focos de
irradiación lingüística

R. Menéndez Pidal
Con la arrolladora invasión que sobrevino en 711, la mayor parte de España quedó sujeta al dominio musulmán. El orbe islámico fue más poderoso, más adelantado en milicia, en ciencias y en artes que el mundo cristiano, así que su dominación en España se consolidó por mucho tiempo. Los principales centros de vida romano-goda, Toledo, Hispalis, Córdoba, Mérida, Tarraco, Cesaraugusta, permanecieron cuatro o más siglos teniendo por lengua de cultura el árabe y muy aislados respecto a los cristianos del Norte: Toledo estuvo islamizada durante 370 años, Sevilla durante 530. La población cristiana que vivió sometida a los invasores se llamó mozárabe o 'arabizada'.

Mezquita de Córdoba
Detalle zócalo de la portada del Mihrab.
Abderramán, 785 comienza su construcción.


III. REGIONES Y ÉPOCAS

Daremos aquí una idea de los grandes centros culturales, o sea centros de vida política, social y literaria, que podían ser focos de irradiación para el uso lingüístico.

España mozárabe. Hasta 932

86. Con la arrolladora invasión que sobrevino en 711, la mayor parte de España quedó sujeta al dominio musulmán. El orbe islámico fué más poderoso, más adelantado en milicia, en ciencias y en artes que el mundo cristiano, así que su dominación en España se consolidó por mucho tiempo. Los principales centros de vida romano-goda, Toledo, Hispalis, Córdoba, Mérida, Tarraco, Cesaraugusta, permanecieron cuatro o más siglos teniendo por lengua de cultura el árabe y muy aislados respecto a los cristianos del Norte: Toledo estuvo islamizada durante 370 años, Sevilla durante 530. La población cristiana que vivió sometida a los invasores se llamó mozárabe o 'arabizada' 1.
Es antigua la opinión de que en la España musulmana la romanidad pereció en seguida, y que allí, desde el segundo siglo después de la invasión, se hablaba árabe únicamente o poco menos. Así Aldrete, Mariana, Burriel, Martinez Marina y otros muchos, desde el siglo XVII al XIX, pensaron que, a partir del siglo IX, al menos, el árabe era general y el latín dejó de ser entendido. Verdad es que Simonet 2 rebatió los testimonios por esos autores alegados, pero los argumentos de Simonet fueron contradichos a su vez por G. Baist, quien sentó de nuevo que, a partir del siglo X, no hay ya claros indicios de conservación de lengua romance en la España árabe 3. Eminentes filólogos, como F. Hanssen 4, tienen por buena la opinión de Baist.
Pero la crítica de Baist frecuentemente olvidaba los argumentos que le estorbaban. Veremos cómo los mozárabes hubieron de conservar siempre su lengua románica.
La historia de los mozárabes se desenvuelve en tres períodos bien distintos 5.


87. El primer período es de rebeldía, de heroísmo y de martirio. Dura hasta 932, fecha de la sumisión de Toledo al poder califal.
1] Los muladíes o españoles renegados se apoyaban a menudo en los mozárabes para rehusar obediencia a los emires de Córdoba. En estos movimientos autonomistas, los renegados eran siempre, claro es, el elemento directivo, por su entronque con la organización oficial musulmana.
Toledo empieza sus sublevaciones a fines del siglo VIII, y, bajo la protección del rey leonés Ordoño I (850-866), se constituyó en una especie de república autónoma. Zaragoza, desde 788, formó un Estado regido por el español renegado Muza ben Fortún, fundador de la dinastía muladí de los Beni Casi, ora feudataria de Córdoba, ora aliada de los toledanos, o de los navarros, o del rey de León Alfonso III el Magno, quien enviaba a Zaragoza su propio hijo Ordoño para que allí fuese educado (hacia 880). Mérida, rebelde también desde antiguo, fué desmantelada por el emir Mohammed en 868; pero en seguida el caudillo emeritense Ben Meruán, que asimismo era muladí o español, se estableció en Badajoz (875), lo fortificó y fundó allí un principado casi independiente, aliado también de Alfonso III por los años de 877.
2] Este siglo IX es, a la vez, la época de máxima exaltación nacional de los mozárabes. El Concilio de Córdoba de 839, donde asisten tres arzobispos y cinco obispos, muestra el celo del clero andaluz por mantener la unidad religiosa contra la herejía de los que llamaban «acephalos» o con prosodia romance acebaleos (§ 464). En seguida, la degollación de san Perfecto en Córdoba (850) abre una esplendente era de martirios. Los calabozos cordobeses, donde yacían amontonados los confesores de la fe cristiana, entre ellos las santas Flora y María, resonaban en himnos eclesiásticos, y allí, en la prisión, san Eulogio, gran cultivador de heroísmo, escribía el Documentum martyriale para esforzar a las vírgenes en el tremendo sacrificio de muerte (851) La cristiandad admiró a los nuevos santos, y ciertos monjes de Saint-Germain-des-Prés de París peregrinaron a Córdoba para llevar a su abadía cuerpos y reliquias de estos mártires mozárabes, prometiendo darles en París gran culto y honra (858).
3] Entonces, además de san Eulogio, florecen los otros grandes escritores religiosos mozárabes: Alvaro Cordobés y el abad Samsón. Aquí es de recordar cómo Samsón, hacia 864, combatiendo al sacrílego obispo de Málaga, Hostegesi (a quien llama por juego de palabras Hostis Jesu), se reía del mal latín que gastaba el tal obispo al escribir contempti por «contenti», y quidam pestis por «quaedam pestis»:
«quidam dicitur vir, et quaedam mulier», adviértele Samsón, y aun suministraal obispo otra larga lección gramatical de concordancia 6, que muestra cuánta rusticidad latina usaban ciertos eminentes clérigos, como el mal obispo malagueño.
Con este dato hay que confrontar el de Alvaro Cordobés, cuyo lndiculus luminosus, escrito en 854, lamenta la gran desnacionalización que cundía entre los mozárabes; los jóvenes cristianos adoptaban hasta tal punto las costumbres de los dominadores, que se circuncidaban por evitar denuestos, y enamorados de la erudición musulmana, sólo se deleitaban en los versos y las fábulas árabes, sólo leían los libros de los infieles, así que, desconociendo los textos latinos, olvidaban el propio idioma: «¡Heu, pro dolor! linguam suam nesciunt christiani et linguam propriam non advertunt latini!
»; «en la gente de Cristo apenas hallarás uno entre mil que pueda escribir razonablemente una carta a su hermano, y, en cambio, los hay innumerables que os sabrán declarar la pompa de las voces arábigas y que conocen los primores de la métrica árabe mejor que los infieles» 7. Claro es que Alvaro se refiere aquí a la lengua. latina, única lengua escrita entonces.
Sin embargo, esas palabras de Alvaro han hecho creer a algunos que el romanismo se estaba perdiendo entre los mozárabes, aunque sólo nos autorizan a afirmar que los mozárabes más cultos eran bilingües, como el mártir san Perfecto, que hablaba en árabe con sus acusadores 8. Tan lejos de olvidarse estaba la lengua vulgar, que sabemos había entre los musulmanes muy altos personajes, o muy venerables por su virtud, que no sabían hablar árabe y sólo se expresaban en lengua aljamiada o romance. Por ejemplo, el padre del eunuco Násar, favorito de Abderrahman II, no sabía hablar sino en aljamía; así nos lo dice expresamente una anécdota de Aljoxaní al presentárnoslo en una calle de Córdoba, hacia 850, rodeado fastuosamente de su guardia personal y gritando en romance a las personas del séquito del cadí o juez 9. Otra anécdota del mismo AIjoxaní nos cuenta de un virtuoso cordobés llamado Yenáir (nótese que lleva nombre romance, esto es, Januarius, Genero Giner), hombre popular y venerado por sus ortodoxas doctrinas musulmanas, el cual no hablaba sino romance, y en un proceso contra el cadí, hacia 836, ante los ministros del califa declara en aljamía, y califica al acusado con un diminutivo romance tan expresivo, que el monarca Abderrahman II, cuando le fue comunicado por los ministros el texto de la frase, quedó convencido de la culpabilidad del enjuiciado y lo destituyó 10.
Mas dejando aparte estos casos extremos, repetimos que, en general, los musulmanes cultos, lo mismo que los mozárabes, serían bilingües, como el cadí o juez de Córdoba Suléiman ben Asuad (hacia 870), que, en la sala de la audiencia pública, contesta humorísticamente en aljamía a una pobre mujer que le habla en aljamía pidiéndole justicia 11. Un alto funcionario podía tener como lengua materna la romance; así, en 921, entre los candidatos para el cargo de cadí de la capital del califato, figuraba uno cuyo padre y madre eran de familia completamente latinada 12; ¿qué no sucedería en puntos alejados del gran centro oficial? Entre el pueblo dominaba sin duda el romance, y esta lengua se imponía a los poetas musulmanes populares, como lo muestra el hecho mencionado por Ben Bassam del ciego Mocáddam de Cabra, el inventor del género lírico hispano-árabe de las muswaššahas, o canciones estróficas con estribillo, en las cuales se empleaba
«la manera de hablar del vulgo ignorante y la lengua aljamiada» 13. Es que Mocáddam sería español de raza y tendría como lengua principal la romance; pero su vulgarismo y su aljamía no impidieron que él fuese uno de los poetas favoritos del sultán Abdállah (888-912), según nos dice Ben Jaldún14.
4] Este período de preponderancia de los mozárabes y aljamiados se cierra con la rebelión más importante de todas, la de los cristianos de la serranía de Ronda, que comenzó en 879, y que luego, al año siguiente, fué capitaneada por Omar ben Hafsún, hijo de noble familia goda recién renegada.
El historiador Ben Ha
án, al referir estas luchas, nos viene a informar de que los andaluces sublevados hablaban lengua española. Cuando el sultán Abdállah, después de gran demora, sacó al fin su ejército para combatir a los rebeldes en 891, Omar manifestó su alegría dirigiéndose a su amigo Ben Mastana en unas frases dichas en español, las primeras palabras de las cuales eran «¡Esto es una bravata de la boyada!», y Ben Ha
án inserta en su árabe, para más propiedad, la palabra romance boyata, explicándola
«voz que en aljamía quiere decir manada de bueye» 15.

