicante el santo y seña. Después subió al Caballero, cargó el cañón y principió a hace fuego a los enemigos. Quiso Dios que fuese con tanto acierto, que al tercer cañonazo que dirigió a la tienda del Comandante inglés, quedase muerto, toda su gente en confusión, que poniendo el cadáver en un tapesco, se retiraron huyendo y dejaron libre el castillo y su guarnición«. “este hecho glorioso es tan público y notorio, que no hay en esta provincia (Nicaragua) personas de toda clase que lo ignoren. (A.G.I. Guatemala 878)

    La correspondencia que sigue es la siguiente:


    • 1 de abril de 1781: Carta de Matías de Gálvez y Gallardo, Presidente Gobernador y Capitán General de Guatemala al Gobernador del Consejo de Indias, adjuntándole la solicitud de Rafaela Herrera. A.G.I. Guatemala, 878
    • 22 de octubre 1781. Respuesta de la Corona emitiendo un Real Decreto, por el que se le concede una pensión a Rafaela Herrera.
    • 22 octubre 1781: Carta del Gobernador del Consejo de Indias José de Gálvez y Gallardo al Gobernador de Guatemala informándole de la respuesta de la Corona y que dice así: (A.G.I. Guatemala, 878):


    El Rey concede a esta viuda (con el nombre de Rafaela de Herrera y Udiarte) en premio de su distinguido valor, honor y fidelidad, y en atención también a los señalados servicios de su padre y abuelo, el medio sueldo del Gobierno del Castillo de la Purísima Concepción del Río San Juan de Nicaragua, que defendió con heroicidad y singular acierto”. «... y que el Presidente le haga merced en su Real nombre de uno o dos sitios de tierras realengas donde las huviere mas cercanas a la ciudad de Granada, para que las goze por juro de heredad sus hijos y descendientes en memoria de la gloriosa acción que hizo en la defensa del citado castillo.»


    • 28 octubre 1781. Carta del Gobernador del Consejo de Indias a Rafaela de Herrera informándole y adjuntándole la Real Cédula. La carta dice lo siguiente (A.G.I. Guatemala , 878):


    “… consiguiendo, a pesar de las fuerzas superiores del enemigo, hacerle levantar el sitio y ponerse en vergonzosa fuga, debiéndose solo a una generosa intrepidez tan feliz suceso; pues, superando la debilidad de vuestro sexo, subisteis al caballero de la fortaleza y, disparando la artillería por vuestro mano, matasteis en el tercer tiro al comandante inglés en su misma tienda, realizando la acción a la corta edad de 19 años que contabais, no tener castellano el castillo, ni comandante ni otra guarnición que la de mulatos y negros que habían resuelto entregarse cobardemente con la fortaleza, a que os opusisteis con el mayor esfuerzo”.




    • 28 octubre 1781. Carta del Gobernador del Consejo de Indias al Gobernador de Guatemala adjuntándole la Real Cédula. (A.G.I. Guatemala, 878)
    • 11 noviembre 1781. Real Cédula expedida en San Lorenzo. confirmando la pensión vitalicia a Rafaela Herrera, por la mitad del sueldo que goza el Gobernador del Castillo de la Purísima Concepción del Río San Juan de Nicaragua. (A.G.I. Guatemala, 878)
    • 16 de abril de 1782. El Presidente Gobernador y Capitán general de Guatemala acusa recibo de la carta de 28 de octubre del Gobernador del Consejo de Indias, adjuntando la dirigida a Rafaela Herrera y la de la Real Cédula.


    En efecto, la viuda Rafaela Herrera recibió la pensión y dos sitios ubicados en la jurisdicción de Carazo y en la particular del Pueblo de Santa Teresa, llamados la Trinidad o Concepción, el primero, con seis caballerías y doscientas cincuenta cuerdas, y la Calera o el Guacaste el segundo, con siete mil caballerías y sesenta y nueve cuerdas.



    Precisamente y casi coincidiendo con la solicitud real de Rafaela Herrera, en 1780, sufrirían los ingleses nuevamente en el Río San Juan otra derrota, de la que fue parte el legendario marino inglés Nelson, recibiendo su bautismo de fuego. Aunque lograron apoderarse del Castillo y permanecer en él un tiempo tuvieron que abandonarlo finalmente ante la presión de los españoles y las enfermedades tropicales. Uno de los primeros retratos que se conservan del almirante inglés se encuentra hoy en el Museo Nacional Marítimo de Greenwich, en Londres, apareciendo junto a la fortaleza del Castillo, en Nicaragua, donde enfermó gravemente y a punto estuvo de perder la vida.

