“Franco no traía la paz, sino la victoria sin paliativos”
Jorge M. Reverte publica ‘De Madrid al Ebro’, donde recoge con precisión de orfebre las batallas y las bajas de la Guerra Civil
JUAN G. BEDOYA
Madrid 26 DIC 2016 - 21:17 CET
Contada desde todos los puntos de vista en miles de libros, aún quedan tópicos por aclarar sobre la Guerra Civil desatada en España por el sangriento golpe de Estado del 18 de julio de 1936. Duró apenas tres años, pero fue, de todas las guerras de la época contemporánea, la que más pasiones despertó, algunas todavía en carne viva por la destrucción, las atrocidades y los sufrimientos causados, además de por los abusos de la larga dictadura a la que dio lugar.
Jorge M. Reverte ha dedicado varios libros al tema, desde La batalla del Ebro (Crítica, 2003), hasta El arte de matar (RBA, 2009). Ahora se muestra como un gran estratega militar, de asombrosa meticulosidad en datos y mapas, en De Madrid al Ebro. Las grandes batallas de la guerra civil, que firma para Galaxia Gutenberg con Mario Martínez Zauner.
Para entender tantas batallas, a veces absurdas, Reverte hace una advertencia previa: “La Guerra Civil se explica si se parte de este hecho: ninguno de sus protagonistas sabía con anterioridad que estaba embarcándose en un conflicto de tanta envergadura, para el que no tenían los medios humanos ni financieros necesarios, ni los conocimientos técnicos imprescindibles. La guerra se produce porque fracasa el golpe, que Mola había previsto que sería de una gran violencia. La represión sobre el enemigo tendría por tanto un carácter sistemático en el bando sublevado (el ejemplo más salvaje es el de Badajoz); mientras que en el bando republicano no fue planeada, sino resultado del descontrol por parte del Estado, aunque hubo algunas complicidades gubernamentales (García Oliver) y partidistas (JSU y el movimiento libertario) en Paracuellos del Jarama”.
Se ha escrito que Franco nunca perdió una batalla y que, si no tomó Madrid desde el principio, fue porque no quiso. Reverte desmonta esas afirmaciones. “Franco siempre quiso tomar Madrid. En el libro documentó hasta cinco intentos, incluyendo las ofensivas de Jarama y Guadalajara. También es falso que alargara la guerra para reprimir mejor al enemigo. Franco reprimió igualmente una vez acabada la guerra”. Lo declaró a un periodista estadounidense apenas iniciada la contienda: fusilaría a media España “si fuera necesario para pacificarla”. Mola fue más brutal: “Veo a mi padre en las filas contrarias y lo fusilo”. Reverte concluye el libro preguntándose si había algo que impidiera a Franco proseguir la matanza de españoles “cuando las armas enemigas ya estaban en silencio”. Dice: “Ya no. Franco no traía la paz, sino la victoria. Creo que fue De Gaulle el que definió la diferencia enorme entre la paz y la victoria. Franco escogió la victoria sin paliativos”.
Una poco cristiana Carta colectiva del episcopado español animaba en 1937 a los militares golpistas a exterminar de raíz al enemigo por “ateo y extranjero”. Fue la teoría de la Cruzada, en defensa de la civilización cristiana según gran parte de la jerarquía del catolicismo. Cruzada sí, pero gamada, por los apoyos de Hitler y Mussolini. Afirma Reverte: “La definición de la guerra como cruzada buscaba un impacto simbólico y tuvo grandes propagandistas, como Pemán, que hacía versos celebrando que los bombarderos alemanes e italianos mataran niños en Madrid. Las damas de la alta sociedad sevillana regalaban estampitas de la Virgen a los moros reclutados para matar cristianos. Pero la contribución de Alemania, Italia y de los combatientes marroquíes, sin duda muy importante, no fue decisiva”.