Por cierto que la jactancia salió mal por esta vez a Omar, que se vió derrotado y desposeído de su castillo de Polei; mas el sentimiento nacional cristiano de losrebeldes brilló esplendoroso en la multitud de prisioneros hechos en Polei, quienes halagados por el califa con el perdón, si se convertían al Islam, se dejaron todos degollar, según el mismo Ben Ha
án, menos uno que flaqueó, y para salvar la vida pronunció la profesión de fe musulmana. El mismo Omar ben Hafsún, continuando su guerra nacionalista, acabó por hacerse cristiano públicamente, y como cristiano fué sepultado a su fallecimiento en su castillo de Bobastro, en la sierra de Ronda (917).
La muerte de Omar señala el fin de esta época de insurrección. Primero los cristianos y muladíes de Sevilla fueron exterminados por los árabes en 891; después, bajo el fuerte gobierno de Abderrahman III, los Beni Casi fueron desposeídos de Zaragoza. en 924; el último hijo de Omar ben Hafsún entregó a Bobastro en 928; y Toledo, tras un cerco de dos años, tuvo que abrir sus puertas al califa, el cual entró vencedor en la ciudad el año 932. El martirio en Córdoba de santa Argentea, hija de Ornar ben Hafsún {937), puede ser mirado como último episodio de esta edad de entusiasmo nacionalista.
En resumen: durante más de los dos siglos primeros de islamismo predomina la aljamía en la España musulmana. A esto contribuía mucho elhecho de que los principales centros de población, como Sevilla, estaban llenos casi totalmente por los romano-godos; los árabes no gustaban de las ciudades; preferían establecerse en la campiña, en las heredades de los fugitivos o de los despojados 16. Esta época es también la de máxima influencia de los mozárabes sobre los cristianos del Norte, colaborando activamente en la repoblación y en la cultura de los reinos reconquistadores.


España mozárabe. De 932 a 1099.

88. El segundo período en la vida de los mozárabes es de postramiento ; el espíritu naciona] cristiano se apaga hasta casi extinguirse; en cambio, la cultura musulmana española florece, sobre todo en el reino de Sevilla, hasta que la destruyen los invasores africanos almorávides. Terminamos este período en 1099, año en que ocurre el primer acto conocido de persecución contra los mozárabes por parte de los almorávides; es también el año de la muerte del Cid, suceso que determina el abandono de Valencia y primera emigración en masa de mozárabes (1102).
I ] Respecto a esta época se duda mucho de que los mozárabes conservasen su lengua románica. El famoso códice de la Biblioteca Nacional, que contiene la traducción árabe de los cánones eclesiásticos, está escrito, en 1049, por el presbítero Vicencio y dedicado a cierto obispo, Abdelmélic, que, a juzgar por su nombre, era hombre arabizado; el examen de este códice hace decir a muchos: «¿ qué conocimiento del latín ni del romance podía haber entonces, cuando un libro como éste, destinado a los teólogos y al clero superior, necesitaba tal traducción?
» 17. Pero estas y otras versiones árabes, que en abundancia se hicieron, respondían a la necesidad de incorporar la erudición cristiana a la superior cultura árabe; no por otro motivo el arzobispo de Sevilla, Juan, había antes expuesto en árabe las sagradas escrituras, «quas ad informatione posterorum arabice conscriptas reliquit», según dice expresamente el arzobispo Rodrigo Toledano 18.
Varias inscripciones latinas que se han hallado en Córdoba, en Granada o en Málaga, pertenecientes a la segunda mitad del siglo X y a la primera del XI 19, nos atestiguan el uso del latín como lengua escrita en aquella sociedad cristiana regularmente organizada dentro de la musulmana. Son a veces largos epitafios, rememorando a un monje Amansvindo de la sierra de Málaga, 982 (24 hemistiquios), a un obispo Daniel (de Badajoz?), año 1000, a un noble Cipriano de Granada, 1002. La lengua hablada era romance, y esto aun en Córdoba, donde naturalmente el poder de atracción de la lengua oficial árabe había de ser mayor. Así sabemos que en Agosto de 971 los cristianos de Córdoba sirvieron de intérpretes entre los embajadores del conde barcelonés Borrell y el califa Alháken II, y en octubre de ese mismo año, el cadí de los cristianos de Córdoba, su obispo Iça ben Mansur su conde Moawia ben Lupo y el metropolitano de Sevilla, Obaidállah ben Cásim, sirven también de intérpretes a los embajadores llegados de parte de Elvira, regente del rey leonés Ramiro III. Poco después, en 973, el mismo cadí, actuando de nuevo como intérprete, por traducir con demasiada. exactitud otra embajada. insultante de la rejna Elvira , fué destituido, y el metropolitano marchó a León como intérprete de la embajada que Alháken II enviaba a su vez ante Elvira. 20. Los mozárabes cultos seguían, pues, siendo bilingües. El hecho de que hablasen el árabe como lengua. propia era excepcionalisimo y exigía una explicación especial; un autor musulmán refiere como cosa rara que cuando el rey de Sevilla, Abulcásim, hizo una incursión en Portugal, hacia 1025, encontró en Alafoens (al Noroeste de Viseo ) unos cristianos originarios de gentes que habían pactado con el conquistador de España Muza ben Nosair, y entre ellos había muchos que hablaban en lengua árabe, los cuales pretendían descender de un Jebala ben AIayham, árabe que se había convertido al cristianismo; pero la verdad era que descendían de los antiguos cristianos del tiempo de la conquista 21.
2] Entre los musulmanes también continúan usándose las dos lenguas. Abderrahman III y sus cortesanos bromean, improvisando versos en los cuales intercalan una frase española que sirve de rima 22. Todos los escritores árabes españoles interesados en la nomenclatura de las cosas aluden a cada paso a la lengua romance usada entre ellos; Ben Jóljol, por ejemplo, que comenta a Dioscórides en Córdoba, en 982, dice una vez que la planta 'dafne" «entre nosotros se llama en latiní orbaco
», y en otra ocasión dice que el 'heliotropion' «se nombra en latiní vulgar entre nosotros tornašole» 23. Este bilingüismo de la España musulmana es notado por el viajero oriental Almocadasí, en la segunda mitad del siglo X, el cual, aunque no estuvo por los países de Occidente, está bien informado de ellos, y dice: «La lengua que hablan los de Occidente es arábiga, si bien oscura y difícil de entender, distinta de las que hemos mencionado de otras regiones; tienen además otra lengua semejante o relacionada con la romÍ» (esto es, con la latina)24. El hecho de carecer de este bilingüismo parece raro; el cordobés Ben Házam (muerto en 1064), hablando de varias singularidades que en sus costumbres tenía la familia árabe de los Bali, establecida en Morón y en un pueblo al Norte de Córdoba, dice como cosa chocante: «Por lo que toca a su lengua, no saben hablar en latinía (o romance), sino exclusivamente en árabe, y esto tanto las mujeres como los hombres» 25. Menos extraordinario era quizá el caso de los musulmanes que no sabían árabe: un austero asceta y director de conciencias, el toledano Temam Ben Afif (muerto en 1059), «cuando era consultado acerca de los que no sabían hablar en árabe, decía: si vuestras obras se expresan con claridad, no os dañará la lengua que habláis) 26.
3] La cuestión del idioma continúa, pues, igual que en e] período anterior, aunque el espíritu nacional de mozárabes y muladíes no da señales de vida. A este postramiento contribuyó mucho la exaltación islámica producida por el genio político y militar de Almanzor, quien supo atraer a su amparo o vasallaje y a su hueste multitud de cristianos, ora mozárabes, ora del Norte27 y con una larga serie de campañas, que duraron desde 977 hasta 1002, fecha de su muerte, puso a la cristiandad de la España independiente en continua derrota desde Barcelona (985) hasta Santiago (997).
No obstante, cuando a la muerte de Almanzor sobrevino la decadencia musulmana de los reinos de taifas, los mozárabes pudieron prestar aún muchos servicios a la reconquista. Recuérdese el conde mozárabe Sisenando, hijo de David, que nacido en tierra de Coimbra y cautivado por el rey moro de Sevilla, se había encumbrado en la corte de éste ya su servicio había combatido a los cristianos; pero luego, acogido en la corte de Fernando I de Castilla, ayuda a éste en la reconquista de Portugal, y colabora mucho en la política de Alfonso VI 28. Recuérdese también que cuando ese rey Fernando I gana a Coimbra, en 1064, es socorrido con víveres por los monjes mozárabes de Lorván 29, y cuando el Cid conquistó a Valencia., 1094, adoptó la política medida de poner por guardas de las murallas a los mozárabes de la ciudad, «porque fueran criados con los moros et fablavan assi como ellos et sabien sus maneras e sus costumbres» 30.
Consérvanse noticias del culto de los mozárabes de Córdoba hacia 1025, de sus monjes en 1066; de las iglesias de Denia y Orihuela en 1058; de los obispos de Zaragoza en 1040 y 1077, etc.; se habla de la reconquista de varios lugares en el siglo XI por levantamiento de su población mozárabe 31. En ese siglo los cristianos de Toledo musulmana conservaban seis parroquias y su arzobispo al frente; también los cristianos de Huesca conservaban al menos su iglesia de San Pedro el Viejo, cuando la reconquista en 1096 32.
Conviene recordar un hecho importante ; un mozárabe toledano hacia mediados del siglo XI escribe cierta Crónica Pseudo-Isidoriana, inspirada en autores cristianos y árabes; en ella resume la leyenda de la hija del conde Julián, estuprada por el rey godo Vitiza, anécdota que, según todas las apariencias, proviene de un relato poético, mozárabe también, y en lengua vulgar 33. Es decir, que los mozárabes toledanos, pocos años antes que su ciudad cayese en poder de Alfonso VI, tenían alguna actividad literaria, ora en latín, ora en romance.


