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Tema: Fuenteovejuna: La historia y la ficción literaria

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    Manuel Villegas Ruiz está desconectado Miembro graduado
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    Fuenteovejuna: La historia y la ficción literaria

    INTRODUCCIÓN

    Los autores literarios, cuando componen una obra, bien sea novela, bien pieza teatral, con fondo o tema históricos, según mi criterio, pueden hacerlo de dos formas:
    Una, elaborar una historia novelada y la otra crear una novela historiada.
    En la primera, el escritor se ha nutrido suficientemente de documentos sobre la época que va a tratar y ha consultado libros de otros autores que hablan sobre la materia que desea componer con rigor científico suficiente.
    El resultado es una pieza en la que en un alto porcentaje los personajes que intervienen y los hechos que se narran han existido realmente y son verificables, mediante la exhumación de documentos.
    Como ejemplo podemos poner Los Reyes Malditos de Maurice Druon[1]. Éste al final de cada tomo inserta el árbol genealógico de Luís VIII de Francia, hasta llegar a Felipe IV El Hermoso que es con el que se inicia la narración cuando éste suprime la Orden del Temple. En cada uno de los seis libros incluye una breve reseña de los personajes importantes que intervienen en la historia del volumen, así como una buena cantidad de notas aclarativas. Todo ello se puede verificar, pues son personajes y hechos que hemos conocido a través de la Historia.
    La segunda manera de escribir, a la que llamo novela historiada, es cuando el creador elige un momento de la historia con algunos personajes y hechos verídicos en un parvo porcentaje y el resto de la narración se debe a la fantasía del autor que compone una pieza literaria, posiblemente más atractiva para el gran público que en el caso de la primera.
    Como ejemplo, entre muchos, podemos citar a nuestro reciente Premio Nóbel, Mario Vargas Llosa que en sus declaraciones con motivo de tal premio ha dicho que ciertamente algunas de sus novelas tienen un mínimo fondo real, pero que un alto porcentaje de la narración literaria se debe a su fantasía de escritor y creador de obras de ficción. De esta novela historiada existen tantos ejemplares en nuestras librerías que no me atrevo a señalar alguno, pues cualquiera podrá conocer más de los que yo pueda decir.
    Entiendo que la obra sobre la que voy a hablar en esta sucinta labor pertenece a esta segunda expresión literaria.
    Lo que pretendo en este trabajo es dar a conocer la influencia de las fuentes históricas sobre hechos realmente sucedidos y que Lope toma como inspiración para su comedia: Fuenteovejuna. Mi propósito no es llevar a cabo un estudio literario de esta pieza de teatro, sino intentar dilucidar en qué manantiales realmente auténticos bebe el comediógrafo para construir una obra que sea representable, atraiga al público y consiga su beneplácito, y cómo transforma estos sucesos históricos para construir su labor teatral.
    Los autores poéticos (en el sentido del verbo griego poiew = crear, producir) y posiblemente de forma especial Lope de Vega, al valerse de un hecho ocurrido históricamente lo pulen, lo transforman, lo modifican y, si es necesario, disfrazan la verdad o la encubren para conseguir los efectos que pretenden cuyo fin último es agradar al público y recibir su aprobación.
    Este escritor manifiesta que, para componer “El mejor Alcalde, el Rey”, se inspiró en la Crónica General. Ella fue escrita bajo la dirección y colaboración efectiva de Alfonso X y recoge la historia de España desde los tiempos bíblicos hasta el reinado de Fernando III, es decir, el siglo XIII. En ésta se refiere el despojo de unas tierras. Tema bastante anodino y no tan del gusto de la época, ya que esto ocurría con demasiada frecuencia. Él, como cualquier escritor, busca el aplauso del público y pretende congraciarse con él, por ello, la usurpación de unas tierras la transforma, ocultando la verdad, en el rapto de una mujer. Así, este asunto árido y carente de emoción, lo modifica y convierte en un argumento de honor tan grato al público del siglo XVII.
    Bien lo sabía, pues él mismo dice en el verso 327 del Arte nuevo: “Los casos de honra son los mejores, porque mueven con fuerza a toda gente”
    No olvidemos que estamos en el Siglo de Oro de nuestra Literatura en el que rara es la composición literaria de cualquier autor en la que no aparezca el asunto del honor como argumento principal o secundario.
    Calderón, en su obra “El Alcalde de Zalamea”, le hace decir a Pedro Crespo.

    “Al rey la hacienda y la vida se le han de dar pero el honor es patrimonio del alma y el alma sólo es de Dios.”


    LOS ACONTECIMIENTOS SEGÚN LOPE

    Lope no mira la Historia con los ojos críticos de un historiador, ni cómo un erudito que busque enseñanzas en el pasado para modificar el presente o evitar que los hechos nefastos, ya ocurridos, se repitan. Es un autor teatral que quiere hallar temas pasionales, asuntos que entusiasmen a los de su generación lo mismo que los literatos de cualquier momento lo pretenden para ganarse el favor del público.
    Además Lope, si puede, y en verdad lo procura, no desaprovecha ningún momento para que la Monarquía salga siempre bien parada y, como tal institución, adquiera ante los espectadores que presencian sus representaciones una aureola de grandeza y magnanimidad que es la que le corresponde como representante de Dios en la Tierra.
    En su obra “El Rey D. Pedro en Madrid”, pone de manifiesto el origen divino de la realeza cuando dice: “Son divinidad los reyes.”
    Aunque el caso español es diferente, respecto a la procedencia divina de los reyes, como ocurrió en Francia, en la que por su origen divino y representación de Dios en la Tierra se le atribuía a éstos el poder de curar las bubas, el romadizo y la tos, lo mismo que en otras monarquías tanto cercanas cuanto lejanas de nuestro país en las que, podemos decir, que se solapaban el poder real y el divino (recordemos que el emperador Hirohito, al final de la Segunda Guerra mundial, fue obligado a confesar públicamente que no era un dios). Por ello, hemos de tener en cuenta que en el trono hispano se han sucedido muchas dinastías que no han tenido esas consideraciones cuasi divinas.
    Además la teoría del tiranicidio estaba muy en boga en ese momento, y con ella justifica Lope la muerte del Comendador; y que posiblemente sea la eliminación del tirano y la liberación del pueblo del yugo con el que éste lo oprimía una de las razones por las que esta obra teatral sea conocida en todo el mundo y sus representaciones hoy día tengan tanto éxito. No podemos perder de vista que, desde que el pueblo se ha visto dominado por un poder superior, siempre ha deseado verse libre del opresor que lo esclaviza.
    También es digno de tener en cuenta que en la época medieval se comienza a introducir la idea de que el origen del poder reside en el pueblo que lo entrega al monarca con la condición de que respete los derechos de sus súbditos según la doctrina de la translatio imperii.
    A pesar de que en España no hay esa tan fuerte tradición del origen divino del poder real, es tal el deseo de Lope de imbuir esta idea en los que contempla sus piezas teatrales que, lo que pretende inculcar en los espectadores, es que el Rey está por encima del bien y del mal y, por lo tanto, el pueblo no tiene ninguna capacidad de crítica sobre sus actuaciones.
    Con el propósito de Lope de elevar en muchas de sus obras el concepto de la realeza, por muy nefasto que sea el rey, por encima del resto de los mortales que no tienen derecho alguno a criticar sus actuaciones, como más adelante veremos, está casi enfrentándose al sentir del momento y pretende, voluntaria o involuntariamente, echar por tierra el principio de la translatio imperii que hemos mencionado.
    Tampoco deberemos perder de vista que este escritor no deja de ser un autor literario y que, como a otros, sólo le interesa satisfacer y complacer el deseo del público, pero también el de los poderosos (¿Qué creador artístico no ha buscado el patrocinio de un mecenas?). Por ello, permítaseme la hipótesis de que anhelase congratularse con la nobleza de la época, sobre todo con los reyes y, más adelante veremos que con las mismas Órdenes Militares y que, a pesar de sus críticas a veces mordaces contra el poder, no dejase de pretender, cédaseme usar la palabra, ser una persona que quisiese estar lo más cercana posible al establishment.
    Su prendido deseo de enaltecer a la monarquía y elevar los reyes por encima del resto de los mortales podremos encontrarlo a poco que espiguemos en los versos de cualquiera de sus obras en las que, de una forma u otra intervenga la realeza.
    Según lo que manifiesta en sus piezas teatrales, el rey no sólo está libre de que sus súbditos enjuicien sus acciones, buenas o malas, sino que más aún, aunque sea un pérfido, por representar a la Divinidad, no sólo debe prestársele obediencia, sino también, como a ésta, adoración, pues en la misma composición antes referida, expone:

    “Que es deidad el rey más malo
    En quien Dios se ha de adorar.”

    A mi juicio, estos son los dos conceptos: El origen divino de la realeza y el honor de la persona humana, con los que intenta persuadir a sus coetáneos, a pesar de que las corrientes filosóficas sobre el poder absoluto de los reyes en esta época ya lo estén cuestionando (lo apunto como una hipótesis de trabajo sobre ello) y el honor, por el mero hecho de ser propio de la persona humana, esté, entre los españoles, por encima de todos los bienes, ya que no es un don material sino espiritual.
    Me viene a la memoria que Arturo Pérez Reverte en su obra “El oro del Rey”, ambientada en el siglo XVI, en el capítulo VIII, hace decir a dos de sus personajes:
    -“Porque voto a Cristo que soy cristiano viejo, tan limpio de sangre y tan hidalgo como el mismo rey.”
    A lo que responde el otro:
    -“Pues yo lo soy más, rediós. Que el fin de cuentas el rey es medio flamenco”.
    Ambos conceptos, según mi criterio, son los imperan en esta época y que Lope intenta que se queden grabados en la mente de sus espectadores y creo que los podemos contemplar sobradamente, espigando entre sus obras.
    En la que comentamos se observa cómo ensalza la cualidad divina de la realeza, hecha patente en el monarca Fernando V el Católico, pues en los versos 655 al 659, expresa, al referirse a él:


    “El rey solo es señor después del cielo.

    Católico rey Fernando

    A quien ha enviado el cielo

    Desde Aragón a Castilla

    Para bien y amparo nuestro”.


    Pensamiento que vuelve a repetir más adelante en los versos del 1.948 al 1.951:
    “Católico Rey Fernando
    A quien el Cielo concede
    La corona de Castilla

    Como a varón excelente”.

