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¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Siempre me he preguntado, ¿Por qué cedimos casi sin luchar, teniendo un potencial militar y teconológico similar(pese a las falacias y calumnias falsas que siempre he leído) los archipiélagos de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam a los Estados Unidos de América? Me he informado bien desde hace algunos años y me sorprendí al descubrir que en 1898 la marina española y la estadounidense era muy similar en número de barcos, quizás EE.UU tenía algún barco más moderno teconológicamente y algún barco en estado de reparación teníamos nosotros pero a fin de cuentas éramos dos potencias muy similares militarmente hablando, en cuestión de recursos humanos cierto es que los EE.UU tenían un ejército más numeroso por que el país tenía más población que España pero mucho menos acostumbrado a la guerra y a las inclemencias tropicales caribeñas o filipinas, el ejército español estaba compuesto por soldados curtidos en muchas décadas de guerras continuas y sujetos a un servicio militar obligatorio de 9 años; dicho esto sigo sin entender como entre dos potencias tan equilibradas militarmente, una de ellas se rinde haciendo el ridículo y casi sin presentar batalla, después de tantos años de sufrimiento.
¿Fue por el apoyo a EE.UU del entonces poderosísimo Imperio Británico? No me sirve....¿Fue como ya estamos acostumbrados por que a nuestros políticos corruptos y vendepatrias no les salía rentable económicamente mantener otra guerra más costosa en Cuba contra una potencia igual y no contra unos bandidos mambises? En cualquier caso cuando pienso esto siento un odio y una rabia brutal, una pena enorme pensar que a día de hoy los paraísos de Cuba, Puerto Rico y Filipinas junto con toda la Micronesia podrían ser españoles al igual que Francia, Reino Unido, Estados Unidos incluso Australia, Nueva Zelanda y Holanda tienen sus territorios paradisiácos de ultramar y nosotros los españoles que somos el referente mundial de imperio y los descubridores junto con nuestros hermanos portugueses de todos esos lugares no tenemos más que las Canarias, ¡INJUSTICIA HISTÓRICA!; por eso me surgen esos sentimientos, por eso y por los miles de hermanos españoles que murieron para defender dichos archipiélagos y luego todo quedó en el olvido por unos sucios traidores.
Espero vuestras respuestas
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Hola don Perignon:
En primer lugar quisiera pedir disculpas por no haber respondido a tiempo a tu muy excelente comentario:
Me alegro de que te hayas informado bien. Lo de que España perdió por muy débil es un mito para justificar la venta de esos territorios a Estados Unidos. De hecho, la batalla más decisiva en Puerto Rico( la de Asomante) fue ganada por el bando español. Justo cuando nuestros valientes servían y ganaban por la Patria en Asomante se estaba haciendo un armisticio que pondría fin a la Guerra y llevaría a la posterior venta. De hecho, en la guerra hispano americana la mayor parte de Puerto Rico se hallaba bajo bandera española( tengo un mapa de eso y cuando lo consiga te lo enlazaré por aquí). Quizás en Cuba hubiesen habido más bajas pero ya allí se encontraba todo zanjado, los patriotas estaban aplastados y la isla se hallaba en manos españolas. Filipinas lo mismo. Prueba de que el Tratado fue una venta es la jugosa cantidad de 20 millones de dólares que se le otorgarían a España por la isla de Puerto Rico y las islas del pacífico.
No fue por debilidad española ni nada de eso, fue por motivos económicos. Basta con leer e informarse y uno se da de cuenta de las mentiras que te dice el sistema.
De hecho, muchos españoles en el siglo XIX culpaban a los propios ministros españoles por la pérdida de territorios en la guerra de independencia.
No te parece misteriosa la amistad entre Bolívar y Morillo, la tranquilidad y la falta de colaboración de Riego y Cádiz para enviar suficientes tropas para aplastar la revolución, los lazos de Bolívar y Morillo con la masonería, no te parece extraño que muchos ministros españoles de la Guerra hubiesen pactado tranquilamente, la capitulación pacífica del virrey del Perú con San Martín y compañía, etc.
Increíble, cuando Iturbide tenía a México pacificado, ahí es cuando, decepcionado por el Trienio Liberal, firma inocentemente lo que llevaría a aquel rico Virreinato a comenzar a segregarse de la Madre Patria. Hasta la masonería española favorecía la independencia de Filipinas. Irónico, es el príncipe portugués Pedro quien independiza al Brasil de Portugal.
De hecho oí decir a un boricua ya mayor de edad: España nos vendió. Bien es cierto que el pueblo español no nos vendió pero sí es certero de que los archipiélagos ultramarinos fueron hipotecados.
Felipe IV y Carlos II por otra parte tuvieron que ceder muchos territorios hispanos ultra-peninsulares pero estamos hablando de un país que apenas salía de una guerra civil que llevó a la escisión de Portugal y Cataluña. Un país que aún se hallaba en guerra. Un país que enfrentaba una crisis por causa de la Guerra en Flandes. Guerra provocada por las causas de Religión en los Países Bajos Españoles, guerras que desangraron a España y la llevaron a la ruina. Felipe IV no tuvo paz durante su reinado. Carlos II no se hallaba en las mejores facultades para reinar. Ahí, se podría más o menos decir, que se perdieron esos territorios porque nuestro país no se hallaba en condiciones para luchar. Aunque España en el XIX se hallaba completamente débil por las mismas guerras que asolaron a la Nación, pero ya estamos hablando de un país más pequeño y no del vasto imperio del siglo XVII. De modo, que si bien se hallaba debilitada, podía recuperarse más o menos o al menos se podía hallar en mejores condiciones para defender su territorio( que lo hizo).
Estados Unidos, de todos modos, no era la superpotencia de hoy en día. Era un país que se encontraba también recuperándose de una guerra civil. El ejército estadounidense de aquella época no era tan potente como el de ahora y las batallas que hubieron no fueron tan malas. Vamos, no se comparaba en nada con lo que España tuvo que enfrentar en Flandes.
En fin, mi amigo, no fue por debilidad española que se perdieron los territorios ultramarinos. Es mucho más profundo que eso. Pido perdón por no haber respondido a tiempo. Sê bienvenido al foro.
Abrazos, compatriota.
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Estados Unidos no hubieran ganado la guerra de Cuba
Publicado el 28 abr. 2014
* En Cuba no hubo campos de concentraciones.
* El Ejército libertador no era un oponente capaz de ganar la guerra.
* El gobierno de Sagasta quería perder la guerra.
* La guerra de Cuba fue una chapuza monumental.
* Hay muchas cosas sobre aquella guerra que todavía hoy no están claras.
* Los Estados Unidos estaban a dos dedos de retirarse.
* El general Blanco no mandó a combatir al Ejército que quedó prácticamente intacto al final de la guerra.
* Desde la primera República en 1873 se sabía que España tendría una guerra con los Estados Unidos por Cuba y no hicieron nada para prepararse.
Info vídeo: Carlos Canales y Miguel del Rey: "La guerra de Cuba se perdió a propósito, fue una derrota sin heroísmo"
https://www.youtube.com/watch?v=kKSrrpmirbM
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https://www.youtube.com/watch?v=kKSrrpmirbM
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
El mayor problema es que el gobierno "español" estaba infiltrado, especialmente de masones, con órdenes expresas de PERDER la guerra. La prensa, canallesca como de costumbre, sembraba la desmoralización.
Además, mantener una guerra a miles de kilómetros de tus bases es casi imposible (aunque la fuerza militar fuera similar, que no lo era).
Los EEUU tenían información muy buena de nuestra capacidad, ofensiva y defensiva. Llevaban meses haciendo espionaje en la Península y tenían información veraz de nuestras fuerzas, cuando en España se desconocía completamente el potencial yanqui.
Luego les tocaría a ellos PERDER Vietnam y otras, por las mismas razones. El PODER OCULTO, lo había decidido así en las logias y el gran Kahal.
España estaba en franca decadencia, abolida la Inquisición, infiltrada en todas las instituciones, con logias en el ejército y marina, administración, etc. Los yankis con una industria netamente muy superior y los reyes de las finanzas tras ellos.
De hecho el PROMOTOR y principal artífice de la GUERRA fue HEARST, el magnate judío de la prensa que no cejó hasta que con el pretexto del Maine (luego sería Pearl Harbour en la II GM, el mismo método, el mismo objetivo) consiguió adueñarse de los archipiélagos.
De hecho subiré en breve una historia muy interesante de las "revoluciones" mejicanas y cómo fueron promovidas, apoyadas, financiadas e IMPUESTAS por el mal vecino del norte, especialmente para acabar con el catolicismo e imponer un "orden" masónico (revuelta Cristera, etc.).
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Deshaciendo mentiras: sobre la infelicidad de los criollos bajo el dominio español
by Rafael Altamira
13 septiembre, 2015
Serie la Leyenda negra. La España atrasada y otras mentiras de historia común
Defender a España en América es arriesgado pero hacerlo en Cuba es un suicidio. De todas las materias que forman su sustancia, la españolidad es la parte del cubano a la que menos respeto se le tiene.
Este desdén hacia sí mismo se encuentra tan profundamente afincado en su psiquis que cualquier discusión al respecto termina con un levantamiento de machetes. No repara el cubano noble en las similitudes profundas que le unen a su hermano peninsular, ni mucho menos comprende que la causa de sus males presentes obedece, precisamente, al peso tremendo de esa historia pasada que no quiere ver y que desprecia, además, con tanto ahínco.
De España no puede venir nada bueno, afirma un clamor popular y, es que el pueblo sigue creyendo que la historia se terminó en 1898, cuando los caminos entre la entonces atrasada Península y su provincia se separaron por la intervención de los Estados Unidos apoyados por un sector minoritario de la población.
No, España no es hoy un país atrasado económicamente, ni culturalmente y sí que puede asesorar a Cuba en muchos campos. Para empezar, el país es líder en crecimiento económico en Europa, como lo ha reconocido la propia señora Merkel hace pocos días, cuando llamaba a la sociedad civil alemana a inspirarse de los buenos indicadores económicos españoles. Alemania o Inglaterra contratan a sus empresas logísticas como Indra, o energéticas como Gamesa, sin olvidar que la Península es el primer donante de órganos y de sangre del mundo; también hay que mencionar que estamos hablando del segundo país por ingresos turísticos a nivel mundial.
¿Y qué decir de la cultura? España se sitúa entre los 5 primeros en fuerza editorial y en creación musical; y no debemos pasar por alto tampoco que el español es la lengua con más crecimiento e influencia después del inglés. Sin ir más lejos, según previsiones demográficas creíbles, dentro de 50 años la población hispana en los Estados Unidos será mayoritaria, bastará entonces que se haga con el poder en Washington para que España, a través de sus hijos, vuelva a ser la dueña del mundo.
Eso es lo que viene.
Tras la publicación en 1914 de La leyenda negra y la verdad histórica, Julián Juderías consiguió demostrar que la mayor parte de las ideas sobre España dentro y fuera de la misma, obedecen a una campaña de descalificaciones orquestada por sus enemigos históricos; dicha maniobra parece haber alcanzado sus objetivos, pues según Juderías, esta ha conseguido que con el paso de los años, los españoles y sus descendientes iberoamericanos la creyeran, para terminar ajustando a estas falsedades sus proyectos nacionales e ideologías hasta hoy.
Por ejemplo, uno de los elementos que justificó el levantamiento de los españoles de Cuba y que se enseña todavía en los libros de historia de Cuba y de España, era que los naturales de la isla no tenían acceso a los cargos directivos dentro de la administración y el ejército. Nada es más falso, veamos la opinión del barón francés Dutilh de la Tuque publicada en el periódico barcelonés La Dinastía
“Magistrados y de los más elevados, en la administración de justicia, catedráticos en la Universidad de La Habana y las de la Península, jefes y oficiales en el Ejército y la marina, diputados, senadores, diplomáticos y ministros, funcionarios de todos los órdenes y categorías, hasta agentes de policía los ha habido y los hay, nacidos en la reina de las Antillas”.
No le faltaba razón al noble galo pues, en aquellos años, la subsecretaría del Ministerio de Ultramar se hallaba desempeñada por un cubano, D. Guillermo de Osma. Otro ministro cubano que ocupó dicho cargo fue D. Buenaventura Abarzuza. El secretario del gobierno civil de Madrid, D. Francisco Cassa era igualmente natural de Cuba. Una vicepresidencia del Congreso de los Diputados fue encomendada en las cortes de 1896 a D. Francisco Lastres, un cubano, pero antes de su nombramiento el puesto lo ocupaba otro isleño, el Sr. Santos Guzmán.
En la larga lista de empleados de la Administración civil ultramarina, figuraban buen número de cubanos: los Acosta, Montalvo, Azcárate,Vinet, Kindelan, Freire, Elisátegui, Echevarría, Jústiz, Saladrigas, O Farril, Bolívar, Rosillo,Valdés, Malli, Armas, Betancourt, Bernal, Balboa, Cadaval, Diago, Chacón, Beltrán, Insúa, Koaly,Varona y muchos más.
La gran verdad es que la relación sería interminable.
Sólo en el Cuerpo de Comunicaciones de Cuba había más de cien funcionarios cubanos, es a saber la mitad o algo más de la mitad.
La enseñanza puede decirse que estaba por ellos monopolizada.
El rector de la Universidad de La Habana D. Joaquín F. Lastres era cubano, lo eran igualmente el vicerrector D. José María Carbonell, el secretario general D. Juan Gómez de la Maza y Tejada, y los decanos de todas las facultades, D. José Castellanos y Arango, de Filosofía y Letras, D. Manuel J. Cañizales Benegas, de Ciencias, D. Leopoldo Barrier y Fernández, de Derecho, Don Federico Hortsman y Cantos, de Medicina, D. Carlos Donoso y Landier de Farmacia, y el director del Jardín Botánico. D. Manuel Gómez; resultando que de 80 catedráticos eran cubanos 60.
En la escuela profesional cubanos eran el director, D. Bruno García Ayllon, siéndolo también los ocho profesores que desempeñaban todas las clases en la misma. En la de Pintura y Escultura no hay más que un peninsular de tres maestros que la regentan, el director es cubano. Los institutos de segunda enseñanza de Matanzas, Santa Clara y Puerto Príncipe estaban regidos igualmente por hijos del país. D. Eduardo Diaz Martínez, D. Alejandro Muxo y Pablos y D. Agustín Betancourt y Ronquillo, respectivamente y en el cuadro general de este profesorado aparecen 35 catedráticos cubanos de 58, que en total pertenecían a dichos Institutos, y a los de La Habana, Pinar del Rio y Santiago de Cuba.
Pero era sin dudas en lo militar que los cubanos predominaban.
http://eldiariodelamarina.com/wp-con...la-201x300.jpg
El general Mola
Veamos: en los listados de soldados del Ejército Español fallecidos en Cuba entre 1895 y 1898 figuraban 444 oriundos de La Habana; 247 de Matanzas, 245 de Pinar del Río, 25 de Puerto Príncipe, 325 de Santa Clara y 114 de Santiago de Cuba… Uno de ellos, el coronel Jiménez de Sandoval, a veces aparece también citado como Ximenez de Sandoval, era el jefe de la columna con la que se encontró Jose Martí en Dos Ríos. Otro santiaguero, el General Loño, fue Ministro de la Guerra del gobierno de Maura, nació el 5 de febrero de 1837 en Santiago de Cuba, murió en Madrid el 29 de junio de 1907, también ejerció como gobernador militar de La Habana durante la última guerra civil.
Para bien o para mal la influencia siempre fue mutua. Sin remontar al siglo XIX, militares cubanos ocuparon altos cargos en el Ejército español en los momentos más difíciles de la historia contemporánea, basta citar los dos más famosos: General Berenguer, quien fuera Alto Comisario en Marruecos, y Presidente del Gobierno, tras la caída de Miguel Primo de Rivera, según su biografía había nacido en Remedios, de padres cubanos.
¿Y qué decir del general Emilio Mola, cerebro y arquitecto del golpe de estado contra la II República? Había nacido en Placetas en 1887. Recordemos que los insurgentes en los primeros tiempos utilizaron la bandera republicana por decisión suya ya que pertenecía a la facción republicana de los sublevados. El general Alfredo Kindelán, otro cubano, nació en Santiago de Cuba el 13 de marzo de 1879. Pertenecía a una acomodada familia cubana que perdió toda su fortuna como consecuencia de la guerra civil. Se hizo famoso por ser el jefe de la aviación nacional durante la guerra civil, el cubano era un monárquico convencido, junto a los aliados conspiró contra Franco para restaurar el trono de los borbones.
La lista es larga y a disposición del público. Por eso recomiendo cautela a la hora de criticar a España. Creo que va siendo hora de reevaluar la percepción que tienen los cubanos sobre sobre su propia identidad.
Los hispanistas no sólo reivindicamos la reunificación político-territorial de la Hispanidad sino también condenamos los postulados de la Leyenda Negra por difundir múltiples mentiras sobre la historia de España en favor de sus detractores, pero lo que es más importante nos enorgullecemos de nuestras raíces hispánicas.
Para rehacer la nación Española y a Cuba hace falta revisar con urgencia la historia, es un deber de todos. Vale alzarse enérgica y dignamente para criticar las componendas de la clase dirigente española con el Castrismo, pero esto ya tampoco es suficiente. Que no se descalifique a España con hechos inciertos y cuestionables, no sea porque tal vez la solución a los problemas de Cuba que condenan algunas voces jóvenes desde las redes sociales, venga justamente de la Madre de la que nunca debieron separarnos.
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Fuente:
Deshaciendo mentiras: sobre la infelicidad de los criollos bajo el dominio español • Diario de la Marina
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
¿«Tigre de la manigua» o militar estricto?
por Rafael Núñez Florencio
Weyler. Nuestro hombre en La Habana
GABRIEL CARDONA, JUAN CARLOS LOSADA
Planeta, Barcelona, 1997
317 págs.
Como en tantos otros casos de nuestro pasado reciente, el nombre del general Weyler (Valeriano Weyler y Nicolau, marqués de Tenerife y duque de Rubí; Palma de Mallorca, 1838 - Madrid, 1930) es desconocido para el gran público, suena lejanamente a los más enterados y es tan sólo en definitiva un personaje inevitable para los especialistas en la España de la Restauración. Sin embargo este militar sumido ahora en el olvido, o al menos en un cierto limbo, fue en su tiempo –no tan lejano; prácticamente el de nuestros abuelos– la figura más odiada, temida y admirada, más controvertida en suma, de finales del siglo XIX y comienzos del XX , y no sólo en España, sino fuera de ella, pues tuvo el honor de ser la diana, el blanco predilecto, en el que hizo sus primeras armas el periodismo amarillo moderno, el de William R. Hearst y Joseph Pulitzer. Pero como toda esta historia es larga y no demasiado bien conocida, merece la pena que tracemos, aunque sea a grandes rasgos, sus líneas fundamentales.
La historia comienza mucho antes, con el primer Weyler, bisabuelo de nuestro hombre, que llega desde su Alemania natal para servir en la guardia valona del rey de España. Los Weyler se establecen en España –arraigarán en las Baleares– dando lugar a varias generaciones de militares, en nada diferentes a las familias castrenses de rancio abolengo español. El joven Valeriano Weyler ingresa así de un modo natural en la milicia, aunque sus condiciones físicas –débil, enclenque, metro y medio de estatura– no parecen a priori las más adecuadas. Es precisamente dicha constitución física la que marcará decisivamente su carácter con ese rasgo férreo que le acompañará toda su vida, el de sobreponerse a las adversidades y limitaciones –empezando por las de él mismo– con una obstinación y una intransigencia casi inhumanas. De aquí derivan todas sus virtudes, y también, por supuesto, sus grandes defectos.
Si a un jefe militar se le pide ante todo valor físico, capacidad táctica, determinación y disciplina, nadie puede poner en duda que Weyler es insuperable. Siempre a la cabeza de sus hombres, arrostrando los mayores peligros, sufrido como el que más. No se trata en este caso de frases hechas, sino de la más cruda realidad: no estamos ante un jefe de despacho, sino ante un soldado de tienda de campaña, que en las marchas se hunde en el barro si es preciso, duerme en el suelo y se alimenta con un mendrugo de pan y una lata de sardinas. Son cualidades que se ponen de relieve en campañas particularmente sucias, hablando en términos militares: Santo Domingo primero, inmediatamente después la Guerra de los Diez Años (1868-1878) en Cuba, el último enfrentamiento con los carlistas ya en la península, y de nuevo el conflicto colonial, esta vez en el otro extremo del mundo (las Filipinas). Weyler se curte como jefe militar en esas guerras modernas, que nada tienen que ver ya con las hostilidades a campo abierto de la guerra caballerosa y tradicional. En estas luchas coloniales y civiles todo vale, la crueldad, el ataque a traición, la toma de rehenes entre la población civil, la quema de cosechas o la destrucción de aldeas enteras. No puede entenderse a Weyler, ni mucho menos las razones por las que pronto sería famoso, sin ese contexto.
Los cinco primeros capítulos de la obra de Cardona y Losada recorren a grandes trechos las vicisitudes de Weyler en esos diversos frentes, sin descuidar en ningún momento, aunque también en rápidas pinceladas, el entorno político y militar en el que se inserta la actuación del ya renombrado caudillo. Caudillo, sin embargo, en un sentido bastante inusual en la España decimonónica: como jefe exclusivamente militar y no como espadón con veleidades políticas. Ello es así hasta el punto de que, como subrayan con acierto los autores, Weyler fue uno de los pocos generales, por no decir el único, que sin vinculaciones partidistas previas, acató sin rechistar la orden del gobierno Serrano de reprimir sin contemplaciones el pronunciamiento de Martínez Campos en Sagunto. Sólo por fidelidad al régimen político al que había jurado lealtad. Esa actitud constituiría una constante de toda su vida. Sirvió con idéntica franqueza al régimen isabelino que al Estado de la Gloriosa, lo mismo a la República de 1873 que al sistema canovista. Fue militar disciplinado incluso en los difíciles momentos, tras el 98, en que se le llamó en el Senado, con notoria exageración, «militar fracasado» (conde de las Almenas) y, sobre todo, lo que tiene más mérito, cuando fue tentado por los más diversos sectores políticos –¡de los carlistas a los republicanos!– para encabezar un levantamiento militar. Ya octogenario se opuso con todas las fuerzas que le quedaban, que no eran pocas («Genio y figura», como reza el último capítulo), al golpe de Primo de Rivera.
Ese era su concepto de militar liberal: el ejército siempre tiene que estar subordinado al poder político, sea el que sea. Un liberalismo, desde luego, que no coincide con la óptica actual en muchos aspectos, como ese riguroso concepto de orden público que Weyler aplicó desde la capitanía general de Cataluña: a base de redadas masivas y ejecuciones sumarias (de culpables e inocentes mezclados, tanto daba) terminó con el cáncer anarquista en la Ciudad Condal. También, si hacía falta, era capaz de hacer política, pero siempre desde el orden constituido (fue ministro de la Guerra en tres ocasiones distintas en la primera década del siglo XX ). Anticlerical, se sentirá siempre más cercano al partido de Sagasta que a los conservadores, aunque es capaz también de servir a éstos con la misma profesionalidad. De hecho, fue Cánovas quien le llamó para el puesto que iba a marcar su vida de ahí en adelante: capitán general de una Cuba en llamas a comienzos del año 1896. Con acierto parodian Cardona y Losada a Graham Greene: Weyler era efectivamente, para la opinión de entonces, «nuestro hombre en La Habana», el hombre providencial, el único que podía evitar la catástrofe.
Y Weyler hizo en Cuba exactamente lo que se esperaba de él. Contestó a la guerra con la guerra, sin cuartel, sin piedad, sin contemplaciones. Los jefes de los insurrectos –Máximo Gómez, Antonio Maceo, Calixto García– habían declarado una guerra total, con todas sus consecuencias. Weyler aceptó el reto. No hubo espacio para la neutralidad. Hasta el último campesino se vio implicado en las hostilidades, a favor de un bando o de otro. El general español aplicó en Cuba toda su experiencia en lucha antiguerrillera. La medida más espectacular fue el llamado «bando de reconcentración», por el que se conminaba a buena parte de la población a abandonar sus casas, para agruparse en lugares designados al efecto, bajo la protección del ejército español. Los defensores de esa táctica, empezando naturalmente por el propio Weyler, argumentaron, con toda la razón desde el punto de vista militar, que era la única manera de aislar a las partidas facciosas. De hecho, es la táctica que han seguido después, a lo largo de todo el siglo XX , todas las fuerzas de ocupación hostigadas por un escurridizo movimiento guerrillero o terrorista. Pero desde el punto de vista humano las consecuencias fueron catastróficas. El ejército español carecía de los medios logísticos y sanitarios para atender a esas grandes masas de población. En cuestión de meses, los muertos por mala alimentación y deficientes condiciones higiénicas se contaron por miles. Era lo único que le faltaba a la eficaz campaña de propaganda cubano-norteamericana.
Carnicero, hiena, salvaje, sádicotorturador... Calificativos no faltaron para describir a Weyler o a los oficiales a sus órdenes. A él no le importaba. Él era un militar y no un político. Y desde el punto de vista militar era obvio que había dado la vuelta al rumbo de la guerra. Como señalan adecuadamente los autores, ahí estuvo su gran fallo: Weyler no llegó a comprender que la guerra de Cuba no se ganaba únicamente en el campo de batalla. La otra gran contienda, la decisiva en el mundo moderno, la de la imagen y la propaganda, la perdió estrepitosamente. Ante un Torquemada redivivo actuando frente a sus costas, los Estados Unidos se sentían archilegitimados para intervenir.
G. Cardona y J. C. Losada se han detenido especialmente, como era previsible, en ese episodio cubano, al que dedican casi un tercio de la obra –cinco capítulos–, por más que sólo ocupara año y medio largo de la vida del general. Pretenden mantener un tono neutro y frío –demasiado, quizás, tratándose de una guerra tan brutal–, con un relato de las campañas casi novelado, pero historiográficamente irreprochable, y con una encomiable voluntad didáctica que les lleva, en un alarde de cortesía hacia el gran público, a no dar nada por supuesto; así, especifican desde el número de hombres que comprendía un batallón hasta el tipo de armamento que utilizaba el ejército de entonces, pasando por la descripción de los diversos escenarios de combate, la alimentación o el vestuario de los soldados. Detalles, todos ellos, sumamente interesantes para comprender las atroces condiciones en que combatían los jóvenes españoles, tan poco acostumbrados a aquel medio hostil; por citar sólo un elemento, el calzado, hay que tener en cuenta que las alpargatas de esparto que calzaban –¡no se piense en botas de cuero ni nada parecido!– propiciaban que anidaran entre los dedos del pie las niguas, diminutos insectos que terminaban por llagar y extenuar aún más a unos hombres exhaustos por caminatas de varios kilómetros diarios por terrenos pantanosos.
Nos encontramos en fin con una biografía que no tiene las pretensiones de exhaustividad, ni de retrato total de un personaje y una época, al modo que Álvarez Junco ensayó con Lerroux. Es obvio que para ello se hubiera necesitado un volumen que duplicara o triplicara a éste, máxime teniendo en cuenta la longevidad del personaje (92 años). ¡Casi un siglo de la reciente historia de España! El libro que comentamos desecha, pues, de principio tales pretensiones y se inscribe desde sus propios fundamentos en unas coordenadas más modestas, de divulgación seria y documentada. Pretende ser ante todo una biografía ordenada, rigurosa e imparcial, pero por encima de todo amena, y realmente lo consigue. No puede olvidarse por otro lado el contexto en el que se inscribe, el desierto bibliográfico en torno a la figura del general, del que hasta hace bien poco sólo contábamos con las muy mejorables semblanzas de Julio Romano, Luis de Armiñán y el nieto del propio Weyler (estas dos últimas, las más recientes, ¡de 1946!), a las que se han añadido últimamente algunos estudios parciales que seguían sin estar a la altura del personaje.
Dos observaciones para terminar. La primera, de orden estrictamente formal, es que se han deslizado –quizás por los típicos apresuramientos editoriales– algunas erratas, más que errores, que afean innecesariamente el libro: así, por ejemplo, en un lugar tan destacado como el índice, Balmaseda por Valmaseda, o la contumacia (págs. 15 y 180) en hacer llegar al general a tomar el mando en Cuba diez años antes de lo que fue en realidad. Mucha más importancia tiene la segunda: rígido, autosuficiente, excéntrico, mujeriego, culto, hosco, ambicioso, desaliñado, inteligente, audaz..., es indudable que la personalidad de Weyler, con todos sus matices y contradicciones, puede resultar a muchos fascinante. Da la impresión que los autores no han podido resistirse a la seducción del personaje. El retrato final que surge de estas páginas es francamente favorable al general. Uno puede compartir –es más, está completamente convencido de ello– que Weyler fue mucho más un militar estricto que el «tigre de la manigua» que señalaban los tabloides norteamericanos. Pero hay que subrayar también que su intransigencia, malgré lui, derivó en crueldad, del mismo modo que su sentido primario del deber llevó al exterminio de poblaciones enteras. No se olvide que Weyler fue a hacer en Cuba –Martínez Campos dixit– lo que ningún otro general español se atrevió a realizar.
01/04/1998
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Fuente:
Revista de Libros: «¿«Tigre de la manigua» o militar estricto?» de Rafael Núñez Florencio
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Historia
¿Te han dicho que cuando los americanos “LLEGARON”, los puertorriqueños andábamos en taparrabos?… pues te MINTIERON
julio 31, 2015 47 comentarios
En el Puerto Rico del 1898 existía:
01. EL BANCO POPULAR
02. LUZ ELÉCTRICA (Sociedad Anónima de Luz Eléctrica)
03. EL TEATRO TAPIA
04. EL YUNQUE YA ERA UN BOSQUE PROTEGIDO
05. TRANVÍAS EN LAS PRINCIPALES CIUDADES
06. ESCUELA DE FARMACIA
07. PARADOR BAÑOS DE COAMO
08. EDUCADORES DE IMPORTANCIA INTERNACIONAL
09. MONEDA PROPIA
10. EL CUATRO PUERTORRIQUEÑO
11. FACULTAD DE QUÍMICA
12. EQUIPOS DE BASEBALL (Club Borinquen)
13. EL COLEGIO DE ABOGADOS
14. ESCUELAS DE INGLÉS
15. RED DE FAROS QUE CUBRÍA TODO EL PAÍS
16. TELÉFONO (Sociedad Anónima de Teléfonos)
17. ASOCIACIÓN DE LA PRENSA PUERTORRIQUEÑA
18. REGISTROS METEREOLÓGICOS
19. FIESTAS DE LOS 3 REYES MAGOS DE JUANA DÍAZ
20. LA BORINQUEÑA
21. ESCUELAS DE FRANCÉS
22. SISTEMA DE TRENES (Compañía de los Ferrocarriles)
23. LA LANCHA DE CATAÑO
24. LA DESTILERÍA SERRALLÉS
25. LA BOMBA
26. JARDINES BOTÁNICOS
27. 500 ESCUELAS PÚBLICAS Y 40 PRIVADAS
28. PITORRO
29. DEPORTE DE CABALLOS DE PASO FINO
30. FÁBRICA DE CHOCOLATE (Franco & Cía.)
31. NUESTRA BANDERA NACIONAL: La Monoestrellada
32. COMPAÑÍAS DE SEGURO DE VIDA (como La Tutelar)
33. TELÉGRAFO CONECTADO A LA RED MUNDIAL
34. CARNAVAL DE PONCE
35. OFICINA DE REGISTRO DE LAS PROPIEDADES
36. REVISTAS ESPECIALIZADAS (como “La Mujer”)
37. ACADEMIA MILITAR (de Caballeros Cadetes de Infantería)
38. TEATRO LA PERLA DE PONCE
39. RESTAURANTES (como La Mallorquina)
40. FACULTAD DE FÍSICA
41. GIRAS TEATRALES de compañías europeas y asiáticas
42. ALUMBRADO PÚBLICO DE GAS Y ELÉCTRICO
43. HOSPITAL AUXILIO MUTUO
44. LA LOTERÍA
45. 3 TENDENCIAS POLÍTICAS
(anexión como provincia de España, autonomía e independencia) ….. “te parecen algo conocidas?
46. EL ATENEO PUERTORRIQUEÑO
47. MILITARES DE PRIMERA (foto) General Juan Rius Rivera,
boricua de más alto rango en el Ejército Libertador de Cuba (contra España)
48. GRANDES POETAS (como José Gautier Benítez)
49. LA DANZA
50. INGENIEROS (como Estevan Fuertes en Cornell University)
51. FÁBRICA DE FÓSFOROS
52. LITERATURA (como El Gíbaro de Manuel Alonso)
53. PARRANDAS NAVIDEÑAS
54. IGLESIA NO CATÓLICA ROMANA (Episcopal de Ponce)
55. GUARDIA CIVIL (policías y serenos nocturnos)
56. PERIÓDICOS
57. TALLERES DE CARTOGRAFÍA (mapas de excelencia)
58. FOTÓGRAFOS
59. LIBRERÍAS (venta de libros en español y francés)
60. MÉDICOS DESTACADOS (como Dr. Betances, en 1887 el Presidente de Francia le otorga la más alta distinción de ese país, Medalla de Caballero de la Legión de Honor).
61. MEGAESTRELLAS (foto) Antonio Paoli (1897) brillaba en la Academia de Canto La Scala de Milán
62. FESTIVAL DE LAS MÁSCARAS DE HATILLO
63. FÁBRICAS DE HIELO
64. COCINERO PUERTORRIQUEÑO libro de nuestras recetas
65. PERIÓDICOS CON SERVICIO FORMAL DE CABLE
66. PRODUCTOS DE PRIMERA (café, jengibre, azúcar, tabaco)
67. BANCO DE AHORRO Y CRÉDITO PONCEÑO
68. GRANDES PINTORES (como Oller y José Campeche)
69. OFICINAS COMPANÍAS EUROPEAS EXPORTADORAS DE CAFÉ
70. CEMENTERIO MASÓNICO
71. EL ESCUDO DEL CORDERO
72. BAÑOS DE QUINTANA EN PONCE hospedería con servicio de aguas termales en habitaciones.
73. SELLOS Y SERVICIO POSTAL (Administracion de Correos de Puerto Rico)
74. TEXTOS ESCOLARES escrito por maestros puertorriqueños
75. “SECRETOS DE LA MEDICINA”, guía de 400 páginas de conocimientos médicos y quirúrgicos.
76. FUNDACIÓN DE 72 PUEBLOS DE PUERTO RICO (hoy 78)
77. FUNDICIÓN DE HIERRO
78. ASOCIACIÓN DE IMPRESORES (Sociedad Protectora de los Tipógrafos).
79. HACIENDA BUENA VISTA EN PONCE
80. HIPÓDROMOS en San Germán, Ponce y Mayagüez
81. CENSOS POBLACIONALES
82. CASAS DEL CAMINERO para mantenimiento de los caminos y asistencia al viajero.
83. REGULACIÓN DE LA MEDICINA
84. ESCUELA DE ARTES Y OFICIOS con cursos en tipografía, mecánica, encuadernación, carpintería y electrometalurgía.
85. SERVICIO CONTRA INCENDIOS (bomberos)
86. MÚSICOS FAMOSOS como la pianista Anita Otero (foto).
87. FERIAS ARTÍSTICAS, COMERCIALES y AGRÍCOLAS
88. JARDINES BOTÁNICOS
89. NUESTROS POSTRES Y DULCES TÍPICOS
90. EXTRACCIÓN DE ORO, PLATA, COBRE, ZINC Y MÁRMOL
91. 1,000,000 DE HABITANTES
92. ESTUDIOS UNIVERSITARIOS en El Ateneo, Seminario Conciliar, etc.
93. HISTORIADORES como Cayetano Coll y Toste
94. MUSEOS como el Museo Militar
95. DRAMATURGOS como Alejandro Tapia y Rivera
96. ARQUEOLOGÍA Padre Nazario descubre las piedras escritas conocidas como la “Biblioteca de Agüeybaná”
97. CIENTÍFICOS como el Dr. Agustín Stahl
98. PATRIOTAS DE PRIMERA como Lola Rodríguez de Tió
99. Ya se usaba PUERTORRIQUEÑOS, BORICUAS, BORINCANOS y BORINQUEÑOS para identificarnos.
100. CARRETERA CENTRAL SAN JUAN – PONCE (foto)
Los comentarios de los americanos cuando invaden Puerto Rico sobre la Carretera Central, dan a entender que nunca habían visto algo igual en EE.UU.:
– William Dinwiddie, envíado por Editorial Harper & Brothers, escribió que “la mejor carretera del HEMISFERIO OCCIDENTAL se encuentra en la Isla de Puerto Rico; que en cuanto a superficie y proeza de ingeniería iguala a cualquiera en el mundo …”
-Albert Gardner Robinson, un corresponsal de guerra escribió que “NO SABRÍA DONDE IR EN ESTADOS UNIDOS para encontrar 100 millas de carretera contínua que pudiese RETAR LA EXCELENCIA de aquella que cruzaba de Ponce a la Capital de Puerto Rico”.
AL QUE TE HABLE SIN CONOCIMIENTOS
…. DALE TREMENDO TAPABOCA.
¿TAPARRABO? ………… ¡TAPABOCA!
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Fuente:
¿Te han dicho que cuando los americanos “LLEGARONâ€, los puertorriqueños andábamos en taparrabos?… pues te MINTIERON | El negrito esta loco
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Tribuna Invitada
por Eduardo Lalo
miércoles, 16 de marzo de 2016
Actos de barbarie
Soy uno de los invitados al VII Congreso Internacional de la Lengua Española, cuya “solemne sesión inaugural” se celebró en San Juan en la mañana de ayer con la asistencia de diversas autoridades, entre las que destacaban los Reyes de España y el Gobernador de Puerto Rico.
El primero de una larga serie de discursos estuvo a cargo de Víctor García de la Concha, Director del Instituto Cervantes, quien hizo un épico, minucioso y autocomplaciente listado de los pasados congresos. Cuando se ocupó del que ayer fue inaugurado, el Director del Instituto Cervantes recalcó el hecho de que era la primera vez que no se celebraba en Hispanoamérica y destacó que fuera en un territorio que se ha empeñado en preservar el legado histórico que incluye, según él, la lengua española y los lazos de sangre.
Debo confesar que quedé sobrecogido por su imprudente barbarie. Un funcionario que ejerce un cargo importante y oficial, que ha tenido tres años para comprender la situación puertorriqueña, nos saca sin más, en un par de frases, de nuestro ámbito natural y cultural.
Poco después, en el discurso del Rey Felipe VI, se nos anuncia que está contento de visitar junto a la Reina a Estados Unidos y de descubrir un lugar donde el español “mestizo” alterna con el inglés. Luego añadiría que éste “no es el lugar para tratar la historia de Puerto Rico”.
Pues sí, Majestad y señor de la Concha, este Congreso es el lugar y la ocasión perfectos para tratar esa historia. ¿Dónde sería más pertinente y apropiado?
Puerto Rico no es parte de Estados Unidos, sino un territorio invadido por esa nación en la Guerra Hispanoamericana de 1898. Entonces España cedió esta tierra en el Tratado de París como botín de guerra, sin defender ni considerar en lo más mínimo, la suerte de sus habitantes.
Si Puerto Rico, luego de casi 118 años de agresiones y presiones estadounidenses, ha preservado la lengua española y su cultura caribeña y latinoamericana, y las ha desarrollado tanto o más que otros países de América, ha sido por la voluntad, la resistencia y la energía creativa que poseemos. Ignorar olímpicamente el grave problema político de Puerto Rico, del que también son responsables tanto España como Estados Unidos, es cuanto menos un acto de inconsciencia o ignorancia y, además, una violencia dirigida a nosotros que somos sus anfitriones. A un país y a un pueblo no se le invisibiliza ni se le saca de la familia de pueblos americanos, para echar hacia adelante una estrategia errada, condenada al fracaso, dedicada a respaldar el español en los verdaderos Estados Unidos.
Una vez más comprobamos la mojigatería de España y de otros pueblos americanos, que ante la tragedia colonial de Puerto Rico, actúan como si ésta no existiera y nada tuviera que ver con ellos.
No vale el protocolo, el autobombo, la celebración miope e inconsecuente. Esperábamos más lucidez, solidaridad y responsabilidad de los que han optado por proferir hoy ante sus anfitriones tantas palabras vacías y bárbaras.
Ni la cultura ni la lengua son adornos para nosotros. Constituyen lo que nos ata a la vida y lo que nos permite día a día luchar encarnizadamente contra las condiciones históricas que hemos padecido y que aún padecemos. Proponer que “que éste no es el lugar para tratar la historia” de nuestro país equivale a no respetarlo.
Creo que no exagero cuando afirmo que no hay un país más hispanohablante que el nuestro, porque ninguno de nuestros hermanos ha sufrido las constantes agresiones culturales a las que nosotros hemos sabido sobrevivir. Si el señor de la Concha y el Rey Felipe pretenden tener alguna pertinencia y credibilidad como líderes de una comunidad lingüística, tendrán que enfrentarse a las vicisitudes de la historia de América. Y a esa historia pertenece, con derechos plenos, como un igual entre iguales, Puerto Rico. Ese enfrentamiento con la barbarie de la historia es lo que nosotros, los puertorriqueños, hemos hecho sin respiro por demasiado tiempo, solos, sufriendo también la incomprensión y la ignorancia de los miembros de nuestra familia.
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Fuente:
Actos de barbarie | El Nuevo Dia
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
¡Con España estábamos mejor! (Cuba 1908)
18 marzo, 2016
Con este grito del alma recibieron los habaneros a la corbeta española en 1908
Era el primer buque de la Armada española que fondeaba en la bahía tras el Tratado de París de 1898
https://somatemps.files.wordpress.co...pg?w=462&h=299
Corbeta española Nautilus, en el puerto de la Habana 1908
Este histórico suceso se produjo en 1908 y que tuvo como protagonistas a la patria cubana y al pueblo español. Hablamos del arribo a la isla caribeña del primer buque de la Armada española tras el Tratado de París de 1898, un amistoso gesto que pretendía conciliar a ambas naciones tras años turbulentos. El navío escogido para la ocasión fue la fragata Nautilus, una embarcación que había realizado importantes misiones en nombre del pabellón español, como la hazaña de circunnavegar el globo a vela, al mando del entonces Capitán de Fragata Fernando Villaamil, con motivo de los fastos del IV Centenario del Descubrimiento de América.La travesía a Cuba fue un acontecimiento muy emotivo para ambos países. En Cuba se multiplicaron los homenajes, banquetes, bailes y obsequios para la gozosa tripulación de la nave. La ciudad de La Habana se engalanó para la ocasión, con la instalación de iluminaciones, arcos del triunfo, enseñas y diversos ornamentos que inundaron las vías públicas. En la publicación española Nuevo Mundo”se relatará lo siguiente:
“La llegada de nuestra corbeta dio lugar en la Habana a una explosión de sentimiento patriótico por parte de la numerosísima colonia española, y a una imponente manifestación de simpatía hacia España por parte del pueblo cubano. La recepción que la ciudad hizo a nuestros marinos fue espléndida (…) Esta explosión solemne de fraternidad, entre dos pueblos, a raíz de su separación mediante una larga y encarnizada lucha, es un altísimo y hermoso ejemplo del espíritu de la civilización moderna; y quizá sea este el único caso de la Historia en que tan pronto hayan sucedido a las luchas fratricidas, tantas manifestaciones de mutuo cariño”
Pero, ¿qué manifestaron los más influyentes políticos cubanos? ¿Exhibieron el mismo entusiasmo que el resto de la sociedad civil? Indudablemente así fue:Enrique José Valera del P. Conservador, registró este acontecimiento como “una expresión de las ideas modernas de fraternidad y de progreso”
José María Gómez del P. Liberal Histórico declaró: “Bienvenidos sean a las playas cubanas los jóvenes guardias marinas del Nautilus, herederos dignísimos de aquellos legendarios valientes, que con un gran heroísmo sin ejemplo y una abnegación sin límites, ofrendaron sus vidas por la Patria en Lepanto, Trafalgar, Santiago o Cavite”. Y a continuación lamentaba “que los españoles no hayan podido, a su llegada, encontrar la bandera cubana flotando libre de toda intervención extranjera”
Alfonso Zayas del P. Liberal quiso remarcar que: “Cuba en sus ansias de independencia, nunca renegó de sus progenitores y hoy late en ella vivísimo, el sentimiento de raza y de continuidad de carácter, de idioma y de tradición”
Hermosas y emotivas palabras que cierran este artículo que ha querido tributar un pequeño homenaje a aquella histórica delegación.