España mozárabe. A partir de 1099.

89. El tercer período es de emigración y gran mengua de los mozárabes, por efecto del advenimiento de dos dinastías africanas, la de los almorávides, sobre todo a partir del año 1099, y la de los almohades desde 1146.
1] Las varias invasiones almorávides, inspiradas en gran parte por un rígido fanatismo religioso, no sólo detuvieron durante algún tiempo la reconquista de los cristianos del Norte, salvo los éxitos del Cid, sino que se ensañaron en perseguir los mozárabes del Sur. El primer episodio de persecución que podemos citar se produjo en 1099, cuando los alfaquíes, que tanta intervención asumieron en todas las decisiones del emperador almorávide Yúsuf ben Texefín, aconsejaron la destrucción de una hermosísima iglesia de Granada; el emperador mandó en seguida demolerla y saquearla 34.
Los mozárabes de la ciudad de Valencia juzgaban imposible su permanencia entre los almorávides cuando el rey Alfonso VI y Jimena, la viuda del Cid, abandonaron a los africanos la conquista en 1102; todos entonces se expatriaron y se fueron a Castilla con la heroica defensora, pegando fuego a la ciudad abandonada 35. A esta primera emigración en masa siguieron otras. Desde luego, en 1106 fueron expatriados los mozárabes de Málaga, probablemente al África 36.
Pocos años después, los oprimidos mozárabes granadinos intentaron una gran rebelión: eran nada menos que 12.000 en edad de tomar armas, y enviaron su censo al rey aragonés Alfonso I el Batallador, invitándole a ir en su ayuda, para apoderarse de Granada, y asegurándole además el levantamiento de los mozárabes de otras regiones. El Batallador emprendió una gran expedición en 1125-1126, llegando hasta el mar granadino de Salobreña, pero la rebelión fracasó y 10.000 mozárabes se expatriaron siguiendo a la hueste aragonesa en su retirada. En venganza de esta conjura, el emperador almorávide, Alí, deportó al Africa grandes masas de mozárabes, en el otoño de 1126, internándolos en Marruecos, principalmente en Fez y Mequinez.