    La honra, cifrada en la honestidad de las mujeres, la defiende en esta misma pieza teatral de tal manera que es el eje principal de ella.
    Como ideas colaterales, aunque no totalmente secundarias, expone otras dos: Una, consecuencia de la anterior, la justa venganza que se toma el pueblo levantado en armas, de tal manera enfurecido, que no pone freno a su furia hasta que no infringe al Comendador una cruel muerte, ensañándose con su cuerpo, ya exánime.
    La otra es el juramento de silencio, una especie de omertá, en el que se ha confabulado todo el pueblo: Hombres, mujeres y niños, para no dar a conocer los culpables de la perpetración del horrendo crimen. Precisamente estos dos son los conceptos que más han prevalecido desde que se estrenó la obra y dudo que el mismo Lope pudiese suponer que esta pieza teatral que, a no dudar, para él sería una más de las muchísimas que produjo, iba a perdurar a través de los siglos y que tendría tanta difusión, aún allende nuestras fronteras.
    De la muerte que los lugareños infringen al Comendador se ha hecho bandera de justa reivindicación de un pueblo oprimido que se levanta en armas para sacudir el yugo que lo atenaza. Como tal lucha contra el opresor ha sido representada en muchos países que, con deseo de libertad, querían expulsar a los déspotas que los oprimían.
    El silencio de los habitantes de la villa, ante las pesquisas del juez enviado por los Reyes Católicos a investigar el crimen y encontrar al culpable, se ha hecho proverbial y hoy día se emplea la frase como en Fuenteobejuna, todos a una, para indicar que hay que acometer un trabajo todos unidos o que no se puede revelar quien ha llevado a cabo un hecho porque, como en Fuenteobejuna, hay que guardar silencio y no revelar al culpable.
    Los documentos que hemos consultado nos ilustran sobradamente sobre esa pretendida ansia de libertad de un pueblo, cosa no en total consonancia en el siglo XV, y sobre quién o quiénes manejaron los hilos de la sublevación popular y qué intereses nobiliarios y, hasta posiblemente reales, se ocultaban tras los furibundos aldeanos.

    Escenario del hecho
    El marco local en el que se desarrolla el motín del pueblo es la villa de Fuenteobejuna, que territorialmente se incluye dentro del reino de Córdoba[2]. El momento histórico es en la noche del 22 al 23 de abril del año 1476.
    Este pueblo, en dicha época, no pertenecía a la jurisdicción de Córdoba, pues Enrique IV, como rey de Castilla, en el día 6 de agosto de 1460, en un documento fechado en Valladolid, la había entregado al maestre de la Orden de Calatrava, D. Pedro Girón, como villa de señorío al igual que las que a continuación enumero, o sea, Morón, Belmez y “todo el término que se dice Espiel, el lugar más grande que había en la tierra de Córdoba, tal como la había poseído Córdoba”[3]. Todo ello con facultad de legarlo a sus descendientes.
    Pedro Girón fallece en 1466. Entre marzo y/o abril de dicho año.
    Cuando sólo contaba con diez años de edad, en marzo o abril de 1466, su segundo hijo Rodrigo Téllez Girón, uno de los cuatro que Pedro tuvo espuriamente con Dª Inés de las Casas, fue aceptado como maestre de la Orden de Calatrava. Su padre moriría inesperadamente poco después, por lo que su tutor fue su tío Juan Pacheco.
    Fernán Gómez de Guzmán era comendador mayor de la Orden de Calatrava, tomó posesión de Fuenteobejuna y ya, más adelante hablaremos detenidamente sobre su actuación
    Considero que, aunque se piense que hago una digresión, me parece oportuno explicar la diferencia entre un Gran Maestre, o simplemente Maestre, y un Comendador de una Orden Militar.
    El Gran Maestre, mutatis mutandis, se correspondería con Superior General de cualquier orden monástica o con el General de la Compañía de Jesús.
    El Comendador, en cambio, sin entrar en más disquisiciones, podríamos equipararlo al superior de un convento y estaba al mando de una encomienda cuya administración regentaba, así como la fortaleza o fortalezas que perteneciesen a la misma. Aquellas que no fuesen gobernadas por un comendador las capitaneaba un alcalde nombrado por éste.
    Dentro del reino de Córdoba, al igual que en otros de Castilla, existían localidades de realengo, es decir, se encontraban bajo el dominio directo de la Corona ejercido por el cabildo municipal de la ciudad principal; así como otras que pertenecían a señores, tanto laicos, cuanto eclesiásticos.
    Éste era el caso de Fuenteobejuna que, a pesar de encontrarse dentro del ámbito territorial de Córdoba pertenecía a la Orden de Calatrava. Más adelante expondremos, aunque sea someramente, cómo la villa llegó a poder a la mencionada Orden.

    El supuesto móvil del crimen
    Los principales pilares sobre los que Lope fundamenta la obra y que comentamos son los abusos de poder con los que Fernán Gómez de Guzmán tiranizaba a sus vasallos. Les imponía gravosos impuestos e infringía vergonzosos agravios en lo que peor podían sufrir sus habitantes, es decir, en el abuso sexual de sus mujeres, a las que, como un fauno rijoso, poseía lujuriosamente.
    Los habitantes de la villa cordobesa soportaban pasivamente este abuso de poder, ante el que no reaccionaban ni padres, ni hermanos ni esposos, hasta que la actitud de la protagonista Laurencia, hija del alcalde Esteban y desposada con Frondoso, aunque sin consumar aún su matrimonio, no puede soportar que el Comendador goce de ella antes que su legítimo marido, actúa como detonante para que los aldeanos sacudan el sopor e indolencia que los atenaza y, como una sola persona, se levanten en armas y perpetren la cruel e inhumana acción que acaba con la vida del Comendador.
    El ius primae noctis o derecho de pernada era una prerrogativa feudal que teóricamente establecía la potestad señorial de tener relaciones sexuales con toda doncella sierva de su feudo, y recién casada con otro súbdito suyo.
    Este supuesto derecho estuvo en vigor durante la Edad Media en la Europa occidental, aunque haya paralelismos en otras partes y distintas épocas de diferentes civilizaciones.
    Sobre esta prerrogativa no ha aparecido, hasta este momento algún documento legal, por lo menos que sepamos, que justifique este hipotético privilegio feudal, por lo que han sido y continuarán siendo muchas las discusiones históricas y legales sobre el mismo para justificar o desmentir su dudosa naturaleza nomotética.
    Este fingido o pretendido derecho hunde sus raíces en, la noche de los tiempos.
    Ya en la Epopeya de Gilgamesh se hace velada mención del mismo, cuando en el verso 45 se dice:

    “Y como (se hubiese hecho) con un dios
    Le colocaron un “cinturón” a Gilgamesh”[4]
    Lope no menciona explícitamente en su obra, posiblemente por no malquistarse con los nobles de su época, que los abusos del comendador sobre las mujeres del pueblo los llevase a cabo haciendo uso de este pretendido derecho, pero es mi opinión y creo que la de otros autores que, cuando Laurencia lanza coléricamente sus invectivas al Concejo municipal al que increpa diciéndole:

    “La oveja al lobo dejáis
    Como cobardes pastores”
    Está recriminándole la carencia de hombría y falta de bravura con la que encaran sus conciudadanos el derecho de pernada que ejerce el comendador.

    Reacción de los monarcas
    Cuando los RR. CC. conocen la muerte de Fernán Gómez de Guzmán, envían al lugar un juez pesquisidor para que averigüe el caso y mande justamente castigar a los perpetradores del mismo. Éste se va a encontrar con el silencio hermético de todos los habitantes de la villa, pues ni los niños, ni las mujeres, ni los ancianos, ni, qué decir, el resto de los habitantes, están dispuestos a revelar la identidad de los instigadores de la acción, a pesar de que, para obtener tal confesión, el juez ordene dar tormento a muchos de ellos.
    Al percatarse de lo infructuoso de su actuación, lo pone en conocimiento de los Reyes a los que manifiesta que el pueblo entero se ha conjurado para ocultar la identidad de los promotores del crimen y que, por mucho que se haga en tal sentido, será inútil ante la férrea voluntad de sus habitantes.
    Éstos, al conocer la indignidad del Comendador, y ante la imposibilidad de descubrir a los culpables, conceden su perdón al pueblo entero que pasa a depender directamente de la Corona con lo que intentan evitar que se vuelvan a producir más abusos de esta índole.
    Hasta aquí, muy brevemente, el argumento de la obra de Lope, en el que destacan dos elementos:
    -El amor de la pareja compuesta por Laurencia y Frondoso y la actitud rebelde de la primera que no quiere aceptar pasar su primera noche de bodas en el lecho del Comendador y ser desflorada por un personaje lujurioso que, tal como se expresa en la obra, ha gozado ya de la mayoría de las mujeres del pueblo
    -La reacción del Concejo municipal ante cuya reunión en pleno se presenta Laurencia echándoles en cara su pasividad y cobardía con las siguientes palabras:

    “Liebres cobardes nacistes
    Bárbaros sois, no españoles
    ¡Gallinas! ¡Vuestras mujeres
    Sufrís que otros hombres gocen!
    ¡Poneos ruecas en la cinta!
    ¿Para qué os ceñís estoques?”.

    Esta invectiva hace que el Gobierno municipal reaccione y entonces sus componentes deciden acabar con la vida del Comendador, acción para la que se juramentan todos los ciudadanos que, como un solo hombre, la llevarán a cabo.
    Sobre estos pilares sustenta el autor su obra y posiblemente sea el último el que la ha hecho mundialmente famosa pues de él salen dos derivaciones: La venganza de la honra ultrajada de un pueblo y la explosión de la ira de unos lugareños ante las opresiones de un tirano que los tiene sojuzgados.
    Con estos elementos confecciona un trípode en que asentar con más firmeza su comedia. Estos tres pies son: La honra, el ansia de libertad y la muerte del opresor, al mismo tiempo que resalta la nobleza natural de los villanos, defensores de su honor y honra, cifrados ambos en la inviolabilidad de sus mujeres, frente a la nobleza de sangre del señor que oprime al pueblo y abusa de ellas.
    Además confiere un nuevo valor a la persona del villano. Éste, en épocas anteriores se muestra siempre en la literatura como objeto de chanzas y burlas y los autores lo presentan caracterizado por su rusticidad. En el teatro anterior a Lope, es conocida la presencia recurrente de la figura del pastor bobo, tanto en las églogas de Juan del Enzina, cuanto en las piezas de Diego Sánchez de Badajoz, por no citar a más.
    En este momento histórico, al menos en la literatura, se da un nuevo valor a la personalidad del campesino y se presenta al rústico como un ser humano con su propia dignidad y valores naturales, frente al noble por herencia, que en ocasiones no da muestras del decoro del que llegan a hacer gala los villanos que, en momentos extremos, son capaces de hacer frente a las iras no sólo de sus señores, sino hasta de los propios reyes, con posibilidad de perder la vida siempre en defensa de su honor.
    La idea del orgullo villano frente al noble, al menos en lo que se refiere a la pureza de sangre viene desde muy antiguo. Los más humildes consideraban que muchos aristócratas tenían sangres judía. Más de un alto personaje de la corte no podía presumir como Sancho Panza de tener sobre el alma más de cuatro dedos de enjundia de cristianos viejos como él los tiene (el pueblo denominaba enjundia a la grasa o manteca de cualquier animal, sobre todo a la de cerdo, bestia de la que los judíos no podían alimentarse).
    Los escritores del Siglo de Oro, Tirso de Molina, en La Dama del Olivar, El Alcalde de Zalamea, de Calderón o Peribañez y el Comendador de Ocaña del mismo Lope dejan constancia de la nobleza natural del hombre del pueblo en éstas y otras obras.
    Ya he dicho, al principio que mi propósito es desvelar los veneros históricos de los que Lope gusta para conseguir esta obra teatral que, a pesar de los siglos transcurridos, sigue agradando y entusiasmando al público.

