Re: Pregunta histórica sobre la "clase media"
Iniciado por
Alejandro Farnesio
Quería hacer una pregunta que me ha surgido leyendo un post en el que un forero aseguraba que en la Edad Media ya existía la clase media con el nombre de hidalguía. Me gustaría saber si disponemos de datos numéricos fehacientes sobre cuál era el número de nobles sea del rango (o como se diga) que sea. Es decir, cuántos era condes, duques, barones, etc... y si realmente la clase media o hidalguía era mucho mayor en número que la de los de clase baja (campesinos, artesanos, comerciantes, etc...).
¿Alguien puede arrojar un poco de luz a esto?
Resultaría sorprendente tal afirmación sino fuera porque hoy se puede leer o escuchar cualquier cosa por disparatada que sea, y que no es sino producto de un profundo desconocimiento de las cosas. Si nos atenemos a lo que decía R. DAHRENDORF, autor de Clases y conflictos de clases en la sociedad industrial, Stanford University Press. California 1959, pág., 52, "No hay palabra en el lenguaje moderno que describa este grupo que no es grupo, esta clase que no es clase y este estrato que no es estrato", comprobamos que la clase media no es nada en realidad. Y si nos ajustamos a una definición de diccionario encontraremos que con la expresión de "Clase media: designación de aquellos grupos sociales cuyos miembros ocupan una posición intermedia según sus ingresos y su forma de vida: comerciantes, artesanos y campesinos (antigua clase media), funcionarios y profesiones independientes, así como empleados y obreros cualificados (nueva clase media) y sus límites son fluctuantes."
Diccionarios Rioduero: Sociología Ediciones RIODUERO, Madrid 1980.
Es decir, lo que en la Edad Media era la burguesía, mientras que la "Hidalguía" era (en realidad sigue siendo) la baja nobleza que se correspondía con el estrato más numeroso del orden nobiliario. Así, David García Hernán, La Nobleza en la España Moderna, Edit ISTMO, Colec. "La Historia en sus textos", Madrid 1992, página 21, afirma:
"la hidalguía era considerada la base fundamental de la escala nobiliaria porque significaba la primaria distinción entre noble y plebeyo."
Y es que al propio rey se le tenía por hidalgo, pues la hidalguía era la distinción de la condición de nobleza, no la correspondiente a un titulado, sino a la condición inherente a la persona, condición que periódicamente se sometía a probanza ante las correspondientes Chancillerías de Valladolid ("Sala de los Hidalgos"), Sevilla... Por tanto, no cabe pensar, salvo por manifiesto desconocimiento del tema, que la hidalguía fuese "una" de las clases medias medievales.
Hoy los hidalgos tienen su representación social en la "Real Asociación de Hidalgos de España" (RAHE), que publica una gaceta como "Hidalgos", que tiene su reconocimiento en el "Instituto Salazar y Castro" del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), etc., etc.
Saludos.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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