Fuente: http://eldiariodelamarina.com/espana-estabamos-mejor/
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https://somatemps.me/2016/03/18/con-...jor-cuba-1808/
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
http://i87.photobucket.com/albums/k1...ps515b0fei.jpg
España nos trató mejor! Teníamos igualdad política, algo que NO tenemos hoy!
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Fuente:
https://www.facebook.com/reunificaci...type=3&theater
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
UN POCO DE HISTORIA DE PUERTO RICO:
Voy a dar unos datos de como eran las cosas en el PUERTO RICO ESPAÑOL: El primer dato era el gigantesco aumento de población que tuvo la isla. El primer censo moderno oficial que tuvo la isla de Puerto Rico fue el de 1765 y daba un total de 44.883 habitantes, desde entonces el crecimiento de la población fue vertiginoso dando el censo de 1899, realizado por los norteamericanos, un total de 953.243 habitantes.
Esto supone que de 1765 a 1899 ( 134 años de periodo español) la población se multiplico por 21. De 1899 a la actualidad , 2015, (117 años de periodo norteamericano) la población paso de 953.243 a 3.697.843 habitantes. No llega a multiplicarse ni por 4. El gran crecimiento demográfico endógeno de Puerto Rico durante el periodo español implica varias cosas, primero paz, prosperidad y una buena administración, así como tanto ausencia de emigración como de enfermedades, por ejemplo había mucha menos fiebre amarilla que en Cuba donde esta enfermedad causaba enormes estragos.
Con el paso de Puerto Rico a manos norteamericanas tras la guerra de 1898 a Puerto Rico se le cerraron sus mercados tradicionales, España, Francia y Cuba, y otros países debido a la tarifa aduanera Dingley que convirtió a la isla en un mercado cautivo de EEUU, pero mientras hacia esto, EEUU no protegió frente a terceros países las importaciones de productos puertorriqueños, especialmente el café, por los intereses que las grandes compañías norteamericanas tenían en esos terceros países, la devaluación de la moneda decretada por los norteamericanos, un huracán, los altos impuestos que va a establecer la nueva administración norteamericana, etc, van a suponer un grave problema económico, que se saldara con una gran emigración, experiencia desconocida hasta entonces en la historia de Puerto Rico, que va a ser la primera de muchas, que van a provocar que hoy en día haya mas puertorriqueños en el exterior que viviendo en la isla.
Puerto Rico no prosperó bajo la autoridad de los Estados Unidos, si bien este gobierno no era enteramente responsable de las condiciones existentes, no ayudaba a las industrias nativas en la misma medida en que lo hacían las autoridades españolas. La diferencia mas importante radica en que Puerto Rico bajo la autoridad de EEUU no tenia representación con capacidad decisoria ni el Congreso ni en el Senado norteamericanos, representación en Cortes que si tenia la isla cuando era española. Esto hacia que a los políticos norteamericanos no les importase gran cosa el descontento de los puertorriqueños.
Esta serie de hechos encadenados provocó la hambruna en Puerto Rico sobre la que el mismo General Stone habla sobre la hambruna y la miseria de Puerto Rico. El pensaba que el desesperado estado de la gente podía llevar a la insurrección si el alivio no llegaba. "La gente se estaba muriendo de hambre por todo el interior", (decía el General Stone) "en el Distrito de Aguas Banas hay muchas muertes". "Este estado de cosas es debido en gran parte a la corta cosecha de café y a la competencia de Brasil. El café de Puerto Rico se esta vendiendo a 7 u 8 centavos en puerto, y el transporte toma casi toda esa cantidad. No hay beneficios para el propietario de la plantación. Ciertamente , yo vi muchas plantaciones descuidadas con malas hierbas. Los nativos no pueden conseguir dinero para comprar las cosas necesarias para vivir, etc".
La tarifa Bill Dingley, nació en 1897, era una tarifa aduanera proteccionista que suponía un fuerte recargo arancelario del 52% sobre los bienes importados que quisieran entrar en EEUU. Al pasar Puerto Rico a estar bajo dominio de Estados Unidos, el mercado puertorriqueño quedo cerrado a los productos europeos por esta tarifa, y en consecuencia estos países tomaron represalias recargando a su vez arancelariamente las importaciones de productos puertorriqueños.
Lo lógico hubiese sido que en justa reciprocidad los Estados Unidos incluyesen a los productos puertorriqueños en el listado de productos protegidos por la tarifa Dingley, contando así los productos puertorriqueños con un acceso privilegiado al mercado norteamericano, pero Estados Unidos no hizo nada de eso, arruinando a la economía de Puerto Rico. Solo un producto puertorriqueño quedo protegido por esta tarifa y fue el azúcar, cuya producción pasaría pronto a poder de compañías norteamericanas al ser este sector muy intensivo en capital. Además también había unas leyes de cabotaje que obligaban a la isla casi que a utilizar en exclusiva a la marina mercante de Estados Unidos, etc.
http://i87.photobucket.com/albums/k1...pskpfzxnip.jpg
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Fuente:
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Comentario sobre la segunda foto con información relevante.
Carlos J Encarnación
Dato importante: Muchos hechos se han perdido en la distorsión de la historia, por ejemplo, los americanos encontraron en Puerto Rico una iglesia bien organizada, a pesar de esto se hizo un concilio de iglesias americanas para "evangelizar" la isla y se la repartieron por regiones, eso explica el porqué ciertas religiones protestantes se concentran en ciertas áreas según la repartición. También encontraron un sistema de carreteras pavimentadas como no las había en los Estados Unidos y un sistema de leyes escritas de primera Código Escrito o Código Legal, herencia romana, que suplía la mayoría de las necesidades legales de la isla muy adecuadamente. Son cosas que no se dicen. Tampoco se menciona que el momento de la rendición de España ya los milicianos que defendían la isla habían detenido el avance de las tropas invasoras y estas estaban en retirada. Esto es tal vez lo que mas le dolió a los defensores... Tampoco se menciona que las fuerzas españolas estabn debilitadas tratando de atender las revueltas cubanas.
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
La bandera del Tercer Batallón de Puerto Rico, que unió fuerzas a las tropas españolas frente a la invasión norteamericana que a partir del 25 de julio del 1898 se libró en la jornada isleña y conocida como Guerra Hispanoamericana. -Rubén Sánchez
http://i87.photobucket.com/albums/k1...ps3qr8mus6.jpg
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Los ecos de la mala fama
Valeriano Weyler y su leyenda negra en Cuba: ¿Qué hay de cierto o inexacto?
Parte 1/4
por VICENTE ECHERRI, Nueva Jersey
En el verano de 1958, en medio de una ofensiva militar contra el movimiento encabezado por Fidel Castro en la Sierra Maestra, el gobierno hizo público el plan de sacar a los campesinos del terreno de operaciones con el fin de privar a los alzados de una colaboración que se juzgaba imprescindible para su sostén. Me acuerdo que, en reacción a este anuncio, el ex presidente Ramón Grau acusó públicamente a Fulgencio Batista de comportarse "como un Weyler".
http://arch1.cubaencuentro.com/show/...20-VWeyler.jpg
Valeriano Weyler.
El fantasma del capitán general —que en la última guerra de independencia cubana hiciera una campaña de tierra arrasada en la que los campesinos fueron forzados a concentrarse en las ciudades con unos resultados catastróficos— bastó para que el gobierno reconsiderara una acción que tal vez habría sido eficaz. La leyenda negra de Weyler era ya entonces uno de los mitos de la nación.
Acaba de publicarse en España un libro en el que, a manera de diario, María Teresa Weyler recrea una especie de autobiografía de su célebre abuelo. Desde luego que este libro —que aún no he leído— debe proponerse insistir en la reivindicación de Valeriano Weyler (1838-1930), no sólo por lealtad de familia, sino por fidelidad a los hechos históricos.
En este empeño, la obra recién editada no ha de ser la primera. La precede una biografía bastante seria que es el resultado de la colaboración de Gabriel Cardona y Juan Carlos Losada (Weyler, nuestro hombre en La Habana, Planeta, 1997), quienes también se esfuerzan en demostrar que, en lugar del "carnicero" que caricaturizó la prensa norteamericana de fines del siglo XIX y que perdura hasta hoy en la memoria de los cubanos, el general mallorquín fue un militar honorable y un estratega inteligente que estuvo a punto de derrotar la insurrección en Cuba y quien, hasta el final, fue un individuo de ideas liberales que —a diferencia de muchos otros espadones españoles de su tiempo— creía en el papel subordinado de las fuerzas armadas.
No sé que elementos nuevos pueda agregar ahora la nieta de Weyler —a quien Cardona y Losada le dan las gracias en su libro—; pero más allá del tono íntimo y personal, propio de unos papeles que pretenden ser autobiográficos, sospecho que abundará en los rasgos positivos del general que ya se encargaron de resaltar los autores citados.
¿Qué hay de válido en esta reivindicación de Weyler o de verdadero en la leyenda que lo ha estigmatizado por más de un siglo?
La opinión de Gastón Baquero
Fue Gastón Baquero el primer cubano a quien le oí un elogio de Weyler. Acababa yo de llegar a Madrid —a mi salida de Cuba— y Roberto Fandiño me llevó a conocer a Gastón, quien nos había invitado a cenar en su pequeño apartamento repleto de libros. No recuerdo ahora por qué —mientras cocinaba un picadillo inolvidable— empezó a hablar de Weyler, a quien veía como un hombre injustamente satanizado por la propaganda y quien, pese a haber llevado a cabo una sangrienta campaña militar, no había sido más cruel que muchos jefes insurrectos.
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Fuente:
cubaencuentro.com/Opinion :: Los ecos de la mala fama
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Los ecos de la mala fama
Valeriano Weyler y su leyenda negra en Cuba: ¿Qué hay de cierto o inexacto?
Parte 2/4
por VICENTE ECHERRI, Nueva Jersey
Que esa opinión la sustentara Baquero, cuyas credenciales patrióticas no están en duda —y tanto que se lamentaba de haber recibido la ciudadanía española en un aniversario de la caída en combate de Antonio Maceo— me obligaba a revisar mis prejuicios. Gastón afirmaba que el carácter criminal del hombre que estuvo a punto de liquidar, a favor de las armas españolas, la insurrección iniciada por Martí era una fabricación de sus enemigos —cubanos y norteamericanos por igual— y que las decenas de millares de muertos que provocó en Cuba su bando de reconcentración fueron más el resultado de la imprevisión y de graves fallos logísticos que de la voluntad expresa de un genocida.
http://arch1.cubaencuentro.com/show/...64-Grabado.jpg
Grabado histórico sobre 'la reconcentración de Weyler' (anónimo).
Cuando Weyler se hizo cargo del gobierno de Cuba, el 10 de febrero de 1896, en relevo de Arsenio Martínez Campos, la insurrección se había extendido de una punta a la otra de la Isla y los españoles libraban más bien una guerra defensiva. Desmoralizados por el avance de los mambises, que prácticamente imperaban en el campo cubano, y diezmados por las temibles enfermedades tropicales, al año de empezada la guerra parecía que podría ser tan breve como su iniciador la imaginó. No pocos historiadores de todos los bandos coinciden en que a principios de 1896 —no así en el 98— los cubanos parecían estar a las puertas de la victoria.
El estratega Weyler
El nuevo gobernador era un curtido militar que se había destacado por su eficacia en varios escenarios: Santo Domingo, Filipinas, Barcelona. De esta última ciudad, en la que había logrado reprimir un peligroso brote de anarquismo, había salido para su nueva comisión en La Habana. Su experiencia en la lucha antiguerrillera la había refinado, precisamente en Cuba, más de dos decenios atrás, durante la Guerra de los Diez Años, cuando a las órdenes del Conde de Valmaseda terminó convertido en el primer estratega de la contrainsurgencia. En la lucha contra los mambises cubanos, Weyler ganó varias condecoraciones y fue ascendido a brigadier.
En las grandes sabanas de Camagüey y del norte de Oriente, cubiertas de hierbas altas, las columnas españolas eran casi impotentes para oponerse al constante asedio de las tropas de Máximo Gómez, que recién inventaba la guerra de guerrillas. La táctica que seguían los regulares españoles acentuaba su indefensión frente a un enemigo que no se mostraba. Weyler ideó el sistema de destacamentos paralelos que flanqueaban a las columnas y que, al tiempo que impedían que los guerrilleros emboscaran al grueso de los soldados, estaban adiestrados en perseguir a los cubanos, casi siempre inferiores en número y armamento.
Weyler, que debido a su pequeña estatura y a su renuencia a valerse de favores políticos, se había impuesto la austeridad y la tenacidad desde los tiempos de la escuela militar, solía compartir con sus tropas el rancho, la intemperie y todas las otras fatigas de una campaña militar. Este rasgo de su carácter se traducía en una condición de la cual, con el tiempo, se derivó su mala fama: era infatigable e implacable en la persecución del enemigo.
La guerra, y particularmente la guerra irregular que se libraba en Cuba —que también tenía las características de contienda civil—, aguzaba la crueldad y los instintos más feroces. Los integristas españoles —opuestos a cualquier debilidad y amago de reformas— se habían organizado en el cuerpo de voluntarios, sobre todo en defensa de ciudades e industrias, y llegaban a atemorizar a las propias autoridades, sobre todo en La Habana, donde con abiertas amenazas impusieron el fusilamiento de los estudiantes de medicina en 1871.
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Fuente:
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Los ecos de la mala fama
Valeriano Weyler y su leyenda negra en Cuba: ¿Qué hay de cierto o inexacto?
Parte 3/4
por VICENTE ECHERRI, Nueva Jersey
La otra cara de la moneda
En el campo de batalla, los rebeldes no se destacaban por ejercer la misericordia frente a unos reclutas mal entrenados que caían como moscas víctima de las plagas y del machete mambí. Weyler decidió superar el escollo con la creación de unos batallones compuestos de nativos cubanos o de residentes aclimatados y aguerridos, a quienes no se les indagaban los antecedentes.
Estos "gurkas" cubanos, conocidos como los "cazadores de Valmaseda", no tardarían en hacerse célebres por su arrojo y sus atrocidades: muchos eran negros libertos o fugados, o sanguinarios soldados de fortuna. Con ellos, el joven brigadier creía estar respondiendo eficazmente a los desmanes del Ejército Libertador.
Ignacio Agramonte —pese a la legendaria hidalguía con que nos lo pintaron en la escuela— le dio por aterrorizar a los españoles haciendo decapitar a los prisioneros y colgando las cabezas de los árboles. Weyler lanzó en su persecución a los cazadores de Valmaseda, quienes terminaron por ultimarlo a bayonetazos en Jimaguayú, y luego quemaron su cadáver. Al gobernador le pareció un exceso y pidió el relevo de Weyler, quien regresaba a España en 1873 con un expediente de feroz pacificador. Sería sólo el comienzo.
Al Weyler que llegaba a La Habana en 1896 lo precedía esa leyenda de hombre duro que no daba cuartel; leyenda que se había ido acrecentando con el tiempo. La metrópoli lo enviaba a pacificar por las armas a una colonia que casi estaba perdida y él pondría lo mejor de sí para lograrlo.
El gobierno conservador de Canovas del Castillo se aferraba a la posesión de Cuba y ponía a disposición del nuevo capitán general el mayor ejército que jamás hubiera cruzado el Atlántico. Weyler contaba ahora con los recursos para poner en práctica sus tácticas de anti-insurgencia, que había ensayado con algún éxito en la anterior guerra cubana y que consistían, básicamente, en segmentar el país e irlo "peinando", al tiempo de privar a los rebeldes de sus aliados naturales, los campesinos. Esto último se lograba mediante la reconcentración forzosa de los pobladores del campo en las ciudades.
El bando de reconcentración, que primero se impuso sólo en Pinar del Río, no tardó en tener trágicas consecuencias (debido a la falta de albergues, alimentos e higiene para servir a los reconcentrados, que en poco tiempo empezaron a morir por millares, víctimas de las enfermedades y el hambre).
La corrupción y la ineficacia administrativa que minaban el poder colonial fueron en gran parte responsables de esta tragedia que Weyler, al parecer, no previó. En su contra puede decirse que, no escarmentado por los efectos del ensayo, extendió la reconcentración a las provincias de La Habana, Matanzas y Las Villas, con resultados aún más pavorosos. Tal vez creyó que era el precio —incluido el de su propio prestigio— que había que pagar por la victoria; tal vez fue incapaz de entender el gigantesco capital político que le costaría a España esa victoria.
Cuando es relevado de su mando en octubre de 1897, al tiempo que un gobierno liberal en Madrid le confiere a los cubanos, tardíamente, la autonomía, la pacificación se extiende hasta la frontera de Camagüey; pero el número de bajas mortales —incluidos los soldados españoles— pasa de los 200.000. Para entonces, la prensa norteamericana y la propaganda mambisa le han asegurado un nicho en la historia de la infamia.
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Fuente:
cubaencuentro.com/Opinion :: Los ecos de la mala fama
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Los ecos de la mala fama
Valeriano Weyler y su leyenda negra en Cuba: ¿Qué hay de cierto o inexacto?
Parte 4/4
por VICENTE ECHERRI, Nueva Jersey
Sin pretender exonerar a Valeriano Weyler de la catástrofe humanitaria que provocó su política en Cuba, creo que es una exageración el retrato de vampiro sediento de sangre que los cubanos hasta el presente hemos tenido de él. No fue él más cruel que algunos de los generales británicos que, por la misma época, "se cubrieron de gloria" aplastando revueltas coloniales (Bindon Blood en la India, quien ordenó arrasar literalmente "a sangre y fuego" a todos los moradores del valle de Mamund y quien expulsó a los afridis, luego de destruirles sus casas y cultivos, hacia una zona montañosa donde todos se murieron de frío; Kitchener en Sudán, dedicado a exterminar masivamente a los derviches del Jalifa); pero tenía en su contra el poderoso lobby cubano en Washington y la prensa norteamericana que le era simpática, e incluso, los periódicos liberales españoles, pese a que Weyler siempre se sintió un liberal.
El reloj de Maceo
Su carrera no terminó con su relevo del gobierno de Cuba, sino que se extendió por casi treinta años más, en los que fue acumulando ascensos y honores debido tan sólo a su talento de estratega y a su capacidad como servidor del Estado. En 1913, le conceden el Toisón de Oro, la mayor distinción que otorga la corona española, y en 1920, Alfonso XIII lo nombra Duque del Rubí, con grandeza de España, en mérito a la batalla en que asaltó y tomó el campamento de Maceo en las lomas del Rubí (Pinar del Río). A éste último lo admiró siempre como su más formidable adversario y, a su salida de Cuba, se llevó consigo la silla de montar, el revólver y el reloj que Maceo usaba en el momento de morir.
Según me contó Gastón Baquero la noche que nos conocimos, el reloj de Maceo tuvo un innoble fin: uno de los hijos de Weyler se lo regaló al Dr. Castro Viejo, el célebre oftalmólogo, luego de una exitosa operación de la vista; y éste, tiempo después, de visita en Nueva York, lo dejó en la guantera de su auto de donde lo sustrajo un ladrón neoyorquino.
El liberalismo de Weyler se acentuó con el tiempo y, contrariando su tradicional neutralidad política, se opuso activamente a la dictadura de Primo de Rivera, al extremo de llegar a violar un principio que hasta entonces había sido uno de sus mayores motivos de orgullo: el no haber conspirado nunca. El complot es abortado y el anciano general sufre un breve arresto; pero este revés no lo disuade de la oposición que lo lleva a encontrar los aliados que creeríamos menos probables.
En 1929, en una carta al líder socialista Indalecio Prieto, le insta a la acción: "Usted constituye, de hecho uno de los más fervorosos paladines de nuestras libertades… Declaro que jamás conocí una tan encarnizada y tenaz amenaza contra nuestro ideario democrático. La reacción, señor, nos tiene inmovilizados… Ella es el enemigo. Y contra ella hay que actuar sin vacilaciones ni flaquezas. No hay otro camino… Ahora más que nunca se impone la serena y decidida cooperación de todos, sin tiempo que peder" (Cardona, Gabriel y Juan Carlos Losada: Weyler, nuestro hombre en La Habana. Barcelona, Planeta, 1997).
Murió poco después de la caída de Primo de Rivera, a los 92 años. Pese al extenso libro en cinco volúmenes (Mi mando en Cuba), en el que intentó justificar su actuación en la guerra de independencia cubana, el fantasma de la reconcentración empañaría su nombre y se superpondría —sobre todo entre los nuestros— a los logros de su carrera y a los otros rasgos de su carácter.
No sé si Weyler hubiera conseguido liquidar la insurrección en Cuba y, en todo caso, dudo mucho de que, en el proceso de hacerlo, hubiera podido evitar la intervención de Estados Unidos —y la vergonzosa derrota de España— que los horrores de la reconcentración en Camagüey y Oriente más bien habrían precipitado; pero la exitosa campaña que lanzó contra los rebeldes cubanos en el corto tiempo de su mandato en la Isla, es, sin duda —y pasando por alto los fallos logísticos que le impusieron un saldo tan grande de víctimas civiles—, un modelo de la lucha contrainsurgente que se ha aplicado, con algunas variantes y diferentes resultados, en los más diversos escenarios a lo largo del último siglo.
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Fuente:
cubaencuentro.com/Opinion :: Los ecos de la mala fama
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
El desastre de 1898 que nunca te habían contado
Cuba no era una colonia española, era una provincia española, que no es lo mismo ni se escribe igual. Weyler no mató a 300 mil, como dicen, los muertos por culpa de enfermedades y malnutrición, no llegaron a los 70 mil
Lunes, julio 21, 2014 | Fernando Núñez | 0 Comentarios
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PARIS, Francia – He aquí los 18 puntos básicos que la mayoría de los cubanos desconoce.
1. No hubo independencia de Cuba, sino traspaso de soberanía. Es decir, no se trató de una descolonización y mucho menos de una guerra de liberación.
2. Los españoles de Cuba no vencieron a España, fueron los Estados Unidos.
3. Cuba no era una colonia española, era una provincia española, que no es lo mismo ni se escribe igual.
4. Los barcos que participaron en la batalla de Santiago de Cuba no eran de madera.
5. Los españoles de Cuba no ganaron la guerra, apoyaron el desembarco de los Estados Unidos y su actuación fue decisiva en la Batalla de Santiago de Cuba.
6. El Ejército español estaba intacto cuando se decretó el alto al fuego.
7. Los españoles de Cuba fueron desposeídos de su nacionalidad de origen.
8. Weyler no mató a 300 mil españoles de Cuba. Los muertos por culpa de enfermedades y malnutrición no llegaron a los 70 mil.
9. Los españoles separatistas consumaron tantas exacciones como las que cometió el ejército regular.
10. Los españoles de Cuba que apoyaban la independencia eran una minoría.
11. El Tratado de París garantizaba la vida y las propiedades de los españoles peninsulares.
12. Los españoles de Cuba, tanto los peninsulares como los naturales, una vez concluido el traspaso de soberanía (y aun antes) pactaron con la administración norteamericana.
13. Los cubanos españoles de alta graduación que participaron en la guerra medraron al terminar la misma y se enriquecieron.
14. Los negros mayoritarios en las filas rebeldes fueron excluidos de la vida política nacional.
15. No fue una guerra de independencia fue una guerra civil.
16. No fue un “desastre” (no para todo el mundo). La economía española absorbió la Deuda en menos de seis años y el crecimiento económico no se detuvo.
17. No hubo cambio en las instituciones.
18. Las relaciones entre Cuba y España nunca se rompieron.
Por último:
• El Gobierno Autonómico garantizó el voto libre y sin condición de recursos para todos los ciudadanos, propuso la integración dentro del Ejército nacional que se crearía, una vez depuestas las armas, de todos los desmovilizados, incluyendo a los negros.
• Los españoles tanto los naturales de Cuba como los peninsulares no fueron consultados.
• El Tratado de París nunca fue ratificado por el Parlamento de la Nación.
• De todas las potencias coloniales España es la única que actualmente no ejerce su soberanía en el Caribe.
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Fuente:
https://www.cubanet.org/colaboradore...abian-contado/
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
En 1853, un representante del gobierno de los Estados Unidos propone a S.M.C. Carlos VI de España que, a cambio de la isla de Cuba, los EE.UU. apoyarían con dinero y todos los medios necesarios al pretendiente carlista para que recuperase el Trono que legítimamente le correspondía. El Rey dijo que, antes de traicionar a su país vendiendo una parte (Cuba), prefería vivir siempre en el exilio.
Nel 1853, un rappresentante degli Stati Uniti propose a S.M.C. Carlo VI di Spagna che in cambio dell'isola di Cuba, il suo governo lo avrebbe appoggiato con denaro e tutti i mezzi necessari per riprendersi il Trono. Il Re rispose che piuttosto che tradire il suo paese, svendendone una parte (Cuba), preferiva vivere per sempre in esilio.
http://i87.photobucket.com/albums/k1...psmz6vuxgg.jpg
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Fuente:
https://www.facebook.com/16793856665...type=3&theater
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Mensaje de nuestro Presidente José Nieves Seise sobre el 25 de julio en nuestra historia.
https://www.youtube.com/watch?v=ehiHofLtqYs
https://www.youtube.com/watch?v=ehiHofLtqYs
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
La verdadera bandera de Puerto Rico
No es la de Lares y no es nuestra querida monoestrellada. Ésta es la la verdadera bandera de Puerto Rico.
https://www.youtube.com/watch?v=ejl5GqNmIAw
https://www.youtube.com/watch?v=ejl5GqNmIAw
Puerto Rico se autodeterminó con la Carta Autonómica de 1897
El estatus de Puerto Rico estaba resuelto con España.
https://www.youtube.com/watch?v=xz9ATCcQA_8
https://www.youtube.com/watch?v=xz9ATCcQA_8
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Escudo identificativo de la Ciudad de Trinidad.
El actual municipio cubano de Trinidad posee una rica historia que comienza con los asentamientos aborígenes establecidos en el territorio que actualmente ocupa el municipio, lo que se le denomina etapa precolombina, y llega hasta la actualidad, pasando por la ocupación española, las luchas de independencia, la etapa republicana o seudorepública hasta llegar a la etapa revolucionaria.
Trinidad fue la tercera villa fundada en Cuba por los conquistadores españoles quienes, liderados por el militar español Diego Velázquez de Cuéllar, establecieron la villa a principios de 1514. Desde ese entonces la villa vivió momentos de prosperidad y decadencia durante la etapa colonial. De Trinidad partieron los españoles que apoyaron a Hernán Cortés en la conquistas de las tierras mexicanas.
En Trinidad se abogo por la independencia de Cuba mucho antes de 1868, pero a diferencia de los insurgentes del Oriente cubano que deseaban la independencia absoluta del Imperio Español, los trinitarios buscaban la anexión a los Estados Unidos. Entre los personajes más relevantes que deseaban este hecho se encontraban Narciso López (militar venezolano que le encargo a Miguel Teurbe Tolón los actuales símbolos nacionales de Cuba: bandera y escudo) y Jose Aniceto Iznaga Borrell quien deseaba la anexión y se entrevisto en una ocasión con Simón Bolívar para que apoyara su causa.
Historia de Trinidad - EcuRed
http://i87.photobucket.com/albums/k1...ps4p7rcvvg.jpg
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Fuente:
https://www.facebook.com/13867011783...type=3&theater
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Los puertorriqueños sí querían a los españoles
La verdad que no quieres que sepas,
https://www.youtube.com/watch?v=gzbdWfL2Q48
https://www.youtube.com/watch?v=gzbdWfL2Q48
Con España teníamos igualdad política
Nos enseñan que con España no teníamos libertad, pero es ahora que no la tenemos.
https://www.youtube.com/watch?v=aV5DKcT6-wU
https://www.youtube.com/watch?v=aV5DKcT6-wU
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
La puertorriqueñidad es producto de la conquista española
Publicado el 15 sep. 2016
Somos los hijos de los conquistadores
https://www.youtube.com/watch?v=tHqDNh7PbT8
https://www.youtube.com/watch?v=tHqDNh7PbT8
Los puertorriqueños defendimos al Puerto Rico español
Publicado el 10 sep. 2016
Por eso NUNCA nos independizamos.
https://www.youtube.com/watch?v=YjB0oGLXmRk
https://www.youtube.com/watch?v=YjB0oGLXmRk
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Los cubanos querían seguir siendo españoles
Por
Redacción -
13 octubre, 2016
http://eldiariodelamarina.com/wp-con...9/malecon1.jpg
La Habana se hallaba engalanada con arcos de triunfo y castillos de fuegos, arrojando al paso de los soldados el pueblo infinidad de tabacos , palomas, pañuelos, cintas y otros obsequios
- Los valencianos que fallecieron en Cuba, según nuestros datos, fueron 4733 (2339 de Valencia, 1356 de Alicante y 1038 de Castellón), la mayoría por enfermedades.
Por: Enrique de Miguel Fernández-Carranza, Cuando los batallones valencianos llegaron a la Guerra de Cuba
El 23 de febrero de 1895, con el “Grito de Baire”, comenzó la última guerra de independencia cubana. Ya en marzo empezaron a salir tropas desde la Península para intentar acabar con la insurrección. Desde Valencia,y el día 8,lo hicieron 941 hombres que componían el Batallón Peninsular nº3-más tarde llamado “Alcántara Peninsular nº3”-formado por fuerzas de los distintos regimientos de la III Región Militar. Comprendía esta Región las tres provincias valencianas más las de Cuenca, Albacete y Murcia.
En la provincia de Valencia estaban situados cuatro regimientos de Infantería (Guadalajara, Mallorca, Vizcaya y Tetuán), además de dos de Caballería(Sagunto y Sesma) y fuerzas de Artillería, Ingenieros y Servicios.
El 21 de junio de 1895 partieron en el vapor “Antonio López”, desde el puerto de Valencia, 3 jefes,31 oficiales y 894 sargentos, cabos y soldados del batallón expedicionario del regimiento “Guadalajara”. Más tarde, los días 27,28 y 29 de agosto del mismo año, lo hicieron los batallones expedicionarios de los regimientos “Mallorca”, “Vizcaya” y “Tetuán”, con un total de 8 jefes,101 oficiales y 2958 hombres de tropa, que llegaron a la Gran Antilla en la primera quincena de septiembre.
El teniente 1º del Tetuán Francisco Bara Monclús, con descendencia en Valencia, dejó unas “Memorias de la campaña de Cuba”, que pudimos consultar gracias a la amabilidad de su nieta Dª Pilar Bara. En ellas cuenta su llegada a La Habana con estas palabras:
“Formado el Batallón por compañías, en columnas por secciones, y luego formando de a cuatro, según lo permitía el espacio, hizo la entrada en medio de atronadores vivas. La capital se hallaba engalanada con arcos de triunfo y castillos de fuegos, arrojando al paso de los soldados el pueblo infinidad de tabacos , palomas, pañuelos, cintas y otros obsequios”. Para el teniente Bara fue “uno de los recibimientos que nunca se olvidan”.
El batallón del “Guadalajara” estuvo destinado inicialmente a la zona de Mayarí, en el norte de la provincia de Santiago de Cuba. En un mes, cuatro de sus oficiales y bastantes soldados murieron de fiebre amarilla, siendo trasladado posteriormente a la provincia de la Habana. El del “Vizcaya” combatió en las zonas de “Santa Clara” y “Trinidad”, en la provincia de “Las Villas”, y también en Manzanillo(Santiago de Cuba).El “Tetuán” lo hizo en la zona de “Sancti Spíritus” y el “Mallorca” en la provincia de la Habana, entre otras.
El “Alcántara Peninsular nº3”, situado en la zona de Manzanillo, participó en la marcha que tuvo lugar desde dicha ciudad a la de Santiago de Cuba, para intentar ayudar a la guarnición sitiada por las tropas norteamericanas y cubanas.
Después de los batallones anteriores, salieron en agosto, septiembre y octubre de 1896 para Cuba tres compañías más de cada Regimiento, unos 2500 hombres en total. Algo similar a los Regimientos de la provincia de Valencia hicieron el de Castellón (“Otumba”) y el de Alicante(“Princesa”).
Fueron numerosos los enfrentamientos que tuvieron los batallones valencianos durante la guerra, recibiendo sus componentes gran número de cruces, bastante de ellas pensionadas. El soldado Matías Vilanova, del “Vizcaya” ganó la cruz laureada de San Fernando. Otros valencianos de nacimiento, como Jaime García Borredá, de la Ollería, el guardia civil Bernardo Badal Suay,de Cirat, Vicente Badía Vidal, Médico de Valencia, Juan Devís Monleón,de Moncada, o Manuel Lluesma Nebot de Alcora también obtuvieron la preciada condecoración.
Como todos conocen, con la entrada de los Estados Unidos en la guerra y la toma de Santiago de Cuba pronto terminó el conflicto, no sólo dando lugar a la pérdida de Cuba, sino también a las de Puerto Rico, Filipinas y otras posesiones ultramarinas.
Los valencianos que fallecieron en Cuba, según nuestros datos, fueron 4733 (2339 de Valencia, 1356 de Alicante y 1038 de Castellón), la mayoría por enfermedades. Bien merecen un monumento a su memoria y que no caiga su sacrificio en el olvido cuando conmemoramos 121 años de su llegada a Cuba en un mismo mes de septiembre, como el actual, de un lejano 1895.
* Enrique de Miguel Fernández-Carranza es Doctor en Historia y Académico de Número RACV, Grupo de Investigación de Historia Militar RACV
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Fuente:
Los cubanos querían seguir siendo españoles | Diario de la Marina
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Nota del Bloguista de Baracutey Cubano
Por
Redacción -
13 septiembre, 2016
http://eldiariodelamarina.com/wp-con...dez_Cavada.jpg
Ferrán Núñez: ¿Por qué no aparece el nombre del general Thomas Jordán en ningún libro de historia hecho en Cuba?
Por: Baracutey cubano
El desconocimiento de Ferrán Núñez sobre las guerras por la independencia de Cuba respecto a la parte insurrecta es muy común en España; los cubanos, de manera casi general, también poseemos un desconocimiento similar respecto a la parte integrista que luchaba porque Cuba permaneciera como una colonia de la Metrópoli española.
Ferrán Núñez comete el graso error de absolutizar cuando dice que el nombre del general Thomas Jordán no aparece en ningún libro de historia hecho en Cuba. Antes de la Robolución el nombre de Thomas Jordan y el de Henry Reeve eran frecuenten en los libros de historia aunque no se señalaba que Jordan había sido un mercenario norteamericano. Después de la Robolución sus nombres han aparecido con mucha menos frecuencia y se ha escrito en algunas de los libros. sobre el carácter de mercenario de Thomas Jordan, ya que peleaba en el bando independentista por una paga. Uno de esos libros es Bajo la piél de la manigua del historiador oficialista cubano Rolando Rodríguez García, publicado en 1996, aunque en este año 2016 se publicó su segunda edición.
Carlos Manuel de Céspedes firmó la petición al Presidente Grant de la anexión a Cuba a la Unión Americana, ya que ese había sido la conclusión de la comisión que se encargó, a pedido de la Asamblea de Guáimaro, de estudiar el problema de la anexión, pero Carlos Manuel de Céspedes no era un entusiasta de la anexión, como si lo fue, por ejemplos Ignacio Agramonte y otros miembros e la Asamblea del Centro); Céspedes firmó para cumplir con el resultado de la comisón conformada por la antes mencionada asamblea constituyente de Guáimaro.
La mención al norteamericano Thomas Jordan (quién, por cierto, después de depuesto ¿¿renuncia?? no se manifestó en contra de los independentista ni a favor de los integristas) y la solicitud de anexión se exponen, por ejemplo, en el siguiente fragmento del mencionado libro de Rolando Rodríguez cuando se aborda la Circular a los mandos, con motivo del nombramiento de Thomas Jordan, como jefe de operaciones de Camagüey; a mediados de 1869:[Cuento con] que usted con su conocimiento y su voluntad coadyuvará por cuantos medios le sugiera su amor a la patria, a que llevemos a feliz término la consolidación de nuestro gobierno, haciendo conservar el necesario equilibrio de los diferentes poderes que lo constituyen, para que mañana podamos ser dignos de entrar a formar parte de la Gran República Americana que hemos tomado por modelo, y a la cual hemos propuesto ya nuestra anexión...70
La proposición de la que se habla en el fragmento anterior es el acuerdo de la Cámara de Representantes, acuerdo aprobado por unanimidad (y posteriormente firmado por Céspedes), que planteaba:
Hacer presente al Gobierno y al pueblo de los Estados Unidos, que este es realmente, en su entender, el voto unánime de los cubanos y que si la guerra actual permitiese que se acudiera al sufragio universal, único medio de que la anexión legítimamente se verificara, esta se realizaría sin demora.71
Nunca había leido eso de tomar una ciudad importante para que Grant reconociera la beligerancia de los independentistas. Lo que sí había oido es que en la revista Masas (publicación cubana de los años 30 del pasado siglo XX dirigida por el comunista Carlos Rafael Rodríguez y en la que hacía una revisión de la historia de Cuba) se afirmaba que el General Prim (el de la revolución en España conocida como La Gloriosa) y Carlos Manuel de Céspedes, los cuales se conocían desde sus estudios en Barcelona, habían acordado que después que se desatara la guerra en Cuba, Prim, al frente de España, le daría la autonomia a Cuba como una provincia de España.
La destitución de Carlos Manuel de Céspedes y Castillo como Presidente de la República en Armas fue consecuencia de su autoritarismo y sus conflictos con la Cámara; autoritarismo al que se enfrentó en la Asamblea de Guáimaro el ¨diamante con alma de beso¨ y ¨azucena de la Revolución¨ y gran civilista y jefe militar Ignacio Agramonte y Loynaz.
Ferrán Núñez me ha borrado varios comentarios sobre historia de Cuba que he dejado en su página de facebook como respuesta a comentarios suyos de carácter histórico; pero este comentario del bloguista no me lo puede borrar y así los lectores pueden tener un ángulo diferente de la historia al que plantea Ferrán Núñez simpatizante del hispanoamericanismo, corriente que fracasó ante el panamericanismo entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX; corriente que fue rechazada por ese tercer descubridor de Cuba que fue Don Fernando Ortiz.
En Cuba Encuentro también se leen estos comentariosManuel Tellechea:
Federico Fernández-Cavada y Howard no era de “padres cubanos”, pero de padre cubano y madre norteamericana. No fue “coronel” pero mayor general del Ejército Libertador, y su principal aporte a la guerra no fue como encendedor de propiedades enemigas pero como el primer teórico cubano de la lucha de guerrillas. Fue delatado por enemigos — no por “sus compañeros o hermanos de lucha” — cuando intentaba salir al exterior, con licencia del gobierno de la República en Armas, para buscar ayuda para la Revolución y no para “adueñarse” de la isla. Murió como un valiente y no como un antecedente de “Ché” Guevara. Tampoco tenía nada en común con Marco Rubio porque sus credenciales como cubano consistían en mucho más que mera labia.
Su hermano menor, Carlos Fernández-Cavada y Howard, también fue Mayor General del Ejército Libertador, y murió en la manigua seis meses después de Federico. El cónsul estadounidense no fue Federico pero Carlos.
En otro comentario Tellechea escribe:
Hay muchas verdades que se esconden en Cuba: la participación de Thomas Jordan en nuestra gesta libertadora sería entre las más insignificantes.
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Fuente:
Nota del Bloguista de Baracutey Cubano | Diario de la Marina
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
De Provincia a colonia.
http://i87.photobucket.com/albums/k1...&1478139038591
https://www.facebook.com/16407415528...132231/?type=3
Hoy, recordamos, al primer prócer puertorriqueño español, primer diputado y primer Vicepresidente de las Cortes españolas. Nació en San Juan en 1775. Se destacó como Capitán de fragata en la reconquista del territorio español de Santo Domingo en 1808-1809, que había caído en manos francesas. Héroe del Puerto Rico español. Murió de fiebre amarilla en España en 1813.
http://i87.photobucket.com/albums/k1...psm3mhewe7.png
https://www.facebook.com/16407415528...378141/?type=3
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
El caso de Puerto Rico es muy especial dentro del continente, puesto que ni "guerra de independencia" tuvo y, al igual que a día de hoy existe la Martinica francesa, existiría el Puerto Rico español, como Canarias del Caribe, de no haber sido por la invasión yanqui de 1898. Aun en Cuba, habiendo guerra, los separatistas la tenían perdida de no haber invadido los mismos de siempre.
Entendemos que el hispanismo en otros países ha de ir por otros derroteros. Cada sitio tiene su particularidad. Pero si entre todos nos vamos coordinando, otro gallo nos cantará.
El hispanismo es la causa del siglo XXI. Es nuestra geopolítica. No tenemos otra causa más justa y necesaria. Pero el hispanismo consciente, no el caricaturesco.
https://es-la.facebook.com/movimient...16200362015911
Promueven Autonomía Española Para Puerto Rico
Publicado el 24 nov. 2014
Un grupo auto denominado como cívico-político esta haciendo movimientos desde el pueblo de Yauco para solicitar oficialmente que Puerto Rico vuelva a ser parte de España pues a través del Estado Libre Asociado no se han obtenido poderes para desarrollar el país. Los líderes del movimiento dijeron a Noticias Locales que han sostenido reuniones con el consul de España en Puerto Rico y que se han comunicado con el Departamento de Justicia en la madre patria.
https://www.youtube.com/watch?v=68sdezl9J94
https://www.youtube.com/watch?v=68sdezl9J94
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Es muy complicado precisar la respuesta, pero algunos investigadores han centrado sus pesquisas en un asunto financiero de expansión comercial de EUA.
