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Tema: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?

  1. #1
    Avatar de DomPérignon
    DomPérignon está desconectado Miembro novel
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    ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?

    Siempre me he preguntado, ¿Por qué cedimos casi sin luchar, teniendo un potencial militar y teconológico similar(pese a las falacias y calumnias falsas que siempre he leído) los archipiélagos de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam a los Estados Unidos de América? Me he informado bien desde hace algunos años y me sorprendí al descubrir que en 1898 la marina española y la estadounidense era muy similar en número de barcos, quizás EE.UU tenía algún barco más moderno teconológicamente y algún barco en estado de reparación teníamos nosotros pero a fin de cuentas éramos dos potencias muy similares militarmente hablando, en cuestión de recursos humanos cierto es que los EE.UU tenían un ejército más numeroso por que el país tenía más población que España pero mucho menos acostumbrado a la guerra y a las inclemencias tropicales caribeñas o filipinas, el ejército español estaba compuesto por soldados curtidos en muchas décadas de guerras continuas y sujetos a un servicio militar obligatorio de 9 años; dicho esto sigo sin entender como entre dos potencias tan equilibradas militarmente, una de ellas se rinde haciendo el ridículo y casi sin presentar batalla, después de tantos años de sufrimiento.
    ¿Fue por el apoyo a EE.UU del entonces poderosísimo Imperio Británico? No me sirve....¿Fue como ya estamos acostumbrados por que a nuestros políticos corruptos y vendepatrias no les salía rentable económicamente mantener otra guerra más costosa en Cuba contra una potencia igual y no contra unos bandidos mambises? En cualquier caso cuando pienso esto siento un odio y una rabia brutal, una pena enorme pensar que a día de hoy los paraísos de Cuba, Puerto Rico y Filipinas junto con toda la Micronesia podrían ser españoles al igual que Francia, Reino Unido, Estados Unidos incluso Australia, Nueva Zelanda y Holanda tienen sus territorios paradisiácos de ultramar y nosotros los españoles que somos el referente mundial de imperio y los descubridores junto con nuestros hermanos portugueses de todos esos lugares no tenemos más que las Canarias, ¡INJUSTICIA HISTÓRICA!; por eso me surgen esos sentimientos, por eso y por los miles de hermanos españoles que murieron para defender dichos archipiélagos y luego todo quedó en el olvido por unos sucios traidores.
    Espero vuestras respuestas
    MarkelP. dio el Víctor.

  2. #2
    Avatar de Michael
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    Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?

    Hola don Perignon:


    En primer lugar quisiera pedir disculpas por no haber respondido a tiempo a tu muy excelente comentario:


    Me alegro de que te hayas informado bien. Lo de que España perdió por muy débil es un mito para justificar la venta de esos territorios a Estados Unidos. De hecho, la batalla más decisiva en Puerto Rico( la de Asomante) fue ganada por el bando español. Justo cuando nuestros valientes servían y ganaban por la Patria en Asomante se estaba haciendo un armisticio que pondría fin a la Guerra y llevaría a la posterior venta. De hecho, en la guerra hispano americana la mayor parte de Puerto Rico se hallaba bajo bandera española( tengo un mapa de eso y cuando lo consiga te lo enlazaré por aquí). Quizás en Cuba hubiesen habido más bajas pero ya allí se encontraba todo zanjado, los patriotas estaban aplastados y la isla se hallaba en manos españolas. Filipinas lo mismo. Prueba de que el Tratado fue una venta es la jugosa cantidad de 20 millones de dólares que se le otorgarían a España por la isla de Puerto Rico y las islas del pacífico.


    No fue por debilidad española ni nada de eso, fue por motivos económicos. Basta con leer e informarse y uno se da de cuenta de las mentiras que te dice el sistema.


    De hecho, muchos españoles en el siglo XIX culpaban a los propios ministros españoles por la pérdida de territorios en la guerra de independencia.


    No te parece misteriosa la amistad entre Bolívar y Morillo, la tranquilidad y la falta de colaboración de Riego y Cádiz para enviar suficientes tropas para aplastar la revolución, los lazos de Bolívar y Morillo con la masonería, no te parece extraño que muchos ministros españoles de la Guerra hubiesen pactado tranquilamente, la capitulación pacífica del virrey del Perú con San Martín y compañía, etc.


    Increíble, cuando Iturbide tenía a México pacificado, ahí es cuando, decepcionado por el Trienio Liberal, firma inocentemente lo que llevaría a aquel rico Virreinato a comenzar a segregarse de la Madre Patria. Hasta la masonería española favorecía la independencia de Filipinas. Irónico, es el príncipe portugués Pedro quien independiza al Brasil de Portugal.

    De hecho oí decir a un boricua ya mayor de edad: España nos vendió. Bien es cierto que el pueblo español no nos vendió pero sí es certero de que los archipiélagos ultramarinos fueron hipotecados.



    Felipe IV y Carlos II por otra parte tuvieron que ceder muchos territorios hispanos ultra-peninsulares pero estamos hablando de un país que apenas salía de una guerra civil que llevó a la escisión de Portugal y Cataluña. Un país que aún se hallaba en guerra. Un país que enfrentaba una crisis por causa de la Guerra en Flandes. Guerra provocada por las causas de Religión en los Países Bajos Españoles, guerras que desangraron a España y la llevaron a la ruina. Felipe IV no tuvo paz durante su reinado. Carlos II no se hallaba en las mejores facultades para reinar. Ahí, se podría más o menos decir, que se perdieron esos territorios porque nuestro país no se hallaba en condiciones para luchar. Aunque España en el XIX se hallaba completamente débil por las mismas guerras que asolaron a la Nación, pero ya estamos hablando de un país más pequeño y no del vasto imperio del siglo XVII. De modo, que si bien se hallaba debilitada, podía recuperarse más o menos o al menos se podía hallar en mejores condiciones para defender su territorio( que lo hizo).


    Estados Unidos, de todos modos, no era la superpotencia de hoy en día. Era un país que se encontraba también recuperándose de una guerra civil. El ejército estadounidense de aquella época no era tan potente como el de ahora y las batallas que hubieron no fueron tan malas. Vamos, no se comparaba en nada con lo que España tuvo que enfrentar en Flandes.


    En fin, mi amigo, no fue por debilidad española que se perdieron los territorios ultramarinos. Es mucho más profundo que eso. Pido perdón por no haber respondido a tiempo. Sê bienvenido al foro.


    Abrazos, compatriota.
    Última edición por Michael; 16/06/2013 a las 19:40
    Leolfredo, Sucre y De Elea dieron el Víctor.
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

  3. #3
    Avatar de Mexispano
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    Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?