    Granada, Nicaragua

    Rafaela falleció en torno a 1805 en la hermosa ciudad nicaragüense de Granada.

    Esta historia figura en la documentación conservada de la historia de Nicaragua donde se comprueba su autenticidad. Los originales de dichos documentos se localizan en el Archivo General de Indias, de Sevilla.

    Oficialmente la Real Cédula se divulgaría en la joven República de Nicaragua, en el número 23 de La Gaceta del Gobierno de 1848, y en el 5 y 6 de La Gaceta de Nicaragua de 1859 con otros detalles de este memorable suceso.

    De ahí que su gesta haya generado su enaltecimiento literario y asumida como parte de la herencia identitaria de Nicaragua e inspirado a no pocos artistas y literatos:

    -José Dolores Gómez. «La gesta de Rafaela Herrera. El Río San Juan. Estrecho dudoso en el centro de América». Selección de textos por Ernesto Cardenal. Latino Editores. El Salvador, 1993

    -Ricardo Pasos Marciacq. «Rafaela. Una danza en la colina y nada más». Colección Cultural Banco Nicaragüense. Fondo de Promoción Cultural. Managua, 1997

    -César Escobar Morales. «Defensa del Castillo de la Inmaculada Concepción. Rafaela Herrera: La Doncella Heroica, Formación Cívica y Social». El Amanecer. Managua

    -Jaime Incer Barquero. «Incendio en la frontera. El episodio de Rafaela Herrera». Viajes, Rutas y Encuentros (VRE). 1502-1838

    -Jorge Eduardo Arellano. «La hazaña de Rafaela Herrera en 1762»

    -Enrique Fernández Morales, autor de la obra teatral “La niña del río” (1960)

    -Pablo Antonio Cuadra, quien la transfiguró como «heroína nacional” en su poema “Mayo / Oratorio de los cuatro héroes»

    -Carlos Mejía Godoy, cuyo romance “Rafaela Herrera” integra su “Mural sonoro de los héroes de la Patria”

    -Octavio Robleto, autor de una pieza teatral sobre Rafaela

    Para el historiador Alejandro Bolaños Geyer, lo que es y ha sido: «la insigne heroína nicaragüense del período colonial».



    Para el historiador Carlos Molina Argüello, al cumplirse su bicentenario en 1962. “La doncella aguerrida, esposa y madre, viuda ejemplar que fue doña Rafaela Herrera, escribió en la presentación de su serie documental, por toda su fidelidad, ha llenado y con justeza, a lo largo de dos siglos y en el incierto bregar de nuestro pueblo, la necesidad de este por alzarla a la prominencia de la gloria. Con hoja sin mácula en el servicio de la viuda y de nuestras armas, ninguno como ella para merecerla. Los nicaragüenses han hecho justicia”.

    Y agrega: “La imagen de una criatura virginal recién herida de orfandad, en el paisaje húmedo de nuestro río vital, entre soldados y máquinas de artillería, en postura bizarra, con serenidad y pericia singulares cortando paso al enemigo, basta para un friso en la memoria de un pueblo. El acierto de su disparo contra el invasor: el premio de la historia para su alma”.

    Controversias


    • El segundo apellido de Rafaela figura según distintas fuentes como Sotomayor, Udiarte o Torreynosa. Ella firmó su solicitud de ayuda como Rafaela Herrera Sotomayor, pero las respuestas oficiales que recibió lo fueron como Rafaela Herrera Udiarte.
    • Si parece que fue hija natural de una mulata y que probablemente murió al nacer la niña. Alguna fuente le incluye una hermana adoptiva de origen francés.
    • Parece muy probable que José de Herrera y Sotomayor y Felipa de Udiarte se casaran en Cartagena de Indias, pero no está documentado y también se desconoce cualquier información posterior, ni donde y cuando falleció.
    • Más allá del relato oficial, casi no hay referencias documentadas sobre el alférez Juan de Aguilar y Santa Cruz, que tomó el mando del Castillo con el nombramiento de teniente cuando falleció José Herrera.
    • Alguna fuente dice que Juan Aguilar había acompañado en 1740 desde España a Indias a Alonso Fernández de Heredia, que pasó a Nicaragua en 1746 al ser nombrado Gobernador y Comandante General de Armas de dicha Provincia y que luego será el Presidente y Gobernador de la Real Audiencia de Guatemala entre 1761 y 1765. Aguilar se quedaría y casaría en Nicaragua.
    • No queda claro quien o quienes tuvieron intención de rendirse o si realmente nadie dudó en aprestarse a la defensa. Si Rafaela fue la que tomó la iniciativa de hacer frente al ataque, desconocemos cual había sido la actitud que había tomado el alférez, ya responsable del mando.
    • En relación con el tamaño de la fuerza atacante algunos textos dicen: «Se calcula que en el sitio participaron alrededor de 300 combatientes y 35 piraguas, cuatro de ellas inglesas, el resto de zambos mosquitos».



