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Tema: El polémico episodio del Revenge: la gesta de Alonso de Bazán

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    El polémico episodio del Revenge: la gesta de Alonso de Bazán



    Pintura del Revenge con Grenville, en medio de la batalla contra Alonso de Bazán - W.H. OVEREND

    El polémico episodio del Revenge: la gesta de Alonso de Bazán que los ingleses quieren escamotear a España

    El combate de la isla de Flores, acaecido el 9 de septiembre de 1591, fue una de las acciones más célebres de la pugna por el dominio del Atlántico, en la que 55 navíos españoles sorprendieron y ahuyentaron a otros 22 británicos en las Azores

    Israel Viana

    MADRID Actualizado:09/01/2020


    Uno de los episodios más controvertidos y célebres de la larga pugna que sostuvieron España e Inglaterra por el dominio del Atlántico, entre 1568 y 1604, es el combate de la isla de Flores acaecido el 9 de septiembre de 1591. Un total de 55 navíos españoles al mando de Alonso de Bazán sorprendieron y ahuyentaron a otros 22 británicos a cargo de Thomas Howard, conde Suffolk, que intentaba apoderarse de la gran y muy rica Flota de Indias a su paso por las Azores.

    Para la Marina inglesa supuso un duro revés que le costó la vida de uno de sus navíos más célebres, el Revenge, insignia de Francis Drake, saqueador nato y eterno dolor de cabeza para la Monarquía hispánica en el siglo XVI. La valiente e infructuosa defensa del famoso galeón fue protagonizada por Richard Grenville, en un episodio polémico que ha sido valorado de muy distinta forma dependiendo de quién lo contara. Pero, ¿fue un acto heroico el del capitán inglés contra los españoles o, por el contrario, una brillante operación del marino español Alonso de Bazán que la historiografía británica ha querido arrebatar a España?

    El combate de la isla de Flores ha sido, efectivamente, cantado por los poetas más importantes de Gran Bretaña, a pesar de haber acabado en derrota. Aún así, ha pasado a los anales de la Royal Navy como una de las acciones más asombrosas de su dilatada y gloriosa historia. En el manual de « Historia general de España», publicado por el historiador Modesto Lafuente en 1850, el punto de vista sobre los acontecimientos es muy diferente: «En 1591, fue enviada a las Azores una flota inglesa de cincuenta velas al mando del conde de Cumberland, con el objetivo de esperar a las naves españolas que venían de las Indias y apoderarse de ellas. Pero descubierta y embestida por los galeones de don Alonso de Bazán, que había salido de Ferrol para darle caza, varios de sus navíos fueron echados a pique, quedando otros muy maltratados y huyendo el de Cumberland a favor de un recio temporal y de las sombras de la noche».

    Un enfoque muy parecido es el que mantiene hoy el escritor e historiador Víctor San Juan en su último libro «Veintidós derrotas navales de los británicos», reeditado ahora por Renacimiento y en el que recoge este y otros episodios de la todopoderosa Royal Navy. «La historiografía inglesa ha pretendido siempre devaluar la pérdida del Revenge, minorándola como un combate individual. Es decir, una excepción a la regla que se saldó con un heroico pero adverso resultado. Cuando, en realidad, no es más que la parte más llamativa de una emboscada planificada con todo cuidado por los victoriosos marinos británicos [...]. Pero, en esta ocasión, los españoles y los portugueses fueron capaces de reaccionar, poniendo en fuga a sus enemigos y tomándoles el navío más importante de su escuadra. Una completa derrota inglesa que la Historia ha tratado de escamotear», defiende el autor.


    La última batalla del Revenge, según la pintó a comienzos del siglo XX - WIKIPEDIA

    El Revenge, contra España

    ¿Qué ocurrió realmente? ¿Se pueden mantener ambas versiones del mismo hecho? En 1591, los ingleses creían que España había perdido definitivamente su predominio en el mar. Por esta razón armaron una flota en nombre de la Reina Isabel I con la que interceptar a la flota española que transportaba el tesoro de las Indias. El Revenge era uno de los seis galeones fuertemente armados, y con un desplazamiento superior a las 500 toneladas, que enviaron. Los otros eran el Defiance, Sans Pareil, Bonaventure, Lion y Prévoyance. Y al mando de todos ellos, Howard, un viejo conocido por su participación en varios asaltos y batallas contra los españoles.

    Entre sus filas se encontraba el mencionado Grenville, encargado en ese momento de capitanear el Revenge. A esas alturas, este célebre galeón inglés ya había protagonizado, durante sus 15 años de vida, las más notables campañas de la contienda anglo-española: el desembarco de Dingle en 1579, el ataque a Cádiz en 1587, la propia campaña de la Armada Invencible al año siguiente y la Contraarmada de 1589, para terminar con esta emboscada de las Azores en 1591.

    Era un navío de 40 metros de eslora y casi diez de manga, que estaba armado con menos de medio centenar de cañones. Esas características le dotaban de una gran rapidez y maniobrabilidad para lo que era habitual en la época, lo que le hacía destacar del resto de barcos de guerra. Grenville, por su parte, era un veterano soldado, armador y miembro del Parlamento inglés que, veinte años antes, había peleado contra los turcos en Centroeuropa. Y que, una década antes, se había marchado al Nuevo Mundo para conocer las incipientes colonias americanas. «En 1588 aportó tres barcos a la campaña contra la Armada Invencible y ahora recogía el fruto de su generosidad, aún cuando, como marino y corsario, su única cualidad destacable fuera haber desarrollado, con los años, un odio visceral hacia los españoles que acabaría por sellar su final y el del Revenge», defiende San Juan.