    Estados Unidos no hubieran ganado la guerra de Cuba


    Publicado el 28 abr. 2014


    * En Cuba no hubo campos de concentraciones.

    * El Ejército libertador no era un oponente capaz de ganar la guerra.

    * El gobierno de Sagasta quería perder la guerra.

    * La guerra de Cuba fue una chapuza monumental.

    * Hay muchas cosas sobre aquella guerra que todavía hoy no están claras.

    * Los Estados Unidos estaban a dos dedos de retirarse.

    * El general Blanco no mandó a combatir al Ejército que quedó prácticamente intacto al final de la guerra.

    * Desde la primera República en 1873 se sabía que España tendría una guerra con los Estados Unidos por Cuba y no hicieron nada para prepararse.


    Info vídeo: Carlos Canales y Miguel del Rey: "La guerra de Cuba se perdió a propósito, fue una derrota sin heroísmo"




    __________________________


    https://www.youtube.com/watch?v=kKSrrpmirbM
    ReynoDeGranada, Sucre, De Elea y 1 otros dieron el Víctor.

  4. #4
    Avatar de donjaime
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    Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?

    El mayor problema es que el gobierno "español" estaba infiltrado, especialmente de masones, con órdenes expresas de PERDER la guerra. La prensa, canallesca como de costumbre, sembraba la desmoralización.

    Además, mantener una guerra a miles de kilómetros de tus bases es casi imposible (aunque la fuerza militar fuera similar, que no lo era).

    Los EEUU tenían información muy buena de nuestra capacidad, ofensiva y defensiva. Llevaban meses haciendo espionaje en la Península y tenían información veraz de nuestras fuerzas, cuando en España se desconocía completamente el potencial yanqui.

    Luego les tocaría a ellos PERDER Vietnam y otras, por las mismas razones. El PODER OCULTO, lo había decidido así en las logias y el gran Kahal.

    España estaba en franca decadencia, abolida la Inquisición, infiltrada en todas las instituciones, con logias en el ejército y marina, administración, etc. Los yankis con una industria netamente muy superior y los reyes de las finanzas tras ellos.

    De hecho el PROMOTOR y principal artífice de la GUERRA fue HEARST, el magnate judío de la prensa que no cejó hasta que con el pretexto del Maine (luego sería Pearl Harbour en la II GM, el mismo método, el mismo objetivo) consiguió adueñarse de los archipiélagos.

    De hecho subiré en breve una historia muy interesante de las "revoluciones" mejicanas y cómo fueron promovidas, apoyadas, financiadas e IMPUESTAS por el mal vecino del norte, especialmente para acabar con el catolicismo e imponer un "orden" masónico (revuelta Cristera, etc.).
    Xabel, ReynoDeGranada y Pious dieron el Víctor.

  5. #5
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    Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?

    Pious dio el Víctor.

  6. #6
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    Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?

    ¡De Fajardo los sacamos!




    _____________________

    Fuente:

    https://www.facebook.com/16407415528...type=3&theater
    Pious dio el Víctor.

  7. #7
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    Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?

    Deshaciendo mentiras: sobre la infelicidad de los criollos bajo el dominio español

    by Rafael Altamira


    13 septiembre, 2015



    Serie la Leyenda negra. La España atrasada y otras mentiras de historia común


    Defender a España en América es arriesgado pero hacerlo en Cuba es un suicidio. De todas las materias que forman su sustancia, la españolidad es la parte del cubano a la que menos respeto se le tiene.


    Este desdén hacia sí mismo se encuentra tan profundamente afincado en su psiquis que cualquier discusión al respecto termina con un levantamiento de machetes. No repara el cubano noble en las similitudes profundas que le unen a su hermano peninsular, ni mucho menos comprende que la causa de sus males presentes obedece, precisamente, al peso tremendo de esa historia pasada que no quiere ver y que desprecia, además, con tanto ahínco.

    De España no puede venir nada bueno, afirma un clamor popular y, es que el pueblo sigue creyendo que la historia se terminó en 1898, cuando los caminos entre la entonces atrasada Península y su provincia se separaron por la intervención de los Estados Unidos apoyados por un sector minoritario de la población.

    No, España no es hoy un país atrasado económicamente, ni culturalmente y sí que puede asesorar a Cuba en muchos campos. Para empezar, el país es líder en crecimiento económico en Europa, como lo ha reconocido la propia señora Merkel hace pocos días, cuando llamaba a la sociedad civil alemana a inspirarse de los buenos indicadores económicos españoles. Alemania o Inglaterra contratan a sus empresas logísticas como Indra, o energéticas como Gamesa, sin olvidar que la Península es el primer donante de órganos y de sangre del mundo; también hay que mencionar que estamos hablando del segundo país por ingresos turísticos a nivel mundial.

    ¿Y qué decir de la cultura? España se sitúa entre los 5 primeros en fuerza editorial y en creación musical; y no debemos pasar por alto tampoco que el español es la lengua con más crecimiento e influencia después del inglés. Sin ir más lejos, según previsiones demográficas creíbles, dentro de 50 años la población hispana en los Estados Unidos será mayoritaria, bastará entonces que se haga con el poder en Washington para que España, a través de sus hijos, vuelva a ser la dueña del mundo.


    Eso es lo que viene.

    Tras la publicación en 1914 de La leyenda negra y la verdad histórica, Julián Juderías consiguió demostrar que la mayor parte de las ideas sobre España dentro y fuera de la misma, obedecen a una campaña de descalificaciones orquestada por sus enemigos históricos; dicha maniobra parece haber alcanzado sus objetivos, pues según Juderías, esta ha conseguido que con el paso de los años, los españoles y sus descendientes iberoamericanos la creyeran, para terminar ajustando a estas falsedades sus proyectos nacionales e ideologías hasta hoy.

    Por ejemplo, uno de los elementos que justificó el levantamiento de los españoles de Cuba y que se enseña todavía en los libros de historia de Cuba y de España, era que los naturales de la isla no tenían acceso a los cargos directivos dentro de la administración y el ejército. Nada es más falso, veamos la opinión del barón francés Dutilh de la Tuque publicada en el periódico barcelonés La Dinastía


    “Magistrados y de los más elevados, en la administración de justicia, catedráticos en la Universidad de La Habana y las de la Península, jefes y oficiales en el Ejército y la marina, diputados, senadores, diplomáticos y ministros, funcionarios de todos los órdenes y categorías, hasta agentes de policía los ha habido y los hay, nacidos en la reina de las Antillas”.

