La Montejurra carlista antes de la usurpación izquierdista
Hoy que tanto abunda, por desgracia, la mentira y falsedad sobre la historia de España en general y la del carlismo en particular, queremos traer a la memoria lo que significaba la tradicional romería carlista de Montejurra que organizaba la Comunión Tradicionalista. Desde su inicio acabada la Cruzada de Liberación en 1939 hasta la usurpación izquierdista de la década de los 70, en Montejurra se congregaron cada año decenas de miles de españoles católicos y patriotas para honrar a los combatientes requetés muertos en campaña y a todos los que ofrecieron su vida por Dios y por España.
No fue hasta producirse el nombramiento de Juan Carlos como sucesor de Franco a título de rey en 1969 que se produjo el nefasto y lamentable giro oportunista del príncipe Carlos Hugo (difunto hermano del actual caudillo de la Comunión Tradicionalista) y su camarilla resentida. Curiosamente, se trataba de los mismos elementos que en los 60 habían impulsado la política de colaboración entre la Comunión y el régimen franquista de que da muestra el artículo que reproducimos. Veamos como era Montejurra cuando para todos carlismo y tradicionalismo eran sinónimos.
MISA Y REZO EN MONTEJURRA / CERCA DE 100.000 PERSONAS ASISTIERON A LOS ACTOS
6 de mayo de 1962
Desde las siete de la mañana todos los templos de Estella estaban recibiendo oleadas de fieles, llegados la víspera, y de los que en las primeras horas siguieron llegando desde toda España, para oír misa y en su mayoría comulgar, antes de la ascensión a la montaña que se iniciaría a media mañana.
A las nueve y media, en el Monasterio de Irache, próximo a Montejurra y a dos kilómetros de Estella, donde acudieron los que no habían cumplido en los otros templos el precepto dominical, se rezó una misa por los Reyes de la Monarquía Tradicional.
A continuación, en un campo próximo, tuvo lugar un desfile de jóvenes requetés, presenciado desde una tribuna por las Infantas de Borbón-Parma.
Muchas personas habían ya comenzado la subida dé la imponente montaña, entro ellos gran parte de los vallisoletanos, antes de que lo hiciera el grueso de la concentración.
Por un camino serpenteante, que va ascendiendo entre loa carrascales que pueblan las laderas, siguiendo un trozado de amplios meatos en la escalada, cuyos hitos son las XIV estaciones del Vía Crucis, en cada una de las cuales figuran los nombres de un grupo de los sesenta y nueve Tercios. El Requeté de Valladolid tiene su titulación en la XII cruz estacional. Todas estas estaciones, que son sencillos monumentos rematados por una sencilla Cruz, iban siendo coronados de guirnaldas de flores y laureles por manos de excombatientes, camino que a veces se convierte en senda muy enriscada, supone una subida de cinco kilómetros, que, a paso de marcha y dada su gran pendiente, podría hacerse, contando con buenas piernas, en una hora y tres cuartos, y viene a cumplirse en las marchas anuales en que se reúnen los Requetés y Margaritas de todas las regiones en tres horas.
Suele hallarse coronada la cumbre por varios millares de personas hacia las doce de la mañana, pero se avizora desde lo alto el río de boinas rojas, todavía a esa hora, sin interrupción, serpeando desde la gran rampa que apunta a Irache zigzagueando por la importante ladera del Montejurra, hasta la meseta que hacia su mitad se convierte en una aguda y larga espina divergente, y, desde allí trepando en nutrida corriente, que a ratos recibe hileras confluyentes a la columna principal, hasta afluir contra los murallones de roca que rodean la gruta del Cristo situada a pocos metros de la cumbre.
REPRESENTACION DE LA VIEJA GUARDIA
Hacia las doce se encontraban en la explanada de la gruta del Cristo de Montejurra, José María Codón, consejero nacional del Movimiento, procurador en Cortes, delegado nacional de difusión; Miguel Fagoaga, secretarlo nacional de Organizaciones, consejero y jefe regional de Castilla la Vieja y León, en la Comunión Tradicionalista; José Luis Zamanillo, consejero nacional del Movimiento, secretario nacional de la Organización Carlista; José Antonio Pérez España, delegado nacional de A.E.T. (estudiantes tradicionalistas); Ratron Massó, secretario particular del príncipe Carlos de Borbón-Parma, el vallisoletano Redondo, residente en Santander; Angel Zubiaur, de la Junta Regional Navarra; Juan Mena de la Cruz, alcalde de Palencia y procurador en Cortes; Piorno Alonso de la Hoz; jefes regionales de Aragón, Navarra, Valencia y otras muchas regiones.