La deportación de los cristianos fue un principio político de los almorávides. Cuando, en el mismo año 1126, Alí entregó el gobierno de la España musulmana a su hijo Texefín para retirarse a Marruecos, uno de los consejos que dió a su hijo fue el de enviar al Africa todos los cautivos, hombres o mujeres; con los hombres válidos formaba allá preciadas milicias cristianas. Y fiel a este principio, Texefín, al retirarse a su vez al Africa, en 1138, se llevó consigo multitud de cautivos y mozárabes:
«multos christianos quos vocant muzarabes, qui habitabant ab annis antiquis in terra agarenorun» 37. Sin embargo, los mozárabes de Córdoba mantenían una basílica de Santa María donde fué enterrado honoríficamente un sacerdote portugués que allí murió cautivo y mártir en 1147 38.
2] La decadencia extrema de los mozárabes viene con la nueva invasión de los almohades, iniciada en 1146. Los destructores del Imperio almorávide se jactaban de ser más intolerantes y fanáticos que sus antecesores. Cuando conquistaron a Sevilla (enero 1147), se puede decir que acaba la organización cristiana en Andalucía: el metropolitano de Sevilla, los obispos de Medina-Sidonia, Niebla y otras diócesis abandonan sus escasos fieles y huyen a terminar sus días en el reino de Castilla, en Talavera o en Toledo 39. También sabemos que los mozárabes de Granada fueron casi exterminados en una revuelta del año 1164. El sultán almohade Abdelmumen decretó la expulsión de todos los cristianos y judíos que no quisiesen islamizarse, y su segundo sucesor Yácub, el vencedor de Alarcos (1195), se jactaba de que los almohades no habían dejado en todo el Occidente musulmán ninguna sinagoga ni iglesia. Así pasaron Andalucía, Murcia y Valencia el último siglo anterior a su reconquista, en el cual los mozárabes llegaron a punto de mayor abatimiento. Sin embargo, seguían practicando la religión y su suerte preocupaba en Roma; Celestino III, en 1192, manda al arzobispo de Toledo que envíe a Sevilla y otras ciudades de sarracenos donde moran cristianos, algún sacerdote sabedor del latín y del árabe para que conforte a los que se mantienen firmes en los sacramentos de la Iglesia e instruya a los caídos en superstición 40.
Así, mientras las ciudades reconquistadas a comienzos del siglo XII tenían aún densa población cristiana, por ejemplo Zaragoza, que tenía un barrio mozárabe cuando fué tomada en 1118 41, las ciudades conquistadas en el siglo XIII, como Valencia, Córdoba y Sevilla, conservarían pocos mozárabes, y esos faltos de importancia social, sin obispos y sin organización civil; de ellos ya no tenemos noticias apenas. No obstante, debemos recordar alguna mención suelta, como la de un don Jaime, mozárabe que residía en Sevilla junto a la puerta de la Macarena en 1201, o la de permitir los moros la construcción de nuevos templos mozárabes, como lo indica una inscripción latina que se puso al edificar una iglesia en Sanlúcar la Mayor, en 1214, y que acababa con una frase romance del arquitecto : «EN ERA DE M.CC.LII TOMÉ ACABÓ DE LABRAR ESTA EGLESIA
» 42. También en la primera mitad del XIII, Jacobo de Vitry nos asegura que los cristianos que convivían con los sarracenos, «mosarabes nuncupati», usaban el latín como lengua docta en los escritos 43. Por último, en 1227, once años antes que Valencia fuera reconquistada, nació en esa ciudad, de padres mozárabes, nobles y ricos, san Pedro Pascual, escritor en latín y en castellano, gran impugnador de la religión musulmana, que fué obispo de Jaén y padeció martirio en Granada el año 1300; pero debemos considerar también que no se hubiera destacado este último gran mozárabe a no haber sido recibido y ayudado por los reconquistadores.
3] En este tercer período de gran decadencia, el romance mozárabe conserva todavía considerable valor social y aun literario. Los botánicos que escriben entre los siglos XI y XII siguen lo mismo que en el X, juzgando necesario dar el nombre mozárabe de las plantas que describen, prueba de que el bilingüismo continuaba muy vigoroso en todo el Andalus.
El anónimo sevillano que escribe en los últimos años del siglo XI y primeros del XII, da los nombres de las plantas en árabe con su correspondencia en la aljamía de al-Andalus, a la cual asigna voces como nabello (que en otro pasaje escribe con diptongo, nabiello, Asin 373°); zobolla de porco, «que en árabe significa 'cebolla de cerdo'» (200º); yerba putda, «que quiere decir 'pútida, hedionda'» (463°), yerba de foco, «(esto es 'de fuego'» (649°), cocómir d'asno 'cohombro de asno' (Asin 147°) o mentrašto 'mastranzo' (Asin 351°); señala también denominaciones locales que no hay que tomar como exclusivas de tal localidad, sino como frecuentes en ella, así, de Córdoba, espina alba (222°); de Zaragoza , bontronca 'betónica' por abundar mucho en tierra zaragozana (83°), también cambrón (111º); de Toledo y Zaragoza, mansanilla; de la Frontera Superior, o sea de la frontera de Aragón y Barcelona, mauro bišco (342°); en la aljamía de l a F r o n t e r a, sin especificar qué frontera, malbella, «cuyo significado en árabe es 'malvita pequeña'» (322°), o gritada ira 'gritadera', la planta que en aljamía general se llama tracontíya 'dragontea',
«y se la llama gritadaira porque, cuando la corteza de su tallo se abre por la salida de los brotes, produce un sonido agudo que se oye perfectamente» (586°), camellín «porque es pasto para los camellos» (112°), etc.
De ese sevillano anónimo es contemporáneo Aben Buclárix, que escribe en Zaragoza pocos años antes de la reconquista de esta ciudad por Alfonso el Batallador en 1118; también él nos menciona muchas voces de uso general en la aIjamía del Andalus, y también distingue algunas más propias de la aljamía de Zaragoza, como la ya citada bentrónica, o la de la planta tracontíya, o la de vitriáira ' vidraria'; otras voces dice pertenecen a la aljamía de Valencia, como táparaš 'alcaparras'; otras a la aljamía del Oriente del Andalus, como grámen 'grama' 44.
Al terminarse ya la dominación musulmana en la mayor parte de Andalucía, el botánico malagueño Aben AIbeitar, muerto en 1248, aparte de unas treinta veces que cita la aljamía del Andalus, sin más, especifica otras cinco veces que esa aljamía andaluza era latinía y hasta da una docena de nombres diciendo sólo que son de latinía, o latín; también atribuye algunas voces particularmente a la Aljamía del Oriente del Andalu s como bentónica y bobrella 45.
Este bilingüismo del Andalus no tenía sólo efectos en la literatura erudita; los tenía también en la poesía. Las canciones mozárabes que en el siglo IX inspiraron a Mocáddam de Cabra siguieron influyendo sobre los continuadores de esa escuela. La muwaššaha, popularizada en el Andalus, era llamada zéjel, canción estrófica con estribillo en la que se continuaban empleando palabras y frases románicas mezcladas al árabe popular andaluz 46. Se conserva un único cancionero de zéje]es, el de Ben Cuzmán, poeta cordobés muerto en 1160 47, copiado en Oriente, en el siglo XIII , por quien no entendía nada de las voces románicas insertadas en los versos árabes, así que las deforma lastimosamente. Uno de sus versos (canción 828) 48 parece ser el estribillo de una albada mozárabe Alba, alba es de lůz en una die, donde, si nos podemos fiar de la grafía árabe, se ve el sustantivo «día
» usado en género femenino. La muwaššaha propiamente dicha, no el zéjel, tenía, salvo excepciones, su última estrofa escrita en árabe vulgar o en aljamía mozárabe, vulgar y callejera; por desgracia, entre las pocas muestras conservadas las hay con su estrofa final en árabe vulgar, pero no en español. Sólo una ha aparecido últimamente, debida al Ciego de Tudela, AI-Amá el-Tutelí, muerto en 1126, la cual tiene sus últimos versos en romance, mezclado con alguna palabra arábiga 49. Esta extrema escasez de textos se remedia en parte mediante la conservación de muwaššahas hebreas, imitadas de las árabes, pues en ellas se encuentran bastantes versos finales en dialecto mozárabe 50. Pongamos como ejemplo de Judá Ha-Leví (1075-1161?) cuando Cidello, médico judío y ministro de Alfonso VI, visitó a Guadalajara hacia 1100: Deš cuand meu Cidiello viened, \¡tan buona albišara (albricia)! \como rayo de šol exed \en Wadalhijara». Tanto de los zéjeles de Ben Cuzmán como de las muwasššahas hemos recogido en estas páginas algunos datos para ilustrar el dialecto mozárabe.
La conservación de la lengua románica entre los mozárabes hasta el siglo XIII, el siglo en que escribe el ya citado Ben Albeitar , es hecho no sólo bien comprensible, sino de presuposición evidente, si tenemos en cuenta que el bereber, después de los cinco siglos y medio de islamismo que sufrió Andalucía y después de otros siete siglos más continúa hoy conviviendo con el árabe y conserva aún importantes zonas en Argel y en Marruecos, a pesar de ser una lengua liliteraria 51, y a pesar de no tener el gran apoyo que el mozárabe tenia en las lenguas romances de los reinos reconquistadores.
4] En cuanto al pequeño reino de Granada, fundado como vasallo de san Fernando y de Alfonso X, ya no sabemos ciertamente si en los siglos XIV y XV conservaba mozárabes en regular número ni latinía divulgada. Lo único que sabemos es el grandísimo predominio que aún conservaba allí el elemento español a pesar de haberse refugiado en Granada muchos moros de los vencidos reinos de Jaén, Córdoba, Sevilla, Valencia y Murcia. Decíase en 1311 que entre los 200.000 musulmanes que vivían en Granada no se hallaban 500 que fuesen moros de raza; todos los demás eran hijos o nietos de cristianos 52. En 1432 el rey de Granada tenía naturales o súbditos cristianos a quienes no debía consentir que se islamizasen, según pacto que había hecho con Juan II de Castilla 53. La lengua árabe tenía allí gran mezcolanza de romance; el tunecino Ben Jaldún, que estuvo en Granada en 1362-1365 y en 1374, después de decir que en Túnez, Argel y Marruecos el árabe se mezcló con el bereber, formando una lengua mixta en que predominan los elementos extranjeros, añade: «En España ha ocurrido lo mismo, por sus relaciones con los gallegos (o sea, leoneses y castellanos), y con los francos (o sea, aragoneses)» 54. En efecto; lengua mixta es el árabe, lleno de términos mozárabes y castellanos, según aparece en el vocabulario del habla granadina hecho a raíz de la reconquista de 1492 por Fr .Pedro de Alcalá.


Caracteres de los dialectos mozárabes.