    El cazador cazado


    Los ingleses estuvieron seis meses esperando en las Azores el paso de la Flota de Indias. Teniendo noticias de su plan, los españoles hicieron sus propios preparativos para salir a la caza de estos. Alonso de Bazán dio mandó a la armada que salió en su búsqueda. Estaba constituida por un importante núcleo de 16 galeones y cinco navíos de propiedad de la Corona que tenían un porte global de 12.490 toneladas y estaban armados con 448 piezas de artillería. A estos se sumaron otros 12 navíos, cinco pataches, seis zabras y una carabela de particulares que disponían de 274 piezas de artillería más. Y dentro de todos estos barcos, 7.200 hombres entre marineros e infantería.

    El 30 de agosto de 1591, los británicos vieron aparecer un mar de velas en el horizonte que creyeron que era la esperada Flota de Indias. No se percataron de que, en realidad, era la potentísima escuadra de Alonso de Bazán que España había conseguido armar tan solo tres años después del desastre de la Armada Invencible. Pero como la desproporción de fuerzas era evidente, Howard salió con sus naves intentando ganar barlovento a la derecha de los españoles, para evitar el abordaje, y huyó a toda vela mientras era perseguido a cañonazos por las naves españolas hasta que cayó la noche. Una decisión urgente de los británicos, que sabían que el cazador tenía todas las papeletas de ser cazado.

    Algo debió pasar por la cabeza de Grenville, el héroe inglés del combate de las Flores, la isla más meridional de la Azores, puesto que desoyó las órdenes de sus superiores y, en vez de poner pies en polvorosa , decidió mantener la posición y enfrentarse a los españoles él solo. Una decisión a todas luces irracional, en la que el vicealmirante inglés se erigió en algo así como el David que quería enfrentarse a Goliat. Las crónicas inglesas hablan de un «alarde de gallardía», aunque más bien parecía un kamikaze.

    Grenville, solo en la batalla

    Cuando comenzó el fuego del Revenge, Bazán ordenó a parte de su escuadra que se lanzara con todas sus fuerzas al ataque para acabar cuanto antes con el famoso navío. Y mientras, envió a los galeones San Pablo, San Martín, San Felipe y San Bartolomé, además de a otros ocho filibotes, a la persecución del resto de la armada británica para impedir que huyera. Grenville siguió enfrentándose solo a los españoles, incluso cuando los buques que le escoltaban también habían abandonado sus posiciones dejándole solo.

    Algunas crónicas inglesas cuentan que el Reveng, al iniciar el combate, hundió un barco e inutilizó a otro. «Para que un galeón mediano de solo 50 cañones hunda fulminantemente a una embarcación –explica San Juan–, es que esta era pequeña y ligera. Cabe conjeturar que se tratara de las zabras y los pateches de vanguardia de la armada española, que entretuvieron combatiendo al ardoroso Grenville lo suficiente como para que llegaran buques mayores a hacerle frente».

    Finalmente no hubo victoria para los ingleses que, asediados como estaban por todos los flancos, cayeron bajo las tropas españolas. Como era de esperar, el Revenge fue capturado al anochecer después de haber sido rodeado por tres galeones españoles. Grenville arrió la bandera y fue abordado por los navíos de la armada española. Su barco estaba completamente desarbolado, con la obra muerta desecha, el casco en muy mal estado y casi la mitad de sus defensores muertos o gravemente heridos. Entre ellos, el mismo vicealmirante «suicida» que había caído de un arcabuzazo. Fue apresado y falleció pocas horas después a bordo del San Pablo. Según se cuenta en «Veintidós derrotas navales de los británicos», sus últimas palabras fueron: «He terminado mi vida como debe hacerlo un auténtico soldado que ha luchado por su patria, su reina, su religión y su honor».

    Por parte española fallecieron aproximadamente 100 soldados y marineros debido al hundimiento del galeón Ascensión y la capitana de Coutinho. No obstante, aquel día España demostró a la Reina Isabel I que no estaba dispuesta a sufrir más el pillaje de sus infames corsarios. Además, el Revenge pasó a izar el pabellón del Rey Felipe en compañía del San Juan y La Caridad. Pero, quién lo iba a decir, como si el galeón inglés no soportara servir al enemigo, a los cinco días de su captura se hundió a causa de un temporal.

    Así concluye el polémico episodio de la captura del Revenge que los británicos, contándolo como un episodio asilado de la guerra anglo-española, quisieron maquillarlo como un acto heroico y puntual de Richard Grenville a lo largo de estos cuatro siglos transcurridos. Siempre quisieron que aquella acción rematara la existencia de uno de los buques importantes de la historia naval inglesa.



    https://sevilla.abc.es/historia/abci...0_noticia.html



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    Re: El polémico episodio del Revenge: la gesta de Alonso de Bazán

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    Combate de Isla Flores: pérdida del galeón Revenge

    29 octubre, 2020

    Por José Ignacio González-Aller Hierro. Revista de Historia Naval, 2012 titulado originalmente: Combate de Isla Flores. 8 de septiembre de 1591. Artículo reproducido con permiso de dicha publicación. Transcripción digital realizada por Todo a Babor.


    Introducción

    Bien es sabido que el fracaso de la Gran Armada, organizada por Felipe II para invadir Inglaterra en 1588, no supuso a corto plazo la quiebra del poder naval ibérico y menos aún provocó su repliegue en Europa -eso vendrá parcialmente tras el combate de las Dunas (1639) y la separación definitiva de Portugal (1640)- al desaparecer la hegemonía hispánica, como lo demostraron las sucesivas armadas puestas en la mar contra Inglaterra, Países Bajos y Francia, o para mantener abiertas las rutas marítimas del Imperio.

    Las calamidades que asolaron los campos yermos de España durante la década de 1590, la disminución de la población por las continuas levas, la miseria general ocasionada por la elevación de impuestos, entre otros males, no fueron suficientes para doblegar la firme voluntad del rey Felipe; este siguió constituyendo la gran amenaza que pesaba sobre la reina Isabel y sus súbditos.


