Juan Carlos Segura analiza su libro «Los últimos de América», sobre unas gestas que no tienen parangón en la historia

Juan Carlos Segura, diputado por VOX del Congreso de los Diputados, es Doctor en Derecho por la Universidad de Barcelona y Máster en Mediación Civil y de Familia por el Ilustre Colegio de Abogados de Barcelona (ICAB). Ha trabajado como docente en el Instituto Superior de Derecho y Económicas y es especialista en Derecho Mercantil, Civil, Penal y Contencioso-Administrativo. Ha sido Teniente reservista de las Fuerzas Armadas (Ejército de Tierra) desde 2006, con último destino en la Delegación de Defensa de Barcelona. Es autor de varios libros. En esta ocasión nos habla de su última obra Los últimos de América (ACTAS).



La gesta de los últimos defensores del continente americano no desmerece a la de los últimos de Filipinas, ¿por qué es menos conocida?

La resistencia de los últimos de Filipinas en la iglesia de Baler supuso una gesta, pero si establecemos una relación comparativa, el Baler resistió 337 días no llegando a un año, mientras que los defensores de San Juan de Ulúa en el puerto de Veracruz resistieron contra el ejército mejicano durante 1.478 días, que son más de 4 años, y los de la fortaleza del Real Felipe en el puerto del Callao en Lima, resistieron 694 días, que son casi dos años, contra el ejército peruano. La gesta de las fortalezas San Juan de Ulúa y del Real Felipe fueron muy conocidas en el siglo XIX, pero a finales de ese mismo siglo, la guerra de Cuba y de Filipinas con la resistencia de Baler hizo olvidar la epopeya de los últimos de América.

¿Qué pretendían lograr aquellos bravos defensores?

En el caso de la fortaleza de San Juan de Ulúa, al ser una isla en el mismo puerto de Veracruz que cobraba los aranceles de la aduana, el gobierno de España y Fernando VII hicieron todo lo posible por conservarla. El caso del Real Felipe es diferente, porque estando en el océano Pacífico, España no podía abastecerla, y fue el empecinamiento del brigadier José Rodil que se negó a entregar la fortaleza, cuando pronunció la histórica frase «que se rindan los que han capitulado en Ayacucho, que yo no he firmado ese documento de capitulación y por eso no me rindo».

¿Por qué la historiografía mejicana y peruana ha intentado silenciar y borrar de la historia estas gestas?

Porque ponen en evidencia su proceso de independencia, porque años después de la proclamación de independencia, unidades del ejército español seguían luchando en aquellas tierras.

San Juan de Ulúa recibía suministros más o menos regulares de alimentos, armas, municiones y reemplazo de tropas, y por eso resistieron tanto tiempo. Mucho peor lo pasaron en el Real Felipe, que estaban totalmente aislados, produciéndose casos de canibalismo entre los civiles. Quintanilla para compensar su aislamiento concedió patentes de corso para recibir cargamentos interceptados.

¿Quiénes eran Coppinger, Quintanilla y Rodil?

José Coppinger era un brigadier que había entregado a los norteamericanos la fortaleza de San Marcos en Florida, cumpliendo los acuerdos de paz. Como no había acuerdo de paz con México, se negó a entregar San Juan de Ulúa.

Antonio de Quintanilla fue el gobernador del archipiélago de Chiloé en Chile, que supo aprovechar el sentimiento español y cristiano de los chilotes, para defender esas islas para la Corona.

José Ramón Rodil era un brigadier absolutista que acabó siendo liberal cuando llegó a España. Fue el fundador del Cuerpo de Carabineros.

¿Cree que estas gestas, poco conocidas, deberían ser más recordadas en España?

Estas tres gestas no tienen parangón en la historia de la humanidad, y solo están a su altura Numancia, Baler y el Alcázar de Toledo.

Precisamente este libro está hecho para que estas hazañas que superan el límite de la resistencia humana, sean eternamente recordadas. Por poner un ejemplo, si a los últimos de Filipinas se les concedieron dos Laureadas de San Fernando -una de ellas a título póstumo- que es la máxima distinción que otorga el ejército español, a los héroes de San Juan de Ulúa les concedieron nada menos que 135 y a los del Real Felipe del Callao 11 Laureadas.

¿Qué lecciones nos ofrecen para nuestros días y el futuro?

La tenacidad y la fuerza de espíritu inquebrantable, de esos hombres que lucharon en defensa de su honor y de su patria, debe de ser un ejemplo para futuras generaciones de la gran nación española.

Por Javier Navascués


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