JURAMENTO DE LAS CORTES DE ARAGON
Primeras Cortes democráticas de Europa – Léón 1188
“Nos. Que valemos tanto como Vos. E que juntos valemos más que Vos. Os facemos Rei.
Si guardais nuestros fueros y libertades. E si non. Non”
RAMON DE BONIFAZ: primer Almirante de la Marina de Castilla
Ramón de Bonifaz fue un célebre marino y mercader. Navegó por aguas del Mediterráneo y tenía casa en su Burgos natal.
Por orden de Fernando III el Santo, que le nombró almirante de la Armada castellana, organizó una escuadra, con la que contribuyó a la toma de la ciudad de Sevilla a los musulmanes.
Entre los años 1246 y 1247 se llevó a cabo la organización de la flota, preparada en la costa norte de Castilla, en localidades como Santander, Santoña, Castro Urdiales o Laredo; una escuadra que bordearía la península ibérica por Portugal para hacer su entrada por el Guadalquivir, río arriba.
Su acción en el puente de Triana en 1248 se convirtió en una hazaña legendaria: esperando el momento oportuno de la marea alta y el viento a favor y con dos grandes barcos reforzados en proa a modo de ariete, embistió al puente de barcas que unidas mediante gruesas cadenas, al pie del Castillo de San Jorge, impedía el paso y protegía la ciudad. Este hecho, ocurrido el día 3 de mayo de 1248, dio lugar a la toma definitiva de Sevilla por las tropas del rey Fernando III El Santo, hoy patrono de la ciudad
Ramón de Bonifaz fue encargado de construir posteriormente unos astilleros en al pie del propio Guadalquivir.
Su gesta y su figura se recuerda en el monumento a San Fernando (1924) que Sevilla levantó en el centro de su Plaza Nueva, en una talla realizada por el escultor José Lafita Díaz.
El escudo de Cantabria le recuerda
JURAMENTO DE LAS CORTES DE ARAGON
Primeras Cortes democráticas de Europa – Léón 1188
“Nos. Que valemos tanto como Vos. E que juntos valemos más que Vos. Os facemos Rei.
Si guardais nuestros fueros y libertades. E si non. Non”
errata: de León
ALVAR FAÑEZ
Rodrigo Díaz de Vivar le llamaba hermano, jugando con la vieja expresión vascona, «mi-anai» que ambos comprendían bien, el uno por ser nieto del alcaide de Amaya y el otro por ser un infanzón de Orbaneja, en la orilla del Ebro. «Minaya Álvar Fáñez, el que Zorita mandó» y El Cid, como tal, se trataron en verdad, pues su parentesco era cercano: primos hermanos por parte de madre y porque sus hechos y hazañas hicieron que luego su leyenda hubiera de crecer junta, aunque en el «Cantar», el mejor poema épico del mundo, hubiera de poner al uno como el primero y dejar al otro en el papel de mano derecha, de alter ego, el más fiel y el mejor compañero, pero de segundón.
Pero Álvar Fáñez fue mucho más. En la historia real fue, en realidad, el gran defensor de toda la frontera del Tajo, el gran capitán de la frontera, el hombre leal al gran Rey Alfonso VI y quien salvó Toledo de ser de nuevo tomado por el Islam, por los terribles almorávides llamados los reyezuelos andalucíes.
Carreras unidas
Álvar y Rodrigo, infanzones ambos pertenecientes a la baja nobleza castellana, de pareja edad, iniciaron unidos su carrera en las armas. Ambos fueron nombrados caballeros en la iglesia zamorana de Santiago de los Caballeros y muy jóvenes aún fueron artífices en las victorias de Llantada y Golpejara de su Rey el castellano Sancho II contra su hermano Alfonso, Rey de León. Allí ya se pondrían en valor las dos esenciales características guerreras de cada uno. La capacidad de aguante y resistencia del uno y la osadía estratégica del otro. Álvar aguantó la embestida leonesa que llegó a hacer prisionero a Sancho, y Rodrigo fue quien, en un inesperado y audaz contraataque, no solo liberó a su Rey sino que tomó prisionero a Alfonso, que tras pasar por la cárcel fue enviado, merced a los buenos oficios de su hermana Urraca, a Toledo, residencia del Rey Almamun, poderoso señor de los Di-il-num, y que se había hecho con todo el territorio de la sub-meseta central.