    No le faltaba razón al noble galo pues, en aquellos años, la subsecretaría del Ministerio de Ultramar se hallaba desempeñada por un cubano, D. Guillermo de Osma. Otro ministro cubano que ocupó dicho cargo fue D. Buenaventura Abarzuza. El secretario del gobierno civil de Madrid, D. Francisco Cassa era igualmente natural de Cuba. Una vicepresidencia del Congreso de los Diputados fue encomendada en las cortes de 1896 a D. Francisco Lastres, un cubano, pero antes de su nombramiento el puesto lo ocupaba otro isleño, el Sr. Santos Guzmán.

    En la larga lista de empleados de la Administración civil ultramarina, figuraban buen número de cubanos: los Acosta, Montalvo, Azcárate,Vinet, Kindelan, Freire, Elisátegui, Echevarría, Jústiz, Saladrigas, O Farril, Bolívar, Rosillo,Valdés, Malli, Armas, Betancourt, Bernal, Balboa, Cadaval, Diago, Chacón, Beltrán, Insúa, Koaly,Varona y muchos más.

    La gran verdad es que la relación sería interminable.

    Sólo en el Cuerpo de Comunicaciones de Cuba había más de cien funcionarios cubanos, es a saber la mitad o algo más de la mitad.

    La enseñanza puede decirse que estaba por ellos monopolizada.

    El rector de la Universidad de La Habana D. Joaquín F. Lastres era cubano, lo eran igualmente el vicerrector D. José María Carbonell, el secretario general D. Juan Gómez de la Maza y Tejada, y los decanos de todas las facultades, D. José Castellanos y Arango, de Filosofía y Letras, D. Manuel J. Cañizales Benegas, de Ciencias, D. Leopoldo Barrier y Fernández, de Derecho, Don Federico Hortsman y Cantos, de Medicina, D. Carlos Donoso y Landier de Farmacia, y el director del Jardín Botánico. D. Manuel Gómez; resultando que de 80 catedráticos eran cubanos 60.

    En la escuela profesional cubanos eran el director, D. Bruno García Ayllon, siéndolo también los ocho profesores que desempeñaban todas las clases en la misma. En la de Pintura y Escultura no hay más que un peninsular de tres maestros que la regentan, el director es cubano. Los institutos de segunda enseñanza de Matanzas, Santa Clara y Puerto Príncipe estaban regidos igualmente por hijos del país. D. Eduardo Diaz Martínez, D. Alejandro Muxo y Pablos y D. Agustín Betancourt y Ronquillo, respectivamente y en el cuadro general de este profesorado aparecen 35 catedráticos cubanos de 58, que en total pertenecían a dichos Institutos, y a los de La Habana, Pinar del Rio y Santiago de Cuba.

    Pero era sin dudas en lo militar que los cubanos predominaban.



    El general Mola


    Veamos: en los listados de soldados del Ejército Español fallecidos en Cuba entre 1895 y 1898 figuraban 444 oriundos de La Habana; 247 de Matanzas, 245 de Pinar del Río, 25 de Puerto Príncipe, 325 de Santa Clara y 114 de Santiago de Cuba… Uno de ellos, el coronel Jiménez de Sandoval, a veces aparece también citado como Ximenez de Sandoval, era el jefe de la columna con la que se encontró Jose Martí en Dos Ríos. Otro santiaguero, el General Loño, fue Ministro de la Guerra del gobierno de Maura, nació el 5 de febrero de 1837 en Santiago de Cuba, murió en Madrid el 29 de junio de 1907, también ejerció como gobernador militar de La Habana durante la última guerra civil.

    Para bien o para mal la influencia siempre fue mutua. Sin remontar al siglo XIX, militares cubanos ocuparon altos cargos en el Ejército español en los momentos más difíciles de la historia contemporánea, basta citar los dos más famosos: General Berenguer, quien fuera Alto Comisario en Marruecos, y Presidente del Gobierno, tras la caída de Miguel Primo de Rivera, según su biografía había nacido en Remedios, de padres cubanos.

    ¿Y qué decir del general Emilio Mola, cerebro y arquitecto del golpe de estado contra la II República? Había nacido en Placetas en 1887. Recordemos que los insurgentes en los primeros tiempos utilizaron la bandera republicana por decisión suya ya que pertenecía a la facción republicana de los sublevados. El general Alfredo Kindelán, otro cubano, nació en Santiago de Cuba el 13 de marzo de 1879. Pertenecía a una acomodada familia cubana que perdió toda su fortuna como consecuencia de la guerra civil. Se hizo famoso por ser el jefe de la aviación nacional durante la guerra civil, el cubano era un monárquico convencido, junto a los aliados conspiró contra Franco para restaurar el trono de los borbones.


    La lista es larga y a disposición del público. Por eso recomiendo cautela a la hora de criticar a España. Creo que va siendo hora de reevaluar la percepción que tienen los cubanos sobre sobre su propia identidad.

    Los hispanistas no sólo reivindicamos la reunificación político-territorial de la Hispanidad sino también condenamos los postulados de la Leyenda Negra por difundir múltiples mentiras sobre la historia de España en favor de sus detractores, pero lo que es más importante nos enorgullecemos de nuestras raíces hispánicas.

    Para rehacer la nación Española y a Cuba hace falta revisar con urgencia la historia, es un deber de todos. Vale alzarse enérgica y dignamente para criticar las componendas de la clase dirigente española con el Castrismo, pero esto ya tampoco es suficiente. Que no se descalifique a España con hechos inciertos y cuestionables, no sea porque tal vez la solución a los problemas de Cuba que condenan algunas voces jóvenes desde las redes sociales, venga justamente de la Madre de la que nunca debieron separarnos.


    _____________________

    Fuente:

    Deshaciendo mentiras: sobre la infelicidad de los criollos bajo el dominio español • Diario de la Marina
    DOBLE AGUILA y Pious dieron el Víctor.

  8. #8
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    Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?

    Pious dio el Víctor.

  9. #9
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    Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?

    ¿«Tigre de la manigua» o militar estricto?

    por Rafael Núñez Florencio




    Weyler. Nuestro hombre en La Habana

    GABRIEL CARDONA, JUAN CARLOS LOSADA

    Planeta, Barcelona, 1997

    317 págs.




