Reconquista de Almería :
Ni de día ni de noche, dice,
Hay en la hueste un momento de descanso.
Puebla los aires un solo grito :
¡ Almería ¡ ¡ La cruel Almería ¡
Repítenlo los jóvenes,
Repítenlo las viejas,
Repítenlo los niños,
Repítenlo también los obispos:
Almería ha de ser la ruina de los moabitas,
El palenque de los francos,
El sepulcro de los moros
Y el triunfo de los guerreros españoles.
Allí será la lucha,
Allí será el botín
Allí la recompensa,
Allí estarán los trabajos,
De allí vendrá la gloria.
Del Romancero :
Romance del juramento que tomó el Buen Cid al Rey Don Alfonso :
En Santa Águeda de Burgos,
Do juran los fijosdalgo,
Le toman jura a Alfonso
Por la muerte de su hermano.
Tomábasela el Buen Cid
Ese Buen Cid Castellano,
Sobre un cerrojo de hierro
Y una ballesta de palo,
Y con unos evangelios
Y un crucifijo en la mano.
Las palabras son tan fuertes
Que al buen rey le ponen espanto :
“ Villanos te maten, Alfonso,
Villanos, que no hidalgos,
De las Asturias de Oviedo,
Que no sean castellanos;
Mátente con aguijadas,
No con lanzas ni con dardos,
Con cuchillos cachicuernos,
No con puñales dorados;
Abarcas traigan calzadas,
Que no zapatos con lazo;
Capas traigan aguaderas,
No de contray, ni frisado;
Con camisones de estopa,
No de holanda, ni labrados;
Caballeros vengan en burras,
Que no en mulas ni en caballos;
Frenos traigan de cordel,
Que no cueros fogueados.
Maténte por las aradas,
Que o en villas ni en poblado;
Sáquente el corazón,
Por el siniestro costado,
Si no dijeres la verdad
De lo que te fuere preguntado :
Si fuiste o consentiste
En la muerte de tu hermano.”
Las juras eran tan fuertes
Que el rey no las ha otorgado.
Allí habló un caballero
Que del rey es más privado :
“ Haced la jura, buen rey,
No tengáis de eso cuidado,
Que nunca fue rey traidor
Ni papa descomulgado.”
Jurado había el rey,
Que en tal nunca se ha hallado;
Pero allí hablara el rey,
Malamente y enojado :
“ Muy mal me conjuras, Cid;
Cid muy mal me has conjurado;
Mas hoy me tomas la jura,
Mañana me besarás la mano.”
“ Por besar mano de rey
No me tengo por honrado;
Porque la besó mi padre
Me tengo por afrentado.”
” Vete de mis tierras, Cid,
Mal caballero probado,
Y no vengas más a ellas
Desde este día en un año.”
“ Pláceme-dijo el Buen Cid-;
Pláceme-dijo-de grado,
Por ser la primera cosa
Que mandas en tu reinado.
Tú me destierras por uno,
Yo me destierro por cuatro. “
Ya se parte el Buen Cid
Sin al rey besar la mano,
Con trescientos caballeros,
Todos eran hijosdalgo;
Todos son hombres mancebos,
Ninguno no había cano;
Todos llevan lanza en puño
Y el hierro acicalado,
Y llevan sendas adargas
Con borlas de colorado;
Mas no le faltó al Buen Cid
Adonde asentar su campo.
Álora, la bien cercada :
Álora, la bien cercada,
Tú que estás en par del río,
Cercóte el adelantado
Una mañana en domingo,
De peones y hombres d´armas
El campo bien guarnescido.
Con la gran artillería
Hecho te había un portillo.
Viérades moros y moras
Todos huir al castillo,
Las moras llevaban ropa,
Los moros harina y trigo,
Y las moras de quince años
Llevaban el oro fino,
Y los moricos pequeños
Llevaban la pasa e higo.
Por cima de la muralla
Su pendón llevaban tendido.
Entre almena y almena
Quedado se había un morico
Con una ballesta armada
Y en ella puesta un cuadrillo.
En altas voces decía
Que la gente lo había oído :
“ Tregua, tregua, adelantado,
Por tuyo se da el castillo. “
Alza la visera arriba
Por ver el que tal le dijo.
Asestárale a la frente,
Salido le ha al colodrillo.
Sácolo Pablo de rienda
Y de mano Jacobillo,
Estos dos que había criado
En su casa desde chicos.
Llevarónle a los maestros
Por ver si será guarido.
A las primeras palabras
El testamento les dijo.
¿ Cuál será aquel caballero….? :
“ ¿ Cuál será aquel caballero
De los míos más preciado,
Que me traiga la cabeza
De aquel moro señalado,
Que delante de mis ojos
A cuatro ha lanceado,
Pues que las cabezas trae
En el pretal del caballo ¿ “
Oídolo ha Don Manuel,
Que andaba por allí paseando,
Que de unas viejas heridas
No estaba del todo sano.
Apriesa pide las armas
Y en un punto fue armado,
Y por delante del corredor
Va arremetiendo el caballo.
Con la gran fuerza que puso
La sangre le ha reventado;
Gran lástima le han las damas
De velle que van tan flaco.
Ruéganle todos que vuelva;
Mas él no quiere aceptarlo.
Derecho va para el moro,
Que está en la plaza parado.
