Fuente: A.E.T. Órgano de la Secretaría Nacional, Números 118 y 119, Enero-Febrero 1947, páginas 2 – 4.
Declaración de la Comunión Tradicionalista
La Comunión Tradicionalista, ante la exacerbación actual de las presiones exteriores, contrarias a todo Derecho y gravemente ofensivas para nuestra dignidad nacional, se cree obligada por su historia más que centenaria y por su fidelidad indiscutida, en la defensa de España, por encima de todo, dentro y fuera de ella, a levantar su voz uniéndose a la protesta, repulsa y condenación de tan reprobable intento, exteriorizada tan inequívocamente por el pueblo español.
Queremos recordar nuestra discrepancia del régimen actual (notoria dentro y fuera de España), al solo efecto de ostentar el título que más debe calificar ante el exterior esta nuestra protesta, contra la intolerable intromisión en nuestra política interior, que sólo a los españoles corresponde ordenar; y no lo son, ni merecen el título de tales, los que, en campañas de difamación y vilipendio, acuden al extranjero para recobrar unas posiciones de las que la auténtica España les desalojó definitivamente, ya que desde ellas habían puesto a la Sociedad en trance de muerte y ruina.
Durante este año de 1946, en aras de un sentimiento altamente patriótico, hemos permanecido en silencio para no crear dificultades al Poder ante la persistente campaña exterior.
Este silencio no ha sido obstáculo para que, ante la Nota conjunta de Gran Bretaña, Estados Unidos y Francia, de 4 de Marzo último, en la que estas Potencias invitaban al pueblo español a establecer un Gobierno interino o custodio, previa remoción del actual régimen, creyéramos prestar un buen servicio a la causa de España entregando, sin vana publicidad, en las tres embajadas, una protesta, cuyos puntos fundamentales es ahora oportuno dar a conocer a la opinión española.
Literalmente son los siguientes:
1.– La actual campaña exterior es inaceptable, porque, en sentir de los españoles, la mueven designios comunistas, y aparece imprudentemente amparada por las mismas Potencias que reconocieron al General Franco.
2.– El designio de esta campaña, en cuanto pretende desconocer el verdadero significado de la Victoria Nacional, y revisar un sufragio de sangre, conduce inexorablemente de nuevo a la guerra civil, que la Nota dice quiere evitar.
3.– El signo comunista de cierto sector oficial que parece haber determinado la actitud francesa y que pretende enfrentar al enemigo vencido en nuestra guerra con el General Franco, se vuelve en favor de éste, porque agrupa a todos los españoles en su torno, contra aquel ataque.
4.– El General Franco no puede abandonar el Poder por una presión extranjera; sino sirviendo a las conveniencias de España, a la cual ningún otro servicio más alto podrá prestar (y no son pocos los que, en medio de sensibles errores, ha prestado), que el de saberse sustituir, salvando las esencias verdaderas del 18 de Julio y sin pretender ser origen de Realeza.
5.– El Régimen definitivo y estable de España, es la Monarquía. El de otros países, será el que sea, pero en España no hay otro, pues tantas veces como se ha intentado la República, ha degenerado en anarquía. Este punto quedó decidido en la guerra civil, de modo definitivo. Las guerras civiles no se han revisado en ninguna época de la historia, ni en ningún país; ni en Gran Bretaña, ni en Estados Unidos, ni en Francia.
6.– La Monarquía que necesita España, no es ni la absolutista y centralista de modelo francés, ni la debilitada e inconsistente que cayó el 14 de Abril, y que ha sido destronada tres veces en noventa años, entre las convulsiones agotadoras de todo un siglo.
7.– La Monarquía en España ha de ser Católica, representativa, limitada, regional y popular; asentada en una interpretación histórica, y no teorizante, de nuestra constitución interna; es decir, una Monarquía Tradicional.
8.– Ha de reanudarse la pacífica convivencia de todos los españoles; y por eso mismo no hay que volver a la lucha de partidos, que en nuestro país no son un producto histórico, espontáneo y popular, sino distintas posiciones teorizantes y casi fundamentalmente religiosas, en las que durante un siglo no ha cabido coincidencia ni transacción posible. La legítima libertad de discusión, de fiscalización, de exposición de necesidades nacionales, y de votación sobre Leyes y Presupuestos, encontrará amplio cauce en unas Cortes a la española, asentadas sobre representación de los organismos naturales de vida, profesión y trabajo, libremente elegidos por los ciudadanos. Ésta es la forma verdaderamente democrática de abolengo español, que contrasta con la esterilidad perturbadora del sufragio inorgánico, constante falseador de la voluntad popular de España.
9.– La fórmula de transición que viene propugnando la Comunión Tradicionalista, es un Gobierno de Regencia que, instaurando la Monarquía, pero aplazando toda proclamación de Rey, asegure los derechos de la Nación mediante la preparación de las Instituciones del régimen monárquico, y convoque Cortes que, consagrando esas Instituciones, proclamen libremente al Rey, y reciban su juramento.
10.– Éste es el Gobierno provisional, o custodio, aceptable para España y para la Monarquía, al que debe dejar paso en breve el General Franco.
Al reproducir ahora todo esto que escribimos el 9 de Marzo pasado, queremos subrayar, ante las crecientes e intolerables maniobras de la O.N.U., los conceptos de enérgica protesta y total repulsa contra la intromisión exterior en la política interior de España, y contra los manejos del comunismo internacional.
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