‘Malasaña’. Más allá de un barrio de Madrid

Malasaña y su hija se baten contra los franceses (Eugenio Álvarez Dumont, 1887


Cualquiera que lea o escuche este nombre pensará en un barrio de Madrid, no poco conocido, donde reaccionarios progres de izquierda y derecha se unen en las terrazas. Como suele pasar en España (lo que queda de ella), muy probablemente, prácticamente nadie se haya planteado por qué se denomina así.

Hace siglos hubo un pueblo que no permitió la invasión del extranjero; que no creyó lógico vivir subyugado a intereses que no le eran propios, viendo humillada y profanada la nación que sus ancestros le habían legado. Pueblo que, en pro de la soberanía y justicia patria, entregó su vida gritando contra Francia “¡LIBERTAD!”.

En las mismas calles donde una generación de jóvenes vertió su sangre, hoy se derraman vasos de cerveza y apagan colillas de pitillos de liar.

Sucedió justo allí: su protagonista fue Manuela Malasaña, tenía 17 años y era costurera. Al comienzo del levantamiento del 2 de Mayo, Manuela tuvo que permanecer en el taller de bordado donde trabajaba, por orden de la dueña del mismo y hasta tanto cesaran los disparos. Al conseguir salir, a imagen de otras jóvenes, pretendía incorporarse a la defensa del Parque de Artillería de Monteleón, liderada por los héroes Pedro Velarde y Luis Daoíz, y así poder facilitar el suministro de pólvora y municiones a su padre, que disparaba enérgicamente contra las tropas francesas. Una patrulla de soldados gabachos se interpuso en su camino; como cerdos, abusaron de ella durante el registro; para defender su honor, utilizó las pequeñas tijeras de costurera que aún portaba, siendo entonces acusada de esconder “armas” y ejecutada. Manuela Malasaña fue asesinada poco después de las seis de la tarde en el sitio de la actual plaza del Dos de Mayo.



Por ella y su guerrera familia, hoy “Malasaña” recibe este nombre. No conviene recordar que hubo españoles con el coraje de hacer frente a la injusticia y al atropello; españoles de obra, conciencia y deseo incapaces de permitirse entregar a sus hijos una patria peor de la recibida. Se empeñan en vernos renunciar a la inapelable verdad de que esa misma sangre aún corre por nuestras venas, y que, como ellos, estamos dispuestos a entregar hasta la última gota. Pretenden que sea olvidado… nosotros lo impediremos.

¡Honor a Manuela Malasaña! ¡Honor a todos los que dieron su vida por España!

[…] Y suenan patrias canciones
cantando santos deberes;
y van roncas las mujeres
empujando los cañones;
al pie de libres pendones
el grito de patria zumba
y el rudo cañón retumba,
y el vil invasor se aterra,
y al suelo le falta tierra
para cubrir tanta tumba!¡Mártires de la lealtad,
que del honor al arrullo
fuisteis de la patria orgullo
y honra de la humanidad,
¡en la tumba descansad!
que el valiente pueblo ibero
jura con rostro altanero
que, hasta que España sucumba,
no pisará vuestra tumba
la planta del extranjero!(Bernardo López)

JUANM




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