    Retrato de Alonso de Bazán, hermano de Álvaro de Bazán, primer marqués de Santa Cruz y uno de nuestros más grandes marinos.

    Inglaterra, por su parte, persistía en la idea de yugular el poder español mediante ataques a las flotas de Indias, para hostigar el comercio marítimo, pieza capital para mantener la hegemonía española en Europa.
    Pasado el riesgo de que para España había supuesto la incursión inglesa sobre la Coruña y Lisboa (1589), la armada del Océano reunida en Santander desde el regreso de la jornada de Inglaterra en septiembre y octubre de 1588, tras ser rehabilitada, salió a la mar el 22 de julio de 1589 al mando de Alonso de Bazán para proteger la llegada de los navíos que regresaban a la Península. En noviembre del mismo año pasó a Ferrol para efectuar reparaciones.

    Las obras de rehabilitación de la Armada del Océano avanzaban lentamente, cuando en 1590 llegaron a oídos de Felipe II las noticias de los preparativos ingleses de asestar un nuevo golpe a España, esta vez a cargo de Lord Thomas Howard, con la idea de interceptar las flotas de Indias en su recalada en las Azores.
    En efecto, el inglés partió de Plymouth a principios de abril de 1591 con 22 navíos (1), y alcanzó las Azores un mes más tarde.

    Galeón inglés «The Revenge». Rupert Sargent Holland. 1926. Esta era una de las mejores unidades con que contaba la marina real inglesa.

    Para hacer frente a esta amenaza, el monarca designó a laArmada del Océano al mando de Alonso de Bazán. Salió de Ferrol el 12 de agosto con 63 buques (2) y fondeó en Angra el 20 siguiente.

    El 8 de septiembre sorprendió a Howard a la altura de la isla de Flores, forzándole al abandono precipitado de las aguas de archipiélago, con lo que salvó las flotas (3) como podrá comprobar el lector mediante la documentación que sigue.

    La armada de Alonso de Bazán arribó a Lisboa el 10 de octubre muy maltratada por los temporales, e inmediatamente Marcos de Aramburo fue destacado hacia el golfo de Cádiz para escoltar las flotas fondeadas en Lisboa (4).


    Retrato de Sir Richard Grenville (1541?-1591). National Maritime Museum, Greenwich, Londres. Caird Fund. Este fue el comandante del Revenge en 1591.


    Documento 1

    Relación de los navíos que van en el Armada de Su Majestad este año de 1591, de que va por general don Alonso de Bazán, y las toneladas que tienen de porte, y de la gente de guerra y mar que van en ellos.

    Relación anónima. 1591, julio, 27, Ferrol.

    Galeones principales


    Escuadra del capitán general Toneladas Gente de guerra Gente de mar Número de todo
    De su Majestad Galeón San Pablo, capitana general 1.480 320 200 520

    Galeón San Martín 1.100 276 154 430

    Galeón San Felipe 1.480 223 110 333

    Galeones de la Corona de Castilla, del cargo de Marcos de Aramburu



    Escuadra del capitán general Toneladas Gente de guerra Gente de mar Número de todo
    De su Majestad Galeón San Cristóbal, capitana 700 166 90 256

    Galeón San Phelipe y Santiago 530 92 79 171

    Galeón San Juan s/d s/d s/d s/d

    Colorado 530 100 79 179

    GaleónSantiago, el Mayor 530 117 72 189

    Galeón San Medel 530 107 68 175

    Galeón San Pedro 530 105 69 164 (sic)

    GaleónAscensión 530 111 69 180

    Escuadra de Antonio de Urquiola



    Nao Nuestra Sra. del Juncal 773 123 133 256

    Nave María Rosa 503 98 109 207

    La Concepción, de Lazón 684 104 100 204

    La Magdalena 530 100 95 295 (sic)

    Navío Santa Bárbara 525 109 84 193

    Nao Spíritu Santo 384 72 81 153

    Escuadra de don Bartolomé de Villavicencio


    De su majestad Galeón Santo Thomás 776 167 152 319

    Nave Begoña Spínola 300 108 91 199

    Galeón Santiago, de Portugal 520 117 83 200

    Galeón San Cristóbal, de Portugal 250 (sic) 81 51 132

    Galeón San Bernabé, de Portugal 352 100 99 199

    Filibote León Rojo 200 65 22 87

    Escuadra de Sancho Pardo


    De su majestad Galeón San Andrés 1.056 175 148 323

    Nave Santa María la Blanca 720 99 92 191

    Nave Begoña, la menor 750 85 80 165

    Nave Ascensión, gallega 531 99 74 173

    Filibote Caballero de la Mar 190 53 34 87

    Escuadra de Martín de Bretendona (sic)



    Galeón San Bernabé 876 150 95 245

    Nave Begoña, de Landecho 1.001 133 100 233

    Nave Nuestra Sra. del Pilar de Zaragoza 305 69 47 116

    Nave San Juan, de Carasa 300 60 55 115

    Navíos sueltos


    De su majestad Galeón San Francisco, de la Presa 200 35 21 56

    La Caridad, inglesa 200 60 43 103

    San Jorge 80 26 19 45

    El Matolín 80 20 18 38

    San Clemente 80 25 26 51

    Pataches y zabras que por ser pequeños no están arqueados



    Patache San Bernabé 20 15 35

    Patache San Salvador 15 21 36

    Patache San Pedro 15 20 35

    Patache Nuestra Sra. del Puerto 20 21 51 (sic)

