Fuente: ¿Qué Pasa?, 3 de Julio de 1971, página 8.
DE POLÍTICA INTERNACIONAL (2)
PORTUGAL, LA ONU Y LA UNESCO
Continuamos la transcripción iniciada en el número anterior del documento leído por el doctor Rui Patricio, ministro de Negocios Extranjeros, en una conferencia de prensa tenida en Lisboa el 28 de mayo pasado.
LAS INSTIGACIONES SUBVERSIVAS DE LA AGENCIA INTERNACIONAL– Son ejemplos flagrantes, mas no únicos, del desvío del seguimiento de los ideales que justifican e informan la propia existencia de la UNESCO y que deberían ser el norte de su actuación en virtud de sus propios estatutos, las repetidas resoluciones de la Conferencia General en el sentido de que Portugal no sea invitado para las conferencias o reuniones internacionales organizadas por aquella agencia, y a las cuales, como miembro, tiene perfecto derecho a estar presente; los continuos ataques, que no deberían tener cabida en semejante agencia, a la situación en las provincias ultramarinas portuguesas; la invitación a todos los Estados miembros a «suspender toda colaboración con Portugal en los dominios de la educación, de la ciencia y de la cultura», y en la reciente XVI Conferencia General, una invitación a los Estados miembros para «prestar una atención particular a los problemas de la juventud en lucha contra el dominio colonial, la discriminación racial y la opresión en los territorios bajo el dominio portugués, en Rhodesia, en Namibia y en África del Sur, y a establecer programas concretos y adecuados en ligazón con la Organización de la Unidad Africana».
El Gobierno portugués ve con la mayor inquietud, lamenta profundamente y levanta las más serias y enérgicas objeciones a estas actitudes discriminatorias e ilegales contra un estado miembro de la UNESCO.
Aquella agencia especializada internacional deberá, en virtud del acta constitutiva que le dio existencia, tener una acción de tipo universalista que no podrá subordinarse, ni siquiera tolerar que se levanten problemas de orden político que le son extraños y para ocuparse de los cuales no tiene competencia.
Se ha visto agravarse, en sucesivas conferencias generales, la intromisión abusiva de la UNESCO en los más variados campos de la política internacional.
El Gobierno portugués ve con alarma que la orientación que se está dando a las actividades de la UNESCO representa un grave perjuicio para la notable acción educativa y cultural que en el pasado ejerció aquel organismo, y de la cual especialmente se beneficiaron y todavía podría venir a beneficiar mucho a la gran mayoría de los países que ahora la procuran distraer de los fines para que fue creada.
RESPUESTA A LOS INTENTOS DE INJERENCIA.– También en reciente carta dirigida al director general de la UNESCO, y en respuesta a una comunicación de éste en la cual solicitaba elementos informativos sobre la educación en los territorios ultramarinos portugueses, en el marco de la resolución octava, aprobada por la XVI Sesión de la Conferencia de la UNESCO, y que preconizaba el envío de delegados de aquella agencia especializada a fin de que se enteraran de la situación allá prevaleciente, el Gobierno portugués tuvo ocasión de llamar más de una vez la atención acerca de las violaciones de que está siendo objeto el acta constitutiva de la UNESCO. Así, se destacaba en la referida carta de respuesta que la resolución octava constituía una grave injerencia en los asuntos internos de un país y una actitud discriminatoria inadmisible respecto de Portugal; que en ella se admitía la aplicación de sanciones a Portugal, contra lo que está establecido en el acta constitutiva de la UNESCO, reduciendo todo a una declaración inequívoca de apoyo a la subversión interna en los Estados, con la agravación de la tensión internacional, en una palabra, a la lucha armada. En estas circunstancias no podía el Gobierno portugués acceder a los deseos expresados por el director de la UNESCO, rechazando toda colaboración requerida en el ámbito de la citada resolución octava, no obstante la actitud siempre seguida por Portugal de divulgar, de la manera más amplia, elementos sobre los diversos aspectos de la vida portuguesa y de abrir las fronteras de sus territorios ultramarinos a todos los que los deseen visitar con espíritu objetivo.
SE DIERON INSTRUCCIONES AL REPRESENTANTE DE PORTUGAL PARA QUE ABANDONE LOS TRABAJOS.– Hechos más recientes ocurridos en el Consejo Ejecutivo de aquella organización, especialmente aprobación de la resolución permitiendo consignar fondos a los movimientos terroristas antiportugueses con pretexto de auxilio a la educación en supuestas «áreas libertadas», nos obligaron, sin embargo, a una actitud más drástica. Vamos a retirarnos de la organización, y en ese sentido dimos instrucciones al representante que todavía mantenemos en París junto a la UNESCO, para que abandone los respectivos trabajos y comunique el acuerdo al director general de la Organización.