    Las fuentes utilizadas por Lope
    El autor no es coetáneo del lance histórico. Éste ocurre, como ya he dicho, en la noche del 22 al 23 de abril del año 1476, y Lope, modificándolo, lo recoge como argumento de su obra de teatro que la escribe en 1610 y suponemos que se estrena seguramente en dicho año (Recordemos su dicho: “Más de ciento, en horas veinticuatro, pasaron de las musas al teatro”), es decir ciento treinta y cuatro años después. A pesar de tanto tiempo, posiblemente seguiría estando presente en la memoria colectiva castellana: El asunto se menciona no sólo en las crónicas contemporáneas, sino también en las posteriores, lo mismo que en refranes, cantares, etc. que posiblemente sirvieron también como motivo de inspiración para el autor.
    Además, el pleito que se incoó por la Orden de Calatrava contra Córdoba tras la posesión ilegal de la villa todavía estaba sin resolver, ya que el año 1631 se seguían dando resoluciones acerca del mismo.
    Las probables fuentes de inspiración del Fénix de los Ingenios opino que son las que a continuación menciono:
    -La primera y que personalmente considero más fidedigna, dado que es contemporánea a los hechos, es la Crónica del reinado de Enrique IV, escrita por Alonso de Palencia que vivió entre los años 1423 y 1492. Solamente hay una nota discordante en ella y es que llama al Comendador Fernán Ramírez de Guzmán en lugar de Gómez de Guzmán (Juan Ramírez de Guzmán era el padre de Fernán).
    También puede deberse a que en aquella época los apellidos no conservaban la rigidez con la que hoy los utilizamos y dos hermanos podían emplear distintos apelativos, siempre que éstos perteneciesen a la misma familia o indicasen el señorío que poseían. Tal es el caso del Alcalde Mayor de Córdoba en la época, Alonso de Aguilar, que elige llamarse así por ser señor de esta localidad, aunque pertenece a la familia de los Fernández de Córdoba.
    Alonso de Palencia nos describe al Comendador de manera diametralmente opuesta a como lo hace Lope y el mismo Rades de Andrada, del que hablaré más adelante, ya que dice de él que era: “Nobilísimo guerrero y estimadísimo con justo título del rey, por sus muchos servicios a la Corona”.
    Esta descripción no le puede ser más favorable ya que lo presenta como una persona noble y apreciada por el Rey Fernando el Católico. Sin embargo, Manuel Cardenal Iracheta sostiene que la redacción de los hechos que expone Alonso de Palencia es falsa y que su propósito es cubrir de odiosidad y oprobio a D. Alonso de Aguilar que, en aquel momento, era Alcalde Mayor de Córdoba[5].
    -El otro cronista, ya mencionado, es Francisco Rades de Andrada, quien en el año 1572, es decir, casi un siglo después compone su “Chrónica de las tres Órdenes de Cauallería de Santiago, Calatraua y Alcántara”. Éste posiblemente influido, por la impunidad en que dejaron el crimen los Reyes Católicos; la difamación popular que, a no dudar, recaería sobre Fernán Gómez de Guzmán o porque no consultó la obra de Palencia, cosa que no creo posible, o por algún otro propósito, hace una descripción del Comendador que no concuerda en nada con la de Palencia y nos lo muestra como un ser prepotente y despreciable diciendo de él: “Hizo tantos y tales agravios a los vecinos del pueblo[...],se les comía sus haciendas y les tomaba por fuerza sus mujeres”.
    -Este asunto también se recoge en la “Historia de Córdoba” que escribió Andrés Morales y Padilla, contemporáneo de Lope, pues vivió entre 1583 y 1649, y lo explica casi como una copia literal de la Crónica de Rades de Andrada, pero suponemos que Lope no se inspiraría en él ya que Morales terminó su obra en 1620, cuando ya el autor había representado su pieza teatral.
    -Sebastián de Covarrubias Orozco, en su “Tesoro de la Lengua castellana o españolaque fue publicado en Madrid en 1611, cita el dicho: “Fuenteobejuna lo hizo”, frase que pone de manifiesto que el crimen del Comendador había quedado impune y que, al emplear esta expresión, quedaba sin castigo un hecho perverso.
    Opinamos pues que, al ser del dominio público lo ocurrido en esta villa, también pudo servir de pista o fuente para Lope.
    -También Covarrubias compuso los “Emblemas morales”,en cuyo caso 97, cuando se refiere al juez que actuó en Fuenteobejuna toma la frase de Lucano: “Quidquid multis peccatur, inultum est”. Esto es, el mal realizado por muchos se perdona; justificando de esta manera que el crimen de los lugareños quedase sin castigo.
    -El mismo Lope, pone en boca de los músicos que actúan en esta obra unos versos que van desde el 1.546 al 1.569 que bien pudieran ser un romance que anduviese en boca del pueblo y que fuese compuesto poco después de la sublevación de la villa. Caso que así fuese, también quizá le hubiese servido de inspiración.
    -El historiador José Valverde sostiene que Lope igualmente pudo inspirarse en el caso número 21 de los “Casos raros de Córdoba” que se conserva en la Real Academia de la Historia y que cuenta la muerte del Comendador mayor de Calatrava, Fernán Gómez de Guzmán a manos de los lugareños[6].
    No quiero ser más exhaustivo, pues con los ejemplos manifestados pienso que son suficientes para que le sirviesen a Lope como fuente de inspiración, pero como opinión particular considero que posiblemente, aunque conociese las obras expuestas y seguramente más, el libro que más consultó, ya que lo sigue casi paso a paso, fue la Crónica de Rades de Andrada.

    ¿Qué toma Lope de la historia para su drama?
    Ya he dicho que en este trabajo no voy a enjuiciar a Lope como historiador, puesto que no lo es y, por lo demás, él en ninguna de sus creaciones pretende hacer historia, sino ofrecer al público una pieza teatral que le agrade y le entusiasme, y el asunto histórico que en él cuenta, solamente es un pretexto al que se acomodará, más o menos, para crear su obra.
    Más arriba he manifestado que, a mi juicio, la crónica que más se puede ajustar a lo realmente sucedido en aquella madrugada del 22 al 23 de abril de 1476, es la del contemporáneo a los hechos que narra, es decir, Alonso de Palencia. Como también creo que Lope tuvo a su alcance, como mínimo, las fuentes que ya he mencionado, considero que se valió de ellas para confeccionar su pieza teatral, tomando de cada una lo que más le interesó. Sin embargo el análisis que a continuación quiero exponer, solamente lo voy a realizar sobre las dos fuentes más importantes, es decir, las crónicas, tanto la escrita por Alonso de Palencia, cuanto la compuesta por Francisco Rades de Andrada.
    Ambas coinciden en la cruel muerte que todos los vecinos de la villa ocasionan al Comendador. Punto que también recoge Lope y así lo deja vívidamente plasmado en su trabajo. Por lo tanto, éste pudo tomarlo de cualquiera de ellas.
    Rades de Andrada manifiesta que el Comendador se apoderaba de los bienes y haciendas de los habitantes de la villa.
    Alonso de Palencia no hace mención de ello, sin embargo, sí expone que había aumentado considerablemente los impuestos que les hacía pagar.
    El incrementar los tributos podría ser uno más de los factores que pudiese acrecer la expectación y animadversión de los que concurriesen a la representación de la obra; además los señores de vasallos podrían hacerlo en los que les estaba permitido cobrar, sí era un abuso de poder que un señor cometiese latrocinio, amparándose en la impunidad que le confiere ser el poseedor del lugar.
    Alonso de Palencia no manifiesta que el Comendador, antes de su muerte, le dijese a los villanos que le expusiesen qué quejas tenían contra él y qué agravios les había inferido, puesto que él estaba dispuesto a desagraviarlos. Esto sí lo menciona Rades, y Lope lo plasma en su obra. Sin embargo, en la línea de las ofensas, los tres autores coinciden en que Fernán Gómez de Guzmán, sí les dijo a los asaltantes de su casa que estaba dispuesto a pagarles todo lo que les hubiese tomado de más.
    Palencia cuenta que, una vez muerto el Comendador, los lugareños no permitieron que fuese sepultado, negándose a entregarlo a un fraile de un convento que había fundado Gómez de Guzmán, que a duras penas escapó con vida. Igualmente manifiesta que a una vieja que intentó recoger los informes restos en una espuerta, la azotaron. Rades no se explaya tanto sobre el entierro del Comendador, solamente refiere que los amotinados no quisieron entregar su cuerpo a los criados de éste para que lo inhumasen.
    Sobre la incontinencia sexual del Comendador que Rades comenta diciendo solamente que los villanos recibían agravios y deshonra porque les tomaba sus mujeres y que Palencia expone de pasada diciendo que, un a vez muerto, los villanos lo acusaron de torpezas y malas costumbres, Lope la transforma en el motivo capital de su obra y nos presenta un personaje que, impulsado por sus torpezas e irrefrenables apetitos sexuales, acosaba a todas las mujeres del pueblo y las sometía a su lujuria.
    El Fénix de los Ingenios, como buen comediógrafo y conocedor del público de su época, sabedor, además, como él mismo dice y hemos referido, que los asuntos de honra son los mejores porque mueven a mucha gente, recoge este motivo al que los cronistas casi no le dan importancia y, junto con la venganza que los lugareños se toman en la persona del Comendador, lo transforma en la idea capital de su composición literaria y, gracias a ambas, el drama ha alcanzado tanta popularidad que le ha hecho rebasar las fronteras del espacio y del tiempo y todavía revuelve los ánimos de los espectadores que se sienten indignados por la conducta lasciva del personaje o enardecidos por la venganza que, por tal comportamiento, los lugareños, se toman sobre él.
    El motivo que, a mi juicio, es el que realmente dio pretexto al motín de los villanos y consecuentemente al execrable crimen, es la posesión y tenencia de Fuenteobejuna, con el importante poderío económico que entonces ostentaba este lugar.
    Ambos cronistas no profundizan mucho en él, ya que Palencia escuetamente manifiesta que volvió la villa al señorío de Córdoba y Rades expone que los habitantes se encomiendan a esta ciudad la cual los acoge, despojando a la Orden de Calatrava del señorío de la misma.
    Lope, en su deseo de enaltecer a la monarquía, procura en todo lo posible enfervorizar a los plebeyos en el culto que, como institución representante de la Divinidad, éstos le deben rendir, por lo que hace que los habitantes de la villa voluntariamente pongan la jurisdicción de ella directamente en manos de los monarcas, expresándolo en los siguientes versos del 2.434 al 2.437:
    ALCALDE ESTEBAN (Dirigiéndose a Fernando V)
    “Señor, tuyos ser queremos
    Rey nuestro eres natural
    Y como título de tal
    Ya tus armas puesto habemos”.
    Sin embargo también conoce Lope que esta villa pertenece territorialmente a la demarcación de Córdoba y, por lo tanto, no la puede presentar como directamente dependiente de la Corona, por ello, a las palabras del Alcalde, el Rey le responde:
    REY (Al alcalde Esteban)
    “Y la villa es bien se quede
    En mí, pues de mí se vale
    Hasta ver si acaso sale
    Comendador que la herede”.