    Patache La Concepción 20 18 38

    Patache gallego nombrado Santiago 20 20 40

    Zabra Santa Ana(sic)
    De su majestad Zabra Santa Catalina 15 15

    Zabra Santa Clara 18 18

    Zabra Esperanza 11 11

    Zabra Ntra. Sra. de Gracia 14 14

    Zabra Santa Ana de Solórzano 20 20

    Carabela Santiago 14 14

    Carabela Santiago 10 10

    CarabelaBuenaventura 6 6

    Carabela San Esteban 6 6

    Carabela Ntra. Sra. de Ayuda 7 7

    Carabela La Anunciada 6 6

    Carabela San Antonio 7 7

    Carabela Santa Ana 6 6


    20.709 4.060 3.197 7.257

    Que son por todos 55 navíos los que van en dicha armada, los 36 de ellos con quien se cuenta tienen de porte 20.709 toneladas, y los 19 pataches y carabelas y zabras, que por ser pequeños no se arquean, y con 4.060 soldados y 3.197 personas de mar, que todos hacen el número 7.257 personas a quien se dan los bastimentos contenidos en esta relación, en que habrán en ellos de cada género que entre partida irán a razón de lo por consumo, por las mermas y corrección que pueden, en esta manera:

    De bizcocho habrá en los 19.652 quintales para 160 días.
    Vino, hay en las 3.150 pipas para 170 días.
    De tocino, queso y pescado hay lo siguiente:

    • Tocino: 2.738 quintales.
    • Queso: 515 quintales.
    • Pescado cecial: 628 quintales.
    • Bacalao: 701 quintales.
    • Total: 4.782 quintales.

    […]
    Fecha en Ferrol, a 27 de julio de 1591.


    Después de hecha esta relación y aprestada la dicha armada, estando para hacerse a la vela, se le han agregado ocho filibotes que ha traído a su cargo de la ciudad de Lisboa don Luis Cousinho, en que hay ochocientos hombres de mar y guerra a los cuales se les ha hecho su provisión al respecto que a la demás gente.

    La galante defensa del Revenge de sir Richard Grenville. National Maritime Museum, Greenwich, Londres. Hay muchísimas obras pictóricas inglesas sobre esta batalla, ya que es tenida como una «gloriosa derrota».

    Documento 2


    Marcos de Aramburu a Felipe II. Llegada a Lisboa. Recibe orden de llevar las flotas hasta el cabo de San Vicente con cinco naos de la Armada.

    Carta de Marcos de Aramburu a Felipe II. 1591. Octubre, 10, Lisboa.

    Señor. Porque don Alonso de Bazán enviará a Vuestra Majestad relación del suceso de este viaje, me remito a ella, que por andar ocupado en dar cobro a estas naos y dar el príncipe Cardenal prisa al correo, no he podido enviar la particular mía.

    Han llegado estas naos casi cada una por su cabo con las lástimas que se avisan a Vuestra Majestad respecto los temporales que han corrido; y por parecer que no pueden salir todas a la mar, don Alonso de Bazán, habiéndolo comunicado con el conde de Fuentes y los generales de las escuadras y dado cuenta al príncipe Cardenal, ha acordado que con cinco naos de armada lleve yo hasta el cabo de San Vicente y Santa María todas las naos de las flotas que hay aquí, que son las de más importancia de las que han quedado, que yo voy a hacer con la buena voluntad que debo y procuraré trabajar en su apresto; como de aquí a cuatro días si hiciese tiempo saldré sin duda a la mar, y habiendo dejado las naos de la flota en salvo con la ayuda de Dios procuraré hacer el servicio que pudiere con mi vuelta.

    Y porque con el primero escribiré a Vuestra Majestad más largo dando cuenta de lo que me ha sucedido en el viaje y la buena voluntad que mostré de servir a Vuestra Majestad cuando se peleó con el enemigo, le guarde Dios y acreciente como desea y la Cristiandad ha menester. De Lisboa, a 10 de octubre de 1591. Marcos de Aramburu.

    «La batalla de Flores, 1591: Sir Richard Grenville y la última pelea del H.M.S. Revenge». Pintura de Norman Wilkinson

    Documento 3

    Relación de lo sucedido a la armada de Indias sobre la isla de Flores, en 9 de septiembre de 1591

    Carta anónima. 1591, octubre, c.11.

    Habiendo don Alonso de Bazán (5) entendido en la isla Tercera, donde llegó a los treinta de agosto, por los avisos que tenía el maestre de campo Juan de Urbina, que en las del Cuervo y Flores
    había cantidad de navíos ingleses, que podrían ser más de cuarenta, se fue luego la vuelta de ellas.

    Y por la contrariedad de los tiempos anduvo de una y otra vuelta entre San Jorge y la Graciosa hasta los siete de septiembre en la tarde que, teniendo viento en popa, navegó en seguimiento de su viaje.

    Ya en este ínterin había tenido relación más cierta de fray Cristóbal Ortiz, fraile franciscano, y Gonzalo García, piloto, que viniendo de La Habana los habían tomado en un navío de aviso de un Diego Márquez, y habían estado muchos días en la capitana de los enemigos, los cuales dieron no ser los navíos que había más de veinte y dos, y entre ellos seis galeones de la Reina grandes y uno pequeño, cuyo general es el conde Thomas Howard, hijo segundo del Duque de Norfolk (6), hombre mozo, y almirante Richard Grenville (7), gran corsario y de mucha estimación entre ellos.

    El último combate del Revenge. Charles Dixon. Después de 1934.

    A los ocho, día de Nuestra Señora, en la tarde, se hallaron los pilotos quince leguas de las Islas en su misma altura. Y habiendo don Alonso de Bazán tratado y conferido con el veedor general don Juan Maldonado, que va en el galeón capitana real, lo que convenía hacer, pues que se tenían avisos tan ciertos del enemigo, se acordó que se cargase de vela y se hiciese diligenciapara amanecer sobre ellos, pues el viento era fresco y ayudaba para ello, y que entrasen unas escuadras por medio y otras por ambos lados de las Islas, de manera que se pudiese cercar el enemigo por todas partes.