Reverte no descarta culminar este recuento de batallas con una historia de la guerra desde todos los puntos de vista. “En lo estrictamente militar no queda ningún aspecto sustancial por investigar, pero cabe hacer un trabajo de síntesis mayor”, sostiene. En sus anteriores libros ofrece cifras de víctimas y verdugos. También lo hace ahora, con precisión, por ejemplo, sobre el asesinato en 24 horas de 2.000 personas en Badajoz por orden del coronel falangista Yagüe; la orgía de sangre del general Queipo de Llano en Málaga (4.000 muertos) en venganza por las salvajadas de los milicianos que mataron antes a cuantos creían complicados con la sublevación, o el terrible balance de muertos y heridos (casi cien mil) en los combates por una ciudad, Teruel, sin ninguna importancia estratégica.
EL RECUENTO DE VÍCTIMAS
El recuento de víctimas en la guerra y represaliados en la posguerra se va cerrando y es solvente, según Reverte. También “las referidas a la Iglesia, que sufrió un auténtico genocidio, sobre todo en Cataluña y Castilla-La Mancha” (6.818 eclesiásticos asesinados, entre ellos 12 obispos). En las batallas murieron 95.000 soldados y la represión en la retaguardia suma 50.000 asesinatos en zona republicana y 94.669 fusilados por los golpistas durante la guerra y la postguerra.
Asociaciones para la recuperación de la memoria histórica completan el listado de asesinados por el franquismo a medida que abren nuevas fosas comunes (133.708 muertos ya). Hay que añadir los civiles fallecidos por los bombardeos (10.000), por hambre o enfermedad en campos de concentración y prisiones (50.000), o los españoles arrojados al exilio. Suman medio millón, sobre un censo que en 1931 ascendía a 23 millones de españoles.
“Franco no traÃ*a la paz, sino la victoria sin paliativos†| Cultura | EL PAÃS
Después de leer esta reseña es muy difícil no dar una respuesta, aunque sólo sea por encima, a tanta vaguedad, falsedad, mentira y manipulación. El lenguaje es vomitivo desde el comienzo y muy propio de la línea ideológica no sólo del autor, sino también del articulista y en particular del propio medio en el que se reproduce y que todos conocemos muy bien.
1.- La cosa comienza con estas palabras: "donde recoge con precisión de orfebre las batallas y las bajas de la Guerra Civil" como si batallas y bajas no estuviesen más que analizadas, ya sea por historiadores serios (p. ej., Salas Larrazabal), o por puros estrategas de los diferentes cuerpos de las FFAA españolas. Vamos, que el "orfebre" descubre América al cabo de quinientos años, si bien, el que queda deslumbrado es el articulista que da la sensación no de haber leído nada más. Algo deducible por el pasmo con el que escribe.
2.- Pero ya el título de por si es significativo sobre las luces del autor: “Franco no traía la paz, sino la victoria sin paliativos” claro ¿y qué otra cosa podía traer a una España desnortada, con tres guerras civiles en 100 años, con la pérdida total del Imperio, en un estado de atraso generalizado en muchos campos de la vida, con magnicidios e intentos de ello, con sucesivos golpes de Estado desde el siglo anterior, con revoluciones, con dos repúblicas, ambas golpistas y ambas absolutamente desastrosas? la España de 1936 llevaba 5 años de descomposición revolucionaria y con un golpe de Estado comunista preparado para agosto de ese año que la llevaría a convertirse en una colonia de la Unión Soviética de Stalin. Así que esta gente, y este personaje metido a autorcillo ¿qué creían que iba a pasar? Si "los golpistas" no hubiesen sido capaces de tomar el poder en las diferentes capitanías donde lo hicieron, hubiesen acabado todos, TODOS, repito, asesinados como les pasó a Araujo, Bosch, Capaz, Fanjul, Fernández Ampón, Fernández Burriel, García Aldave, Goded, González de Lara, Legorburu, Lon Laga, López Ochoa, Miquel, Patxot y Villegas. Por tanto, y en buena lógica, por la situación geopolítica internacional, por la propia tendencia criminal del régimen, por el claro Estado fallido que había, a Franco (sublevado al día siguiente que MOLA "El Director", no la cabía otra que ejercer su estrategia tal como lo hizo, cualquier otra conducta hubiese supuesto un suicidio.