Sabemos que no somos los únicos en lamentar esta decisión y sobre todo los condicionamientos que la imponen. Los delegados de los países que más contribución dan, por su cultura, a las actividades de la UNESCO, vienen también protestando contra los tristes hechos relatados e intentaron en vano oponerse a las deliberaciones que denunciamos.
Mientras tanto, nadie de buena fe podrá negar nuestra actitud de franca colaboración con los organismos internacionales.
Un ejemplo, entre otros posibles, prueba esto con claridad. Ya en 1961, cuando Ghana acusó a Portugal de la práctica del trabajo forzado en los territorios ultramarinos, el Gobierno portugués dio su más completa y leal cooperación a la Comisión investigadora entonces constituida por el B. I. T. para aquilatar el fundamento de la queja. Los resultados de esa investigación llevada a cabo especialmente en Angola y Mozambique, a través de la consulta de una amplia documentación, de la recogida de testimonios de visitas a haciendas, plantaciones, empresas industriales y mineras, etc., fueron a demostrar sin duda que las acusaciones de Ghana eran totalmente infundadas, pues Portugal cumplía las disposiciones de la Convención número 105, sobre la abolición del trabajo forzado.
EL VALIOSO E IMPARCIAL TESTIMONIO DE UN PERITO FRANCÉS.– Años más tarde, autorizamos una nueva posibilidad de observación internacional de lo que sucede en nuestros territorios, mostrando así que nada teníamos que esconder ni que temer. En el año 1969, el Gobierno portugués propuso formalmente al B. I. T. recurrir al procedimiento de «contactos directos», instituido hacía un año por la O. I. T. a fin de esclarecer la cuestión de interpretación de la referida Convención número 105. Aceptada la sugerencia portuguesa, fue designado por el B. I. T. el señor Juvigny, de nacionalidad francesa, Consejero de Estado, antiguo miembro presidente de la Subcomisión de las Naciones Unidas para la lucha contra las medidas discriminatorias y de protección de las minorías.
Los «contactos directos» del señor Juvigny se iniciaron en mayo de 1970, en Lisboa, continuando después, en octubre, en Angola y Mozambique, en un clima de completa exención. Vale la pena detenernos un poco en ciertas afirmaciones que hace en su memorándum sobre la forma como realizó su misión. Así, a propósito de la colaboración que recibió en todas partes, dice expresamente que su misión, «no podría haber sido llevada a cabo en unas condiciones de independencia absoluta si no fuera gracias a la cooperación de las autoridades gubernamentales y administrativas de Portugal, de los dirigentes y subalternos de las diferentes Empresas, con la cooperación que inmediata y espontáneamente depositaron en mí los trabajadores de las plantaciones, de los puertos, de los ferrocarriles, de las industrias extractivas y de transformación». Y refiriéndose a los testimonios de los trabajadores, dice que fueron interrogados de una manera general, en ausencia del patrono o de sus representantes, habiendo aquéllos sido escogidos por el señor Juvigny en los mismos lugares de trabajo, lo que demuestra, como el señor Juvigny muy bien destacó, la «autenticidad» de los contactos establecidos con los trabajadores interrogados.
En materia propiamente de fondo, el memorándum contiene algunas conclusiones interesantes.
Ello fue debidamente apreciado por la Comisión de peritos del B. I. T., habiendo ésta concluido a la vista de las informaciones recibidas a través de los «contactos directos» sobre la situación que prevalece en Angola y Mozambique, que no había indicios de que las disposiciones legales prohibiendo el trabajo forzado u obligatorio o toda y cualquier forma de coacción o presión legal en materia de reclutamiento de trabajadores, no sean observadas en la hora actual.
Es ésta la verdad de los hechos tan inequívocamente comprobada por un organismo importante y prestigioso como es el B. I. T. Y, parafraseando una afirmación del señor Juvigny, juzga el Gobierno portugués que sería también deseable que fuese utilizado, en casos análogos, el método de proceder a verificaciones concretas que permitan establecer los hechos.
Bastará para ello que la objetividad y la imparcialidad sean normas de conducta, como sucede con el B. I. T.
Mas la consideración de que ya no somos nosotros, sino nuestros adversarios, los que temen los hechos, nos lleva a pasar a otro asunto.
(Concluirá con la descripción de la ayuda a los terroristas).
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