Los hechos de armas habían llevado a Rodrigo al cargo de Alférez Real y a los dos a ascender en la escala social. El de Vivar había casado con Jimena, hija del poderoso conde de Oviedo, con gotas de sangre real, y el de Orbaneja con la hija mayor del Conde Ansúrez, de los Beni Gómez, primera casa nobiliaria de León, y que iba a seguir a Alfonso al exilió. La muerte traidora de Sancho II en el sitio de Zamora iba a la postre a separar sus suertes. El Cid, aunque al principio en la gracia del Rey, la iba a perder por culpa del riojano García Ordóñez, y tuvo que partir hacia el destierro, que fueron dos, hasta la reconciliación, ya señor de Valencia, a la que conquistó. Toma de Toledo
Su primo Álvar, en realidad, ya había estado antes allí. En la toma de Toledo por Alfonso VI (1085), Fáñez ya se encontraba a su lado, en puesto prominente debido a su probada destreza y valor, y también por su suegro Ansúrez, el primer y más leal vasallo del Rey. Este, recuperado el trono y reunificados en él los reinos de Castilla y León, muerto su protector Almamun, hizo de su conquista su misión principal y, tras hacerse entregar por su nieto el medroso y falaz Al Qadir los más poderosos castillos (el primero el de Zorita de los Canes, construido con las piedras del palacio visigodo de la vecina Recópolis), apretó el dogal hasta que el reyezuelo le rindió la ciudad a cambio de ser impuesto como Rey en Valencia por medio de Álvar Fáñez, que con 400 lanzas entró en la ciudad y lo entronizó quedándose acuartelado en Rufaza.
La caída de Toledo conmocionó Al-Andalus y provocó la llamada de los taifas al imperio integrista de los fanáticos almorávides, que dominaba el Magreb, aunque aquello les costó de inicio sus tronos y el destierro, a Almotamid de Sevilla y Abdallah de Granada, cuando no la vida, como a Almutawakil de Badajoz. A Álvar Fáñez se le encomendó la defensa de la frontera y el mando de todo el territorio conquistado al sur del Tajo. Lo cuentan muy bien el propio Rey Alballa y las crónicas musulmanas. El granadino lo señala como el gobernante de toda la tierra de los Di-il-Num, Cuenca incluida, «La Tierra de Álvar Fañez». Su caballería, la más temida por los musulmanes, estaba compuesta por los curtidos «Pardos», fronteros castellanos acostumbrados a todas las penalidades y peligros, y los aún mas terribles «Dawair», tornadizos, tropas islámicas que, tras el asesinato de sus señores andalucíes o las ofensas que les infligían los almorávides, pasaron a combatir del lado cristiano.
Fue Álvar Fáñez quien, a pesar de las derrotas, logró salvar la línea del Tajo. Al lado del Rey Alfonso había tenido que ceder el campo en Sagrajas, pero peor fue lo de Uclés, donde el único hijo varón del Rey, Sancho, hijo de la princesa arabe Zaida, de tan solo 12 años -«que sabía montar pero aún no tenía fuerza para defenderse»-, fue muerto junto a los siete condes castellanos, entre ellos el enemigo mortal del Cid, su ayo García Ordóñez, que murió heroicamente intentando protegerlo con su cuerpo. Álvar aún logró sÁlvar a buena parte de las tropas, cruzar la sierra de Altomira y refugiarse en Zorita. Para entonces el Cid ya había muerto y Valencia y Jimena habían sido evacuadas. Y en ello también anduvo Minaya, que había asistido igualmente a la desdichada muerte del primogénito de su «anai», el único varón y caballero ya en plena flor, Diego, en la batalla de Consuegra, donde una vez más se había achacado a Garcia Ordóñez el no haberle socorrido.
Golpe por golpe
Uclés no rindió a Fáñez. Prosiguió tenaz su resistencia y devolvió golpe por golpe. Volvió a tomar Cuenca, aunque a la postre la perdió, pero logró conservar Toledo ante el ataque más feroz del emir Ben Yusuf Tasufin. Diez días de asalto soportó y en un momento que parecía que la defensas de la Puerta de Almoguera, tomado ya por los moros el castillo de San Servando, iban a sucumbir, una salida desesperada de Álvar al frente de sus mejores tropas contuvo a los asaltantes y quemó sus máquinas de guerra, salvando a la ciudad.
Porque para entonces ya Álvar Fáñez se había quedado solo y abandonado por todos. El Rey Alfonso había muerto. Su hija Urraca había casado con El Batallador, Alfonso I de Aragón. Y estalló entre ambos, tras un tormentoso matrimonio, la guerra entre cristianos, donde apareció como tercero en discordia el hijo de la Reina con su anterior marido, Raimundo de Borgoña, que a la postre sería un día Alfonso VII el Emperador. Álvar aguantó con sus pardos y sus dawair. Hubo día que vio perdida la propia Zorita, pero al final la alcazaba resistió, como sucedió también en Talavera, pero otro sí le tomaron Alcalá. Era ya un anciano, pero la fortuna le tenía deparada un trágico sarcasmo final. Tras combatir medio siglo con los musulmanes, no iba a ser una cimitarra quien acabara con el. En Segovia, defendiendo, fiel a la palabra empeñada en el lecho de muerte de su Rey, a su hija Urraca, a la salida de los oficios de la pascua Mayor fue atacado y muerto en Segovia por los partidarios de Alfonso I de Aragón.
Yo tenía que contar su historia; fui a nacer por donde el buen Álvar pasó en su algara, tomado Castejón y hacia Jadraque, por las alcarrias altas de Bujalaro, mi pueblo natal, para luego alcanzar Hita y saquear Guadalajara, donde me crié, la ciudad que reconquistó definitivamente la noche de San Juan del año 1085 y que lo tiene en su escudo como figura central, y hube darle forma a la novela a menos de media legua de distancia de donde hubo su gran castillo de Zorita y donde en medio de un enebral y de los montes tengo yo mi cabaña para escribir.