3.- Afirma el articulista que el golpe de Estado del 18 de julio de 1936 fue sangriento. En primer lugar no se ha enterado aún que el golpe se produje el 17 de julio, y el famoso 18 se celebraba por ser el día en el que Franco se sublevó. MOLA el 17, FRANCO el 18. Adjetiva de "sangriento" el golpe, ¿y el asalto al Cuartel de la Montaña en el que 8000 energúmenos criminales asesinaron a sus defensores? ¿eso que fue? Documentación bien completa aquí: Asalto* al* Cuartel* de* la* Montaña* (Madrid) | Tradicion Viva
Pero la cuestión no se circunscribe a acciones como la mencionada, es que la II República nació de un golpe de Estado en 1931. En aquel año la Constitución vigente era la de Cánovas del Castillo, promulgada en 1876, en cuyo articulado NO FIGURABA NI UNA SOLA REFERENCIA A UN POSIBLE CAMBIO DE RÉGIMEN. Es decir, fue un GOLPE DE ESTADO EN TODA REGLA, se le quiera adornar como se quiera.
http://www.senado.es/web/wcm/idc/gro...pre_018546.pdf
Golpe de Estado al que añadir la llamada Revolución de Asturias de 1934 o el Golpe de Estado catalán en el mismo año. Por tanto, nada que extrañar en un régimen ilegal, ilegítimo, no electo, que hizo fracasar el Estado. El Ejército, como en los demás países, tiene por misión defender la unidad de la nación y protegerla frente a los enemigos exteriores. Pensemos qué pasaría si se diesen circunstancias similares a las de España en Estados Unidos, Japón, o Gran Bretaña, por mencionar tres ejemplos y, particularmente, en aquellos años.
4.- Afirma el articulista que el autor se muestra nada menos que como un "gran estratega militar". ¡Ah! ¿si? ¿y qué ejércitos ha dirigido en la batalla? más aún, ¿en qué batallas ha participado? y entrando en otros terrenos, ¿en qué escuelas de Estado Mayor ha estudiado? Poedemos imaginar qué clase de articulista es este personaje de "El País", muy documentado el muchacho, si, mucho, mucho. Claro que tal vez el autor del librito fue un jugador empedernido de aquél complejísimo juego de sobremesa de los años 80 llamado "La guerra civil" editado por la firma "NIKE & COOPER". Era complejísimo porque se podían tardar horas sólo en montarlo y hacía falta una mesa de sala de reuniones para extenderlo.
5.- A su vez, el autor nos ilumina con su pensamiento: “La Guerra Civil se explica si se parte de este hecho: ninguno de sus protagonistas sabía con anterioridad que estaba embarcándose en un conflicto de tanta envergadura, para el que no tenían los medios humanos ni financieros necesarios, ni los conocimientos técnicos imprescindibles. La guerra se produce porque fracasa el golpe, que Mola había previsto que sería de una gran violencia. La represión sobre el enemigo tendría por tanto un carácter sistemático en el bando sublevado (el ejemplo más salvaje es el de Badajoz); mientras que en el bando republicano no fue planeada, sino resultado del descontrol por parte del Estado, aunque hubo algunas complicidades gubernamentales (García Oliver) y partidistas (JSU y el movimiento libertario) en Paracuellos del Jarama”.
Si se analizan los prolegómenos de numerosos conflictos, todos empezaban así: la Prensa advirtiendo que era cosa de semanas, los maridos, los hijos, los novios, los hermanos, los padres, diciendo a sus mujercitas que era cosa de poco tiempo, que sería un "paseo" y luego de nuevo a casa, aunque el "luego" durase años y trajese muertos, heridos, tullidos, ruina moral y económica..., y estamos al cabo de haber escuchado esos argumentos en todas las películas americanas que tratan de su guerra civil. Habla del ejemplo más salvaje de Badajoz, mientras que la mención a Paracuellos y las sacas de Madrid con más de 5.000 asesinatos sea algo así como anecdótico.