90. A pesar de que el romance mozárabe no nos ha dejado texto alguno anterior al final del siglo XI, podemos caracterizarlo con algún pormenor, gracias a las noticias que pueden recogerse en los autores árabes. Claro es que las noticias de estos escritores se refieren exclusivamente al vocabulario, no a la fonética, ni mucho menos a la sintaxis, de la aljamía, y por la común las voces que nos dan como propias de la aljamía de Zaragoza, o de Valencia, o de Córdoba son inútiles para una caracterización fonética, sirviendo sólo para estudios léxicos. No obstante, algo podemos entrever en esos datos más allá de la lexicografía meramente enumerativa.
1] En varias regiones de Valencia sabemos que existió la diptongación española de las vocales abiertas aun en sílaba trabada, xierra 'sierra' (§ 26
4), la mismo que en buena parte de Aragón, Toledo y Andalucía, diptongación que, allí donde existió, después desapareció totalmente en alguna de las regiones portuguesizadas y catalanizadas con la reconquista (véase § 1002).
Un resultado de más alcance nos dará el examen de ciertos rasgos muy extendidos a todas las regiones mozárabes, y que son contrarios a los rasgos más característicos del castellano.
La mozarabía usaba ll en vez de la j castellana. En vez del castellano conejo, cerraja, los mozárabes! decían conelyo, xarralya, la mismo en Toledo que en Córdoba y Málaga, o en Zaragoza y Valencia (§ 50
4), coincidiendo en esto con el aragonés antiguo conello, conill, con el catalán cunill, serralla, con el gallego-portugués coenllo, coelho, serralha, y con la generalidad de los romances de fuera de España.
Los mozárabes usaban t en vez de la ch peculiar del castellano, y a la hierba cuajaleche llamaban lahtáira, y por noche decían nohte, la mismo en Córdoba que en Zaragoza (§ 50
4); en esto se asemejaban al gallego-portugués, al leonés occidental y al aragonés, que dicen leite, noite o nueite, feito, y al catalán, que dice llet, nit, fet, concordando en esto con el italiano, francés y demás romances, a diferencia del castellano, que creó en este caso un sonido especial.
Frente al castellano enero, hiniesta, hinojo, helar, que pierden la j- o g- latina, conservan esta consonante los demás romances, incluso los de la Peninsula; portugués janeiro, giesta, leonés y aragonés antiguo jenero, giniesta,. catalán janer, ,qinesta. Pues los mozárabes de Córdoba y de Málaga decían jenáir, yenexta (§ 42
1}, siguiendo el uso general y no el castellano.
El castellano dice llantén a la hierballamada en latín plantagine, y dice llorar por plorare; los demás romances conservan pl- cl-latinas o las alteran de otro modo: aragonés plantaina, plorar; catalán plantatge, plorar; portugués chantagem, chorar. Los mozárabes decían plantain, según testimonios de Córdoba, de Sevilla y de Zaragoza (§ 43
4}.
El leonés, el catalán y parte del aragonés, palatalizan la l- inicial diciendo llengua, llabrar o llaurar, lluna, mientras el castellano concuerda aquí con la generalidad de los romances, conservando la inicial, lengua, labrar, luna. Pues los mozárabes cordobeses del siglo decían yengua, con pronunciación yeísta de la ll (§ 44}. ,
También la diptongación ante yod que se revela en el nombre toponímico Caracuey o en el vocablo uello 'ojo', es un rasgo que los mozárabes poseen en común con el leonés y el aragonés (§ 25
3}.
De todo esto volveremos a tratar en los §§ 100-102, desde puntos de vista más generales. Por ahora nos basta sentar, según vemos bien claro, que el uso de los rasgos castellanos en Toledo, Andalucía y demás territorios mozárabes fue de introducción tardía, como efecto de la reconquista y repoblación castellana. Cosa análoga en Portugal: los rasgos típicamente portugueses no se introdujeron en las regiones del Sur sino por efecto de la portuguesización tardía. Los mozárabes de Lusitania, por ejemplo, no perdían la -l- y -n- intervocálicas, como hacían al Norte los portugueses del siglo XI; esto nos indican ciertos nombres toponímicos del Sur, como Mértola < *Mirtula, Myrtilis, Baselga < basilica, Odiana < wadi-Ana o río Guadiana 55, Madroneira en Beja (Madroeira en Santarem), Molino en Évora (Moinho en el Norte), y otros así.
2] Aparte estos caracteres más genera]es, hallamos en el mozárabe otros que asemejan al gallego-portugués y al leonés occidental más que al aragonés y catalán. Me refiero, por ejemplo, a la conservación del grupo mb latino (§ 52
4); como el gallego-portugués pomba, leonés palomba, decían en Granada Colombaira al pueblo que los castellanos llamaron Colomera, ya que el castellano y aragonés simplifican la mb en m, diciendo paloma, y el catalán coloma o paloma.
Más significativo es hablar, tanto en el mozárabe como en el gallego-portugués y leonés, conservados los diptongos ai ei, au ou, que el catalán y aragonés, lo mismo que el castellano, monoptongaron muy pronto en e y o. En Toledo, en Córdoba, en Granada, en Zaragoza y en Valencia se decía carrayra, çapatáir, yenair , como en gallego-portugués carreira, sapateiro, janeiro, en vez del castellano, aragonés, catalán carrera, zapatero o sabater, enero o janer; se decía baiga, como en gallego y leonés veiga, en vez del castellano vega; se decía xaira y xairón, como en portugués ceira, ceirāo, en vez del castellano sera, serón (§ 18
2); la persona Yo del Futuro era demandarey (§ 741); y todavía perduran hoy en Granada, Málaga y Almería nombres toponímicos de apariencia enteramente gallega, como Capileira, Pampaneira, Junqueira, el cerro de Beila en el término de Huétor-Tájar (part. de Loja). De igual modo en Valencia, To]edo o Anda]ucía se decía lauxa, como en gallego-portugués lousa, frente al castellano losa, catalán llosa; se decía fauchil, como en gallego-portugués fouce, fouciña, por hoz, hocino, y aún hoy se conservan nombres toponímicos como Faucena, cortijada en el Ayuntamiento de IznaIloz (Granada), o La Fausilla, caserío en Cartagena (Murcia) 56. Como el gallego-portugués y el leonés son dialectos muy arcaizantes, también lo era el mozárabe, y era aún más que ellos, porque mantenía por más tiempo que el leonés las formas primitivas ai, au, en vez de ei, ou.
Otro gran arcaísmo del mozárabe era la tendencia a conservar la consonante sorda intervocálica: toto 'todo', boyata 'boyada', aunque usaba también la sonorización sogro 'socru' (§ 46
4); la consonante sorda se mantuvo más en Aragón, pues aun hoy subsiste en el alto aragonés.
También ofrece el territorio mozárabe ciertos topónimos en que la evolución de I i y n i se ve detenida en un grado arcaico i l, i n, Bailén, Lucainena, Concentaina § 50
4.
Este carácter arcaizante del mozárabe, lenguaje que se nos presenta bajo muchos aspectos como estancado en su evolución, depende de una vida muy poco cultivada, a causa de hallarse cohibido por el árabe; éste se imponía como lengua de cultura para todo uso solemne y literario, según nos lo atestiguan las ya mencionadas traducciones de los cánones y demás libros latinos. El romance mozárabe, quedando relegado a la intimidad casera, se conservó casi en el estado en que se hallaba al hundirse la monarquía visigoda, del mismo modo que el judeo-español, rodeado de otras lenguas oficiales, como el turco, el rumano, el servio, etc., se ha estancado también en su evolución.
3] Hemos visto en el punto 1 las diferencias que el territorio mozárabe central presentaba en su lengua con respecto al dialecto castellano propagado allí después por la reconquista. De igual modo podemos señalar en el territorio catalanizado por la reconquista diferencias mozárabes respecto del catalán. Valencia, ya lo hemos indicado en el punto 1, conocía la diptongación propia del Centro de España, xierra. Conocía también, sin duda extendido por todo el territorio, el diptongo ei, pandayr, Gorbayra, arcaísmo conservado en el Centro y el Occidente de los mozárabes; en el Repartimiento de Mallorca de 1232-1267 se halla igualmente Corbeira, Unqueira (§ 18
2). Valencia y Mallorca conservaban el grupo mb, palomba, lombo, contra el catalán (§ 524).
Además, contra el catalán, Valencia y Mallorca vacilaban, como el resto de los territorios mozárabes, conservando la -o final o perdiéndola. Ben Buclárix reconoce cierta gran unidad lingiiística aragonesa cuando, al hablar del cuerno del ciervo, escribe: «Se dice en aljamía baina de serbo; a saber: baina 'cuerno' y cerbo, entre ellos ' venado'; y esto en la aljamía de Aragón de la jurisdicción de Zaragoza y de Valencia
» 57 (§ 364).

Vitalidad ulterior de los dialectos mozárabes.