En ese momento llegaba a la explanada Pablo Arredondo, consejero nacional del Movimiento, inspector nacional de la Vieja Guardia de F.E.T. y de las J.O.N.S., acompañado de los hermanos Nieto Antúnez y Agustín Aznar, Palma de Plata, consejeros nacionales y miembros de la Vieja Guardia, que fueron recibidos por Zamanillo y las demás personalidades antes mencionadas.
En un avión, el príncipe Carlos evolucionó sobre el monte. Sonaron estruendosas ovaciones.
LLEGAN LAS INFANTAS DE BORBON-PARMA
Poco después, llegaron ante la gruta las Infantas de Borbon-Parma, doña María Francisca, doña María Teresa, doña Cecilia y doña María de las Nieves, con el príncipe Lobkowicz, esposo de la primera, siendo el momento motivo de gran conmoción entre la muchedumbre —quizás unas 90.000 personas — que entonaron el himno de Oriamendi.
Las Infantas y el príncipe, por el mismo orden que están enumerados, se colocaron ante el altar, de rodillas, para oír la misa que comenzaba entonces y que ofició el capellán de la Hermandad del Cristo, padre Joaquín Vitiain, ayudado como acólitos, por don Antonio Solís García, de Medina del Campo, y señor Aráuz, de Pamplona. El capellán dio la sagrada comunión a las infantas.
Durante el santo sacrificio se entonaron cánticos de penitencia y al terminar la misa el Himno Eucarístico.
INTERVENCION DE ZAMANILLO
Después del acto religioso, concluido con un responso por los caídos, pronunció unas palabras de saludo a las Infantas el miembro de la Junta de Navarra, señor Zubiaur.
A continuación dirigió a los concentrados una vibrante alocución José Luís Zamanlllo, consejero nacional del Movimiento y secretarlo Nacional del Requeté.
Después de elevar gracias a Dios por la celebración del acto en Montejurra manifestó con expresivas
palabras la gratitud a la representación de la Vieja Guardia, que han patentizado así la comunidad de ideales.
Recordó cómo en los Principios constitucionales, que promulgó Franco en mayo de 1958, en sesión plenaria de las Cortes, se recogen los ideales básicos del espíritu del 18 de Julio, que reunió con el Ejército a la Falange y al Requeté en defensa de la unidad religiosa, consustancial a España, los ideales de la Cruzada, que no pueden perderse, y donde se afirma una monarquía tradicional en la arquitectura del Estado.El orador, que fue interrumpido en varios pasajes por aplausos y aclamaciones, fue larga y acaloradamente aplaudido al final de su alocución y sonaron muchos vivas a España y a la dinastía tradicional.
Esto que aquí vemos en Montejurra no es una alegre romería; es la manifestación del pueblo (...) Nosotros no celebramos unas bodas atenienses, sino que aquí venimos a conmemorar las bodas de sangre de quienes la derramaron empapando el suelo de la Patria.
ADHESIONES DE SOLIS RUIZ, PRIMO DE RIVERA Y GARCIA VALIÑO
A media tarde, en el Colegio de los Escolapios, se reunieron en fraternal comida con los representantes de la Vieja Guardia, sentados a la derecha del consejero nacional y secretario nacional, Zamanillo, las principales personalidades ya mencionadas. Fueron leídos cartas de adhesión, escritas en términos muy expresivos, remitidas por José Solís Ruiz, ministro secretario; García Valiño, capitán general de Madrid; Raimundo Fernández Cuesta y Miguel Primo de Rivera.
Habló el jefe regional, Codón, que hizo un canto a la unidad entre los que combatieron en la Cruzada
por los ideales del 18 de Julio, haciendo gran hincapié en la necesidad de la unidad porque, en ello va el porvenir de España.
Habló después Zamanillo, insistiendo en las mismas ideas de unidad. Dedicó encendidos elogios a Miguel Primo de Rivera, que ha querido —dice— enviarnos su adhesión utilizando el título de Marqués de Estella.