Fechas de su vida
1047. Nace en Orbaneja de Castillo (Burgos) junto al Ebro.
1065. Sancho II, Rey de Castilla. Álvar y Rodrigo Díaz, el Cid, combaten a su lado contra su hermano Alfonso, Rey de León. Batallas de Llantada (1068) y de Golpejara (1072), donde lo toman prisionero. Ese mismo año, en octubre, es asesinado Sancho II ante los muros de Zamora. Alfonso vuelve de su exilio toledano y unifica el Reino tras deponer a su hermano pequeño García de Galicia.
1082. Primer destierro del Cid tras sus desavenencias con García Ordóñez al cobrar las parias sevillanas y por atacar el valle del Henares, «la Algara de Álvar Fáñez del Cantar», como represalia por una razzia de los moros toledanos.
1085. Participa junto a Alfonso VI en el cerco y toma de Toledo.
1086. Entroniza en Valencia, al mando de tropas castellanas, al depuesto Rey toledano, Al Qadir. Los almorávides cruzan el Estrecho y derrotan a Alfonso VI en Sagrajas. Álvar, que había acudido en su ayuda desde Valencia, logra minimizar la derrota y retirarse con orden. El Cid se reconcilia con el Rey.
1089. Segundo destierro del Cid. La reconciliación definitiva se producirá en 1092. Tomará Valencia en 1094 y derrotará a los almorávides en Cuarte y mas tarde en Bairén. En 1097, en la Batalla de Consuegra, su hijo Diego morirá combatiendo al lado del Rey y de Álvar.
1099. Muerte del Cid. Los almorávides sitian por primera vez Toledo.
1108. Batalla de Uclés. Muerte del Infante Sancho y los Siete Condes. Álvar logra salvar a lo que queda del ejército cristiano. Al año siguiente muere Alfonso VI y su hija es nombrada Reina de Castilla.
1108. El emir almorávide Ben Yusuf Tasufin, cerca e intenta, durante diez días asaltar Toledo. Álvar Fáñez, «Toletani Principis», resiste y salva la ciudad.
1114. Abril. «Después de las octavas de Pascua mayor» es muerto por las mesnadas concejiles de Segovia partidarias del Alfonso el Batallador defendiendo el Reino a favor de la Reina Urraca.
A título de comentario, las oraciones cuando acaban llevan punto. Un repasito a Cuadernos Rubio Adultos no le vendría mal.
RAMON DE BONIFAZ: primer Almirante de la Marina de Castilladio lugar a la toma definitiva de Sevilla por las tropas del rey Fernando III El Santo, hoy patrono de la ciudadPero sí, como sospecho, se trata de una nueva apropiación de usted, le recuerdo la obligación legal de citar la fuente.El escudo de Cantabria le recuerda
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
O cita usted las fuentes o se le borran los mensajes.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
Perdón.
me he apropiado del escudo de Cantabria.
¿ los puntos están bien colocados ?
el SÍ - lleva tilde campeón
MANIFIESTO DE PORLIER
"Nuestro objeto y el de toda España no es otro que una Monarquía sometida a leyes justas y prudentes, y de tal manera constituida, que garantice igualmente las prerrogativas del Trono y los derechos de la Nación. Pedimos la convocación de Cortes nombradas por el pueblo, y que puedan hacer en la Constitución, proclamada por las Cortes extraordinarias, los cambios que exige nuestra situación, que demanda la experiencia, y que nos indican las leyes constitucionales de las Monarquías limitadas de Europa. Ellas restablecerán el orden en nuestra Hacienda, cuidarán de la suerte de los militares, recompensarán sus servicios, asegurarán su existencia en los días de vejez y harán en el exterior estimar y respetar a la Nación."
"La nobleza, renunciando a una pequeña parte de sus privilegios, encontrará la indemnización de este sacrificio en las nuevas disposiciones constitucionales, que le darán una existencia política. Todas las clases de la sociedad verán mejorar su situación; los párrocos, cuya influencia puede ser tan útil, disfrutarán una asignación más elevada; el agricultor, el artesano, el comerciante, el industrial gozarán de nuevo de las ventajas que habían comenzado a reportar de las reformas hechas en su favor por las Cortes, y merced a una celosa administración de los caudales públicos, los acreedores del Estado podrán esperar verse indemnizados de los adelantos que han hecho y de las pérdidas que han sufrido, ya por sus sacrificios patrióticos, ya por su confianza en las promesas del gobierno."
A ver, "maestro Ciruela, que no sabiendo leer montó una escuela", después de punto y aparte, se continua escribiendo con MAYÚSCULA.