    ¿Intentó Lope, con esta finta política, no colocar definitivamente en mal lugar a la nobleza, ni a la Orden de Calatrava ya que tampoco le interesaba indisponerse con ambas y dejó en el aire la posibilidad de que otro Comendador, indiscutiblemente noble y perteneciente a una Orden Militar, hipotéticamente la misma que la había poseído, volviese a tomar la propiedad del lugar? Lo desconocemos, lo que sí queda patente es que en su drama todos quedan bien parados: El pueblo que, a pesar del horrendo crimen, es perdonado por los Reyes, la Realeza que aparece magnánima y digna de encomio y veneración y la nobleza, representada en el Comendador, aunque indigno, pero que cabe la posibilidad de que otro noble más idóneo sea merecedor de recuperar el poder y la jurisdicción del pueblo.


    LOS HECHOS HISTÓRICOS

    La sublevación de la villa contra su Comendador ocurrió dentro de un enmarque político-social que hay que tener muy en cuenta para desvelar la explicación de la misma. En este hecho concurren varias causas, bien remotas, bien próximas que, sin ser exhaustivos vamos a referir brevemente:
    a) Las mercedes reales iniciadas por Enrique II, precisamente apodado el de las Mercedes quien, tras la muerte que causó a su hermano Pedro I, para congraciarse con la nobleza levantisca le hizo grandes donaciones que sus sucesores, aunque en menor medida, repitieron.
    b) La batalla de las Navas de Tolosa ocurrida en 1212 fue decisiva para debilitar el poderío musulmán en nuestra Península. A finales del siglo XIII, ya habían sido conquistadas la mayor parte tanto de Extremadura, cuanto de Andalucía. La nobleza, que había participado en ella, tanto la laica cuanto la religiosa de las Órdenes militares, recibió un importante impulso, ya que las tierras recién recuperadas son muy extensas y no hay suficientes vasallos para que puedan ser ocupadas como comarcas dependientes del Rey o de realengo. Esto obliga a los reyes a que, además de otorgar territorios a los nobles y religiosos que les han ayudado, no les quede más remedio que aumentar estas donaciones, dada la carencia de colonos reales que puedan habitarlos, lo que revierte en posesiones muy extensas acumuladas en muy pocas manos.
    c) Juan II determina en Valladolid el 5 de mayo de 1442 que las villas o pueblos que hayan sido previamente posesión de la corona de Castilla y hubiesen pasado a tierras de señorío, puedan levantarse en armas contra su poseedor[7].
    Enrique IV el 6 de agosto de 1460 en Valladolid cede Fuenteobejuna a Pedro Girón. Las razones de ella son económicas, y políticas[8]. Más adelante veremos cómo esta villa pasa de propiedad de Pedro Girón a la Orden de Calatrava.
    Córdoba, a cuya jurisdicción pertenece protesta contra esta determinación, pero aunque el rey confirma la orden, sin embargo exhorta al derecho de insurrección. La revolución no se lleva a cabo pero se crea un ambiente propicio para la misma que llegará en su momento.
    d) En el año 1474, una vez fallecido Enrique IV, Castilla se enfrenta en una guerra civil entre Isabela I y Juana, llamada la Beltraneja.
    e) Finalmente, otra causa que puede explicar el deseo D. Alonso de Aguilar de recuperar la villa, fue un intento de tomar Fuenteobejuna ocurrido en 1453, o sea veintitrés años antes del dramatizado por Lope y que fue dirigido por el también señor de Aguilar D. Pedro padre de Alonso. Al mando de las tropas de Córdoba, en un intento de volver al la jurisdicción de ésta las villas de Gahete, Hinojosa, Fuenteobejuna y Belmez, se dirigió contra ellas logrando sólo recuperar el lugar de Belmez, por lo que la operación se consideró un fracaso. Frustración que su hijo intentaría convertir en éxito, cosa que bien ciertamente consiguió
    Dos bandos se decantan claramente: Los que defienden el Derecho de Juana y los que prefieren que Isabel sea reina de Castilla. Los componentes de la Orden de Calatrava, están mayoritariamente del grupo de Juana aunque Fernán Gómez señor de Fuenteobejuna, al parecer, finalmente apoyó a Isabel.
    La segregación de la villa del dominio de Córdoba
    Sobre el asunto de la separación de Fuenteobejuna de la jurisdicción de Córdoba, tenemos que remontarnos al siglo XIV, pues a finales del mismo, o sea, el 30 de abril de 1394 Enrique III, le da un privilegio al Cabildo municipal cordobés por el que le promete que no enajenará de la ciudad lugares de su término[9]. El cinco de mayo de 1442, Juan II en Valladolid emite una ordenanza por la que, de forma general, dictamina que no se puedan separar villas, ni aldeas, ni jurisdicciones y que, si ocurriere, se puedan hacer levantamientos contra los que las ocupasen[10].
    Tenemos aquí un precepto legal, está emitido por el mismo rey, que justificaría y hasta dejaría impune, el alzamiento de Fuenteobejuna contra su señor. No duró mucho esta actitud de Juan II, pues a finales de 1444 concede a Gutierre de Sotomayor que es Maestre de la Orden de Alcántara y primer señor de La Puebla de Alconchel, el señorío de Belalcázar, además de los lugares de Gahete e Hinojosa como premio por los favores que le había prestado y al mismo tiempo castigaba a Córdoba, por haberse puesto en su contra y a favor del infante Enrique de Aragón el que protagonizó el golpe de Tordesillas en contra de Juan II.
    La familia Sotomayor estuvo vinculada a la Orden de Alcántara desde finales del siglo XIV. Don Gutierre fue nombrado Maestre de Alcántara en el año 1432.
    Al deslindar los terrenos correspondientes a estas villas, se incluye en ellas la mitad del de Fuenteobejuna y así, sin concesión expresa por parte del Rey, pasa a pertenecer al de Sotomayor, en cuyo nombre Diego de Orellana, la ocupa, pone en ella alcaides, oficiales y horca e incorpora dieciocho leguas de su término, segregándolas de la jurisdicción de Córdoba.
    Posteriormente el rey se desdice de lo prometido a Córdoba de no apartar lugares correspondientes a su término y le entrega al señor de Belalcázar parte de Fuenteobejuna
    Como es lógico, Córdoba no está de acuerdo con ello y eleva protesta legal ante Juan II quien, el nueve de marzo de 1448 y desde Valladolid, comunica a la ciudad que está “maravillado” de que se haya llevado a cabo tal usurpación, puesto que él no ha hecho a Gutierre de Sotomayor merced de ese mitad de Fuenteobejuna, por lo que manda a Córdoba que no consienta en la ocupación[11].
    La única forma efectiva y contundente de evitarla era mediante las armas, pero la ciudad, posiblemente no se encontraba en disposición de poderlo hacer y dejó pasar la oportunidad de poner en práctica lo que el Rey le ordenaba. Éste, seguramente para agradecerle nuevos servicios prestados por Gutierre de Sotomayor, se contradice de lo anterior y le concede la parte de la villa que todavía no había usurpado[12], por lo que su primo y lugarteniente, Fray Gonzalo de Raudona[13], se posesionó del resto de la misma, destituyó a los antiguos componentes del cabildo municipal y nombró en su lugar otros nuevos.
    Parece ser que a la ciudad de Córdoba no le quedó más remedio que reaccionar violentamente contra esta nueva usurpación que le hacía perder la totalidad del pueblo.
    Contaba con dos escritos que la instigaban a emprender una acción bélica. El primero dirigido de forma general para todo el Reino y el segundo enviado expresamente a Córdoba, ambos ya comentados, por los que su actuación quedaría impune, si se decidiese a recuperar la villa por la fuerza de las armas.
    Por ello en el año 1453 promulga unas ordenanzas que gravan la venta del vino, paños, etc. para recaudar dinero suficiente con el que costear la expedición que se va a enviar para recuperar los lugares de Gahete, Hinojosa, Fuenteobejuna y otros que, como sabemos, estaban en poder de Gutierre de Sotomayor[14]. Al frente de esta empresa van a estar dos cargos de los más importantes del Regimiento municipal cordobés. Uno de ellos es el ya mencionado, D. Pedro de Aguilar, Alcalde Mayor y el otro es el Alguacil Mayor, D. Diego Fernández.
    Las tropas cordobesas consiguen tomar Belmez y esperan recuperar las otras villas que, injustamente, posee Gutierre de Sotomayor. Esta toma y expectativa de recobrar lo que aún no han conseguido, se la comunica el Cabildo municipal cordobés al de Sevilla en un escrito que le dirige el 21 de marzo de 1453[15]. Lo que pone de manifiesto que no ha actuado fraudulentamente, ya que lo hace público de manera oficial y que, posiblemente, la ciudad de Sevilla estuviese de acuerdo con la actuación del Cabildo cordobés.
    Como es lógico, Gutierre de Sotomayor reacciona y se queja ante Juan II de la acción llevada a cabo por Córdoba, y éste el día dieciocho de septiembre de 1453, desde Valladolid, le envía un escrito al Corregidor de la ciudad, D. Alfonso de Stúñiga, exponiéndole la queja de Gutierre de Sotomayor.
    De la misma manera el Rey le manda al Corregidor cordobés que investigue los daños causados y restituya los lugares a D. Gutierre, así como todo lo que le haya sido usurpado[16].