Las palabras de Zamanillo alcanzaron resonancias de gran emoción.
Finalmente intervino el cámarada Agustín Aznar, quien comenzó declarando: «Yo siempre volvería
a Montejurra». Recogiendo las ideas de sus predecesores en el uso de la palabra dijo que la unidad
ha de ser mantenida, pese a la acción sinuosa de gentes de mala fe que han querido interferirse
en tiempos anteriores disfrazadas con piel de oveja siendo lobos.
Las palabras del camarada Palma de Plata fueron muy aplaudidas y se renovaron las manifestaciones y gritos de afecto y fraterna unión entre todos.
SIGUE VIGENTE LA UNIDAD DEL 18 DE JULIO
Se dice que no hay la firme vinculación deseable entre la sociedad y la Universidad, y a la inversa. No es ocasión de entrar ni salir en la discusión. ni es éste el momento, porque solamente motivan estas lineas de croniquilla los actos de Montejurra cuando acabo de regresar de allí. Pero sí me interesa apuntar que, como siempre que algo de trascendencia brota en Valladolid, la Universidad figura, aunque solamente sea en lo materialmente externo de sus muros. Desde la plaza de los edificios del Rectorado y las Facultades reunidas en el contiguo se dio la salida a los autocares organizados en una caravana que llevaba cerca de doscientos vallisoletanos. Nos uníamos a la concentración de noventa mil —más de cien mil, según personas dignas de todo crédito— boinas rojas y de adheridos e invitados en los actos de Montejurra organizados en memoria de los sesenta y nueve Tercios de Requetés combatientes de la Cruzada.
Del crisol y gremio nutricio universitario surgieron también las Juventudes en que estribó, con el Ejército, el peso de la guerra de Liberación, aglomeradas en torno a los núcleos estudiantiles las no menos heroicas juventudes campesinas e industriales.
La salida era el Día sin Accidentes, que coincidía en el pasado sábado. La excursión hizo honor a ello.
En siete horas, a la caída de la tarde, nos pusimos en Estella; a dos kilómetros de la histórica ciudad navarra se alza la imponente masa del Montejurra.
Es pasmoso pensar que pudieran, a punta de bayoneta, desalojar los carlistas, en guerrillas civiles, a las fuerzas liberales pertrechadas y fortificadas en la cumbre.
Impresiona cómo personas de toda edad y condición, mujeres, niños, ancianos, trepan cada año hasta lo alto —cinco o seis kilómetros de penosa ascensión — para hacer un Vía Crucis y rezar por los caídos.
Pero la fe —se ha dicho— mueve montañas. La misma fe conmueve los montes, por muy soberbia que su masa sea y muy ardua su pendiente, al soportar las pisadas de los miles de peregrinos y sus vítores, ofrendados a los altos ideales que por una España limpia, genuina, inseparable y consustancial con el elemento religioso, con la espiritualidad, resuenan en las laderas, en lo enriscado y fragoroso del bosque de carrascas y en la cumbre, a los cuatro vientos, proclamando a Dios y a la Patria.
En Montejurra, un solo corazón y una sola alma animan la espiritualidad de las regiones de España
Allí, al pie del altar, las augustas Infantas; muy cerca, los camaradas representantes de la Vieja Guardia. Por la bóveda azul, templada de algunas nubes, evolucionaba una avioneta basculando las alas en saludo. Aquel campo de amapolas gigantescas, de las boinas rojas, las banderas, las enseñas de los Tercios, volaban en revuelo de conmoción. Desde allí y por todo el reguero que zigzagueaba hasta el pie de la montaña, ondeó una sacudida de emoción como si recorriera el espinazo de toda España que en la muchedumbre estaba representada.
El aviador que pilotaba el aparato era el príncipe don Carlos de Borbón-Parma.
Después del acto religioso y de las palabras con que José Luis Zamanillo recordaba que sigue en pie la unidad en los Principios del 18 de Julio por qué combatieron codo a codo falangistas y requetés, el Montejurra de 1962 quedará de especial significado en estos momentos que el mundo atraviesa y en que España boga reafirmando su total reconstrucción y en la que son remeros los mismos que con la Victoria sacaron a puerto la nave de la Patria.
Imperio (Zamora, 8 de mayo de 1962)
Reino de Granada
Última edición por Hyeronimus; 12/02/2016 a las 13:07
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