Según sea adverbio SÍ, o conjunción SI, le hablé de los "gazapos" de los que casi nadie se libra, pero este apunte suyo, además, lo trae aquí de otro hilo y dentro de una respuesta muy larga. Pero no se preocupe, patán analfabeto funcional, que habrá que corregir los escritos antes de publicarlos, los míos y los suyos.el SÍ - lleva tilde campeón
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
Escriba bien los apellidos, DÍAZ PORLIER, ¿o es que su padre no existía? Pero qué manía tienen algunos con hacer las cosas mal. Por otro lado, este manifiesto es liberal por más señas, resultando una especie de resumen de la Constitución de Cádiz de 1812, La Pepa, en el argot popular. De la que muchos presumen -se ve que leen la WIKI-, pero que no dejó de ser un brindis al sol mientras Cádiz estaba asediada por los franceses. Es decir, que en un estado de necesidad, en este caso de sitio a causa de una guerra, y sin suficiente representación no se puede legislar nada.
Así que para que nadie olvide, recordemos pues.
Puntualizaciones a un artículo del profesor García de Enterría…
La Historia oficial y la Historia real
Rafael Gambra
Ha habido juicios y relatos históricos que, a pesar de su extrema falsedad y aún de su evidente cinismo, a fuerza de repetirse millones de veces a lo largo de siglos, se han convertido en verdades irrefutables, incluso en dogmas o en axiomas. Si tal distorsión de la realidad incide sobre momentos decisivos o cruciales de la historia de un pueblo, su nocividad puede ser irreparable. Más aún si se vierte en la historiografía oficial prevalente y pasa a los textos de enseñanza que, copiándose unos a otros, perpetúan en las mentes la deformación estereotipada.
Tal es el caso de nuestra historia del relato “oficial” de lo acaecido en España entre 1812 y 1823, es decir, en las vicisitudes de la caída del antiguo régimen y la instauración del sistema liberal o revolucionario. El esquema es siempre el mismo: una voluntad nacional que emerge miríficamente de unos “Padres de la Patria” reunidos en Cádiz en ausencia del Rey, prisionero en Francia; un rey malvado y execrable que anula a su regreso el nuevo régimen forjado durante su destierro (lo que se estimará el primer golpe de Estado de nuestra historia); un militar golpista (pero bienaventuradamente golpista) que restaura la Constitución de Cádiz; y una injustificable intervención europea (los Cien Mil Hijos de San Luis) que anula las reformas liberales y restaura durante una década el ominoso régimen antiguo.
El profesor García de Enterría nos sirve una vez más el plato prefabricado en un artículo de ABC (26 de diciembre de 1999) bajo el título “Chateaubriand y el destino de España”. Sus palabras iniciales reproducen con exactitud el juicio aludido que repiten todos los manuales de Historia desde mediados del siglo XIX: “Pocos casos como la invasión francesa de los Cien Mil Hijos de San Luis en 1823, que acabó con nuestro liberalismo establecido tras el golpe de Riego en 1820 y restituyó al avieso Fernando VII en el poder absoluto, podrán citarse como ejemplo de la influencia de una sola persona en el curso histórico de una nación entera. Este hecho ha sido uno de los más trascendentales de toda nuestra historia. España quedó entonces descolgada de la modernidad y pasó a ser una especie de “reserva de indios” pintoresca y cruel, donde se conservaban los rasgos de una sociedad arcaica que hizo las delicias de los viajeros europeos como escenario romántico. (…) Nuestro país, agostada la Ilustración que se había desarrollado bajo Carlos III y primeros años de Carlos IV, devastada hasta la extrema pobreza por obra de la guerra napoleónica, restauró entonces por decisión del rey felón sus rasgos más retrógrados: el Tribunal de la Inquisición, los señoríos feudales, las propiedades y privilegios eclesiásticos…” (aquí música de fondo con la Marsellesa y el Himno de Riego).
El señor García de Enterría no es, sin embargo, un maestro de escuela que repite el estereotipo oficial del libro de texto, sino un catedrático de Derecho que sabe perfectamente lo allá sucedido y por qué dice lo que dice. En realidad reitera el esquema simplista como el profesor de geometría recita el postulado de Euclides como fundamento indemostrable para el desarrollo de la geometría euclidiana. Ese relato mendaz de aquellos hechos es necesario para la posterior interpretación liberal de la historia de España y para la defensa del propio liberalismo político. Pero el señor García de Enterría sabe sin lugar a dudas que:
– . Las Cortes de Cádiz fueron –ellas sí– el primer golpe de Estado en la historia de España. Convocadas en ausencia del Rey, sin el más mínimo apoyo legal ni moral, trataron de crear un orden nuevo copiado casi a la letra de la Constitución revolucionaria francesa, es decir, de los ideales laicistas que traían los ejércitos de Napoleón contra los que luchaba a la sazón el pueblo español alzado por el Rey y la Religión contra la más inicua de las invasiones. En tales Cortes radica el germen del drama interno que divide a los españoles hasta nuestros días.
