Interesantísima recopilación, si bien está hecha desde un punto de vista ilustrado (el nombre del blog ya lo indica claramente) y cae en el típico tópico conquistador malo-misionero bueno.
ORÍGENES DE LA ANTROPOLOGÍA CULTURAL MODERNA
Con el descubrimiento y colonización de América, España aportó a la antropología cultural durante los siglos XVI y XVII reflexiones de carácter interesado en el caso de conquistadores y colonos, y altruistas en el de frailes y misioneros, que estudiaron, gramáticas, vocabularios y diccionarios, de prácticamente todas las lenguas y dialectos hispanoamericanos. La acumulación de un abundante material etnográfico fue el origen de la Antropología cultural moderna. No fue un material al nivel científico de la antropología cultural actual, pero sí representó los inicios de dicha ciencia.
CÓDICE FIORENTINO
Algunas de aquellas recopilaciones de información etnográfica sobre los pueblos americanos que efectuaron los investigadores españoles allí destinados fueron:
1) la Gramática mexicana (1547) de Andrés de Olmos, franciscano que fue guardián del monasterio de San Andrés, en la provincia de Totocanacapa, y enseñó latín en Santa Cruz de Tlatelolco. Esta Gramática está dividida en tres partes: la de los nombres y pronombres; la de la conjugación, formación de pretéritos y diversidad de los verbos; y la de las partes indeclinables y algo de ortografía. Además añade unas conversaciones de los padres mexicanos con sus hijos, adaptadas al pensamiento cristiano y traducidas al castellano, para que los estudiantes de nahuatl practicaran el idioma.
2) la Gramática de Alonso de Molina, impresa en 1571 por Pedro Ocharte, y en 1576 por Pedro Babli; dividida en dos partes: a) las ocho partes de la oración, y b) las cuestiones prácticas y dificultades propias de la lengua nahuatl; más un vocabulario de dicha lengua, impreso en 1555 por Juan Pablos.
3) el Arte mexicana (1595), del jesuita Antonio del Rincón.
4) el Arte novísima de la lengua mexicana (el azteca) de Carlos de Tapia Centeno.
5) las gramáticas de Diego de Galdo Guzmán, agustino catedrático de azteca y otomí en la universidad de México, el jesuita Horacio Carochi (1606), Antonio Tovar Cano y Moztezuma, Joseph Agustín de Aldama Guevara y fray Agustín de Vetancurt (1673).
6) la lengua prima fue estudiada por el jesuita Luis Bonifaz en su Arte de la lengua principal de Sinaloa.
7) el franciscano fray José Fernández hizo un Arte y vocabulario de la lengua tepehuana.
8) los jesuitas Tomás de Guadalupe y Jerónimo Figueroa, y el misionero José Victoriano estudiaron la lengua tarahumara.
9) las Reglas de ortografía, Diccionario y Arte del idioma otomí (México, 1767) de Luis Neve y Molina.
10) el Vocabulario en lengua de Mechacán (1559) de Maturino Gilberti.
11) los estudios de totonaca y huasteca del citado Andrés de Olmos.
CÓDICE DE MENDOZA
12) los estudios sobre el maya de fray Luis de Villalpando, que sirvieron de base al Arte de la lengua maya (México, 1684) y al Diccionario maya-hispano e hispano-maya (México, 1684) del franciscano fray Gabriel de San Buenaventura; ocupándose también del maya Beltrán de Santa Rosa María, Gaspar Antonio y fray Antonio de Ciudad Real.
13) la lengua de los lacandones fue estudiada por fray Diego Ribas Gaztelu.
14) el tzendal por fray Francisco de Zepeda.
15) el tzotzil por fray Dionisio Pereira.
16) el cakchiquel por fray Juan de Torres.
17) la división quiché, a la que pertenecen el cakchiquel y el tzutuhil, fue estudiada por el dominico Francisco Ximénez, traductor del Popol-Vuh al castellano, y por el franciscano Ildefonso José de Flores. Para todas estas gramáticas se usó como modelo el Arte de la lengua castellana de Antonio de Nebrija.
CÓDICE MENDOZA
El Estado de Oaxaca estaba prácticamente ocupado por la familia lingüística mixe zoque, a la que pertenece el mixe, el zapoteca y el mixteco. El zapoteca fue estudiado por fray Juan de Córdoba y fray Pedro de la Cueva; y el mixteca por fray Antonio de los Reyes.