Con respecto a la Marina ( no existe tal nombre para el nombre de España en el ámbito militar naval, marina se reserva a los términos referidos del transporte de mercancías o de comercio público o privado ) mejor digo ; La Armada de España fue casi desmantelada ( España efectivamente, tenía una flota importante ; pero ésta era deficitaria, y obsoleta, aspecto antagónico en otras potencias que se rearmaban continuamente, cosa que no hacía España creyendo confiar en el país al que ayudó a nacer y luego le traicionaría ) décadas antes de acontecer La Guerra Hispanoestadounidense, guerra por otra parte que fue originada por los principales banqueros masones afincados en EUA ( entre ellos Morgan, y otros que sigen su estirpe con su letra inicial de R. hoy en día, amigos de Soros ) que quisieron comprar la isla de Cuba por algunas sumas de dineros, y, que, España se negó varias veces. Eso fue un insulto para los yankis, intolerable...
A finales del s. XX, EUA reconoció que esa guerra fue un error provocado contra España.
Interesante hilo. Gracias. :toyperdido:
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Para ahondar lo dicho acá:
Estados Unidos no hubieran ganado la guerra de Cuba
Entrevista a Carlos Canales. Geopolítica naval española.
Publicado el 5 sept. 2013
Geopolítica naval española desde la guerra de independencia hasta la II república. Libro "De madera y acero".
https://www.youtube.com/watch?v=7A9Y_ez64vs
https://www.youtube.com/watch?v=7A9Y_ez64vs
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
La única Revolución netamente puertorriqueña, fue contra los Estados Unidos. La que casi no enseñan en la escuela y a la que la mayoría de los independentistas no se atreven conmemorar.
http://i87.photobucket.com/albums/k1...ps8tw3awk0.png
https://www.facebook.com/16407415528...type=3&theater
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Totalmente de acuerdo. Habría que hablar en el caso de Puerto Rico -quizás incluso Cuba- ya no generalmente de Hispanidad sino más específicamente de Españolidad o Españolía.
Cita:
Iniciado por
Mexispano
El caso de Puerto Rico es muy especial dentro del continente, puesto que ni "guerra de independencia" tuvo y, al igual que a día de hoy existe la Martinica francesa, existiría el Puerto Rico español, como Canarias del Caribe, de no haber sido por la invasión yanqui de 1898. Aun en Cuba, habiendo guerra, los separatistas la tenían perdida de no haber invadido los mismos de siempre.
Entendemos que el hispanismo en otros países ha de ir por otros derroteros. Cada sitio tiene su particularidad. Pero si entre todos nos vamos coordinando, otro gallo nos cantará.
El hispanismo es la causa del siglo XXI. Es nuestra geopolítica. No tenemos otra causa más justa y necesaria. Pero el hispanismo consciente, no el caricaturesco.
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Cuba Espanola La Quema de Bayamo por Jose Ramon Morales
Subido el 26 may. 2010
Sobre Carlos Manuel de Cespedes y la fatidica Quema de Bayamo.
Comunidad Autónoma de Cuba, España
https://www.youtube.com/watch?v=RrRfOmAqn8o
https://www.youtube.com/watch?v=RrRfOmAqn8o
Cuba Espanola Carlos Manuel de Cespedes y el anexionismo a EEUU por Jose Ramon Morales 1
Subido el 28 may. 2010
Cuba Espanola Carlos Manuel de Cespedes y el anexionismo a EEUU por Jose Ramon Morales 1
https://www.youtube.com/watch?v=Nj3diQ-Q_JA
https://www.youtube.com/watch?v=Nj3diQ-Q_JA
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Cifras de la guerra de 1898
Por
Redacción -
21 diciembre, 2016
http://eldiariodelamarina.com/wp-con...aericana_5.jpg
Al centro el Teniente Coronel Theodore Roosevelt (posteriormente Presidente de los EE.UU.) inmediatamente despues de la victoria de la Loma de San Juan en la cual se distinguió por su arrojo junto a sus Rough Riders, los cuales hicieron la batalla ¨a pie¨. Roosevelt llegó a Cuba subestimando el valor de los mambises cubanos pero al conocer las hazañas que realizaban pese a las múltiples dificultades de todo tipo, incluyendo la falta de calzado, ropa, alimentos, armas, etc. los admiró por el resto de su vida. En la Cuba Castrista sólo mencionan sus palabras despectivas cuando todavía no conocía el valor de nuestros mambises, pero al conocer el valor de los soldados españoles en esa batalla de San Juan y también conocer la férrea resistencia que tuvieron las tropas norteamericanas en la batalla de El Caney contra las tropas españolas comandadas por Vata del Rey (quién moriría heroicamente en esa batalla) su criterio cambió diametralmente. Comentarios y fotos añadidas por el Bloguista de Baracutey Cubano
Sobre algunas cifras de las fuerzas contendientes en la Guerra de Independencia de 1895 en Cuba y sobre las cuales he oido de manera reiterada algunos errores e imprecisiones
Por Pedro Pablo Arencibia Cardoso, Baracutey cubano
En la Guerra de Independencia comenzada el 24 de febrero de 1895 en Baire y otros lugares de la isla de Cuba ( realmente el grito de Baire fue un grito no independentista sino autonomista, ya que al menos uno de los hermanos Lora era autonomista, pero rápidamente se convirtió en independentista) hubo aproximadamente 55 000 miembros del Ejército Libertador (varios miles no eran cubanos pues habían españoles, chinos y de otras nacionalidades. José Miró Argenter, Jefe del Estado Mayor de Antonio Maceo era catalán, pero aproximadamente eran 30 000 los guerrilleros cubanos que combatían contra el Ejército Libertador, sin contar varios miles de cubanos en el Cuerpo de Voluntarios del Orden, mal llamados Cuerpo de Voluntarios Españoles (fuerza de aproximadamente 80 000 hombres) que también lucharon en contra de los independentistas. Los gritos de ¡Viva Cuba Libre! se mezclaban con los gritos de ¡Viva Cuba Española! en los campos de batallas.
El número de cubanos que combatieron bajo la bandera española, se puede estimar a partir del siguiente fragmento extraído del libro La Guerra de Independencia de 1895 de Miguel Varona Guerrero, ayudante de campo del Generalísimo Máximo Gómez.
“Cuando la guerra hispano-cubana-americana comenzó en 1898 aún existía en Cuba un numeroso ejército español, de doscientos sesenta y cinco mil hombres, representados por ciento noventa mil de tropa regular, 30 mil voluntarios irregulares y 30 mil guerrilleros, también irregulares.”
En el librito del abogado y historiador Emilio Roig de Leuchsenring titulado ¨Cuba no debe su Independencia a los EE.UU.¨ se lee, teniendo como fuente historiadores españoles, que en determinados momentos hubo más de 300 000 efectivos en el ejército español; destaco que en toda Sur América cuando las guerra bolivarianas en la segunda década del siglo XIX hubo aproximadamente 100 000 efectivos en contra de los imdependentistas. En esas guerras el imperio británico envió 7 000 efectivos a combatir al lado de los independentistas sudamericanos; quizás esa fue la razón por la que Karl Marx calificó a Simón Bolivar de agente del capitalismo inglés. En las guerras de independencia de Cuba la ayuda de los gobiernos de Latinoamérica y de Europa fue prácticamente nula; el gobierno de Porfirio Díaz, en México, fue el que se comprometió con José Martí pero la ayuda, si mal no recuerdo, no se materializó. Les recuerdo a los lectores que soy matemático, no historiador, y que mi objetivo fundamental es que los lectores contrasten y verifiquen por otras fuentes, la historia que han recibido o leido, incluyendo también la que yo escribo en este blog.
Sobre el número de combatientes del Ejército Libertador en la Guerra de Independencia comenzada el 24 de febrero de 1895 tenemos esta información:
” Según registrarían los libros del ejército mambí, en la contienda independentista comenzada el 24 de febrero de 1895 y concluida en 1898 habían participado 53 774 hombres; de estos, en ella habían caído 10 665 inmortales. La nómina registraría que en esa cifra se incluían siete mayores generales, dos de división, 16 brigadieres, 40 coroneles, 79 tenientes coroneles y 151 comandantes. ” (Cuba: la forja de una nación Tomo II página 612, Rolando Rodríguez).
Sobre los mártires y héroes caídos del Ejército Libertador durante la Guerra de Independencia podemos decir, que ya desde fecha tan temprana como el año 1901 se dieron a conocer públicamente los nombres de los mismos. El Mayor General Carlos Roloff publicó en ese año la obra: Índice alfabético de defunciones del Ejército Libertador. Guerra de Independencia iniciada el 24 de Febrero de 1895 y terminada oficialmente el 24 de Agosto de 1898. Datos compilados y ordenados por Carlos Roloff y Mialofski ayudado por Gerardo Ferrest. Ed. Oficialmente por disposición del general Leonardo Wood.
Las cifras anteriores debemos aceptarlas como una aproximación a las reales, pues son imposibles de conocer con total exactitud.
Una digresión ¿ Por qué la tiranía no ha dado aún, después de medio siglo, el número y la cifra de los que cayeron en la lucha contra el régimen de Fulgencio Batista? . Sencillamente porque se le descubriría la gran mentira y el mito de los ¨20 000¨mártires, que le servió para hacer el primer gran baño de sangre al triunfar la Revolución. El difunto Dr. Armando Lago desde el Exilio investigó y la suma de los muertos por las fuerzas batistianas fueron aproximadamente 2 000 y los muertos provocados por las fuerzas antibatistianas fueron aproximadamente 900; María Werlau sigue la obra del Dr. Lago al frente de CubaArchive.
Puntualizo que la cifra acumulativa de 53 774 se alcanzó después que miles de los llamados burlonamente “girasoles” o “rabiblanqueados” por los mambises, se unieron a las huestes mambisas cuando Estados Unidos entró en la guerra en abril de 1898 después que España le declaró la guerra a los EE.UU. ante los preparativos de guerra que hacía EE.UU. para entrar en la guerra, aunque la situación interna dentro de España motivó que algunos políticos españoles y la prensa usaran el llamado a una guerra para unir al pueblo español; guerra en la que pensaban barrer dada la experiencia bélica y el superior armamento terrestre que poseía el ejército español respecto al ejército norteamericano de ese momento pues no debemos de olvidar que la guerra la decidió la Marina de Guerra de los EE.UU. en las aguas cercanas a Santiago de Cuba, en las aguas de Filipinas y en menor medida en las de Puerto Rico, al poseer barcos más modernos (debido a la implementación por parte del Subsecretario de la Marina Theodore Roosevelt de un gran teórico naval de los EE.UU.) ya que si bien los cañones maxim españoles estaban a la par que los cañones norteamericanos, la velocidad de los navios, el blindaje y los materiales con los que fueron construidos los buques norteamericanos superaban ampliamente a los españoles. Teodoro Roosevelt modernizó a la Marina de Guerra norteamericana para competir y vencer a otras marinas (en particular la británica) que controlaban el comercio marítimo de amplias zonas de los oceanos; muy en particular en el oceano Pacífico. Algunos de los errores en la logística que tuvo el Ejército norteamericano en esa guerra fueron: enviar a sus soldados con la ropa para el invierno de EE.UU. en pleno verano cubano. Otro de los errores fue concerniente al transporte de los caballos de la caballería. respecto al armamento, las tropas del ejército español con sus fusiles alemanes máusers estaban mejor armadas que las del ejército norteamericano, cuya experiencia bélica más cercana en el tiempo había sido la guerra contra los indios americanos de la que el General Miles, uno de los jefes del ejército norteamericano durante la breve Guerra Hispano Cubano Norteamericana, había salido con gran prestigio.
Hago la importante observación que la instauración del gobierno autonomista el 1 de enero de 1898 había provocado que cierto número de mambises se ¨presentaran¨ por la prometida amnistía ante las autoridades españolas por lo terrible en penurias que fue el año 1897 para las huestes mambisas y por la especie de marasmo en que estaba la guerra; veamos lo que expresó un relevante testigo de esos hechos. y cercano amigo y colaborador de José Martí, el intelectual, militar y político Enrique Collazo, escribió en su libro Los americanos en Cuba:
¨ En el campo insurrecto, la noticia del establecimiento de la autonomía produjo gran excitación y alarma, que dieron lugar a que por el gobierno de la república se dictaran órdenes severísimas para evitar los efectos de la novedad implantada y que contuvieran a los débiles o a los cansados de la guerra (que no escaseaban) y que al saber que los españoles no mataban, buscaron en la presentación el término de los riesgos y miserias de campaña.
En el extranjero provocó por parte del elemento oficial de la revolución y de los exaltados, serias y continuadas protestas, y a muchos les dio facilidades para dejar de comer el negro pan de la emigración cambiándolo con mucho placer por el turrón autonomista que lograron conseguir al llegar a Cuba.
El gobierno de la revolución pasó circulares recordando a todas las autoridades de la república, tanto civiles como militares, que estaba en todo vigor y fuerza el antiguo decreto Spotorno, y que los correos, prácticos y portadores de proposiciones que no estuvieran basadas en la independencia, serían considerados como traidores, juzgados en consejo de guerra verbal y condenados a muerte, y que en la misma falta incurriría cualquiera que las recibiera y no procediera inmediatamente a dar cumplimiento a lo ordenado.
La aplicación de este decreto fue causa de la muerte de dos emisarios en Oriente y de la del teniente coronel Ruiz del ejército español, en el territorio de La Habana.
La severidad de las medidas tomadas da idea clara del temor que el planteamiento de la autonomía causaba al elemento revolucionario.¨
También es justo decir que España ya estaba al agotar ¨hasta el último hombre y la última peseta¨ palabras del entonces ya asesinado (por el joven anarquista ¨Angelillo¨) Primer Ministro español Cánovas del Castillo, el cual, según investigaciones de hace más de dos décadas, también ya estaba pensando en encontrar la manera de terminar ¨la guerra de Cuba¨.
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Fuente:
Cifras de la guerra de 1898 | Diario de la Marina
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Pioneros de Cuba y Puerto Rico
Por
Antonio Moreno Ruiz -
1 enero, 2017
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Iván Arrache se acoge a la justa y necesaria tradición autonomista puertorriqueña.
Antonio Moreno Ruiz
Si hay pioneros de un hispanismo concreto y renovador, podemos situarlos, por deber y por honra, en Cuba y Puerto Rico. Y me explico: Conocí a José Ramón Morales hace unos años a través de internet, concretando en su blog “Cuba Española”.
Su proyecto de una Cuba reintegrada en España como comunidad autónoma me pareció tan sorprendente como agradable. No soy partidario del régimen de las comunidades autónomas nacido en 1978; pero creo que, paradójicamente, ese formato podría servir para reintegrar a las provincias ultramarinas que fueron separadas a la fuerza en 1898.
José Ramón Morales era un hombre valiente. Decía cosas incómodas para tirios y troyanos. Históricamente, los separatistas cubanos, en puridad, anexionistas a Estados Unidos, nunca ganaron la guerra. Siempre perdían. Y eso se explica porque buena parte del pueblo cubano nunca quiso separarse de España. Así como Puerto Rico no tuvo ni guerra siquiera, porque nunca quiso separarse de España.
¡Ay, José Ramón! El pobre se nos fue luego de avisar que estaba luchando contra un maldito cáncer. Y hasta última hora resistió como atalaya mediática y punto de encuentro de hispanos por derecho, hispanos que del pasado al futuro se identificaban.
Pasados los años, me viene la nostalgia de aquel tipo bueno, cabal, afable y culto que interesó a gente de muy diversas tendencias políticas. Fue criticado ferozmente por los de siempre, por los de allá y por los de acá. Pero nunca se amilanó, al contrario. Cada día era una batalla constante por el ansiado reencuentro. Como tantos cubanos (de sangre y querencia española), conoció la amargura del exilio por culpa del comunismo hereditario de los Castro, esa terrible tiranía que ha destrozado la vida de no sé cuántas generaciones de nuestros hermanos caribeños. Ya saben: Igualdad en la miseria. Y José Ramón, desde la lejanía de su patria chica, suspiraba por la patria grande, por la que nunca tenía que haber desaparecido.
José Ramón se nos fue, pero su legado y sus ganas permanecen en benéfico contagio para desenmascarar muchas mentiras pseudohistóricas y así poder luchar mejor para el futuro.
Con todo, decíamos que Puerto Rico no tuvo siquiera guerra separatista. Y esto de reivindicar, y no sólo con recuerdos, sino con formato político, la españolía antillana, tiene ya una vieja escuela: En Cuba, José Ramón Morales; en Puerto Rico, Iván Arrache, fundador de Autonomía para Puerto Rico.
Como con José Ramón, con Iván comencé a tener trato a través de internet. ¡Algo bueno tenía que tener la red! Un servidor, como historiador, se ha centrado mucho en la especialidad americanista, y más concretamente, en el periodo de las “independencias”; por lo que el tema de Puerto Rico siempre me ha parecido tan fascinante como dramático. Con Iván, fui compartiendo muchos descubrimientos (o mejor dicho: Redescubrimientos) que están haciendo importantes musicólogos y antropólogos acerca de las relaciones tan estrechas que hay entre el flamenco y las músicas antillanas.
De Iván he ido aprendiendo mucho en los temas que añaden a lo jurídico sobre Puerto Rico, pues es un tema en el cual él, con toda la razón del mundo, insiste mucho: La situación jurídico-política de Puerto Rico es tan insólita como injusta, y sólo centrándonos y concretándonos en una vía legal que se interrumpió violentamente en contra de la voluntad boricua, es que podremos sacar a flote lo que existe y no está en los papeles: El Puerto Rico español, el que nunca perdió su idioma y sus tradiciones a pesar de las más violentas imposiciones; el Puerto Rico de tradición política autonomista. El Puerto Rico que, con Cuba, podría haber seguido siendo como provincia autónoma y ultramarina. Francia, Holanda y Gran Bretaña tienen enclaves ultramarinos que Estados Unidos nunca tocó. Mas como dice Iván, si bien es cierto que hay que argumentar contra la leyenda negra, tampoco vamos a caer en una leyenda rosa. Muchos políticos españoles del siglo XIX tuvieron una actitud lamentable y se demoraron lo indefendible en cuanto a la justa política autonomista para Cuba y Puerto Rico. Fidel Castro llegó a decir en una entrevista que él nunca se explicó cómo los políticos españoles hicieron tan mal la guerra de Cuba, en el sentido de cómo estorbaron y dejaron en ridículo a los militares que sí sabían de guerra. Con Iván, podríamos añadir que se hicieron también mal las cosas políticamente con respecto a Puerto Rico. De los errores del pasado hay que aprender. Y a día de hoy se nos presenta una oportunidad histórica para que los puertorriqueños puedan obtener la nacionalidad española, nacionalidad que sus más directos y recientes antepasados tenían, y que constituiría un vínculo político de gran magnitud. Y es un tema que también está desarrollando el cubano Ferrán Núñez, alma mater del Diario de la Marina y heredero de la causa de José Ramón Morales, quien también está investigando sobre las posibilidades de los cubanos de obtener la nacionalidad de sus padres y abuelos, de todo aquello que se truncó por la invasión estadounidense y los malos políticos de 1898.
Iván Arrache es claro: El estatus de Puerto Rico es la clave. Esa situación de limbo impolítico es insostenible. Y esto que dice Iván es muy importante, porque, como José Ramón Morales, reitero, le da una forma concreta a un hispanismo que siempre ha existido. Desde las mismas independencias, un sentimiento de consternación y orfandad atravesó muchas conciencias, aun con contradicciones: A principios del siglo XX, buena parte de la intelectualidad hispanoamericana celebraba poéticamente la hispanidad al mismo tiempo que la secesión. Ahí están los grandes poemas del nicaragüense Rubén Darío, el mexicano Amado Nervo o el peruano José Santos Chocano. Tanto en España como en América grandes pensadores acudieron al llamado de la hispanidad. Por ejemplo, en España, Ángel Ganivet ya promulgaba el hispanismo en su “Idearium Español”; así como Juan Vázquez de Mella, el tribuno de la tradición, en sus “Dogmas Nacionales” defendió la confederación de España con Portugal e Hispanoamérica y el dominio de la costa norteafricana. Esta idea de confederación tácita, o de imperio espiritual extendido a lo diplomático, militar, cultural y económico coincide con dos grandes pensadores peruanos que atravesaron el siglo XX en distintas etapas: José de la Riva Agüero y Rafael Cubas Vinatea. Volviendo a los pensadores españoles, contamos con el padre Zacarías de Vizcarra y también con Ramiro de Maeztu, grandes desarrolladores del concepto de la hispanidad, que encontraron su alma gemela en el pensamiento del portugués António Sardinha. La “Alianza Peninsular” (donde defiende la inclusión lusitana en la festividad del 12 de octubre) de Sardinha es el complemento ideal de la “Defensa de la Hispanidad” de Maeztu. A los años, el brasileño Arlindo Veiga Dos Santos hablaría de un “sistema fundamental de alianzas hispánicas/neohispánicas”. ¿Qué diremos de la literatura? Personajes tan distintos entre sí como Emilia Pardo Bazán, Vicente Blasco Ibáñez o Camilo José Cela han mostrado un hispanismo ferviente contra la Leyenda Negra. En nuestro tiempo, filósofos como el argentino Alberto Buela o el español Gustavo Bueno han desarrollado ideas hispanistas muy claras. En el caso de Bueno, ha creado toda una fecunda escuela de discípulos que amén de desarrollar el ideal hispanista, son preclaros combatientes contra la Leyenda Negra. Ya D. Gustavo nos advirtió hace mucho tiempo que más importante era ser español y su proyección hacia América que las entelequias europeístas. ¡Si muchos políticos le hubieran hecho caso…!
Con todo, ¿por qué hablamos de José Ramón Morales e Iván Arrache como “pioneros” de Cuba y Puerto Rico? Pues porque lo son en hacer la diferencia. De lo literario/intelectual y lo político que no se pudo concretar por la fuerza de las circunstancias en el siglo XX, se ha pasado al siglo XXI con propuestas políticas muy concretas, con gente que de verdad está comprometida más allá de los pasatiempos y las veleidades. Iván Arrache se acoge a la justa y necesaria tradición autonomista puertorriqueña. José Ramón Morales también había estudiado la tradición autonomista cubana. Evocando al mentado profesor brasileño Arlindo Veiga Dos Santos, podemos decir que lo que no es tradición, seguramente ha de ser traición; y que en todo caso, estamos ante un pasado en marcha. Y como decía el gran jurista español Álvaro D´Ors, lo que no es tradición, es plagio. Arquitectos españoles como Aníbal González y Antoni Gaudí entendieron en el siglo XX, el siglo de los pensadores hispanistas, que la mejor fuente para innovar estaba en la tradición.
¿Estamos ante una utopía? No; en todo caso, estamos ante un sueño, porque como dijo Calderón de la Barca, la vida es sueño, y los sueños, sueños son. Además, ¿cómo sería la realidad si no se lucha por los sueños?
¿Estamos ante quijotismo? Sí, pero el mismo que cuando Alonso Quijano recuperó la lucidez al final de su historia. Porque aquí sabemos que no hay molinos de viento, sino gigantes. Pero tenemos las herramientas para que en el futuro sea cantada la victoria. 1898 fue el año de la derrota para todos. Pero, por eso mismo, no es casualidad, sino providencia, que los pioneros vengan de Cuba y Puerto Rico; y que ese empujón criollo sea la mayor y la mejor bofetada que se pueda dar al desquiciado cantonalismo de una España que, si bien hoy parece perdida, volverá a ser hallada en América.
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Fuente:
Pioneros de Cuba y Puerto Rico | Diario de la Marina
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Martí: un héroe inventado por el gobernador norteamericano
Por
Rafa -
27 enero, 2017
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Martí y su mito
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José Martí en una imagen de 1891. (Universidad de Miami)
De la interpretación de un hecho histórico significativo en la historia de una nación puede muy bien concluirse la orientación política de los interpretadores. Aquí tenemos esta fecha, el 24 de febrero de 1895, el día en que nuestros ancestros se fueron por última vez a la manigua, para hacer de Cuba una nación independiente y democrática, en que la soberanía perteneciera a todos y cada uno de quienes se aceptasen cubanos.
Este hecho puede ser interpretado de dos maneras radicales: a la fascista, como triunfo de la voluntad del pueblo cubano, encarnado en José Martí, en la consecución de un supuesto destino teleológico, o a la marxista, como el resultado de las contradicciones económicas entre los intereses nacionales cubanos y los de España, que generaba el hecho de que la economía de la colonia se encontraba ya para la fecha integrada en la de su vecino inmediato, los EE UU, y no en la de su distante y pobretona metrópoli.
De más está decir que la interpretación oficial del régimen castrista, y de la que no se atreven a alejarse aún los historiadores heterodoxos residentes en la Isla, es la primera. Lo que se entiende, ya que el régimen castrista se presenta a sí mismo como la culminación de ese pretendido destino teleológico, y a Fidel Castro como la reencarnación de José Martí.
No obstante, preguntémonos: ¿tenía Martí tanta influencia en el interior de la Isla como para arrastrar a los cubanos a la guerra del 95?
La respuesta es no. A Martí no se lo publicaba al interior de la Isla, salvo en una o dos ocasiones y nunca en el periodo en que preparaba la guerra en sí. Por otra parte, la vigilancia española en las aduanas era especialmente cuidadosa en impedir la entrada de cualquier escrito suyo, y en ello parece haber sido bastante eficiente. Debemos entender que si hoy que tenemos radio, internet, memorias USB, un por ciento enorme de cubanos no conocen ya no a sus propios disidentes, sino incluso a figuras destacadísimas del pensamiento mundial, cuyas visiones no coinciden a plenitud con las del régimen castrista, ¿qué cabría esperar en los tiempos de Martí, en que incluso una mayoría de los cubanos era analfabeta?
De otra parte, para muchos de los que sí lo conocían, su proceder político en particular, y en general su persona, eran vistos con suma suspicacia. Por ejemplo, para cubanos de buena ley, como Manuel Sanguily, Gerardo Castellanos o Enrique José Varona, lo que los llevaba a, de cierta manera, cooperar con el gobierno español en su campaña de silenciamiento e invisibilización.
José Martí era, a no dudarlo, un perfecto desconocido para la absoluta mayoría de quienes residían en la Isla en 1895.
Creer, además, que desde los EE UU consiguió preparar al interior de la Isla la eficiente conspiración que se pretende organizó, va contra nuestra propia naturaleza de cubanos. ¿Cómo es que nadie antes o después ha conseguido hacer ni de lejos lo que supuestamente logró él?
Lo cierto es que el alzamiento del 24 de febrero tuvo otros motivos más concretos que la verba de Martí, o su indiscutible genialidad política. Motivos más bien económicos.
Dos años antes, en 1893, una crisis económica se abatió sobre los EE UU y poco después sobre Cuba. Para empeorar la situación todavía más, al año siguiente España reinstauró el sistema de derechos aduanales que favorecía el dominio monopólico del mercado insular por los comerciantes de la península. Esto encareció considerablemente el costo de la vida en Cuba. Al impedirle a sus habitantes abastecer sus necesidades en el muchísimo más barato, bien surtido y cercano mercado de los EE UU, y obligarlos a tener que hacerlo en el ineficiente, lejano y caro de la metrópolis.
Por otra parte, la para nada nueva actitud de España provocó que la llamada Bill McKinley , que en el caso cubano declaraba libre de derechos la entrada de sus azúcares crudos a la Unión Americana siempre y cuando Cuba reciprocara en sus aduanas un trato preferencial a muchos de los productos americanos, quedara en “el aire”. Esta ley había permitido que se disparase la hasta ese momento estancada, e incluso en peligro, industria azucarera cubana, amenazada por el boom europeo del azúcar de remolacha.
Téngase en cuenta que si en los 1880 solo cuatro zafras cubanas habían superado las 600.000 toneladas, tras la aprobación de la Bill y aun antes del establecimiento posterior por España de una especie de precario Acuerdo de Reciprocidad, lo producido llegó en 1891 a más de 800.000 toneladas. Y ya con los acuerdos en vigor, la producción azucarera en Cuba alcanzó las 976.960 toneladas en 1892 y en 1894, a pesar de la crisis, rebasó por primera vez en su historia la marca del millón.
Así, de repente, tras años de incremento constante del nivel de vida de todas las clases de la Isla, y sobre todo, de acciones del gobierno español que permitían abrigar cierto optimismo en las posibilidades de la economía cubana, aun sin abandonar la soberanía española, la más completa desilusión se abatió sobre Cuba. Resultaba evidente que sin acceso al mercado americano las posibilidades de vender los azúcares que se produjeran en la zafra de 1894-1895 eran muy pocas. Ni pensar en colocarlos en España, con su consumo insignificante. En cuanto a Europa, allí la remolacha imperaba hasta en la misma Gran Bretaña, donde no se producía.
En concreto, los cubanos de las clases medias o pobres se encontraron en la segunda mitad de 1894 ante una situación asfixiante: por un lado, el monopolio español llevaba los precios de lo más básico a las nubes, y por otro, la inexistencia de mercados para el azúcar, que obligaba a rebajar drásticamente el monto de la zafra, recortaban los salarios con que deberían enfrentarse a esa situación.
Escuchemos interpretar la situación del momento a Philip S. Forner, en su Historia de Cuba y sus relaciones con los Estados Unidos , libro que con tanta prolijidad ha publicado la Cuba de Fidel: “Pero el efecto más importante de la crisis económica que sufrió Cuba en el invierno de 1894-1895 fue el de traer a plena luz todos los problemas políticos y económicos que desde tan largo tiempo atrás venía sufriendo Cuba a manos de España: contribuciones agobiantes, abrumadora deuda colonial, exclusión de los cubanos de las posiciones gubernamentales, prácticas económicas discriminatorias, trato arbitrario de las personas y las propiedades, y falta de libertad de prensa, de palabra y del derecho de reunión”.
Un número cada vez mayor de cubanos empezó a convencerse de que la idea de que España otorgaría a Cuba todas las concesiones necesarias con solo que Cuba se apartara de la vía insurreccional no pasaba de ser uno de tantos casos de “pensar como querer”. Un número cada vez mayor de cubanos escuchaba con ansia los rumores de que los revolucionarios emigrados estaban prontos a “desplegar el estandarte de la rebelión”.
Fue, por ejemplo, infinitamente más determinante que la prédica de Martí, el acuerdo que en noviembre de 1894 tomaron los hacendados de Oriente de rebajar los jornales que pagarían en la zafra por comenzar. Si tantos miles de hombres de campo de esa provincia se alzaron entre febrero y marzo de 1895, incluso cuando su jefe natural, Antonio Maceo, no había puesto todavía un pie en ella, en muchísima mayor medida se debió a acuerdos como el mencionado que a los que se tomaban en la migración.
No dejemos tampoco de lado un hecho significativo que suele ignorarse en casi todas nuestras historias: en la Cuba de los noventa del siglo XIX, España ya no tenía el apoyo ni de la plutocracia peninsular establecida en la Isla, que desde el llamado Movimiento Económico se había pasado a la idea anexionista. Y es que hasta para ellos la dominación española ya no tenía futuro en Cuba.
Pero si José Martí no fue en realidad quien llevó a los cubanos a la guerra, sin embargo sí resultó determinante en el modo en que salieron de ella.
Su no premeditada caída en Dos Ríos trocó los caminos de nuestra historia a fines del siglo XIX. Si la clara incapacidad de la Isla para la autarquía económica, sumada a su extrema vecindad al Monstruo Americano, hacían pensar a casi todo el que tuviese un poco de sentido común, sobre todo en Hispanoamérica, que Cuba debería gravitar necesariamente hacia su incorporación a los EE UU, el súbito descubrimiento que tuvo el pueblo cubano del apostolado que este hombrecito nervioso había llevado por la causa de su independencia, no le dejó a Cuba otro camino posible que el de la independencia.
Su caída en Dos Ríos no tardó en comenzar a distorsionar nuestra historia. Fue un Martí que se agigantaba más y más desde el 19 de mayo quien impuso poco después en el Jimaguayú su solución civilista a Antonio Maceo
.
Aquel mediodía de hace 120 años pasó en realidad que Martí le cambió el carácter a una guerra que él había iniciado, es cierto, pero a la que sus compatriotas se habían ido en su gran mayoría sin conocer de él. Después de su caída, sin embargo, no hubo posibilidad de seguir los caminos lógicos que la economía dictaba. Si solo miramos nuestra historia desde lo económico, podría parecernos que esa guerra entre la Bill McKinley y el Tratado de Reciprocidad de 1903 solo funcionó como un recurso extremo para acabar de librar a la economía cubana de la traba española, y legalizar de ese modo nuestra dependencia del “Monstruo Americano”.
En parte fue así, pero en su desarrollo nació y comenzó a crecer un mito fundacional de nuestra nación, un mito sumamente eficiente para mantener a la Isla independiente y soberana: el de Apóstol de nuestra independencia, José Martí.
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Fuente:
Martí: un héroe inventado por el gobernador norteamericano - Diario de la Marina
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Españoles olvidados
La Armada Española también tuvo victorias heroicas en la Guerra de Cuba 1898. No todo fueron derrotas
La Armada Española también tuvo victorias heroicas en la Guerra de Cuba 1898. No todo fueron derrotas
By Capitán Postulo
24/09/2015
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Del desastre de 1898 y sus consecuencias, la perdida de las ultimas posesiones españolas en América y en el Océano Pacifico, solo nos han llegado derrotas, algunas heroicas como la batalla naval del Almirante Cervera, El Caney, la Loma de San Juan o la heroica defensa de El Baler, pero también hubo victorias sobre los yanquis, pequeñas, pero victorias en definitiva. Procedemos a recordar tres de ellas:
El 25 de Mayo de 1898 Estados Unidos declaró la guerra a España aprovechando el hundimiento del Maine, en la bahía de La Habana, por una explosión accidental en su santabárbara, suceso ocurrido el 15 de Febrero del mismo año y que sirvió de excusa para la declaración de la guerra.
Para protegerse de los buques norteamericanos que patrullaban la zona norte de Cuba, dos lanchas cañoneras de 40 toneladas, la Liguera y la Alerta, armadas cada una con dos cañones, y el remolcador Antonio López procedieron a refugiarse en el puerto de Cárdenas, Provincia de Matanzas, cerca de La Habana.
El Antonio López estaba armado con un cañón de tiro rápido de 57mm, apto para defenderse de los rebeldes cubanos.
La cañonera Ligera era una pequeña embarcación de 20 metros de eslora y 11 nudos de velocidad, construida en Cádiz, y que había llegado para relevar a la Alerta en misiones de vigilancia mientras esta última estaba en puerto reparando pequeñas averías.
El mismo día 25, la Ligera entró en combate, se encontró con el torpedero americano Cusshing de 142 toneladas (más de tres veces su tonelaje) y 25 nudos de velocidad (más del doble de velocidad) y armado con tres cañones de tiro rápido y tres tubos lanzatorpedos.
El buque enemigo estaba reconociendo la zona cuando se encontró con la cañonera española. Ésta se aproximó hacia el barco yanqui abriendo fuego con su cañón de proa. El torpedero disparó más de 70 veces contra el barco español errando todos los disparos, excepto uno que acertó sin graves consecuencias para el navío español.
La Ligera disparó 10 cañonazos con tan buena puntería que acertó en el casco, perforándolo a la altura de la sala de máquina. El buque americano escoró a estribor, quedando inútil para combatir, por lo que no tuvo más remedio que interrumpir el combate, retirándose y dándose a la fuga.
Esta escaramuza fue el primer combate de la guerra entre los españoles y los yanquis.
Por esta acción, el comandante del buque español, Teniente de Navío Antonio Pérez Rendón, y su dotación fueron recompensados con la Cruz de María Cristina.
A partir de entonces, los tres barcos españoles quedaron bloqueados en el puerto por un escuadrón americano formado por los siguientes buques: el torpedero Winslow, idéntico al derrotado Cusshing; el cañonero Willmington de 1.392 toneladas, 16 cañones y con parte del casco y la artillería principal blindada; el cañonero Machias de idénticas características que el buque anterior y por último el guardacostas Hudson con dos cañones de tiro rápido.
La desproporción de fuerza a favor del enemigo era extraordinaria: cuatro buques contra tres; 10 veces más en cañones y con mayores calibres; 20 veces más en tonelaje, y así en todas las magnitudes comparables entre los dos enemigos, siempre a favor de los yanquis.
Tras varias acciones de tanteo sin importancia, el 11 de Mayo los americanos decidieron atacar frontalmente a la pequeña flota española.
El Winslow, por su menor calado, entró en la bahía para reconocer y avisar de los movimientos de los buques españoles. A continuación entró el Hudson, quedando los dos navíos de mayor porte en la reserva.
Las lanchas españolas abandonaron el puerto para refugiarse en la zona de menor profundidad de la bahía donde los barcos enemigos no podían llegar, quedando atracado en el puerto el Antonio López por su mayor calado.
Después de barrer la bahía en busca de minas marinas, el Winslow, al ver al solitario remolcador español amarrado en el puerto, se dirigió hacia el disparando sus cañones.
El remolcador español respondió al fuego con tal precisión y fortuna que, al segundo disparo, dejaron al Winslow sin gobierno causándole, además, destrozos y averías en la sala de máquinas que le hicieron abandonar el combate. Resultando también herido su comandante y parte de la dotación.
El Hudson acudió en auxilio del buque averiado bajo la cobertura de fuego del Wilmington. El Antonio López continúo el fuego sobre los dos buques produciéndoles graves averías y numerosos heridos, entre ellos el segundo comandante del Hudson que murió en combate.
Tal situación era impensable para los americanos por lo que empezaron a bombardear la ciudad esperando destruir las inexistentes baterías ocultas que creía que les disparaban.
Tras dos horas y media de combate, el Wilmington se retiró con dos impactos. El Hudson lo seguía, con cuatro impactos, remolcando al Winslow prácticamente destrozado.
No hubo bajas por parte española, solo algunos heridos, y los impactos en el remolcador solo causaron pequeñas averías reparadas en poco tiempo.
El combate se convirtió en la mayor victoria española de la guerra, ya que causo más bajas americanas que en todos los demás combates de la misma.
El comandante del remolcador, Teniente de Navío Domingo Montes Regüeifeiros, fue condecorado con la Gran Cruz Laureada de San Fernando.
Los buques americanos se retiraron y no volvieron a atacar el puerto de Cárdenas durante la guerra.
Los americanos, para justificar su derrota, describieron el combate como una batalla contra poderosas baterías ocultas, baterías que nunca existieron.
El mismo día, 11 de Mayo, tuvo lugar la siguiente victoria que vamos a contar: La batalla de Cienfuegos.
A principios de abril Estados Unidos descubrió que existían cables subacuáticos que, partiendo del puerto de Cienfuegos, comunicaban con la península y coordinaban la acción naval de los barcos mercantes que abastecían a las tropas españolas en la Isla.
Con objeto de cortar esta comunicación, enviaron a dos cruceros, el Marblehead y el Nashville, con una fuerza de desembarco de 52 marines, todos voluntarios, que se embarcaron en dos botes de pequeño tamaño para cortar los cables con hachas y sierras bajo la cobertura de fuego de los dos cruceros y de un barco mercante artillado.
El día 11 de Mayo se presentaron en el puerto de Cienfuegos para proceder al corte.
Las baterías españolas eran demasiado imprecisas para acertar a los barcos, pero el fuego de fusilería provocó daños en los botes con bajas en las tripulaciones.
Después de más de una hora de combate, dos de los tres cables fueron cortados, pero los marines tuvieron que retirase con sus botes a posiciones más seguras dejando el tercer cable sin tocar y operativo. Dos de los marines recibieron la Medalla de Honor del Congreso por su comportamiento bajo el fuego español.
La tercera victoria española sobre la armada yanqui tuvo lugar en Manzanillo.
El 27 de Junio de 1898, una flota americana apareció en Manzanillo para bloquear el puerto.
Dentro del puerto se encontraban los siguientes buques españoles: Cañoneras Estrella de 43 toneladas mandada por el T.N. Carranza, Guardián de 65 toneladas mandada por el T.N. Camino y que no podía moverse por avería y Centinela de 30 toneladas mandada por el A. N. Aldereguía; además, en el puerto, estaba fondeado el pontón María, un antiguo vapor de ruedas, mandado por el T.N. Navarro y el cañonero Cuba Española, con 28 años de servicio y 25 toneladas, mandado por el T.N. Gener. El armamento se componía de 1 cañón de 57 mm, 3 de 42 mm, 4 de 37 mm y dos viejos cañones de avancarga de 130 mm
La flota enemiga se presento al bloqueo estaba compuesta por tres crucero auxiliares: el Hist de 472 toneladas, el Hornet de 425 toneladas y el Wompatuck de 462 toneladas. Como armamento disponían de 2 cañones de 57mm, 5 de 47mm y 6 de 37 mm. Como siempre con una extraordinaria superioridad en arqueo y en armamento.
El 27 de Junio, la Estrella se encontró con la flota enemiga, fue alcanzada 25 veces. Con varios heridos y un muerto no pudo continuar el combate, retirándose y embarrancando para salvar la tripulación.
A la vista de lo sucedido, la flota yanqui decidió entrar en el puerto para destruir el resto de los buques españoles.
La defensa española consistió en hacer dos grupos, uno con los barcos que podían navegar: el Centinela y el Cuba Española, y el otro por aquellos que no podían moverse.
El primer grupo se dirigió velozmente contra los cruceros americanos, moviéndose en diferentes direcciones y cambiando rápidamente de rumbo. Los lentos buques enemigos no conseguían hacer blanco sobre las agiles navíos españoles que, además, mantenían alejados a estos de las naves españoles que no podían navegar, y que, seguros en el puerto, no dejaban de disparar contra el enemigo.
Después de más de una hora de combate, el Hist se retiraba con 11 impactos, seguido del Wompatuck, con tres impactos, llevando a remolque al Hornet que, con cinco impactos, había quedado a la deriva.
Los daños en los buques españoles fueron leves.
Como las veces anteriores los americanos falsearon los datos para justificar la derrota.
José Colmenar
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Fuente:
La Armada Española también tuvo victorias heroicas en la Guerra de Cuba 1898. No todo fueron derrotas - El Correo de Pozuelo
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Negociaciones entre Máximo Gómez y España en 1898
Por
Rafael Cernicharo Bustelo -
22 Febrero, 2017
https://i1.wp.com/eldiariodelamarina...50%2C377&ssl=1
Una parte importante de la contienda hispano-cubana permanece cubierta por un velo de misterio que nos impide conocer su desenlace final.
A principios de 1898, la guerra en Cuba continuaba sin signos de detenerse, las ofensivas españolas del año anterior habían debilitado (aunque no aniquilado) a los rebeldes en el Occidente y Centro del país. Por otra parte, la presencia insurrecta se mantenía poderosa en Oriente y Camagüey.
Es en este momento cuando se produce un hecho muy poco conocido de la guerra del 95, un acontecimiento que hasta hace poco tiempo atrás permanecía olvidado por españoles y cubanos, y que de no ser por la oportuna labor del historiador español José Enrique Rovira Murillo, nunca hubiera salido a la luz. Se trata de las negociaciones entre el mayor general Máximo Gómez y Luis de Pando (segundo del Capitán General Ramón Blanco), quien por medio de su ayudante de campo, el comandante Ricardo Donoso Cortes, hizo entrega al Generalísimo de propuestas de paz, las cuales fueron inmediatamente contestadas por el jefe insurgente el 19 de febrero del año en curso.
