Fuente de donde se toma el texto: Cristiandad, nº 87, 1 Noviembre 1947. Página 485.
Fuente original: El Popular, 10 Julio 1947. Página Seis.
MANIFIESTO
DE LA MASONERÍA A LA NACIÓN MEXICANA
La Masonería es la principal defensora, en el mundo, de la libertad de conciencia y de todas las libertades, y tiene profundo respeto por todos los credos religiosos, estimando que todas las religiones son sanas fuentes de moral y tratan de inspirar el amor al bien y a la virtud.
Nuestros únicos enemigos son los tiranos y los que combaten en contra de los principios de LIBERTAD, IGUALDAD y FRATERNIDAD, sin los cuales no puede existir una verdadera democracia.
En México son muchos los ejemplos que pueden citarse de la intervención de nuestra Orden y de nuestros hermanos en defensa de estos principios, y citaremos algunos:
El Masón Miguel Hidalgo y Costilla, Cura de Dolores en 1810, inició el movimiento de Independencia, sublevándose en contra de los tiranos y del Alto Clero, aliado de ellos y dueño del noventa por ciento de la riqueza del país;
Hidalgo, a pesar de ser profundamente católico y de no haber atentado nunca contra su Iglesia, fue excomulgado por el Obispo Abad y Queipo, perseguido por el Alto Clero, encarcelado, juzgado por la Inquisición y fusilado; fue después degollado y su cabeza, junto con las de los héroes Allende, Aldama y Jiménez, fue colocada en una jaula y expuesta en la Alhóndiga de Granaditas. Hoy es venerado por todos los mexicanos y se le llama el Padre de la Patria.
El campeón de la libertad, visionario precursor de la lucha social, genio guerrero, el cura José María Morelos y Pavón, fue fusilado por la espalda, por el mismo Alto Clero Político que jamás perdonó a los defensores del pueblo. La Historia lo presenta como símbolo de la legalidad y del progreso.
Los Masones Benito Juárez, Valentín Gómez Farías, Ignacio Altamirano, Melchor Ocampo, Ignacio Ramírez, Miguel Lerdo de Tejada y todos los demás hombres de 1857, a quienes hoy venera la Patria como Héroes de la Reforma; lucharon nuevamente contra el Alto Clero Político, lo vencieron al fin y establecieron en México el sistema democrático bajo el cual vivimos hasta la fecha; desde esa época todos y cada uno de los habitantes de este país pueden profesar libremente su credo religioso, sin temor a morir quemados en las hogueras de la Inquisición, a ser encarcelados de por vida y cargados de cadenas; todos pueden leer los libros que gusten y opinar y viajar sin estar sujetos a la terrible censura; en pocas palabras: la libertad, es un derecho respetado en México.
A ello se debe que desde hace ochenta años, los Masones, ignorados de la vida profana, trabajamos dentro de nuestros Talleres elevando Templos a la Virtud y cavando pozos sin fondo al vicio; vigilando, en silencio y desde lejos, las inconmovibles instituciones democráticas creadas por nuestros antecesores.
Pero, con verdadera alarma, la Masonería ha observado que, desde hace pocos años, el clericalismo político ha vuelto a dar signos de vida: poderoso, con mucho dinero, bien organizado, obedeciendo consignas del extranjero y con sus hombres mezclados en el mismo Gobierno, lucha por llegar nuevamente al poder y acabar con nuestras libertades y con nuestras instituciones democráticas, para establecer, otra vez, su odiosa tiranía, aliado, como siempre lo ha estado, a los explotadores del pueblo.
En Durango se reunieron los más Altos Dignatarios de la Iglesia, en un Congreso Eucarístico (acto digno del respeto de todos los ciudadanos); pero aprovechando la cantidad de creyentes que concurrió a ese acto, ese mismo Alto Clero los incitó directa y públicamente a violar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y, así fue como en forma tumultuosa efectuaron una procesión pública, contando con la complicidad de las Autoridades Locales, en cuya unión, brindaron, insultando y desconociendo a nuestra Ley Fundamental.
La Masonería es la primera en lamentar que los Altos Dignatarios del Clero Católico alteren el Orden Público, resuciten controversias que se creían definitivamente terminadas e inciten al Pueblo a cometer actos sediciosos, en vez de cooperar con el Gobierno de la República a la solución de los difíciles problemas del momento; pero ante su actitud sediciosa, en forma serena, clara y enérgica, declara a la Nación que desde estos momentos y hasta que desaparezca el peligro, se coloca en pie de lucha, con todos sus elementos, en defensa de nuestras instituciones democráticas y al lado del señor Presidente de la República y de todos los Funcionarios que juraron cumplir y hacer cumplir la Constitución que acaba de ser violada.
Esperamos que no se repitan los sucesos de la época de la Reforma; pero anunciamos y prometemos que de realizarse ese propósito del Clero Político de ensangrentar nuevamente a nuestro país, tendremos un Juárez para cada Comonfort, un Zaragoza para cada Miramón y un Cerro de las Campanas para todos los traidores a la Patria.
México, D. F., a 10 de julio de 1947.
Confederación de Grandes Logias de los Estados Unidos Mexicanos
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