Isabel la Católica a través de los tesoros de la Biblioteca Capitular Colombina

ANDRÉS GONZÁLEZ-BARBA









Más allá de lo que cuenta la popular serie de televisión, la reina dejó en Sevilla un importante legado cultural poco conocido

juan flores


Imagen de la sala de la Biblioteca Capitular Colombina


En el último año, el personaje histórico de Isabel la Católica se ha hecho mucho más popular si cabe gracias a la serie que emite todos los lunes por la noche Televisión Española. Pero más allá de ese glamour televisivo, los sevillanos tienen la oportunidad de reconstruir las huellas que marcaron los Reyes Católicos en Sevilla recuerriendo al importante legado que tanto estos como Cristóbal Colón dejaron en la Biblioteca Capitular Colombina. Se trata de un lugar que es poco conocido por el público general, pero que ofrece unas joyas bibliográficas muy interesantes.
De esta forma, en la sala de la Biblioteca Capitular Colombina se encuentra el famoso «Libro de Horas según el uso de Roma» o «Libro de Horas de Isabel la Católica», que tradicionalmente se dice que perteneció a la reina aunque no hay constancia documental de ello. Se trata de un pergamino muy fino en vitela de 235 hojas. Sus dimensiones son muy pequeñas, ya que mide 99 x 70 milímetros, siendo apenas su tamaño el de una caja de cerillas. El otro «Libro de Horas» que conserva la biblioteca es de la misma época, también está hecho en vitela y su tamaño es algo mayor.


La Biblioteca Colombina tiene libros que pertenecieron a Cristóbal Colón y que resultaron esenciales para la preparación previa de los viajes que realizaría posteriormente el almirante. En este sentido, una joya es el «Libro de las profecías», cuyo título exacto es «Profecías que junto el Almirante Don Christóval Colón de la recuperación de la Santa ciudad de Hierusalem y del descubrimiento de las Indias, dirigidas a los Reies Catholicos». Es un libro manuscrito de principios del siglo XVI copiado por varias manos: un amanuense italiano, Cristóbal Colón, Gaspar Gorricio, un escribano público y Hernando Colón. Su texto está en latín y en español. Perteneció a Cristóbal Colón y más tarde pasó a su hijo Hernando. Como curiosidad, hay que indicar que en la hoja 77 resta se eliminaron 14 hojas y hay una nota de finales del siglo XVI o principios del XVII, que indica «mal hizo quien hurtó de aquí estas hojas porque era lo mejor de las profecías de este libro».
Carta del descubrimiento

Cuando Cristóbal Colón regresó de América en el primer viaje le escribió una carta a los Reyes Católicos y a otros personajes notables de la corte contándoles lo que había visto. Como indica la directora gerente de la Institución Colombina, Nuria Casquete de Prado Sagrera, «esa carta se hizo muy famosa y circuló por toda Europa, se publicó en distintos indiomas y se convirtió como en una especie de best seller del año 1493. Además, es el primer libro sobre América porque relata el descubrimiento». En la Biblioteca Colombina se conserva una primera edición de dicha carta de Colón publicada en verso y en italiano por el obispo Giuliano Dati. («Lettera delle sile nuovamente trovate», Roma, junio de 1493). La curiosidad del grabado es que, probablemente por ser italiano, a quien representa es a Fernando en vez de Isabel la Católica, porque Fernando era el vecino. Dicho grabado también posee la imagen de Colón y de las tres carabelas, pero sobre todo reproduce una de las primeras representaciones de los indios. En la carta el almirante describe las muchas islas que creía haber descubierto en las Indias.
En la Biblioteca Capitular Colombina también se halla el famoso retrato de Cristóbal Colón pintado por Lasalle que fue un regalo de Luis Felipe de Francia a la biblioteca en el año 1841.
Dentro del archivo de la Catedral de Sevilla hay libros y documentos. En este último apartado destaca un sello de plomo de los Reyes Católicos. No se sabe a qué documento pertenece porque llegó suelto. Probablemente podría pertenecer a un privilegio, aunque esto se desconoce. Quedan unos restos de los hilos de seda. El pergamino se doblaba y solía tener un orificio.De ahí pendía la seda y se ponía el sello de plomo. En una cara del sello se ve a la reina Isabel.

Existen también otros libros anotados por Cristóbal Colón, como «Historia rerum ubique gestarum», del Papa Pío II, fechado en Venecia en 1477. Otro libro con anotaciones de Colón fue la «Imago mundi», de Pedro de Ailly (Lovaina, ca. 1480-1483). La cita más conocida sobre este ejemplar procede de Fray Bartolomé de las Casas, quien afirma en su «Historia de las Indias» que esta obra fue «tan familiar a Cristóbal Colón que todo lo tenía por las márgenes de su mano y en latín notado y rubricado, poniendo allí muchas cosas que de otras leía y cogía».
También anotado por Colón destaca una edición flamenca del «Libro de las maravillas del mundo» de Marco Polo. Concretamente se trata de «Delle cose maravigliose del mondo» (Gouda, ca. 1483-1484). Asimismo, se conserva un ejemplar de «Historia naturales», de Cayo Plinio Segundo, fechado en Venecia en 1489.
Otro libro que se halla en la Biblioteca Capitular Colombina muy vinculado a Isabel la Católica es la primera edición de la «Gramática castellana» de Antonio de Nebrija (18 de agosto de 1492 en Salamanca), dedicada a la reina.
La Biblioteca Capitular recibió a mitad del siglo XVI como legado la biblioteca de Hernando Colón. En el siglo XIX se separan y mucha gente le llamó a partir de entonces Biblioteca Colombina. La Biblioteca Colombina reúne unos 3.500 volúmenes que contienen unos 6.000 títulos del legado de Hernando Colón. Hernando Colón tenía más de 15.000 volúmenes. Cuando murió sus biblioteca pasó al convento de los dominicos de San Pablo. Se hizo un inventario pero desapareció.
Por su parte, quitando la Colombina, la Biblioteca Capitular reúne unos 70.000 volúmenes. La Arzobispal, unos 17.000. Los dos archivos suman como unos 5.000 metros lineales de estanterías.
Aniversario de la victoria de Toro

Dentro del Archivo de la Catedral destaca el «Libro Blanco».Esta miniatura pertenece al primero de los cuatro libros del archivo conocidos como «Libros Blancos de la Catedral de Sevilla». En él se asientan, entre 1411 y 1631 los documentos de las fundaciones, dotaciones y patronatos concedidos a la Catedral. Entre todas las fundaciones recogidas, la más conocida es la dotación por los Reyes Católicos de un patronato, instituido en 1477, para conmemorar solemnemente en la Catedral de Sevilla el aniversario de la victoria de Toro, en cuya inicial iluminada se puede ver una miniatura de la Virgen con el niño y a Isabel la Católica arrodillada a sus pies. Otro documento firmado por los propios Reyes Católicos es una «Carta de los Reyes Católicos reconociendo unos derechos del Cabildo de la Catedral».Está fechada en Santa Fe, el 8 de febrero de 1492, justo después de la toma de Granada.







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