Dicho intercambio se prolongó hasta marzo, cuando el ayudante de Pando fue enviado nuevamente a contactar al líder rebelde con un mensaje de Ramón Blanco. Lamentablemente, el expediente de Donoso Cortes (recientemente encontrado por el profesor Murillo en el Archivo Histórico Militar del Alcázar de Segovia) no da detalle alguno sobre los temas tratados por ambos militares; y si efectivamente se llegó a un acuerdo para terminar el conflicto cubano. Es por esta razón, que una parte importante de la contienda hispano-cubana permanece cubierta por un velo de misterio que nos impide conocer su desenlace final, aunque no de desarrollar algunas reflexiones al respecto.
¿Pensaba Máximo Gómez aceptar la autonomía en 1898?
La probable rendición de “El Generalísimo” a los españoles a comienzos de 1898, fue señalada varias veces por los diarios españoles de la época. “La Iberia”, periódico de tendencia liberal, menciona en su edición del 19 de marzo de 1898: “Con el planteamiento del régimen autonómico, nos decía el personaje aludido, estaban a punto de verificarse presentaciones de cabecillas en todos los sitios donde hay insurrectos, y las negociaciones al efecto, se extendían hasta el mismo Máximo Gómez” (1).
Confirmando este punto, Rovira Murillo afirma: “El General Pando estuvo negociando con Máximo Gómez y de hecho llegaron a un acuerdo en enero del 98, pero en febrero el “Maine” voló por los aires en La Habana y ya el líder mambí no quiso ratificar el armisticio, cuyas clausulas se desconocen y es posible que ya queden para siempre en la oscuridad”. (2)
Es evidente que meses antes de la intervención americana en Cuba, la situación del Generalísimo en Las Villas era muy compleja, ya que estaba rodeado y perseguido constantemente por columnas españolas a las cuales evitaba y cansaba con una estrategia muy astuta, que consistía en hacerlas sufrir agotadoras marchas y los rigores del clima cubano.
Sin embargo, sus fuerzas carecían de suficiente armamento y vituallas para derrotar decisivamente a los hispanos. Gómez (según su diario) se encontraba desilusionado y exhausto por los años de guerra y las actitudes indisciplinadas de varios subordinados, esta realidad le había hecho cuestionar su fe en la causa cubana en varias oportunidades. A esto habría que añadirle, los dañinos efectos (aumento de deserciones) producidos por el programa autonomista en el campo revolucionario (3).
Sin embargo, a pesar de la situación de crisis que vivían muchos de los seguidores del “Chino Viejo”, es aventurado considerar que Máximo Gómez tenía en mente entregar las armas en 1898, la información presentada por Murillo es sin duda interesante, pero incompleta. Además, los informes provenientes de España muchas veces se contradicen entre sí con respecto a la posición adoptada por Gómez ante la autonomía. Por eso amerita profundizar más en el asunto para obtener una respuesta satisfactoria a dicha cuestión.
Bibliografía
(1)“Impresiones”. La Iberia. Madrid, 19 de marzo 1898, p-2. Consulta: 16 de marzo de 2016 http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0002061228&page=2&search=maximo+gomez&lang=es
(2) Rovira Murillo Enrique José 2013, “La Clave está en Pando”, ARES ENYALIUS, Valladolid, Año 6, Número 30, pp 36-39. Consulta: 16 de marzo de 2016. http://www.laguerradecuba.com/articulos/Pando.pdf
(3) Guzmán Pérez Francisco 2005 “Radiografía del Ejército Libertador 1895-1898”. La Habana. Editorial Ciencias Sociales. pp 36-39
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Fuente:
https://eldiariodelamarina.com/negoc...spana-en-1898/
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Cuando Cataluña era más España que nadie y exigía ‘la integridad del territorio español’
Por
Rafa -
25 Febrero, 2017
https://i0.wp.com/eldiariodelamarina...00%2C401&ssl=1
Eduardo Llorens Masdeu
Se hará una subscripción nacional para facilitar medios de subsistencia a las familias de los patriotas que tomen parte en el alistamiento para mantener la integridad del territorio español.
Diputación provincial de Barcelona. 18 de febrero de 1869.
Compatricios: Esta diputación, que no sería digna de representar la noble y hermosa provincia cuyos intereses y prestigio le están encomendados, si no se sintiera constantemente animada por el más fervoroso patriotismo, ofreció al gobierno de la nación levantar un cuerpo de voluntarios para combatir la insurrección de Cuba.
Este momento ha llegado. Como veréis en las bases comunicadas por el ministerio de la guerra é insertas al pie de estas líneas, se organiza en esta provincia un batallón de «Voluntarios de Cataluña,» que reverdeciendo los laureles ganados por nuestros antepasados en los campos del Asia y por nuestros hermanos en las playas del África, sostenga y afiance el dominio de nuestro glorioso pendón en las posesiones españolas de América.
El gobierno, seguro siempre del apoyo de este pueblo, tan culto y sosegado en la paz como lleno de perseverante ardimiento en la guerra, ofrece a los voluntarios catalanes, no el incentivo que su patriotismo desdeñaría, sino la recompensa anticipada que sus hazañas deben asegurarles.
La diputación de Barcelona cree interpretar fielmente el espíritu de sus representados invitando a todas las clases de la ciudad, de la provincia y de la nación a secundar el alistamiento emprendido, pues todas están interesadas en sofocar cuanto antes la insurrección de Cuba, iniciada por los desaciertos de los gobiernos reaccionarios, sostenida por una banda de ilusos, y fomentada por los que con envidia ven brillar aquel precioso joyel en la corona de nuestro pueblo soberano.
La trascendencia de la pérdida de Cuba para el prestigio de nuestro renombre, para el arraigo y extensión de las libertades conquistadas, para la seguridad de los hermanos que tenemos en la grande Antilla y para el sostenimiento de nuestro comercio, industria y agricultura, están obvia, que esta Diputación provincial creería ofenderos si se esforzase más en demostrar la necesidad de que le prestéis vuestra cooperación, en la medida de los distintos recursos que cada uno pueda ofrecer.
No duda la Diputación de que así será, pues nunca ha abrigado el intento de que los voluntarios catalanes vayan a hacer esclavos a los cubanos, sino a anticiparles, por medio del restablecimiento de la paz, el próximo porvenir en que puedan disfrutar de todas las libertades que hoy gozan los españoles.
En esta persuasión y con la mira de coadyuvar á los propósitos del gobierno, facilitando medios de subsistencia a las familias de los patriotas que tomen parte en el alistamiento para mantener la integridad del territorio español, esta corporación abre desde hoy en su depositaría una suscripción nacional, cuyos fondos se destinarán al premio de enganche de los voluntarios de Cataluña, en conformidad con las reglas marcadas al calce de la presente.
Compatricios: segura la Diputación de Barcelona del entusiasmo y abnegación con que responderéis a su llamamiento, os anticipa las gracias en nombre de la patria, y os asegura un porvenir de inmarcesible gloria y de envidiable prosperidad.
Barcelona 18 de febrero de 1869.—El vice-presidente, Aniceto Mirambell.—Jaime Codina.—Eduardo Casanovas.—Ildefonso Par.—Laureano de Vilardaga.—Casimiro Girona.—Pedro Collaso y Gil.—Alberto Faura y Arañó.—Juan Gamot.—José de Jesús Puig.— Mariano Potó.—Francisco Jourés.—Claudio Ciriquian.—Ruperto Santaló.—Narciso Gay.—Camilo Puigoriol.
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Fuente:
https://eldiariodelamarina.com/cuand...-espana-nadie/
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
¿Sabías que el libertador cubano José Martí es de origen valenciano?
28Ene2014
de J.Ferrer en Cultura Valenciana
https://josueferrer.files.wordpress....pg?w=535&h=401
José Julián Martí Pérez, más conocido como José Martí, ha pasado a la historia por ser el padre de la Nación Cubana además de un excelente poeta. En su país es todo un héroe nacional, el apóstol de la independencia de Cuba, y su obra sin duda le encumbra como uno de los grandes autores del modernismo literario.
Pero Martí, aunque nacido en La Habana en 1853, es de ascendencia valenciana. Su padre era Marià Martí Navarro, un militar valenciano de Campanar (L’Horta) destinado en Cuba desde 1850 y que seguía allí en el momento de nacer su hijo, y su madre era Leonor Pérez Cabrera, de Santa Cruz de Tenerife (Canarias).
Su relación con nuestra tierra no acaba ahí. Martí pasó parte de su infancia (de 1857 a 1859) en Valencia. Concretamente en el actual nº 14 de la Plaza del Miracle del Mocadoret, detrás de la Plaza de la Reina y de la Torre de Santa Caterina. La ciudad de Valencia puso una placa conmemorativa en esta casa en 2003.
La familia Martí se mudó allí para que el padre de José se restableciera de sus problemas de salud. José fue junto con sus progenitores y sus hermanas Leonor y María Matilde y en aquella casa el 2 de diciembre de 1857 nació su hermana Maria del Carme. En 1859 el libertador retornó junto con su familia a La Habana.
Respecto del nombre actual de esta plaza, se cuenta que en 1385 estaba predicando Sant Vicent Ferrer a las puertas de La Lonja de Valencia, cuando en un determinado momento del sermón, hizo ver a los presentes que a su alrededor existían gentes que sufrían y morían por la pobreza y que la caridad era necesaria.
Para demostrarlo sacó su pañuelito (mocadoret en valenciano), lo lanzó al aire y dijo a la multitud que lo siguiera y allí encontraría gente necesitada. El pañuelo volando fue a caer en el actual número 5 de la susodicha plaza. Allí había una familia a punto de fallecer en la miseria pero fue auxiliada. El milagro se había obrado.
Nadie duda de la cubanidad de este líder pero para la historia quedarán sus orígenes: un apellido muy común en Valencia, un padre y una hermana valencianos y dos años de su infancia en la capital del Turia, concretamente en una plaza cuyo nombre está en valenciano y donde obró un milagro un santo valenciano.
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Thursday, July 15, 2010
Cuba, una Nación con cimientos de gelatina. Por José Ramón Morales
http://2.bp.blogspot.com/_cXwLJofKvA...gelatina-1.jpg
No hay dudas de que la historia de Cuba como país independiente comenzó mal, por lo tanto no puede tener ni un presente, y mucho menos un futuro prometedor como tal, pues empezó torcida.
Los historiadores se han encargado de crearnos una imagen irreal de nuestros patricios, pero la verdad es muy distinta.
Comenzaremos por la Bandera Cubana, que fue diseñada por un venezolano hijo de españoles que siempre luchó al lado de España, en Venezuela en contra la independencia, después viajó a Cuba, después a la península, regresa a Cuba y su amigo el gobernador de la Isla le dá ciertas prebendas. Al sustituir al Gobernador por uno nuevo, éste se las quita y Narciso López decide irse para EEUU, reunir a unos mercenarios (la mayoría norteamericanos) a los que les prometió $1000.00 y 64 hectáreas de Cuba una vez ganada la guerra y su propósito era independencia y su posterior anexión al sur de EEUU, que era donde permanecía la esclavitud y el abiertamente representaba a los esclavistas del sur, por lo que en su primer desembarco en la ciudad de Cárdenas, no tuvo ningún apoyo y tuvo que retirarse, así todo Cárdenases considerada Ciudad Bandera, pues es donde por primera vez ondeó la Bandera Anexionista y defensora de la Esclavitud, o sea la bandera diseñada por Narciso López y que fue rechazada por los cardenenses, pero esa verdad no importa, hay que seguir con la fantasía y celebrar que allí ondeó por primera vez la Bandera Cubana.
Por otro lado, en 1868, época en la que ya se había introducido el sistema de máquinas de vapor y mecánico en los ingenios azucareros, como en los tres de Francisco Vicente Aguilera, el de Perucho Figueredo, y estaba la Demajagua, un ingenio azucarero de Céspedes, que había comprado por $80,000 el año anterior pero que estaba dando pérdidas, entonces a éste último se le ocurre cambiarle de trabajo a sus esclavos y ponerlos a luchar bajo su mando. Para todos, el le dió la "Libertad a sus Esclavos", pero en realidad les cambió el trabajo, ya no iban a trabajar más en el ingenio, ahora tenían que pelear obligados bajo su mando y por supuesto, no podían ser esclavos, pues tu no le puedes dar un machete a un esclavo.
Vicente Aguilera que era el hombre más rico de Oriente, también liberó a sus 500 esclavos, quizás con la máquina de vapor en sus ingenios ya no los necesitaba, pero era muy importante que pelearan, pues el objetivo era eliminar a España de Cuba para ellos gobernar la Isla como una finca privada, algo así como lo que lograron los Castro. También tenían como objetivo después de la independencia la anexión a EEUU, pues temían que los negros en Cuba le pasaran la cuenta a los blancos como sucedió en Haití. Yo me pregunto, como una persona puede tener 500 esclavos por años, cuando eso era un acto criminal, todos sabemos lo de los látigos, y un día cambia, le da la libertad y se convierte en un patriota?. No señores, tenían que darle la libertad desde el momento en que los compraron y ponerlos a trabajar en sus negocios de forma decorosa, eso es lo que hace una buena persona, pero tu te das cuenta de que para ellos los negros no eran iguales a ellos, sólo los usaron como carne de cañón y los engañaron con promesas falsas.
José Martí, nuestro Apóstol, casi la reencarnación de Jesucristo en la tierra, una figura a la que no se puede criticar, pues es casi como una blasfemia, también tiene su techo de vidrio.
A Martí se le ocurrió criticar duramente a los mambises mediante un articulo sobre uno de Ramón Roa, un mambí que escribió "A pie y descalzo", donde narra sus peripecias como expedicionario del Buque "El Salvador", capturado por los españoles y sus desventuras para salvar la vida. También critica a los mambises que no quieren volver a la guerra, pues se dieron cuenta que fue un error y los mismos cubanos los criticaron muchísimo y los culparon de la destrucción que causaron. Inclusive Ramón Roa, de mambí, se cambió para el Autonomismo y ya en la Cuba pos España, no participó en nada y se alejó de todo. Pero siguiendo con Martí, Enrique Collazo, quien fuera capitán del ejercito Mambí y peleó durante la Guerra de los Diez Años, le escribe una carta a Martí que yo publiqué en le Blog, y en el que le recuerda que mientras la patria más lo necesitaba, él puso sus intereses personales por delante, o sea, vamos a hacer un recuento. Martí es apresado por sus ideas políticas a la edad de 17 años, en 1870, Cuba estaba en plena guerra, después es deportado a España y se pone a estudiar en Madrid Abogacía y Filosofía y Letras, se gradúa en 1874 y se pone a viajar por Europa. Enrique Collazo le recuerda, que mientras su deber es ir a pelear a Cuba por la independencia, el decide viajar por America Latina, llega a México y se reúne con su familia y además contrae matrimonio, y en Cuba los mambises muriendo y el con edad suficiente. Después viaja a EEUU. En 1878, cuando el gobierno español les dá admitía a todos los revolucionarios, mediante el Pacto del Zanjón, éste regresa a Cuba y abre su Bufete de Abogado, también tiene cargos en el Partido Liberal y se postula para las Cortes por la región de Santiago de Cuba y Puerto Príncipe, pero los mambises resentidos con su postura frente a la guerra, deciden no darle su voto. Fueron muchos las criticas que recibió Martí en Cuba, además por su artículo criticando a los que pelearon y que ya no quieren volver a pelear, o sea, a los que habían arriesgado sus vidas cuando él estaba estudiando y viajando por Europa y América.
Martí a pesar de darse cuenta en sus visitas a los diferentes países latinoamericanos, de que con la independencia lo único que había cambiado, éra, que ahora los gobernantes éran nacionales, pero que había dictaduras y los pobres seguían igual, se empeñó en llevar a cabo una revolución en Cuba, como si allí las cosas serían distintas. Siempre estuvo muy preocupado en como se trataría al español una vez liberada Cuba, él no confiaba en sus gentes, por lo que en el último momento antes de la guerra, hace firmar el Manifiesto de Montecristi, donde se comprometen a respetar a los españoles en una Cuba libre.
La revolución de Jose Martí fue muy dañina para Cuba, el cubano no quería más guerra, pero él se empeñó en hacer una y demostrarle a los mambises de la guerra de los Diez Años, que él sí tenia valor. Su muerte es un misterio, pues a la hora de salir a pelar, se le ordena que se quede en el campamento junto a un jóven, pues el no tenía experiencia en la guerra. Martí parece que eso lo tomó como una ofensa y en un momento decide salir a la lucha de una forma suicida.
Martí y Maceo siempre expresaron que si algún día EEUU atacara a Cuba, ellos lucharían al lado del ejercito español, sin embargo una vez muertos, al igual que Panchito Gomez Toro, y otros muchos, los mambises habían perdido la guerra, ganaron los autonomistas y se comienza la Autonomía en Cuba el 1 de enero de 1898, después que la Reina Madre el 25 de noviembre de 1897 firmara a nombre de su hijo el Rey, un Decreto que hacia extensivas las Leyes de la Península de 1874, hacia Cuba y Puerto Rico y se comenzaba la Autonomía en ambas islas, Máximo Gómez decide pedir ayuda a los EEUU y se puede decir que fué quién entregó la Isla y traicionó la memoria de Martí y Maceo. Después EEUU se encargó de pasarle la cuenta al no dejar que los mambises desfilaran por las calles de Santiago y además los jubiló para que no participaran del nuevo gobierno.
Máximo Gómez, tuvo la cruel idea de llevar la Tea Incendiaria por toda Cuba, y no era más que destruir toda la economía próspera, quemar los ingenios azucareros, los sembradíos de caña de azúcar y de todo tipo, matar las reses, quemar los ferrocarriles, los telégrafos, las fincas, los pueblos, en fin, destruir la isla para que España perdiera interés por ella y sólo recogiera cenizas. Que cruel fue Máximo Gómez?, cuántas familias murieron por su culpa, sin embargo es uno de nuestros patriotas.
Cuando comenzó la Autonomía en Cuba, la isla enseguida comenzó a prosperar. Los autonomistas invitaron a los mambises a participar del nuevo gobierno y hubo tropas que salieron de la manigua y se unieron. El único que no lo hizo fue Máximo Gómez, que decretó pena de muerte a quien fuera a hablarle de Autonomía y como dije anteriormente, entregó Cuba a EEUU. Gómez declaró que en la guerra, sus mejores Generales fueron Junio, Julio y Agosto, o séa los meses de calor en Cuba y de gran cantidad de mosquitos y enfermedades que mataron a muchos españoles. No hubo una ciudad importante que hayan tomado los mambises, pues el pueblo no los quería, aunque los libros de historia dicen lo contrario.
Enrique Collazo, que fue capitán del Ejercito Mambí, en un libro escrito en 1905, reconoció que la autonomía fué buena para Cuba, lo que no le dieron tiempo.
Todos sabemos que en 1899 el 1 de enero, se arría la bandera española y se iza la norteamericana, comenzando a ser colonia de EEUU y el 20 de Mayo de 1902, se comienza la República de Cuba, impuesta, pues si los cubanos por mayoría estaban contentos con la Autonomía española, pues lo democrático hubiese sido hacer unas elecciones para ver que quería el pueblo, claro que eso era imposible, pues EEUU era quién no quería a España en Cuba, era más fácil dominar una república mediatizada con la Enmienda Platt.
Isla de Pinos nos costó trabajo recuperarla, pues EEUU la quería como su territorio, pero en 1924 la recuperamos. En 1934 se deroga la Enmienda Platt y se puede decir que somos una República independiente, pero en 1952 Batista dió un golpe de Estado y se acabó la democracia hasta nuestros días, que padecemos la dictadura de los Castro por más de 51 años.
Una Nación que nació torcida, jamás su tronco endereza….. espero que algún día retomemos la Comunidad Autónoma de Cuba, la primera que se fundó en España.
Quiero aclarar algo, los cubanos piensan que EEUU construyó el ferrocarril en Cuba, pero fué España, como una muestra del cariño hacia la isla. Compró los trenes y fabricó las lineas férreas. Fueron muchos isleños los que participaron en su construcción, además de españoles de todas partes y eso antes que en cualquier otro lugar del país. EEUU sólo fabricaba las locomotoras y España las compró como hace cualquier nación. Hoy en día en España se fabrican los mejores trenes del mundo y EEUU está pensando en comprarles.
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Fuente:
Cuba Española. Resúmen: Cuba, una Nación con cimientos de gelatina. Por José Ramón Morales
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
cUBA, Una isla entre dos imperios
Cervera, un almirante para el recuerdo en un episodio de la Historia para el olvido
Lo que se perdió en Cuba no fue, en definitiva, valores materiales, que también; sino la ficción de ser todavía uno de los grandes poderes coloniales
http://1www.ecestaticos.com/imagesta...ime=1492786737
El almirante Cervera fue un excelente estratega.
Autor Álvaro Van den Brule
22.04.2017 – 05:00 H.
"Cuando hay vientos de cambio, unos construyen muros y otros, molinos".–Proverbio chino
Era el almirante Cervera, un hombre refinado, afable, culto en extremo –algo inusual en la milicia de la época–, excelente gestor y mejor estratega, y a la postre, un héroe caído al mejor estilo homérico, condenado por la incompetencia de una camarilla de políticos de visión estrábica a protagonizar uno de los hechos que más han marcado la historia reciente de España.
Es famosa la alocución dirigida a sus oficiales y marinería antes de entrar en combate, una arenga vibrante, dramática, poética, de tono funeral y épica al tiempo. No queda ninguna palabra que dé lugar a la esperanza de vencer. Solo resta morir con honor ante un despropósito largamente anunciado...
Allá, donde habitan nuestros hermanos cubanos, hace más de cien años, y para sofocar una rebelión evitable que con un poco de mano izquierda no habría llegado ni a la esquina, el gobierno turnista del momento envió al general Valeriano Weyler en 1896 a La Habana para imponer una férrea y represiva política contra unas gentes que llevaban años clamando por la abolición del esclavismo y una autonomía con reivindicaciones de fácil concesión.
El papel de la prensa
El que quizás podría ser el líder mas destacado de la resistencia junto con Martí, Maceo, perdió la vida el 7 de diciembre de ese año en una emboscada tendida por los españoles, y la prensa norteamericana -con Pulitzer y Hearst a la cabeza-, se encargó de exagerar las crueldades cometidas por los españoles dirigidos por Weyler, que no cabe duda de que había aplicado una política de mano dura, pero también solapando ligeras concesiones. Era la guerra y Estados Unidos venía financiando a los insurgentes cubanos desde hacía años.
Mientras la prensa en EEUU distorsionaba las noticias para ayudar a ganar la guerra, la prensa española hacía lo mismo, pero para perderla
En aquel tiempo, en España coexistían dos versiones de la cuestión cubana; una, era la España oficial, que conocía muy bien que en caso de conflicto con los EEUU no habría la más mínima posibilidad de victoria, y por otra parte, la España real que vivía tranquila y de espaldas, confiada, no admitiendo los hechos y a la espera de una victoria militar que distaba mucho de la ecuación de un observador con criterio. El periodista y escritor Manuel Vázquez Montalbán llegó a decir que “mientras la prensa en EEUU distorsionaba las noticias para ayudar a ganar la guerra, la prensa española hacía lo mismo, pero para perderla”.
De todos es sabido que EEUU haría varias ofertas para comprar Cuba y que todas ellas serían rechazadas desde la Península. Tal vez operaba en las mentes españolas del momento una extraña miopía, un ego nacional desmesurado y engordado por los 400 años de historia que obraban en su poder desde que América fue descubierta, o quizás una estrechez de miras ante el terremoto que se avecinaba.
Los españoles no volaron el Maine
El caso es que tras la explosión accidental del Maine, el Gobierno americano no aceptaría la presencia de observadores españoles en la primera investigación, determinando de manera taxativa e inequívoca que la deflagración fue producida desde el exterior del casco del barco. Sin embargo, las autoridades españolas informaron no haber encontrado peces muertos en el puerto, dato más que revelador, determinando que la explosión fue interna, probablemente iniciada en las carboneras. Con el paso de los años, y a través de una tercera comisión de investigación dirigida por el almirante Rickover, se determinó por los daños del casco que la explosión a bordo del Maine fue causada por la combustión espontánea del algodón pólvora del acorazado.
https://www.ecestaticos.com/image/cl...ro-de-1898.jpg
El USS Maine entrando en el Puerto de la Habana en enero de 1898.
Para primeros de abril de 1898 la situación era tan abrumadora que no se podía demorar el alistamiento de la escuadra. Cervera insistiría en ir a Madrid para entrevistarse con el ministro de Marina y preparar un plan de operaciones actualizado, pero el 'surrealismo' en aquellos días alcanzaba las cotas del esperpento. El ministro le envió a Cervera un telegrama que adelantaba un panorama desolador por su contenido simbólico en el que le decía textualmente “en este momento de crisis internacional, no hay nada que se pueda determinar con precisión”, lo que indujo a Cervera a pensar que el Gobierno entero había perdido el juicio.
Días más tarde, recibiría la orden de partir con la escuadra para las islas de Cabo Verde, en donde le esperarían a su llegada instrucciones precisas; era el 8 de abril de 1898. Cervera llegaría a estas remotas islas atlánticas sin instrucciones y en un ambiente de incertidumbre desgarrador. A muchos de los que tenían que tomar decisiones en aquel tremendo momento, se les veía en el Café Gijon como intervinientes en tertulias literarias sin que al parecer lo que se estaba fraguando fuera con ellos.
Destinados a acabar mal
Cuando Cervera llegó a Cabo Verde no recibió las esperadas instrucciones. En su lugar, se le ordenaba embarcar el máximo de carbón que pudiera, víveres y pertrechos, y partir hacia Puerto Rico para cooperar en su defensa marítima. El desasosiego de navegar en un momento tan trascendental hacia un destino incierto y sin el apoyo de sus superiores jerárquicos, con una nebulosa de pensamientos encontrados en un momento histórico tan determinante, es más que probable que hicieran mella en el sereno talante de este taciturno y equilibrado marino.
Convencido como estaba de la inutilidad del sacrificio y del desastre que se antojaban inevitables, del estado de sus buques, que era por calificarlo de manera educada mas que deficiente como venia advirtiéndolo desde muchos meses atrás, Cervera y las dotaciones a su mando se encontraban ahora completamente abandonadas y claramente destinadas a afrontar un destino fatal. Tal vez esa condición de vocación militar que los civiles no alcanzamos a comprender en su justa dimensión, hicieron que el concepto de patriotismo e integridad aceptaran, no sin amargura, la inevitable inmolación.
Los prisioneros de guerra fueron tratados por Cervera con tanta humanidad que, al terminar la guerra, EEUU dedicó un memorial en su nombre
La navegación antes de arribar a Santiago de Cuba se realizó con gran cantidad de incidentes, calamidades e innumerables carencias dado que no pudo conseguir los apoyos logísticos y el carbón que le había prometido el Gobierno de Madrid.
Llegando a Cuba, con una argucia inteligente pero fallida, los norteamericanos trataron de embotellar la escuadra de Cervera provocando el hundimiento del vapor Merrimac, cargado de carbón en el canal de entrada de Santiago. El buque sería descubierto por los centinelas recibiendo varias descargas cerradas que lo dejarían en fuera de juego, provocando el hundimiento del navío. Gracias a esta acción, la entrada al puerto quedaría expedita .
En una asistencia rápida, los norteamericanos serían rescatados del mar, hechos prisioneros de guerra y tratados por Cervera con tal grado de caballerosidad y humanidad que, al terminar la guerra, se dedicó al almirante un memorial firmado por miembros del Senado de los Estados Unidos, sociedades y particulares en reconocimiento de este hecho, agradeciéndole por su conducta sobresaliente el trato dispensado al Comandante del Merrimac y sus hombres.
https://www.ecestaticos.com/image/cl...as-de-eeuu.jpg
Caricatura francesa sobre los intereses expansionistas de EEUU.
El 2 de julio, víspera del combate naval definitivo, Cervera envió a tierra un gran paquete sellado conteniendo documentación oficial, cartas y telegramas cruzados con el Gobierno. Dejó estos documentos en custodia del arzobispo de Santiago, el cual, bajo palabra, se obligó a guardarlos en lugar seguro y enviarlos posteriormente al almirante si sobrevivía al combate, o a sus familiares en caso de que muriese.
Un día después, Cervera recibió del general Blanco a la sazón al mando de la isla, la orden última de salir de Santiago. Todos eran conscientes de que iban a la muerte. Una flota de combate de última generación –la norteamericana–, se iba a enfrentar con buques en algunos casos manifiestamente obsoletos y sin mantenimiento, en otros aunque mas veloces, sin el suficiente artillado en un deja vu similar al de Trafalgar. Así, a las 9 de la mañana del 3 de julio, se dio la orden de salida con la solemnidad y liturgia de quienes atisban la aproximación del más allá mientras se despiden de lo terrenal.
Cervera sabía que si salía a combatir en mar abierto perdería todos sus buques y hombres. Impertérrito como era su sello, decidió presentar cara a la escuadra americana y embocó el océano a la luz del día. Utilizó su buque insignia para trabar combate directo con el buque norteamericano más cercano, el Brooklyn, y provocar así una acción separada del resto para permitir a los demás que le seguían escapar al cerco. Cuatro horas más tarde, finalizaba el combate con la escuadra española destruida y un saldo de 323 muertos por tan solo uno del bando norteamericano, todos los supervivientes serían hechos prisioneros.
"Un caballero español"
Pero lo más curioso de este trágico episodio –y lo mas sorprendente si cabe– sería el respeto popular por el almirante que, como un reguero de pólvora, se extendería por EEUU hasta cotas insospechadas. Este respeto hacia la persona de Cervera creció aún más si cabe en el seno de la milicia profesional norteamericana. Múltiples casos de demostración de simpatía llegarían a colapsar la base naval de Annapolis en la que el marino estaba recluido. Las multitudes se acercaban para darle la mano y saludar a un "caballero español". Como anécdota, se llegó a crear un clavel de diseño que se comercializó en las floristerías de Nueva York con el nombre de “clavel de Cervera”, de color amarillo con los bordes de los pétalos en rojo, simulando los colores nacionales de España.
España no supo cerrar con inteligencia su etapa colonial y la historia de su decadencia corre unida a la irresponsabilidad de su prensa y líderes
Y es que, aparte del valor literalmente suicida con que afrontó la batalla, las noticias sobre el tratamiento que daba a los prisioneros norteamericanos y el halo de militar culto, serían muy celebrados por la misma prensa que meses antes demonizaba a España. El almirante llegaría a ser solicitado para dar conferencias por cifras astronómicas en varias universidades norteamericanas, ofertas que declinaría una tras otra. Era un marino de altura, un hombre infrecuente, una referencia moral en un entorno de pobreza.
La guerra, en su tramo final y decisivo, no fue contra Cuba, sino contra EEUU, que fue la gran potencia emergente que no toleraba que otra nación en abierta decadencia –como era España-, se le cruzara en su camino expansionista. Era un relevo entre el viejo imperio y el nuevo imperialismo. Lo que se perdió en Cuba no fue, en definitiva, valores materiales, que sí, sino la ficción de ser todavía uno de los grandes poderes coloniales. Pero si algo ocurrió de manera manifiesta fue la desastrosa e inapelable derrota moral.
España no supo cerrar con inteligencia su etapa colonial y la historia de su decadencia corre estrechamente unida a la de la progresiva irresponsabilidad de su prensa y sus líderes, comportamiento este que, a pesar de los años, no ha cambiado en absoluto.
Cervera, un héroe para el recuerdo; Cuba, un episodio para el olvido.
P.D. Para la elaboración de este articulo fueron consultadas fuentes adscritas a la entrañable y extensa familia Cervera y, en particular, las referentes al general José Cervera Pery.
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Fuente:
http://www.elconfidencial.com/alma-c...toria_1370729/
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
El justo reclamo de Puerto Rico para su integración con España
Por
Patricio Lons-
Mayo 21, 20169
525
El justo reclamo de Puerto Rico para reintegrarse nuevamente con la que siempre ha sido su madre patria, España, como una de sus comunidades autónomas, básicamente se fundamenta en varios principios de incuestionable legitimidad
por Andrés de Bustamante
Primero, obviamente este reclamo se desprende de la historia y ese profundo acervo cultural netamente hispano que siempre ha tenido y mantenido Puerto Rico y su gente. La hispanidad de Puerto Rico nace formalmente para el 1508, con la colonización de la isla por aquel Don Juan Ponce de León. Y por cuatros siglos Puerto Rico vivió, creció, sufrió y existió como parte de las Españas. En ese tiempo, Puerto Rico se desarrolló hasta convertirse en la primera provincia autónoma española. Durante esos siglos los boricuas eran españoles, como aún lo son. El puertorriqueño siempre fue un leal súbdito, nacional y ciudadano de la nación española como cualquiera otro. No solo fue Puerto Rico una misma cultura, también ostentó plena representación en las Cortes Generales como las demás provincias españolas. Para el 1898, ya Puerto Rico disfrutaba de un gobierno autonómico y fue la primera autonomia de las Españas. Este era un gobierno propio y democráticamente electo. Se comerciaba con moneda propia, el peso puertorriqueño. Igualmente se utilizaban sellos propios de Puerto Rico para la correspondencia, telégrafos y asuntos judiciales. Internacionalmente, la entonces Provincia de Puerto Rico poseía personalidad diplomática y comercial propia, la que permitía pactar tratos comerciales con otras naciones soberanas. Privilegios y beneficios que se perdieron luego de la invasión de 1898.
Segundo, el legítimo reclamo para la reintegración de Puerto Rico con España también adquiere validez al reconocer que Puerto Rico y los puertorriqueños jamás solicitaron de manera alguna separarse de España. Fue la invasión del 1898 por parte de los Estados Unidos durante la Guerra Hispanoaméricana la que trastocó abruptamente esa relación politica. Fue esta invasión del territorio soberano español la que rompió aquella centenaria relación de unidad nacional que los puertorriqueños tenían con España y la cual forjó al pueblo de Puerto Rico. Aquella fue una guerra concebida, fomentada y creada para saciar los intereses imperialistas de esa emergente nación contra la patria española.
EN AQUELLA ÉPOCA PUERTO RICO ERA UNA PACÍFICA, ESTABLE Y PRÓSPERA PROVINCIA ESPAÑOLA QUE NO TENÍA RELACIÓN ALGUNA CON AQUEL INJUSTO CONFLICTO BÉLICO QUE LOS EEUU DESENCADENÓ. FUE ESA INVASIÓN MILITAR LA QUE VIOLENTAMENTE SEPARÓ A PUERTO RICO Y A SU GENTE DE ESPAÑA.
Este acontecimiento puso a Puerto Rico en un limbo político el cual no ha logrado superar en más de un siglo. Pasó de ser una provincia autonómica a una simple colonia, un inmueble adquirido cual botín de guerra. Convirtieron a la isla en una posesión, pero no parte, de una nación extranjera. Una nación con la cual Puerto Rico no comparte cultura, historia ni lenguaje común. Relegados a una existencia sin poderes políticos ni representación política real. Un evento que transformó a una próspera autonomía española con identidad propia, en una servil colonia, en un mercado cautivo a beneficio de algunos intereses económicos.
Tercero, el argumento para el justo reclamo de reintegración de Puerto Rico con España radica en la ilegalidad de la transferencia de soberanía efectuada mediante el Tratado de París. Un tratado el cual España se vio obligada a firmar en desiguales negociaciones, estando sometida a la coerción y el chantaje. Un tratado el cual obligó a España a abandonar a su suerte a las provincias de Puerto Rico, Cuba y Filipinas.
Según el propio estatuto autonómico que España le otorgó a Puerto Rico, y a la provincia hermana de Cuba, este sólo podía ser modificado mediante petición del entonces Parlamento Insular. Un parlamento el cual ya estaba debidamente establecido antes de comenzar la Guerra de 1898. Este estatuto constituía un verdadero pacto bilateral el cual tenía que ser honrado por ambas partes. Sin embargo, nunca hubo petición alguna para alterar aquel estatuto autonómico. Lo que convierte la transferencia de la soberanía de Puerto Rico de aquel tratado en uno “ultra vires” o más allá de la autoridad conferida por ley.
POR ESTA RAZÓN, EL GOBIERNO ESPAÑOL, AÚN HOY TIENE UNA OBLIGACIÓN JURÍDICA Y MORAL DE RECONOCER A PUERTO RICO COMO PARTE DE ESPAÑA CON DERECHO A UN GOBIERNO AUTONÓMICO. Y A LOS PUERTORRIQUEÑOS COMO SUS CIUDADANOS Y NACIONALES. IGUALMENTE, LE CORRESPONDE A LOS EEUU LA OBLIGACIÓN DE COMENZAR LA DES COLONIZACIÓN DE PUERTO RICO Y DEVOLVERLE LOS PODERES Y PRIVILEGIOS QUE UNA VEZ OSTENTÓ.
Por consiguiente, el reclamo para reintegrar a Puerto Rico con su madre patria, España, es uno legítimo, justo, racional y con suma validez desde el punto de vista histórico, cultural, social, político y diplomático. No solo ha de reivindicar la infamia del 1898, también ha de ser un nuevo comienzo en la vida de España y de todos los españoles. Hoy, los boricuas son tan españoles como lo fueron antes. La reintegración de Puerto Rico con España, como su 18va Comunidad Autónoma, es un evento al cual le ha llegado su momento.
https://eldiariodelamarina.com/justo-reclamo-puerto-rico-integracion-espana/
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
1873; el desconocido intento de EEUU de expulsar a España de Cuba
Por: Carmen García
Para hacer la paz se necesitan dos; pero para hacer la guerra basta con uno sólo.
A. N. Chamberlain
¿Qué hace que el apresamiento por parte de la Marina Española de un barco pirata, que transportaba mambises y armamento de contrabando, acabe convertido en un conflicto diplomático internacional con riesgo de convertirse en una guerra?
https://i2.wp.com/elretohistorico.co...size=500%2C249
Apresamiento del vapor norteamericano “Virginius” por la corbete “Tornado” (1873) Cuadro del Museo Naval
Sin duda el choque de dos imperios, uno en su ascenso, otro en su bajada a los infiernos. Estados Unidos ya apuntaba deseos de expansión marítima y España su desgaste. Antes de la declaración de guerra por el “quítame esas pajas” del Maine, ya hubo en 1873 una pretendida ofensa que no llegó a más por ser insostenible y aún así llegó demasiado lejos.
El Virginius era un barco de ruedas construido en los astilleros AItken & Mansel de Glascow. En 1864 fue adquirido por los estados confederados durante la Guerra Civil americana con la finalidad de sortear el bloqueo de la unión al aprovisionamiento de mercancías de los estados secesionistas pero en 1865 fue apresado por los unionistas y acabó comprándolo el ciudadano norteamericano John F Patterson que actuaba como agente de la junta cubana de Nueva York en 1870. Las características marineras del Virginius, le conferían la rapidez de navegación necesaria para esquivar a los buques de la Marina Española.
https://i1.wp.com/elretohistorico.co...size=500%2C277
La ilustración española y americana del 16 de diciembre de 1873 ilustraba los hechos
El 23 de octubre de 1873 el vapor Virginius, con su capitán americano Joseph Fry, lleva a bordo 300 fusiles Remington, 400 revólveres, 300.000 cartuchos para ambos tipos de armas, además de sables y machetes. Con 102 mambises y los dirigentes cubanos Bernabé Barona Borrero; más conocido como Bembeta, Pedro María Céspedes; hermano del presidente Carlos Manuel de Céspedes, el teniente coronel Jesús del sol, Agustín Santa Rosa y una dotación de 52 norteamericanos y británicos
Con la carga al completo, el Virginius zarpa rumbo a Cuba, donde pretendía desembarcar en Holguin, tradicional foco de actividades subversivas contra los españoles.
En la tarde del 30 de octubre de 1873 se producen los hechos que dan lugar al apresamiento del Virginius. La corbeta Tornado al mando del capitán de fragata Dionisio costilla Asensio les estaba esperando, de nada les sirvió camuflarse con el pabellón americano. Lo que aún no sabían en la corbeta es que con esta acción, Tornado iba a hacer honor a su nombre hasta un punto insospechado.
El Virginius en su huida, arrojó al mar parte del cargamento de armas que transportaba buscando ganar velocidad. Tras una persecución de siete horas navegando a toda máquina, fue capturado el barco. Los marinos españoles que llegaron al Virginius tomaron el mando y embarcaron a los jefes para conducirlos al Tornado, quedando en el barco apresado el capitán Joseph Fry y 16 tripulantes.
https://i1.wp.com/elretohistorico.co...size=481%2C337
Trasbordo de los pasajeros a la corbeta Tornado
Fondearon ambos barcos en la bahía de Santiago de Cuba el 1 de noviembre. Los prisioneros fueron conducidos a la cárcel de la ciudad, aclamados por un gran gentío que esperaba en los muelles. Bembeta era un general insurrecto de prestigio por su arrojo, no habiéndose señalado por la crueldad y por los excesos perpetrados por otros cabecillas.
A los dos días de su detención, el 3 de noviembre, tiene lugar un Consejo de Guerra que condena a muerte a los cuatro jefes de la expedición acusados de «piratería y de colaboración a la rebelión», siendo fusilados a las ocho de la mañana del día siguiente.
¿Por qué el Comandante General de Santiago de Cuba, el general Juan Nepomuceno Burriel, manda constituir un tribunal militar que juzga, condena y ejecuta a los prisioneros en 72 horas?
¿Qué empuja al ajusticiamiento militar, a pesar de las órdenes recibidas desde el Ministerio de la Guerra en Madrid, de no aplicar ninguna condena de muerte sin el consentimiento del Gobierno Español, presidido en aquellos momentos por Emilio Castelar?
https://i2.wp.com/elretohistorico.co...size=219%2C329
Retrato de Juan Nepomuceno Burriel y Linch
El general Burriel era un militar y no pensaba dejar el asunto en manos de los políticos en los que no debía tener mucha confianza.
En Cuba se vivía una guerra, la llamada de los Diez Años, el Virginius llevaba armas que, de no haber sido interceptadas, hubieran sido usadas contra los propios españoles.
El 7 de noviembre son fusilados 37 miembros de la tripulación, en su mayoría extranjeros, entre los que se encuentra el capitán del Virginius , Joseph Fry.
Finalmente, el día 8, son pasados por las armas doce expedicionarios cubanos, entre ellos, el hijo de 18 años del general Manuel Quesada, siendo éstas las últimas ejecuciones practicadas.
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Presos del Virginius conducidos a la cárcel de Santiago de Cuba
Hay dos versiones sobre el porqué cesaron los fusilamientos. Una es la respuesta militar de los gobiernos británico y norteamericano que enviaron a Santiago de Cuba dos buques de guerra; el HMS Niobe y el USS Wyoming y que exhortaron a suspender las ejecuciones so pena de bombardear la ciudad.