    ¿Cómo pasa Fuenteobejuna a la Orden de Calatrava?
    Como ya he mencionado, Enrique IV, en 1460, entrega Fuenteobejuna al maestre de la Orden de Calatrava, D. Pedro Girón, donación que repite el rey el 3 de marzo de 1462[17]. La Orden de Calatrava recibe Fuenteobejuna por un trueque que hizo D. Pedro Girón, por los lugares de Osuna y Cazalla, y, por eso en el momento de la sublevación, ya no correspondía a la Orden de Alcántara. El 22 de marzo de 1462 se firma la escritura del canje de Osuna y Cazalla por Fuenteobejuna, el 28 de julio se ratifica el canje de las mencionadas localidades[18]. El 2 de Marzo de 1464 en Jaén, Enrique IV decide comprar a D. Pedro Girón las villas de Fuenteobejuna y Belmez, con sus fortalezas, vasallos etc por lo que otorga a su camarero el caballero veinticuatro de Córdoba, Gonzalo de Godoy, poder para que reciba en su nombre dichas villas[19].
    El día 3 de marzo de 1464, en Jaén, Enrique IV expide un documento para Córdoba en el que le manifiesta que ha hecho donación de Fuenteobejuna y Belmez a D. Pedro Girón. Merced que Córdoba había aprobado en las Cortes de Toledo de 1462, por lo que pide al Cabildo Cordobés que se reúna para consentir en la citad merced[20].
    Sin embargo, Enrique IV vuelve a dar muestra de sus veleidades y en 1465 anula todas las donaciones hechas a la Orden de Calatrava, y a la de Alcántara y es más, autoriza a Córdoba a que recupere por medio de las armas los lugares de Belmez y Fuenteobejuna. Esta real cédula está inserta en una copia autorizada obtenida por Córdoba en 1493[21]. La ciudad, en una situación como la mencionada anteriormente, no puede o no quiere llevar a cabo esta acción, por lo que en 1468 entra en escena, como señor de la villa, el Comendador Fernán Gómez de Guzmán, forçador e injusto detentor[22], al decir de Córdoba.
    Puesto que a la ciudad le ha sido autorizada nuevamente la recuperación de ella, como hemos dicho, algo se debió de empezar a tramar con este propósito, pues el 14 de Noviembre de 1474, el Rey Enrique IV envía una cédula a la ciudad por la que le dice que se reúna con su gente de armas y vaya a donde D. Alonso de Aguilar dispusiese.

    El porqué de la rebelión
    Para dilucidar, dentro de lo posible, los motivos que impulsaron a los lugareños a dar muerte a su señor tenemos que volver nuevamente a las crónicas que nos narran el hecho.
    Palencia presenta a Gómez de Guzmán, como ya he dicho, como una persona querida por los reyes, perseguidor del portugués Alfonso V y valiente caudillo, al que, tanto Alonso de Aguilar, Alcalde Mayor de Córdoba, cuanto D. Pedro Girón, Maestre de la misma Orden militar a la que pertenecía el Comendador quieren perder. De la misma manera nos expone que ambos, en lenguaje de hoy, habían enviado agitadores políticos que soliviantaron al pueblo para que llevasen a cabo el crimen. Ni Palencia, ni Rades, ni Lope coinciden en la razón por la cual los Reyes Católicos dejaron impune el cruel asesinato.
    Para el primero, éstos no castigaron a los culpables por los muchos apuros por los que pasaban en aquellos momentos. Yo considero que la falta de punición está sobradamente justificada, pues pienso que los monarcas podrían considerar la muerte del Comendador como una cosa secundaria ante las prioridades de la guerra que entonces los ocupaba y que, una vez finalizada ésta, dado que el hecho ya se había consumado, no volvieron sobre el asunto. Hemos de tener en cuenta que la guerra entre Isabel y Juana por la Corona de Castilla comienza el 10 de mayo de 1475 cuando el ejército portugués entró en Plasencia al mando de su rey con catorce mil infantes y cinco mil setecientos jinetes.
    Por lo tanto, su inicio ocurre casi un año después de la muerte del rey Enrique IV que fallece en Madrid el 11 de diciembre de 1474, y el consiguiente reconocimiento de Isabel por parte de la nobleza castellana como reina de Castilla. Otros, entre las que se encontraban las ciudades de Toledo y Burgos que después se pasarían al bando de Isabel, tomaban la determinación de señalar como tal a Juana; y tiene su culminación en septiembre del año 1479, es decir, más de tres años después de la muerte de Fernán Gómez de Guzmán.
    Rades justifica la falta de castigo a los villanos porque los Reyes no lo consideraron necesario cuando se enteraron de las tiranías que sobre ellos ejercía Fernán Gómez de Guzmán y que, ante esta prepotente actitud, el tiranicidio está permitido.
    Horacio en su Epistulae, 1, 1, 59-60 incluye una frase que decían los niños cuando jugaban: “Rex eris, aiunt, si recte facies (dicen: Serás rey si actúas rectamente). S. Isidoro de Sevilla, en el IV Concilio de Toledo, cuando la deposición del Rey Suintila, la amplía y la utiliza de la siguiente manera: “Rex eris, si recte facies, si non facies, non eris” (Serás rey si actúas rectamente, si no lo serás)[23].
    Estas citas tan antiguas sobre el ecuánime comportamiento del rey para que mereciese ser aceptado como tal, podríamos conectarlas con la tradición teológica que aprobaba el tiranicidio, justificado en la época visigótica y que perduró durante mucho tiempo después.
    Lope, en el momento crucial de la justicia real, hace desaparecer como causa del crimen el tema principal de la obra, es decir, los abusos sexuales del Comendador y pone en boca de los reyes razones de imposibilidad para no castigar a los villanos y así manifiesta en los versos del 2.442 al 2.445:

    REY:
    “Pues no puede averiguarse
    El suceso por escrito
    Aunque fue grave el delito
    Por fuerça ha de perdonarse”.

    Lo más lógico, dado que basa el argumento de la misma en la conducta libidinosa del personaje, hubiese sido que ésta fuese la causa eximente del crimen al que los Reyes considerarían como justo castigo por los abusos y tropelías que, a lo largo de su drama, son el hilo conductor del mismo
    No ofrece ninguna duda pues que, para Palencia, la muerte del Comendador fue un asesinato político, concebido, preparado y ejecutado, aunque no materialmente, como la mayoría de estos crímenes que han sucedido a lo largo de la Historia, por unas personas a las que les estorbaba la forma de actuación de otra.
    Para ello da las razones por las cuales, tanto D. Alonso de Aguilar, cuanto D. Pedro Girón, aunque cada uno por motivos distinto y, al parecer, actuando separadamente, quieren su perdición y no duda en presentarlos como instigadores del homicidio y, aunque de forma no manifiesta, fueron los motores de su ejecución.
    Sobre este asunto del deseo de ambos de perder a Fernán Gómez de Guzmán, opino que no es que hubiese connivencia entre ellos, sino más bien una coincidencia de comunes intereses que, aunque fuesen concomitantes, correspondían más bien a un propósito no manifiesto expresamente para lograr un mismo fin y que no había nacido de un pacto entre ambos para eliminar al Comendador. Por ello dice que ambos veían con malos ojos la actividad de Fernán Gómez y temían ante los planes que éste llevaba a cabo, dadas sus grandes riquezas y, por ello, buscaban continuamente la forma de perderlo.
    Además D. Pedro Girón sentía especial malquerencia contra Gómez de Guzmán y era abiertamente su enemigo, desde el fallecimiento del Maestre Pacheco, tutor de su sobrino Rodrigo Téllez Girón que, aunque menor de edad, fue elegido maestre de Calatrava, como ya he comentado.
    La enemistad entre Rodrigo Téllez Girón y Fernán Gómez de Guzmán puede encontrar explicación porque el primero es partidario de Dª Juana y el segundo, de Dª Isabel y, aunque ambos pertenezcan a la misma orden militar, la convivencia entre ellos es, como mínimo escabrosa, pero ello no quiere decir que el propósito de Rodrigo Téllez sea desprenderse de Fuenteobejuna para entregarla a Córdoba, sino deshacerse de alguna forma de su rival y ya habría oportunidad para nombrar otro comendador en dicha villa
    Trayéndola a nuestros días podríamos explicarla, como un caso típico de dos importantes políticos del mismo partido, cuyos intereses y actuaciones son contrapuestos y chocan entre ambos, por lo que uno de ellos ha de ser eliminado de la formación en la que milita. Sin embargo en la actualidad, por lo menos en nuestro País, cuando dos políticos se enfrentan no andan a tiro limpio ni acaba uno cruelmente con la vida del otro. Lo que se procura es anularlo dentro del partido, como más de un caso no muy lejano hemos podido comprobar en cualquiera de las formaciones políticas que nos son conocidas.
    La inquina de D. Alonso de Aguilar contra Fernán Gómez, seguramente, no era por motivos personales, sino debida al deseo del cordobés por traer a esta villa al dominio de Córdoba por la importancia económica que Fuenteobejuna tenía en aquellos momentos.
    Este pueblo era uno de los más poderosos dentro del reino de Córdoba. Contaría con, aproximadamente, cuatro mil habitantes, la capital tendría posiblemente sólo unas seis veces más. Era un centro eminentemente ganadero y por la magnitud de su producción de lana, los precios de ésta se fijaban en la capital por los que rigieran en la villa. No olvidemos el gran predicamento del que la Mesta gozaba entonces y la fuerza y poder que ostentaba.
    También hemos de tener en cuenta que, además de la mencionada fuente de riqueza, así de la lana, como de los productos derivados de las ovejas, otra de sus actividades de gran consideración era la explotación de las colmenas. Esta producción apícola, posiblemente fuese la más importante llevada a cabo por sus habitantes desde la más remota antigüedad, pues Plinio, en su descripción de la Betruria, llama a la villa Fons mellaria,es decir, Fuente de la miel.
    En documentos contemporáneos y de mucho tiempo después, hemos comprobado cómo a esta villa se le llana Fuanteabejuna, Fuentebejuna y Fuenteobejuna, o sea, Fuente de las abejas, nombres que no dejan lugar a dudas de que su denominación se la debe a ser un lugar en el que la miel era una de las más importantes, si no la principal, fuente de riqueza.
    Como todos sabemos, este producto era el único edulcorante que, hasta la llegada del azúcar se utilizaba. Además otro beneficio que se extrae de las colmenas es la cera que, junto con la grasa animal y el aceite, eran los que solamente se empleaban en la iluminación, con gran ventaja de la cera de abejas sobre los demás, pues ésta era la preferida por las clases nobiliarias y la que se utilizaba mucho para las velas de las iglesias.
    Estas dos importantes fuentes de riqueza representaban un bocado muy considerable para que los poderosos de Córdoba permitiesen que continuase arrebatado de su mesa. Por ello, no dudamos que aprovecharían cualquier oportunidad que se les presentase para recuperar tan exquisito manjar.
    Rades en su narración, no nos presenta a nadie determinado que organice y gestione la rebelión, solamente nos dice que fue el pueblo entero. No habla de cabecillas, ni menciona en ningún momento la actuación del alcalde de la villa o de sus regidores. La expone como una explosión popular de ira por el ansia de vengar los ultrajes que el Comendador les infiere a los lugareños.
    Aunque haya ocurrido en más de una ocasión en la Historia; recordemos las bagaudas romanas; aunque éstas, más que el alzamiento de una localidad en armas, como ocurre en la obra que estudiamos, eran más bien grupos de campesinos organizados en bandas armadas y con un principio elemental de jerarquía que luchaban contra los grandes propietarios, incluidos los episcopados y que tuvieron su mayor incidencia con las invasiones germánicas y que, desde la Galia hasta Hispania, se iniciaron en el siglo III d.C. y perduraron hasta el V.
    También son dignos de mención los movimientos o asonadas populares que, a lo largo del acontecer histórico, se han gestado contra medidas gubernamentales que hacía cada vez más miserable la vida del pueblo, como, por ejemplo el encarecimiento de los alimentos.
    Podemos hablar de una que, en principio, sí fue un levantamiento popular contra los invasores franceses: La del 2 de mayo de 1808, pero que casi de inmediato contó con la dirección de los capitanes Daoíz y Velarde y del Teniente Ruiz.
    Pero es mi opinión particular que ninguna de estas algaradas, asonadas o movimientos de la muchedumbre llamados espontáneos se hayan gestado y organizado sin unos cabecillas más o menos visibles que han encendido la llama de la indignación del pueblo, para que éste, como en una estampida, se lance en tropel para tomar justa venganza del oprobio al que considera que ha sido sometido.
    Por ello, repito que es mi consideración personal que no es admisible que así, sin motor alguno, un pueblo entero se alce en pie de guerra, sin que nadie lo dirija y más en aquella época, en la que los villanos vivían en un estado de casi total sometimiento a su señor. No podemos pensar que la rebelión se gestase por generación espontánea, ni mucho menos que, una vez realizada la acción y consumada la venganza, no hubiese unos dirigentes, ya en el pueblo, ya fuera de él, con fuerza suficiente para aglutinarlo, bien por miedo, bien por recompensa, para que todos a una, hombres, mujeres y niños, guardasen un hermético silencio y prefiriesen sufrir tortura antes que delatar al cabecilla o cabecillas que lo instigaron a levantarse en armas.
    Sin embargo, Lope quiere darle a la acción una visión de legalidad, en contra de lo que manifiesta Rades de Andrada, y nos presenta una reunión de todos los convecinos que, junto con su alcalde, regidores y resto de autoridades y, tras las invectivas de Laurencia, estudian el problema: La deshonra del pueblo, las afrentas de las que todos y cada uno han sido objeto y lo insoportable de la situación. Por ello, dado que el rey Fernando, ocupado, como está, en otros asuntos, es decir, la guerra contra la pretendiente al trono castellano: Juana, éste no podrá prestarles ayuda, y deciden que el pueblo en pleno vaya a la mansión del Comendador y le den muerte.

