LA “FRACCIÓN DEL EJÉRCITO ROJO” ALEMANA: TERROR AL SERVICIO DE MOSCÚ
El 24 de mayo de 1967, Rainer Langhans y Fritz Teufel reparten octavillas en Berlín Occidental. En ellos hacen un llamamiento a incendiar comercios de forma premeditada. El modelo es el incendio de unos grandes almacenes [“À L'Innovation”] en Bruselas, [iniciado por manifestantes maoístas y antinorteamericanos], que dos días antes había costado la vida a 253 personas (…) El 2 de abril de 1968, Andreas Baader, Gudrun Enslinn y otros dos cómplices colocan bombas incendiarias en dos grandes almacenes en Frankfort. Son detenidos junto con Thordwall Proll y Horst Söhnlein.
En el proceso criminal ante el Tribunal Regional de Frankfort, en otoño de 1968, Andreas Baader se defiende, entre otras, con citas de Herbert Marcuse: “… pero yo pienso que para las minorías oprimidas y subyugadas existe un derecho natural a la resistencia, a emplear medios que están fuera de la ley si los medios legales han demostrado ser insuficientes… Cuando emplean la violencia, ellas no comienzan una nueva cadena de actos violentos, sino más bien quiebran los establecidos”. Se les condena a tres años de cárcel a cada uno. El abogado Horst Mahler apela la sentencia. Hasta la notificación del recurso, Andreas Baader y Gudrun Enslinn son nuevamente dejados en libertad. Para acreditar su buena conducta, fundan la “Staffelberger Gruppe” para “educar” a los internos de un reformatorio. En vez de mejorar a los internos, éstos realizan aproximadamente 1.500 actos criminales en pocos meses.
En el periodo siguiente, se realizan en Berlín Occidental atentados contra un depósito de policía, la sede de la comunidad judía, unos grandes almacenes, así como el palacio junto a la torre de radiocomunicaciones.
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El terrorismo de la “Fracción del Ejército Rojo” alemana no sólo tiene sus raíces en Marx y Marcuse, en Lenin y Stalin, sino también en Rosa Luxemburgo, quien declaró: “Con esto no se ha dicho que los actos terroristas individuales sean ahora insignificantes o inútiles. No se trata de alabar el terror en puros superlativos ni de condenarlo, sino de comprender su función correcta y bien definida en la situación actual. El terror naturalmente solo está ligado a una determinada fase de la revolución”.
En la oposición extraparlamentaria, fomentada por la integrante del partido comunista alemán Ulrike Meinhof, con dinero de Berlin Oriental y apoyo de Moscú, la “Fracción del Ejército Rojo” encuentra el suelo de cultivo para la organización de los grupos terroristas en Alemania Occidental. Aquí también hacen de modelo los grupos terroristas que ya están operando en América Latina y que, como en México, también en otros países de América Central y del Sur son instruidos, guiados y apoyados por la KGB o por Cuba, satélite de Moscú.
Tienen marcada influencia sobre la “Fracción del Ejército Rojo” los tupamaros uruguayos y el líder terrorista brasileño Carlos Marighella. Ulrike Meinhof designaba ella misma como sus modelos a Fidel Castro, al Che Guevara, al vietnamita Giap y a Marighella. (…)
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