La versión diplomática dice que desde las embajadas de ambos países se presionaba al gobierno de Madrid, con amenazas de romper relaciones y declarar la guerra.
Sea como sea, Castelar envió al nuevo capitán general de Cuba la orden terminante de suspender en el acto todas las ejecuciones y no ejecutar ninguna sentencia de muerte, no solo de ciudadanos extranjeros, también de insurgentes cubanos, sin autorización expresa del Gobierno.
El contencioso acabó con un acuerdo entre España y Estados Unidos, firmado el 29 de noviembre de 1873, por el que España se comprometía a devolver el Virginius a las autoridades norteamericanas, junto con los tripulantes supervivientes, además de pagar una indemnización por los ingleses y norteamericanos fusilados a Gran Bretaña y los Estados Unidos.
https://i2.wp.com/elretohistorico.co...size=349%2C500
Momento en que es arriada la bandera americana del Virginius y que posteriormente se demostró era ilegítima.
El 17 de diciembre de ese mismo año, una comisión investigadora estadounidense y el propio fiscal general de la Unión, reconocieron que el Virginius no tenía derecho a enarbolar la bandera norteamericana puesto que era propiedad del general Quesada y otros cubanos y que, a pesar de que su captura se hubiera realizado fuera de las aguas jurisdiccionales de Cuba, «España había apresado correctamente el buque».
Al final el tiempo nos suele dar la razón a los españoles, pero tarde, mal y tras haber pagado la ronda.
Para saber más:
Rolandi Sánchez-Solís, M.(2015) Principales acciones navales de la guerra de los Diez años de Cuba (1868-1878) Revista de Historia Naval. Núm. 131
El incidente Virginius. Repasos del Ayer Repasos del Ayer: El incidente Virginius
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Fuente:
1873; el desconocido intento de EEUU de expulsar a España de Cuba ⋆
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
La Batalla de Cárdenas, el Día que la Armada Española aplastó a la Estadounidense
1 month ago By Nemeron
https://nemeronwriter.com/wp-content.../espada-18.jpg
El 25 de abril de 1898, Estados Unidos declaró la guerra a España. Para protegerse de los buques estadounidenses (que ya operaban en la zona antes de la declaración formal de guerra), la Ligera y la Alerta, dos lanchas cañoneras de 40 toneladas, equipadas cada una con dos cañones, y el Antonio López, un remolcador, se refugiaron en el puerto de Cárdenas (provincia de Matanzas). El Antonio López fue armado con un cañón de tiro rápido “Nordenfelt” de 57 mm para poder atacar a los insurrectos cubanos.
El mismo día 25, la Ligera entabló un combate con un torpedero estadounidense que reconocía la zona. El torpedero disparó 70 veces sobre el barco español, de los cuales sólo uno acertó y sin graves consecuencias. La Ligera respondió al fuego enemigo dejándole con graves averías en la sala de máquinas con 10 disparos. El buque estadounidense no tuvo más remedio que retirarse.
Esta escaramuza se convirtió en el primer combate de la guerra hispano-estadounidense.
La Segunda Acometida
Los tres barcos españoles quedaron bloqueados en la bahía por un escuadrón estadounidense formado por el cañonero USS ”Wilmington (PG-8) (1.571 t) con 16 cañones de 10 cm y 4 ametralladoras, la goleta reconvertida en cañonero USS Machias (PG-5) (1.177 t), el guardacostas USS Hudson con 2 cañones de 57 mm de tiro rápido, y el torpedero USS Winslow.
Tras varias escaramuzas sin relevancia, y al ver los estadounidenses que el bloqueo duraba demasiado, decidieron atacar frontalmente. El 11 de mayo, el Machias, el Hudson y el Winslow entraron en la bahía. Las lanchas españolas se retiraron y buscaron refugio en las zonas de menor profundidad, donde los buques estadounidenses no podían llegar. El Antonio López de mayor calado, se dirigió al puerto para que su tripulación pudiera evacuar el barco si fuese necesario.
Después de barrer el área en busca de minas navales, el capitán Todd ordenó al Winslow aproximarse a la costa e investigar. Al ver al solitario remolcador español, se dirigió hacia él disparando sus cañones. El Antonio López respondió, con tan buen acierto que al segundo disparo, ya había dejado al Winslow sin sistema de gobierno. El Wilmington acudió veloz a ayudar a sus compatriotas dando fuego de cobertura, pero tampoco consiguió gran cosa, mientras el Hudson evacuaba a la tripulación del Winslow. Tal situación era impensable para los estadounidenses, por lo que comenzaron a bombardear la ciudad esperando destruir inexistentes baterías ocultas que creían que les disparaban.
Tras dos horas y media de combate, el Wilmington se retiró con dos impactos, seguido del Hudson, con cuatro impactos, que remolcaba al Winslow, con las máquinas inutilizadas y graves averías, que obligaron a la Armada estadounidense a darle de baja.
Este combate se convirtió en la mayor victoria española de la guerra, ya que causó más bajas en el bando estadounidense que en todos los combates anteriores y posteriores.
Por su victoria, el teniente de navío Montes, comandante del Antonio López recibió la Cruz Laureada de San Fernando y el teniente de navío Pérez Rendón, comandante de la Ligera, por su acción del 25 de abril, la Cruz Naval de María Cristina.
Hechos similares ocurrieron en las bahías de Manzanillo y Cienfuegos.
Los Norteamericanos exageraron para lamerse sus heridas
En todas las publicaciones estadounidenses este combate es descrito como una batalla contra poderosas baterías ocultas. A pesar de que el comandante de artillería Severo Gómez Núñez niega su existencia en su libro “La Guerra Hispano-Americana” (1899), un año después escritores ingleses y franceses continúan dando por buena la versión estadounidense. En 1902, “A History of the United States Navy” volvió a justificar su derrota en las baterías ocultas.
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Fuente:
https://nemeronwriter.com/la-batalla...stadounidense/
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
El «Pelayo», el acorazado español que aterrorizó a los Estados Unidos
Cuando la guerra de 1898 parecía perdida, el Gobierno tomó una decisión audaz, golpear al gigante norteamericano en su propio terreno. El fallido «contragolpe español» desató el pánico en la costa este
GUILLERMO D. OLMO golmo
Día 23/11/2011 - 09.28h
http://www.abc.es/Media/201111/11/Al...I--644x362.jpg
ARCHIVO ABC
El imponente transatlántico Alfonso XIII, antes de partir hacia Cuba en 1896 con el general Weyler a bordo
España estaba contra las cuerdas. A punto de perder sus últimas posesiones ultramarinas, a las puertas del «Desastre». Corría el mes de mayo de 1898. Las fuerzas del decadente imperio español combatían con suerte esquiva con las del rampante imperio yanqui. La marina estadounidense se enseñoreaba de las aguas de Cuba y en Cavite, Filipinas, las fuerzas del comodoro George Dewey desarbolaban las defensas hispanas. En tan adversas circunstancias, en el Ministerio de Marina español se ideó un arriesgado plan para tratar de revertir el curso de la guerra: golpear al enemigo en su propio territorio, enviar una flota a bombardear la mismísima costa este de los Estados Unidos.
En Norteamérica la contienda se entendía como camino de expansión, de ampliación del patrimonio. En España los círculos políticos e intelectuales creían que se luchaba por la misma supervivencia de la nación. Cuba y Filipinas no eran propiedades de España, eran parte sustancial de la misma. Lo había expresado el presidente del Gobierno, Antonio Cánovas del Castillo, en el Congreso cuando anunció que, en Cuba, España se dejaría «hasta el último hombre, hasta la última peseta». Aún sabiendo que la mermada España de finales del XIX se enfrentaba a un enemigo superior, Cánovas había dicho en 1896: «Si, desgraciadamente, un día el pueblo español creyere que la empresa (…) era superior a su conveniencia (…) yo habría dejado de ser hombre político para siempre jamás (…) acabando aquel día, probablemente, también mi vida personal». Cuba era para los españoles de entonces una cuestión de honor. Así que, imbuidos políticos y opinión pública en Madrid de una especie de espíritu quijotesco, se decidió intentar lo que la historiografía bautizó como «el contragolpe español». Mejor morir que perder la honra.
Muchas ciudades dejaron de iluminarse por temor al raid
La única esperanza pasaba por dar un puñetazo en la mesa. Bloqueadas las fuerzas navales en Cuba y debeladas las de Filipinas, el Gobierno decidió jugarse el todo por el todo en una última baza y enviar una escuadra a atacar las mismas ciudades costeras de los Estados Unidos. Sería la del almirante Manuel de la Cámara y Livemoore la encargada de ejecutar tan peligroso cometido.
Pánico en la costa este
La misión era de lo más comprometida. Las mejores unidades disponibles de la Armada española tendrían que atravesar las aguas del Atlántico y adentrarse en los dominios del gigante para buscarle las cosquillas en sus propias barbas. Se pretendía obligar a Washington a un repliegue de sus fuerzas y así aliviar la presión sobre Cuba y Filipinas. La idea no era ni mucho menos descabellada. Desde que conoció los propósitos del Estado Mayor español, el Gobierno norteamericano ordenó que se dejaran de iluminar las ciudades de la costa este para dificultar el temido raid hispano. El miedo se apoderó de muchos estadounidenses.
Rumbo a los Estados Unidos zarpó una escuadra en la que formaron destructores de la «Clase Furor», veloces y bien artillados: los buques «Audaz», «Osado» y «Proserpina», que prestarían escolta a los cruceros auxiliares «Patriota» y «Meteoro» y el crucero «Carlos V». Pero la estrella de la flota era el poderoso acorazado «Pelayo», principal motivo para la preocupación de los mandos militares enemigos. El «Pelayo» y el «Carlos V» superaban por sí solos en potencia de fuego y tonelaje a toda la escuadra con la que Dewey combatía en Filipinas.
Los mandos americanos temían la potencia del acorazado «Pelayo»
Las fuerzas de Cámara se dividieron en dos fracciones, una de las cuales debería navegar rumbo a Halifax, en Canadá, donde recibiría las instrucciones para lanzarse al ataque de las costas estadounidenses, con el objetivo preferente de la base naval de West Key. La segunda tendría como destino aguas brasileñas, desde las que se dedicaría a hostigar el tráfico mercante enemigo.
Trabas británicas
Pero por más que el Gobierno español quisiera en último trance recurrir a lo que le quedaba de músculo naval, lo que nunca pudo superar fue su aislamiento internacional, lo que a la postre dejó el «contragolpe español» en simple amago. Las presiones y trabas de Gran Bretaña, que no deseaba que la contienda se extendiera al Atlántico entorpeciendo la navegación comercial y puso cuantas trabas pudo en los puertos bajo su control o influencia, dieron al traste con el proyecto. Así, antes de que las armas españolas pudieran siquiera asomarse a territorio enemigo, el Gobierno recibió las noticias de la alarmante situación en Filipinas y ordenó redirigir la flota hacia el archipiélago asiático, con la esperanza de forzar unas negociaciones que permitieran conservar al menos una parte del mismo. Pero tampoco en esto se tuvo éxito. El Gobierno egipcio, títere de Londres, no permitió a los buques españoles aprovisionarse de carbón en sus puertos, demostrando de nuevo la total orfandad internacional de la causa hispana en la guerra.
Los cruceros auxiliares «Patriota» y «Meteoro» secundaban a la escuadra
Quedó así truncado cualquier servicio que pudiera prestar el «Pelayo», un navío imponente al que los mandos estadounidenses tenían enorme respeto. El historiador Pablo de Azcárate cuenta en su libro «La guerra del 98» la «gran preocupación» que causaba a Dewey la eventual llegada al escenario filipino de «un buque como el “Pelayo”, superior a todos los que él tenía bajo su mando». La soledad diplomática española impidió que pudiera llegar a tiempo al teatro de operaciones.
La que era la última esperanza española se diluyó antes siquiera de que las armas que la sustentaban pudieran trabar combate, dando sentido a la queja del diputado Francisco Romero Robledo referida a la escuadra del almirante Cervera bloqueada en el puerto de Santiago de Cuba: «Las escuadras son para combatir (…) ¿Para qué nos sirven esas máquinas infernales que tantos sacrificios han costado al país?». No hubo contragolpe para España. Lo único que la historia le tenía deparado a España era el desastre.
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Fuente:
El «Pelayo», el acorazado español que aterrorizó a los Estados Unidos - ABC.es
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Ganamos los pequeños combates: Cienfuegos, Cárdenas, Manzanillo.....pero perdimos las batallas decisivas (Cavite y Santiago). Naturalmente, se perdieron sobre todo por la INTROMISIÓN del Gobierno (que en mi opinión buscaba una derrota "honorable" lo más rápidamente posible) contraviniendo principios básicos de la guerra. En Santiago, el Almirante Cervera tenía razón al resistirse a que la escuadra saliera (de día o de noche, que lo mismo daba a pesar de lo que digan algunos) y recomendar que la artillería de tiro rápido y las ametralladoras "máxim" que llevaban los barcos fuera emplazada en tierra para machacar al Ejército Yankie que había desembarcado; eso hubiera sido lo lógico.
No le dejaron; la escuadra debía salir "a cualquier precio".
Por otra parte, si en vez de tanto crucero protegido, tipo "Reina Regente" o tipo "Cisneros", que habían sido botados pero no terminados (siendo además demasiado ligeros) se hubieran comprado dos o tres acorazados tipo "Pelayo", probablemente no habría habido ni guerra siquiera.
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Venía a abrir un post sobre este tema, pero ya veo que había uno, así que escribo aquí la duda que me ha surgido, ya que nunca había leído demasiado sobre la guerra de Cuba, pero me ha llamado la atención algo que he podido ver en la Wikipedia y que me ha dejado helado :
"Por si fuera poco, algunas de las mejores unidades de la armada como el Acorazado Pelayo o el crucero Carlos V no intervinieron en la guerra a pesar de ser superiores a sus contrapartidas estadounidenses,22 aumentado la sensación entre algunos de que se estaba asistiendo a una "demolición controlada" por parte del gobierno español de colonias ingobernables que se iban a perder más pronto que tarde para evitar que el régimen de la restauración colapsara".
¿Alguien sabe más sobre esto?
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Cita:
Iniciado por
Alejandro Farnesio
Venía a abrir un post sobre este tema, pero ya veo que había uno, así que escribo aquí la duda que me ha surgido, ya que nunca había leído demasiado sobre la guerra de Cuba, pero me ha llamado la atención algo que he podido ver en la Wikipedia y que me ha dejado helado :
"Por si fuera poco, algunas de las mejores unidades de la armada como el Acorazado Pelayo o el crucero Carlos V no intervinieron en la guerra a pesar de ser superiores a sus contrapartidas estadounidenses,22 aumentado la sensación entre algunos de que se estaba asistiendo a una "demolición controlada" por parte del gobierno español de colonias ingobernables que se iban a perder más pronto que tarde para evitar que el régimen de la restauración colapsara".
¿Alguien sabe más sobre esto?
Yo tengo entendido que en un momento dado se quiso enviar una escuadra para defender las Filipinas tras la destrucción de la escuadra en Cavite, pero los británicos le negaron a esa escuadra el paso por el canal de Suez, por lo que tuvo que regresar a la Península; sin embargo sigue llamando la atención que esas unidades no se enviaran a Cuba en primer lugar.
Pero la verdad, es que en un vídeo, Carlos Canales, co-autor de "De Madera y acero", sí que decía que el gobierno de la Restauración quería perder la guerra rápidamente, pero "con honor".
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Cita:
"Por si fuera poco, algunas de las mejores unidades de la armada como el Acorazado Pelayo o el crucero Carlos V no intervinieron en la guerra a pesar de ser superiores a sus contrapartidas estadounidenses,22 aumentado la sensación entre algunos de que se estaba asistiendo a una "demolición controlada" por parte del gobierno español de colonias ingobernables que se iban a perder más pronto que tarde para evitar que el régimen de la restauración colapsara".
El acorazado "Pelayo" y el gran crucero "Carlos V" llegaron de Francia después de reparaciones casi al final de la guerra; fueron incluidos en la escuadra del almirante Cámara que debía socorrer Filipinas (retrasados en el canal de Suez todo lo posible por los británicos, cuando se consumó el desastre de Santiago tuvieron de volver a España).
Anteriormente, se proyectó un contragolpe al tráfico mercante en el que el "Carlos V" estaba integrado junto a otros cruceros auxiliares.
1.898: El fin de un imperio
Pero el "Pelayo" era como mucho comparable (no superior) a los tres acorazados tipo "Indiana"; comparable en protección, artillería gruesa y velocidad (siendo un poco más rápido que éstos) e inferior en armamento de calibre medio. "El Carlos V" estaba a medio camino entre un crucero acorazado y uno protegido; siendo sobresaliente sólo por su teórica autonomía (12000 millas).
http://www.todoavante.es/index.php?t...arlos_V_(1898)
https://es.wikipedia.org/wiki/Acorazado_Pelayo
https://es.wikipedia.org/wiki/USS_Indiana_(BB-1)
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2 Archivos adjunto(s)
Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
http://hispanismo.org/attachment.php...tid=8505&stc=1 http://hispanismo.org/attachment.php...tid=8506&stc=1
Celebración de los 100 años de independencia filipina, inspirada por la masoneria del país
Eso es por lo menos lo que reza una de las placas que tiene el reloj en la columna donde se erige: "La exitosa revolución de 1896 fue masónicamente inspirada, masónicamente acaudillada y masónicamente puesta en ejecución, y me aventuro en decir que la primera República Filipina de la que fui su humilde Presidente, fue un triunfo que debemos en gran parte a la Masonería y a los masones. Emilio Aguinaldo y Famy" (Primer Presidente -entonces no reconocido internacionalmente- de la República de Filipinas entre 1899 y 1901) Otra de sus inscripciones es la siguiente: "Este memorial en forma de este reloj es la albardilla sobre un siglo de Masonería filipina y sobre el centenario de sus más altos logros, la revolución filipino, la guerra filipina de independencia y la primera República en Asia cuyos estandartes de lucha llevaron los símbolos del Oficio: el triángulo, el resplandor solar y el ojo de oro: perfección, luz y sabiduría." Y es significativo que esté instalado, por decisión de la actual Philippine Masonry, enfrente del monumento dedicado a la memoria de José Rizal (Kilómetro 0), ya que según escribió en su libro 'El Primer Filipino' (The First Filipino) León María Guerrero, en su ejecución, tuvo que ver mucho la masonería de las islas filipinas, porque aunque José Rizal había sido un prominente miembro de la logia, había renunciado a seguir perteneciendo a ella tiempo atrás "Y este rechazo por parte de Rizal es la causa por el que se le fusiló puesto que todos los testigos que se declararon en su contra ante el Consejo de Guerra en Manila, eran masones."
Resto de fotos y fuente:
Fotos de Memorial en Reloj Masón - Manila - 9102120
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Semanario de Filipinas: Entrevista con Emilio Aguinaldo y Señora
Entrevista con Emilio Aguinaldo y Señora
A continuación reproducimos la entrevista que mantuvo Guillermo Gómez Rivera con el primer presidente de la República de Filipinas, Emilio Aguinaldo, junto con su Señora, Doña María Agoncillo, en Cavite, el 16 de Diciembre de 1958.
La Señora María Agoncillo de Aguinaldo había permitido la entrada en su mansión a Gómez Rivera tras haber sido informada de que venía con el propósito de entrevistarla y conocer su opinión sobre el traje nacional de Filipinas. En mitad de la entrevista Emilio Aguinaldo intervino e, inesperadamente, el que salió entrevistado fue él.
Gómez Rivera no había publicado esta entrevista con anterioridad debido a que su familia le pidió que no lo hiciera en su día, ya que en aquella época en que la independencia había sido alcanzada sólo recientemente, su contenido podría haber sido considerado como altamente comprometedor. Pero ahora que se respiran otros aires de libertad, el veterano periodista de 75 años de edad afirma que ya ha llegado la hora de publicarla, para que tantos errores históricos sobre el Presidente Aguinaldo y la misma nación de Filipinas queden expuestos.
En su libro "Reseña Verídica de la Revolución Filipina", Emilio Aguinaldo detalla muchos de los acontecimientos que son comentados durante esta entrevista. Dicho libro puede ser leído y descargado gratuitamente desde el portal del Proyecto Gutenberg en la siguiente dirección:
Reseña Veridica de la Revolución Filipina by Emilio Aguinaldo - Free Ebook
GGR: Señora, en vista de la polémica en los diarios sobre el traje filipino tal como lo confeccionan ahora los “couturiers”, “modistos” o “modistas”, ¿qué dice usted?
SEÑORA DE AGUINALDO: Que el traje nacional sin su pañuelo, o almapay, sobre los hombros, deja de ser filipino.
GGR: Señora, ¿se opone usted a su modernización?
SEÑORA DE AGUINALDO: El traje nacional filipino debe respetarse. No se debe desfigurar. Se pueden hacer trajes con su influencia pero no se debe cambiar tal como aparece el traje nacional de la mujer filipina.
NOTA: El Señor Aguinaldo (Don Emilio) estaba en la sala de su mansión y al oírnos hablar en español se acercó a donde estaba su señora y se sentó en una silla próxima a ella. Nos dirigió la palabra.
SEÑOR AGUINALDO: Es bueno que este joven todavía hable español. ¿Qué pasa con el traje nacional?
GGR: Señor Presidente, Su Excelencia, un servidor de usted representa unos grupos folclóricos y su señora acaba de decir que el traje filipino debe respetarse.
SEÑOR AGUINALDO: ¡Así debe ser! Ahora, aquí nada ya se respeta. No es costumbre mía criticar, pero ya que usted puede entenderme en castellano le digo que yo, el Señor Aguinaldo, está muy apenado por lo que ahora viene transcurriendo en este país por el que tantos sacrificios hemos hecho los veteranos de la República empezada en 1896.
GGR: Sí, Su Excelencia. Un servidor le venera a usted como uno de nuestros héroes y padres de la Patria.
SEÑOR AGUINALDO: Aquí me vienen a entrevistar unos profesores de historia de la Unicversity of the Philippines de los yanquis. Y uno de ellos es un tal Agoncillo que dice ser pariente de mi Señora. Viene aquí y me habla en inglés y yo tengo que darle señales de que me hable en tagalo porque sé que entiende muy poco de español. ¿Ha leído usted la historia de Filipinas que escribió? ¿Ha leído usted la biografía de Andrés Bonifacio que escribió?
GGR: No Su Excelencia. No he leído esos libros pero los voy a leer para enterarme de lo que dicen…
SEÑOR AGUINALDO: Yo no leo en inglés pero algunos conocidos me han dicho que no son libros a favor de Filipinas ni de los filipinos. Y creo que no lo son porque dicen mentiras hasta de la humilde persona de este seguro servidor.
GGR: ¿Qué cosa mala pueden decir de Su Excelencia?
SEÑOR AGUINALDO: Pues, lo que quiere la política Yanqui… Que servidor mandó asesinar a Don Andrés Bonifacio. Y eso no es verdad. Yo tuve mis diferencias con Andrés Bonifacio pero esta nueva corriente de cosas quiere dejarme mal parado a la vez que se va encubriendo injustamente los abusos y crueldades aquí del Yanqui para justificar su invasión y sangrienta anexión de Filipinas.
GGR: Lamento escuchar estas palabras de Su Excelencia pero servidor está a la disposición de Su Excelencia para defenderle y dar a conocer la verdadera historia de nuestra Patria.
SEÑOR AGUINALDO: ¡Eso es! La verdadera historia de nuestra Patria particularmente la verdadera historia de nuestra revolución contra España y nuestra guerra de resistencia en contra de los invasores Yanquis que hasta a estas alturas me vigilan en mi propio país…
GGR: Tiene Su Excelencia un fiel seguidor, un soldado más, en este su servidor… ¿Puede resumirme Su Excelencia la historia de la revolución contra España?
SEÑOR AGUINALDO: En breve, bajo España, no estábamos económicamente controlados como ahora. Por eso, cuando aprendimos de los liberales españoles lo que es libertad, igualdad y fraternidad, hemos abrazado lo que es la Masonería y nos adherimos todos al Gran Oriente de España. Le hablo a usted de la Masonería porque conocí a los hermanos Gómez de Iloilo, Felipe y Guillermo, que son miembros de nuestra Masonería…
GGR: Sí, Su Excelencia. Servidor es nieto de Don Felipe y sobrino-nieto de Don Guillermo.
SEÑOR AGUINALDO: Los he conocido y les he leído en la revista SEMANA y en la Voz de Manila y otros periódicos de Manila. Por eso le hablo a usted con mucha franqueza porque estoy ya hasta la coronilla con lo que han hecho de este mi pobre país, nuestro país, nuestra Patria… Y lo que más me aburre es que me falsean la historia de la revolución y la historia de la guerra de la resistencia contra los Yanquis; contra los Estados Unidos… Esos historiadores que escriben nuestra historia en inglés americano vienen aquí para entrevistarme y hasta me hacen firmar cosas, pero nada de lo que digo publican cuando lo que declaro no va de acuerdo con la agenda de los invasores Yanquis… ¡Son unos desvergonzados!...
GGR: ¿Cuál es, entonces, la verdad, Su Excelencia?
SEÑOR AGUINALDO: El comienzo de la revolución filipina es trabajo de la Masonería; pero esa revolución terminó con el Pacto de Biacnabató. Los voluntarios filipinos ayudaron al Gobierno Español aquí a casi vencerme. Por eso, opté por firmar la paz mediante el Pacto de Biacnabató y opté por autoexiliarme a Hong Kong…
GGR: y, ¿por qué aconteció la guerra con los Yanquis?
SEÑOR AGUINALDO: Sencillamente porque me engañaron los Yanquis. Se acercaron a mi como hermanos masones urgiéndome en nombre de la Masonería internacional que vuelva a Filipinas para reorganizar la revolución contra España dándome su palabra de hermanos masones que tras liquidado en nuestras islas el Gobierno Español me otorgarían la independencia por la que luchamos.
GGR: ¿Es que no han cumplido los Yanquis con su palabra de hermanos masones de darle a usted y a nuestro pueblo su libertad?
SEÑOR AGUINALDO: ¡Nada de eso! Lea usted las Juntas Locales de Defensa que firmamos del Señor Apolinario Mabini. Le he pedido al Diputado Don Miguel Cuenco de Cebú que publique en los textos para la enseñanza del español ese decreto, esa proclama, que expedimos: las Juntas Locales de Defensa. Por eso que al llegar a Filipinas inmediatamente hice que se declare la independencia de Filipinas de España esperando que los Yanquis nos apoyen. Pero me traicionaron. ¡Nos traicionaron! En vez de apoyarnos como aliados nos provocaron la guerra muy adredemente porque su intención era robarnos la reserva en oro y plata que acumulamos en Malolos bajo la custodia del Gral. Antonio Luna y el Capitán Servillano Sevilla. Esa reserva vale más de mil millones de dólares y nos lo robaron al caer Malolos en manos de Arthur MacArthur. Y me persiguieron hasta Palanan, La Isabela, para capturarme. No se atrevieron a ejecutarme porque no les convenía hacer eso. Me quieren vivo para echarme la culpa del asesinato de Andrés Bonifacio y el de Antonio Luna.
GGR: ¿Cómo lograron intervenir los Yanquis en estos asesinatos, Su Excelencia?
SEÑOR AGUINALDO: Son muy astutos. Mediante la Masonería y el dinero pagaron a algunos hombres nuestros.. Si. Pagaron, intimidaron, amenazaron para que éstos, aunque supuestamente bajo mi mando y férula, asesinen a Andres y a Procopio Bonifacio tras un supuesto enjuiciamiento que duró sólo un día en que los sentenciaron a muerte. Yo no quise confirmar esa sentencia pero me obligaron con amenazas hasta en contra de mi familia. Y aquí ahora estoy sufriendo porque se me apunta con el dedo como el que mató a Bonifacio.
GGR: ¿Y lo del General Antonio Luna?
SEÑOR AGUINALDO: ¡Igual! Me lo manipularon y me lo montaron todo en Cabanatuan para luego echarme la culpa. Mataron al Gral. Antonio Luna como al Supremo Andrés Bonifacio a la manera masónica. ¡Con armas blancas! Es por eso que yo, en mi interior, ya he renunciado de la Masonería porque la Masonería de hoy es propiedad del imperio explotador de los Yanquis.
GGR: Mi General. Su Excelencia. Esta verdad debe publicarse.
SEÑOR AGUINALDO: Es precisamente por eso que te lo estoy contando ahora porque tu serás el que me lo va a publicar en el futuro para que nuestro pueblo conozca su verdadera historia.
GGR: ¿Está Su Excelencia arrepentido de lo que ha hecho en su vida?
SEÑOR AGUNALDO: Sí. Estoy arrepentido en buena parte por haberme levantado contra España, y es por eso, que cuando se celebraron los funerales en Manila del Rey Alfonso de España, yo me presenté en la catedral para sorpresa de los españoles. Y me preguntaron por qué había venido a los funerales del Rey de España en contra del cual me alcé en rebelión. Y, les dije que sigue siendo mi Rey porque bajo España siempre fuimos súbditos, o ciudadanos, españoles, pero que ahora, bajo los Estados Unidos, somo tan solo un mercado de consumidores de sus exportaciones, cuando no parias, porque nunca nos han hecho ciudadanos de ningún estado de Estados Unidos… Y los españoles me abrieron paso y me trataron como su hermano en aquel día tan significativo…
GGR: Su Excelencia, ¿qué puede decirnos del futuro de nuestra Patria?
SEÑOR AGUINALDO: A estas alturas y a mi edad, barrunto que Filipinas ha de seguir siendo colonia de Estados Unidos porque la campaña de forzar el idioma inglés sobre nuestros niños es implacable y conduce a la desfilipinización de nuestras futuras generaciones. Y más aun cuando pierden el conocimiento necesario del idioma español, la oficial con la tagala, de nuestra Primera República.
GGR; ¿Está usted en paz consigo mismo, Su Excelencia?
SEÑOR AGUINALDO: Sí. He vuelto a mi religión, la que heredamos como súbditos españoles.. Y como el viejo soldado que soy, ya me iré poco a poco, a una vida mejor con la conciencia limpia y con nada más que con la satisfacción de haber servido honradamente a mi Patria dentro de mis posibilidades y a pesar de mis limitaciones.
GGR. Gracias, Su Excelencia.
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
*Aparte de las causas dignas de estudiar en cuanto a los avatares militares y políticos; lo que parece también es que los useños a su manera, siempre identitaria, nos dieron las gracias por nuestra inmensa y trascendental aportación para su Independencia....que supongo es su manera de hacerlo, puesto que su constitución así dice sobre la libertad del hombre.
Y intervención tras intervención llegamos a los actuales días donde inevitablemente tenemos que concluir que sin ese gran país no seríamos libres y si una enorme masa de catetos atrasados incapaces de logros para el servicio no sólo de la libertad de cada individuo sino que abarca prácticamente todos los campos de la ciencia para el desarrollo moderno de la persona y todo lo que le rodea. amen a los libertadores héroes y démosles las gracias por identificarnos siempre a los malos. Debemos ser sumisos a USA, su ejemplo la avala. Ahí está la historia. Todo lo que sea ir contra esa gran nación es de retrógrados. Dejemos de ser paletos.*
* ¡Jesus!, que asco de mucha gobernación ha tenido ese país. El mismo se ha buscado odios. No es cristiano odiar, no debemos caer en ello; pero su vileza y embuste es enorme. ¿Desde Canadá, Argentina, Méjico.... Quizás interviniendo en suelo ajeno? Hasta hoy, y siguen.
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
España acabó ganando la guerra de Cuba y nadie lo sabe
By Admin on Julio 12, 2017
https://eldiariodelamarina.com/wp-co...-isabel-II.jpg
Los lazos económicos entre España y Cuba nunca se rompieron definitivamente. Hoy sin el engorro de tener que administrar la isla directamente España le saca aún más provecho.
Antes de la toma de La Habana por los ingleses, en Cuba se desarrolló la industria naval más importante del imperio español. Hoy ese hecho ignorado y casi olvidado dice mucho de la clase de personas que fabricaron aquel país y de los que luego escribieron su historia. Luego, cuando le llegó el turno al azúcar no sólo se experimentaron en Cuba, las tecnologías más avanzadas de la época, sino que se logró alzar dicha producción al primer nivel mundial. ¿cuál fue el secreto de aquellos varones? La libertad de comercio y la liberalización de los sectores productivos.
Una vez conseguida la relativa estabilidad política de la península, a la que no poco contribuyeron ingenuamente las fortunas cubanas; el restablecimiento del absolutismo de Fernando VII trajo aparejado un control más estricto de la riqueza generada, con un aumento impositivo exponencial de las exportaciones, sin olvidar la creación de un mercado cautivo para las incipientes producciones textiles catalanas y mineras vascas.
Pero fue la creación del Banco Español de la Habana, y la centralización de las relaciones comerciales por parte del Estado a través de un Banco Central, las que terminaron provocando la pérdida de influencia primero y la ruina después, sobre todo en la parte oriental de la Isla, de una gran parte de aquella oligarquía criolla industriosa que se financiaba principalmente con capitales foráneos en Londres y en Nueva York.
Algún día se escribirá una Historia económica de la isla de Cuba y podrán distinguirse claramente estos tres momentos fundamentales, el primero, que se terminó con el fracaso de la Junta de Información en 1867, pues allí se puso claramente en evidencia que ya los criollos no eran los dueños de la finca; el segundo, cuando esos mismos criollos ganaron ayudados por Estados Unidos la Guerra Civil contra España. Para aquel sector de la sociedad cubana, 1902 supuso una momentánea restauración de sus fueros históricos mantenidos durante siglos. El restablecimiento de la plaza como principal productor de azúcar en tan breve plazo la década siguiente, no podría explicarse racionalmente sin las competencias y experiencias acumuladas el siglo anterior.
Fidel Castro representa el último movimiento de esta historia, la revancha en suma de los modestos inmigrantes españoles que vinieron a Cuba buscando fortuna y que perdieron en la Guerra Civil. No hay que hacer un gran esfuerzo de imaginación para imaginar a Angel Castro inculcando a su progenitura el odio a aquella oligarquía criolla tradicional impermeable, responsable no sólo de acaparar ilegalmente las riquezas nacionales, sino haciéndola gestora de la ruina de España.
En consecuencia, contra ella valían todos los recursos incluyendo el de la expoliación. Por esa razón, la destrucción definitiva de la riqueza acumulada por la antigua oligarquía antes y sobre todo durante la República Mambisa, era legítima ante los ojos de los españoles recién llegados; cuyos descendientes no lo olvidemos apoyaron masivamente a Castro en 1959. Para ellos fue muy fácil favorecer el discurso de un Mesías que prometía por fin justicia para todos y al mismo tiempo cerrar los ojos contemplando con entusiasmo como se desarticulaban las estructuras productivas, las redes sociales y la industria creada por los ganadores del 98.
Los lazos económicos entre España y Cuba nunca se rompieron definitivamente y hoy sin el engorro de tener que administrarla directamente España le saca todavía bastante provecho, o lo que es lo mismo: España perdió la batalla del 98 pero por causas ajenas a su voluntad ha terminado ganando la guerra. Si los cubanos no pueden ver hoy esta realidad es porque durante más de 100 años, historiadores de aquel grupo oligárquico se fabricaron a la medida una historia que impide por el momento atar los cabos sueltos.
Cuba nunca fue una colonia como las otras. En lo inmediato la Península no va a pasar de repente al primer plano pero su hora llegará. La colonia española en la isla está llamada a crecer exponencialmente (sobre todo si se extiende la ley de abuelos). Tampoco sus miembros a pesar del tiempo perdido en experimentos revolucionarios han olvidado que una vez sus antepasados cruzaron el Atlántico para hacer América. Ahora sólo les falta ganarse el poder político que les corresponde.
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Fuente:
https://eldiariodelamarina.com/espana-gano-la-guerra/
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Cuando a España le quedaba todavía un poco de vergüenza: La Batalla del Caney
By Admin on Agosto 24, 2017
https://eldiariodelamarina.com/wp-co...ra-del-rey.jpg
El general Vara de Rey durante la batalla de El Caney- Foto cedida a ABC por el artista Pablo Outeiral (Desperta Ferro)
Durante la Guerra de Cuba poco más de 520 corajudos soldados españoles, bajo el mando del general Vara de Rey, pusieron en jaque a más 6.000 estadounidenses
«El valor de los españoles superó todo lo imaginable. Las granadas hacían explosión en las calles, los blocaos saltaban por los aires, esquirlas de plomo barrían las trincheras, penetraban en cada rendija, en cada esquina, en cada aspillera, pero los soldados de aquel incomparable héroe, el general Vara de Rey, serenos y decididos, no dejaban de emerger de las trincheras para lanzar descarga tras descarga contra los atacantes».
Estas fueron las palabras del coronel estadounidense Sargent -recogidas en el Nº21 de Desperta Ferro Contemporánea: «Cuba 1898»- a propósito de la encomiable defensa del fuerte «El Viso» y de la posición estratégica de El Caney. Heroica labor llevada a cabo por un puñado de encorajinados e incólumes soldados españoles frente a un enemigo que los superaba más de diez veces en número.
Las muchas horas de combate en las que los poco más de 500 soldados de Vara de Rey se mostraron persistentes en su defensa trocaron la inevitable derrota en gesta imborrable. Este es el relato de un episodio que forma ya parte de la gloriosa historia española y cubana.
Cuba: objetivo yanqui
Parece ser que, como señalan no pocos autores, el interés que despertaba Cuba, la perla del Caribe, en Washington D.C se remonta hasta principios del siglo XIX. Ya desde tiempos del presidente Thomas Jefferson el recién nacido país habría realizado infructuosos intentos de comprar la isla. Transacción a la que siempre se dio la negativa por respuesta desde la Península.
Sin embargo, los intentos de lograr la dominación de la codiciada insula no quedaron ni mucho menos aquí. En el año 1823 -como señalan Miguel del Rey y Carlos Canales en «Breve historia de la Guerra del 98»- el embajador estadounidense en Madrid le trasladó al ministro de Exteriores español, Evaristo Fernández de San Miguel, una nota en la que se aludía a la «anexión de Cuba como indispensable».
Fue con la firma del tratado de Ostende de 1850 (realizado por tres embajadores norteamericanos en Europa) que el interés del país por dominar este territorio caribeño se hizo explícito. En este informe -como relata Luis Navarro en «Las Guerras de España en Cuba»- «se declaraba que la anexión era necesaria para la seguridad de los Estados Unidos, por lo que se debía obligar a España a vendérsela por ciento veinte millones de dólares. De no aceptar España esta fórmula, la isla podría serle arrebatada a cualquier precio».
El valor de los españoles superó todo lo imaginable Coronel Sargent
La guerra civil que sacudió a las otrora colonias inglesas (1861-1865) supuso un nuevo paso en la búsqueda de la conquista de Cuba. Los Estados del Sur eran los menos proclives a entrar en conflicto por un territorio que les ofrecía, fruto de las relaciones comerciales, pingües beneficios económicos. Sin embargo, a pesar de la victoria del Norte (mucho más receptivo a la toma de la ínsula), la necesidad de reconstruir el país tras la contienda fratricida, así como la expansión hacia el oeste, implicaron que se dejasen momentáneamente a un lado las aspiraciones sobre el territorio caribeño.
Definitivamente, a partir de 1895 -momento en que Estados Unidos había logrado situarse como potencia económica e industrial– el país norteamericano decidió lanzarse a ocupar aquellos territorios que tenía más a mano, entre los que destacaban las islas ubicadas en el Caribe y el Pacífico (como Cuba, Puerto Rico y Filipinas). Motivación que llevó a la (teórica) nación amiga de España a invertir gran cantidad de recursos en la construcción de un ejército (especialmente una armada) acorde a la empresa.
El gobierno español, lejos de plantar cara a la injerencia anglosajona, se limitaba a tratar de satisfacer las demandas yanquis con el fin de apaciguarles. Sin embargo, el embajador estadounidense en Madrid -cuyas palabras aparecen recogidas en la obra Rey y Canales- no parecía estar satisfecho con los esfuerzos realizados desde la capital por normalizar la situación, ya que según su opinión: «Un solo poder y una sola bandera pueden imponer la paz en Cuba. Ese poder es Estados Unidos y esa bandera nuestra bandera».
Washington contaba además a su favor, en lo que a la toma de la codiciada ínsula se refiere, con la falta de un sentimiento de nacionalismo «per se» tan difícil de lograr en una sociedad multirracial como la caribeña. Parece ser -según relata Navarro- que en Cuba existía «una fuerte tendencia al mantenimiento de la unión con España, o a la anexión a los Estados Unidos».
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Restos del «USS Maine»" data-recalc-dims="1" />Restos del «USS Maine»– ABC
Con todo esto, el hundimiento (probablemente intencionado) del acorazado «USS Maine» el 15 de febrero de 1898 en el puerto de La Habana acabó por provocar la entrada en la guerra de los yanquis (25 de febrero). Contienda que de hecho ya se estaba librando entre españoles y cubanos independentistas desde 1895. Como explican Del Rey y Canales, desde entonces Estados Unidos siempre ha justificado sus intervenciones militares internacionales en base a una provocación. De este modo, como afirma Luis Navarro en su obra, entre el 8 y el 9 de junio, se produjo en la bahía de Guantánamo el primer desembarco de soldados yanquis en la isla.
Parece ser que -como señalan Del Rey y Canales- a los oficiales yanquis les preocupaba la imagen que estaban dejando las tropas estadounidenses en los inicios de la contienda. El sonoro ridículo que implicó para los norteamericanos la batalla librada el 24 de junio en Las Guásimas(sonrojante episodio en el que los españoles infligieron un elevado número de bajas a unas tropas mejor equipadas y superiores en número), ejemplificaba la «inexperiencia y falta de preparación» del contingente anglosajón.
Gracias a la retirada de los españoles de la zona de Sevilla -una vez acabaron con todos los yanquis que pudieron- el general estadounidense Shafter (al mando del V Cuerpo de Ejército), se encontraba ya a poco más de diez kilometros del importante enclave de Santiago. Ante el previsible ataque norteamericano, el teniente general Arsenio Linares -gobernador de la ciudad- se dispuso a preparar la defensa del importante enclave, para lo cual -como expresa Puell de la Villa en «El desastre de Cuba, 1898: Las Guásimas, El Caney, Las Lomas de San Juan»- procedió a reforzar las posiciones cercanas relativamente fortificadas.
Con ese objetivo, la defensa de El Caney (posición ubicada a escasos seis kilómetros de Santiago) fue puesta bajo el mando del general ibicenco Joaquín Vara de Rey por el mismo Linares. La misión del oficial y de sus poco más de quinientos efectivos (391 miembros del Regimiento de infantería de la Constitución, 41 del de Cuba y 95 voluntarios) era la de frenar en la medida de lo posible el avance estadounidense dirigido hacia la ciudad cubana. Shafter por su parte destinó la mayoría de las fuerzas, pertenecientes al V Cuerpo del ejército, al principal foco de resistencia ubicado en las Lomas de San Juan.
