La Tercera Guerra Carlista en Granada y Andalucía
(Por el oficial carlista D. Carlos Cruz Rodríguez, 1890)
LA GUERRA CIVIL EN ANDALUCÍA
Farsa se representó en Abril del año 1872 en los campos de Oroquieta, sacrificando al General D. Eustaquio Díaz de Rada, y con él a tantos infelices como fueron prisioneros y deportados a la isla de Cuba; farsa también tuvimos la desgracia de sufrir en Andalucía los que, víctimas de nuestro honor, salimos al campo, cumpliendo nuestra palabra de caballeros.
Desprovisto el partido carlista de hombres de influencia, ocuparon los puestos en Juntas los hombres del partido moderado, que perdían con la derrota de Alcolea sus más ilusorias esperanzas (1).
Este partido, como todos los liberales, hecho a mudanzas rápidas, en que sin sacrificios personales se conseguía el poder, gastaba poco y mentía mucho, para más merecer.
Así vemos que cuando Don Carlos mandaba levantarse en armas a todas las provincias de España, considerando como traidor al que no lo hiciese, en Granada se nos tachaba de traidores, si lo hacíamos; y es que al sublevarnos, perseguían a las Juntas carlistas, y esto no acomodaba.
También era expuesto permanecer con los brazos cruzados; el Rey podía saberlo, y entonces perdían la patente de patriotas.
¿Qué hacer? Sacrifiquemos esta gente que nos está importunando diariamente; y se organizaron tres partidas.
Verdaderamente la formación de partidas carlistas en Andalucía era una locura; porque ni el país es escabroso para organizar un ejército que nace, ni el espíritu de sus habitantes es simpático a la Causa. Pero si estas eran unas verdades que no necesitaban demostración, ¿por qué se nos hacía creer en el levantamiento en día no lejano, evitándonos así el irnos al Norte y conteniéndonos con promesas difíciles de realizar?
El 1.° de Marzo de 1873 se levantaban tres partidas en la provincia de Granada.
Una se formó en un cortijo cerca del polvorín del Fargue, a una legua de la capital, que había de operar en tierra de Guadix, país escabroso y con una sola carretera.
Otra se organizó en el paseo de la Bomba, a orillas del Genil, que se dirigía a las Alpujarras, terreno muy quebrado, y que por Sierra Nevada se podía comunicar con la de Guadix.
Y la otra, estratégicamente considerado, debió formarse en Alhama, país escabroso y sin vías de comunicación, y que en caso de apuro podía darse la mano con la de la Alpujarra, por la Sierra de Lújar, o con una que operaba en Vélez-Málaga, por Sierra Tejea.
Esta tuvimos la desgracia de mandarla, por no parecer el jefe destinado al efecto, y nos la hicieron organizar en el peor sitio posible (gracias al Molke que concibió tal proyecto); buscaron la confluencia de una carretera con la única vía férrea que existe en la provincia, y en lugar tan estratégico se nos dio la orden de reunirla.
Las partidas de Guadix y la Alpujarra se sostuvieron diez o doce días; pues aunque contaban con malísimo armamento y ningunas simpatías, el terreno les ayudaba, y solamente sucumbieron al cargar sobre ellas el entonces Brigadier Salamanca, gobernador militar de Málaga, cayendo unos prisioneros y ocultándose otros.
La del Salar de Loja fue sorprendida antes de reunir la gente, como no podía menos de suceder, dada la proximidad de Loja, población grande y muy liberal, y habernos colado entre la carretera y vía férrea.
No siendo nuestro ánimo molestar a nadie, echemos un velo sobre lo pasado y ocupémonos del porvenir.
Andalucía en general es republicana; las clases acomodadas tampoco son simpáticas al carlismo; pero cuando reina la anarquía, todo el que tiene algo busca un salvador, que el desorden no le da lugar a elegir: se acoge al primero que se presenta, y el año 73 no se había presentado más que Don Carlos.