    Y habiéndose navegado algunas leguas en esta conformidad, el general Sancho Pardo envío a decir a don Alonso que llevaba rendido el bauprés de su galeón, que es uno de los de Santander, y no podía hacer fuerza de vela; y así convino templar todas las de la armada, por hacerle buena compañía y no dejarle solo donde andaban cruzando de una parte y otra navíos de enemigos, que fue causa de no poder amanecer sobre las Islas, sino a cosa de ocho leguas de ellas, con viento este fresco.

    Luego envió don Alonso de Bazán una zabra que fuese a reconocer lo que había en ellas, y orden al general Marcos de Aramburu que con los siete galeones de Castilla de su cargo entrase por medio, y con el capitán Garibay con la capitana de los pataches, y San Francisco, de la presa, y los filibotes León Rojo yCaballero de la Mar, que por todos eran once navíos, yendo él al mismo tiempo con el resto de la armada por el lado izquierdo de la de Flores, a fin de coger en medio los enemigos que se entendían habían de estar surtos en ella.

    Iban al lado del viento del galeón San Pablo, San Martín y San Felipe (8), y más al viento de don Luis Cuitiño con los ocho filibotes de su cargo. A la parte de sotavento iban los generalesMartín de Bertendona (9), Sancho Pardo y Antonio de Urquiola, y a la retaguardia, don Bartolomé de Villavicencio, que le tocaba hacer oficio de almirante general aquel día y semana.

    En esta orden iba navegando don Alonso de Bazán cuando la zabra que había ido a reconocer desde lejos hizo señal de haber visto enemigos, con izar y amainar cuatro veces la vela de gavia y tirar dos piezas.
    Y al mismo tiempo, hizo lo mismo Marcos de Aramburu que, viendo ir saliendo la armada enemiga de la isla de Flores la vuelta de la del Cuervo, tiró dos piezas enviando a decir a don Alonso cómo la había visto y que cargase en vela y le siguiesen, por él iba la vuelta de ellos.

    Luego envió don Alonso avisar a don Luis Cousinho de lo que había y orden de que le siguiese, dejando la primera derrota que se llevaba y él fue la vuelta de los enemigos. Y la escuadra de don Luis Cousinho que antes iba sobre el viento de toda la Armada, vino a quedarse a retaguardia.

    Los enemigos estacan surtos aquella mañana en la isla de Flores haciendo aguada, cuando tuvieron aviso de un patache suyo de la venida de la armada, y según después se entendió, creyeron ser las flotas, porque don Alonso previno a venir por la parte que hacen su navegación, para que los enemigos, juzgando ser ella, se viniesen a su armada; y así salieron la vuelta de ella con solas velas de gavia y trinquete, tomados los mayores.

    El número de ellos eran los veinte y dos que antes se había dicho y, entre ellos, seis galeones de la Reina, la capitana delante, tras ella las demás. Como fueron saliendo de la isla de Flores siguieron la vuelta de la del Cuervo por el barlovento de ella, dando el lado derecho a nuestra armada, y de esta manera fueron navegando procurando ganar el viento.

    En este tiempo iba nuestra armada cargando de vela y a orza cuanto se podía, procurando alcanzar a barloar las primeras naos de los enemigos.

    La pérdida del «Revenge». Grabado de Arthur Will y Oswald Brierley. 1881

    Serían las cinco de la tarde cuando, hallándose el general Marcos de Aramburu (San Cristóbal) (10) tan cerca que le empezaron a tirar con su artillería, arribó sobre ellos respondiendo con la suya,donde de una parte y otra se peleó gran rato, dándose muchas cargas de artillería, arcabucería y mosquetería sin poderse abordar con ninguna por haberle desaparejado su capitana, que era la que estaba más cerca de ellos, y rehusarlo los enemigos.

    Don Alonso de Bazán, que con el resto de la armada le iba siguiendo, hizo fuerza de vela, aunque la capitana general (galeón San Pablo) no se podía servir de la de gavia por haberse sentido aquel día el calcés del árbol mayor, que le estorbó; con todo, se acercó mucho a la capitana enemiga, y el galeón San Felipe, que es el mayor de los de Bilbao, en que iba el capitán don Claudio de Beamonte (11), llevando a su cargo, con su compañía, la del maestre de campo don Francisco de Toledo, y el general Bertendona en San Bernabé, que es el menor de los de Bilbao, fueron los que más pelearon.

    Y habiendo alcanzado los enemigos, don Claudio de Beamonte procuró abordar la capitana y, no pudiendo, le dio una gran carga de artillería y mosquetería y arcabucería muy cerca, que le hizo gran daño; y arribando sobre la almirante, que fiada en ser el mejor navío de vela de la armada se venía gallardeando, la abordó, y a la primera carga le echó dentro nueve o diez soldados, y no se habiendo aferrado con el arpeo sino con un cabo, se rompió y así se apartaron luego.

    En este tiempo llegó el general Martín de Bertendona, y abordando la misma almiranta se aferró también con ella, que no pudo desasírsele por echarle el arpeo.

    Esto fue ya al anochecer, y la capitana y demás navíos enemigos, viendo lo que se le acercaba nuestra capitana y otras naos, largando las velas mayores y amollando en popa, se pusieron en huida desordenadamente, habiendo recibido mucho daño.

    El navío Renvenge, insignia de Drake, en Gravelinas (8 de agosto de 1588). Estampa coloreada por don Law, basada en pintura de O.W. Brierly y publicada por Arthur Lucas, Londres, 1882. Museo Naval de Madrid (nº de inventario 4607)

    Don Alonso de Bazán fue siguiéndolas, llevando a su lado el galeón San Martín, en que iba el maestre de campo Gaspar de Sousa, y otros navíos, y si la noche no sobreviniera luego y tan oscura que por perderse de vista los huyo de dejar, sin ninguna duda se tomaran algunas más naos, a lo menos la capitana, por ser un navío de vela; la cual, según se entendió cuando don Alonso volvió a la Tercera, del capitán Quesada y del alférez don Juan de Buitrón y demás personas que estaban en la villa de la playa, los cuales dijeron que a aquella isla había venido un barco de la de San Jorge, la gente del cual les había dado nueva que viniendo sola la capitana del enemigo, a quien ellos conocían muy bien, a embestir en tierra en la dicha isla de San Jorge por salvar la gente, la vieron irse a fondo sin escapar nadie; y esta misma nueva confirmó un navío francés que viniendo a la dicha isla Tercera de la de San Miguel encontró con diez navíos de los ingleses, los cuales le dieron que dejaban perdidas su capitana y almiranta y ellos iban maltratados.