El quechua fue estudiado por los eclesiásticos Juan de Oliva y Cristóbal de Molina, siendo fray Domingo de Santo Tomás, autor de Vocabulario (Valladolid, 1560) y Gramática de la lengua general de los indios del Perú (Valladolid, 1560). El jesuita Diego González Holguín publicó la Gramática y Arte nueva de la lengua general de todo el Perú (1607), estudiando también la lengua quechua el jesuita Diego de Torres Rubio y Alonso de Huerta.
El araucano fue estudiado por Gabriel de la Vega, Luis de Valdivia y Andrés Febres. Y el guaraní por el limeño Antonio Ruiz de Montoya.
Los misioneros y evangelizadores de Hispanoamérica desarrollaron por tanto una muy meritoria tarea lingüística, sin la que se hubieran perdido muchos de estas lenguas cuando hubiesen desaparecido sus hablantes indígenas.
La Etnografía y la Antropología hispanoamericanas fueron también estudiadas por cuantos misioneros españoles se sorprendieron por la flora y fauna, por los pueblos que vieron en Hispanoamérica, porque los indígenas, pese a su aparente conversión al cristianismo, siguieron adorando siempre a sus ídolos, y practicando sus cultos ancestrales. A veces incluso ocultaban sus ídolos en los muros cercanos al altar mayor de las iglesias, y es a estos ídolos a los que adoraban, mientras parecía que adoraban a Cristo u otros santos católicos. Por eso los misioneros tuvieron que aprender los esquemas mentales, creencias y conducta de los indígenas, que Pablo José de Arriaga expuso en su Extirpación de la idolatría del Perú (1621), y fray Diego Durán en Libro de los ritos y ceremonias (1570). Dando también mucha información sobre las costumbres de los indios hispanoamericanos la Relación de las cosas del Yucatán, de Diego de Landa; la Crónica del Perú, de Pedro Cieza de León; la Historia de los Indios de Nueva España, de fray Toribio de Benavente, y la Historia General y Natural de las Indias, de Gonzalo Fernández de Oviedo.
Pero no fueron los misioneros los únicos protagonistas de la etnografía en tierras hispanoamericanas, pues a ello contribuyó también mucho la Corona de Castilla, interesada desde el principio en obtener noticias sobre la geografía, agricultura, ganadería, características naturales y climáticas de las nuevas tierras, y costumbres de sus habitantes. Desde la fundación de la Casa de la Contratación en Sevilla (1503) esa información fue sistemática, y los gobernadores de Indias exigían a los descubridores que regresaran provistos de relaciones sobre gentes, organizaciones, tierras, plantas, minas y cultivos de las tierras que visitaban. Los cargos de cosmógrafo y cronista mayor de Indias estaban dirigidos a recabar datos e información sobre la realidad indiana, y el resultado de esta labor fue la recogida y acumulación de un abundante material etnográfico, origen de la Antropología cultural moderna. En 1570 se confeccionó un cuestionario de 200 preguntas, y al mismo objetivo responde la Cédula, Instrucción y Memoria para la formación de las relaciones y descripciones de los pueblos de Indias (1577). No fue un material al nivel científico de la antropología cultural actual, pero sí representó los inicios de dicha ciencia.
Son destacables las figuras de Bernardino de Sahagún y de José de Acosta, padres de la etnografía cultural moderna.
El franciscano Bernardino de Sahagún fue un hombre culto del renacimiento, perteneciente a la Universidad de Salamanca, fue el pionero en la ciencia etnográfica cultural moderna gracias a la realización de obras bilingües en náhuatl y español.
En 1525 fue destinado en Nueva España, allí fundó el convento de Xochimilco y el Imperial Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, donde enseñó latín a los indios, e instruyó a jóvenes nahuas, y al clero local. Continuó su labor misionera y formativa por varias pueblos y conventos, hasta que en 1547 se dedicó a la elaboración de su obra histórico-antropológica.
Sahagún escribió obras en náhuatl, español y latín. En la primera imprenta de Méjico publicó un Vocabulario trilingüe, en castellano, latín y nahua, y una Gramática del nahua, una Vida de San Bernardino, en nahua, y otras tantas como un Tratado de Retórica y Teología a la gente mexicana, un Arte de la lengua mexicana, un Manual del cristiano, un Calendario, etc.