6.- La mención a esa supuesta frase de Franco: fusilaría a media España “si fuera necesario para pacificarla” no puede por menos recordarme la de LENIN: "Que el noventa por ciento del pueblo ruso perezca para que el diez por ciento viva hasta presenciar la Revolución mundial" Gorky en el Prólogo a El comunismo de izquierdas. En realidad son frases metafóricas que expresan ideas extremas que nunca se van a llevar a cabo, pero que muestran el grado de determinación de quienes las pronuncian. Del mismo modo que la cita de MOLA (supuesta, sólo supuesta), en la que afirma:
“Veo a mi padre en las filas contrarias y lo fusilo”, pues otro tanto, porque es igual a ese "es que te mataría" que tanta gente ha pronunciado en un momento de ira o enfado, y que si no fuese metafórica habría metido a tanta gente en la cárcel que habría que montar campos de concentración. Pero que, en este caso, es lo del dedo apuntando a la Luna, y aquí el autor mira al dedo, que no quepa duda, ¡vaya argumento el suyo para justificar su libelo!
7.- A su vez, las cifras de datos que maneja son absolutamente arbitrarios y que cuantifica según le parece que le conviene más o menos a sus argumentos. Por ejemplo, sobre la Batalla de Teruel que califica de absurda, da 100.000 bajas entre muertos y heridos, y otras fuentes dan de 80 a 85 mil, como en todo lo relativo a todas las guerras, las cifras siempre son diferentes y dispares no llegándose nunca a unanimidad alguna entre historiadores, estudiosos de los temas, aficionados o entre los mismos profesionales de las FFAA. En cuanto a la absurda idea de que fue absurda debería decírselo a los estrategas de su bando, ya que la razón no fue sino la concentración de un gran número de efectivos republicanos en la ciudad y alrededores y la lógica acción de guerra del lado Nacional para derrotar esa fuerza y neutralizarla. ¡Menudo estratega del "Risk" está hecho!
8.- Hay otros aspectos a comentar, como el relativo a la mala baba que destila al afirmar lo de "la Cruzada gamada", por la intervención del Reich alemán (unos 5.000 efectivos en toda la guerra), mientras olvida a las Brigadas Internacionales 59.380 efectivos que vinieron a asesinar españoles, "fascistas" decían, pero para toda esta caterva de rojos fascista es todo aquel que no respira como ellos (pensar es otra cosa, porque ellos NO PIENSAN). O las intervenciones directas de la URSS que envió sólo 1.100 aviones cazas, que hubo que pagar, naturalmente.
9.- Y ya la mención de las asociaciones para la recuperación de la memoria histórica, o sea, para poner la zarpa a los 6 millones de euros al año salidos de los impuestos que pagamos todos, es de traca como habitualmente suele ser. Pero este aspecto está más que documentado en l,os mensajes anteriores, así como en los enlaces directos donde al final de los artículos se dice: LEER MÁS y que lleva a nuevos artículos y éstos a otros. No obstante, la documentación de la Causa General, está publicada aunque es cara ciertamente. Como el Terrorismo Rojo-separatista publicado en los años 40 en donde se relatan todas las aberraciones, salvajadas y crímenes de esta chusma, desde las listas completas de los asesinados en el País Vasco provincia a provincia y pueblo, tras pueblo, o el centenar aproximado de fotografías documentando el arrasamiento de Irún. O el listado de las 225 checas de Madrid, una ciudad de un millón de habitantes, o los horrores de los asesinatos en Cataluña y las más de 1400 sentencias de muerte firmadas por COMPAYNS (¡pobrecito que los fachas de Franco lo apiolaron!), o del salvajismo totalmente documentado de los "barcos de la muerte" de Bilbao y Santander.
En resumen, un nuevo panfleto escrito y editado por un tal José M. Reverte del que no había oído ni hablar, y del que tengo el gusto de no conocer.
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