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Ordóñez
El Paraíso que nunca existió
Uno de los topicos de la llamada 'Leyenda negra' Española se basa en que los conquistadores fueron culpables de diezmar a las poblaciones nativas debido a la transmisión de enfermedades que no eran conocidas por aquellos lares, como la viruela, y a las cuales el sistema inmunologico de los nativos no podia hacer frente. Debido a esto muchas asociaciones de indigenas de América Central y de Sudamerica, asi como organizaciones de izquierda, han pedido repetidas veces que los Españoles pidieran perdón por este "Holocausto" que sufrieron sus antepasados. Al mismo tiempo se ha convertido en una forma, muy en la linea del pensamiento "progresista", de pretender que nos avergoncemos de nuestra historia y nuestro pasado.
Recientemente se han publicado unos trabajos, que podriamos considerar como Revisionismo histórico, relativos a unas nuevas investigaciones que se han llevado a cabo y que confirman la desastrosa salud de los nativos americanos antes de la llegada de Colón. A partir del análisis de 12.500 esqueletos, un equipo multidisciplinar de antropólogos, economistas y paleontólogos documenta el profundo el deterioro sanitario del hemisferio americano mucho antes de 1492
Pese a las extensas investigaciones sobre el devastador golpe importado de la viruela, el sarampión, la malaria y la fiebre amarilla entre los nativos del Nuevo Mundo, la salud de estas poblaciones indígenas antes de la llegada de Cristóbal Colón no ha sido nunca debidamente documentada a modo de contrapeso contra la tópica Leyenda Negra de los españoles al otro lado del Atlántico. Un vacío de conocimiento llenado ahora por un grupo de cincuenta especialistas norteamericanos que contra las falsas percepciones de «paraísos perdidos» y «felices salvajes» documentan un triste panorama de pésima salud por todo el continente, en declive mucho antes de 1492.
Este demoledor trabajo -a contramano de la miope corrección política imperante en ciertos círculos académicos y "progresistas"- demuestra que junto a los patógenos europeos, la salud de estas poblaciones nativas estaba cayendo en picado desde muchos siglos antes de la conquista.
Conclusión obtenida en buena parte a partir de los análisis comparativos de 12.500 esqueletos procedentes de 65 yacimientos arqueológicos en América del Norte y del Sur. Una extensa muestra dividida al cincuenta por ciento entre restos anteriores y posteriores a la llegada de los colonizadores europeos y que abarcan desde cinco milenios antes de Cristo hasta el siglo XIX.
Índice de salud cronológico
A partir de un criterio estandarizado, el equipo norteamericano dirigido por los profesores Richard H. Steckel y Jerome C. Rose ha establecido un índice de salud cronológico para todo el hemisferio pre-columbino, cuyas desmitificadoras conclusiones se han materializado en un reciente libro de 654 páginas («The Backbone of History», Cambridge University Press). A su juicio, el momento óptimo en la salud de los nativos americanos se remonta a mil años antes de la llegada de los pioneros españoles. A partir de entonces, no hay más que una espiral de miseria y enfermedad.
En el epílogo de esta elaborada publicación, el doctor Philip D. Curtin, profesor emérito de la prestigiosa Universidad Johns Hopkins, recalca cómo todas y cada una de las evidencias reunidas «demuestran de forma concluyente que aunque el bienestar de los nativos se deteriorara bastante tras el contracto con el mundo exterior, se trataba de una situación muy alejada de lo paradisíaco antes de la llegada de europeos y africanos».
Los investigadores han catalogado sus evidencias en torno a siete indicadores básicos sobre problemas de salud crónicos que pueden ser detectados en esqueletos: enfermedades degenerativas de las articulaciones, salud dental, estatura, anemia, malformaciones, infecciones y traumas provocados por heridas. Una base de datos que según sus responsables sería la más grande de este tipo realizada hasta la fecha.
A la vista de todos estos datos entrecruzados, el equipo liderado por los profesores Steckel y Rose ha atribuido en gran parte el pésimo panorama de salud entre las poblaciones precolombinas al inicial desarrollo de la agricultura y asentamientos urbanos. La arqueología demuestra que los habitantes de América del Sur y Central comenzaron a cultivar la tierra de forma estable hace más de cinco mil años, con la construcción de las primeras ciudades estimada desde hace dos mil años.
Estos avances considerados como básicos en la evolución de toda cultura resultaron una espada de doble filo para los indígenas americanos. El incipiente desarrollo agrícola tuvo el indeseable efecto de limitar la diversidad dietética de estas poblaciones. Deficiencias que, junto a la congestión de asentamientos urbanos, contribuyeron al rápido contagio de enfermedades. La mezcla de comida baja en proteínas y durísimas condiciones de trabajo habría dejado a muchos nativos avocados a una muerte temprana.
Según el doctor Rose, antropólogo de la Universidad de Arkansas, este retroceso también se ha detectado en la zona de Oriente Medio y Asia donde la agricultura en forma estable se inició hace 10.000 años. Pero a su juicio, este conocido fenómeno de desnutrición resulta mucho más abrupto en el Nuevo Mundo. Además, recientes investigaciones sobre momias peruanas han descubierto trazas de enfermedades como la tuberculosis, lo que abre la posibilidad de precoces infecciones con algunos de los males atribuidos hasta ahora exclusivamente a contagios europeos.
Con diferencia, las culturas pre-columbinas con mejor salud eran aquellas no asentadas y menos concentradas. Según los análisis comparativos de esqueletos, estas tribus presentan huesos de mayor altura y menos lesiones asociadas con infecciones. Se supone que su dieta era lo suficiente variada como para evitar problemas como la anemia y desarrollo retardado. Aún así, en estas sociedades móviles de cazadores y recolectadores de frutos silvestres, muy pocos miembros llegaban a cumplir los cincuenta años.
A tenor de este caudal de datos, la esperanza de vida de las poblaciones precolombinas se estima en una media de 35 años. En esta «clasificación» de salud, la mejor situación se ha detectado entre tribus de nativos que habitaron las costas del actual Brasil unos 1.200 años antes de la llegada de Cristóbal Colón. Su situación de relativo aislamiento les protegió contra enfermedades infecciosas, y al mismo tiempo tenían acceso simultáneo a variados alimentos procedentes del mar y de la tierra. Otras zonas con condiciones aceptables habrían sido las costas de Carolina del Sur y California.
México y América Central
De acuerdo al estudio codirigido por el doctor Steckel, profesor de Economía y Antropología en la Universidad Estatal de Ohio, la peor insalubridad se concentraría en las culturas urbanas de México y América central, muy especialmente entre la civilización Maya. Situación desastrosa también compartida por los Zuñi de Nuevo México, una poco viable tribu de los 'indios pueblo' que presumiblemente habría encontrado un dramático final antes de la llegada de los colonizadores.
El tratado de los doctores Steckel y Rose también se extiende a la salud de las poblaciones europeas y africanas asentadas en el Nuevo Mundo. Como era de esperar, las peores condiciones se concentran con dureza entre los esclavos negros, según demuestran los esqueletos recuperados en plantaciones del Sur de Estados Unidos. A modo de conclusión final, los autores reconocen el gran potencial para la polémica de su estudio, pero insisten en que los habitantes originales de esta parte del mundo «tenían o evolucionaron con suficientes patógenos para crear condiciones crónicas de mala salud».
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