    Los nicaragüenses de hoy han recogido en sus páginas el nombre glorioso de Rafaela Herrera como símbolo de patriotismo, puesto a prueba en la defensa del Castillo de la Inmaculada Concepción, y al evocar su recuerdo, la presentan como modelo de hija, para que les sirva de ejemplo, y como heroína, para que sepan enaltecer y defender a su patria. Hay que tener presente que la acción de Rafaela evitó que los piratas ingleses penetraran en Granada, le prendieran fuego, saquearan la ciudad y secuestraran a sus mujeres, como eran sus costumbres.

    Fuentes consultadas:

    Rafaela Herrera y Sotomayor RAH

    José de Herrera y Sotomayor RAH


    Rafaela Herrera y Sotomayor. Eduardo Viscasillas Rodríguez-Toubes. Coronel. Infantería. Carlos Viscasillas Vázquez. Académico Correspondiente de la Academia Nicaragüense de Ciencias Genealógicas. Revista Ejército nº 862. Enero-febrero 2013


    Gesta y vida heroicas de Rafaela Herrera por Carlos Molina Arguello. Nicaragua.
    Revista Conservadora. Julio 1962.

    La Descendencia de Rafaela Herrera por José Mejía Lacayo. La hazaña de Rafaela Herrera en 1762 por Jorge Eduardo Arellano. Revista de Nicaraguenses. Historia. Nº 139 Noviembre 2019.

    Género y Derechos de las Mujeres en la Nicaragua del siglo XVIII: Dos Casos. Por Pat Werner. Miembro Correspondiente Academia de Geografía e Historia de Nicaragua. Ave Maria University Latin American Campus. X Congreso Centroamericano de Historia. Managua, Nicaragua, Julio, 2010

    https://www.meryvarona.es/rafaela-herrera-y-sotomayor/




    https://laamericaespanyola.com/2023/...a-de-nicaragua




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    Re: Mujeres de la América española

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    María Estrada, la mujer que luchó junto a Hernán Cortés

    por José Carlos Mena | Dic 11, 2023



    Heroínas

    Ya he escrito sobre muchas mujeres españolas que han contribuido a cimentar su historia. Heroínas como Manuela de Luna, Jimena Blazquez, Ana de Ayala, Isabel Rodríguez, Ana M.ª Soto, Isabel Barreto y las defensoras de Palencia. Mujeres que lucharon, innovaron, avivaron el espíritu, ayudaron a los heridos, descubrieron parajes, navegaron por el Amazonas o por el Pacífico, o fueron infantes de marina. Mujeres que sembraron y quedaron para la posteridad.

    Hoy quiero detenerme en una de las pocas mujeres que estuvieron y participaron en la conquista de Tenochtitlán tras la fatídica noche triste. Ya hablé de Isabel Rodríguez, que también estuvo, pero atendiendo a los heridos. Hoy escribo sobre una luchadora, con coraje, con redaños, que viajó al Nuevo Mundo siguiendo a su marido y terminó esgrimiendo una espada en la guerra contra los aztecas. Lástima que ha pasado desapercibida. Hoy le quiero dar su sitio en la historia de España.

    María Estrada, la vieja

    María Estrada, apodada “la vieja” por su edad. Y no es que fuese anciana ya que contaba con, entre 30 y 40 años. Era por la juventud de aquellos aventureros y soldados. Pues buen, María, fue una de aquellas 12 mujeres que participaron de forma activa en la conquista, dura y cruenta, de Tenochtitlán, la capital del imperio azteca, en agosto de 1521, tras 75 días de asedio.
    Los que vivieron aquella época, los que la contaron y la dejaron por escrito, dejaron constancia de las hazañas y logros de muchas mujeres, que lucharon junto a los hombres. Así, el cronista español del siglo XVI, Francisco Cervantes de Salazar, en su obra “Crónica de la Nueva España” lo refiere: “En todo tiempo ha habido mujeres de varonil animo y consejo”.