91. Es difícil saber hasta qué punto la lengua mozárabe pudo influir en los dialectos modernos.
1] En los territorios reconquistados antes del siglo X, el dialectalismo mozárabe debió de subsistir en gran parte, salvo en los casos donde la población fuese muy escasa, pues entonces los reconquistadores y repobladores del Norte impondrían por completo su habla. Podemos suponer, por ejemplo, que aun la región del Norte del Duero, hacia Zamora, que se nos dice por los cronistas haber sido despoblada en el siglo VIII y repoblada en el IX, debió de conservar bastante de su dialectalismo mozárabe. Al Oeste de Zamora, Miranda do Douro, que habla un dialecto leonés a pesar de su agregación al reino de Portugal, creado en e] siglo Xll, parece indudablemente conservar un lenguaje originario del país y desarrollado allí cuando Miranda, en tiempos romanos, formaba parte del convento jurídico Asturicense y no del Bracarense 58; si la tierra de Miranda era primitivamente una hijuela de Astorga y el dialecto de ambas regiones es hermano, este gran parecido debe depender de circunstancias primitivas y no de emigraciones y repoblaciones de reconquista. En el dialecto más antiguo de Salamanca también se descubre algún rasgo occidental que pudiera depender de cuando esta región pertenecía a la Lusitania romana y visigoda, pero aquí las influencias posteriores borraron estos caracteres más antiguos, a diferencia de Miranda, que los conservó bastante bien.
2] En las regiones reconquistadas antes del siglo XII, también los elementos mozárabes, si eran fuertes, pudieron conservar en ellas su lenguaje románico primitivo, sin alterarlo absorbido por el de los reconquistadores. Tal sucede en la comarca de Benabarre, reconquistada en 1058; en ella los dialectos aragonés y catalán entrecruzan los límites de sus varios rasgos fonéticos diferenciales, indicándonos que allí permanece, al menos en gran parte, un dialectalismo primitivo; mientras que en las vecinas comarcas de Monzón y de Tamarite, reconquistadas definitivamente en 1142 y 1145, el aragonés y el catalán no entrecruzan así sus límites, sino que colindan en un límite único y brusco en el cual coinciden los límites de las varias características diferenciales de uno y otro idioma, indicando que allí el dialecto no se desarrolló primitiva y sedentariamente, sino que es dialecto de emigración, llevado como de un golpe, ya en estado de completo desarrollo, por los reconquistadores aragoneses o catalanes que repoblaron y reorganizaron, respectivamente, los territorios de Monzón y de Tamarite 59. La lengua de los mozárabes resultó aquí insignificante ñ-ente a las lenguas invasoras del Norte.
3] Como principio general podemos decir que, al Oeste, los dialectos primitivos fueron conservados por la población mozárabe hasta Miranda, esto es, hasta el Duero y el Tormes. Al Norte de esos ríos, el límite de los varios rasgos característicos del gallego-portugués (outro, cantei, feito, corpo, etc.), no coinciden en una sola línea, sino que se dispersan en varias direcciones, unos más adentro que otros, en el territorio del leonés; y viceversa, rasgos leoneses (lluna, etc.), se internan en territorio gallego. Al Sur del Duero, los límites de los varios fenómenos característicos del portugués y del leonés extremeño son coincidentes, se reunen todos en una línea única que, en general, es la misma que marca la frontera política de Portugal; se trata, pues, de una lengua no primitiva, sino emigrada, llevada al Sur por los reconquistadores. -Al Este, respondiendo al mayor retraso de la reconquista allí (según indicamos en nuestro mapa de España hacia el año 950), el punto donde cesan los dialectos primitivos está mucho más septentrional que al Oeste, pues se halla en la comarca de Benabarre. Desde Tamarite y Monzón, hacia el Sur, los límites deI catalán y del aragonés (porta, les cases, lluna, etc.), son coincidentes, revelando ser efecto de la reconquista.
El Atlas Lingüístico de España debe preocuparse de delimitar con más pormenores que los que suelen usar los atlas, estos y otros fenómenos de origen antiguo, para poder precisar y rectificar las conclusiones que aquí anticipamos como provisionales.
4] Por lo demás, es claro que una región que conservase al tiempo de la reconquista su dialecto mozárabe, pudo después perderlo. Muestra de ello es Toledo, reconquistada por Castilla en 1085, en cuya historia nos es dado ver algo del mecanismo de incorporación de un centro mozárabe a un reino del Norte. La mozarabía era en Toledo, durante los siglos XI y Xll, abundante y poderosa, pero el elemento castellano emigró hacia allí en gran abundancia e impuso al fin su modo de hablar, y el dialecto mozárabe no prevaleció. La conservación del dialecto primitivo depende, pues, no sólo de la fecha de la reconquista, Sino de otras circustancias, especialmente de la importancia respectiva de mozárabes e inmigrantes en cuanto al número y a la cultura.


Vitalidad del mozárabe toledano.

Cuando la reconquista de 1085, los mozárabes eran numerosos en Toledo; tenían hasta seis parroquias, desde tiempos musulmanes, y mantuvieron en ellas cierta cohesión nacional, continuando en el uso oficial de la lengua y de la escritura árabe para documentos notariales e inscripciones; continuaron también rigiéndose por su legislación visigótica del Fuero Juzgo, practicando su rito visigótico, a pesar de la introducción del rito romano en el resto de España, y manteniendo el uso de moneda cristiana de tipo árabe aun en el siglo XIII. El clero mozárabe adoptó a menudo actitud levantisca contra el Arzobispo, siéndonos conocidas dos rebeldías, una en 1096 contra el arzobispo D. Bernardo, y otra en 1147 60. Además, en el siglo XII recibieron refuerzo con la inmigración de otros mozárabes en 1150, muchos miles de mozárabes andaluces, que formaban en Marruecos una milicia al servicio de los almorávides, al derrumbarse el imperio de éstos, regresaron, con su obispo y su clero, a España, estableciéndose en Toledo 61; y poco después, en 1156, la población mozárabe de Zorita fue reforzada con un considerable número de mozárabes venidos de Calatayud, de Zaragoza y de otras partes de Aragón 62.
El habla romance de los mozárabes toledanos, en los siglos XII y XIII, a juzgar por las escasas muestras que de ella conocemos, tenía varios rasgos comunes con el leonés, según ya hemos notado, y eso no sólo la del pueblo bajo, sino la de los notables, como D. Pedro Apolechén y su notario (DL, 261°), que en 1191 empleaban en sus escritos la II en vez de la j: «con suas mulleres e con sos fillos» (§ 50
4; fillo usan también los Anales Toledanos en el siglo XIII); repugnaban el diptongo ue y admitían el ie: «dola ad atal foro, a est foro, a foro de Toledo, foras de Toledo, foras end, a los que vinieren, de diestro, ke lo lieven al lugar, sos nietos»; conservaban o añadían la i en varias terminaciones de los sustantivos: «e non cambien la morancia, e si cambiaren la morancia..»; pero su lengua se parece no al leonés occidental, sino al central, en usar ya la ch castellana, barvecho (§ 514). Otros mozárabes distinguidos de Toledo usan la final u: «sobrinu de don Tome» 1157 , «Muniu Micael», 1173 (DL., pág. 35028 y 17; usan formas extrañas del artículo: «les maiolos) (§ 65); asimilaciones rechazadas por la lengua literaria, que hoy sólo ocurren en el habla inculta «Petro Arbarez» 1161, por. Álvarez' (DL, pág. 35015); construcciones raras, con omisión de la preposición: «Dominico filio Guniz» (§ 783); supresión de la vocal final, probablemente por arabismo: «Laurens Johanis» 1144 (DL, pág 35010).
Pero los mozárabes no eran los únicos pobladores del reino reconquistado. En la capital, Toledo, había tres núcleos principales de población: uno el de las seis parroquias mozárabes, otro el de los castellanos reconquistadores y otro el de los francos que habían venido a colonizar. Semejantemente, en las cuatro principales ciudades de la región, Madrid, Talavera, Maqueda y Alhamín, coexistían como grupos aparte los castellanos y los mozárabes, y así sucedía también en otros pueblos menores, como Santa Olalla; en la población de Guadalajara se distinguían, al Iado de los mozárabes, gentes de Castilla, de León y de Galicia. La importancia relativa de estos grupos era muy varia. En algunos órdenes de la vida el elemento mozárabe se sobrepuso al castellano; así el Fuero Juzgo, legislación de los mozárabes rechazada al principio por los repobladores castellanos, se fue generalizando para todos en el curso de los siglos XII y XIII 63; de modo que en el siglo XIV se distinguía en Toledo a los de fuera, que eran del reino de Castilla, en que no se regían por el Fuero Juzgo 64.
En cuanto al dialecto, sucede lo contrario que en la legislación. El castellano se va sobreponiendo al mozárabe. La causa es que, mientras los castellanos disponían de un dialecto que gozaba de gran cultivo literario, los mozárabes, por un mal entendido orgullo ciudadano, se encastillaron en usar el árabe como su lengua oficial, con lo que condenaron a extinción segura su viejo dialecto romance. Así, los documentos toledanos en romance, de los siglos XII y XIII, como procedentes de gentes no mozárabes, usan, por lo común, formas completamente castellanas, y sólo de vez en cuando dejan ver algún mozarabismo que, en ocasiones, tanto como mozarabismo pudiera llamarse leonesismo, dada la analogía del mozárabe con el leonés. Por ejemplo, la j castellana es corriente en esos documentos, fijo, muger, etc., contra el uso mozárabe, y sólo por excepción aparece alguna forma, como allenar 'enajenar' (§ 51
2); al lado del castellanismo de Burgos mbr, aparece el arcaísmo semnadura, nomne, común con León, pero también común con Castilla del Norte (§ 581); la i en la terminación de ciertos sustantivos no deja de ser frecuente: demandancia 1210 (DL, 268°42); «su ficancia dellos en aquel logar» 1236 (DL, 278°33), por «fincanza» o 'mansión, morada'; marcio 1228 (DL, 276°30)' por 'marzo'; setembrio 1246 (DL, 322°); también se halla la l en grupo consonántico cambiada en r , preyto, arcalde, junto a alcalde 1246 (DL, 322°); hay casos de pronunciación muy cerrada de la o, riu, curaron, «de ssu una» por 'de so uno' 1215 (DL, 273°). Las más veces el dialectalismo toledano consiste sólo en mantener ciertos arcaísmos por mas tiempo que en Burgos, como limderos, comdesa (§ 583), y claro es que el tradicionalismo había de ser muy arraigado entre mozárabes. También se observan rasgos que parecen aragoneses, como la y anti-hiática : Mont Reial 1207 (DL, 311°), maiestro 1223 (DL, 313°), maiestre 1186 (DL, 307°); la expresión devant dita (§ 512) 65; el arcaísmo de la d conservada en «ad ela» (§ 781} que vimos usado, no ya por los reconquistadores de Toledo, sino por el mozárabe D. Pedro Apolechén, «ad atal foró» 66. Es muy curioso, bajo este aspecto dialectal, el Fuero de Valfermoso de las Monjas (pueblo cercano a Brihuega), dado, en 1189, por don Juan Pascasio y doña Flambla, vecinos de la próxima villa de Ledanca, y en el cual se escribe, no sólo ovella, parello, sino también oitavas, dreitero, dreiteras 67