La posición escogida por Vara de Rey para dirigir la defensa del enclave fue el fortín «El Viso», una construcción facturada durante la Guerra Grande (1868-1878) y ubicada sobre un montículo. Además, las tropas españolas también contaban con seis blocaos (construcciones defensivas de madera) distribuidos en torno a El Caney: Norte, Río, Asia, Matadero, Izquierdo y Cementerio. Con el fin de dificultar aun más el avance yanqui también cavaron líneas de trincheras, desplegaron alambradas de espino y abrieron aspilleras en las casas y la iglesia.
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Soldados españoles durante la Guerra de Cuba (1895-1898)– Museo ABC
Como explica Matt Casado en «La Guerra Hispano-Estadounidense de 1898», Shafter se desplazó a una posición cercana a El Pozo, desde donde tenía una buena perspectiva de las tropas enemigas. El ataque sobre El Caney, según lo entendía el general yanqui, era meramente secundario. La principal motivación del mismo era evitar que los hombres de Vara de Rey tratasen de entorpecer el avance estadounidense sobre Lomas de San Juan, posición hacia donde los soldados norteamericanos debían dirigirse una vez que hubiesen acabado con la resistencia española. Para llevar a cabo la misión, se escogió al oficial Henry W. Lawton, el cual contó desde el momento de su salida de El Pozo (30 de junio) con un contingente superior a los 5.000 efectivos.
Encontrándose ya cerca del Caney, el ejército se dividió en tres brigadas. Como señala Puell de la Villa, la 1ª (dirigida por Ludlow) se ubicó al sur del enclave español, la 2ª (general Miles) en la retaguardia de la anterior y la 3ª (comandada por Chaffe) en el nordeste. El tiempo que Lawton consideraba necesario para acabar con la resistencia era de dos horas escasas.
500 contra 6.000
La batalla tuvo su inicio en torno a las 6 de la mañana del 1 de julio. Las tropas yanquis comenzaron empleando su artillería con el fin de ablandar la posición lo máximo posible. Sin embargo, como explican Del Rey y Canales en su obra, el ataque estadounidense -concentrado en los blocaos- no tuvo prácticamente ningún efecto en las defensas, ya que por lo normal los proyectiles se quedaban largos o cortos de su objetivo.
Tras el fracaso de este primer intento de acabar con el pequeño contingente por la vía rápida las unidades de infantería tomaron la iniciativa. Fue en este punto en el que los hombres de Vara de Rey dejaron claro que no pensaban dar un paso atrás. Desde El Caney los soldados españoles comenzaron a realizar descargas una y otra vez sobre los desventurados estadounidenses. Por más hombres que Lawton enviara el resultado era siempre el mismo: una carnicería. La cadencia de disparos desde las posiciones hispanas era tan breve que, según explica Puell de Villa, el general norteamericano llegó a pensar que solo en «El Viso» debía haber más de 500 efectivos. Del Rey y Canales señalan que después de cinco horas de batalla (más del doble de lo previsto) los atacantes a penas habían logrado hacer mella en el poblado.
Sin embargo, con la llegada de la brigada independiente de Bates (enviada por un general Shafter que ya estaba harto de esperar) la heroica defensa española estaba a punto de llegar a su fin, aunque de hecho aguantó aun bastante tiempo. Todo esto a pesar de que, una vez arrivaron los refuerzos -como señala Puell de la Villa en la revista Nº 21 de Desperta Ferro– los escasos 520 hombres de Vara de Rey hacían frente a 6.453 yanquis y 200 independentistas cubanos. Una desproporción numérica considerable.
Y esta lucha de El Caney ¿No aparecerá siempre ante todo el mundo como uno de los ejemplos más hermosos de valor humano y de abnegación militar? Capitán Wester
Aun así, los intrépidos españoles estuvieron cerca de triunfar. Faltó poco para que Lawton perdiese el control de sus tropas ante la desesperación de Shafter, quien ya las reclamaba para que se uniesen a la ofensiva principal en Lomas de San Juan. Finalmente, sobre las 15:00, la artillería estadounidense consiguió hacer mella en las trincheras españolas y destruyó «El Viso». Sin embargo, lejos de rendirse, los hombres del general ibicenco resistieron el envite de los yanquis -que ahora se abalanzaban hacia las entrañas del poblado- durante unas horas más.
Vara de Rey acabó muriendo víctima de un disparo en la cabeza cuando era transportado en camilla fuera de El Caney. El general ibicenco había sido herido en las piernas tras la destrucción del fortín desde el que dirigía la defensa. Mientras era conducido fuera del poblado, varios estadounidenses abrieron fuego al avistar la comitiva destinada a trasladar al maltrecho militar. Como explica Puell de Villa, la desmoralización ante la pérdida del oficial al mando cundió entre los españoles. Fue este el momento en el que se inició la desbandada hacia Santiago.
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Imposición de medallas a los héroes de El Caney y Lomas de San Juan– ABC
Imborrable gesta
La batalla de El Caney no pasó desapercibida ni en España ni en el extranjero. El agregado militar sueco en Washington dedicó unas bellas palabras a esta labor llevada a cabo por un puñado de soldados españoles:
«¡Después de esto, ni una palabra más se escuchaba en el campo americano sobre la cuestión de la inferioridad de la raza española!»
«Y esta lucha de El Caney ¿No aparecerá siempre ante todo el mundo como uno de los ejemplos más hermosos de valor humano y de abnegación militar?»
Por su parte, en la Península, la revista Blanco y Negro en su número del 9 de julio de 1898 se hacía eco de la titánica labor de estos estoicos soldados y su general, de los que dijo que resistieron «como si fueran no hombres sujetos a las debilidades de la carne, sino estatuas de bronce a las que animara un hálito divino».
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Fuente:
https://eldiariodelamarina.com/espana-gano-la-guerra/
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
¿Y eso de la inferioridad de la raza española qué coño es? En fin, siempre con el tema racial y la supuesta superioridad anglosajona...
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Voluntarios catalanes de Cuba no toleran insultos contra España, enero 1869
Publicado el 24 septiembre, 2017
https://somatemps.files.wordpress.co...pg?w=480&h=386
En enero de 1869, recién iniciada la Guerra de los Diez Años, ocurrieron sucesos en La Habana que demostraban la situación de extrema tensión entre independentistas cubanos y voluntarios españoles. Se celebraba en un local de la ciudad llamado Teatro Villanueva una obra en la que se exaltaba la independencia de Cuba y apenas se ocultaba que era a beneficio de los guerrilleros cubanos y sus familiares. El 22 de enero, durante la obra el público, de ideología separatista, vitoreó la independencia de Cuba y dio mueras a España.
Ante la situación se presentaron grupos de voluntarios españoles y exigieron la immediata retirada de la obra. Tras una tensa discusión con algunos asistentes se oyeron disparos contra los voluntarios españoles. Estos respondieron sacando sus revólveres y fusiles y disparando a su vez. Aunque los datos son confusos parece que murieron 3 separatistas y hubo muchos heridos de ambos bandos. Durante los 4 siguientes días se produjeron graves incidentes y tiroteos en las calles de La Habana entre separatistas y voluntarios que según parece causaron unos 25 muertos de ambos bandos.
Aunque los grupos de voluntarios españoles organizados en la Península aún no habían llegado ya estaban en funcionamiento los grupos de voluntarios formados por españoles que ya vivían en Cuba (muchos de los cuales eran catalanes) y de cubanos proespañoles. El trasfondo del malestar de los Voluntarios era la débil política del gobernador español el general Dulce, que había que había legalizado la prensa independentista, permitiendo todo tipo de insultos y desprecios contra España y quería negociar la autonomia de la isla con los rebeldes a los que concedió numerosas amnistías, que solo fortalecieron a los mambises. Los Voluntarios se movilizaron contra Dulce y su política suicida y consiguieron que el Gobierno lo sustituyera por el general Caballero de Rodas, de mentalidad mucho más combativa.
Desde luego si aquellos voluntarios catalanes vieran que 150 años más tarde en Cataluña algunos de sus descendientes han adoptado como propia la bandera de sus archienemigos, los separatistas cubanos, se sentirían consternados. Precisamente los rebeldes cubanos (y de esto hay numerosos testimonios) consideraban entre los españoles precisamente a los catalanes como a sus mayores enemigos (entre otras razones por su posición de dominio económico sobre la isla). Los Voluntarios Españoles y entre ellos singularmente los catalanes fueron parte esencial del esfuerzo militar español contra la guerrilla cubana durante la Guerra de los 10 Años (1868-1878). Esta guerra fue devastadora y causó enormes bajas tanto a españoles como a cubanos.
Lo mismo ocurriría más tarde durante la segunda guerra, la de 1895-1898. Por fortuna los intensos odios y pasiones de estas guerras se superaron pronto. Así lo demostró la emocionante visita de la corbeta escuela española Nautilus a la Habana en junio de 1908. Era la primera vista de un buque militar español en 10 años y fue recibida con multitudinarias fiestas por el pueblo y las autoridades cubanas. Aquel evento simbolizó la reconciliación afectiva entre ambos pueblos hispánicos. La ocupación norteamericana que sufría Cuba entonces intensificó este sentimiento.
En cualquier caso la historia de los Voluntarios Españoles de Cuba ( como antes la Guerra de la Independencia o la de Africa) demuestra que todavía durante el siglo XIX los jóvenes españoles (entre ellos los catalanes, desde luego) no toleraban pasivamente insultos o menosprecios a España y estaban dispuestos a luchar por la Patria, si esta lo necesitaba
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Rafael María Molina. Historiador.
Fuente: Historia de los Voluntarios cubanos. José Joaquín Ribó Vol 1. 1876. Las guerras mambisas. Coronel Santiago Perinat 2002.
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Fuente:
https://somatemps.me/2017/09/24/volu...1869/#comments
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
¿INTENTO BELGICA COMPRAR LAS FILIPINAS Y CANARIAS?
https://upload.wikimedia.org/wikiped...dIIBelgien.jpg
Es conocida es la larga lista de personajes cuyas acciones y decisiones tuvieron como resultado la muerte de millones de personas inocentes. A nadie se le escapan los nombres de Mao, Stalin, Hitler o Pol Pot, los más grandes genocidas de la historia, título que se ganaron a sangre y fuego. Pero hay un individuo que casi siempre está ausente de esa lista, un sujeto que bien se acercó a los números de los nombres antes mencionados y que, no obstante su prolífica carrera criminal, durante décadas se le tuvo como un hombre bueno, un filántropo y gran servidor público. De hecho, en su país, Bélgica, hay gente que aún venera al rey Leopoldo II.Leopoldo II, Rey de los Belgas
Nacido el 9 de abril de 1835 en Bruselas, heredó el trono de su padre a la edad de 30 años, después de formarse en la guisa típica de las casas reales, tutores privados y entrenamiento militar y político. Casado desde los 18 con Marie Henriette de Austria, pocas parejas podían ser tan dispares, ella alegre y piadosa y amante de los caballos; él, retraído y tímido, por lo que algunos les denominaban el “matrimonio entre el mozo de cuadra y la monja”, siendo ella el mozo de cuadra. La Dra. María Misra, historiadora en la Universidad de Oxford, piensa que Leopoldo se sentía algo resentido y menospreciado por su relativo poco peso dentro de la dinastía Sajonia-Coburgo, de en la cual mandaban su prima hermana Victoria, reina de Inglaterra, y su tío el Kaiser Wilhelm. Él mismo se veía como el monarca de una pequeña nación con gente pequeña. Nada mejor para engrandecer a un país, y a sí mismo, que tener colonias.
La obsesión por obtener colonias le venía de herencia, pues su padre había intentado en más de 50 ocasiones, todas sin éxito, conquistar o comprar territorios de ultramar para ingresar en el club de las potencias mundiales. Incluso antes de acceder al trono, Leopoldo gustaba comentar entre sus allegado que Bélgica debía tener colonias a toda costa. Una vez coronado, se dio a la tarea como el objetivo más importante de su reinado. Intentó comprar Sarawak, uno de los estados de Malasia en la Isla de Borneo; envió un embajador a la corte de la reina española Isabel II para convencerle de que le cediera las Filipinas, pero el embajador se negó sabiendo lo ridículo de la idea, y Leopoldo lo sustituyó. Cuando lo intentaba por segunda vez, en 1868, Isabel fue derrocada y no pudo convencer al nuevo gobierno de Amadeo de Saboya de venderle el archipiélago y las islas canarias, por lo que el rey de los belgas dirigió sus esfuerzos hacia África.
http://hispanismo.org/image/jpeg;bas...oFqysrKzCj/9k=
Leopoldo no era tonto, y planificó su iniciativa con sumo cuidado. Sabía que la mentalidad colonial había cambiado en el último siglo y que las potencias ya no veían sus dominios exclusivamente como fuentes de recursos, y que convenía más a la nación conquistadora invertir en infraestructuras para mejorar la calidad de vida de sus súbditos, “civilizarlos”, como se diría en aquel entonces. Sin embargo, las ideas, o las ganas de Leopoldo tenían un retraso de cien años. Para hacerse con su colonia, fundó en 1876 la Asociación Internacional Africana con el objetivo de “descubrir el inexplorado Congo y civilizar a sus nativos”, con él como presidente. Como primer paso, Leopoldo contrató al más célebre de los exploradores de África, Sir Henry Morton Stanley, quien accedió a explorar la región y cartografiarla creyendo que se trataba de un proyecto científico, pero poco a poco, el ambicioso rey manipuló a personas y estados hasta convertirse en amo y señor único de ese territorio africano.
Durante la Conferencia de Berlín de 1884-1885, las potencias europeas se repartieron el continente africano para evitar los conflictos en las diversas áreas de interés. Leopoldo había fundado meses antes del Estado Libre del Congo, y consiguió que sus aliados le permitieran controlar su colonia para “mejorar las vidas de sus habitantes”. Como parte del acuerdo, Leopoldo se comprometió a permitir el acceso a la inversión de todas las demás potencias, peroestando estas ocupadas en sus propias colonias, no hizo falta mayor esfuerzo para romper lo acordado y el Congo se convirtió en propiedad exclusiva del rey de los belgas. Rápidamente Leopoldo movió los hilos para montar su coto privado de explotación, creando laForce Publique, un grupo de mercenarios a su servicio y el de su administración, que llegaría a hacerse infame por su ignominioso trato hacia los nativos. Inicialmente, Leopoldo se enriqueció con el mercado de marfil, pero cuando a finales del siglo XIX la popularidad de la bicicleta y la invención del automóvil incrementaron la demanda de caucho para fabricar las ruedas y, siendo el Congo el único territorio donde el árbol del caucho crecía naturalmente, no dejó de pasar la oportunidad.
No hace falta decir que los congoleses eran tratados como esclavos. Leopoldo transformó al Congo en un vasto campo de trabajos forzados. Para obligarlos a trabajar, Leopoldo enviaba a su Fuerza Pública a quemar las aldeas y las cosechas de sus moradores. Aquel que se resistía, terminaba sus días con plomo en el cuerpo. Lo que les esperaba en los campos de trabajo no era menos horrendo. Los trabajadores que no cumplían con su cuota semanal recibían como castigo la amputación de una mano o un pie, y si una aldea no entregaba su ración diaria de alimento al administrador local era simplemente destruida y sus habitantes masacrados. Otros eran golpeados con el chicote y torturados de mil maneras, en uno de los primeros casos de violación masiva de derechos humanos. Las estimaciones de muertes durante el periodo varían entre dos y quince millones de almas, un número difícil de concretar debido a la inexistencia de registros. Estudios recientes en los que se incluyen factores tales como censos religiosos, fuentes locales, genealogías y cálculos demográficosrevelan una cifra más cercana a los diez millones. Las protestas tardaron, pero llegaron.
George Washington Williams, un jurista e historiador negro de los Estados Unidos, elaboró en la década de 1890 un informe para el gobierno del Presidente Benjamin Harris, el primero en contra de las salvajes prácticas en el Congo de las cuales fue testigo. En las conclusiones de su escrito, Williams terminaba con la frase “Leopoldo II es responsable de crímenes en contra de la humanidad”. Los misioneros católicos en el Congo, que en un principio sólo hablaban del tema entre ellos por miedo a represalias, empezaron por la misma época a escribir a sus oficinascentrales describiendo el tratamiento que recibían los congoleses. – Su conducta es una desgracia para la civilización. El reverendo sueco E.V. Sjöblom fue el primero en atreverse a publicar informes de las amputaciones, y recibió amenazas de cárcel por parte del Estado del Congo si continuaba denunciando las atrocidades, pero en lugar de amilanarse, Sjöblom arreció sus críticas, que pronto encontraron su camino hasta los principales periódicos de Europa y América. Otros notables en la campaña de protesta contra el Estado Libre del Congo fueron el periodista inglés Edmund Denel Morel, el escritor Joseph Conrad y un diplomático británico de origen irlandés que en un principio trabajó para Leopoldo II, Roger David Casement. En 1904 , Sir Henry Grattan Guinness junto con Morel y Casement fundaron la Asociación de Reforma del Congo, probablemente la primera gran organización en defensa de los derechos humanos.
La presión de la opinión pública creció gradualmente, al igual que las voces que pedían una solución. El gobierno belga, consciente de las críticas y de la oposición internacional, decidió en 1908 obligar a Leopoldo a ceder el Congo al gobierno. El Estado Libre del Congo pasó a llamarse el Congo Belga y quedó bajo control parlamentario. Pero a nadie se le ocurrió pedir responsabilidades a Leopoldo, quien sólo un año después fallecería. Muerto el perro se acabó la rabia, pensarían algunos, y la figura del voraz rey no sufriría más críticas durante buena parte del siglo XX. ¿Por qué? Porque Leopoldo llevó a cabo grandes y grandiosas obras públicas en Bélgica, museos, majestuosos monumentos como el Arco del Cincuentenario, palacios, escuelas y hospitales que sus súbditos admirarían y agradecerían, todo pagado con su fortuna ganada suciamente en el Congo, algo que nunca pudo reconocer en público pues temía que los belgas se preguntarían de dónde sacaba el rey tanto dinero. Fuera de Bélgica, las dos guerras mundiales mantuvieron ocupado a Europa con otros menesteres y añadieron a la lista más personajes perversos que ayudaron a que la memoria infame de Leopoldo no tuviera tanta prensa. No fue sino hasta finales del siglo XX que los investigadores se fijaron nuevamente en su figura, y los crímenes del voraz rey recibieron la atención debida.
https://yoatomo.files.wordpress.com/...erto.jpg?w=300
Aún así, esta historia es poco conocida y por ello hoy he querido recordarla. No se trata de venganza ni de revisionismo, sino de darle publicidad a hechos históricos.
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Fuente:
Por la vuelta a España de Cuba, Puerto Rico y Filipinas: ¿INTENTO BELGICA COMPRAR LAS FILIPINAS Y CANARIAS?
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Con España en 1897, los negros tenían más derechos que con Castro en el 2017
Lo que te ocultan: como provincias españolas en el Caribe bajo régimen autonómico en 1897, cubanos y puertorriqueños tenían más derechos que hoy.
https://www.youtube.com/watch?v=TTnPLysmBDI&feature=share
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
De cómo y por qué los invasores estadounidenses tildaron a la Isla de Puerto Rico de mendiga majadera / Rafael Rodríguez Cruz
10 febrero 2018
Puerto Rico y la revista National Geographic, 1898-1907: De cómo a la bella princesa antillana le pusieron el mote de ‘mendicante majadera’
por Rafael Rodríguez Cruz
Tal como hermosa princesa antillana acabada de descubrir, la isla de Puerto Rico fue presentada al mundo de la ciencia estadounidense en la edición de marzo de 1899 de la revista National Geographic. Si es cierto eso que dicen, de que las primeras impresiones son las que cuentan, hay que decir que los editores de la prestigiosa publicación no escatimaron en 1899 en elogios para nuestra isla:
«Es la más oriental y más pequeña de las Antillas Mayores, siendo 500 millas cuadradas menor que Jamaica, en términos de área. Tiene 95 millas de largo, 35 millas de ancho, y posee un área de 3,668 millas cuadradas. Su línea de costa tiene una longitud de 300 millas. Su área es 300 millas cuadradas mayor que la de Delaware, Rhode Island y el Distrito de Columbia, combinadamente, y 300 millas cuadradas menos que la de Connecticut. Al mismo tiempo, es la más productiva en proporción al área, la más densamente poblada y la más establecida en sus costumbres e instituciones». (Traducción libre)
https://abeyno.files.wordpress.com/2...enes.jpg?w=536
El autor de la edición de National Geographic dedicada a Puerto Rico no era un científico cualquiera. Se trataba de Robert T. Hill, uno de los exploradores más destacados en el campo de las investigaciones geológicas en Estados Unidos, desde la perspectiva de los intereses del gran capital monopolista. Entre 1886 y 1890, por ejemplo, este condujo estudios geológicos que hicieron posible los gigantescos proyectos de irrigación de las granjas agrícolas y comerciales en el estado de Texas, mediante la extracción de aguas subterráneas. También llevó a cabo investigaciones que sirvieron de base para la exploración petrolera en la costa de esa región. Al incrementarse el impulso imperialista de las corporaciones estadounidenses en la década final del siglo XIX, Hill estuvo en México, Jamaica y Cuba identificando yacimientos potenciales de oro y otros minerales. Además, en 1896 evaluó en detalle los aspectos geológicos del desarrollo de la «ruta del canal de Panamá». Su considerable conocimiento de la geología y exploración mineralógica siempre estuvo al servicio del capital. En parte por eso, Hill iba más allá que muchos científicos naturales y se interesaba en todos los aspectos de los países que visitaba, la historia, la economía, la política y las cuestiones raciales. Sus estudios científicos culminaban siempre con una valoración de conjunto e incluían recomendaciones basadas en lo que él llamaba la «geografía económica» determinante de la rentabilidad de las inversiones. Era de esperarse, pues, que al ocurrir la invasión de Puerto Rico en 1898, Hill llegara a nuestra isla para evaluar la posibilidad de explotar minerales como el oro y el cobre. Así fue.
Puerto Rico resultó doblemente exótico para Hill. Geológicamente, la isla no se parecía en nada a los lugares de ocurrencia de minerales metálicos en Estados Unidos. Más bien, era una extensión, en las Antillas, de las formaciones geológicas de América Central y, en particular de Colombia, lugar en que abundaba el platino. Lo recomendable era, pues, hacer un estudio más completo de la viabilidad de la minería de exportación en Puerto Rico, tomando en cuenta su matriz antillana. El prospector ordinario –señaló enfáticamente– habría de encontrar las condiciones locales tan distintas a las de Estados Unidos, que «estaría completamente desorientado en seguir las indicaciones normales de riqueza mineral».
En lo económico y social, Hill quedó hechizado con la isla. Aunque él era oriundo de Nashville, Tennessee, se desarrolló y vivió la mayor parte de su vida en Texas. De hecho, antes de ser una eminencia en el campo de la geología de las Grandes Praderas del Sur, Hill fue vaquero, literalmente, un cowboy. Durante su juventud, formó parte de las cuadrillas de trabajadores a caballo que movían reses desde Texas a Kansas, en viajes de meses de duración. Fue, precisamente, durante esas travesías a la intemperie que adquirió el pasatiempo de coleccionar fósiles y rocas. Sin saberlo, su colección contenía especímenes que nunca habían sido descritos en los textos de geología. Bastó con que un periódico los mostrara, para que cayeran en desuso todas las teorías propugnadas por el Manual de Geología, de James Dwight Baldwin, sobre las formaciones geológicas del sur de Estados Unidos. Hill no había ido aún a la universidad, y ya estaba en el centro de las controversias teóricas acerca de la evolución del continente de América de Norte.
Al llegar a la isla, Hill experimentó un segundo encuentro con lo desconocido. Las Grandes Llanuras del Sur, cuya geología él había estudiado para servir a los intereses de la gran agricultura comercial, se caracterizaban por la extensión y uniformidad topográfica. Un lugar de las llanuras era idéntico al otro, aunque mediara una distancia de cientos de millas. Además de lo aplanado del terreno, el elemento común allí era la escasez de lluvia. Él mismo, apenas graduado de la universidad de Cornell, trabajó en la región en la exploración de acuíferos y fuentes de agua subterráneas para usos agrícolas. Los estudios de Hill en Texas coinciden con una época en la evolución de la agricultura capitalista orientada hacia el uso intensivo de la irrigación y los fertilizantes artificiales. Era la época del fetiche capitalista de las granjas gigantescas, cuya productividad era función de la aplicación de la ciencia para dominar al mundo de lo natural.
https://abeyno.files.wordpress.com/2...pg?w=536&h=358
Puerto Rico le rompió todos los esquemas a Hill. Se trataba de un lugar diminuto, predominantemente montañoso y apenas cultivado por métodos científicos modernos. Sin embargo, era agrícolamente prospero. Las claves de esa prosperidad, a su juicio eran tres: la vasta productividad del suelo, la abundancia de lluvia y la energía de la pequeña agricultura diversificada:
«Probablemente, ningún otro lugar en todas las Antillas es tan fértil como Puerto Rico, y ninguno es más generalmente susceptible de cultivos y agricultura diversificada. Un solo acre de caña rinde aquí más azúcar que en ninguna otra de las islas, excepción hecha de Cuba. Poseedora de todas las variedades de escenarios tropicales, fértil desde la cima de las montañas hasta la mar, rica en tierras de pastoreo, sombreada por hermosos bosques de palmas magníficas, con la humedad de mil doscientas corrientes de agua dulce, sus posibilidades agrícolas son inmensas». (Traducción libre)
Quizás en una indiscreción inducida por sus primeras impresiones sobre Puerto Rico, Hill presentó una evaluación de la geografía económica de la isla no en función de criterios estrictamente imperialistas, sino de nuestra autosuficiencia. El sistema de la pequeña producción diversificada, calificado como un anatema por el pensamiento económico moderno estadounidense, hacía sentido en Puerto Rico. Nuestro país se destacaba, entre todas las Antillas, en que producía alimentos en cantidades suficientes para casi suplir las necesidades de sus habitantes, así como las de islas vecinas:
«Puerto Rico es esencialmente la tierra del agricultor y la más altamente cultivada de las Indias Occidentales. De hecho, es la única isla en que la agricultura es tan diversificada que produce suficiente comida para el consumo de sus habitantes, además de vastas cosechas de plantaciones en café, azúcar y tabaco para la exportación. Más aún, la tierra no está monopolizada por grandes plantaciones, sino que está dividida principalmente en pequeñas tenencias independientes». (Traducción libre)
Proveniente de Texas, la industria ganadera de la isla no pasó desapercibida para Hill. Nuevamente, hizo comparaciones interesantes con otras islas de El Caribe. Además, evaluó todo en el contexto del mercado caribeño:
«La agricultura diversificada de Puerto Rico está muy modificada por extensos intereses de pastoreo, que no solo suplen a sus habitantes de carne, sino que producen cientos de reses de excelente calidad para la exportación anual; especialmente para las Antillas menores, que son considerablemente dependientes de Puerto Rico para carne, así como bueyes de labor. Los principales consumidores son Martinica, Guadalupe, St. Thomas y Cuba. Las tierras de pastoreo son superiores a las demás de las Antillas. Están ubicadas principalmente en el sur y en el lado noroeste de la isla, y están cubiertas una nutritiva planta leguminosa, llamada malahojilla (Hymenachine striatum), que las reses consumen». (Traducción libre)
Con la misma energía y motivación intelectual con que dos décadas antes había estudiado los fósiles y rocas de la Grandes Llanuras del Sur de Estados Unidos, Hill se dio en 1899 a la tarea de estudiar el misterio de la prosperidad de Puerto Rico. Además de dos viajes exploratorios por la isla, revisó toda la literatura existente, en español e inglés, sobre la historia, economía, exportaciones, instituciones, cultura y demografía de nuestro país. También estudio los censos y las colecciones de la “Estadística General del Comercio Exterior”, entre 1887 y 1896. Las conclusiones a que llegó sorprendieron a los que lo conocían por su afán en encontrar avenidas para la inversión de capitales estadounidenses en el mundo entero. A su entender, la pequeña producción agrícola en Puerto Rico era tan eficiente, y su población estaba tan contenta, que lo mejor era dejarla quieta, salvo para viajes de recreación y placer:
«Unos cuantos árboles de café y matas de plátanos, una vaca y un caballo, un acre de maíz o batatas dulces, esa es toda la propiedad de lo que podríamos denominar un jíbaro que vive cómodamente; y quien, montado en su simple y fuerte caballo, con un machete largo asomándose de sus canastas, vestido con un sombrero de paja y borde ancho, abrigo de algodón, camisa limpia y pantalones gastados, sale animadamente de su cabaña para ir a misa, a las peleas de gallos, o a bailar, pensando que es el ser más feliz e independiente que existe […] No es del todo seguro que habrán muchas oportunidades de adquisición de riqueza en Puerto Rico, por medio de la explotación de los recursos agrícolas y minerales, por parte de inmigrantes de los Estados Unidos. Las condiciones que han prevalecido por siglos no pueden cambiarse en un día. Las tierras, cuya titularidad ha sido mantenida por cientos de años, no pueden apropiarse sino mediante su compra. Por otro lado, la isla sería una adquisición exquisita, desde el punto de vista estético, y sería un lugar deseado por la gente para recreación y placer». (Traducción libre)
Al igual que como ocurrió con Herbert Wilson, no sabemos si Hill regresó a Puerto Rico después de su trabajo de exploración mineralógica entre 1898 y 1899. Lo que sí sabemos es que alguna fuerza poderosa y oculta lo llevó a retractarse humillantemente de sus conclusiones iniciales sobre la isla, forzándolo a hacer en 1900 una alabanza pública de los proyectos agrícolas y militares del gobierno estadounidense. Los suelos de Puerto Rico eran inexplicablemente, en sus escritos revisados, «basura que solo podía ser rescatada por la magia de la química, el drenaje y la irrigación». Hill nunca más volvió a ocupar las páginas de National Geographic, salvo un breve intervalo en 1902 en que quizás buscando resarcir su lugar en el mundo científico estadounidense, se fue de voluntario a Martinica para ayudar a las víctimas de la erupción de Mont Peleé. Como en los viejos tiempos en que, aún un vaquero, describió formaciones geológicas desconocidas por la ciencia geológica en las llanuras del sur de Estados Unidos, Hill fue el primero en dar cuenta de los efectos devastadores de los nuée ardentes o flujos piroclásticos; o sea, la mezcla de gases volcánicos, sólidos calientes y aire atrapado que se mueven a altas velocidades y al nivel del suelo, en ciertos tipos de erupciones. Hasta estos flujos entonces eran desconocidos por los vulcanólogos.
La suerte de Hill, sin embargo, quedó echada con el «desliz» sobre la prosperidad de Puerto Rico antes de la invasión. El propio Alexander Graham Bell tuvo que intervenir para que le publicaran un último artículo en The National Geographic en 1902. No obstante su afirmación forzada de que la presencia militar de Estados Unidos en Puerto Rico era un «acto de guerra humanitario», y una bendición de Dios para un pequeño y empobrecido lugar en El Caribe, en 1903 Hill fue despedido del U.S. Geological Survey.
El 8 agosto de 1899 uno de los ciclones más violentos del siglo XIX, San Ciriaco, azotó a Puerto Rico. Los daños fueron inmensos. Más de 3,000 personas murieron por las inundaciones. La cosecha de café se perdió por completo. Sin embargo, nada aparece en los archivos digitales de National Geographic al respecto. La cortina de silencio impuesta por las tropas estadounidenses en la isla fue absoluta. Lo próximo que aparece sobre Puerto Rico en la revista data de diciembre de 1899. Su autor fue Hill, quien se limitó a intervenir, mediante una nota de una página, en el «debate» sobre el nombre oficial de la isla, «Porto Rico o Puerto Rico». ¿Qué eran 3,000 personas muertas en comparación con el nombre del collar que nos ponía el imperio en el cuello? Un mes después apareció otra nota en la revista, ahora anónima, anunciando que el presidente de Estados Unidos había puesto fin al debate, al declarar que el nombre oficial sería en adelante «Puerto Rico». De paso, la junta editorial de National Geographic criticó a Hill por su falta de «seriedad y capacidad» al tratar el tema de la nomenclatura apropiada para la isla, pues él había argumentado a favor del uso de «Porto Rico». Poco importa que Hill era (o había sido) una de las mentes geológicas más importantes de Estados Unidos. El error de nomenclatura era imperdonable.
En 1902, buscando congraciarse con las tropas militares en Puerto Rico, la revista National Geographic, dedicó su reunión anual al tema de la isla. ¿Quién fue el invitado especial para la ocasión? Pues, nada más y nada menos que William F. Willoughby, fundador del Instituto Brookings y exprofesor de economía en Harvard. Amigo cercano de Teodoro Roosevelt, Willoughby había sido nombrado tesorero del gobierno colonial de Puerto Rico en 1901, cargo que ocupó hasta 1909. Su mensaje a la National Geographic Society en Washington D. C. fue laudatorio de la administración del nuevo territorio: «En sus industrias, Puerto Rico avanza favorablemente. El azúcar y el ganado florecen». En la sesión de preguntas y respuestas, Willoughby afirmó que el huracán había sido «algo inusual». La verdadera «tormenta» era la falta de control emocional de los electores puertorriqueños, que se peleaban entre sí por asuntos electorales sin importancia. El resultado era la violencia en la colonia.
Entonces llegó el año del 1906. Una terrible sequía azotó a la agricultura de la isla. La competencia por los recursos de agua se tornó severa. Todavía en esa época el drenaje de agua dulce se mantenía en su estado casi natural. El agua abundaba en la Cordillera Central y escaseaba en las costas, particularmente en el sureste. Los grandes intereses azucareros, como la Central Aguirre, tenían sus propios pozos de agua dulce. El gobierno colonial hacía muy poco por aliviar el sufrimiento del agricultor puertorriqueño. Más aún, los proyectos gubernamentales de beneficio público se otorgaban, por lo general, a contratistas estadounidenses que se robaban el dinero y, a veces, ni llegaban a la isla. La prensa local comenzó a fustigar al gobernador designado por el presidente de Estados Unidos. El escándalo de corrupción en la administración de la colonia alcanzó la prensa de la nación imperial.
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William H. Taft
Fue en ese agrio contexto de crisis y múltiples revelaciones de actos de corrupción, que la revista National Geographic publicó su primer artículo de fondo sobre Puerto Rico, desde los tiempos de los maravillosos reportajes de Robert Hill. Ahora, sin embargo, el autor no era ni un geólogo ni un científico natural de renombre, sino el entonces secretario de guerra y también candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos: William H. Taft. Tan o más mentiroso que Donald Trump, el guerrerista Taft utilizó las páginas de National Geographic para presentar un cuadro totalmente falso no solo de la situación de la isla al momento de la invasión, sino también de lo que él llamó la «historia americana» de la isla por nueve años. En un lenguaje burdo y prepotente negó la condición colonial de Puerto Rico y le atribuyó, mentirosamente, al gobierno federal las ayudas que llegaron a Puerto Rico en respuesta a la devastación de San Ciriaco:«La soberanía de Puerto Rico pasó a manos de Estados Unidos el 18 de octubre de 1898, y esto con el pleno consentimiento de la gente de la isla […] Bien temprano en la historia americana de la isla, un ciclón pasó por encima de ella, destruyendo una buena parte de los cultivos de café; se gastaron $200,000 del fondo de emergencia del Departamento del Tesoro de Estados Unidos para comprar raciones y alimentar a los que quedaron desamparados». (Traducción libre)
¡Qué mentiras no dijo Taft sobre Puerto Rico y acerca de la supuesta «benevolencia protectora» de Estados Unidos entre 1898 y 1907! Contestar sus patrañas tomaría días y semanas. El imperio, según él, no había hecho otra cosa en Puerto Rico que no fuera garantizar nuestro bienestar y, en particular, evitar que apareciéramos ante el mundo «tristes y prostrados», como pasaba, según él, con las islas británicas, francesas, holandesas y danesas circundantes.
¿Y que había recibido Estados Unidos a cambio de tantos esfuerzos, gastos y responsabilidades, entre 1898 y 1907? Nada, absolutamente nada. El problema de Puerto Rico no era ni económico ni político. Según el secretario de guerra, los conflictos brotaban del complejo de inferioridad de los puertorriqueños y de la falta de agradecimiento que estos exhibían frente el altruismo imperial:«El carácter de los beneficios que nosotros hemos conferido a estas personas que hablan español es tal que, en ello, queda necesariamente implicado nuestro sentido de mayor capacidad para el gobierno propio, así como nuestra convicción de que representamos una civilización superior. Esto por sí mismo duele en el pecho de los nativos y les seca la flor de la gratitud. Es natural que sea así. Es inseparable de la tarea que tenemos que llevar a cabo». (Traducción libre)
Como si se tratara de un ‘Donald Trump’ de principios del siglo XX, Taft prosiguió en su artículo de National Geographic con expresiones pomposas acerca del significado de la presencia de Estados Unidos en Puerto Rico. Mintiendo sin reparos, se inventó datos para afirmar burdamente que la isla estaba en ruinas al momento de la invasión del 1898. Nada le importaron los artículos de Hill en la misma revista ocho años atrás. Lo único que importaba era su visión prepotente de lo que él llamaba la «historia americana de Puerto Rico», particularmente después de aprobada la ley Jones. En una afirmación que parece sacada de los twitteres modernos en la Casa Blanca, este futuro presidente de Estados Unidos afirmó que la benevolencia de su país hacia Puerto Rico era el «ejemplo más importante y más puro de altruismo en toda la historia de las naciones modernas». Y todo esto, hecho generosamente para el beneficio de un grupo de personas hispanohablantes, que maliciosamente abusaban de los derechos conferidos por la nación imperial. Ante todo, arremetió en contra de la prensa local:
«Los periódicos nativos unilateralmente se aprovechan de la libertad de prensa y abusan de este privilegio por medio de todo tipo de afirmaciones injustas diseñadas para agitar el prejuicio nativo en contra del gobierno y, por tanto, de los norteamericanos».
Fue así que a la isla de Puerto Rico, a aquella bella princesa que cautivó el corazón del vaquero texano convertido en geólogo al servicio del capital, le pusieron en 1907 el mote de ‘mendicante majadera’.©Rafael Rodríguez Cruz
https://abeyno.files.wordpress.com/2...pg?w=156&h=156
El autor es un abogado, periodista y escritor guayamés nacido en New Jersey que se ha destacado en luchas sociales en los Estados Unidos. Es activista en las luchas reivindicatorias de los indígenas de Dakota del Sur. En 2014 ganó el primer premio del concurso literario ‘Una Especie en Peligro de Extinción’, en la Feria Internacional del Libro en La Habana, Cuba, con el ensayo El Coyote y su bol de polvo.
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Fuente:
https://abeyno.wordpress.com/2018/02...odriguez-cruz/
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Mentiras cubanas: el malvado Weyler
Publicado el 25 mar. 2018
Uno de los capítulos que han contribuido al divorcio entre españoles de Cuba y la Península ha sido sin lugar dudas la llamada reconcentración de Weyler.
https://www.youtube.com/watch?v=WEEOvTgizQ4
https://www.youtube.com/watch?v=WEEOvTgizQ4
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Mentiras cubanas: el malvado Weyler II
Publicado el 25 mar. 2018
A pesar de que no existe ningún documento que pruebe la voluntad de exterminación que se le atribuye al gobierno español, y que sobran las ordenanzas que prueban que el Capitán General sí que se preocupó por la suerte de los refugiados en las ciudades habilitadas para recibirlos, los historiadores cubanos, y el pueblo llano, siguen creyendo las fabulosas cifras del “exterminio”, y no dudan en equiparar a la exterminadora España con la Alemania durante la II Guerra mundial sin que se les caiga la cara de vergüenza.
https://www.youtube.com/watch?v=uVZ3-DG6u1Q
https://www.youtube.com/watch?v=uVZ3-DG6u1Q
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Manipulando la historia: ‘Combate en Las Guásimas’
Los españoles en las paredes, habían atado a gente: Estaban atados juntos, de pies y manos, a un montón de sacos de arena. Mujeres y niños, monjas y prisioneros...
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abril 2, 2018
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A pesar de la mala prensa que algunas películas americanas hacen sobre la defensa española en Cuba, hablando de nativos clavados en los parapetos y difamaciones por el estilo, la verdad es que los soldados hispanos, a pesar de la obsolescencia de su equipo, de la carencia de materiales y de la deficiente instrucción, hicieron un acopio de valor impresionante frente al enemigo “yankee”. Como muestra, dos botones: El combate en Las Guásimas y la toma de la Loma de San Juan, que publicaremos a continuación.
Fuente: Foro de Cultura de Defensa
La batalla de Las Guásimas fue el primer choque de armas verdadero en la campaña cubana de la guerra hispano-estadounidense, fue una sangrienta escaramuza indecisa que terminó en favor de España el 24 de Junio de 1.898.
Siboney era uno de los tres puntos al Este de Santiago donde habían desembarcado las fuerzas expedicionarias norteamericanas. La mayor parte de su costa eran rocosos acantilados por lo que los lugares de desembarco habían sido elegidos por ofrecer playas arenosas. La invasión comenzó con el desembarco de 650 Marines en el lado Este de Bahía Guantánamo, el 10 de Junio, siendo avanzadilla de la incursión principal, acaecida el 22 de ese mismo mes, tras un breve bombardeo naval y un desembarco anfibio en Daiquiri.
La playa de Siboney estaba más próxima a Santiago que la de Daiquiri y directamente conectada a la carretera que conducía a la capital, lo que estratégica y logísticamente la hacía sumamente interesante, por lo que se decidió concentrar los esfuerzos del desembarco en ese punto, trasladándolos de Daiquiri a partir del 23. Los insurgentes cubanos controlaban parte de la Provincia de Oriente y apoyaron los desembarcos en ambos lugares.
Tras haber desembarcado, el grueso de la fuerza del general William Shafter pasó varios días en Siboney, habilitando esta playa como principal punto de aprovisionamiento estadounidense hasta la caída de Santiago. Tras reagrupar al grueso de su fuerza, Shafter decidió realizar un as alto sobre la capital para ir profundizando en la isla. Con lo que no contaba Shafter era con que, tras haber luchado en una escaramuza contra fuerzas de desembarco en Siboney, un contingente español (1.500 efectivos con dos cañones) al mando del General de Brigada Antero Rubín Homent retrocedió hasta las posiciones atrincheradas de Las Guásimas. Con dificultad, la incursión fue rechazada.
La tarea para expulsar a al contingente atrincherado fue asignada al antiguo oficial de caballería confederada Joseph Wheeler, al mando de la 1ª Unidad de Voluntarios de Caballería, (los famosos “Rough Riders”) y de la 1ª Unidad de regulares de Caballería, compuesta por los famosos Buffalo Soldiers. En total, 1.300 soldados, 800 guerrilleros, 4 cañones y 2 ametralladoras.
Contra toda lógica militar, a contrapelo de los consejos cubanos y de las órdenes terminantes del General en Jefe, las tropas norteamericanas bajo mando de Wheeler entablaron combate con las fuerzas españolas que defendían la neurálgica posición de la ruta a Santiago. Por su parte, las fuerzas cubanas iniciaron también combate con las españolas desde otra posición.