Que había tropa comprometida, es una verdad, y que al desarme de los carabineros se pudo sacar mucho partido, sublevándolos al grito de Don Carlos, no hay que dudarlo; así como pudo formarse una fuerza regular entre alguna tropa y los paisanos.
Cuando hay que acometer grandes empresas, no deben asustar los grandes obstáculos.
Hay países como Navarra y las Vascongadas, Cataluña y el Centro, donde se pueden formar grandes ejércitos; pero como el ejército nacional es mayor, conviene que otras provincias distraigan fuerzas, desmembrándolas del gran centro de acción, y entonces las victorias serán mayores por nuestra parte, trayéndoles graves consecuencias las derrotas al enemigo.
Así es que el fin que se proponía la expedición Lozano debimos nosotros haberlo conseguido, anticipándonos.
Andalucía, aunque llana, no deja de tener defensa, si se la conoce bien, y a su conocimiento añade el jefe que opere un mediano criterio.
Una vez ordenado el levantamiento, debía ya tenerse, no solamente preparado el armamento y estudiado el terreno de operaciones, sino también convenir en la inteligencia de unas fuerzas con otras.
Guadix está circundado de numerosos pueblecitos, que hubieran dado raciones suficientes a 1000 hombres, y carece de ferrocarril; la partida de la Alpujarra también contaba con infinidad de pueblos, que aunque pobres, siempre disponen de más recursos que las Vascongadas. La de Alhama, que nunca se debió formar en la venta de Pulgar, contaba con un distrito rico; y todas tres tenían como campo de operaciones la gran cordillera penibética, que en caso apurado les permitía ponerse al amparo del ejército del Centro sin pasar por llano alguno.
La persecución de estas partidas tenía que venir de Málaga, única provincia que contaba con carabineros entonces, pues en Granada no había más que artillería, caballería y nacionales; estos últimos no se movieron, y los otros no podían hacerlo sin infantería.
Ahora bien; el Brigadier Salamanca podía venir por el tren, como efectivamente lo hizo, bajarse en Loja y emprender la marcha por el camino de herradura de Santa Cruz a Alhama; después de una marcha de 7 leguas, se encontraba a los pies de una ciudad fuerte, por su posición, sobre una peña cortada, sirviéndole de foso el río; y aunque entrase sacrificando su gente, todavía teníamos la Sierra Tejea como retirada y como segunda posición; esta defensa daba lugar a concentrarse las partidas que se hallaban sin persecución en la Alpujarra, Guadix y Vélez-Málaga, y establecer una gran defensa, impidiéndonos ser derrotados.
También pudo el Brigadier Salamanca venir por la vereda de Vélez a Alhama; pero no lo haría nunca, pues era mucho más peligroso, a causa de pasar el camino por una hendidura llamada el Barranco del Infierno, donde se hubiera encontrado con muchos diablos que cargasen con sus carabineros.
Después de organizadas, ya era distinto haber bajado a Loja y haber inutilizado la vía férrea para impedir la persecución.
En suma, la Sierra de Loja nos servía admirablemente para cortar el tren y pedir contribución a la ciudad, Sierra Tejea, para comunicarnos con las fuerzas de Málaga, y como punto de defensa de Alhama; por la Sierra de Lujar nos dábamos la mano con la partida de la Alpujarra, y esta a su vez establecía comunicaciones rápidas con las fuerzas de Guadix, por Sierra Nevada.
Estas operaciones, que debieron iniciarse el 1.° de Marzo, hubieran dado magníficos resultados al estallar los cantones en Julio; desarmados los carabineros, marchó la artillería y caballería a Madrid, y entonces quedaba Granada a nuestra disposición, solamente con los cantonales.
Así un movimiento que pudo ser de felices resultados, concluyó por un desastre, que ni siquiera tuvo la virtud de llamar la atención.
CARLOS CRUZ RODRÍGUEZ.
(1) Todos estos hombres están hoy con Cánovas y Sagasta; no podemos, pues, temer les lastime este parrafito. Hablo de Andalucía.
El Estandarte Real (Barcelona, 1890)
Reino de Granada
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