Tema: ¿ Qué fue de aquella posible alianza hispano-rusa ?

¿ QUÉ FUE DE AQUELLA POSIBLE ALIANZA HISPANO-RUSA ?





Lo hablaba con Rafael Castela Santos. Hablamos de tantas cosas....Como también lo he comentado con Paco. Y ello me ha decidido para escribir unas cuantas migajas como apunte de lo que pudo haber sido y no fue....( ¿ Nos suena algo esta expresión, verdad ? ) También me acordé que, hablando con mi amigo Alberto, comentábamos la película “ Guerra y Paz “, donde uno de los soldados zaristas que se imponía para embestir contra las hordas bonapartistas gritó “ ¡ Bailén existe ! “; y yo no me di cuenta de ese detalle, y el sí. Pero retornando a lo nuestro, a aquella hipotética alianza de las Españas y las Rusias, hemos de destacar que de ello se hace eco Benito Pérez Galdós en sus Episodios Nacionales.


Situémonos en los duros comienzos del siglo XIX. España ya es invadida por la Francia Revolucionaria y todo eso. Durísima Guerra de Independencia, donde los liberales afrancesados ( Hoy su herencia más directa sería la burguesía del PSOE quizá ) conspiraban en minoría, queriendo el poder a toda costa frente a un pueblo católico y monárquico que les rechazaba. Pero a ellos les daba igual que su pueblo ( A quien insultaban y menospreciaban, creyéndose la más alta e iluminada de las élites, intentando captar a gente cuando le interesaba...¡ Cómo nos suena esto ! ) se desangrare contra la ocupación militar revolucionaria. Ellos también querían Revolución, pero hacerla ellos, los más listillos del mundo....


Un gran caos atizaba a España. Ya estando en el Trono Católico SM Fernando VII, nos encontramos con un país extenuado, y con unos políticos ávidos y sin escrúpulos en inmensa mayoría, que entraman palaciegas conspiraciones, que miran con contento el independentismo “ americano “ y que están dispuestos a vender a su madre con tal de obtener el poder.


En esta dura encrucijada, Fernando VII tiene un ministro que se llama Antonio Ugarte. Un tipo que parece habilidoso y leal, y que escudriña por todos los rincones de la Villa y Corte y hasta de la política exterior. Antonio Ugarte va obteniendo muy buenos contactos. Uno de ellos es Tatischev, el embajador ruso en España. Tatischev parece un tipo muy habilidoso, hábil en la conversación, ágil. La situación americana es desesperante. Muchos de los militares que supuestamente debieran ser realistas, no hacen más que meter la pata, y parece que intencionadamente ( Luego, muchos formarán parte de las hordas cristinas ). A Iturbide se le está haciendo la vida imposible en las tierras de México. Un México mayoritariamente realista. Un temible y laureado Boves arrasa por los Llanos de la Pequeña Venecia pero no tiene ayuda, y los bolivarianos cada vez más. A San Martín se le va a proporcionar la oficialidad inglesa; la misma que ha estado años intoxicando en España cuando supuestamente nos ayudaba contra Napoleón. Con ellos se meterá en el Perú; cuando y donde los peruanos pelearán a sangre y fuego por el Inca Católico. Agualongo acaudillaba la lucha realista en la Nueva Granada. Del Riego no para de conspirar, hasta que consigue detener, a base de golpismo del bueno, la ayuda militar para las Indias. Fernando VII no sabe ya que hacer ni su intelecto da para mucho más. Y Es entonces cuando Ugarte comienza a sugerirle lo siguiente: La alianza con Rusia. ¿ Una alianza con Rusia ? Rusia está muy lejos....No, no está tan lejos. Los rusos habían expandido la Beringia y ya estaban más que enfrascados en el Pacífico. Alaska no era una tierra precisamente fértil o “ amable “, y ya habían ido desde los dieciochescos años buques españoles para contener cualquier intento expansionista. Los rusos se aproximaban cada vez más hacia la América del Norte. España acabaría cometiendo infamias tales como vender a la gringada Luisiana y Florida....¡ Vender tierras del Imperio Católico, como si fueran meros objetos de comercio, a aquella nueva ¿ nación ? eminentemente masónica ! España ya no daba abasto. Y Rusia, si bien con muchos frentes, parecía consolidarse como gran potencia, desde su acercamiento a la Europa Central hasta los confines más lejanos del Asia. En Rusia estaba la clave. A Rusia le convenía tener como aliada a una Monarquía Cristiana con tanto bagaje histórico y aún con poder territorial. Y a España le convenía tener una potencia fuerte como amiga. Francia no hacía más que ahogarnos, aun en los tiempos de “ familiaridad reinal “. Ambas mantenían una muy incómoda posición en la Europa, con amplios reinados en tierras lejanas. Y ahora, con la Revolución en el poder expansivo, mucho más. La Guerra había sido costosa y parecía haberse restablecido la calma en Francia; pero en España, todo parecía irse de las manos. Ugarte al parecer quería algo claro: Casar al joven Borbón español con una princesita Romanov. Hubiera sido el mejor lazo que hubiera sellado la fraternidad de ambos pueblos, que siempre se habían destacado, entre otras cosas, por ser centinelas del “ Occidente “; unos, contra los moros; otros, contra los turcos; o los dos contra los dos...Rusia también contra el mongol; España, también contra el Gran Turco. Periferias del Viejo Continente. Quien menos desearía esta alianza sería los Estados Unidos, que se podrían echar a temblar nada más oír semejante idea. Una Santa Alianza podría recobrar a nivel potencial los ideales monárquicos, tan arraigados en el pueblo americano. Sí, digo americano, pues los yanquis siempre fueron minoría allá y ni mucho menos les corresponde esa exclusividad en la nomenclatura.