La batalla comenzó con una andanada de la artillería estadounidense. La infantería española respondió con fuego de fusil a las tropas estadounidenses que ya habían iniciado el avance. Las tropas estadounidenses entraron en una situación de confusión al no poder localizar a las tropas españolas. Éstas, aun teniendo uniforme blanco, eran difíciles de localizar porque el fusil usado por los españoles, el Mauser 1.893 (llamado “Mauser español”), disparaba pólvora sin humo. El intercambio de fuego fue de escaso éxito para ambos bandos por las pocas bajas causadas.El combate duró hasta que los oficiales españoles creyeron que ya habían producido suficientes bajas en el bando contrario. Al rato abandonaron la posición en la ya planeada retirada en dirección a Santiago de Cuba. Las bajas estadounidenses fueron alrededor de dos tercios del total.
Bajas españolas: 10 muertos y 24 heridos.
Bajas estadounidenses: 16 muertos y 54 heridos.
Durante los combates el Mayor Bell, del 1o de Caballería, fue alcanzado en una pierna. El Capitán C.G. Ayers trató de ponerle a cubierto, pero Bell tenía la pierna fracturada y con una herida abierta, lo que le impedía moverse. El fuego era tan intenso que en menos de dos metros cuadrados cayeron 16 hombres. Pero un camarada era un camarada, así que el soldado Augustus Walley, de los denominados “Buffalo Soldiers”, reptó hasta el comandante y lo puso a salvo…
La inexplicable retirada española concedió la victoria a Wheeler, que ya había pedido refuerzos a Siboney. No obstante, el bautismo de fuego de las tropas yanquis no resultó nada digno de encomio… Las fuerzas americanas ocuparon Las Guásimas durante un breve tiempo esperando un contraataque que jamás llegó. Encontrando la posición de mínima importancia estratégica, finalmente la abandonaron llevándose a sus muertos y heridos.
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Fuente:
https://eldiariodelamarina.com/manip...-las-guasimas/
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Puerto Rico no quería independizarse de España
La imagen negativa sobre lo hispánico hunde sus raíces en la hegemonía mundial del Imperio español. Incluso su muerte como gran potencia estuvo acompañada de una gran campaña de propaganda contra ella.
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abril 15, 2018
in Hispanidad, Historia
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España, el país más odiado por Estados Unidos, por César Cervera, ABC
«En Estados Unidos no se acuerdan de la guerra con España en 1898. Lo más viejo tiene diez años», reza una de las citas más populares del humorista Woody Allen. Pero lo cierto es que la leyenda negra contra todo lo español estuvo presente hasta bien avanzado el siglo XX –cuando otros enemigos ocuparon el interés americano– por culpa, precisamente, de la guerra de 1898. El desastre militar protagonizado por los escombros del Imperio español frente a la emergente armada americana estuvo firmemente secundado por una campaña propagandística que renovó a nivel mundial la mala imagen de los españoles.
Como luego ocurriría con los alemanes, los japoneses y los comunistas, los españoles se convirtieron en los enemigos recurrentes de EE.UU. incluso en el cine. En la película «The Sea Hawk» («El halcón del mar», 1940), Felipe II aparece retratado como un tirano fascista que contempla un enorme mapa del mundo y planifica la invasión de Inglaterra. Su estética oscura traza una referencia directa con el nuevo enemigo de Inglaterra y EE.UU. por esas fechas: Adolf Hitler.
España, que había sido un importante apoyo de las 13 Colonias durante la Guerra de Independencia contra los ingleses (a riesgo de crear un mal precedente en los territorios españoles de América, como de hecho ocurrió), se tornó en el principal enemigo de EE.UU. a finales del siglo XIX. Las ideas ilustradas y liberales que habían entrado en Estados Unidos en el siglo XVIII se unieron a sus simpatías por las nuevas repúblicas nacientes al sur, aumentando el sentimiento antiespañol. Aprovechando el crecimiento del movimiento independentista en Cuba, EE.UU. se inmiscuyó en el conflicto con un casus beli dudoso, cuando no inventado, para apropiarse de los últimos territorios españoles de ultramar.
La escalada de recelos entre los gobiernos de EE.UU. y España fue en aumento, mientras en la prensa de ambos países se daban fuertes campañas de desprestigio contra el adversario. De esta manera, el hundimiento en La Habana del acorazado americano de segunda clase Maine, enviado básicamente para intimidar a España, fue utilizado por los periódicos de William Randolph Hearst, hoy día el Grupo Hearst, uno de los principales imperios mediáticos del mundo, para convencer a la Opinión Pública de la culpabilidad de España y de la necesidad de empezar una guerra contra este país.
Al grito militar de «¡Remember the Maine, to Hell with Spain!», los norteamericanos destrozaron a las fuerzas españolas. Además de conceder la independencia de Cuba, que se concretará en 1902, España tuvo que ceder Filipinas, Puerto Rico y Guam. Sin embargo, las consecuencias a largo plazo fueron todavía más nocivas para los intereses hispánicos: EE.UU. recogió, renovó y amplificó la leyenda negra sobre España. Así, la visión negativa sobre nuestro país, que tenía su génesis en la propaganda holandesa, francesa e inglesa vertida durante el periodo imperial, fue elevada al grado de relato histórico con el ascenso de las potencias que habían rivalizado con la Monarquía hispánica por el cetro europeo y, más tarde, el heredero más destacado de éstas.
«El resultado fue que una gran oscuridad cubrió España, atravesada por ninguna estrella e iluminada por ningún sol naciente»
«Nada quedaba más que los españoles; es decir, indolencia, orgullo, crueldad y superstición infinita. Así España destruyó toda la libertad de pensamiento a través de la inquisición, y durante muchos años el cielo estuvo lívido con las llamas del auto de fe; España estaba ocupada llevando leña a los pies de la filosofía, ocupada quemando a gente por pensar, por investigar, por expresar opiniones honestas. El resultado fue que una gran oscuridad cubrió España, atravesada por ninguna estrella e iluminada por ningún sol naciente», expuso el político norteamericano Robert Green Ingersoll en los años previos a la Guerra de Cuba. La fobia anglosajona contra lo español fue asumida por EE.UU, incluidas todas sus mentiras y exageraciones.
Libros de escolares sesgados
El historiador norteamericano Philip Powell (California, 1913-1987) fue uno de los primeros en analizar esta campaña contra los españoles en su obra «La Leyenda Negra. Un invento contra España»: «La escala de los héroes de la anti-España se extiende desde Francis Drake hasta Theodore Roosevelt; desde Guillermo «El Taciturno» hasta Harry Truman; desde Bartolomé de Las Casas hasta el mexicano Lázaro Cárdenas, o desde los puritanos de Oliverio Cromwell a los comunistas de la Brigada Abraham Lincoln –de lo romántico a lo prosaico, y desde lo casi sublime hasta lo absolutamente ridículo-. Hay mucha menos distancia de concepto que la que hay de tiempo entre el odio anglo-holandés a Felipe II y sus ecos en las aulas de las universidades de hoy; entre la anti-España de la Ilustración y la anti-España de tantos círculos intelectuales de nuestros días».
«Esta torcida mezcla perdura en la literatura popular y en los prejuicios tradicionales, y continúa apoyando nuestro complejo nórdico de superioridad para sembrar confusión en las perspectivas históricas de Latinoamérica y de los Estados Unidos»
A las cuestiones políticas hubo que sumar el componente religioso. «La deformación propagandística de España y de la América hispana, de sus gentes y de la mayoría de sus obras, hace ya mucho tiempo que se fundió con lo dogmático del anticatolicismo. Esta torcida mezcla perdura en la literatura popular y en los prejuicios tradicionales, y continúa apoyando nuestro complejo nórdico de superioridad para sembrar confusión en las perspectivas históricas de Latinoamérica y de los Estados Unidos», explica Philip Powell en el citado libro.
Como muestra de estos prejuicios, en 1916, cerca de 40 iglesias protestantes se reunieron en Panamá para organizar una ofensiva religiosa contra el carácter decadente e idólatra del Catolicismo. La falsa creencia de que los protestantes eran superiores a los católicos –algo que se justificaba en el auge del Imperio inglés en el momento que desplazó al español– dio lugar a una doctrina racista que situaba a los anglosajones en lo más alto de la escala evolutiva.
La economía parecía darles la razón. Para el economista Max Weber, los protestantes representan el «espíritu del capitalismo moderno», caracterizado por la búsqueda racional del beneficio a través de una profesión elegida libremente. Y, hasta mediados del siglo XX, no se comenzó a rebatir esta proclamada superioridad del mundo protestante y anglosajón sobre el Catolicismo y los pueblos latinos. Todavía en 1980 un grupo de reflexión, «El Council for Inter-American Security», elaboró varios documentos muy conocidos en los que cuestionaban la capacidad de la Iglesia católica para resistir el avance del marxismo-leninismo.
Como le ocurrió antes a Inglaterra, la perspectiva de que el legado de su imperio acabase tan deformado como lo ha hecho el español hizo que EE.UU. empezara a mirar la historia de nuestro país con una mirada menos severa tras la II Guerra Mundial. La impresión. «Nadie que lea los periódicos podrá dudar que las naciones del mundo están compilando una nueva Leyenda Negra, ni de que los Estados Unidos han disfrutado de un poderío mundial; como España, se han permitido llevar la autocrítica hasta el extremo; y, a la postre, su destino puede ser el mismo», afirma el hispanista William S. Maltby en su libro «The Black Legend in England» (1969).
El sesgo antiespañol de cuantiosos materiales educativos norteamericanos, que llegaban hasta la caricatura, han sido progresivamente corregidos, entre otras razones por el aumento de la influencia hispana en EE.UU. El pasado español de numerosos estados norteamericanos, como en el caso de California, Florida o Texas, está siendo poco a poco desempolvado en los últimos años.
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Fuente:
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
¿ PORQUE SE PERDIÓ LA GUERRA DE CUBA?
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La conmoción del desastre de 1898 desencajó toda la maquinaria del estado.Los diecisiete años de la regencia de doña María Cristina estuvieron plagados por los conflictos internacionales. Las tribus cabileñas de Marruecos se sublevaron; a un anarquista italiano le dio un arrebato y se llevó por delante aCánovas, la escuadra norteamericana nos echó de casi todas nuestras residuales colonias y, finalmente, Sagasta, la pareja de baile que componía el perfecto dueto de los dos partidos instalados en el turnismo, hollaría la profunda tierra allá por 1903.
Es necesario apuntar que había un caldo de cultivo previo pues al sentimiento nacional cubano no se le había dado ninguna satisfacción ni horizonte autonómico alguno y la gestión administrativa desde la península estaba en modo demodé. Con estos mimbres aunados a la proverbial capacidad fagocitadora del vecino del norte, la crónica de un varapalo anunciado estaba servida.
Estados Unidos, la joven y dinámica nación americana, desde sus balbuceos en el siglo XVIII, no hizo más que crecer y su voracidad expansiva era ilimitada
España era para entonces un imperio decadente y fatigado tras cuatro siglos de extenuante lucha en todas las latitudes, y las corrientes positivistas y evolucionistas que hacían furor en la época consideraban que había naciones pujantes y otras moribundas, y que en consecuencia debían de ser sustituidas por la elemental ecuación de la ley del más fuerte.
El lúcido y premonitorio general Polavieja ya había apuntado hacia soluciones negociadas ante la que se avecinaba y el almirante Cervera tampoco erraría en sus negros pronósticos. Pero eran voces en un desierto habitado por sordos.
En los límites del genocidio
Estados Unidos, la joven y dinámica nación americana, desde sus balbuceos en el siglo XVIII, solo había hecho crecer y crecer. Su voracidad expansiva era ilimitada. Su facilidad para volatilizar indios y mexicanos en su andadura hacia el inabarcable oeste era más que notoria y podría considerarse en los límites del genocidio. Cuando concluyó su actual realización geográfica como estado de estados, se preguntaron si podrían galopar a través de los mares, como en efecto así sucedió.
De entrada le echó el ojo a la vecina Cuba, una perla que tenía al lado de casa y a unos ciento veinte kilómetros de la sureña Florida. Hasta en cuatro ocasiones y partiendo de una oferta primera de doscientos treinta millones de dólares y llegando a los trescientos en última instancia, intentaría comprar a España aquella joya. Desde la península se satirizaban en los diarios los intentos de arreglar de “buenas maneras” las aspiraciones norteamericanas.
Pero los habitantes de aquella enorme nación se hartarían a la postre y demostrarían malos modos. La táctica cambió. Siguiendo la llamada doctrina Monroe (América para los americanos), se fraguó una financiación del movimiento independentista cubano que fue in crescendo en sus actividades contra las tropas españolas. En esas estaba la situación cuando, en visita de cortesía, y con la idea o pretexto de evacuar y defender a sus conciudadanos en la isla, fondeó el crucero Maine en el puerto de La Habana.
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Crucero español Reina Mercedes, hundido en la entrada de la bahía de Santiago de Cuba.
Un ensayo general
Ríos de tinta han corrido sobre uno de los hechos más controvertidos de la reciente historia moderna y que, a la postre, ha sido un canon de actuación muy repetido en los conflictos que ha enfrentado Norteamérica con otros países; la agresión prefabricada de un tercero para justificar la intervención propia en defensa de la libertad y los derechos humanos. Esto fue lo que se ensayó en Cuba.
Al parecer, el intenso calor y la humedad imperante pudieron crear un cortocircuito en la santabárbara y esta, recalentada por la combustión espontánea de uno de los depósitos de carbón adyacentes que alimentaban las calderas del navío, creó una enorme deflagración accidental. Más de doscientos sesenta marinos y oficiales pasaron a mejor vida.
Dos golpes demoledores en Manila y Santiago por parte de una marina más avanzada tecnológicamente y renovada íntegramente en el último decenio del siglo XIX, convirtieron en chatarra una flota obsoleta
Rápida y convenientemente, se recalentó de paso a la predispuesta opinión pública a través de la prensa amarilla, liderada por el memorable magnate William Randolf Hearst que, además de dirigir o intervenir indirectamente una veintena de periódicos en suelo continental, tenía intereses cruzados con terratenientes insulares tanto en el sector bananero como en el azucarero. Todo indica que el gobierno norteamericano tenía información reservada que ocultó a la opinión pública para poder favorecer una intervención militar sin más dilaciones.
Dos golpes demoledores en Manila y Santiago por parte de una marina más avanzada tecnológicamente y renovada íntegramente en el último decenio del siglo XIX, convirtieron en chatarra una flota obsoleta, que lucharía testimonialmente con una dignidad encomiable. A las perdidas militares había que añadir las económicas, de tal manera que la humillación trascendía la magnitud de lo aceptable.
Algunos años antes, y por no utilizar palabras más gruesas, el ministro de Marina, llamado almirante Montojo, en un caso de incompetencia manifiesta, publicaría en La Gaceta los planos del submarino de Isaac Peral. Y no solo esto, sino que cuando se botó en Cádiz, fueron invitados lo más granado de las delegaciones militares europeas en un alarde contra natura con lo que debería de ser un secreto de estado sin paliativos. Respecto a este submarino torpedero (el primero de la historia con esta peculiar característica táctica) el almirante Dewey, el triunfador ante Cervera diría en sus memorias (sic): “Si España hubiese tenido allí un solo submarino torpedero como el inventado por el señor Peral, reconozco que yo no habría podido mantener el bloqueo de Santiago ni veinticuatro horas”.
A pesar del tiempo transcurrido, se debería hacer una investigación rigurosa para identificar a los traidores y corruptos que vendieron la tecnología del señor Peral a potencias extranjeras e impidieron el desarrollo en España de este revolucionario submarino y despojado de cualquier grado u honor que les hubiese sido otorgado. Sería un acto de justicia necesaria.
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Jules Cambon, el embajador de los EEUU en Francia firmando el tratado de París.
Qué país el nuestro
Había que regenerar la nación y la podredumbre de la clase política que había permitido ese fiasco. Pero las camarillas de políticos profesionales encastradas y apoltronadas en los partidos liberal y conservador seguirían manteniendo su estatus en nuevas formaciones políticas. Camaleónicos mutantes, se convertirían en republicanos, socialistas o nacionalistas de toda la vida para poder parasitar mejor a una castigada población que pedía cambios a gritos.
La guerra de Cuba se llevaría las vidas de más de 55.000 hijos de la patria y carne de cañón barata para una guerra que se podía haber evitado perfectamente
Éramos entonces un país con una tasa de analfabetismo del setenta por ciento de la población, en el que se prestaba más atención a las hazañas taurinas de Lagartijo que a lo que ocurría allende los mares.
La guerra de Cuba se llevaría las vidas de más de 55.000 hijos de la patria, carne de cañón barata para una guerra que se podía haber evitado perfectamente por una camarilla de egos bien atildados.
Por el tratado de Paris de 1898, España “cedería” Puerto Rico , Guam y Filipinas a Estados Unidos, mientras concedía la independencia a Cuba. Necesidades de capitalización para mitigar aquel severo revés económico y sus derivadas de lucro cesante, nos obligarían a hacer caja con la venta adicional a Alemania de las islas Palaos, Carolinas y Marianas.
A la postre, Cuba se convertiría en el gran garito y vertedero de la mafia italoamericana. Las compañías fruteras del continente camparían a sus anchas practicando un cuasi esclavismo con la población local, mientras una feroz dictadura se abatía sobre este castigado pueblo.
Toda una época. Donde antes no se ponía el sol, solo quedaban los vestigios y la historia de un gran imperio.
Un siglo después el gobierno de EEUU asumiría públicamente que la llamada “voladura” del Maine había sido un accidente. Un poco tarde.
FUENTE: elconfidencial.com
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Fuente:
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Pues francamente, no puedo estar más en DESACUERDO con este señor de la conferencia. En lo único que coincido es en lo de utilizar el concepto "Monarquía Catolica" (al rey de España, se le conocía diplomáticamente como "Su Majestad Católica"); pero también "Monarquía Hispánica" que él rechaza y tambiénhistórico, o "Corona Española" o "Las Españas" que también son válidos. Y eso de que la "nación española" es un invento del 1812 sólo lo puede decir alguien que pertenece a la historiografía liberal; para ellos todo lo que que no venga de una Constitución no existe. Lamentable
"No se puede hablar de España antes de 1820"......hombre, eso dígaselo a Quevedo, o sin ir más lejos al Conde de Aranda que plateaba tres Reinos españoles federados en América, cada uno con un infante al frente:
“..Que V.M se desprenda de todas las posesiones del continente de América, quedándose únicamente con las islas de Cuba y Puerto Rico en la parte septentrional y algunas que más convengan en la meridional, con el fin de que ellas sirvan de escala o depósito para el COMERCIO ESPAÑOL. Para verificar este vasto pensamiento de un modo conveniente a la ESPAÑA se deben colocar tres infantes en América: el uno de Rey de México, el otro de Perú y el otro de lo restante de Tierra Firme, tomando VM el título de Emperador. (…)“
Memoria secreta presentada a SM Don Carlos III por Su Excelencia el del Conde de Aranda (1783)
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Conferencia sobre reunificación de Puerto Rico con España "LA Ñ POR TODAS PARTES" por Patricio Lons
https://www.youtube.com/watch?v=WxticwnLkVE
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Bombardeo de San Juan, Puerto Rico– 12 de mayo de 1898
El capitán de artillería del ejército español Ángel Rivero Méndez recuenta en su libro Crónicas de la guerra hispanoamericana en Puerto Rico el pánico que sintieron de los habitantes de San Juan durante el bombardeo del 12 de mayo de 1898 por la flota de buques de la Armada de los Estados Unidos comandada por el almirante Sampson:
Pánico.- Ya he dicho que al empezar el bombardeo muchos pacíficos habitantes de San Juan corrieron hacia las afueras de la ciudad; el espectáculo, visto desde lo alto de San Cristóbal, era doloroso: ancianos, enfermos, cojos con sus muletas, ciegos, a tientas y sin lazarillos, madres con sus hijos de las manos y en brazos los más pequeños todos huían en abigarrado tropel, como un rebaño que se desbanda; los campesinos que a dicha hora llegaban con sus cargas de aves y vegetales, volvieron grupas, y a todo correr tomaron la carretera de Río Piedras, y hasta uno, creyendo escapar mejor, abandonó su carga y montura fiando la salvación a sus propios pies.
El teniente Policarpo Echevarría, que iba por Puerta de Tierra hacia San Jerónimo, utilizó el caballejo, y sobre la carga de plátanos galopó hasta su castillo.
El tranvía de vapor de Pablo Ubarri hizo frecuentes viajes abarrotado de pasajeros, arrastrando en algunos más de catorce coches; fué bastante la confusión en dicho tren, porque muchas personas entraron por las ventanillas y otras querían llevar consigo maletas y grandes bultos. Dos infelices mujeres dieron a luz en las cunetas del camino, más allá del puente de San Antonio; otras huyeron en ropas menores, casi desnudas.
El bombardeo de San Juan, no de sus baterías solamente como dijo el almirante Sampson, sino de la ciudad y sus defensas, fué un acto de guerra innecesario, cruel y abusivo. Hay leyes humanas que no necesitan para ser cumplidas estar consignadas en ningún código: son leyes de humanidad, de amor y respeto hacia las mujeres, hacia los niños, hacia los ancianos, y que se extienden a todos los no combatientes.
El teniente Jacobsen, comandante del crucero alemán Gier que visitó a San Juan, antes y después del 12 de mayo, publicó más tarde en Berlín un resumen de sus observaciones, y en la página 13 de su libro dice lo que sigue:
«Una verdadera sorpresa pudo haber ofrecido alguna ventaja al Almirante, solamente en el caso de que hubiese tenido la intención de forzar el puerto. Si fué una simple cuestión de reconocimiento, debió haber garantizado un plazo de dos o más horas, sin que eso alterase el resultado del bombardeo.»
Este marino, que fondeó con su crucero de guerra en el puerto de San Juan el día 9 de mayo, dos días antes del bombardeo, y al cual recibí y festejé en mi castillo, volvió a visitarnos a raíz del armisticio; ni antes ni después hubo secretos para él; lo vio todo, y así su trabajo resulta en extremo interesante; desde estas páginas le doy las gracias por el ejemplar que me enviara el año 1899. En ese libro y refiriéndose a los defensores de San Juan puede leerse:
«Son muy valientes estos soldados; de gran empuje y resistencia, siempre sobrios. Por esas cualidades militares, el soldado español es altamente apreciado en todas partes.»
Fuente: Rivero Méndez, Ángel. Crónica de la Guerra Hispanoamericana en Puerto Rico. Madrid: Sucesores de Rivadeneyra (s.a.) artes gráficas, 1922, pp. 90-92.
Imagen: Bombardment of San Juan, Porto Rico, circa 1898. Library of Congress Prints and Photographs Division Washington, D.C.
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Fuente:
https://www.geoisla.com/2017/03/bomb...-mayo-de-1898/
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
La verdad incómoda de 1898: lucharon más cubanos por España que por la independencia
Algunos historiadores como John Lawrence Tone afirman que la mayor parte de los soldados que se alistaron en las tropas independentistas, «lo hicieron en el último mes de la contienda, cuando los españoles declararon el alto el fuego»
https://www.abc.es/media/historia/20...20x349@abc.jpg
Israel Viana
Madrid
Actualizado: 12/11/2018 08:54h
«La patria ha sido defendida con honor. La satisfacción del deber cumplido deja nuestras conciencias tranquilas, con solo la amargura de lamentar la pérdida de nuestros queridos compañeros y las desdichas de la patria», escribía el almirante Cervera en el parte de guerra de la batalla naval de Santiago de Cuba. Aquella derrota, acaecida el 3 de julio de 1898, era el episodio final del conflicto en el que España perdió sus últimas colonias de ultramar, tan solo un mes antes de que se firmara el armisticio con Estados Unidos.
Desde entonces, la Guerra de Cuba ha generado ríos de tinta, con interpretaciones de lo más variopintas y partidistas a uno y otro lado del Atlántico. En la historiografía cubana, por ejemplo, se ha tendido a minimizar, salvo algunas excepciones, el papel de España a causa del escaso uso que ha hecho esta de los archivos españoles. En su literatura de la isla se muestra a todos los oficiales de la península como monstruos y a los hombres que mandaban como instrumentos «desvalidos» de una monarquía casi feudal, como si fueran una masa informe. Y, además, muchos de sus estudiosos retratan a los insurrectos cubanos de una manera unidimensional: todos son heroicos, amigos de los campesinos pobres y de los trabajadores castigados por los españoles, además de, por supuesto, hombres dispuestos a dar su vida por una Cuba independiente. Pero, ¿cuánto hay de cierto en esta imagen transmitida en algunos libros sobre la guerra del 98?
Si atendemos a las cifras, la más importante en el plano militar es que España realizó, en cuatro años, el segundo mayor desplazamiento de soldados de la historia después del protagonizado por los estadounidenses, en la Segunda Guerra Mundial, para luchar contra los nazis. Hablamos de 200.000 españoles que cruzaron el Atlántico para enfrentarse en Cuba a los 40.000 hombres del Ejército libertador. Pero aquí hay que tener en cuenta lo que apunta John Lawrence Tone en «Guerra y genocidio en Cuba, 1895-1898» (Turner, 2008): la mayor parte de los que se alistaron en las tropas independentistas «lo hicieron en el último mes de la contienda, una vez que los españoles declararon el alto el fuego». Un movimiento el de estos desertores realizado por «mera supervivencia, ante el derrumbe inminente del poder español, puesto que sus familias e intereses estaban en Cuba».
Entre 60.000 y 80.000 voluntarios
Fernando J. Padilla, de la Universidad de Bristol, cifra a los desertores en una quinta parte de los voluntarios que lucharon bajo la bandera de España. Cuando se firmó la rendición, el 13 de agosto de 1898, se calcula que este cuerpo estaba formado por 60.000 hombres. Otras fuentes dicen que llegaron a los 80.000. De estos, habrían muerto durante el conflicto cerca de 2.000, de los cuales el 40% eran naturales de Cuba según las listas de fallecidos consultados por este historiador y publicadas por el Ministerio de la Guerra.
https://r2.abcimg.es/resizer/resizer...=220&medio=abc
Soldado de la Guerra de Cuba, en 1895- ABC
Si extrapolamos este porcentaje al total de integrantes de esta milicia, resultaría que unos 32.000 cubanos llevaron el uniforme de los voluntarios y combatieron a favor de seguir manteniendo los lazos con el Gobierno de Madrid. Si a este número sumamos los bomberos «negros», los criollos que se alistaron al Ejército y los más de 30.000 guerrilleros originarios de la isla que lucharon contra los separatistas, se puede concluir con seguridad que, como defiende Tone, entre 1895 y 1898 hubo más cubanos luchando por España que por la independencia.
Recordemos que los separatistas nunca superaron los 40.000 combatientes, aunque el historiador americano Donald H. Dyal los rebaja hasta los 30.000 en «Historical Dictionary of the Spanish American War» (1996). De ahí que solo empezaran a vislumbrar la posibilidad real de ganar la guerra cuando recibieron el apoyo de Estados Unidos a principios de 1898, tras la falsa acusación del hundimiento del famoso acorazado Maine.
Voluntarios a favor de España
Este importante cuerpo de Voluntarios —creado en 1855 para aligerar de carga al Ejército regular y reforzar la defensa de la isla frente a los ataques de Estados Unidos, empeñados estos en anexionarse la isla— tuvo una importancia capital para el devenir de los diferentes episodios de la Guerra de Cuba. A pesar de ello, la atención que han recibido de los historiadores ha sido escasa. En el siglo XIX, autores como José Joaquín Ribó y Luis Otero Pimentel analizaron su papel en la Guerra de los Diez Años (1868-1878) en diferentes obras. «La mayoría son ciudadanos de modesta fortuna, que viven de su profesión o trabajo corporal, del cual depende también la subsistencia de sus familias», escribía este último en 1876, cifrándolos en 18.000 solo en La Habana. En épocas más recientes se han publicado otros estudios, no muchos, sobre el tema, como el de la española María Dolores Domingo (1996) y el de su homóloga cubana Marilú Uralde Cancio (2011).
https://r2.abcimg.es/resizer/resizer...=220&medio=abc
Un grupo de médicos extraen una bala máuser a un soldado de San Quintín, en la Guerra de Cuba (1896)- ABC
De estos últimos trabajos, solo algunos se han replanteado la visión que tradicionalmente se tenía de la milicia de voluntarios y guerrilleros. Entre ellos está el citado John Lawrence Tone, que se ocupó, a mediados de la década pasada, de analizar su papel como defensores de España en la última guerra. En ellos se aporta un punto de vista novedoso: el españolismo más militante en Cuba no fue fenómeno surgido o desarrollado únicamente en las áreas urbanas ni, tampoco, protagonizado exclusivamente por personas llegadas de la Península. Entre los voluntarios había una importante representación de hombres nacidos en Cuba e, incluso, algunos de los llamados «de color» entre ellos. Es decir, negros y mulatos —o «pardos y morenos», según el lenguaje de la época— sin ningún lazo de sangre con España o Europa.
Baste como ejemplo un dato aportado por Joan Casanovas Codina. Entre los 2.932 voluntarios de Matanzas contabilizados por este historiador catalán, 710 eran cubanos, lo que confirma, efectivamente, que no fueron solo españoles los que combatieron en el Instituto de Voluntarios durante la Guerra de los Diez Años. De la misma forma que otros muchos isleños participaron también en la guerra del 95 del lado de España. Su contribución a este Ejército fue del 25% de los oficiales y el 30% de las tropas aportadas por la Península, Baleares y Canarias, a los que habría que sumar, como defendía Tone, los guerrilleros, criollos y bomberos.
Las «tropas de color» del Ejército español
Según estimaba también el historiador militar y biógrafo del capitán general Weyler en 1997, Gabriel Cardona, hubo más de 80.000 cubanos, entre voluntarios y soldados de reemplazo, en el Ejército español. También se alistaron por iniciativa propia a favor de Madrid algunos otros combatientes sin ningún lazo con la península, como una serie de batallones puertorriqueños.
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El acorazado Maine visto por popa, en 1895
El jefe del imbatido regimiento de caballería Pizarro, el general Figueroa, por ejemplo, era cubano de nacimiento. También lo eran los 30 «bomberos negros» que formaban la escolta de Weyler, con los que el general quiso recuperar la fidelidad que esta raza había mantenido con España en la Guerra de los Diez Años, formando la «unidad de élite de voluntarios de Valmaseda». El mismo capitán general de Cuba entre 1896 y 1897 dedicó una serie de párrafos muy elogiosos en sus memorias, reeditadas en 2004 por la editorial Destino, a estos voluntarios cubanos: «A los pocos días de mi llegada a la isla, fui designado para organizar un batallón y un escuadrón de voluntarios. La recluta se hizo rápidamente, acudiendo a ella un buen número de cubanos blancos y de color, así como algunos extranjeros de diversos países de Europa [...]. Todos estos soldados se batían con gran valor, sin excepción alguna [...]. Era tan intenso el espíritu de ofensiva de aquellos voluntarios, y tanta su fe y confianza en el mando, que ni uno solo flaqueó en el ataque. Su bravura de aquel día me ha dejado imperecedero recuerdo, constituyendo la confirmación más plena del alto concepto que formé entonces de las tropas de color. Justo es consignar que, a mi gratitud y confianza, correspondieron siempre con inquebrantable lealtad».
Lo que no cuenta Weyler es que, en la parte oriental, durante los años 60 y 70 del siglo XIX, el papel de estos voluntarios no era solo el de proteger a las poblaciones de los cada vez más incipientes ataques de mambises, sino también aterrorizar desde el principio a los partidarios de la independencia para mantener un férreo control de las ciudades.
Después de la Guerra de los Diez Años, más concretamente entre 1890 y 1893, las principales revistas de temática militar, como «Ejército» y «El Correo Militar», publicaron una serie de artículos donde se proponía convertir a estos voluntarios en una especie de reserva colonial del Ejército, como había ocurrido en Australia, Nueva Zelanda y Argelia, con el objetivo de rebajar la tensión que este cuerpo había mantenido con las autoridades españolas en años anteriores. Esto, sin embargo, no habría cambiado mucho el papel que desempeñaban desde su creación en 1855: reforzar el sistema defensivo de la isla con la ayuda de los civiles. En 1889, también se planteó la posibilidad de otorgarles el voto, pero fue rechazada por las Cortes.
Los lazos entre los voluntarios y Madrid
Esto amplió el desencuentro que en otros años se había producido entre estas personas ajenas al Ejército que daban su vida a cambio de nada y el Gobierno español. Hombres que, además, se encontraban con el problema de compaginar la obligada formación militar con sus propios trabajos —los que realmente daban de comer a sus familias— como comerciantes, cocheros o campesinos. Esa marginación política durante el periodo de entreguerras minó la cohesión que debía haber entre los 60.000 voluntarios que había en ese momento y el capitán general que debía dirigirlos. una situación que podría acarrear muchos problemas si tenemos en cuenta que los soldados regulares eran entonces de tan solo 15.000.
La explosión del Maine en La Habana y la entrada de Estados Unidos en la guerra contra España, en abril de 1898, aceleró el final del conflicto. Durante las ocho semanas que restaron de campaña se incrementaron las deserciones de voluntarios, sobretodo de los naturales de Cuba. Esto convirtió la cifra de cubanos luchando por la independencia en mayor de lo que realmente había sido en los cuatro años anteriores. Y es que, a pesar del tono triunfalista de la prensa española en el verano del 98, pocos se creían ya las posibilidades reales de triunfo de Madrid frente al poderío naval del gigante del norte.
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Fuente:
https://www.abc.es/historia/abci-ver...4_noticia.html
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
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El libro está basado en la tesis doctoral de la profesora Sharon Clampitt Dunlap. (Voces del Sur / Michelle Estrada Torres)
Libro explica por qué el inglés no caló en Puerto Rico como en Guam y Filipinas
Publicado por: Redaccion Voces del Sur en Cultura y Entretenimiento,
Michelle Estrada Torres
Voces del Sur
¿Por qué si Estados Unidos impuso el inglés en Guam, Filipinas y Puerto Rico simultáneamente, los boricuas no hablan ni usan cotidianamente este idioma y los habitantes de los otros dos países sí? ¿Qué papel jugaron los movimientos nacionalistas en cada territorio para llegar a ese desenlace?
Esas preguntas las respondió la lingüista Sharon Clampitt Dunlap en su tesis doctoral a finales de los ’90 y las rescató dos décadas más tarde para convertirlas en libro, en una versión revisada y actualizada dirigida a un público general.
El resultado fue el texto Language Matters: A Sociolinguistic Analysis of Language and Nationalism in Guam, The Philippines and Puerto Rico, que se presentará este sábado, 17 de noviembre desde las 5:00 p.m. en la librería El Candil en Ponce.
La Dra. Clampitt Dunlap, catedrática del Departamento Transdisciplinario de Estudios a Distancia en el recinto de Ponce de la Universidad Interamericana de Puerto Rico, llevaba más de 20 años en Puerto Rico al momento de hacer la tesis y había visto de primera mano el escaso dominio y uso del inglés localmente a pesar de que se enseña en las escuelas públicas desde kínder hasta duodécimo grado.
Partiendo de la curiosidad por encontrar las razones para esa particularidad puertorriqueña, Clampitt Dunlap expandió su campo de estudio a Filipinas y Guam, que también fueron ocupados militarmente por los estadounidenses. Su estudio la llevó a viajar a esos países ubicados en el Pacífico, contactar recursos universitarios, entrevistar residentes de allá y adquirir múltiples libros para reconstruir la historia política, social y cultural de cada destino.
El primer paso fue evaluar los elementos socioeconómicos que inciden en que un país retenga o despache una lengua, como la institucionalización del mismo, la migración, urbanización, industrialización y tecnología.
En ese sentido, Guam se vio influenciado grandemente por dos olas de inmigración que poblaron la isla de extranjeros, por lo que se impuso el inglés como lengua de enseñanza en las aulas para unificar el proceso.
“El inglés se convierte entonces, como decimos los lingüistas, en la lengua franca, la lengua común”, señaló la profesora en entrevista con Voces del Sur. De hecho, allí se mantiene la enseñanza en inglés en las escuelas y ese idioma “prácticamente ha sustituido el idioma materno”.
En Filipinas, el gobierno fomentó la emigración por razones laborales porque, entre otras cosas, se beneficiaba de las remesas que llegaban del extranjero. En su estudio, Clampitt Dunlap no pudo concluir que ese fuera un factor definitivo para que se mantuviera el inglés.
“Uno se pregunta: ¿ellos mantienen el inglés para fomentar ese tipo de emigración o los emigrantes traen el inglés a su regreso? Ahí no está todo claro”, señaló.
Lo que sí está claro es que allí el inglés está institucionalizado y “en Filipinas más personas hablan inglés como segundo idioma que cualquiera de las otras vernáculas”, que son más de 150 lenguas y el filipino, un idioma “artificial” que construyeron para representarse nacionalmente.
Además, “en los filipinos observé que hay translanguaging, que es usar el idioma que más le conviene en un momento determinado, y en los periódicos por ejemplo pasan de inglés al tagalo sin explicación”.
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Language Matters: A Sociolinguistic Analysis of Language and Nationalism in Guam, The Philippines and Puerto Rico fue publicado por Academica Press. (Voces del Sur / Michelle Estrada Torres)
En el caso de Puerto Rico, cuyas primeras diásporas mantuvieron el español inclusive en su retorno a la isla, la migración no fue un factor que impulsara localmente el uso del inglés. Además, aunque como en Guam y Filipinas, aquí se ve el inglés con prestigio y como un elemento que te abre las puertas al éxito laboral y económico, “la realidad es que en Puerto Rico si quieres trabajar tienes que saber español”.
Ante su insatisfacción con los hallazgos encontrados en materia socioeconómica, Clampitt Dunlap sumó el elemento nacionalista. “Entonces empecé a mirar un factor que no se ha estudiado muchísimo que es el nacionalismo, una defensa nacionalista del idioma. Y en este caso no estamos hablando de nacionalismo en el sentido de luchas de autonomía política, sino la defensa de las características etnoculturales de la nación”, sostuvo.
Su conclusión fue que Filipinas luchó para que la educación se diera en el lenguaje materno, pero “nunca rechazaron el inglés en ninguna forma, no presentaron el inglés como una amenaza a la identidad etnocultural”.
Los nativos de Guam, entretanto, se alzaron cuando se les impidió publicar mensajes en chamorro en los periódicos, lo que interpretaron como una afrenta a su lengua materna. Sin embargo, su lucha se dio “dentro del marco de los derechos civiles establecidos por los Estados Unidos” argumentando que “era antiamericano denegarles el derecho de usar su idioma”.
En Puerto Rico la historia fue otra.
“La lucha en Puerto Rico para eliminar el español o incluirlo como idioma oficial fue más político que etnocultural. Lo que hace a Puerto Rico distinto a los otros dos sitios es que monta una construcción doble de identidad. Identifica español con Puerto Rico y puertorriqueños, e identifica el inglés como idioma de los invasores, de los americanos. Así que es español-identidad puertorriqueña e inglés-identidad estadounidense”, explicó.
“Y entonces empezaron la segunda parte de la construcción que era el inglés como amenaza a la identidad puertorriqueña. Esa construcción de amenaza no existió ni en las Filipinas ni en Guam”, agregó.
También jugó un papel importante “la existencia de una elite intelectual en Puerto Rico al llegar los americanos” que defendió el español. “Eso no existía en las Filipinas ni en Guam”, puntualizó. Ese bloque de poder criollo, al verse excluido bajo el nuevo imperio, se defendió usando el idioma como elemento unificador del país.
“A diferencia de Guam y las Filipinas, los americanos sí excluyeron del poder a los puertorriqueños que tenían poder antes de que ellos llegaran. Y esos puertorriqueños, en principio, hablaban de mejorar a Puerto Rico junto a Estados Unidos, pero cuando vieron que ellos no estaban incluidos en el asunto, que no había gobernador ni secretario de educación puertorriqueño, empezó una lucha al concluir que ellos (los estadounidenses) sí eran una amenaza. Y construyeron la lucha usando el idioma como símbolo”, manifestó la educadora.
Con el paso del tiempo, esa defensa del español, aunque con claros matices políticos, se ha mantenido como un asunto que trasciende las preferencias de independencia o estadidad, señaló Clampitt Dunlap.
A su juicio, el fortalecimiento del uso del inglés en Puerto Rico no ocurrirá hasta que la lengua materna sea más robusta.
“Estoy clara en que, si queremos que en Puerto Rico se hable más inglés, hay que fortalecer el español. Si tú te sientes seguro con tu cultura, idioma e identidad, el inglés no va a ser ninguna amenaza. Pero ahora mismo lo es porque hay una inseguridad lingüística tanto en el español como en su propia construcción de identidad puertorriqueña. Por eso es que atacan tan fuertemente a los puertorriqueños en los Estados Unidos que no les enseñan inglés a sus niños, porque hay esa inseguridad con la identidad propia. Y para mí hay que fortalecer fuertemente el español en las escuelas, las casas y en los medios de comunicación”, opinó.
Language Matters: A Sociolinguistic Analysis of Language and Nationalism in Guam, The Philippines and Puerto Rico, publicado por Academica Press, será presentado por Aaron Gamaliel Ramos, sociólogo y profesor de la Universidad de Puerto Rico.
Publicado: 16 de noviembre de 2018
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Fuente:
http://vocesdelsurpr.com/2018/11/lib...5ffvy5ZRz_W5Lc
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Ley 53: cómo Estados Unidos acabó con la república de Puerto Rico en 72 horas
Jorge Alvarez
Puerto Rico tiene la condición de estado libre asociado a EEUU y, aunque sus habitantes carecen de derecho a voto en las elecciones presidenciales, son ciudadanos estadounidenses desde la promulgación de la ley Jones-Shafroth en 1917. Esta norma eliminaba la tutela directa que Washington ejercía sobre la isla y autorizaba la creación de un Senado y, en cierta forma, dio carta legal a un movimiento nacionalista que poco a poco fue creciendo y obligó al gobernador a dictar en 1948 lo que se conoció como Ley 53 o Ley Mordaza, para tratar de ahogar ese activismo.
El deseo de independencia por el que abogaban algunos políticos como José de Diego y Eugenio María de Hostos tras pasar la isla de manos españolas a estadounidenses se vio frustrado desde el primer momento cuando estos últimos optaron claramente por la anexión, sometiendo su nuevo territorio a un gobierno militar a despecho de la petición de la Cámara de Delegados portorriqueña de que se les concediera la independencia. El estallido de la Primera Guerra Mundial no sólo ahogó ese grito sino que permitió al ejército de EEUU reclutar hombres en Puerto Rico.
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Bandera del PNPR (Partido Nacionalista de Puerto Rico)/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons
Sin embargo, la idea siguió latente y tomó forma en 1917 con la fundación del PNPR (Partido Nacionalista de Puerto Rico) por José Coll y Cuchi, un abogado y escritor metido en política y ardiente opositor a la Ley Orgánica de 1900, la que el gobierno estadounidense usaba para regir a los portorriqueños desde el año homónimo y que, por tanto, precedió a la citada Jones-Shafroth. La ley, conocida también como Ley Foraker por el apellido del senador que la impulsó, equiparaba el inglés al español, establecía fuertes aranceles a los productos insulares e imponía el dólar como moneda oficial.