La influencia mozárabe es visible también en el estilo. Sobre todo en los incisos de bendición tan análogos a los usuales entre los autores árabes tras los nombres de persona y de ciudades: «las aldeas de Toledo, que Deus salvet» 1206 (DL, 266°22 y 7), «es en termino de Toledo, que Deus defenda» 1207 (DL, 267°8 y 5),«arzobispo de Toledo e primat de las Españas, que Dios mantenga» 1221 (DL, 274°18), 1236 (DL, 278°7, 24 y 32) 68. Cierto que esta costumbre puede ser más general que la influencia mozárabe, pues hasta. hoy conservamos algún rastro en la frase «que Dios guarde» cuando se nombra. oficialmente al rey, o «que santa gloria haya» cuando en estilo elevado se nombra a un difunto. Pero es lo cierto que estos incisos, que abundan en las escrituras toledanas, no son corrientes en las de otras regiones, castellanas o leonesas, y en cambio los vemos repetidos en otros documentos de origen mozárabe, como en los de nuestro conocido alguacil mozárabe de Coimbra, Sisnando «Intravit rex domnus Fredenandus, cui sit beata requies, in civitatem Colimbriam, custodiat illa.m Deus, et prehendivit eam... erexit domnun Sisenandum, quem Dominus undique exaltet, super ipsam civitatem...» año 1080; «cum rege et imperatore Domino meo, exaltet illum Deus, et cum omnibus christianis» 1087; «missus a rege Adefonso, glorificet eum Deus» 1088 69. En otro documento de 1097, del mozárabe Pedro de Almería, establecido en Huesca, se lee: «hereditatem quam dedit mihi rex Petrus, quem Deus salvet et benedicat, amen, ex cuius mandato dono...»70.
Por lo demás, pasado el primer tercio del siglo XIII, conforme éste avanza, la lengua escrita de Toledo se va uniformando cada vez más con la de Castilla, aunque nunca del todo. Todavía en el siglo XVI, el zamorano doctor Villalobos nota exceso de arabismos en el habla toledana: «en Castilla los curiales no dicen... albaceha, ni almutacen, ni ataiforico, ni otras muchas palabras moriscas con que los toledanos ensucian y ofuscan la polideza y claridad de la lengua castellana.» 71.