– Que Fernando VII no fue ese monstruo a quien no se puede mencionar sin los epítetos de felón o avieso y sin atribuirle la responsabilidad de la descomposición política de España y de Hispanoamérica. (Fernando VII, “el deseado del pueblo”, fue, en realidad, un hombre vulgar que hubo de afrontar una situación caótica que hubiera requerido de un genio para encauzarla. Una nación devastada, pillada, arruinada por la guerra napoleónica, con un ejército hipertrofiado y autoascendido –parcialmente influído por las ideas del enemigo– que reclamaba pagas y honores que no era posible satisfacer, pronto al descontento y a la sublevación, tal era la situación que ni aquel rey mediocre ni casi nadie hubiera podido reconstruir con éxito inmediato. Alternando torpemente el rigor con la clemencia, se ganó la aversión de todos: execrado por los liberales como su enemigo natural, tampoco fue defendida su memoria por los realistas y tradicionalistas a causa de su mal comportamiento en la sublevación de los Agraviats y en la cuestión de sucesión por más que existieran aspectos en su gestión si no para su reivindicación, sí al menos para su disculpa. Miles de veces se ha referido el juramento de la Constitución por el rey tras el golpe de Riego y su famosa frase de “la senda constitucional” como símbolo del dolo y la perfidia, pero siempre se omite que se pronunciaron bajo la amenaza inmediata de las bayonetas de los sublevados).
– Que cuando se iniciaron los movimientos separatistas en la América española acaudillados por militares españoles liberales, el rey no disponía allá más que de exiguos contingentes de tropas y hubo de organizar, con gran esfuerzo, una columna de apoyo desde la Península. La traición de su comandante Rafael Riego que la sublevó a favor de la Constitución de 1812, constituyó –esto sí– el mejor ejemplo “de la influencia de una sola persona sobre el curso de una nación” (y aún de todo un continente). Consecuencias de aquel golpe militar fueron la pérdida de toda America continental española y la inmersión de España durante tres años en una inmensa anarquía cuyo poder incendiario llega, tanto en la Península como en América, hasta nuestros días. Aquella traición sólo puede compararse a la que en el siglo VIII determinó la llamada “pérdida general de España”. Riego, espíritu alocado y tornadizo, murió donde debía: en un patíbulo y con ejecución pública.
– Que el pueblo sano, harto de revolución y crímenes fue formando en zonas aisladas el llamado Ejército de la Fe que llegó a dominar un amplia zona en el Norte y en Cataluña. En la plaza fuerte de Seo de Urgel estableció una regencia para la coordinación de sus esfuerzos y para lograr “la libertad del monarca prisionero”. Esta regencia fue la que para ese fin solicitó de Luis XVIII y de la Santa Alianza una intervención militar que restituyera al rey en su poder y la paz en España.
(Los Cien Mil Hijos de San Luis, mandados por el duque de Angulema, entraron por la frontera uniéndose a las divisiones realistas que dominaban la zona y, sin pegar un tiro, entre aclamaciones populares, llegaron hasta Cádiz donde de nuevo y heroicamente se había refugiado el gobierno liberal llevando al rey consigo. Eran también franceses como los napoleónicos, pero así como éstos fueron invasores e impíos, los de Angulema eran liberadores y cristianos. Desde 1808 la guerra era, más que internacional, doctrinal y religiosa: el conflicto de las dos Españas estaba servido. Vencida la leve resistencia de la península gaditana y liberado el rey, el cuerpo expedicionario se retiró sin daño para nadie. Quedaba restablecido el orden, un orden no exento de represiones y violencias, pero en el que fue posible la vida normal y la recuperación de la economía. Sólo duraría diez años: a la muerte del rey los liberales retornan al poder y, con ellos, las matanzas de frailes y las desamortizaciones depredadoras de templos y monasterios).
– Que lo demás que nos narra en su artículo (la oratoria de Chateaubriand y sus amores secretos) no es más que chanson de route o pretexto para contarnos una vez más, con la distorsión liberal, lo acaecido en aquella larga y dramática transición.
#28, pág., 2)
Fuente: FUNDACIÓN IGNACIO LARRAMENDI
https://hispanismo.org/historiografi...-historia.html
Última edición por Valmadian; 12/10/2019 a las 12:30
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
Grito de guerra Almogávare:
Desperta ferres!,
Desperta! [...]
Que us dire?
La batayla fo molt
fort et cruell; mas a
la fin, tots los
ffranchs levaren un
crit e cridaren:
Aragon!, Aragon!
Beato de Liébana en su primera redacción del “ Comentario al Apocalipsis “ citando al Apostol como patrón de España ( 30 años antes de descubrirse la tumba de Santiago )
“ Oh, Apóstol dignísimo y santísimo, cabeza refulgente y dorada de España, defensor poderoso y patrono nuestro. Asiste piadoso a la grey que te ha sido encomendada; sé dulce pastor para el rey, para el clero y para el pueblo; aleja la peste, cura la enfermedad, las llagas y el pecado a fin de que, por ti ayudados, nos libremos del infierno y lleguemos al goce de la gloria en el reino de los cielos”
Primera Orden Militar Española:
La cofradía de Belchite fue una orden militar creada en Belchite por Alfonso I de Aragón en 1122 con objeto de defender la frontera sur del reino y estimular a la cruzada contra los musulmanes y el avance en la Reconquista cristiana y la consolidación de las nuevas tierras colonizadas mediante la fortificación y repoblación de los emplazamientos tomados al islam. Podían integrarla miembros tanto laicos como religiosos. Hasta 1126 fue regida por Galindo Sánchez, y entre 1128 y 1147 su cofrade mayor fue Lope Sánchez.