    Como en tantos otros casos de nuestro pasado reciente, el nombre del general Weyler (Valeriano Weyler y Nicolau, marqués de Tenerife y duque de Rubí; Palma de Mallorca, 1838 - Madrid, 1930) es desconocido para el gran público, suena lejanamente a los más enterados y es tan sólo en definitiva un personaje inevitable para los especialistas en la España de la Restauración. Sin embargo este militar sumido ahora en el olvido, o al menos en un cierto limbo, fue en su tiempo –no tan lejano; prácticamente el de nuestros abuelos– la figura más odiada, temida y admirada, más controvertida en suma, de finales del siglo XIX y comienzos del XX , y no sólo en España, sino fuera de ella, pues tuvo el honor de ser la diana, el blanco predilecto, en el que hizo sus primeras armas el periodismo amarillo moderno, el de William R. Hearst y Joseph Pulitzer. Pero como toda esta historia es larga y no demasiado bien conocida, merece la pena que tracemos, aunque sea a grandes rasgos, sus líneas fundamentales.

    La historia comienza mucho antes, con el primer Weyler, bisabuelo de nuestro hombre, que llega desde su Alemania natal para servir en la guardia valona del rey de España. Los Weyler se establecen en España –arraigarán en las Baleares– dando lugar a varias generaciones de militares, en nada diferentes a las familias castrenses de rancio abolengo español. El joven Valeriano Weyler ingresa así de un modo natural en la milicia, aunque sus condiciones físicas –débil, enclenque, metro y medio de estatura– no parecen a priori las más adecuadas. Es precisamente dicha constitución física la que marcará decisivamente su carácter con ese rasgo férreo que le acompañará toda su vida, el de sobreponerse a las adversidades y limitaciones –empezando por las de él mismo– con una obstinación y una intransigencia casi inhumanas. De aquí derivan todas sus virtudes, y también, por supuesto, sus grandes defectos.

    Si a un jefe militar se le pide ante todo valor físico, capacidad táctica, determinación y disciplina, nadie puede poner en duda que Weyler es insuperable. Siempre a la cabeza de sus hombres, arrostrando los mayores peligros, sufrido como el que más. No se trata en este caso de frases hechas, sino de la más cruda realidad: no estamos ante un jefe de despacho, sino ante un soldado de tienda de campaña, que en las marchas se hunde en el barro si es preciso, duerme en el suelo y se alimenta con un mendrugo de pan y una lata de sardinas. Son cualidades que se ponen de relieve en campañas particularmente sucias, hablando en términos militares: Santo Domingo primero, inmediatamente después la Guerra de los Diez Años (1868-1878) en Cuba, el último enfrentamiento con los carlistas ya en la península, y de nuevo el conflicto colonial, esta vez en el otro extremo del mundo (las Filipinas). Weyler se curte como jefe militar en esas guerras modernas, que nada tienen que ver ya con las hostilidades a campo abierto de la guerra caballerosa y tradicional. En estas luchas coloniales y civiles todo vale, la crueldad, el ataque a traición, la toma de rehenes entre la población civil, la quema de cosechas o la destrucción de aldeas enteras. No puede entenderse a Weyler, ni mucho menos las razones por las que pronto sería famoso, sin ese contexto.

    Los cinco primeros capítulos de la obra de Cardona y Losada recorren a grandes trechos las vicisitudes de Weyler en esos diversos frentes, sin descuidar en ningún momento, aunque también en rápidas pinceladas, el entorno político y militar en el que se inserta la actuación del ya renombrado caudillo. Caudillo, sin embargo, en un sentido bastante inusual en la España decimonónica: como jefe exclusivamente militar y no como espadón con veleidades políticas. Ello es así hasta el punto de que, como subrayan con acierto los autores, Weyler fue uno de los pocos generales, por no decir el único, que sin vinculaciones partidistas previas, acató sin rechistar la orden del gobierno Serrano de reprimir sin contemplaciones el pronunciamiento de Martínez Campos en Sagunto. Sólo por fidelidad al régimen político al que había jurado lealtad. Esa actitud constituiría una constante de toda su vida. Sirvió con idéntica franqueza al régimen isabelino que al Estado de la Gloriosa, lo mismo a la República de 1873 que al sistema canovista. Fue militar disciplinado incluso en los difíciles momentos, tras el 98, en que se le llamó en el Senado, con notoria exageración, «militar fracasado» (conde de las Almenas) y, sobre todo, lo que tiene más mérito, cuando fue tentado por los más diversos sectores políticos –¡de los carlistas a los republicanos!– para encabezar un levantamiento militar. Ya octogenario se opuso con todas las fuerzas que le quedaban, que no eran pocas («Genio y figura», como reza el último capítulo), al golpe de Primo de Rivera.

    Ese era su concepto de militar liberal: el ejército siempre tiene que estar subordinado al poder político, sea el que sea. Un liberalismo, desde luego, que no coincide con la óptica actual en muchos aspectos, como ese riguroso concepto de orden público que Weyler aplicó desde la capitanía general de Cataluña: a base de redadas masivas y ejecuciones sumarias (de culpables e inocentes mezclados, tanto daba) terminó con el cáncer anarquista en la Ciudad Condal. También, si hacía falta, era capaz de hacer política, pero siempre desde el orden constituido (fue ministro de la Guerra en tres ocasiones distintas en la primera década del siglo XX ). Anticlerical, se sentirá siempre más cercano al partido de Sagasta que a los conservadores, aunque es capaz también de servir a éstos con la misma profesionalidad. De hecho, fue Cánovas quien le llamó para el puesto que iba a marcar su vida de ahí en adelante: capitán general de una Cuba en llamas a comienzos del año 1896. Con acierto parodian Cardona y Losada a Graham Greene: Weyler era efectivamente, para la opinión de entonces, «nuestro hombre en La Habana», el hombre providencial, el único que podía evitar la catástrofe.

    Y Weyler hizo en Cuba exactamente lo que se esperaba de él. Contestó a la guerra con la guerra, sin cuartel, sin piedad, sin contemplaciones. Los jefes de los insurrectos –Máximo Gómez, Antonio Maceo, Calixto García– habían declarado una guerra total, con todas sus consecuencias. Weyler aceptó el reto. No hubo espacio para la neutralidad. Hasta el último campesino se vio implicado en las hostilidades, a favor de un bando o de otro. El general español aplicó en Cuba toda su experiencia en lucha antiguerrillera. La medida más espectacular fue el llamado «bando de reconcentración», por el que se conminaba a buena parte de la población a abandonar sus casas, para agruparse en lugares designados al efecto, bajo la protección del ejército español. Los defensores de esa táctica, empezando naturalmente por el propio Weyler, argumentaron, con toda la razón desde el punto de vista militar, que era la única manera de aislar a las partidas facciosas. De hecho, es la táctica que han seguido después, a lo largo de todo el siglo XX , todas las fuerzas de ocupación hostigadas por un escurridizo movimiento guerrillero o terrorista. Pero desde el punto de vista humano las consecuencias fueron catastróficas. El ejército español carecía de los medios logísticos y sanitarios para atender a esas grandes masas de población. En cuestión de meses, los muertos por mala alimentación y deficientes condiciones higiénicas se contaron por miles. Era lo único que le faltaba a la eficaz campaña de propaganda cubano-norteamericana.