    Mapa de los movimientos de las escuadras españolas e inglesa en la Isla Flores. Ilustración de Todo a babor.

    Y habiéndose estos navíos un día cerca de la isla Tercera siguieron su viaje de vuelta de la del norte y no se habían visto más.

    Don Alonso volvió a recoger su armada y a dar calor al general Bertendona, que todavía estaba abordado con la almiranta costado con costado, por la parte izquierda de ella. La gente de la cual, a la primera carga que se les dio, se metieron debajo de los castillos de popa y proa y de las jaretas, de donde tiraban su artillería y mosquetería, echando bombas y artificios de fuego.

    De los soldados que había echado dentro don Claudio mataron los siete, y tres lo hicieron tan bien que pelearon hasta que cuando llegó Bertendona se metieron en su nao, de donde no se les echaba gente dentro por la oscuridad de la noche.

    Marcos de Aramburu (San Cristóbal) llegó a ayudarle y abordando con su proa la popa del enemigo echó alguna gente sobre el alcázar, que tomando la bandera y otras cosas y matando algunos ingleses llegaron hasta el árbol mayor; maltratósele tanto la nao, desahaciéndosele toda la proa hasta el agua, que se hubo de alargar, y encendiendo fanales se estuvo junto a ellos haciendo llegar su almiranta y otras.

    El galeón Ascensión, en que iba el capitán don Antoniu Manrique (13), se abordó por la proa del enemigo y de Bertendona. Después llegó don Luis Cousinho (14) y se abordó por junto a don Antonio Manrique, y todos estuvieron tirando toda la noche, desaparejando el navío, sin dejar entrar gente por la confusión que podría haber con la oscuridad; y con todo, el enemigo no cesaba de echar sus fuegos y tirar de cuando en cuando.
    Don Alonso de Bazán se anduvo de una vuelta y otra recogiendo todas las naos, y ordenándolas se anduviesen alrededor de las aferradas. Y así se entre tuvo hasta que amaneció, que ya entonces estaba la almiranta deshecha y sin árboles, y se rindió.

    El galeón Ascensión y la urca capitana de don Luis Cousinho se trataron tan mal uno con otro y con el galeón del enemigo que ambos se fueron a fondo, la Ascensión allí luego, salvándose don Antonio Manrique y casi toda su gente y marineros en la nao de Bertendona; la de don Luis Cousinho otro día, habiéndose sacado toda la gente de ella.

    Ataques sucesivos al galeón Revenge por parte de los navíos españoles, desde la tarde del 9 hasta la amanecida del 10 de septiembre de 1591, sobre la isla Flores, viento fresco del este. Ilustración de Todo a babor.

    Este galeón almiranta es de los mejores que había en Inglaterra; llamábanle La Venganza (Revenge) (15), sirvió de capitana a Drake cuando vino a La Coruña, y cuando fue a Santo Domingo, Cádiz y Lisboa.
    Trae cuarenta y dos piezas de artillería de bronce, sin tres que había dado a otro navío pocos días había; las veinte de la cubierta baja de 40 hasta 60 quintales, y los veinte y dos de 20 hasta 30, toda buena.

    El almirante, de los mayores marineros y corsario de Inglaterra, gran hereje y perseguidor de católicos. Hízole traer don Alonso de Bazán a su capitana, donde por venir herido de un arcabuzazo en la cabeza le hizo curar y regalar, haciéndose buen tratamiento y consolándose de su pérdida; más la herida eran tan peligrosa que murió otro día.

    De 250 hombres que traía el navío quedaron 100, los más de ellos heridos, que se han repartido entre todos los de la armada. No había entre ellos persona de cuenta, sino un caballero mozo que no es soldado ni marinero y el capitán de la infantería y nao, y otro que mataron, que era marinero.

    De nuestra parte huyo algunos heridos; muertos fueron menos de 100, con los que se ahogaron en la Ascensión, que fueron los más. Murieron los capitanes Luis de San Juan y don Jorge Proaño.

    La armada enemiga recibió muchas y grandes cargas así de artillería como la mosquetería y arcabucería, particularmente la capitana, a quien se le hizo mucho daño de San Cristóbal, deCastilla y San Felipe.

    Púsose en huída desordenadamente, yendo unos la vuelta de poniente y otros la de las islas valiéndose de la oscuridad de la noche, y otras por diferentes caminos, de que hasta ahora no hay nueva se hayan juntado ni vístose más que uno muy lejos bordeando, y aunque se ha ido con el armada más de 40 leguas por la parte que han de venir las flotas, llevando navíos ligeros por los lados apartados a ocho leguas del armada para descubrirlos, demás de otros que se han enviado más adelante para este efecto.


    El galeón inglés Revenge, rendido sobre la isla de Flores. Armada española desde la unión de los reinos de Castilla y de Aragón, Cesáreo Fernández Duro, Madrid, 1897

    En su día, publicamos en Todo a babor la relación de este combate, según un legajo del Archivo del Museo Naval. Dicho documento es prácticamente igual al que hemos relatado como número 3, excepto en algunas partes, como el final, que viene más detallado y que añadimos a continuación:

    Habiendo don Alonso de Bazán roto y desbaratado el enemigo, dado cobro a los heridos, limpiado las Islas y recogido su armada, siguió con ella más de 40 leguas adelante de ellas por la parte que habían de venir las flotas, llevando por los lados a ocho leguas de ella navíos ligeros para descubrirlas demás de otros que estaban adelante; habiendo también ordenado que la nao almiranta presa se arbolase lo mejor que se pudiese con posavergas que se traen de respeto, para llevarle en su compañía a España por ser tan buen navío como se ha dicho y traer tan buen artillería, alguna de la cual se sacó para que pudiese andar mejor, por avene arrasado el tiempo de pelear todas las obras muertas.