El moro, desque lo vido,
Desta manera ha hablado :
“ Bien sé yo, Don Manuel,
Que vienes determinado,
Y es la causa conocerme
Por las nuevas que te han dado;
Mas, porque logres tus días,
Vuélvete y deja el caballo,
Que yo soy el moro Muza,
Ese moro tan nombrado;
Soy de los almoradíes,
De quien el Cid ha temblado. “
“ Yo te lo agradezco, moro,
Que de mí tengas cuidado,
Que pues las damas me envían,
No volveré sin recaudo. “
Y sin hablar más razones
Entrambos se han apartado,
Y a los primeros encuentros
El moro deja el caballo
Y puso mano en un alfanje
Como valiente soldado.
Fuese para Don Manuel,
Que ya le estaba aguardando;
Mas Don Manuel, como diestro,
La lanza le había terciado.
Vara y media queda fuera,
Que le queda blandeando,
Y, desque muerto lo vido,
Apeóse del caballo.
Cortado le ha la cabeza
Y en la lanza la ha hincado,
Y por delante de las damas
Al buen rey la ha presentado. “
La hermana cautiva :
Un rey tenía dos hijos
Más hermosos que el sol bello,
Y entre los dos una niña
Que era el encanto del pueblo.
Todos los días de fiesta
La sacaban de paseo,
Y jugando al escondite
A la niña la perdieron.
No pudieron encontrarla
Por más pesquisas que hicieron.
Llorando su padre y madre
A su casa se volvieron.
Un día de los torneos
Paseó por la morería,
Y vi lavando a una mora
Al pie de una fuente fría :
“ Apártate, mora bella;
Apártate, mora linda,
Que va a beber mi caballo
De estas aguas cristalinas. “
“ No soy mora, caballero,
Que soy cristiana cautiva :
Me cautivaron los moros
Cuando yo era chiquitita. “
“ Si quieres venir a España,
Te llevo en caballería. “
“ Y los pañuelos que lavo
¿ A dónde los dejaría ¿ “
“ Los de seda y los de hilo
Conmigo los llevaría;
Los otros más ordinarios
Con la corriente se irían. “
Al pasar una montaña
La niña se suspiró.
“ ¿ Por qué lloras, mora bella ¿,
¿ Por qué lloras, mora linda ¿ “
“ Lloro porque en estos campos
Un día a caza venía
Con mi hermano el alcarreño
Y mi padre en compañía. “
“ ¡ Válgame Dios de los Cielos,
Qué grande suerte es la mía ¡
¡ Creí traer a una mora
Y traigo una hermana mía ¡
¡ Abran mis padres las puertas,
Ventanas y celosías,
Que aquí les traigo el tesoro
Por quien lloran noche y día ¡ “
Poesía de Luiz de Camoens :
Com naçoens differentes se engrandeçe,
Cercadas com as ondas do Océano,
Todas de tal nobleza, e tal valor,
Que qualquer dellas cuida, que ha melhor…,
O Tarragonez, que se fez claro…,
Sujeitando Parthenope inquieta,
O Navarro; as Asturias, que reparo,
Já forâo contra a gente mahometa,
O Gallego cauto, e o grande, e o raro,
Castellano, a quem fez o seu plantea,
Restituidor de Espanha, e senhor della,
Bethis, Leao, Granada com Castella.
Poesías de Francisco de Quevedo y Villegas :
Inscripción de la estatua del César Carlos V en Aranjuez :
Las selvas hizo navegar, y el viento
Al cáñamo en sus velas respetaba,
Cuando cortés su anhélito tasaba
Con la necesidad del movimiento.
Dilató su victoria el vencimiento
Por las riberas, que el Danubio lava.
Cayó África ardiente, gimió esclava
La falsa religión en fin sangriento.
Vio Roma en la desorden de su gente
Si no piadosa, ardiente valentía;
Y de España el rumor sosegó, ausente.
Retiró a Solimán, temor de Hungría;
Y por ser retirada más valiente,
Se retiró a sí mismo el postrer día.
A España :
Un godo, que una cueva en la montaña
Guardó, pudo cobrar las dos Castillas;
Del Betis y Genil las dos orillas,
Los herederos de tan grande hazaña.
A Navarra te dio justicia y maña,
Y un casamiento en Aragón, las sillas,
Con que a Sicilia y Nápoles humillas,
Y a quien Milán espléndida acompaña.
Muerte infeliz en Portugal arbola
Tus castillos. Colón pasó los godos
Al ignorado cerco de esta bola,
Y es más fácil, ¡ Oh España ¡ en muchos modos
Que a lo que a todos les quitaste sola,
Te puedan sola a ti quitar todos.
Sobre las hazañas de Don Pedro Girón, Duque de Osuna :
Diez galeras tomó, treinta bajeles;
Ochenta bergantines, dos mahonas;
Aprisionóle al turco dos coronas
Y los corsarios suyos más crueles.
Sacó del remo más de dos mil fieles,
Y turcos puso al remo mil personas;
Y tú, bella Parthénope, aprisionas
La frente que agotaba los laureles.
Sus llamas vio en su puerto de la Goleta,
Chicheri y la Calivia, saqueados,
Lloraron su bastón y su jineta.
Pálido vio el Danubio sus soldados,
Y a la Mosa y el Rin dio su trompeta
Ley, y murió temido de los hados.
En el túmulo de Don Fadrique de Toledo :
Al bastón que le vistes en la mano,
Con aspecto real y floreciente,
Obedeció pacífico el tridente
Del verde emperador del Océano.
Fuego oprobio al belga y luterano
Sus órdenes, sus armas, y su gente;
Y en su consejo, y brazo, felizmente
Venció los hados el monarca hispano.
Lo que en otros perdió la cobardía
Cobró armado y prudente su denuedo,
Que sin victorias no contó algún día.
Esto fue Don Fadrique de Toledo,
Y hoy nos ha desatado en sombra fría
Llanto a los ojos y al discurso miedo.
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