Los antecedentes de la creación de la cofradía militar de Belchite están en la conquista de Zaragoza y de gran parte de las poblaciones de su entorno, entre las que destacó Belchite, a la que en 1119 se concedió un fuero con grandes ventajas de exenciones penales, donde cualquiera, por graves que fueran los delitos cometidos, disponía de un fuero si accedía a repoblarla. En este contexto, Alfonso I reunió una asamblea en 1122 para crear una cofradía militar en Belchite con presencia de los más altos prelados de la época, en que se dieron cita el legado del Papa Bernardo, abad de la Grasse, el arzobispo primado de España Bernardo de Toledo, y los arzobispos Olegario de Tarragona, Diego Gelmírez de la sede Compostelana y el francés Guillermo de Auch. También estuvieron presentes el abad Raimundo de Leire (probablemente en representación de la diócesis de Pamplona, vacante en ese momento) y los obispos Pedro de Segovia, Bernardo de Sigüenza, Raimundo de Osma y Guidón de Lescar, junto a los más destacados prelados aragoneses: Esteban de Huesca, Ramón Guillén de Roda-Barbastro, Miguel de Tarazona, Sancho de Calahorra y Pedro de Librana de Zaragoza.
Los integrantes de la cofradía de Belchite disfrutarían de indulgencias espirituales similares a las de la Primera Cruzada. De este modo, quien se comprometía de por vida con la cofradía de Belchite obtenía el perdón de todos sus pecados. Otros cofrades prefirieron prestar servicios temporales a esta milicia de Cristo, y también se les exoneraba, en reciprocidad proporcional, de algunas obligaciones religiosas. Por ejemplo, en caso de servir un mes a la Militia Christi se les remitía la prescripción de la abstinencia y ayuno del viernes durante todo un año. También se concedían indulgencias menores a quien donara equipamiento u otros recursos económicos a la Milicia, e incluso a quienes promovieran las donaciones pregonando la existencia de la Hermandad militar y pidiendo limosnas para ella. Así, por una entrega de valor de doce dineros, al donante se le condonaban las obligaciones de una cuaresma.
Por otro lado, el botín que pudieran ganar a los moros, tanto en bienes materiales como en tierras, pasaba a pertenecer a los cofrades como exclusiva propiedad, sin tener que deducir el quinto real, un impuesto que obligaba a pagar al rey un quinto de todas las ganancias obtenidas en la guerra.
El fin último de la Cofradía de Belchite era la cruzada global, pues las indulgencias servían, según sus estatutos, para arrancar de manos del infiel «el Sepulcro del Señor, Mallorca y Zaragoza y otras tierras, e igualmente, con la protección divina, se abrirá por aquí el camino a Jerusalén, y la iglesia de Dios que todavía yace en cautividad, será liberada».
En 1124 Alfonso I el Batallador fundaría otra Militia Christi con los mismos fines, la Orden militar de Monreal.
Fuente: la Wiki
DE LAUDE SPANIAE – SAN ISIDORO DE SEVILLA ( s. VI ) "Eres, oh España, la más hermosa de todas las tierras que se extienden del Occidente a la India; tierra bendita y siempre feliz en tus príncipes, madre de muchos pueblos. Eres con pleno derecho la reina de todas las provincias, pues de ti reciben luz el Oriente y el Occidente. Tú, honra y prez de todo el Orbe; tú, la porción más ilustre del globo. En tu suelo campea alegre y florece con exuberancia la fecundidad gloriosa del pueblo godo.