Todo lo cual creó un considerable malestar que encauzó Coll hacia lo que se llamó la Unión Nacionalista, formada por miembros del Partido Unión de Puerto Rico, que aglutinaba a varios partidos de corte independentista; de ahí salió el citado PNPR, del que fue presidente Coll con Pedro Albizu Campos en la vicepresidencia. Albizu, nacido en Ponce en 1891, había estudiado ingeniería química en Vermont y derecho en Harvard, trabajando luego como letrado pero siempre evitando representar a empresas yanquis. Aunque había combatido en la Primera Guerra Mundial en el ejército de EEUU, era simpatizante de la demanda de libertad de Irlanda y la India, manteniendo buena relación con líderes como Eamon de Valera, Subhas Chandra Bose o el propio Gandhi, al considerar que Puerto Rico también estaba en situación de sometimiento colonial.
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Pedro Albizu Campos en 1936/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons
Era mucho más radical que el presidente del partido -defendía incluso la lucha armada-, por lo que no tardaron en chocar. Coll, se retiró y Albizu quedó así como líder de un movimiento que, además, en 1922 se vio sacudido por el llamado Caso Balzac vs. Porto Rico: el periodista portorriqueño Jesús M. Balzac, condenado por difamación en tribunales insulares, apeló a la Corte Suprema de EEUU pero ésta dictaminó que no tenía los mismos derechos que los estadounidenses natos al no ser Puerto Rico un territorio incorporado.
La sensación de ser, pues, un país anexionado dio alas al PNPR pero no se plasmaron en resultados en las elecciones de 1932, en las que apenas obtuvo cinco mil votos. Eso, la represión desatada contra los simpatizantes de la independencia y el difícil contexto de la Gran Depresión, decidieron a Albizu a renunciar al juego democrático mientras los comicios fueran organizados por EEUU, llamando a la desobediencia primero y a la lucha armada después. En 1936 fue detenido y condenado por conspiración junto a otras figuras independentistas, permaneciendo encerrados en una prisión de Atlanta hasta su liberación en 1947.
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El inicio de la Masacre de Ponce, captado por un fotógrafo de prensa/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons
Entremedias, la policía sofocó a tiros una manifestación en recuerdo de la abolición de la esclavitud que derivó en protesta contra las sentencias. El episodio tuvo lugar en la primavera de 1937 y terminó bañado en sangre: diecinueve muertos y un centenar de heridos, entre los que había un niño y varias bajas colaterales ajenas (transeúntes, conductores e incluso dos agentes que cayeron por las balas de sus propios compañeros) que le costaron el puesto al gobernador, el general Blanton Winship, y originaron que al suceso se lo conozca como la Masacre de Ponce.
En 1947, después de que Truman asumiera la presidencia y reorientara la política gubernamental para reducir la tensión, nombrando a un gobernador autóctono y concediendo el derecho a elegirlo cada cuatro años, Albizu regresó a su tierra. Aquella década de cárcel no sólo no le había cambiado sino que volvía dispuesto a empuñar las armas, viendo que los cambios empezaban a tener éxito y se preparaba la conversión del estatus de la isla a estado libre asociado. De hecho, muchos nacionalistas habían abandonado la isla para escapar a la represión, instalándose en Nueva York al aprovechar el creciente flujo de emigrantes hacia esa ciudad.
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Harry S. Truman, presidente de EEUU, en 1947/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons
Paradójicamente, el responsable de esa persecución era Jesús Toribio Piñero, el primer gobernador nacido in situ. Piñero también había estudiado ingeniería en EEUU (en su caso en Pensilvania) pero orientó su vida a la política colaborando con el senador liberal Luis Muñoz Marín en la formación del PPD (Partido Popular Democrático), fundado en 1938 y que había cambiado su posicionamiento inicial independentista por otro favorable al estado libre asociado, lo que originaría una escisión ocho años después. El PPD se hizo hegemónico y Piñero gozó de bastante poder.
Gracias a ello y a las medidas económicas introducidas mano a mano con Muñoz, que alternaban cierto reformismo agrícola con la defensa de derechos para la clase obrera, obtuvo el apoyo de Truman en tiempos en los que el New Deal estaba de moda. Eso le dejó manos libres para desatar una campaña de persecución contra los independentistas, que consideraban que la condición de estado libre asociado era una cesión de la soberanía a EEUU (curiosamente, también se oponían los partidarios de una integración total como estado de pleno derecho).
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Harry S. Truman y Jesús Toribio Piñero en 1948/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons
Era el 10 de junio de 1948 cuando Piñero, que contaba con el respaldo del Senado -controlado por su amigo Muñoz Marín-, promulgó entonces la Ley 53, una norma mordaza (así la llamaron en EEUU, Gag Law) que restringía cualquier manifestación ideológica relacionada con el nacionalismo. De hecho, se trataba de una copia de la Ley Smith estadounidense de 1940, que perseguía acciones e ideas tendentes a derribar al gobierno y se había aprobado en el contexto de la entrada del país en la Segunda Guerra Mundial.
Sólo que la Ley 53 no se enmarcaba en una contienda, a pesar de lo cual penaba exhibir una bandera portorriqueña, cantar melodías patrióticas, criticar a EEUU, hacer proclamas a favor de la independencia, imprimir o distribuir material contrario al ejecutivo y organizar grupos o reuniones con fines subversivos, a riesgo de ser condenado a penas entre diez mil dólares de multa y diez años de prisión (o ambas cosas). La única protesta oficial contra el ataque a la libertad de expresión que suponía la ley y que contrariaba la propia constitución estadounidense la hizo un senador llamado Leopoldo Figueroa porque era el único de toda la cámara que no militaba en el PPD.
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Retrato oficial de Luis Muñoz Marín como presidente del Senado de Puerto Rico/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons
Ahora bien, fuera de las instituciones sí hubo un clamor popular de oposición que, en cierta forma, encabezó Santos Primo Amadeo Semidey, al que se apodaba el Campeón del habeas corpus. Era un abogado y educador que antaño había tenido escaño en el Senado y que recurrió ante la Corte Suprema de EEUU, centrando su demanda en dos puntos: por un lado, la detención de Enrique Ayoroa Abreu y otros quince líderes del Partido Nacionalista Puertorriqueño; por otro, considerar inconstitucional la Ley 53, ya que los portorriqueños tenían concedida la ciudadanía estadounidense.
Los ánimos se fueron caldeando y el 21 de junio Albizu Campos reunió a opositores de toda la isla en Manatí para un discurso público mientras otros, a caballo entre Puerto Rico y Nueva york, empezaban a preparar una insurrección armada. Antes de que acabara el año se celebraron elecciones y Piñero cedió el puesto de gobernador a Muñoz Marín; si el cesante había sido el primer gobernador nativo, el segundo era el primero elegido por votación en vez de designado. Tomó posesión del cargo el 2 de enero de 1949, así que sería él quien tendría que desarrollar la aplicación de la Ley 53.
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La proscrita bandera de Puerto Rico, enarbolada en el centro de Jayuya/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons
El alzamiento estaba previsto para 1952, fecha prevista para que el Congreso de EEUU declarase a Puerto Rico estado libre asociado, pero las circunstancias llevaron a adelantarlo dos años. Fue lo que se conoce como el Grito de Jayuya, en alusión al municipio del centro insular donde tuvo lugar. El día 26 de octubre de 1950, la policía rodeó la casa de Albizu Campos para detenerle por declarar que el nuevo estatus de la isla sólo sería una farsa colonial, aunque no le encontraron porque fue previamente advertido.
A la jornada siguiente fueron arrestados varios miembros del PNPR cuando viajaban en un coche lleno de armas. El 28, varios nacionalistas presos organizaron un motín en la cárcel que permitió la fuga de más de un centenar y provocó el fallecimiento de dos agentes. Finalmente, todo estalló el 30 simultáneamente en varias localidades de Jajuya, entre ellas Peñuelas, Mayagüez, Naranjito, Arecibo y Ponce. No obstante, las revueltas más graves fueron en Utuado, San Juan y la propia Jayuya. En esta última los insurgentes lograron hacerse con el dominio del pueblo gracias a que la familia de una de sus líderes, la profesora boricua Blanca Canales, habían escondido un arsenal en casa.
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Policías reprimiendo la revuelta en Utuado/Imagen: Foro Plan Integral Largo Plazo
Corrió la sangre. La policía había disparado el 27 contra una caravana de nacionalistas matando a cuatro, mientras que el 29 hizo otro tanto contra el domicilio familiar del líder del PNPR de Peñuelas acabando con otros dos pero al coste de desatar una batalla campal que un día después se reprodujo en Jayuya cuando los revolucionarios asaltaron la comisaría y, en venganza, asesinaron a los oficiales. A continuación ocuparon la oficina de correos y cortaron las líneas telefónicas, aislando el lugar e izando la bandera en la plaza principal mientras declaraban a Puerto Rico república libre.
La república duró setenta y dos horas. Durante ese tiempo, fracasaron las intentonas de Utuado, donde los rebeldes fueron masacrados, y San Juan, la antigua capital, en la que se frustró un intento de magnicidio contra Muñoz Marín. No fue el único porque el 1 de noviembre dos nacionalistas atentaron contra la casa de Harry S. Truman, lo que llevó a EEUU a implicarse abiertamente en la represión de Jayuya enviando aviones y tropas de su Guardia Nacional en ayuda de la de Puerto Rico, que había sitiado la localidad. Los bombardeos aéreos, artillería y la superioridad numérica terminaron por aplastar a los independentistas ese primero de noviembre.
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Un P-47 Thunderbolt, el tipo de avión empleado para bombardear Jayuya y Utuado/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons
Así acabó aquel golpe, que registró veintiocho muertos (dieciséis nacionalistas, siete policías y un guardia) y cuarenta y nueve heridos (nueve nacionalistas, veintitrés policías, seis guardias y once transeúntes). Albizu pasó quince años en prisión y no salió hasta 1964, en que se le otorgó un indulto por el grave estado de salud que presentaba, al parecer consecuencia de ser sometido a experimentos con radiación (de hecho, murió cinco meses después). Blanca Canales fue sentenciada a cadena perpetua, salió en 1967.
Truman tuvo perspicacia para darse cuenta del problema y en 1952 dio el visto bueno a la celebración de un plebiscito sobre el futuro de Puerto Rico. El ochenta y dos por ciento de los participantes votaron a favor de la constitución que establecía el estado libre asociado. Quizá debería haberse acabado todo ahí pero en 1954, durante una visita a la Cámara de Representantes de EEUU, cuatro miembros del PNPR efectuaron varios disparos mientras ondeaban una bandera portorriqueña. Varios congresistas resultaron heridos, aunque los agresores aseguraron que sólo querían llamar la atención. Pasaron un cuarto de siglo en prisión y su acción interrumpió un indulto que había previsto para Albizu.
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Lolita Lebrón, una de las cuatro responsables del ataque al Congreso; penaría 24 años de cárcel/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons
Resulta curioso que la mayoría de los represaliados por el Grito Jajuya no fueran acusados de tomar parte en las acciones armadas, ya que a pocos se les pudo probar su implicación, sino de vulnerar la Ley 53. Respecto a ésta, permaneció en vigor hasta 1957, cuando fue derogada al considerarla inconstitucional la Corte Suprema. Para entonces hacía un lustro que la perseguidísima bandera había pasado a ser oficial.
Fuentes:
La nación puertorriqueña: ensayos en torno a Pedro Albizu Campos (VVAA)
/Puerto Rico. Una interpretación histórico-social (Manuel Maldonado-Denis)
/America’s Colony. The Political and Cultural Conflict Between the United States and Puerto Rico (Pedro A. Malavet)
/Puerto Rico. The Trials of the Oldest Colony in the World (José Trías Monge)
/Guerra contra todos los puertorriqueños. Revolución y terror en la colonia americana (Nelson A. Denis)
/The Nationalist Insurrection of 1950 (Write to Fight)
/Wikipedia
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Fuente:
https://www.labrujulaverde.com/2019/...G85VH8zqgB_5zk
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
En 1889 en plena etapa de la administración de Filipinas del gobernador general Valeriano Weyler comenzaron a entrar desde el extranjero publicaciones clandestinas de carácter separatista e independentista solicitando dinamita y bombas orsini para comenzar una revolución la respuesta del pueblo Filipino fue una enérgica manifestación de desprecio a los autores de las publicaciones y una gran demostración de lealtad y aprecio hacia España.
http://hispanismo.org/attachment.php...tid=9531&stc=1
http://hispanismo.org/attachment.php...tid=9532&stc=1
http://hispanismo.org/attachment.php...tid=9533&stc=1
http://hispanismo.org/attachment.php...tid=9534&stc=1
https://www.facebook.com/porlavuelta...BQ6e&__tn__=-R
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Valeriano Weyler, ¿héroe o villano?
redacción
octubre 19, 2018
El rincón de la historia sin complejos,Historia,
Hace unos pocos meses, tuvimos que oír la tontería de que, si teníamos que denigrar al gran Valeriano Weyler por genocida en Cuba, una estupidez más de la estúpida izquierda pro-leyenda negra y antiespañola.
En 1896 en plena guerra de Cuba se apresuró a salir a escena la corrompida y corrupta prensa de New York liderada por los degenerados dirigentes William Hearst y Josep Pulitzer con motivo de los logros militares del general Español Valeriano Weyler algo que para los gringos perjudicaba sus corruptos planes para apoderarse de Cuba , Puerto Rico y Filipinas. La corrompida prensa comenzó a publicar todo tipo de injurias, calumnias y falsos testimonios contra el general Weyler, donde la famosa frase de uno de los corresponsales de Pulitzer tuvo eco, pues este había sido enviado a ver las atrocidades contra los cubanos y no vio nada, fue cuando el famoso periodista le dijo “tu tráeme las fotos, que yo pondré una guerra”.
La prensa useña puso al gobierno Español y sus militares como lo peor a nivel internacional, nunca tuvieron pruebas para sostener lo que publicaban en sus periódicos, todo a base de caricaturas y dibujos a día de hoy, no hay una fotografía de los supuestos campos de concentración donde el ejército español exterminaba a la población civil cubana , no hay ninguna fotografía del general weyler asesinando a civiles cubanos .Todo lo que se ha dicho y publicado en 1896-1898 contra el general weyler, el ejército español y el gobierno de España forma parte de la corrompida y maloliente prensa useña y sus corruptos políticos. España siempre se preocupó de sus regiones donde llevo el progreso y la modernidad, y donde, como también en el caso de Puerto Rico, y en menor caso filipinas, eran provincias de ultramar, donde sus habitantes eran españoles de pleno derecho, y donde hoy en día, los puertorriqueños, son considerados useños de segunda, o mano de obra barata, ya hare otro día un artículo al respecto.
En las islas Filipinas en honor y aprecio al general weyler por su labor política y administrativa conserva los títulos de hijo adoptivo de las ciudades de Manila, Vigan, Iloilo y Jaro, incluso fue condecorado con la gran cruz del elefante blanco del reino de Siam (Tailandia), por lo tanto es hora de marcar punto y final a la leyenda negra inventada por la prensa de New york en los años 1896-1898 y enviarla al pestilente pozo de donde nunca debió salir los despachos putrefactos de Hearts y Pulitzer.
Otro de las hazañas que recordamos de Weyler, es como sofoco las revueltas en Cataluña en los años 20, provocadas por anarquistas, comunistas y separatistas, donde apunto los cañones a sus sedes y les invito a rendirse o los dispararía, y como bien sabemos, el magnífico general, nunca hablaba de farol.
Agradezco la ayuda en este artículo, a mi querido amigo Antonio Pérez.
EL RINCON DE LA HISTORIA SIN COMPLEJOS, CON DAVID LÓPEZ CERRO
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Fuente:
Valeriano Weyler, ¿héroe o villano? - DiarioAlcázar.com
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
La Cuba olvidada
por Antonio Moreno Ruiz
12 junio, 2019
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En la portada del libro «España contra los salvajes (Cuba, la guerra civil olvidada» (*) figuran unos de tantos defensores de la Cuba Española. Es una muestra representativa, pues no en vano, como nos recuerda su autor, Ferrán Núñez, hubo 70.000 cubanos que lucharon por la bandera española, y que luego de 1898 se vieron privados de la nacionalidad y de la bandera por la que habían luchado con su sangre. Y decimos muestra representativa porque entre esos cubanos que lucharon por España había muchos criollos, así como había también muchos negros y mulatos. Y todos fueron iguales en perder lo que le correspondía por derecho.
Y esa cantidad de cubanos leales no es algo extraño, pues aparte de la continuada emigración ibérica, ya a principios del siglo XIX habían emigrado a la perla del Caribe muchas familias realistas huyendo de la América del Sur; familias cuyos miembros quisieron seguir siendo en Cuba lo que fueron siempre: Españoles americanos. Entre estos destacados miembros del continente figuró hasta María Antonia Bolívar, hermana del conocido Simón.
Por todo ello, el historiador quiteño Francisco Núñez del Arco gusta de resaltar que Cuba concentró lo mejor de la América Española.
En Puerto Rico, donde no se pudo ni provocar una guerra separatista, pasó tres cuartos de lo mismo: Los boricuas no tuvieron más acceso a su nacionalidad española.
Pasaron los años y los desórdenes legales hasta hoy continúan, siendo que el estado español ha regalado la nacionalidad a gentes cuyo origen y cultura poco o nada tienen que ver con España mientras que miles de descendientes directos de españoles de América siguen sin poder acceder, trabados por una burocracia pesada e incoherente.
No obstante, la Cuba olvidada pasará a ser la Cuba recordada; y desde este diario estamos dispuestos a ayudar a forjar la base que ha de hacernos pelear por lo que es justo, con nuestro leitmotiv por bandera: Una ley justa para que los descendientes directos de españoles pueden acceder a su nacionalidad natural.
Así sea.
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Fuente:
https://espanolesdecuba.info/la-cuba...-8O2pBYdpU1CRA
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
ENIGMAS DE LA GUERRA DEL 98 por CARLOS CANALES
ENIGMAS DE LA GUERRA DEL 98 por CARLOS CANALES
LA RULETA DE LA HISTORIA
Una inciativa creada por DIVULGADORES DEL MISTERIO que tiene como objetivo ofrecer una conferencia mensual en LA CAFETERIA VANDERLY, Plz. Dr. Laguna 4, 28009 Madrid
La guerra hispano-estadounidense, denominada comúnmente en España como guerra de Cuba o Desastre del 98, en Cuba como guerra hispano-cubano-norteamericana, y en Puerto Rico como guerra hispanoamericana, fue un conflicto bélico que enfrentó a España y a los Estados Unidos en 1898, resultado de la intervención estadounidense en la guerra de Independencia cubana.
Al final del conflicto España fue derrotada y sus principales resultados fueron la pérdida por parte de esta de la isla de Cuba (que se proclamó república independiente, pero quedó bajo tutela de Estados Unidos), así como de Puerto Rico, Filipinas y Guam, que pasaron a ser dependencias coloniales de Estados Unidos. En Filipinas, la ocupación estadounidense degeneró en la guerra filipino-estadounidense de 1899-1902. El resto de posesiones españolas del Pacífico fueron vendidas al Imperio alemán mediante el tratado hispano-alemán del 12 de febrero de 1899, por el cual España cedió al Imperio alemán sus últimos archipiélagos —las Marianas (excepto Guam), las Palaos y las Carolinas— a cambio de 25 millones de pesetas (17 millones de marcos).
CARLOS CANALES: Es abogado y escritor. Investigador del folclore y las tradiciones, es autor, junto a Jesús Callejo, de Duendes (1994), primera obra de la trilogía sobre los «seres mágicos de España» y Seres y Lugares en los que usted no cree (1995).
Como investigador de la historia de España, ha sido director de las revistas de historia Ristre y Ristre Napoleónico y es autor de un libro sobre la Primera Guerra Carlista, otro sobre la Guerra de la Independencia y de decenas de artículos para revistas especializadas.
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Betances y Hostos sabían que los puertorriqueños apoyaban ser parte de España. Pero esta información no la enseñan en la escuela.
http://hispanismo.org/attachment.php...tid=9727&stc=1
https://www.facebook.com/16407415528...R81U&__tn__=-R
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
Abril de 1898.- ¡GUERRA O DESHONOR! (Mateo Sagasta, Presidente del gobierno español)
Un viejo aforismo universal dice que "si la Filosofía se escribe en griego y el Derecho en latín, el Honor se escribe en español". Hasta un progresista como Práxedes Mateo Sagasta apeló al Honor cuando en abril de 1898 Estados Unidos le declaró la guerra a España. "Guerra o deshonor", clamó Sagasta desde la presidencia del Consejo de Ministros ante el desafío militar arrojado como un guante al rostro de España por los Estados Unidos.
"Guerra o deshonor", clamó Sagasta y la inmensa mayoría de la sociedad española le apoyó. La infantería española destrozó, literalmente, a la infantería norteamericana que, henchida de su propia propaganda, no sabía a quién se enfrentaba: a la mejor infantería del mundo, heredera de las Falanges griegas, de las Legiones romanas y de los Tercios del Gran Capitán. Pero todo se perdió en el mar. Todo, menos el Honor.
El 19 de febrero de 1899, menos de un año después de aquella decisión, el presidente del Gobierno, el liberal Práxedes Mateo Sagasta, comparecía en sesión parlamentaria y reconocía que el estado español no tenía recursos económicos ni logísticos para repatriar a los 7.500 soldados españoles.
Con anterioridad ―entre agosto de 1898 y enero de 1899― se había repatriado a un contingente de 13.000 personas, formado por soldados y por funcionarios de la administración colonial (con sus familias) que llegarían a la península ―básicamente al puerto de Barcelona― a bordo de los barcos de la naviera privada con sede en la capital catalana Compañía Translántica, contratada a propósito por el estado español.
En aquella sesión del 19 de febrero, el presidente Sagasta proclamó que la repatriación de los soldados españoles que quedaban en Filipinas correspondía al gobierno norteamericano, en virtud del Tratado de París firmado el 10 de diciembre de 1898. Pero la realidad era, según las fuentes, que los prisioneros de guerra españoles, por iniciativa propia, tenían que escapar de los campos de reclusión filipinos, llegar hasta Manila y entregarse a las autoridades norteamericanas, porque el Gobierno no tenía ningún tipo de relación ni contacto con los revolucionarios filipinos. En las sesiones de Cortes de los meses precedentes, la clase política española se refería al ejército independentista filipino como "bandidos", y a su comandante Emiliano Aguinaldo como "jefe de los bandidos".
Las autoridades filipinas deberían haber puesto en libertad a estas personas una vez abandonadas las armas, pero nada ni nadie les empujó a actuar en este sentido. En octubre de 1898 el General Ottis, Comandante en jefe de las fuerzas estadounidenses de ocupación en Manila, envió una carta a Aguinaldo solicitando la libertad de la totalidad de españoles prisioneros. Aguinaldo sólo hablará del pasado. Así, se alegaba que los funcionarios civiles españoles eran voluntarios armados, que en ocasiones llegaron a torturar y fusilar a ciudadanos filipinos. Ahora no cabía el perdón. En cuanto a los clérigos, se les acusaba de ser creadores de grandes colonias agrícolas, conducidas de una manera egoísta y en contra de las necesidades de las clases más humildes. Aguinaldo, especialmente duro con ellos, defendía que bajo la máscara de la cura de almas se escondía el afán por enriquecerse y hacerse dueños absolutos de las vidas, hacienda y honor filipinos.
La situación de los reos, dependía; de la provincia donde estaban, y si esta era más afín de España o no, y el jefe insurrecto que mandase en la zona. Es justo reconocer, hablando en general, un esfuerzo inicial de gran parte del pueblo filipino. Los vínculos de amistad y de sangre pesaban lo suyo, aunque hubo quienes se recrearon en sentirse superiores a la nación antes dominadora. En un gran número de poblaciones se obligaba a los prisioneros a trabajar en la construcción de carreteras, cavando trincheras, talando árboles o arreglando y limpiando caminos y calles. En algunos pequeños pueblos pudieron, sin embargo, gozar durante el día de una casi completa libertad de acción. Los lazos de hermandad también afectaron a altas instituciones del ejército revolucionario, varios jefes de las tropas de Aguinaldo dictaron severos castigos hacia todo aquel filipino que ofendiera a algún prisionero. Otros llegaron incluso a cobijar en sus hogares, durante meses, a bastantes oficiales. Numerosos soldados lograron escapar gracias a la ayuda de filipinos amigos, familiares o solidarios con los españoles. Aguinaldo solicito como medidas para negociar, la liberación de los prisioneros filipinos en España y en las provincias africanas.
El 5 de febrero de 1899 se desataba la guerra entre los filipinos y los Estados Unidos. España, que había renunciado definitivamente a las islas con el Tratado de París, se veía abocada a ser testigo impasible de aquella lucha tan desigual. Su posición resultaba insólita y dolorosa. Por otra parte, en los más altos jefes revolucionarios se había ido desarrollando la idea de que la retención de aquellos desdichados proporcionaba un valor cara al futuro, una garantía ante las eventualidades del porvenir. Con la nueva guerra se truncaron de un modo brusco las esperanzas de liberación de los prisioneros. El 22 de febrero se firmaba en Madrid, al fin, un Real Decreto concediendo el indulto a los filipinos confinados en presidios de la Península y el Norte de África, vieja exigencia de Aguinaldo para negociar la libertad de los presos españoles. Pero ahora los jefes filipinos, como acabamos de ver, tenían otras necesidades. La situación de los prisioneros se fue así eternizando.
El General norteamericano Ottis se opuso sistemáticamente a que el General Ríos (enviado español) negociase con el gobierno filipino, siempre con el argumento de que si éste recibía sólo dinero lo emplearía en armas o municiones. El 2 de octubre de 1899, tras el pago de 7.000.000 de pesos se llegaría por parte española y filipina al acuerdo de repatriación. En todos los diarios aparecieron de una forma continuada los nombres de los ocupantes de cada barco de repatriación. Las llegadas de los mismos se procuraban llevar a cabo de una manera sigilosa, a ser posible entre las tinieblas de la noche, como había sucedido en el caso de los repatriados de Cuba. Fueron los últimos en volver a casa, aunque muchos se encontraron sin hogar y se resignaron a vagabundear por el país. Nunca pasaron del anonimato, pero en verdad les cabe el honor, puesto que así quiso el destino, de ser realmente los últimos de Filipinas, sin cuestionar el papel tradicionalmente asignado de los héroes de Baler, a los que también les tocó vivir el olvido tras un ruidoso recibimiento.
http://hispanismo.org/attachment.php...tid=9742&stc=1
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Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?
La gesta de Manzanillo en 1898
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Agustín Ramón Rodríguez González el 14 may, 2017
A menudo se habla del valor heroico de los marinos españoles que lucharon en 1898, pero pocas veces se recuerda que a él unieron la pericia y la decisión, valga como ejemplo una serie de combates bastante olvidados de esa guerra, que tuvieron lugar en el puerto de Manzanillo, al sudoeste de Cuba. Dichos combates son en conjunto, la tercera campaña naval en importancia de la guerra, aunque a considerable distancia de las dos más importantes de Cavite y Santiago.
Al no ser bloqueado su puerto por el enemigo, al creerlo de escasa importancia, allí entraron varios mercantes españoles forzadores del bloqueo y de allí salió la columna al mando del coronel Escario en socorro del cercado Santiago. Pero el 27 de junio el presidente McKinley odenó atacarlo. Para ello se reunió una escuadrilla de cañoneros auxiliares: el “Hist” ( ex “Thespia”) de 472 toneladas, armado con 1x 47, 4x 37 y una ametralladora Colt, el “Hornet” (ex “Alicia”) de 425 toneladas, con 2 x 57, 1 x 47 y 2 x 37, y el remolcador “Wompatuck” ( ex “Atlas”) de 462 toneladas, con 3 x 47 y una Gatling. Iban mandados por los tenientes Young, Helms y Jungen, respectivamente, tomando el mando el primero como más antiguo. Como en Cárdenas, acción que relatábamos en otra entrada de este blog, contaban con la ayuda de un práctico cubano para entrar en el puerto.
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El cañonero auxiliar USS Hornet
Cercanos a su objetivo, y frente a Niquero, toparon con la pequeña cañonera “Centinela”, un yate de vapor construido en los EE.UU, de 30 toneladas, y armado con dos piezas de 37 mm, al mando del teniente de navío don Claudio Aldereguía. El resultado no podía ser dudoso, y pese a su resistencia, la cañonera, con más de 25 impactos a bordo, una vía de agua, la máquina averiada, un fogonero muerto y varios heridos y contusos, tuvo que embarrancar para evitar su hundimiento. Los norteamericanos la dieron por hundida y siguieron adelante con su misión, pero lo cierto es que la esforzada dotación consiguió reparar su barco con sus propios medios y se pudo incorporar unos días después a su base de Manzanillo, a la que había intentado alertar con su resistencia.
La noticia, transmitida por heliógrafo, llegó con retraso a Manzanillo, pero afortunadamente se estaba alerta. La escuadrilla allí destacada se componía de cuatro cañoneras: la “Guantánamo” al mando del teniente de navío don Bartolomé Morales , la “Estrella” de la de Forrest, al mando del de la misma graduación don Sebastián Noval, ambas de unas 40 toneladas, un cañón de 42 mm y una ametralladora, así como la “Delgado Parejo”, antiguo yate estadounidense “Dart”, regalado a la Armada por la colonia española en Nueva York, con 85 toneladas, con 1 x 57 y una Maxim, al mando de don Angel Ramos Izquierdo y la “Guardián” ex yate “Azteca”, regalado por su propietario, el naviero A. Menéndez, de 65 toneladas, por avería en la máquina esta última no podía navegar, por lo que su dotación se reducía a cuatro hombres que manejaban su única pieza de 42 mm. La dura campaña precedente contra la insurrección cubana y el clima se habían cobrado un serio tributo, y así, las otras tres cañoneras no contaban sino con 19 hombres de dotación cada una, incluido su comandante, pese a que teóricamente hubieran debido ser unos 25. Y de la entidad de estos barquitos da buen muestra la foto que encabeza el artículo.
Aparte figuraba el viejo cañonero de madera “Cuba Española”, construido en La Habana en 1870, ya inútil, con su viejo casco de 255 toneladas y un anticuado cañón Parrott de avancarga de 13 cm por armamento y sólo treinta granadas, con la dotación reducida a siete hombres, y un viejo velero, adquirido pocos años antes para servir como pontón, almacén y cuartel flotante, con el mismo armamento y rebautizado “María”, constando su dotación de 39 hombres, incluyendo al médico y practicante de la flotilla. El mando de los dos pontones y de la inútil “Guardián” recaía en el teniente de navío don Ramón Navarro.
La tarde de aquel 30 de junio era lluviosa y había poca visibilidad, sin embargo, el vigía del puerto señaló a las 15’30 a los intrusos que entraban en él. El jefe español era el teniente de navío de primera clase (hoy sería capitán de corbeta) don Joaquín Gómez de Barreda, comandante del puerto, un valenciano veterano de la guerra contra los rebeldes cubanos, en la que ya había merecido una Cruz Roja del Mérito Militar, quien no impresionado por la debilidad y estado de su fuerza, izó su insignia en el “Delgado Parejo” y seguido por las “Guantánamo” y la “Estrella”, se dirigió contra el enemigo, mientras los dos pontones y la inmóvil “Guardián”, daban su débil pero decidido apoyo desde sus fondeaderos.
Manzanillo no estaba defendido por minas, y en cuanto a baterías, sólo había tres anticuadas piezas de campaña de 8 y 9 cm, prácticamente inútiles en un combate naval salvo a efectos morales, así como el apoyo, de nuevo poco más que moral, de algunos fusileros apostados en los muelles. Por todo ello, el peso principal de la acción iba a recaer en tres cañoneras que juntas, no sumaban la mitad del desplazamiento de cada uno de sus tres enemigos, y que reunían seis piezas ligeras contra las 13 atacantes.
A las 15’45 se rompió el fuego por ambas partes, cayendo el alcance rápidamente hasta alrededor de una milla náutica, y pese a su inferioridad, sus resultados fueron mucho más favorables para los veteranos españoles sobre los recién movilizados y reservistas estadounidenses. Tras una hora de fuego, el resultado no era dudoso: el “Hist” había recibido once impactos directos y varios metrallazos y rebotes más, el “Hornet” había tenido menos suerte, pues tras recibir seis impactos directos, uno de los cuales le había hecho estallar una caja de municiones, otra granada le había seccionado la tubería principal de vapor, abrasando a tres fogoneros y quedando el buque inmóvil y derivando peligrosamente hacia un banco de arena, de donde le sacó a remolque el “Wompatuck”, que había recibido otros tres impactos, uno de ellos en la ballenera, y tenía uno de sus cañones inútil por avería. A la baqueteada flotilla no le quedó sino retirarse apresuradamente, acompañada por los vítores y aclamaciones de los defensores, que no pudieron rematar su victoria por su escasez de municiones y la imposibilidad de reemplazarlas en un previsible futuro.
Los buques españoles habían sufrido ligeras averías y las siguientes bajas: en el “Delgado Parejo”, murieron dos hombres, otros dos resultaron heridos leves y contuso su comandante, substituido en posteriores combates por el de igual graduación don Joaquín Montagut, en el “María”, que soportó el mayor castigo, dos heridos y dos contusos, y otro contuso más en el “Guardián”. En tierra hubo dos heridos leves en la guarnición y otros dos entre la población civil.
Los partes americanos son mucho menos detallados en lo referente a las bajas, que dicen se redujeron a los tres quemados en el “Hornet”, lo que parece poco probable. También son contradictorios en cuanto a la duración del combate y exageraron grandemente la flotilla española, a la que afirmaron haber poco menos que destruido.
El valor de tales informes quedó palmariamente demostrado el día siguiente, el 1 de julio, y a eso de las 16 horas. Otra formación estadounidense se dispuso a lo que no debía ser sino completar la destrucción del día anterior. Los buques atacantes ahora eran el “Scorpion” (ex Sovereign”), prácticamente un crucero auxiliar con sus 850 toneladas y armamento de 4 piezas de 127 mm y seis de 57 mm, y el remolcador “Osceola” ( ex “Winthrop”) de 571 toneladas, con 2 x 57, 1 x 47, una Gatling y una ametralladora Colt. Iban al mando respectivamente del teniente-comandante Marix y del teniente Purcell.
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El crucero auxiliar USS Scorpion
Esta vez la distancia de combate fue mayor, en torno a los 2.500 metros, seguramente para aprovechar el alcance de las piezas de cinco pulgadas, una granada de la cuales hubiera bastado para echar a pique o averiar seriamente a cualquiera de las cañoneras. Sin embargo, el resultado no fue muy distinto: tras 25 minutos de fuego, los atacantes debieron batirse en retirada. El tiro español, inicialmente algo corto, mejoró sensiblemente alcanzando con doce impactos al “Scorpion” de los que sólo uno perforó el costado (debido seguramente al escaso alcance y potencia de las ligeras piezas españolas) pero sembrando su cubierta de metralla. El “Osceola”, no reportó impactos, pero señaló que una de sus piezas se había inutilizado. Pese al castigo encajado, no informaron de bajas. De nuevo magnificaron a sus contrincantes, hablando de un cañonero de unas mil toneladas y otros dos de 300 a 400, aparte de poderosas baterías.
Los españoles anotaron sólo algún impacto en el “María”, donde se produjeron tres heridos y algún contuso. Significativamente se recogieron poco después en tierra hasta 19 granadas enemigas de 5 pulgadas que no habían estallado. Pero muchos proyectiles cayeron en la población, matando a dos civiles e hiriendo a otro.
Barreda había conseguido, contra todo pronóstico, una segunda y aún más meritoria victoria, al hacer un magnífico uso de sus muy limitados medios, dando la sensación al enemigo de que se enfrentaba con una fuerza mucho mayor. Pero no se durmió en su laureles: ordenó remolcar a los dos pontones hacia puntos en que batieran mejor las entradas del puerto y a la inútil “Guardián” se la despojó de sus municiones para rellenar los exhaustos pañoles de sus compañeras. El 2 de julio tuvo además la satisfacción de que la baqueteada “Centinela” se le reincorporara, rompiendo el bloqueo enemigo. Juzgando su situación imposible ante un nuevo ataque por la escasez de municiones, pidió al mando se le permitiera romper el bloqueo enemigo y dirigirse a otro puerto donde sus cañoneros pudieran municionarse, gesto que le honra y que contrasta fuertemente con la actitud derrotista de otros en la guerra. Pero tal permiso se le denegó por diversas razones.
El día 3 de julio se produjo la destrucción de la escuadra de Cervera, y el 16 capitulaba Santiago, sólo entonces el mando norteamericano se decidió a neutralizar de una vez a la molesta flotilla. La operación tenía todo el aspecto de sacarse la espina de anteriores fracasos, pues sería mandada por el mismo Todd frustrado en Cárdenas. Para ello se reunieron los cinco buques que antes habían atacado Manzanillo, ya reparados y con un total de siete piezas ligeras más en los tres primeros, a los que se unieron los cruceros “Wilmington”, y su gemelo el “Helena”, cada uno con mas de 1.400 toneladas, 8 cañones de 102 mm y 8 de 57 y 37 mm..
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El pequeño crucero USS Wilmington
A las 7’45 del 18 de julio entraron simultáneamente por tres bocas del puerto los siete buques mencionados, y ahora no se daría ninguna oportunidad a los defensores, aprovechando el mayor alcance de los 4 cañones de 5 pulgadas y los 16 de 4 pulgadas, los atacantes abrieron fuego y lo sostuvieron ampliamente por encima de los 3.000 metros que podían alcanzar las piezas ligeras españolas.
Ante aquello, Barreda ordenó abandonar los buques, y salvando efectos y artillería atrincherarse en tierra, respondiendo al enemigo cuando éste se acercaba un tanto. Pero las cañoneras resultaron destruidas por el fuego enemigo, así como tres vapores de la compañía de Antinógenes Menéndez: el “Purísima Concepción”, un hasta entonces afortunado forzador del bloqueo, y los viejos de paletas, “José García” y “Gloria”, ambos de casco de madera. El total de bajas de la escuadrilla fue de un contramaestre herido, en la guarnición se registraron dos muertos y cinco heridos y solo un herido entre la población civil. Los atacantes no sufrieron daño alguno, no ya de la flotilla, sino de las anteriormente descritas como “poderosas y numerosas” baterías de costa.
Aunque mortificado por la inevitable pérdida de los buques, Barreda comunicaba a Manterola estar “más satisfecho de haber salvado a nuestras dotaciones de una hecatombe…” que de sus victorias anteriores. Creemos que la frase refleja al hombre, y que sobran los comentarios.
La situación de la plaza empeoró seguidamente, atenazada por el bloqueo por mar y amenazada por las guerrillas cubanas, el hambre y las enfermedades empezaron pronto a cobrarse un duro tributo en su guarnición, reducida tras la marcha de la columna Escario a tres batallones poco nutridos, dos de los regimientos “Vizcaya” y “Álava” y otro provisional formado por destacamentos de otras unidades, transeúntes, voluntarios, etc. Parecía una presa fácil, así que el mando norteamericano decidió tomarla, en una operación conjunta con las guerrillas cubanas.
Para ello se preparó otra fuerza naval al mando del comodoro Goodrich, con insignia en el crucero protegido “Newark”, de 4.100 toneladas, armado con 12x 152 y 10 ligeras, los ya conocidos “Hist” y “Osceola”, el primero con su batería nuevamente reforzada por dos de 37 mm, el “Swanee” con dos de 4 pulgadas y 4 de 57mm, y el cañonero ex-español “Alvarado”, capitulado en Santiago, con sus cien toneladas y armado con uno de 57 mm y una Maxim. Acompañaba a la fuerza el transporte “Resolute”, con 4 x 57 mm, donde iba embarcado el batallón de “marines” del coronel Huntington.
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El crucero protegido USS Newark
El bombardeo se inició a las 3’40 de la tarde del 12 de agosto, mientras las fuerzas cubanas atacaban por tierra. A las 4’15 Goodrich creyó observar que los atacados izaban bandera blanca, por lo que suspendió el fuego y envió al “Alvarado” con bandera de parlamento, seguido poco después por el resto de los buques. Al ver aquel despliegue, los españoles creyeron que todo era una añagaza, por lo que la marinería y tropa rompió fuego de fusil y con los dos o tres cañones que habían conseguido salvar, aparte de las piezas terrestres, siendo entonces cuando fueron alcanzados por primera vez los buques americanos, entre ellos el “Osceola” por una granada que hizo reventar una caja de municiones y el “Swanee” que recibió tres balazos de fusil en su bandera, provocando la inmediata retirada de los atacantes hasta la segura distancia de cinco mil metros. Desde las 17’30 continuó el bombardeo únicamente el “Newark” con el fin de agotar a los defensores, de forma intermitente, pero con el pesar de que una cuarta parte de sus granadas no estallaban por defectos en las espoletas. Mientras, el ataque por tierra de los cubanos había fracasado, y los “marines” esperaban la orden de desembarcar. Las dotaciones españolas desembarcadas no sufrieron baja alguna, pero en la guarnición de la plaza se produjeron seis muertos ( cuatro de ellos cuando dormían en su refugio) y nueve heridos, así como dos muertos y 22 heridos entre la población, sufriendo serios daños muchos edificios. La escuadrilla estadounidense no informó de bajas propias, mientras que en la partida cubana rebelde de Rubí se produjeron dos muertos y once heridos.
Pero aquella noche se supo en la plaza que ese mismo día se había firmado el armisticio entre España y los Estados Unidos. Barreda no dudó en embarcarse en una pequeña lancha para comunicarlo a la flotilla atacante, pero y pese a ir iluminado con tres faroles blancos para demostrar sus pacíficas intenciones, el buque fue tomado por un torpedero y cañoneado. A la mañana siguiente se deshizo el malentendido y la heroica resistencia pudo terminar.
D.Joaquín Gómez de Barreda recibió la Cruz de María Cristina (entonces solo inferior a la Laureada) por los combates navales y la del Mérito Militar por su defensa hasta el extremo del puerto y costa. Tal vez fueran algo cortas las recompensas, pero lo que no parece tener explicación es la escasa resonancia posterior que han tenido los hechos que protagonizó.
La flotilla de Manzanillo, pese a sus limitaciones y estado, fue capaz de vencer por dos veces a fuerzas superiores. Enfrentada por tercera a una ya irresistible, abandonó sus castigados barquitos con un mínimo de bajas y siguió luchando, con muy escasos recursos de todo género, rechazando a un enemigo que había aprendido a ser muy cauteloso, prolongando la resistencia hasta el armisticio, y cediéndole sólo un incompleto y costoso triunfo cuyo único relieve consistió en la destrucción del pequeño forzador del bloqueo y de los dos viejos vapores de ruedas.
Mas no se podía pedir a aquellos hombres y sus pequeñas lanchas de vapor, que lucharon tan brava como eficazmente contra un enemigo muy superior.
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Fuente:
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