    Apoyo de Córdoba al levantamiento de Fuenteobejuna
    Ya hemos dicho que Enrique IV, en 1465, no sólo anula las mercedes hechas a los Maestres de Alcántara y Calatrava, sino que autoriza a Córdoba el derecho de rebelión a mano armada para recuperar los lugares de Gahete, Hinojosa, Fuenteobejuna y Belmez, por ello, cuando Fernán Gómez de Guzmán, como hemos dicho, se posesiona como señor de Fuenteobejuna en 1468 el calificativo de forzador e injusto detentor que Córdoba le aplica, nos parece más que justificado.
    También hemos mencionado que en 1474 Enrique IV autoriza a Córdoba a que recupere dichas villas, pero en el referido año muere este Rey, por lo que D. Alonso de Aguilar, opinamos que permanecería en expectativa ante el cariz que pudiese tomar la cuestión sucesoria, antes de decantarse por un bando u otro y, en consecuencia, conocer si el que triunfase estaría de acuerdo con la recuperación del pueblo.
    Al inicio de la guerra civil castellana, Alonso de Aguilar, junto con su cuñado el marqués de Villena, tomó partido por Juana la Beltraneja, pero, posiblemente, viendo del lado que se inclinaba la balanza se pasó al bando de Isabel.
    Seguramente por este cambio de facción y la inapreciable ayuda que representó para los Reyes Católicos, éstos en 1475 contestan a una carta del Concejo de Córdoba en la que les pedía que no enajenarán ni apartarán de la ciudad sus villas, castillos, etc. accediendo a dicha petición y además, cosa muy importante, que, cada vez que sea necesario, vayan contra quienes atenten contra dicha propiedad[24]. Esta carta es en respuesta a la petición que el procurador hizo a los reyes, rogándoles:

    “…Que jurasen y prometiesen por su fee real de mandar restituir a dicha ciudad todas las villas, lugares y fortalezas que por cualesquier persona le estuviesen ocupadas y tomadas para que todas estén so el señorío de la dicha ciudad”.

    Tenemos aquí otro documento real legal más por el que a Córdoba se le autoriza, si no se le incita, a que recupere por las armas los lugares que le pertenezcan y estén en manos de los que no sean legítimamente sus dueños. Por ello el citado Alonso de Aguilar, el Conde de Cabra y el señor de Montemayor tuvieron que restituir a la ciudad cordobesa los sitios que injustamente poseían.
    Esto de la ocupación de lugares de realengo por parte de los poderosos, es habitual en el reino de Córdoba y suponemos que en el resto de Castilla, pues en las actas capitulares que he estudiado, me he encontrado por doquier usurpación de tierras realengas por los caballeros veinticuatro, y pleitos ante la Chancillería real de Granada para poder recuperarlos[25].
    No actuó de igual forma la Orden de Calatrava con las villas del término cordobés que poseía, por lo que éstas, de grado o por fuerza, habrían de ser devueltas al dominio cordobés, repercutiendo indirectamente en beneficio de D. Alonso de Aguilar que ya era el Alcalde Mayor de Córdoba.
    Durante el año 1476, este personaje es ya el dueño de facto de Córdoba. Es el año de la rebelión de la villa que, para nuestro juicio, fue preparada, dirigida y comandada, aunque en la oscuridad, por este señor tan poderoso que entonces regía los destinos de la ciudad y, a no dudar, querría conseguir la villa y llevará a cabo su acción de forma solapada y astuta para que su nombre, por si hubiese represalias, no apareciese involucrado.
    El alzamiento, como ya hemos dicho, se llevó a cabo en la madrugada del 22 al 23 de abril de 1476. El día veintiocho del mismo mes y año, o sea, cinco días después, se extienden dos documentos por el Concejo de Córdoba en la Venta del Vado, lugar próximo a Fuenteobejuna. Uno de ellos es una carta de procuración otorgada a Pedro Rodríguez Cobo quien, como Procurador de Córdoba, actuará, en nombre de ésta en la toma de posesión de la villa. En el mismo documento se le dice que presente ciertas cartas de los Reyes Católicos sobre la restitución de las villas y fortalezas de Córdoba, ante en Concejo de la villa[26]. El otro documento, el más interesante, es respuesta a una carta enviada por el Concejo de Fuenteobejuna a Córdoba con P. Méndez de Sotomayor, Juan de Sotomayor y el Bachiller de Cea que contestaba a otra carta enviada por Córdoba con anterioridad. La carta de contestación de Córdoba, entre otras cosas dice:

    “... Y porque los dichos veinticuatro Pedro Tafur y Juan de Berrio llevan las escrituras que pedís, atiendan a lo que van a exponerles, pues decís que tanto deseáis el servicio del Rey y Reina.”[27]

    Pues bien, de Córdoba a Fuenteobejuna, en aquellos tiempos, había dos jornadas de camino; si el día veintiocho de abril, es decir, cinco días después de la revuelta, hay comisionados de Córdoba en la Venta del Vado, quiere decir que éstos han debido salir de la ciudad, como muy tarde, el día veintiséis, al recibir noticias de Fuenteobejuna. Noticias que debieron ser enviadas, a más tardar, el día veinticuatro, o sea, un día después de la rebelión; pero éstas son en contestación a otra carta remitida por Córdoba al concejo de Fuenteobejuna, la cual parece obvio que debió salir de Córdoba antes del motín, dada la proximidad de las fechas. ¿Qué decía la primera carta de Córdoba? ¿Era una garantía de apoyo a la proyectada revolución? ¿Era una promesa de ayuda, o la portaban hombres armados de Córdoba que actuaron entre los de la villa, en el momento de la sedición? ¿Son éstos los incitadores de los que nos habla Alonso de Palencia?
    De la misma manera es una incógnita la carta segunda de Fuenteobejuna a Córdoba. ¿Comunicaba el triunfo de la insurrección y el paso libre a la ciudad para que tomase posesión de la villa? Es nuestra opinión y creemos que no equivocada que esto sería lo más probable.
    Es una lástima que dichos documentos no hayan aparecido, cosa que, por lo demás, consideramos lógica si, como suponemos, respondían afirmativamente a las preguntas que hemos formulado, pues, en tal caso, las mandaría destruir alguna persona sumamente interesada en ello y a quien no le conviniese que estos escritos apareciesen (¿podría ser D. Alonso de Aguilar?), o acaso las conservó en su archivo personal y todavía no han sido encontradas, porque, triunfase o no el motín, si dichas cartas se hubiesen hecho públicas, quedaría patente la intervención de la ciudad y/o de Alonso de Aguilar. En ese caso, la Orden de Calatrava la inculparía y quizá los Reyes Católicos, ante unas pruebas tan evidentes, les hubiesen pedido responsabilidad por promover alborotos y haber sido la causa, directa o indirecta, de la muerte del Comendador.
    Pero, aunque los referidos escritos, hasta el presente, no se hayan encontrado, creemos que no es muy aventurado suponer que la carta que Córdoba envió a Fuenteobejuna trataría de la legalidad de la rebelión en virtud de los documentos de los Reyes Católicos, ya referidos, en los que se autorizaba a la ciudad a recuperar sus villas y fortalezas, y a la que Fuenteobejuna responde pidiendo dichas cartas para que, en virtud de ellas, quedase exculpada tras el amotinamiento, cosa que todos sabemos que así ocurrió. Por ello, como más arriba he dicho, Córdoba vuelve a contestar manifestando al Concejo de la villa que los veinticuatro Pedro Tafur y Juan de Berrio llevan las escrituras que les piden y éstas son las que, por la carta de procuración mencionada, han autorizado a Pedro Rodríguez Cobo a que las presente y que serán leídas en la toma de posesión de la villa por Córdoba.

    No sólo D. Alonso de Aguilar y el Concejo cordobés estaban interesados en la ocupación del pueblo, también el Cabildo Catedralicio tenía cuentas pendientes con el Comendador, pues el Obispo de Córdoba, D. Pedro Solier había requerido al Comendador y a su hermano a que le devolviesen los diezmos eclesiásticos de los que se habían apropiado indebidamente. Por eso, una vez tomada la villa por Córdoba, el treinta de abril de 1476, D. Juan Martínez, beneficiado de la iglesia de S. Pedro de Córdoba y vicario, se dirige al Concejo de Fuenteobejuna en reclamación de ochocientos mil maravedíes en concepto de los diezmos que el Comendador ha retenido injustamente en su poder y, dado que éste ha muerto y sus bienes han sido secuestrados por este Cabildo municipal, a él se dirige el mencionado Juan Martínez para reclamarle el importe mencionado.
    El requerimiento se manifiesta en los siguientes términos:

    “…D. Fernando Gómez de Guzmán, comendador mayor de la Orden de Calatrava, que estando en la villa poderosamente y contra la voluntad he dicho cabildo, cogió e hizo coger las rentas de los diezmos así de pan, como de menudo y vino de Fuenteobejuna, Belmez y Espiel, y los convirtió en su uso y provecho, sin tener para ello causa ni razón alguna.”[28]

    Según se enumera posteriormente en dicho documento, dichos diezmos corresponden a pan, trigo, cebada, vino, ganado, lana, miel y cera.
    En el mismo se manifiesta expresa y claramente las tres fuentes más importantes de riqueza de la villa, como ya hemos mencionado, es decir, la lana, la miel y la cera. Causa más que suficiente para que el Concejo cordobés desease con todas sus fuerzas incorporarla a su jurisdicción, dado que no había otro lugar dentro de sus términos que la igualase en la producción de tales productos.
    Con todos estos antecedentes y documentos legales, unos aparecidos, otros no, emitidos por los Reyes Católicos, la ciudad de Córdoba ya no encuentra inconveniente alguno para proceder a la incorporación de Fuenteobejuna a su territorio.