    Don Alonso volvió de otro bordo a la isla de Flores, la cual vino a reconocer a los dieciocho de septiembre Antonio Navarro, general de la flota de Nueva España, con once navíos, habiéndose apartado con temporal del general Diego de la Rivera, cuyo almirante venía con Navarro. Y así se juntaron luego con la armada, habiéndole don Alonso socorrido la necesidad que traían de bastimentos.
    A los 23 de dicho llegó sobre las dichas Islas Aparicio de Artiaga, almirante de Antonio Navarro, que se había quedado con Diego de la Rivera. Traía a su cargo cuarenta y nueve navíos, por haberse ido a fondo el dicho Diego de la Rivera en su nao, la cual asimismo recogió don Alonso. Las flotas venían divididas y a dar en las manos de los enemigos como lo podían desear, pues por la mala orden en que vienen y la buena que trae el enemigo tomaran la mayor parte si la armada de Su Majestad no le hubiera roto y desbaratado.

    AGM (MS. 2518, doc. 52 de la Colección «González-Aller»)

    Documento 4

    Fue buena la resolución adoptada por Su Majestad de destacarle a las Azores, pues gracias a la oportunidad de su llegada se salvaron las flotas de Indias. Daños importantes sufridos por los enemigos. Propuesta de mercedes a los generales Bertendona, Coutinho y Aramburu, y a los capitanes Beaumont y Manrique.

    Carta de Alonso de Bazán a Felipe II. 1591, Octubre, 12, Lisboa.

    Señor. Desde la Tercera escribí a Vuestra Majestad mi llegada a aquella isla y cómo iba la vuelta de las de Flores y el Cuervo en busca de los ingleses que allí estaban y a cumplir lo que Vuestra Majestad me había ordenado. Todo lo sucedido allí mandará Vuestra Majestad ver, siendo servido, por la relación que va con esta.
    Y la resolución que Vuestra Majestad mandó tomar de que esta armada fuese a las islas a asegurar las flotas fue tan bien considerada como lo son todas las que Vuestra Majestad resuelve, porque sin duda, como el suceso lo ha mostrado, si no fuera, por el buen paraje en que los enemigos se habían puesto y buena orden que tenían, hubieran tomado y robado todas o la mayor parte de ellas.

    Y fue buena la diligencia y brevedad con que procuré llegar, porque poco más que tardara, no solamente se aseguraban las flotas más se perdiera la ocasión del buen suceso que allí tuve en la buena ventura de Vuestra Majestad en desalojar, desbaratar y poner en huida al enemigo con tanto daño suyo que no fue pequeño y de poca consideración, pues se les tomó la almiranta y perdieron la capitana y en las demás recibieron mucho daño como más particularmente lo dirá a Vuestra Majestad Bartolomé de Aguilar y Anaya si fuere servido oírle.
    A los generales Bertedona, don Luis Coutinho y Marcos de Aramburu, suplico a Vuestra Majestad me haga merced de honrarles y mandar que se haga con ellos alguna demostración de merced pues todos acudieron tan honradamente a sus obligaciones, y los mismo los capitanes don Claudio de Beaumont y don Antonio Manríquez, pues demás de que lo merecen es justo animar a que los demás se señalen en las ocasiones en que se ofrecieren. Dios guarde la Católica Real persona de Vuestra Majestad. De Lisboa, 12 de octubre 1591. Don Alonso de Bazán.