Su obra monumental es Historia general de las cosas de la Nueva España (1557-1577), considerada la mejor fuente para el estudio de la antigüedad mexicana. Gracias a esta enciclopedia de la etnografía y de la historia de los mexicas, Sahagún está considerado el primer antropólogo de América. Está narrada directamente por indios conversos e ilustrada con multitud de dibujos, como todo el Códice Florentino, que, en su mayor parte, está dedicado a la naturaleza mejicana y a las costumbres de los indios de Nueva España.
El jesuita José de Acosta estudió filosofía y teología en la Universidad de Alcalá de Henares y trabajó como rector en la de Salamanca.
En 1572 fue enviado al virreinato del Perú y más tarde al de Nueva España, regresando después a España en 1578. Allí pudo observar la naturaleza americana y meditar sobre sus novedades. En Arequipa y La Paz predicó a los indios, observando sus costumbres y mentalidad, y pensando los medios más adecuados para su evangelización. Por tal razón fue comisionado para redactar catecismos y confesionarios en castellano, quechua y aimara.
De su experiencia americana brotaron obras como De procuranda Indorun salute (1575), De natura Novi Orbis (1589), Peregrinación del hermano Bartolomé Lorenzo, y De promulgando Evangelio apud barbaros, impresas conjuntamente en 1588 un volumen.
Todas estas obras sobre la etnografía americana fueron recopiladas en su obra más importante, Historia natural y moral de las Indias (Sevilla, 1590), redactada ya en España, en siete libros, dedicando el V a la cultura mexicana, y el VI a la peruana. Redacta sólo lo que es novedoso en Europa, excluyendo los hechos y acontecimientos de los españoles que residían en América, y todo lo que afecta a la evangelización. Usa la historia moral con concepto diltheano, considerando que el estudio de los pueblos indígenas y su cultura constituyen una disciplina nueva: la antropología cultural.
Insiste en la exposición de novedades y exotismos americanos, formando el Nuevo Mundo parte del mundo habitado. Proporciona numerosa información sobre metales, plantas, especies botánicas (patata, coca, guayabo, palta o agracate) y animales (chinchilla, vizcacha, cuy o tominejos). Fue precursor en el estudio de las variaciones magnéticas en su obra De la propiedad y virtud admirable de la piedra imán para navegar, en el cual trata sobre la posible existencia de antípodas, zonas tórridas o equinocciales, meteorología, civilizaciones azteca y peruana, etc.
En De promulgando evangelio apud Indos clasifica a los indios en los que conocen la escritura y poseen cierto grado de civilización, los que no saben escribir, pero poseen gobierno, sociedad organizada y religión, y los salvajes que viven como bestias y poseen una organización rudimentaria. Poniendo de acuerdo razón y experiencia, supone que el origen del hombre americano no es distinto al del resto y llega a la conclusión de que los habitantes americanos debieron llegar por tierra o alguna estrecha franja de terreno.
España participó en el nacimiento de la antropología cultural, y Edward B. Tylor cita ampliamente cronistas españoles (Bernal Díaz, Torquemada, el doctor Hernández, Boturini, Cieza de León, Garcilaso de la Vega, Oviedo, Piedrahita, Herrera, Acosta, Martín, Azara, etc.); da mucha importancia al descubrimiento de América, y al interés científico mostrado por los españoles en Perú y México.
Lewis Henry Morgan cita 53 fuentes españolas, y el padre Wilhelm Schmidt, en su Historia comparada de la religión (1940), concede gran importancia a las misiones españolas en América. En Historia universal de la Nueva España el misionero franciscano Bernardino Rivera de Sahagún (1500-1590) hizo minuciosas investigaciones ante los sacerdotes y notables del antiguo México acerca de la antigua religión mexicana, con sus fiestas, ritos, ofrendas y cantos. Y el profesor Fermín del Pino, en Los cronistas de las culturas indígenas de América: su valor antropológico (Sevilla, 1975) examina traducciones de crónicas españolas en Inglaterra, Francia y Estados Unidos, que se consideran antecedentes de la antropología científica de nuestro tiempo. Aunque algunos prefieren llamar Etnología a la labor desarrollada por los españoles en Hispanoamérica, en México y Perú principalmente.
ESQUEMA SOBRE LA ANTROPOLOGÍA CULTURAL
ESPAÑA ILUSTRADA: Antropología cultural moderna: orígenes hispánicos
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