    Los cronistas cuentan su historia

    Bernal Díaz del Castillo, también refiere la historia de María. Pues tras la fatídica “Noche Triste”, tras aquella aciaga derrota y tras llorar a los caídos, las tropas de Hernan Cortés se replegaron hasta Tlaxcala para recuperarse y preparar la ofensiva. Allí, María Estrada, con genio y airada, contestó a Cortés de esta manera: “No es bien, señor capitán, que mujeres españolas dexen a sus maridos yendo a la guerra; donde ellos murieren moriremos nostras, y es razón que los indios entiendan que son tan valientes los españoles que hasta sus mujeres saben pelear, y queremos pues para la cura de nuestros maridos y de los demás somos necesarias, tener parte en tan buenos trabajos, para ganar algún renombres como los demás soldados”. No se puede negar que tenía coraje.

    Aunque se sabe poco de su origen, lo cierto y constatado es que fue hermana de Francisco de Estrada, que cruzó el Atlántico y se instaló en las nuevas provincias en 1509. Las crónicas cuentan que llegó a la actual Cuba y fue apresada por los indios Taínos, durante los enfrentamientos de la ciudad de Matanzas. Tras dos años cautiva, fue liberada y se casó con el sevillano Pedro Sánchez de Farfán en la villa de La Trinidad. Todo lo cuenta Bernal Díaz del Castillo en su “Historia verdadera de la conquista de la Nueva España”.

    Con toda probabilidad, en 1520, María pasó de Cuba a Nueva España en la flota comandada por Pánfilo de Narváez, buscando a su marido que se había unido a los hombres de Hernán Cortés. El mismo Bernal la cita en su crónica, recordando los supervivientes de la Noche Triste: “Pues olvidado me he de escribir el contento que recibimos de ver viva nuestra doña Marina y a doña Luisa, la hija de Xicontenga, que las escaparon en los puentes unos tascaltecas, y también una mujer que se decía María Estrada, que no teníamos otra mujer de Castilla en México sino aquella”.

    Fundadora de la ciudad de Puebla

    También el cronista Diego Muñoz Camargo, en su “Historia de Tlaxcala”, tras aquella fatídica noche de muerte y llanto, nos habla de una mujer valiente, que no teme a nada, que se enfrenta al enemigo con una espada y una rodela, con furia y entusiasmo, demostrando entrega y arrojo. Igualmente, 1615, el franciscano fray Juan de Torquemada también la refiere, copiando la crónica de Muñoz Camargo.

    Lo más probable que tras la conquista de Tenochtitlán, tras demostrar su fiereza, su valentía y actitud, María y su esposo, Sánchez Farfán, se quedaran en Nueva España. La mayoría de los cronistas de la época tienen al matrimonio como fundadores de la ciudad de Puebla, en abril de 1521, sitio estratégico para Hernán Cortés, pues cubría la ruta entre Veracruz y la capital recién conquistada.

    La crónicas cuentan que en 1533, en la región de puebla, María Estrada fue elegida para mediar en una disputa entre los dominicos y el obispo Zumárraga por la construcción de un monasterio en el pueblo de Tetela, lo que evidencia de que María era alguien importante, que llegó a ser un persona destacada.

    Una mujer poderosa y con influencia

    Sabemos, por cartas y crónicas, que enviudó y se volvió a casar con otro sevillano, otro de los fundadores de Puebla: Alonso Martín Partidor. Y a partir de aquí, la historia es difusa y se pierde en el tiempo, aunque se sabe que falleció en Puebla a causa de una epidemia de cólera. Sin hijos, cuidando a dos hijas de su anterior marido, viviendo cómodamente gracias a las encomiendas que le concedió Hernán Cortés por el valor mostrado en la batalla, fue una mujer poderosa en su tiempo, reseñable con influencia. Así, sabedora de su puesto, escribió al mismísimo Carlos I de España, quejándose del incremento de los impuestos.

    Una mujer de armas tomar, una aventurera, una mujer con redaños que no le tembló el pulso a la hora de empuñar la espada. Una valiente conquistadora y luchadora que se ganó, en buena lid, sus haciendas y su fortuna, la cual defendió hasta el final. Otra heroína para la historia, otra mujer para el recuerdo, otra luchadora para que no caiga en el olvido que todo lo que ganó lo hizo con su valentía.

    Y este es mi pequeño homenaje, unas letras para que se enseñe y difunda nuestra gran historia, para que se defienda y se sienta el hispanismo, la hispanidad. Seguimos.




    https://sonrisasenelcamino.es/maria-...hernan-cortes/

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