Ugarte buscaba cómo poder salvar los muebles y acrecentar su poder. Y Fernando VII divagaba. No le parecía mala la idea de alianza, pero eso del matrimonio....No, eso era demasiada responsabilidad; y la alta responsabilidad no se había hecho para él. Estaba acostumbrado a sacudir los problemas como quien se sacude las moscas de los hocicos. Sí, se comprarían los buques, se confiaría en el tal Tatischev. Había que confiar en una Rusia capaz de liderar una Santa Alianza. Y había que sofocar las revueltas americanas. América podía aportar ingresos y seguridad a una España extenuada. Los independentistas serían fácilmente aniquilados....Esos buques vendrían a ser providenciales.


Bien: Los buques rusos resultaron ser un desastre. Tatischev engañó a propios y extraños como a chinos, con el compadreo de más de un sinvergüenza ruso, al parecer, a espaldas del Zar. Ugarte quedó desacreditado, como es lógico. Y Fernando VII buscó esconder el ridículo a toda costa. América ya estaba entregada. Pronto, se la repartirían seguramente entre ingleses y franceses, y lo más que se podía hacer era salvar Cuba y Puerto Rico ( Abrumadoramente realistas ); ah, y Filipinas....Los buques tuvieron que ser tirados, no servían ni para chatarra. Y el gran vencedor de Napoleón, el mítico Alejandro I de todas las Rusias, sin enterarse....¿ Incidente diplomático ? Qué va. Bajada de Tatischev y Ugarte y poco más.


Los rusos seguirían merodeando por las norteñas Américas, pero acabarían vendiendo Alaska a la gringada. Como nosotros vendimos Luisiana o Florida. O como nuestros corruptos de siempre, empezando por el masonazo Riego, uno de los mayores felones de nuestra Historia, “ mal vendimos “ las Américas y allá triunfó la minoría bolivariana, descendiente de los grandes hacendados descontentos por las medidas humanitarias para con los negros de Carlos IV; que si bien no fue un hombre ducho, debería ensalzarse su empeño en tan noble tarea; cosa que su padre fue todo lo contrario....


En la Santa Alianza, el sano liderazgo de Alejandro I o de los austrohúngaros acabaría siendo malmetido entre la intromisión de otros, empezando por los hijos de la Gran Bretaña y los prusianos. El Duque de Angulema, con el calor del Vizconde de Chateaubriand, entró en la Piel de Toro y todas esas cosas. Pero ya se había truncado una Santa Alianza “ menor “ que igual podría haber sido no ya interesante, sino vital para la política hispánica....


Lo que después vino, tristemente lo conocemos, más o menos….Rusia, eso sí, podía haber dejado en paz a la Muy Católica Polonia desde hace mucho tiempo. Y nosotros....

Sin embargo, después vimos al Ejército Blanco, y a esos rusos en el Requeté; desde el Barón de Wrangel que se ofreció como voluntario para combatir a quienes pretendían establecer una República Islámica en el Rif....Cruzada. Cruzados. De las Españas a las Rusias. Por Dios, la Patria y el Rey. Por la Fe, el Zar y la Patria. ( Véase: www.requetes.com/rusos.html )

Sí, la Luisiana la vendieron los franceses, pero ya la habíamos perdido en 1800 en el Tratado de S. Idelfonso en uno de aquellos manejos turbios en que el infame Godoy malvendió o cedió territorios hispánicos a cambio de nada o de casi nada.