    Carnicero, hiena, salvaje, sádicotorturador... Calificativos no faltaron para describir a Weyler o a los oficiales a sus órdenes. A él no le importaba. Él era un militar y no un político. Y desde el punto de vista militar era obvio que había dado la vuelta al rumbo de la guerra. Como señalan adecuadamente los autores, ahí estuvo su gran fallo: Weyler no llegó a comprender que la guerra de Cuba no se ganaba únicamente en el campo de batalla. La otra gran contienda, la decisiva en el mundo moderno, la de la imagen y la propaganda, la perdió estrepitosamente. Ante un Torquemada redivivo actuando frente a sus costas, los Estados Unidos se sentían archilegitimados para intervenir.

    G. Cardona y J. C. Losada se han detenido especialmente, como era previsible, en ese episodio cubano, al que dedican casi un tercio de la obra –cinco capítulos–, por más que sólo ocupara año y medio largo de la vida del general. Pretenden mantener un tono neutro y frío –demasiado, quizás, tratándose de una guerra tan brutal–, con un relato de las campañas casi novelado, pero historiográficamente irreprochable, y con una encomiable voluntad didáctica que les lleva, en un alarde de cortesía hacia el gran público, a no dar nada por supuesto; así, especifican desde el número de hombres que comprendía un batallón hasta el tipo de armamento que utilizaba el ejército de entonces, pasando por la descripción de los diversos escenarios de combate, la alimentación o el vestuario de los soldados. Detalles, todos ellos, sumamente interesantes para comprender las atroces condiciones en que combatían los jóvenes españoles, tan poco acostumbrados a aquel medio hostil; por citar sólo un elemento, el calzado, hay que tener en cuenta que las alpargatas de esparto que calzaban –¡no se piense en botas de cuero ni nada parecido!– propiciaban que anidaran entre los dedos del pie las niguas, diminutos insectos que terminaban por llagar y extenuar aún más a unos hombres exhaustos por caminatas de varios kilómetros diarios por terrenos pantanosos.

    Nos encontramos en fin con una biografía que no tiene las pretensiones de exhaustividad, ni de retrato total de un personaje y una época, al modo que Álvarez Junco ensayó con Lerroux. Es obvio que para ello se hubiera necesitado un volumen que duplicara o triplicara a éste, máxime teniendo en cuenta la longevidad del personaje (92 años). ¡Casi un siglo de la reciente historia de España! El libro que comentamos desecha, pues, de principio tales pretensiones y se inscribe desde sus propios fundamentos en unas coordenadas más modestas, de divulgación seria y documentada. Pretende ser ante todo una biografía ordenada, rigurosa e imparcial, pero por encima de todo amena, y realmente lo consigue. No puede olvidarse por otro lado el contexto en el que se inscribe, el desierto bibliográfico en torno a la figura del general, del que hasta hace bien poco sólo contábamos con las muy mejorables semblanzas de Julio Romano, Luis de Armiñán y el nieto del propio Weyler (estas dos últimas, las más recientes, ¡de 1946!), a las que se han añadido últimamente algunos estudios parciales que seguían sin estar a la altura del personaje.

    Dos observaciones para terminar. La primera, de orden estrictamente formal, es que se han deslizado –quizás por los típicos apresuramientos editoriales– algunas erratas, más que errores, que afean innecesariamente el libro: así, por ejemplo, en un lugar tan destacado como el índice, Balmaseda por Valmaseda, o la contumacia (págs. 15 y 180) en hacer llegar al general a tomar el mando en Cuba diez años antes de lo que fue en realidad. Mucha más importancia tiene la segunda: rígido, autosuficiente, excéntrico, mujeriego, culto, hosco, ambicioso, desaliñado, inteligente, audaz..., es indudable que la personalidad de Weyler, con todos sus matices y contradicciones, puede resultar a muchos fascinante. Da la impresión que los autores no han podido resistirse a la seducción del personaje. El retrato final que surge de estas páginas es francamente favorable al general. Uno puede compartir –es más, está completamente convencido de ello– que Weyler fue mucho más un militar estricto que el «tigre de la manigua» que señalaban los tabloides norteamericanos. Pero hay que subrayar también que su intransigencia, malgré lui, derivó en crueldad, del mismo modo que su sentido primario del deber llevó al exterminio de poblaciones enteras. No se olvide que Weyler fue a hacer en Cuba –Martínez Campos dixit– lo que ningún otro general español se atrevió a realizar.

    01/04/1998



    _____________________

    Fuente:

    Revista de Libros: «¿«Tigre de la manigua» o militar estricto?» de Rafael Núñez Florencio
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    Historia

    ¿Te han dicho que cuando los americanos “LLEGARON”, los puertorriqueños andábamos en taparrabos?… pues te MINTIERON


    julio 31, 2015 47 comentarios




    En el Puerto Rico del 1898 existía:

