Tras el desastre de la Armada Invencible, los ingleses organizaron una flota para atacar a los reinos de Felipe II. Atacaron a La Coruña, de donde tuvieron que retirarse con el rabo entre las piernas. Lo volvieron a intentar en Lisboa, de donde tuvieron también que retirarse con grandes pérdidas.
Así cuenta Don Cesareo Fernández Duro el ataque a la Coruña, en cuya defensa se hizo famosa María Pita.
Dispuesto lo necesario con actividad que contrastaba con la parsimonia de los armamentos castellanos, salió la expedición de Inglaterra, el 13 de Abril de 1589, con unas 150 velas y efectivo de 23.375 hombres, el mando de la escuadra confiado al almirante Drake y el del ejército al coronel John Norreys ó Norris. En la instrucción real se les encargaba destruir las naves que hallaran en los puertos y apoderarse de alguna de las islas Azores para interceptar los tesoros de las Indias que pasaban por ellas. En segundo término prestarían asistencia al de Crato para recobrar el reino de Portugal si la opinión pública le era favorable. Al efecto iban en la escuadra armas y monturas con que poner en pie de guerra á sus partidarios.

Don Antonio, poseído de su papel, escribió cartas á los soberanos, ofreciendo al de Francia concurso para sacarle de apuros, como si estuviera realmente en el caso de brindar protección.

Dirigiéronse las naves a la Coruña en la creencia errónea de reunirse allí 200 naves con víveres, municiones, cables y pertrechos en preparación de segunda jornada á Inglaterra, y de guardarse en la plaza, mal prevenida, 5 millones en oro.

Se había ordenado, con efecto, reconcentrar en aquel puerto vitualla, y había ya reunida cantidad de bizcocho con otros artículos; en todo lo demás no tenían visos de verdad los informes que los ingleses traían.

La ciudad, defendida por antiguos muros, sin terraplén, reunió cinco compañías, que con los caballeros particulares y milicia de los pueblos vecinos llegarían á 1.500 hombres. En el puerto hacía papel el castillejo de San Antón; se hallaban al ancla el galeón San José, de Bertendona, la nao San Bartolomé y las dos galeras de Pantoja. Carenando y sin artillería, el galeón San Bernardo

Entraron las naves inglesas en el puerto el 4 de Mayo, después de mediodía, cañoneándolas el castillo y los buques, y en el acto empezaron á desembarcar gente con 14 lanchones que al propósito llevaban prevenidos, poniéndola en escuadrones sobre los caminos de Betanzos y de Santiago, y las alturas contiguas, no sin escaramuzas.

El día 5 desembarcaron tres piezas gruesas de artillería a fin de batir á los galeones, que les hacían daño. Fue preciso entonces incendiar al San Juan y dar barreno al otro; las galeras se retiraron por la ría de Betanzos dejando en la ciudad los soldados que tenían. Durante la noche abrieron los ingleses trincheras, y acercaron las naves al fuerte de San Antonio, recibiendo de sus cañones averías bastantes para desistir del ataque por entonces y en todo el tiempo de su permanencia. En el barrio bajo de la Pescadería, extramuros, estuvieron más afortunados, ganándolo con muerte de unos 70 de los defensores y toma de la artillería del galeón San Bernardo, tendida en el muelle por estar, como antes se ha dicho, tumbado, carenando.

Ganaron el día 6 el monasterio de Santo Domingo, también fuera de murallas; establecieron baterías á cubierto, y antes de romper el fuego enviaron parlamento al Marqués de Cerralbo, gobernador, diciendo «que los Generales pedían la ciudad para la reina de Inglaterra, y que entregándosela usarían de clemencia, no mirando á la afrenta que el año pasado le había querido hacer nuestra armada; que no lo haciendo se usaría el rigor de la guerra, y que, aunque estuviese dentro todo el poder de España, la habían de tomar dentro de dos días.'»

Contéstoseles que hicieran lo que tuviesen por conveniente, respondiendo a la batería con las de la plaza y rechazando el primer asalto, dado por la punta llamada del Mercado.

El 12 volaron una mina, abriendo brecha considerable, y otra el 14, lanzándose de nuevo al asalto, repetido el 15 y el 16, Defendiéronlos con los soldados las mujeres del pueblo, señalándose Mayor Fernández de la Cámara y Pita. Por último, el 18 se reembarcaron, dejando dos de sus naves perdidas, y salieron el día siguiente del puerto.

Existe un diario con pormenores del sitio y varias relaciones que difieren poco; sin embargo, ni con ellas, ni menos con las de los enemigos, se forma juicio cabal del ataque, a que ni unos ni otros concedieron gran importancia. Entre los historiadores ingleses no hay dos que estén conformes en el plan, disposiciones, composición de las fuerzas de mar y tierra que salieron de Plymouth, y ni uno sólo que suministre datos de los que regresaron ni de las pérdidas sufridas en hombres y bajeles. Es penosa al orgullo nacional la confesión de las derrotas,y aun la simple indicación de error o desacierto en los caudillos populares.