La pródiga naturaleza te ha dotado de toda clase de frutos. Eres rica en vacas, llena de fuerza, alegre en mieses. Te vistes con espigas, recibes sombra de olivos, te ciñes con vides. Eres florida en tus campos, frondosa en tus montes, llena de pesca en tus playas. No hay en el mundo región mejor situada que tú; ni te tuesta de ardor el sol estivo, ni llega a aterirte el rigor del invierno, sino que, circundada por ambiente templado, eres con blandos céfiros regalada. Cuanto hay, pues, de fecundo en los campos, de precioso en los metales, de hermoso y útil en los animales, lo produces tú. Tus ríos no van en zaga a los más famosos del orbe habitado. Ni Alfeo iguala tus caballos, ni Clitumno tus boyadas; aunque el sagrado Alfeo, coronado de olímpicas palmas, dirija por los espacios sus veloces cuadrigas, y aunque Clitumno inmolara antiguamente en víctima capitolina, ingentes becerros. No ambicionas los espesos bosques de Etruria, ni admiras los plantíos de palmas de Holorco, ni envidias los carros alados, confiada en tus corceles. Eres fecunda por tus ríos; y graciosamente amarilla por tus torrentes auríferos, fuente de hermosa raza caballar. Tus vellones purpúreos dejan ruborizados a los de Tiro. En el interior de tus montes fulgura la piedra brillante, de jaspe y mármol, émula de los vivos colores del sol vecino. Eres, pues, Oh, España, rica de hombres y de piedras preciosas y púrpura, abundante en gobernadores y hombres de Estado; tan opulenta en la educación de los príncipes, como bienhadada en producirlos. Con razón puso en ti los ojos Roma, la cabeza del orbe; y aunque el valor romano vencedor, se desposó contigo, al fin el floreciente pueblo de los godos, después de haberte alcanzado, te arrebató y te armó, y goza de ti lleno de felicidad entre las regias ínfulas y en medio de abundantes riquezas"
EPITAFIO FERNANDO III DE CASTILLA
AQUI YACE EL MUY ONRADO HERNANDO SEÑOR DE CASTIELLA, E DE TOLEDO, E DE LEON, E DE GALICIA, DE SEVILLA, DE CORDOVA, DE MURCIA, DE JAHEN, EL QUE CONQUISSO TODA España, EL MAS LEAL, EL MAS VERDADERO, EL MAS FRANCO, EL MAS ESFORZADO, EL MAS APUESTO, EL MAS GRANADO, EL MAS SOFRIDO, EL MAS HOMILDOSO, EL QUE MAS TEMIE A DIOS, EL QUE MAS LE FAZIE SERVICIO, EL QUE QUEBRANTO E DESTRUYO A TODOS SUS ENEMIGOS, EL QUE ALZO E ONRO TODOS SUS AMIGOS, E CONQUISSO LA CIUDAD DE SEVILLA, QUE ES CABEZA DE TODA ESPAÑA, E PASSO EN EL POSTRIMERO DIA DE MAYO, EN LA ERA DE MIL E CC E NOVENTA”
GUZMAN EL BUENO
“ No engendré hijo que fuese contra mi tierra. Haced lo que tengáis que hacer. ¿ Queréis la villa? No puedo entregaros lo que no es mío, sino del Rey mi Señor, al que rendí homenaje. ¡ tomad mi puñal ¡ “
Decreto de expulsión de los judíos españoles (1492)
Los Reyes Fernando e Isabel, por la gracia de Dios, Reyes de Castilla, León, Aragón y otros dominios de la corona, al príncipe Juan, los duques, marqueses, condes, órdenes religiosas y sus Maestres, señores de los Castillos, caballeros y a todos los judíos hombres y mujeres de cualquier edad y a quienquiera esta carta le concierna, salud y gracia para él.
Bien es sabido que en nuestros dominios, existen algunos malos cristianos que han judaizado y han cometido apostasía contra la santa fe Católica, siendo causa la mayoría por las relaciones entre judíos y cristianos. Por lo tanto, en el año de 1480, ordenamos que los judíos fueran separados de las ciudades y provincias de nuestros dominios y que les fueran adjudicados sectores separados, esperando que con esta separación la situación existente sería remediada, y nosotros ordenamos que se estableciera la Inquisición en estos dominios; y en el término de 12 años ha funcionado y la Inquisición ha encontrado muchas personas culpables además, estamos informados por la Inquisición y otros el gran daño que persiste a los cristianos al relacionarse con los judíos, y a su vez estos judíos tratan de todas maneras a subvertir la Santa Fe Católica y están tratando de obstaculizar cristianos creyentes de acercarse a sus creencias.
Estos Judíos han instruido a esos cristianos en las ceremonias y creencias de sus leyes, circuncidando a sus hijos y dándoles libros para sus rezos, y declarando a ellos los días de ayuno, y reuniéndoles para enseñarles las historias de sus leyes, informándoles cuando son las festividades de Pascua y como seguirla, dándoles el pan sin levadura y las carnes preparadas ceremonialmente, y dando instrucción de las cosas que deben abstenerse con relación a alimentos y otras cosas requiriendo el seguimiento de las leyes de Moisés, haciéndoles saber a pleno conocimiento que no existe otra ley o verdad fuera de esta. Y así lo hace claro basados en sus confesiones de estos judíos lo mismo a los cuales han pervertido que ha sido resultado en un gran daño y detrimento a la santa fe Católica, y como nosotros conocíamos el verdadero remedio de estos daños y las dificultades yacían en el interferir de toda comunicación entre los mencionados Judíos y los Cristianos y enviándolos fuera de todos nuestros dominios, nosotros nos contentamos en ordenar si ya dichos Judíos de todas las ciudades y villas y lugares de Andalucía donde aparentemente ellos habían efectuado el mayor daño, y creyendo que esto sería suficiente de modo que en esos y otras ciudades y villas y lugares en nuestros reinos y nuestras posesiones sería efectivo y cesarían a cometer lo mencionado. Y porque hemos sido informados que nada de esto, ni es el caso ni las justicias hechas para algunos de los mencionados judíos encontrándolos muy culpables por lo por los susodichos crímenes y transgresiones contra la santa fe Católica han sido un remedio completo obviar y corregir estos delitos y ofensas. Y a la fe Cristiana y religión cada día parece que los Judíos incrementan en continuar su maldad y daño objetivo a donde residan y conversen; y porque no existe lugar donde ofender de mas a nuestra santa creencia, como a los cuales Dios ha protegido hasta el día de hoy y a aquellos que han sido influenciados, deber de la Santa Madre Iglesia reparar y reducir esta situación al estado anterior, debido a lo frágil del ser humano, pudiese ocurrir que podemos sucumbir a la diabólica tentación que continuamente combate contra nosotros, de modo que, si siendo la causa principal los llamados judíos si no son convertidos deberán ser expulsados del Reino.