    Toma de posesión de la villa de Fuenteobejuna
    El veintinueve de abril de 1476, o sea, seis días después de la muerte del Comendador, a las diez de la mañana y en la ermita de S. Sebastián, se hallan presentes representantes del Concejo municipal de Córdoba y del de Fuenteobejuna, así como el Alcalde Mayor por el Rey, Pérez de Saavedra (en las Actas capitulares del cabildo cordobés, a partir del año 1533, hemos encontrado un caballero veinticuatro llamado Juan Pérez de Saavedra, posiblemente perteneciente a la familia de este alcalde mayor). Los primeros son el Alcalde Mayor de Córdoba, Juan de Berrio (en las actas capitulares del Cabildo municipal cordobés, correspondientes al año 1535, aparece por doquier un solicitador de la ciudad, llamado Juan de Berrio que, dados los 57 años transcurridos, suponemos podrá ser un descendiente de éste) y los veinticuatro Pedro Méndez de Sotomayor, Juan de Sousa, Pedro Tafur y Gonzalo de Cea. Queda patente documentalmente que un representante de los Reyes está presente con los caballeros de Córdoba ante el Cabildo de Fuenteobejuna.
    Si los Reyes no han autorizado esta toma de posesión, si no han estado, entre bambalinas, enterados de lo que se tramaba, ¿por qué un delegado suyo se encuentra junto a los cordobeses cuando llega el momento del cambio de jurisdicción de la villa a Córdoba, consintiendo y dando fe de ello?
    Opino que, si los Reyes Católicos no hubiesen estado, en la oscuridad, de acuerdo con la toma de la villa por parte de Córdoba no habría habido lugar para que un representante de su poder estuviese, con su presencia, consintiendo al despojo que se le hacía a la Orden de Calatrava.
    En la mañana del martes 30 de abril de 1476 y en la iglesia de Santa María, el Concejo de Fuenteobejuna, ante los representantes del Concejo de Córdoba, presta obediencia a la jurisdicción de esta ciudad.
    Cardenal Iracheta sospecha que la rebelión de la villa fue amparada por el poder real[29]. Caso de que esta hipótesis fuese cierta, avalaría la opinión de que Fernán Gómez de Guzmán era partidario de Juana y los RR.CC. buscaban subrepticiamente deshacerse de él. Es cierto que en contra de esta consideración existe en el Archivo histórico Nacional un legajo con el número 285-5[30] en el que se recoge un escrito dirigido por los Reyes Católicos a Dª Elvira de Stúñiga y a su hijo el Conde de Belalcázar, Gutierre III de Sotomayor, quienes le reclaman la villa de Fuenteobejuna porque el Rey D. Juan II de Castilla había hecho juro de heredad de la misma al suegro de Dª Elvira, D. Gutierre de Sotomayor, en el que les manifiestan que es su voluntad real que la dicha villa la posea de por vida el Comendador Fernán Gómez.
    Este escrito, aparte de poner de manifiesto que los Reyes Católicos no participaron directamente en este enojoso caso, nos orienta del lado en el que se encontraba Fernán Gómez de Guzmán en la lucha de los RR.CC. contra Juana, es decir, en el que sostiene Alonso de Palencia, al exponer que era contrario a ésta y que los reyes, en un momento bélico tan difícil, no quieren perder un valioso aliado desposeyéndolo de la villa que gobierna y entregársela a los Sotomayor, por muchos juros de heredad que les hubiese hecho el rey D. Juan, ya fallecido.
    Pese a esto, entiendo que existen fundadas sospechas, a pesar del mencionado escrito, de que los RR.CC., aunque seguramente no participaron en él, por lo menos tuvieron cierta connivencia con el hecho.
    El Cabildo de Fuenteobejuna, creemos que estaba representado en pleno, pues son testigos el Alcalde Mayor, Alfonso García Agredano, los alcaldes ordinarios Pedro Mateos y Fernández Mercedero, el alguacil Martín Blázquez de la Haba, así como los jurados, Pedro Ruiz, Pedro Alfón de Alijandre, Pedro García Alejandre y el escribano de la villa, Alfonso Fernández de Morales. Se exhiben y leen cuatro documentos: Dos son del veinte de abril de 1475 -las cédulas de los Reyes Católicos por las que les autorizan a rebelarse- y dos del veintiocho de abril de 1476.
    Los de Córdoba instan al Concejo de la villa a que, en virtud de la documentación aportada, se sometan a la jurisdicción de Córdoba.
    A la hora de la Salve, como dice el documento, es decir, por la tarde, los oficiales del Concejo de la villa, así como muchos vecinos de la misma rogaron y pidieron por merced a los señores de Córdoba,

    “…estando éstos en los mesones que son fuera de la villa, que les plogiese entrar e entrasen por la puerta de la calle Maestra”.

    La toma de posesión de la villa se llevó a cabo con todos los pronunciamientos legales de la época y, como hemos dicho, incluso en presencia de un delegado real y según el siguiente ritual:
    Una vez prestada obediencia, salieron de la iglesia y en un lugar frontero, en una plaza donde estaban “unos maderos fincados que era la picota”, los tiraron.
    A continuación el Juan de Berrio, en nombre de Córdoba, se sienta en un poyo y empieza a juzgar pleitos.
    Luego, ante la puerta de la Corredera que estaba cerrada, recibe la llave y cogiéndola abrió la puerta.
    Esta ceremonia se repite ante las puertas de S. Sebastián y la de Córdoba.[31]
    Los Reyes, como sabemos, enviaron un juez pesquisidor que inquiriese sobre el asunto y castigase a los culpables, caso de que fuesen hallados. Conocemos que las indagaciones resultaron infructuosas, ante la actitud de hermético silencio de los habitantes del pueblo, por lo que éste fue exonerado de toda culpa. Pero, nos preguntamos ¿pusieron los monarcas todo su celo en que la muerte del Comendador fuese punida, o sólo se limitaron, dado que también tenían interés en ello, a cubrir el expediente, sobreseer el asunto y dejarlo tal y como estaba?
    Por todo lo anteriormente expuesto considero que la sublevación de Fuenteobejuna no se debió solamente a una explosión de ira popular de unos vecinos airados por las ofensas sobre todo sexuales, como dice Lope, que el Comendador infringía a sus mujeres, ni por los desmanes que en asunto de pechos y tributos eran objeto por parte de Fernán Gómez de Guzmán. Detrás de todo esto que, ciertamente pueden ser unas concausas más, laten unos intereses muy importantes, tanto por parte de Alonso de Aguilar, el Cabildo municipal cordobés, el Cabildo de Fuenteobejuna y hasta del Cabildo catedralicio para que la villa volviese a la jurisdicción cordobesa. Fuenteobejuna vuelve al alfoz de Córdoba, en contra de la voluntad de la Orden de Calatrava, por lo que inmediatamente ésta incoa un pleito contra la ciudad para recuperar la villa.
    Aunque el litigio llega a extenderse hasta el año 1631, como he dicho, sin embargo, en el día 13 de septiembre del año 1513, la reina Dª Juana consigue entre ambos una concordia que se mantendrá hasta tanto el proceso se resuelva.
    Por los datos que proporcionan las Actas capitulares del Concejo Cordobés colijo que la Orden de Calatrava toma en secuestración el Castillo de Almodóvar del Río, y Córdoba deposita, a modo de fianza una cierta considerable cantidad de dinero que custodia el caballero 24 cordobés, D. Pedro Moñiz de Godoy para cuando su Majestad disponga que sea entregada a dicha Orden.
    Como considero muy reveladoras las menciones que, sobre ello, se hacen en las sesiones capitulares por los caballeros 24 y también por los jurados, espiguemos, dos de entre las muchas referencias que sobre ello hay:
    En el cabildo celebrado el 27 de febrero del año 1533, se dice:

    “…Garçi Guajardo, jurado requirió a los dichos señores que manden que haya abasto (de carne) por tajones e se tomen quinientos mil maravedíes de la tasación de Fuenteobejuna para que se les den también separados a los abastadotes porque de ello berná mucho provecho e utilidad a la república. E pidiólo por testimonio”.

    Igualmente en el celebrado el 6 de marzo del mismo año se manifiesta:

    “En este cabildo se platicó sobre el abasto de carnes e como sería bien que la çibdad diere prestados a las personas que se obligasen al dicho abasto con buenas fianças llanas e abonadas e por razón de que la çibdad no tiene a la presente propios, para ver si se escribía al rey que se tomen prestados quinientos mil maravedíes de los maravedíes que están depositados en Pedro Moñiz de Godoy veinticuatro de los de la tasación de Fuenteobejuna…”

    Se origina una discusión con posterior votación sobre ello y D. Juan Delando, también caballero veinticuatro manifiesta:

    “…que se tomen del dicho depósito de Fuenteobejuna dos mil ducados de oro debajo de buenas fianças e que esto dize porque estos dineros a mucho días que están depositados en el dicho Pedro Moñíz de Godoy, porque cuando su majestad fuere servido que se den, se buscarán e darán los executariales e lo que la horden es obligada a dar por fin e quito a la çibdad quedando libre la fortaleza de Almodóvar…”

    De lo anteriormente expuesto se coligen, varias deducciones:
    -La reina Dª Juana, creemos que, por ser parte interesada en que la Corona no perdiese el dominio de Fuenteobejuna, consigue una concordia entre la Orden de Calatrava y el reino de Córdoba.
    -Calatrava acepta, diríamos cuasi en compensación, la tenencia de la fortaleza-castillo de Almodóvar del Río, hasta tanto se resuelva definitivamente el litigio.
    -El Concejo de Córdoba ha de depositar, precisamente en uno de los componentes del mismo, cierta importante cantidad de dinero (en ningún momento se habla del monto total de la misma), para cuando su majestad disponga que se haya de entregar a la Orden de Calatrava.
    -Este dinero lo utiliza arbitrariamente el Concejo cordobés, para hacer frente a situaciones de falta de liquidez del mismo (hay más de un caso en las Actas capitulares en el que se utiliza para diversas necesidades, cuando el Cabildo no cuenta con efectivo suficiente. En ocasiones, parte de él se llega a emplear para el pago del Servicio real).
    Hay otro asunto que considero que debe ser tenido en cuenta.
    Los corregidores, enviados por los reyes, al llegar a su destino en Córdoba y los componentes del Cabildo municipal, es decir los Caballeros 24, y los jurados, al igual que el Alcalde Mayor y el Alguacil Mayor, cuando toman posesión de su oficio ante el resto de los integrantes del Regimiento, han de jurar:

