LOS BOLCHEVIQUES, ESBIRROS DE LA BANCA
EL TREN DE LENIN Y LA EMPRESA DE TROTSKY
De todos es conocido que Vladimir Ilich Ulianov (a) Lenin se encontraba en Suiza cuando estalló la Revolución Rusa. Se trasladó de Suiza a Rusia en tren, atravesando Alemania. Era la Primera Guerra Mundial: Alemania y Rusia se sacudían de lo lindo. ¿Cómo es posible que Lenin fuese en un tren, atravesando la hostil Alemania, para llegar a Rusia? El General von Ludendorff admite en sus memorias que: "Al expedir a Lenin a Rusia, nuestro gobierno asumía una gran responsabilidad; desde el punto de vista militar, esta iniciativa fue justificada: era indispensable aplastar a Rusia". El Ejército alemán consideraba que la presencia en Rusia del revolucionario Lenin sería provechosa para la deriva de la guerra. Y, en efecto, fueron los alemanes los que facilitaron el viaje de Lenin que, una vez llegado a Rusia, se pondría a la cabeza de los bolcheviques para extremar la Revolución.
El Káiser, en el centro (escondiendo su brazo izquierdo hipotrofiado), con Hindenburg y Ludendorff, marcando estrategias.
Una biografía muy recomendable de Lenin, la de D. Francisco Díez del Corral, afirma que:
"Si la historia de ese viaje es conocida, sus preparativos y su "trastienda" no están absolutamente claros en medio del aluvión apologético, por una parte, y la interpretación antileninista, por otra, inclinada a ver en este episodio una especie de novela de espías en la que Lenin desempeñaría el papel de agente infiltrado alemán para la derrota de Rusia."Dentro del aluvión apologético leninista al que apunta D. Francisco Díez del Corral encontramos la "Historia de la revolución rusa" de Lev Trotsky, donde rechaza por activa y por pasiva cualquier connivencia de Lenin con Alemania. Y no le falta razón.
La "Historia de la revolución rusa" es el segundo libro que conozco en que, al igual que "De la guerra de las Galias", su autor emplea la "tercera persona" para referirse a él mismo, juez y parte de las andanzas de la Revolución Rusa y autor del mismo libro. Al igual que César, Trotsky -cuando aparece en escena: no pocas veces, como comprenderá el lector- no emplea la primera persona, sino que recurre a la tercera persona, manteniendo así una distancia que da una extraña -y sospechosa- sensación de "objetividad", creando una complicidad entre el autor y el lector.
En "La Historia de la revolución rusa", Trotsky dedica todo un capítulo a este asunto tan poco esclarecido: el del viaje de Lenin a Rusia. Y, diríamos mejor, el revolucionario judaico emplea dicho capítulo para defender a Lenin de las acusaciones que lo presentaban como un agente a sueldo de Alemania. Y, la verdad sea dicha, lo tuvo bastante fácil: Lenin no era, en efecto, espía alemán ni estaba al servicio del Káiser. Aunque los bolcheviques se aprovecharon de los enlaces socialistas alemanes que, como Parvus, habían cerrado filas con la causa germánica del Káiser y que, teniendo una gran sintonía y buena relación con el ejército alemán, facilitaron la negociación de Lenin con Ludendorff.
Henry Ford acertará de pleno, cuando -para esclarecer el asunto del viaje de Lenin a Rusia- escriba:
"Para dar una explicación del movimiento bolchevique, se dice a veces que ha sido apoyado financieramente por Alemania, sobre cuya tesis se fundó la propaganda bélica en América. Verdad es que parte provino de América. La escueta verdad es que la alta finanza judía de todos los países está interesada en el bolchevismo ruso como una empresa internacional judía. Durante la guerra se ocultó el programa mundial judío tras uno u otro nombre nacional, echando los Aliados la culpa a Alemania, y Alemania a los Aliados, mientras que todos los pueblos quedaron a oscuras sobre quiénes eran los verdaderos culpables".
Cita Ford los antecedentes de Jacob Schiff, cuando creaba éste los problemas a la Rusia del Zar durante la guerra ruso-japonesa. Pero Ford es todavía más contundente, al reproducir una carta -en poder del gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica- que es el documento que confirma las sospechas. Dicha carta explica a la clara la fuente de la financiación de la monstruosa empresa que consistió hacer realidad la aberración comunista en Rusia, con todos los millones de víctimas que eso supondría:
"Estocolmo, 21 de septiembre de 1917. Sr. D. Rafael Scholan. Apreciable camarada: La casa de Banca de M. Warburg, a raíz de un telegrama del presidente del "sindicato rhenano-westfaliano", abrió una cuenta corriente para la empresa del camarada Trotsky. Un abogado, probablemente el señor Kestrov, recibió municiones, cuyo transporte oganizó junto con el dinero para el camarada Trotsky, según sus deseos... Saludos fraternales, Fürstenberg".La Banca Max Warburg tenía sede en Hamburgo, y estaba dirigida por los hermanos Warburg. Los Warburg eran parientes y asociados, nada más y nada menos, que de Jacob Schiff. Félix Warburg que vivía en América era, nada más y nada menos, que yerno de Schiff. Y el otro Warburg -Paul- estaba casado, ni más ni menos, que con una cuñada de Schiff.
Como bien termina diciendo Henri Coston:
"La construcción del socialismo en Rusia, para hablar como "L'Humanité", se convertía en un simple asunto de familia...".
El autodenominado "paraíso en la tierra" era el sueño de un judío (Karl Marx). El sueño sería posibilitado con dinero judío (Warburg-Schiff) y materializado, sobradamente, por criminales judíos y rusos: los comisarios del partido bolchevique.
BIBLIOGRAFÍA:
-Lenin. Una biografía, Francisco Díez del Corral.
-Historia de la revolución rusa (II volumen), Lev Trotsky.
-El judío internacional, Henry Ford.
-Los banqueros de Europa, Henry Coston.
Maestro Gelimer
LIBRO DE HORAS Y HORA DE LIBROS: LOS BOLCHEVIQUES, ESBIRROS DE LA BANCA
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