    01. EL BANCO POPULAR

    02. LUZ ELÉCTRICA (Sociedad Anónima de Luz Eléctrica)

    03. EL TEATRO TAPIA

    04. EL YUNQUE YA ERA UN BOSQUE PROTEGIDO

    05. TRANVÍAS EN LAS PRINCIPALES CIUDADES

    06. ESCUELA DE FARMACIA

    07. PARADOR BAÑOS DE COAMO

    08. EDUCADORES DE IMPORTANCIA INTERNACIONAL

    09. MONEDA PROPIA

    10. EL CUATRO PUERTORRIQUEÑO

    11. FACULTAD DE QUÍMICA

    12. EQUIPOS DE BASEBALL (Club Borinquen)

    13. EL COLEGIO DE ABOGADOS

    14. ESCUELAS DE INGLÉS

    15. RED DE FAROS QUE CUBRÍA TODO EL PAÍS

    16. TELÉFONO (Sociedad Anónima de Teléfonos)

    17. ASOCIACIÓN DE LA PRENSA PUERTORRIQUEÑA

    18. REGISTROS METEREOLÓGICOS

    19. FIESTAS DE LOS 3 REYES MAGOS DE JUANA DÍAZ

    20. LA BORINQUEÑA

    21. ESCUELAS DE FRANCÉS

    22. SISTEMA DE TRENES (Compañía de los Ferrocarriles)

    23. LA LANCHA DE CATAÑO

    24. LA DESTILERÍA SERRALLÉS

    25. LA BOMBA

    26. JARDINES BOTÁNICOS

    27. 500 ESCUELAS PÚBLICAS Y 40 PRIVADAS

    28. PITORRO

    29. DEPORTE DE CABALLOS DE PASO FINO

    30. FÁBRICA DE CHOCOLATE (Franco & Cía.)

    31. NUESTRA BANDERA NACIONAL: La Monoestrellada

    32. COMPAÑÍAS DE SEGURO DE VIDA (como La Tutelar)

    33. TELÉGRAFO CONECTADO A LA RED MUNDIAL

    34. CARNAVAL DE PONCE

    35. OFICINA DE REGISTRO DE LAS PROPIEDADES

    36. REVISTAS ESPECIALIZADAS (como “La Mujer”)

    37. ACADEMIA MILITAR (de Caballeros Cadetes de Infantería)

    38. TEATRO LA PERLA DE PONCE

    39. RESTAURANTES (como La Mallorquina)

    40. FACULTAD DE FÍSICA

    41. GIRAS TEATRALES de compañías europeas y asiáticas

    42. ALUMBRADO PÚBLICO DE GAS Y ELÉCTRICO

    43. HOSPITAL AUXILIO MUTUO

    44. LA LOTERÍA

    45. 3 TENDENCIAS POLÍTICAS
    (anexión como provincia de España, autonomía e independencia) ….. “te parecen algo conocidas?

    46. EL ATENEO PUERTORRIQUEÑO

    47. MILITARES DE PRIMERA (foto) General Juan Rius Rivera,

    boricua de más alto rango en el Ejército Libertador de Cuba (contra España)

    48. GRANDES POETAS (como José Gautier Benítez)

    49. LA DANZA

    50. INGENIEROS (como Estevan Fuertes en Cornell University)

    51. FÁBRICA DE FÓSFOROS

    52. LITERATURA (como El Gíbaro de Manuel Alonso)

    53. PARRANDAS NAVIDEÑAS

    54. IGLESIA NO CATÓLICA ROMANA (Episcopal de Ponce)

    55. GUARDIA CIVIL (policías y serenos nocturnos)

    56. PERIÓDICOS

    57. TALLERES DE CARTOGRAFÍA (mapas de excelencia)

    58. FOTÓGRAFOS

    59. LIBRERÍAS (venta de libros en español y francés)

    60. MÉDICOS DESTACADOS (como Dr. Betances, en 1887 el Presidente de Francia le otorga la más alta distinción de ese país, Medalla de Caballero de la Legión de Honor).

    61. MEGAESTRELLAS (foto) Antonio Paoli (1897) brillaba en la Academia de Canto La Scala de Milán

    62. FESTIVAL DE LAS MÁSCARAS DE HATILLO

    63. FÁBRICAS DE HIELO

    64. COCINERO PUERTORRIQUEÑO libro de nuestras recetas

    65. PERIÓDICOS CON SERVICIO FORMAL DE CABLE

    66. PRODUCTOS DE PRIMERA (café, jengibre, azúcar, tabaco)

    67. BANCO DE AHORRO Y CRÉDITO PONCEÑO

    68. GRANDES PINTORES (como Oller y José Campeche)

    69. OFICINAS COMPANÍAS EUROPEAS EXPORTADORAS DE CAFÉ

    70. CEMENTERIO MASÓNICO

    71. EL ESCUDO DEL CORDERO

    72. BAÑOS DE QUINTANA EN PONCE hospedería con servicio de aguas termales en habitaciones.

    73. SELLOS Y SERVICIO POSTAL (Administracion de Correos de Puerto Rico)

    74. TEXTOS ESCOLARES escrito por maestros puertorriqueños

    75. “SECRETOS DE LA MEDICINA”, guía de 400 páginas de conocimientos médicos y quirúrgicos.

    76. FUNDACIÓN DE 72 PUEBLOS DE PUERTO RICO (hoy 78)

    77. FUNDICIÓN DE HIERRO

    78. ASOCIACIÓN DE IMPRESORES (Sociedad Protectora de los Tipógrafos).

    79. HACIENDA BUENA VISTA EN PONCE

    80. HIPÓDROMOS en San Germán, Ponce y Mayagüez

    81. CENSOS POBLACIONALES

    82. CASAS DEL CAMINERO para mantenimiento de los caminos y asistencia al viajero.

    83. REGULACIÓN DE LA MEDICINA

    84. ESCUELA DE ARTES Y OFICIOS con cursos en tipografía, mecánica, encuadernación, carpintería y electrometalurgía.

    85. SERVICIO CONTRA INCENDIOS (bomberos)

    86. MÚSICOS FAMOSOS como la pianista Anita Otero (foto).

    87. FERIAS ARTÍSTICAS, COMERCIALES y AGRÍCOLAS

    88. JARDINES BOTÁNICOS

    89. NUESTROS POSTRES Y DULCES TÍPICOS

    90. EXTRACCIÓN DE ORO, PLATA, COBRE, ZINC Y MÁRMOL

    91. 1,000,000 DE HABITANTES

    92. ESTUDIOS UNIVERSITARIOS en El Ateneo, Seminario Conciliar, etc.

    93. HISTORIADORES como Cayetano Coll y Toste

    94. MUSEOS como el Museo Militar

    95. DRAMATURGOS como Alejandro Tapia y Rivera

    96. ARQUEOLOGÍA Padre Nazario descubre las piedras escritas conocidas como la “Biblioteca de Agüeybaná”

    97. CIENTÍFICOS como el Dr. Agustín Stahl

    98. PATRIOTAS DE PRIMERA como Lola Rodríguez de Tió

    99. Ya se usaba PUERTORRIQUEÑOS, BORICUAS, BORINCANOS y BORINQUEÑOS para identificarnos.

    100. CARRETERA CENTRAL SAN JUAN – PONCE (foto)



    Los comentarios de los americanos cuando invaden Puerto Rico sobre la Carretera Central, dan a entender que nunca habían visto algo igual en EE.UU.:

    William Dinwiddie, envíado por Editorial Harper & Brothers, escribió que “la mejor carretera del HEMISFERIO OCCIDENTAL se encuentra en la Isla de Puerto Rico; que en cuanto a superficie y proeza de ingeniería iguala a cualquiera en el mundo …”

    -Albert Gardner Robinson, un corresponsal de guerra escribió que “NO SABRÍA DONDE IR EN ESTADOS UNIDOS para encontrar 100 millas de carretera contínua que pudiese RETAR LA EXCELENCIA de aquella que cruzaba de Ponce a la Capital de Puerto Rico”.



    AL QUE TE HABLE SIN CONOCIMIENTOS
    …. DALE TREMENDO TAPABOCA.