Debido a que cuando un crimen detestable y poderoso es cometido por algunos miembros de algún grupo es razonable el grupo debe ser absuelto o aniquilado y los menores por los mayores serán castigados uno por el otro y aquellos que permiten a los buenos y honestos en las ciudades y en las villas y por su contacto puedan perjudicar a otros deberán ser expulsados del grupo de gentes y a pesar de menores razones serán perjudiciales a la República y los más por la mayoría de sus crímenes sería peligroso y contagioso de modo que el Consejo de hombres eminentes y caballeros de nuestro reinado y de otras personas de conciencia y conocimiento de nuestro supremo concejo y después de muchísima deliberación se acordó en dictar que todos los Judíos y Judías deben abandonar nuestros reinados y que no sea permitido nunca regresar.
Nosotros ordenamos además en este edicto que los Judíos y Judías cualquiera edad que residan en nuestros dominios o territorios que partan con sus hijos e hijas, sirvientes y familiares pequeños o grandes de todas las edades al fin de Julio de este año y que no se atrevan a regresar a nuestras tierras y que no tomen un paso adelante a traspasar de la manera que si algún Judío que no acepte este edicto si acaso es encontrado en estos dominios o regresa será culpado a muerte y confiscación de sus bienes.
Y hemos ordenado que ninguna persona en nuestro reinado sin importar su estado social incluyendo nobles que escondan o guarden o defiendan a un Judío o Judía ya sea públicamente o secretamente desde fines de Julio y meses subsiguientes en sus hogares o en otro sitio en nuestra región con riesgos de perder como castigo todos sus feudos y fortificaciones, privilegios y bienes hereditarios.
Hágase que los Judíos puedan deshacerse de sus hogares y todas sus pertenencias en el plazo estipulado por lo tanto nosotros proveemos nuestro compromiso de la protección y la seguridad de modo que al final del mes de Julio ellos puedan vender e intercambiar sus propiedades y muebles y cualquier otro artículo y disponer de ellos libremente a su criterio que durante este plazo nadie debe hacerles ningún daño, herirlos o injusticias a estas personas o a sus bienes lo cual sería injustificado y el que transgrediese esto incurrirá en el castigo los que violen nuestra seguridad Real.
Damos y otorgamos permiso a los anteriormente referidos Judíos y Judías a llevar consigo fuera de nuestras regiones sus bienes y pertenencias por mar o por tierra exceptuando oro y plata, o moneda acuñada u otro articulo prohibido por las leyes del reinado.
De modo que ordenamos a todos los concejales, magistrados, caballeros, guardias, oficiales, buenos hombres de la ciudad de Burgos y otras ciudades y villas de nuestro reino y dominios, y a todos nuestros vasallos y personas, que respeten y obedezcan con esta carta y con todo lo que contiene en ella, y que den la clase de asistencia y ayuda necesaria para su ejecución, sujeta a castigo por nuestra gracia soberana y por la confiscación de todos los bienes y propiedades para nuestra casa real y que esta sea notificada a todos y que ninguno pretenda ignorarla, ordenamos que este edicto sea proclamado en todas las plazas y los sitios de reunión de todas las ciudades y en las ciudades principales y villas de las diócesis, y sea hecho por el heraldo en presencia de el escribano público, y que ninguno o nadie haga lo contrario de lo que ha sido definido, sujeto al castigo de nuestra gracia soberana y la anulación de sus cargos y confiscación de sus bienes al que haga lo contrario.
Y ordenamos que se evidencie y pruebe a la corte con un testimonio firmado especificando la manera en que el edicto fue llevado a cabo.
Dado en esta ciudad de Granada el Treinta y uno día de marzo del año de nuestro señor Jesucristo de 1492.
Firmado Yo, el Rey, Yo la Reina, y Juan de la Colonia secretario del Rey y la Reina quien lo ha escrito por orden de sus Majestades.
LA SANTA HERMANDAD
La Santa Hermandad fue una corporación compuesta por grupos de gente armada, pagados por los concejos municipales, para perseguir a los criminales. Fue instituida por Isabel la Católica en las Cortes de Madrigal de 1476 (siglo XV), unificando las distintas Hermandades que habían existido desde el siglo XI en los reinos cristianos. Algunos estudios lo consideran el primer cuerpo policial de Europa sometido a cierta organización y administración gubernamental. Fue disuelta en el año 1834, en que por el Estamento de Próceres votado en Cortes fue decretada su extinción total, habiendo sido para entonces reemplazada por la Superintendencia General de Policía creada en 1824 como órgano director de la Policía General del Reino, con el precedente del Ministerio de Policía General establecido por José Bonaparte. En su conjunto, podrían ser consideradas como antecedentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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