España en China
Cuando se rodó la película "55 Días en Pekín", hubo una concesión de guionistas, productores y director hacia España. Esa "concesión" consistía en que nuestro presunto embajador ante la Corte de Pekín "participaba" en teórico pie de igualdad con sus colegas de otros Estados, enfrentándose alineado con ellos a la sublevación de los bóxers ("golpeadores virtuosos") en 1900. Incluso por breves instantes en la película se ve la Bandera Nacional y se escuchan unos sones de la Marcha Real.
La causa no es otra que un "gesto" por el hecho de que el rodaje se hizo a 50 kilómetros de Madrid en dirección hacia la Sierra de Guadarrama. Es decir, de alguna forma se concedía que España era una potencia occidental que ha tenido alguna remota presencia en China. A modo de anécdota tenemos la imagen de estos días recogida en el enlace:
Espaa en Shangai - Fotos del da - Libertad Digital
Pero lo interesante sería conocer aspectos históricos de nuestra presencia en aquel país. Y digo yo que alguna debió de producirse cuando el "Emperador ?" (no dispongo de la referencia) regaló a D. Carlos V una extraordinaria maqueta de un shampán real realizado enteramente en marfil y que se conserva en el Museo Nacional de Artes Decorativas en Madrid. Recopilemos pues datos de la presencia de nuestros antepasados en aquellas tierras.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
Marcadores