NOTAS

1 En el Vocabulario del siglo XIII se traduce «arabicus». En un documento de 1101 se escribe muziarabes (LLORENTE, Notic. de las Prov. Vascong., IV, 1) y en la Crónica de Alfonso VII muzarabes (Esp. Sagr., XXI, 373). La etimología vulgar del Arzobispo Toledano De rebus Hisp., III, 22, «mixti arabes» es seguida por el canciller Ayala: «mozárabes quiere decir christianos mezclados con alárabes» (Crón. de D. Pedro, año II, cap. 18). Véase SIMONET, Hist. de los Mozár., 1903, págs. XI-XIII.
2 F. SIMONET, Glos., 1888, págs. XI-XXVI.
3 En el Grundriss de Gröber, II., 1894, pág. 384, y en los Philologische und volkskundliche Árbeiten K. Vollmöller dargeboten, 1908, pág. 256, nota 4. Para Baist, por ejemplo, el testimonio de Jacobo de Vitriaco, que luego aduciremos, no es más que un error de erudito.
4 Sobre los pronombres posesivos, Santiago de Chile, 1898, pág. 4, nota.
5 Para la historia general de los mozárabes véase la citada de Simonet y modernamente la de ISIDORO DE LAS CAGIGAS, Los Mozárabes, 1947 y 1948, la cual comprende hasta tiempos de Alfonso VI.
6 SAMSONIS abbatis cordubensis Apologetiicus, en la Esp. Sagr., XI, 3ª. edic., 1792, páginas 404-408.
7 Esp. Sagr., XI, págs. 273-275. En lugar de la primera vez linguam suam, ALDRETE, Del origen de la lengua, lº, 22°, lee legem suam, que sin duda está mejor; pero Flórez le corrige. SIMONET, Hist. de los mozárabes, pág. 371, acepta la lectura de Aldrete.
8 Esp. Sagr., X, 2ª. edic., 1775, pág. 369 a; SIMONET, Hist. de los Mozár., 1897-1903, página 385.
9 Hist. de los Jueces de Córdoba, por ALJOXANÍ, traducida por J. Ribera, Madrid, 1914, pág.136.
10 Hist. de los Jueces de Córdoba, pág. 118. En la pág. 227 se habla también de un gran señor español que vivía en Córdoba hacia 913, el cual no hablaba más que aljamía. 24 Página 243 de la edición de Leiden, 1906: Bibliotheca Geographorum arabicorum, edidit M. J. Goeje, Pars tertia, Descriptio lmperii moslemici, auctore AI-Moqaddasi
11 Hist. de los Jueces de Córdoba. pág. 171.
12 Hist. de los Jueces de Córdoba, págs. 233-234.
13 J. RIBERA. Discursos ante la Acad. de la Hist., 1915, reimpreso en J. RIBERA, Disertaciones y Opúsculos, I, 1928, pág. 101. Sobre Mocáddam de Cabra véase últimamente AI-Andalus, II, 1934, pág. 215, y XIII, 1948.
14 Prolegómenos, III (Notices et extraits des mss. de la Biblioth. lmpériale, tomo XXI, página 423).
15 Manuscrito de Oxford, fol. 74. Ribera me la traduce 'cosa hecha para asustar, bravata'. SIMONET, Glos., pág. XXI, no traduce, pero en la Hist.de los Mozár., pág. 557, pone
«Ya sale la boyada»; Dozy. Hist. de los Musulmanes, II,15°, dice: «Ya es nuestra esa manada de bueyes.»
16 Dozy, Hist. des Musulm., II, 232-233; Recherches, 1,3ª. edic., pág. 295.
17 Así dice Baist, ya citado. Comp. SIMONET, Glos., pág. XIV. y para la descripción del códice, SIMONET, Hist. de los Mozár., pág. 720.
18 De rebus Hisp., IVº, 3°. Comp. SIMONET, Glos , pág. XII. e Hist., pág. 324.
19 SIMONET. Hist., págs. 621-627,635-636,651; GÓMEZ MORENO, Iglesias Mozá,.., 1919, páginas 364 y sigs.
20 F. CODERA, Misión histórica a la Argelia y Túnez, 1892, pág. 99, 101 y 103.
21 R. Dozy, Scriptorum arabum loci de Abbadidis, II, pág. 7; SIMONET, Hist., pág. 654 .
22 Bibliografía en R. Dozy, Recherches, I, 1881, pág. 87. Según BEN ADHARI, El Bayan AI-Mogrib, II, 243, motejándose en verso delante de Abderrahman III dos de sus ministros, uno de ellos, Abulcásim Lope,juega con el vocablo ---- del verbo 'decir', y se le ocurre busccar sonido igual en la frase romance ---- (su culo), puesta en fin de verrso; no llegó a pronunciar la voz malsonante, y dijo sólo su..., dejando la rima en suspenso; pero el sultán vio la rima y pronunció la palabra culo, entre las risas de todos.
23 Véanse estas y otras alusiones asi, en SIMONET, Glos., pág. XXIV.
24 Página 243 de la edición de Leiden, 1906: Bibliotheca Geographorum arabicorum, edidit M. J. Goeje, Pars tertia, Descriptio lmperii moslemici, auctore AI-Moqaddasi
25 En su libro Colección de genealogías de los árabes, códice número 6 de la Academia de la Historia, fol. 220 v, Iinea 10; Ben Házam usa la expresión ----; RIBERA, Discursos anlte la Acad. EEsp., 1912, págs. 23-24, utiliza este pasaje, notando que entre las tribus berberiscas del Norte de África las mujeres no hablan ni entienden el árabe, sino sólo el bereber.
26 ABEN PASQUALIS. Assila, edic. F. Codera, 1883, biografía 281.ª Comp. RIBERA, Discursos ante la Acad. de la Hist., 1915, pág. 19, donde se añade un texto de Abensida, probatorio de que en Murcia se hablaba romance en el siglo XI, y una anécdota de un sabio de Santarén, el cual hablaba igualmente romance.
27 SIMONET, Hist. de los Mozár., págs. 629-630. En las págs. 543-544 se ve que los morárabes figuraban desde antiguo en los ejércitos musulmanes; el piadoso conde Leovigildo, protector de los monjes de Saint-Germain-des-Prés, de que arriba hablamos, va con el ejército del califa Mohámmad contra los toledanos, en 858.
28 Véase E. GARCÍA GÓMEZ y R. MENÉNDEZ PIDAL, El conde mozárabe Sisnando Davidiz, en Al-Andalus, XII, 1947, págs. 28-41.
29 RODRIGO TOLEDANO, De rebus Hisp., VIº, 11°.
30 Primera Crónica General que mandó componer Alfonso el Sabio, 1906, págs. 587 a 11, 588 b 8. Este pasaje falta en la Crónica de 1344, en la Particular del Cid y en la Tercera Crónica General.
31 SIMONET, Hist., págs. 648, 657, 600, 661, 662, etc.
32 SIMONET, Hist., pág. 738.
33 Véase mi estudio El rey Rodrigo en la literatura, 1924, pág. 16 (o Bol. de la Acad. Esp.. XI, pág. 108). Después de reconquistada Toledo no es probable que un mozárabe de la ciudad estuviese tan arabizado en su cultura y tan extraño a las crónicas del Norte como muestra estarlo el autor de la Crónica Pseudo-Isidoriana.
34 DOZY, Recherches, I
3, pág. 351; CODERA, Decadencia de los Almorávides, 1899, página 209, atenúa este hecho, siempre empeñado vanamente en vindicar a los almorávides de la nota de barbarie e intolerancia.
35
«Cunctos christianos qui tunc aderant, cum suis divitiis et substantiis secum ad Castellam reduxit», dice la Crónica latina del Cid.
36.SIMONET. Hist, pág. 737; CODERA, Decadencia, pág. 214.
37 Crónica de Alfonso VII, en la Esp. Sagr., XXI, págs. 359 y 373. Véase también J. ALEMANY, Milicias cristianas al servicio de los sultanes de Almagreb (en el Homenaje a D. F. Codera, 1904, pág. 135).
38 SIMONET, Hist., pág. 773,
39 RODRIGO TOLEDANO, De rebus Hisp., IVº, 3°; Esp. Sagr., VII, pág. 42a, y IX, página 250; SIMONET, Hist., pág. 763. Para la fecha de la toma de Sevilla, véase CODERA. Decadencia de los Almor., pág. 46,
40 Bolet. Acad. Hist., XI, 1887, pág. 455.
41 SIMONET, Hist., pág. 742.
42 Ambas noticias en SIMONET, Historia, pág. 779.
43 Esp. Sagr., III,1754, pág. 202. Se refiere también a los cristianos de Africa, observantes todos de la liturgia visigótica.De igual modo el Edrisi, hacia 1154, nos certifica de que en Africa se hablaba aún el
«latini africano» (SIMONET. Glos., pág. XXXI).
44 SIMONET, Glos., págs. IX y CVI.
45 SIMONET, Glos., págs. VIlI-IX, notas, y XXV.
46 Ben Jaldún nos dice repetidas veces que las moaxahas y los zéjeles, inventados por los españoles, usaban el dialecto ordinario de las ciudades, lengua corrompida que no observaba las reglas de la sintaxis árabe desinencial, y, sin embargo, eran admirables por su elegancia y expresión. Los zéjeles de Ben Cuzmán eran más cantados en Bagdad que en las ciudades de Occidente (Prolégom., III,en Notices et extraits, tomo XXI, págs. 436 y441). En el zéjel XIX, estrofa 13ª. (NYKL. Cancionero, pág.46), Ben Cuzmán menciona expresamente la aljamía cuando pide a uno que le dé, y que diga:
«dono hed, 'toma esto' en aljamía.
La palabra hed será pronunciación aljamiada del árabe (hāda) que el poeta pone en la traducción árabe. O. J. TUULIO, Ibn Quzman, édition critique partielle, Helsinki, 1941, página 25, lee dono hede para suplir una silaba que faltaba al verso.
47 Véase E. LÉVI-PROVENÇAL, Du nouveau sur Ibn Quzman, en AI-Andalus, IX, 1944, páginas 347-369.
48 A. R. NYKL, El Cancionero de Aben Guzmán, 1933, pág. 189.
49 Publicada en AI-Andalus. XIV. 1949.
50 S. M. STERN, Les vers finaux en espagnol dans les muwassahs hispano-hebraiques, artículo que se publicó en AI-Andalus, XIII, 1948, págs. 299-346.
51 RENÉ BASSET, Études sur les dialetes berebères, Paris, 1894, págs. VI y sigs. A. HANOTEAU, Essai de gramm. kabyle, pág. VllI.
52 SIMONET. Hist., pág. 788.
53 SIMONET, Hist.. pág. 792.
54 Prolégomenes historiques d'Ibn Khaldoun, III (en las Notices et extraits des manuscrits de la Bibliolh. lmpériale, tomo XXI, Paris, 1868, pág. 423).
55 J. LEITE DE VASCONCELLOS, Liçoes de Philol. port., 1926, págs. 328 y 293; comp. páginas 17 y 291
56 Véase arriba §§ 19
0 y 2019 3 y 5.
57 SIMONET, Glos., pág. CVI, nota 3. Nuestra conclusión (en la edic. de 1926 más extensamente apoyada) de que Valencia y Mallorca en tiempos mozárabes hablaban dialecto igual al del centro de la Península y no semejante al de Cataluña, será ampliada en el artículo de ALVARO GALMÉS, El mozárabe levantino en los libros del Repartimiento de Mallorca y Valencia, que se publicará en la Nueva Rev. de Filol. Hisp.
58 Véase mi Dialecto leonés § 1
2. (en la Rev. de Arch., febrero de 1906). Para el documento fechado en 974, en el cual la iglesia de Astorga pretende reivindicar para si la tierra de Braganza, desde el río TueIla hasta Miranda de Duero, véase abajo, § 942, nota.
59 Véase Rev. de Filol. Esp., III, 1916,págs. 84-86, y el mapa de la pág. 78.
60 SIMONET, Hist. de los Mozáz., págs. 678-682, 689-692; GÓMEZ MORENO, Iglesias Mozárabes, pág. 11; Mio Cid, pág. 875
29
61 Crón. Adefonsi Imperatoris, § 101 (Esp. Sagr., XXI, pág. 399).
62 SIMONET, Hist. de los Molzár., págs. 754 y 826; Docum. Ling., pág. 348
37
63 Véase para todo lo anterior. Docum. Ling., págs. 348.349.
64 Dice el CANCILLER AYALA en su Crónica de Don Pedro, año II. 1351, cap. 19:
« Ilámase en Toledo castellano todo aquel que es de tierra del señorio del rey de Castilla, do non se juzga por el Libro Juzgo»; dice esto explicando cómo en Toledo se conservó el Fuero Juzgo desde época visigótica, por capitulación concedida por los árabes conquitadores, y cómo, después de la reconquista, hubo un alcalde de los mozárabes y otro alcalde de los castellanos; éste tenía en el siglo XIV atribuciones muy mermadas.
65 En los Documentos lingüísticos de CastiIla sólo aparece devant dito en La Rioja Baja y en Toledo.
66 Es demasiado el escepticismo de F. HANSSEN, Sobre los pronombres posesivos, Santiago de Chile, 1898, pág. 4., nota:
«Dificil es la cuestión si el romance de los mozárabes alcanzó a ejercer alguna influencia en la formación del dialecto toledano.»
67 Publícalo J.CATALINA GARCÍA, Disc. ante la Acad. de la Hist., 1894, pág. 122.
68 Otras indicaciones en SIMONET, Glos., pá-g. CXXIII.
69 Portug. Monum. Hist., I, Lisboa, 1867, págs. 350-351, 404-405, 419-420.
70 Véase F.. DEL ARCO, Huesca en el siglo XII, 1921, pág. 125. Tal fórmula de bendición es extraña a los documentos no mozárabes, así que choca al editor, quien en la página 33 nota que Pedro de Almeria
«nombra con mucha reverencia» a su rey.
71 Diálogo de las fiebres interpoladas (en la Bibl. de Aut. Esp., tomo XXXVI,página 434 a)


R. Menéndez Pidal
ORÍGENES DEL ESPAÑOL
ESTADO LINGÜÍSTICO DE LA PENÍNSULA IBÉRICA HASTA EL SIGLO XI
Obras completas VIII