    Notas


    1. Los principales navíos y mandos ingleses a las órdenes de lord Thomas Howard eran los siguientes:
    2. Documento 1.
    3. Documento 3 y 4.
    4. Documento 2.
    5. Alonso de Bazán (?-1604). Hermano de don Álvaro, primer marqués de Santa Cruz. Participó en el bloqueo de la ría de Tetuán (1564), en Lepanto (1571) y en el socorro a Malta (1574). En 1588 mandaba la escuadra de galeras de Lisboa; con ellas contribuyó a rechazar la incursión de Norris y Drake en 1589. Tomó el mando de la escuadra del Mar Océano en Santander (1589) y con ella atacó a Howard en las Azores (1591).
    6. Thomas Howard (1561-1626). Se distinguió en el combate de las Gravelinas (8 de agosto de 1588) contra la Armada española del duque de Medina Sidonia, y fue armado caballero. Mandó la expedición enviada a las Azores en 1591 para interceptar la flota de Indias, donde fracasó. Tomó parte en la expedición inglesa en Cádiz (1596), y al año siguiente fue vicealmirante de una nueva incursión en las Azores, donde tampoco sería afortunado.
    7. Richard Greenville (¿1541?-1591). En 1585 mandó un escuadrón de sir Walter Raleigh que planeaba la fundación de la primera colonia en Virginia, pero no prosperó. Su heroico e incomprensible comportamiento al mando del Revenge constituye una leyenda para la Royal Navy.
    8. Los galeones San Pablo y San Felipe montaban 58 piezas de artillería cada uno y eran de gran porte con 1.480 toneladas. Una vez de regreso a España la armada del duque de Medina Sidonia, tras la campaña contra Inglaterra de 1588, el rey ordenó el 22 de noviembre de 1588 a Juan de Cardona la construcción urgente de 12 galeones, los «doce apóstoles», cuatro de Guipúzcoa, cuatro de Vizcaya y otros cuatro en las Cuatro Villas de la Costa de la Mar, por cuenta de la Real Hacienda; entre ellos estaban los dos citados. El San Pablo era capitana general en relevo del veterano galeón San Martín o Sao Martinho, construido en Portugal en lugar desconocido antes de 1574; de porte tenía unas 1.000 toneladas españolas de sueldo, 600 toneladas de Portugal; al parecer montaba 45 piezas de artillería de bronce desde el 1 de enero de 1591. Entre sus numerosos servicios, en 1574 había llevado al rey don Sebastián de Portugal en la infructuosa operación dirigida contra Marruecos, así como en la de 1578 que finalizó en Alcazarquivir. Al producirse la unión peninsular, pasó al servicio de Felipe II en 1581. Fue insignia de Álvaro de Bazán en las campañas de1582 y 1583 en las Azores, y en la de 1586 en seguimiento de Drake. Intervino señaladamente en la Jornada de Inglaterra, siendo capitana general del duque de Medina Sidonia. Una vez de regreso a Santander, como capitana de la armada del general don Alonso de Bazán tomó parte de la jornada de 1589 para proteger la llegada de los navíos que regresaban a la Península. En la de las Azores de 1591, ya sin la insignia de Bazán, iba al mando de Martín de la Serna y llevaba a bordo al maestre de campo Gaspar de Sousa. Fue devuelto a la corona de Portugal el 28 de enero de 1592, cuando se encontraba en Sevilla, y regresó a Lisboa ese mismo año. Sería desguazado en 1593 por su mal estado (Véase el vol. V de la Batalla del Mar Océano).
    9. Martín de Bertendona (?-1607). Tomó parte en el socorro de Middelburg (1574) y en la guarda de las costas de Portugal (1581). Se distinguió en la jornada de Inglaterra al mando de la escuadra de Levante (1588), en la defensa de la Coruña (1589) y en la campaña de las Azores (1591). Reforzó la guarnición española de Bretaña (1594) y después mantuvo las comunicaciones con la Península. Intervino en la fracasada expedición del conde de Santa Gadea contra Inglaterra (1597).
    10. Propuesto por Alonso de Bazán para una merced por su comportamiento (véase documento 4).
    11. También propuesto por Alonso de Bazán para una merced por su comportamiento (véase documento 4).
    12. El galeón La Asunción o La Ascensión o Asención fue construido y arqueado en el astillero de Guarnizo en abril de 1584 por Cristóbal de Barros. Era propiedad de Su Majestad. Porte: 530 toneladas de sueldo, 461 toneles machos. Arqueo 642 toneladas. Dimensiones: eslora: 30.98, manga: 8.60, puntal 5.45 m. En la jornada de 1591 montaba en total 21 piezas de artillería. Pertenecía a la escuadra de los seis galeones que al mando de Juan Martínez de Recalde se trasladó a Lisboa del 21 al 29 de junio de 1584, destinada a proteger las costas peninsulares y la recalada de las flotas de Indias. Llegó a Sanlúcar con la armada de la Carrera de Indias de Álvaro Flores el 25 de septiembre de 1587, al mando del capitán Sancho de Vallecilla. Mantuvo la conserva de la capitana San Cristóbal para trasladarse con la escuadra de Castilla desde Cádiz a Lisboa, donde llegó el 28 de abril de 1588. Participó en la Jornada de Inglaterra de 1588, destacándose en el combate de Gravelinas. Regresó a Santander el 22 de septiembre en muy malas condiciones. Salió a la mar el 22 de julio de 1589 para participar en las actividades de la armada de don Alonso de Bazán entre agosto y septiembre, dando protección de las flotas de Indias en la recalada. Al mando del capitán Antonio Manrique y agregado a la escuadra de Castilla del cargo de Marcos de Aramburu, una de las de la armada de Alonso de Bazán, salió de Ferrol el 12 de agosto de 1591 y participó en la jornada de las Azores, donde el general español sorprendió a la flota de Thomas Howard a la altura de la isla Flores el 8 de septiembre, en las circunstancias reseñadas en el documento. El día 9 por la tarde, el galeón Ascensiónabordó por la proa de la almiranta enemiga, el navíoRevenge de sir Richard Greenville, y del galeón San Bernabé, capitana de Martín de Bertendona, a su vez abarloada por la banda de babor del inglés, y empezó a cañonearse. Después llegó el portugués Luis Cousinho con la capitana de la escuadra de filibotes y se abordó con el enemigo junto con Antonio Manrique. Greenville se rindió al amanecer cuando estaba gravemente herido. Tanto el galeón Ascensióncomo la capitana de Cousinho se maltrataron mutuamente los cascos, de forma tal que fueron a pique. Es de resaltar en el combate la gallarda actuación de Antonio de Vargas, tripulante del galeónAscensión (AGS, CS, S, serie, leg. 296, s.f.). La armada de Bazán llegó a Lisboa el 12 de octubre. Howard regresó a Plymouth el 21 de octubre y otros navíos de su flota lo hicieron a la deshilada entre el 24 de octubre y 5 de noviembre (estilo antiguo). (Véase el vol. V de la Batalla del Mar Océano, en redacción: Fernández Duro, Armada española, t. III, pp. 79-82 y Augusto Antonio Alves Salgado: Os navios de Portugal na Grande Armada. O poder naval portugués(1574-1592), pp. 117-121.
    13. Propuesto por Alonso de Bazán para una merced por su comportamiento (véase documento 4).
    14. También propuesto por Alonso de Bazán para una merced por su comportamiento (véase documento 4).
    15. El Revenge había sido construido en Deptford en 1577; de excelente diseño y buenas propiedades marineras, montaba en origen 40 piezas de artillería. Participó en el ataque en Cádiz (1587). Drake izó en él su insignia de vicealmirante durante la campaña de la Gran Armada de 1588. Intervino en la expedición de Norris y Drake contra la Coruña y Lisboa (1589), en la Frobister de 1590 y finalizó siendo apresado en el combate de Flores para naufragar casi inmediatamente (1591).





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