    “…juró por Dios y por Santa María y por los Santos Evangelios y por la señal de la Cruz que en su pecho traía de Santiago, al cual por mí, el dicho escribano le fue dicho que jurara de guardar el seruiçio de Dios y de sus majestades […] y ser en la defensa de los términos y yurisdicciones de esta çibdad e su tierra, en espeçial de la villa de Fuente Vejuna…”[32]

    “…guardando en ello prençipalmente el seruiçio de Dios nuestro Señor e de sus majestades e el bien e provecho e la dicha çibdad de Córdoba e su tierra e las pramáticas e ordenanzas de esta dicha çibdad, los buenos usos e costumbres de ella en espeçial la hordenança que hablan en razón del vino de fuera e de ser en defensa de los términos e yurisdiccion de esta çibdad en espeçial de la villa de Fuentevejuna…”[33]

    “…guardando el seruiçio de Dios e de sus majestades e el bien e provecho de la dicha çibdad en especial la hordenanza del vino de fuera e será en defensa de los términos e yurisdicciones de esta çibdad en espeçial de la villa de Fuente Vejuna e terna el secreto del cabildo…”[34]
    “…e de guardar las preminençias de los caballeros del cabildo e las ordenanzas en espeçial la que habla en razón del vino de fuera e ser en defensa de los términos e juridiçiones de esta çibdad en espeçial la que habla en defensa de la villa de Fuente Vejuna…”[35]

    Específicamente se precisa que Fuenteobejuna debe permanecer dentro del reino cordobés. Pues bien D. Gonzalo Fernández de Córdoba, posiblemente descendiente de Alonso de Aguilar o de su hermano el Gran Capitán, es Comendador de la Orden de Calatrava y caballero veinticuatro del Cabildo cordobés[36], por lo tanto ha tenido que realizar dicho juramento para tomar posesión del cargo. ¿Cómo se explica que su Orden esté reclamando a Córdoba la devolución de Fuenteobejuna y él, que es comendador de la misma, jure que ha defender que dicha villa no sea separada de la ciudad?

    CONCLUSIONES

    En primer lugar quiero dejar bien sentado que la inigualable obra de Lope defiende los principios inmutables de su época y opino que de todas, y por ello sigue entusiasmando hoy día. Esos principios son: La preeminencia de los reyes, aunque hoy día no se acepten con la total sumisión de antaño, el honor, la libertad popular y la rebelión contra la tiranía de los señores feudales a los que lograron doblegar los Reyes Católicos.
    Lope, como cualquier escritor de obras de ficción toma de la sublevación de Fuenteobejuna aquello que le conviene para componer una pieza teatral, hoy reconocida y representada en el mundo entero, pero que, como es lógico, en cualquier escritor de ficción, no se ajusta totalmente a los hechos históricos realmente ocurridos.
    La realidad fidedigna que nos proporcionan los documentos consultados, nos demuestran normalmente que ésta discurre por un camino más real y ajustado a lo verdaderamente sucedido que lo que los literatos nos refieren en sus composiciones
    Muchos eran los intereses económicos, políticos y hasta de preeminencias personales comprometidas para dejar el asunto como estaba y que no fuese removido.
    Pienso que la primera es Isabel. Estaba demasiado atareada en su lucha contra Dª Juana y en su pensamiento no estaría el indisponerse con un señor tan poderoso como el de Aguilar no fuese a ser que volviese al lado del partido de su oponente, como había ocurrido al inicio de la contienda.
    El Cabildo municipal de Córdoba desearía con todas sus fuerzas que Fuenteobejuna volviese a su jurisdicción, tras tantas veleidades de los reyes Enrique IV y Juan II, de esta manera podría disponer de los productos tan abundantes en la villa, que antes hemos mencionado.
    El Concejo de Fuenteobejuna querría liberarse de la férula de un señor feudal y volver a ser tierra de realengo como antes lo había sido.
    Y también opino que D. Alonso de Aguilar se sentiría extremadamente orgulloso de haber conseguido la incorporación de Fuenteobejuna a la jurisdicción cordobesa.



    Manuel Villegas Ruiz
    Dr. En Filosofía y Letras (Gª e Hª



    SUCINTA DOCUMENTACIÓN
    FUENTES MANUSCRITAS
    ARCHIVO DE LA REAL ACADEMIA DE LA
    HISTORIA. Praecipue Sección del Registro General del Sello
    ARCHIVO CATEDRAL DE CÓRDOBA. Cajones JHS y O
    ARCHIVO MUNICIPAL DE SIMANCAS
    ARCHIVO MUNICIPAL DE CÓRDOBA. Actas Capitulares, passim.
    ARCHIVO MUNICIPAL DE BELALCAZAR
    ARCHIVO MUNICIPAL DE OSUNA
    ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL
    ARCHIVO MUNICIPAL DE SEVILLA.
    ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL, OSUNA.
    ARHIVO DE LA REAL ACADEMIA DE LA HITORIA .Fuente más consultada COLECCIÓN SALAZAR Y CASTRO XXXII, 50, 83


    BIBLIOGRAFÍA
    Manuel NIETO CUMPLIDO, Corpus Medievale Cordubense. 2 Tomos. Publicaciones el Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba. Córdoba 1979 y 1980
    Lope DE VEGA Y CARPIO, Fuenteobejuna. El Castigo sin venganza. Sant Vicenç dels Horts. Ediciones Orbis, S. A. y Editorial Origen, S.A., 1983.249 pp.

    Manuel VILLEGAS RUIZ. Fuenteoveuna. El Drama y la Historia. Baena (Córdoba) Adisur, S. A. Delegación de Cultura Excmª Diputación Provincial de Córdoba y Excmº Ayuntamiento de Fuenteobejuna, 1990, 105 pp.

    Francisco RADES DE ANDRADA, Chrónica de las tras Órdenes y cauallería de Sanctiago, Calatrava y Alcántara. Edición Juan de Ayala, Toledo, 1572.

    Alonso de PALENCIA,Crónica de Enrique IV Versión de Paz y Melia. BAE, Edición Atlas. Madrid 1975. Tomo CCCVIII
    Emilio CABRERA MUÑOZ, El Condado de Belalcázar (1444-1518). Publicaciones del Monte del monte de Piedad y Caja de Ahorros de Córdoba, 1977, 490pp.

    [1] Maurice DRUON, Los Reyes Malditos. (6 tomos), Barcelona, Círculo de Lectores, 1971.

    [2] ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL., Osuna, 13-1-1461, Legajo ¿35-1? (sin signatura). (En adelante A.H.N.)

    [3]Crónica de las tres Órdenes Militares de Rades de Andrada, Edición Juan de Ayala, Toledo, 1572.
    Folio, 74

    [4] El motivo de la enemistad de Enkidu estriba en lo que él consideraba un abuso de poder por parte de Gilgamesh en lo referente a la noche de bodas, y más precisamente, el derecho de pernada

    [5] Manuel CARDENAL IRACHETA, Fuenteobejuna, Clavileño, nº 11. Madrid, 1951.

    [6] José VALVERDE, “I Congreso Internacional sobre Lope de Vega y los orígenes del teatro Español”. Madrid, 1980.

    [7] ARCHIVO MUNICIPAL DE CÓRDOBA. Legajo 70. Documento nº 6. (En adelante, A. M. CO)

    [8] ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL., Osuna, Legajo sin signatura (¿35-1?) ( En adelante A.H.N)

    [9] 30 de abril de 1394.San Martín de Valdeiglesias. Colección Salazar y Castro. Tomo XXX II, 50,843

    [10] A. M. CO. Legajo, 70, documento nº 6.

    [11] Idem . Tumbo de Privilegios, folio 105, v.

    [12] A.H.N. Osuna, Carpeta 172, nº 1. doc. de 8 de marzo de 1540. Zamora.

    [13] IDEM. Osuna, Legajo, 335 -2-68, doc. del lunes 21 de agosto de 1452, Fuenteobejuna.

    [14] A.M.CO. Tumbo de Privilegios, folio 353, v

    [15] Archivo. Municipal. de Sevilla, actas Capitulares 1453, folio 16. En adelante A.M.SE.

    [16] A.H.N. Osuna, Legajo 325, nº 41.

    [17] A.M.CO, Legajo, 70

    [18] Ibidem,, Legajo, 70.

    [19] A.M.O., Legajo ¿35-2?

    [20] A.H.N., Osuna, Legajo 35-5

    [21] A.M.CO, Legajo 70, doc. nº 13

    [22] Ibidem., doc. nº 6

    [23] J. VIVES, Concilios visigóticos e hispano-romanos. Barcelona-Madrid, 1963, pp. 186 y ss.

    [24] ARCHIVO CATEDRAL DE CÓRDOBA (En adelante A.C.CO) Cajón O, inserta en documento 288 (formato cuartilla). Carta de los reyes D. Fernando y Dª Isabel dirigida al Concejo de Córdoba.

    [25] A.M.CO. Actas Capitulares., passim

    [26] A.C.CO. Cajón O doc. 288.

    [27] A.M.CO., Legajo 70, doc. Nº 6. Original incluido en el del 29 de abril de 1476. Ermita y Monasterio de S. Sebastián.

    [28] A.C.CO, Cajón O, Legajo 6, 286.

    [29] Manuel CARDENAL IRACHETA, Fuenteobejuna, Clavileño, nº 11. Madrid, 1951.

    [30] A. H. N., Osuna, Legajo 285-5.

    [31]A.M.CO, Cajón 8, Legado 286

    [32] A.M.CO. Actas capitulares 5 de mayo de 1535. Toma de posesión del oficio de corregidor de D. Fernando Pérez de Luján.

    [33]IBIBIDEM, 12 de mayo de 1533. Toma de posesión del caballero veinticuatro Diego de Córdoba.

    [34] IBIBIDEM, 8 de octubre de 1533. Toma de posesión del jurado Pedro Guajardo.

    [35] IBIBIDEM, 23 de mayo de 1535. Nombramiento del licenciado Molina como Alcalde Mayor y Rodrigo de Narváez como Alguacil Mayor

    [36] IBIBIDEM. 8 de mayo de 1533 et passim.

  2. #2
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    Re: Fuenteovejuna: La historia y la ficción literaria

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    Buenas tardes como están les cuento que vivo en una ciudad de 40000 habitantes del oeste de la provincia de buenos aires en argentina ... Me interesa el foro porque creo que es de mucha utilidad para las personas que como yo se dedican a escribir ficción .. No solo por la información sino también para intercambiar ideas... Es un gusto para mi contar con ustedes.

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