El historiógrafo Federico Suárez Verdeguer es referencia obligada para cualquier internamiento y exploración en aquéllos decisivos años de los reinados de Carlos IV y Fernando VII, en que se produce el choque socio-político definitivo entre el antiguo derecho de las Españas y de la Monarquía española, por un lado, y las nuevas ideas revolucionarias y rupturistas, por el otro.
Federico Suárez comenzó en su vida pública siendo un legitimista, pero no tardaría en sufrir en dos importantes ocasiones la aplicación de aquello que el Opus Dei denomina "santa libertad en las elecciones personales". La primera ocasión, que fue la entrada del propio Suárez en la susodicha institución, la describía de la siguiente manera el arquitecto Miguel Fisac:
Una de las cosas que el Sr. Escrivá repetía constantemente, como una actitud de lealtad, era que no debíamos confesarnos fuera de allí: “La ropa sucia, en casa se lava”, nos decía. Y yo me sentía desesperado. Bien es verdad que no hice nada de proselitismo. “Si yo quiero marcharme”, pensaba para mis adentros, “¿cómo voy a decirle a nadie que entre?”. Una sola vez lo hice, y me duele. Un día que fuimos a Valencia Álvaro Portillo y yo, me dijeron que les echara una mano con un chico que andaba casi convencido para entrar. Aunque yo no estaba por la labor, le hablé y él dijo que sí. Luego me sentí mal por haberle coaccionado. Se trataba de Federico Suárez, el que es ahora capellán de la Casa Real. Me gustaría poderle pedir perdón por haberme prestado a aquello.
Fuente: “Nunca le oí hablar bien de nadie”, Testimonio 5, Miguel Fisac, en Escrivá de Balaguer. ¿Mito o Santo?, Libertarias/Prodhufi S. A., 1992, Madrid, páginas 56 – 57.
La segunda ocasión tuvo lugar en 1960, cuando, tras la tercera amistosa entrevista entre D. Juan y Franco, las jerarquías superiores del entonces Instituto Secular "aconsejaron" a Federico Suárez, no sólo formar parte del plantel de profesores para los estudios superiores de Juan Carlos, sino también ser capellán del mismo, puesto y función que desempeñaría desde entonces ininterrumpidamente hasta su muerte en 2005. Aunque Manuel de Santa Cruz (q. e. p. d.), cuando elaboraba su magna obra histórica de los Apuntes y Documentos, solicitó a Suárez información de primera mano sobre el asunto, éste finalmente no llegó a satisfacer su petición.
En la incipiente Universidad que el Opus Dei estaba creando en los años ´50 en Pamplona, Federico Suárez ocupó un importante papel en la formación concreta de su Facultad de Filosofía y Letras, mediante la creación y dirección, a partir de 1957, del llamado "Seminario de Historia Moderna", que sería el germen de la susodicha Facultad.
En paralelo con esta actividad, Federico Suárez fue forjando también una importante colección historiográfica y de documentos originales, conocida con el nombre de "Colección Histórica". En los obituarios que se escribieron a su muerte, se señala que el número de publicaciones que salieron a la luz durante su dirección fueron de más de cuarenta sin llegar a la cincuentena. Así pues, entiendo que lo más probable es que abandonara la dirección de la "Colección Histórica" en el mismo año de su jubilación académica, en 1987, lo cual hace un total de 44 publicaciones bajo su supervisión (la nº 44 es del mismo año 1987, y la nº 45 es ya de 1989).
De entre esas 44 obras, he seleccionado en el siguiente mensaje las que tienen que ver con el período histórico español que atrajo primordialmente la atención de Federico Suárez durante toda su vida académica, y que es aquél al cual me he referido al principio de este mensaje: la época socio-políticamente trascendental de los reinados de Carlos IV y Fernando VII. Se trata, como dije antes, tanto de obras historiográficas (normalmente tesis doctorales de los propios discípulos de la escuela de Fernando Suárez), como recopilaciones de documentos históricos originales (acompañadas de no menos importantes estudios preliminares, generalmente de mano del propio Suárez).
Toda esta nueva historiografía del período carlo-fernandino es de obligada referencia, no sólo en sí misma (por su innegable interés a la hora de romper los varios mitos de la hasta ahora dominante historiografía liberal), sino también por la ingente bibliografía que se cita en su seno, y que resulta, a su vez, de necesaria consulta para empaparse mejor del ambiente y de las tendencias características de aquella importante y crucial etapa (bibliografía a la cual, afortunadamente, se puede acceder en su mayor parte a través de la red, por tratarse de libros, folletos, diarios, etc., contemporáneos de aquel tiempo).
Es de lamentar que la escuela historiográfica propiciada por Fernando Suárez (José Luis Comellas, Mª. del Carmen Pintos, Francisco Martí Gilabert, M.ª Cristina Diz-Lois, Ana M.ª Berazaluce, etc.) no fue más que flor de Mayo, y que, tan pronto como nació, inmediatamente se marchitó tras la "muerte" académica de Fernando Suárez, dedicándose éste último en sus años finales a la publicación de libros de espiritualidad y de ensayos (principalmente en la revista Razón Española, último reducto de la histórica corriente ideológica socio-política doctrinaria-dinástico liberal).
Por último, simplemente aclarar que el número que aparece antes del título de cada obra, es el que le corresponde conforme a la numeración de la propia "Colección Histórica".
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