    ¿TAPARRABO? ………… ¡TAPABOCA!


    _____________________

    Fuente:

    ¿Te han dicho que cuando los americanos “LLEGARONâ€, los puertorriqueños andábamos en taparrabos?… pues te MINTIERON | El negrito esta loco
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    Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?

    Tribuna Invitada

    por Eduardo Lalo




    miércoles, 16 de marzo de 2016

    Actos de barbarie



    Soy uno de los invitados al VII Congreso Internacional de la Lengua Española, cuya “solemne sesión inaugural” se celebró en San Juan en la mañana de ayer con la asistencia de diversas autoridades, entre las que destacaban los Reyes de España y el Gobernador de Puerto Rico.

    El primero de una larga serie de discursos estuvo a cargo de Víctor García de la Concha, Director del Instituto Cervantes, quien hizo un épico, minucioso y autocomplaciente listado de los pasados congresos. Cuando se ocupó del que ayer fue inaugurado, el Director del Instituto Cervantes recalcó el hecho de que era la primera vez que no se celebraba en Hispanoamérica y destacó que fuera en un territorio que se ha empeñado en preservar el legado histórico que incluye, según él, la lengua española y los lazos de sangre.

    Debo confesar que quedé sobrecogido por su imprudente barbarie. Un funcionario que ejerce un cargo importante y oficial, que ha tenido tres años para comprender la situación puertorriqueña, nos saca sin más, en un par de frases, de nuestro ámbito natural y cultural.

    Poco después, en el discurso del Rey Felipe VI, se nos anuncia que está contento de visitar junto a la Reina a Estados Unidos y de descubrir un lugar donde el español “mestizo” alterna con el inglés. Luego añadiría que éste “no es el lugar para tratar la historia de Puerto Rico”.

    Pues sí, Majestad y señor de la Concha, este Congreso es el lugar y la ocasión perfectos para tratar esa historia. ¿Dónde sería más pertinente y apropiado?

    Puerto Rico no es parte de Estados Unidos, sino un territorio invadido por esa nación en la Guerra Hispanoamericana de 1898. Entonces España cedió esta tierra en el Tratado de París como botín de guerra, sin defender ni considerar en lo más mínimo, la suerte de sus habitantes.

    Si Puerto Rico, luego de casi 118 años de agresiones y presiones estadounidenses, ha preservado la lengua española y su cultura caribeña y latinoamericana, y las ha desarrollado tanto o más que otros países de América, ha sido por la voluntad, la resistencia y la energía creativa que poseemos. Ignorar olímpicamente el grave problema político de Puerto Rico, del que también son responsables tanto España como Estados Unidos, es cuanto menos un acto de inconsciencia o ignorancia y, además, una violencia dirigida a nosotros que somos sus anfitriones. A un país y a un pueblo no se le invisibiliza ni se le saca de la familia de pueblos americanos, para echar hacia adelante una estrategia errada, condenada al fracaso, dedicada a respaldar el español en los verdaderos Estados Unidos.

    Una vez más comprobamos la mojigatería de España y de otros pueblos americanos, que ante la tragedia colonial de Puerto Rico, actúan como si ésta no existiera y nada tuviera que ver con ellos.

    No vale el protocolo, el autobombo, la celebración miope e inconsecuente. Esperábamos más lucidez, solidaridad y responsabilidad de los que han optado por proferir hoy ante sus anfitriones tantas palabras vacías y bárbaras.

    Ni la cultura ni la lengua son adornos para nosotros. Constituyen lo que nos ata a la vida y lo que nos permite día a día luchar encarnizadamente contra las condiciones históricas que hemos padecido y que aún padecemos. Proponer que “que éste no es el lugar para tratar la historia” de nuestro país equivale a no respetarlo.

    Creo que no exagero cuando afirmo que no hay un país más hispanohablante que el nuestro, porque ninguno de nuestros hermanos ha sufrido las constantes agresiones culturales a las que nosotros hemos sabido sobrevivir. Si el señor de la Concha y el Rey Felipe pretenden tener alguna pertinencia y credibilidad como líderes de una comunidad lingüística, tendrán que enfrentarse a las vicisitudes de la historia de América. Y a esa historia pertenece, con derechos plenos, como un igual entre iguales, Puerto Rico. Ese enfrentamiento con la barbarie de la historia es lo que nosotros, los puertorriqueños, hemos hecho sin respiro por demasiado tiempo, solos, sufriendo también la incomprensión y la ignorancia de los miembros de nuestra familia.

    _____________________

    Fuente:

    Actos de barbarie | El Nuevo Dia
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    Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?

    ¡Con España estábamos mejor! (Cuba 1908)

    18 marzo, 2016



    Con este grito del alma recibieron los habaneros a la corbeta española en 1908

    Era el primer buque de la Armada española que fondeaba en la bahía tras el Tratado de París de 1898



    Corbeta española Nautilus, en el puerto de la Habana 1908

    Este histórico suceso se produjo en 1908 y que tuvo como protagonistas a la patria cubana y al pueblo español. Hablamos del arribo a la isla caribeña del primer buque de la Armada española tras el Tratado de París de 1898, un amistoso gesto que pretendía conciliar a ambas naciones tras años turbulentos. El navío escogido para la ocasión fue la fragata Nautilus, una embarcación que había realizado importantes misiones en nombre del pabellón español, como la hazaña de circunnavegar el globo a vela, al mando del entonces Capitán de Fragata Fernando Villaamil, con motivo de los fastos del IV Centenario del Descubrimiento de América.La travesía a Cuba fue un acontecimiento muy emotivo para ambos países. En Cuba se multiplicaron los homenajes, banquetes, bailes y obsequios para la gozosa tripulación de la nave. La ciudad de La Habana se engalanó para la ocasión, con la instalación de iluminaciones, arcos del triunfo, enseñas y diversos ornamentos que inundaron las vías públicas. En la publicación española Nuevo Mundo”se relatará lo siguiente:


    “La llegada de nuestra corbeta dio lugar en la Habana a una explosión de sentimiento patriótico por parte de la numerosísima colonia española, y a una imponente manifestación de simpatía hacia España por parte del pueblo cubano. La recepción que la ciudad hizo a nuestros marinos fue espléndida (…) Esta explosión solemne de fraternidad, entre dos pueblos, a raíz de su separación mediante una larga y encarnizada lucha, es un altísimo y hermoso ejemplo del espíritu de la civilización moderna; y quizá sea este el único caso de la Historia en que tan pronto hayan sucedido a las luchas fratricidas, tantas manifestaciones de mutuo cariño”