Mientras algunos de estos historiadores titulan Gran expedición a la que había de invadir los estados de D. Felipe, pretenden otros rebajarla hasta el extremo de asegurar que nada tenían que ver con ella la Reina ni el Gobierno de Inglaterra, afirmando era empresa particular tolerada y dirigida al fin de embolsar escudos españoles. En la especificación de naves y soldados hay discrepancia mayor: quién limita las fuerzas á 4.000 soldados y otros tantos marineros; quién refiere que los estados de Holanda contribuyeron con bajeles y hombres, al paso que se ven afirmaciones de haberse hecho perdedizos los primeros sin pasar de Cabo Ushant; quién asegura, en fin, que á la flota salida de Inglaterra se fueron agregando el Conde Essex, Roger Williams, Felipe Butler y Eduardo Wingfield.

Lediard, que como más moderno procuró concertar las noticias añejas, hace desembarcar en la Coruña 1.200 hombres, con la buena suerte de ocupar de seguida la parte baja de la ciudad, cogiendo prisionero al gobernador D. Juan de Luna (sic), de incendiar gran cantidad de provisiones, degollando de paso 500 soldados. Mientras se atacaba la población alta tuvieron (dice) nueva de aproximarse el Conde de Andrada con ejército de 8.000 hombres apostados en puente del Burgo, debiendo reunirse con mayores fuerzas, capitaneadas por el Conde de Altamira, y á impedirlo salieron nueve regimientos, quedando otros cinco con Drake en guarda de la artillería de sitio.

Aquí se distrae un tanto el escritor, o eran muy pequeños los tales regimientos, puesto que compone catorce con los 1.200 hombres desembarcados; pero suplían, por lo visto el número con la habilidad, toda vez que deshicieron en el acto al ejército español, matando en la persecución 3.200 hombres, sin dar cuartel á los cuitados que se escondían en las viñas. Tomaron (sigue diciendo) de contado el estandarte real y el campamento, con muchas municiones, dinero y vitualla; incendiaron los pueblos, talando los campos dos leguas a la redonda, todo ello sin más pérdida que el capitán Eduardo Norris y un soldado.

Más singular, verdaderamente asombroso, es que, dando vuelta á la Coruña la tropa victoriosa, con mucho ganado recogido al paso, juzgara oportuno el reembarque sin proseguir el sitio, y se hiciera «sin haber perdido un solo hombre». Murieron, sí, muchos soldados, mas fue de enfermedad, por abuso del vino de que estaban colmadas las bodegas. Historia convencional.

Mr. Martín A. S. Hume ha publicado en Londres, en Septiembre de 1896, es decir, después de escrito el presente capítulo, un libro titulado The year after the armada, and other historical studies, habiendo examinado la correspondencia del Embajador de Venecia en Madrid y dos relaciones contemporáneas que yo no he visto; una castellana que posee D. Pascual de Gayangos, Relación de lo subcedido del Armada enemiga del reyno de Inglaterra a este de Portugal, con la retirada á su tierra, este año de 1589; otra portuguesa, existente en la Biblioteca Nacional de Lisboa, Memoria do succeso da rinda dos Ingreses a o reino de Portugal. Registrados también los documentos ingleses y las historias de aquellos días, halla Mr. Hume que la expedición fue inspirada y propuesta á la reina Isabel por Sir John Norris, habiendo de formarse compañía que suscribiera capital de 40.000 libras esterlinas, por lo menos, con objeto de merodear en los dominios de España.

En un principio resistió la Soberana á la instigación de abrir su bolsillo, mas al fin contribuyó con 20.000 libras y siete naves de las mejores de la Armada real. El Prior de Crato empleó el resto de sus recursos; poco á poco habían ido pasando de sus manos á las de los usureros, o a las de personas de las cortes de Inglaterra y Francia, las joyas de la Corona de Portugal, que sustrajo al salir del reino; pero le quedaba todavía un diamante, el octavo en tamaño de los mayores del mundo, que actualmente adorna á la Corona Imperial de Rusia, y lo empeñó para levantar fondos. El resto necesario lo facilitaron mercaderes ó particulares persuadidos de que la empresa proporcionaría ganancias enormes.

Juntáronse con las siete naves dichas de la Reina otras veinte de guerra, las mayores de á 300 toneladas, y transportes menores hasta la suma de 200 velas.

Embarcaron en ellas 16.000 soldados, 2.500 marineros y 1.200 nobles de aventura; pero en el Canal se desaparecieron sobre 20 embarcaciones con 3.000 hombres. El Conde de Essex, Williams y compañeros, salieron de Inglaterra posteriormente, con gran indignación de la Reina virgen, que se lo había prohibido.
Obtenido de http://www.armada.mde.es/html/histor...tomo_03_03.pdf

Para los aficionados a la Historia, y especialmente a la Historia Naval. El Instituto de Historia y Cultura Naval ha colgado en internet la Historia de la Armada Española desde la unión de los reinos de castilla y Aragón) Son nueve tomos que cubren desde 1476 hasta 1833 y está en http://www.armada.mde.es/ArmadaPorta...fernandez-duro Que los disfrutéis.