El recopilador de estos documentos se dirigió en 1970 a don Armando Sánchez Oliva, pidiéndole información acerca de las posibles relaciones entre la División Azul, el Carlismo y los carlistas. Este señor, además de haber combatido en Rusia en las filas de esa unidad, es probablemente quien posee más libros, documentos, recuerdos y otras fuentes históricas sobre la misma; es erudito como pocos en este tema. Los siguientes párrafos pertenecen a una carta extensa, cordial y generosa que me envió respondiendo a mi solicitud.
“No me sorprende nada la tesitura de Fal ante la voluntariedad de los carlistas para acudir a Rusia. Está dentro de la línea de lo que yo conozco. Precisamente mi trabajo se centra sobre el carácter eminentemente falangista que se le quiso dar a la División. En una conferencia que dí sobre el particular en Cartagena, insistía sobre el hecho. El Gobierno tuvo buen cuidado de poner a los voluntarios bajo mandos militares profesionales, encomendando al Mando militar su organización, recluta, etc. Pero por otra parte los banderines de enganche se pusieron en manos de las Jefaturas de Milicias en las Delegaciones de F.E.T. de toda España. En aquel tiempo la obra de Serrano Suñer -de tan nefastas consecuencias posteriores, como ha sido reconocido por él mismo- estaba en su apogeo. Bajo la capa de la doctrina de Falange, tomada sólo en la parte y manera que convenía a Serrano Suñer y sus colaboradores, el tinte del Estado era azul y así fue la División por las consignas políticas del momento y por la masa de falangistas, en una gran parte de gran prestigio falangista (valga la redundancia), que se integraron en ella colectivamente. Es proverbial la aportación de la Vieja Guardia madrileña que con lo más conocido de sus hombres y sus nombres, copó casi algunas unidades, se ha llegado a decir que con el oculto propósito por parte de los que tal estimulaban, de hacer que se desangrara en Rusia como en parte ocurrió. En tal sentido estoy de acuerdo con Fal. Quienes ya en nuestra guerra, habían estado ausentes de los frentes de combate, podían ante la cruzada antibolchevique, en vez de lanzar bravatas, haber imitado el ejemplo de León Degrelle.
La División Azul fue falangista. Sí. El carlismo como tal no acudió a sus filas porque ya entonces el carlismo que había sido artífice del 18 de Julio se sentía preterido por el Estado montado por aquel tránsfuga de la CEDA llamado Serrano Suñer, con una buena parte de la mística falangista y otra buena parte también, fruto de su creación personal.
De la lectura de todo el material a mi disposición puedo asegurarle sin apenas temor de equivocarme que no hay la más mínima alusión a una participación carlista en la División Azul, como no sea en las 18.000 boinas rojas que llevaron sus voluntarios en la cabeza. Únicamente en “Algunos no hemos muerto” de Ydígoras, en la página 331 de la Primera Edición española dice textualmente al terminar el capítulo XXII: “Allá, bajo la noche boscosa y estrellada, unos requetés cantaban:
“Soy carlista con honra y sin tacha/ requeté de indomable valor/ Yo no sé tener miedo a las balas/ Ni tampoco al rugir del cañón”.
La participación personal debió ser, sin embargo, abundante. En el folleto “Héroes de España en Rusia”, publicado en 1942 por “A. García Pérez” hay una pequeña relación de voluntarios en donde aparecen Emilio Miró Parellada, José María Fuster Riera, Antonio Moya Garcés, Francisco Mayayo García, Carlos López y López… todos ellos carlistas con su correspondiente historial como tales, antes de 1941, ex combatientes de nuestra guerra en su mayoría. Todos ellos murieron gloriosamente en Rusia. Y no se trata más que de una mínima relación. Están también los hermanos Chicharro de neta estirpe carlista. Aquí en Murcia puedo citarle de entre los que componen el cuadro asistente a Rusia a Mariano Guzmán, de familia carlista, y sobre todo al famoso veterano Gorgonio Nicolás Bilbao, practicante Oficial de la Cruz Roja (Medalla de Oro), nacido en Puerto Rico, de padres españoles, que se volvió a España por no ser yanqui y que hubo de falsificar sus documentos para acudir a Rusia con más de cuarenta años, como soldado de segunda. Hoy tiene más de 70 y sigue en la brecha. Yo me honro con su amistad y la de todos los carlistas”.
Fuente: “Apuntes y documentos para la historia del Tradicionalismo español. 1939-1966”. Tomo 3. 1941. Manuel de Santa Cruz.
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