    Pero, ¿qué manifestaron los más influyentes políticos cubanos? ¿Exhibieron el mismo entusiasmo que el resto de la sociedad civil? Indudablemente así fue:Enrique José Valera del P. Conservador, registró este acontecimiento como “una expresión de las ideas modernas de fraternidad y de progreso”


    José María Gómez del P. Liberal Histórico declaró: “Bienvenidos sean a las playas cubanas los jóvenes guardias marinas del Nautilus, herederos dignísimos de aquellos legendarios valientes, que con un gran heroísmo sin ejemplo y una abnegación sin límites, ofrendaron sus vidas por la Patria en Lepanto, Trafalgar, Santiago o Cavite”. Y a continuación lamentaba “que los españoles no hayan podido, a su llegada, encontrar la bandera cubana flotando libre de toda intervención extranjera”



    Alfonso Zayas del P. Liberal quiso remarcar que: “Cuba en sus ansias de independencia, nunca renegó de sus progenitores y hoy late en ella vivísimo, el sentimiento de raza y de continuidad de carácter, de idioma y de tradición”

    Hermosas y emotivas palabras que cierran este artículo que ha querido tributar un pequeño homenaje a aquella histórica delegación.

    Fuente: http://eldiariodelamarina.com/espana-estabamos-mejor/


    _____________________

    https://somatemps.me/2016/03/18/con-...jor-cuba-1808/
    Última edición por Mexispano; 03/04/2016 a las 07:24
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    Con España había progreso.


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    Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?





    España nos trató mejor! Teníamos igualdad política, algo que NO tenemos hoy!


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    Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?

    UN POCO DE HISTORIA DE PUERTO RICO:


    Voy a dar unos datos de como eran las cosas en el PUERTO RICO ESPAÑOL: El primer dato era el gigantesco aumento de población que tuvo la isla. El primer censo moderno oficial que tuvo la isla de Puerto Rico fue el de 1765 y daba un total de 44.883 habitantes, desde entonces el crecimiento de la población fue vertiginoso dando el censo de 1899, realizado por los norteamericanos, un total de 953.243 habitantes.

    Esto supone que de 1765 a 1899 ( 134 años de periodo español) la población se multiplico por 21. De 1899 a la actualidad , 2015, (117 años de periodo norteamericano) la población paso de 953.243 a 3.697.843 habitantes. No llega a multiplicarse ni por 4. El gran crecimiento demográfico endógeno de Puerto Rico durante el periodo español implica varias cosas, primero paz, prosperidad y una buena administración, así como tanto ausencia de emigración como de enfermedades, por ejemplo había mucha menos fiebre amarilla que en Cuba donde esta enfermedad causaba enormes estragos.

    Con el paso de Puerto Rico a manos norteamericanas tras la guerra de 1898 a Puerto Rico se le cerraron sus mercados tradicionales, España, Francia y Cuba, y otros países debido a la tarifa aduanera Dingley que convirtió a la isla en un mercado cautivo de EEUU, pero mientras hacia esto, EEUU no protegió frente a terceros países las importaciones de productos puertorriqueños, especialmente el café, por los intereses que las grandes compañías norteamericanas tenían en esos terceros países, la devaluación de la moneda decretada por los norteamericanos, un huracán, los altos impuestos que va a establecer la nueva administración norteamericana, etc, van a suponer un grave problema económico, que se saldara con una gran emigración, experiencia desconocida hasta entonces en la historia de Puerto Rico, que va a ser la primera de muchas, que van a provocar que hoy en día haya mas puertorriqueños en el exterior que viviendo en la isla.

    Puerto Rico no prosperó bajo la autoridad de los Estados Unidos, si bien este gobierno no era enteramente responsable de las condiciones existentes, no ayudaba a las industrias nativas en la misma medida en que lo hacían las autoridades españolas. La diferencia mas importante radica en que Puerto Rico bajo la autoridad de EEUU no tenia representación con capacidad decisoria ni el Congreso ni en el Senado norteamericanos, representación en Cortes que si tenia la isla cuando era española. Esto hacia que a los políticos norteamericanos no les importase gran cosa el descontento de los puertorriqueños.

    Esta serie de hechos encadenados provocó la hambruna en Puerto Rico sobre la que el mismo General Stone habla sobre la hambruna y la miseria de Puerto Rico. El pensaba que el desesperado estado de la gente podía llevar a la insurrección si el alivio no llegaba. "La gente se estaba muriendo de hambre por todo el interior", (decía el General Stone) "en el Distrito de Aguas Banas hay muchas muertes". "Este estado de cosas es debido en gran parte a la corta cosecha de café y a la competencia de Brasil. El café de Puerto Rico se esta vendiendo a 7 u 8 centavos en puerto, y el transporte toma casi toda esa cantidad. No hay beneficios para el propietario de la plantación. Ciertamente , yo vi muchas plantaciones descuidadas con malas hierbas. Los nativos no pueden conseguir dinero para comprar las cosas necesarias para vivir, etc".

    La tarifa Bill Dingley, nació en 1897, era una tarifa aduanera proteccionista que suponía un fuerte recargo arancelario del 52% sobre los bienes importados que quisieran entrar en EEUU. Al pasar Puerto Rico a estar bajo dominio de Estados Unidos, el mercado puertorriqueño quedo cerrado a los productos europeos por esta tarifa, y en consecuencia estos países tomaron represalias recargando a su vez arancelariamente las importaciones de productos puertorriqueños.

    Lo lógico hubiese sido que en justa reciprocidad los Estados Unidos incluyesen a los productos puertorriqueños en el listado de productos protegidos por la tarifa Dingley, contando así los productos puertorriqueños con un acceso privilegiado al mercado norteamericano, pero Estados Unidos no hizo nada de eso, arruinando a la economía de Puerto Rico. Solo un producto puertorriqueño quedo protegido por esta tarifa y fue el azúcar, cuya producción pasaría pronto a poder de compañías norteamericanas al ser este sector muy intensivo en capital. Además también había unas leyes de cabotaje que obligaban a la isla casi que a utilizar en exclusiva a la marina mercante de Estados Unidos, etc.




    _____________________

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  18. #18
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    Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?

    'La pérdida de Filipinas fue consecuencia de una sociedad encanallada e ignorante'





    https://www.youtube.com/watch?v=Oc2G...ature=youtu.be
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    Re: ¿Por qué perdimos Cuba, Puerto Rico y Filipinas?

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    Los puertorriqueños combatieron la invasión, la propaganda de guerra estadounidense ocultaba esta información o se inventaba relatos falsos. y eso fue lo que nos enseñaron en la escuela.





    https://www.facebook.com/reunificaci...type=3&theater












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