Martínez-Pinna analiza su obra Lo que hicimos en el mundo, sobre la grandeza de España en todos los ámbitos




(Una entrevista de Javier Navascués) –



Javier Martínez-Pinna es profesor de Historia y escritor. Es autor de varios libros de divulgación histórica, entre ellos Eso no estaba en mi libro de historia de la Edad Media, Eso no estaba en mi libro de historia de la piratería y Muerte y religión en el mundo antiguo. Colabora habitualmente con distintos medios de comunicación, tanto en prensa (ABC-Historia) como en revistas especializadas (Clío Historia, Laus Hispaniae, Muy Historia, National Geographic, Vive la Historia, La aventura de la Historia y Revista Historia de la Guerra). También ha participado en programas de radio como La Rosa de los Vientos y Julia en la Onda (ambos de Onda Cero), Espacio en Blanco de Radio Nacional de España y Herrera en COPE.

En esta entrevista analiza su libro Lo que hicimos por el mundo.

¿Por qué decidió escribir un libro titulado Lo que hicimos en el mundo?

Somos conscientes de que el conocimiento de la historia de España se ha visto condicionado por una serie de motivaciones políticas e ideológicas que desde los medios de comunicación y las redes sociales han ofrecido una visión muy negativa de la historia de España, hasta tal punto que en muchos ámbitos se mira con desprecio nuestro pasado y se tiende a olvidar, de forma interesada, a algunos españoles ilustres cuyas aportaciones resultan fundamentales para conocer la civilización occidental. Pues bien, a partir de estos personajes estelares como el Padre Mariana, Antonio Nebrija, Melchor Cano, fray Tomás de Berlanga, Jorge Juan o Jerónimo de Ayanz y Beaumont, entre otros muchos, he planteado un recorrido por la historia de España para mostrar al lector todas las cosas importantes que hicimos por el mundo. En este libro también pretendemos mostrar las luces que deberían alumbrarnos para fomentar la concordia entre los ciudadanos españoles, tan erosionada en la actualidad, en parte, por el aumento del extremismo ideológico y el auge de los nacionalismos periféricos que han debilitado la idea de España al poner en duda su existencia como nación.

¿Por qué es importante reivindicar todo lo bueno que ha aportado España a la humanidad, ahora que el pensamiento dominante quiere imponer una visión negativa de España?

En primer lugar, para hacer justicia sobre personajes como Luis Vives, al que consideramos precursor de lo que más tarde serán los servicios sociales en los países occidentales, o a Miguel de Servet, adalid de la tolerancia y la libertad de expresión. En Lo que hicimos por el mundo nos acordamos de Francisco de Vitoria, padre del Derecho Internacional y que anticipa la Sociedad de Naciones, de los teólogos españoles que desarrollan el concepto de poder como resultado del pacto entre gobernantes y gobernados, y de todos esos inventores y científicos como Leonardo Torres Quevedo, Emilio Herrera Linares, Blasco de Garay, Ángela Ruiz Robles o Margarita Salas cuya contribución es necesaria resaltar.

De hecho por eso mismo, hay una fuerte reacción con cada vez más trabajos que muestran con orgullo los hitos de nuestra historia a todos los niveles.

Así es. Esto es algo sobre lo que hablamos habitualmente los autores y nuestros editores y es bastante esperanzador. Por fin, la intelectualidad patria está trabajando por recuperar una visión positiva de la historia de España frente a lo que, por desgracia, nos han enseñado, en muchas ocasiones, en el ámbito educativo. Es algo que podemos observar gracias a la existencia de una producción editorial ingente, por la aparición de blogs y asociaciones que están llevando a cabo una labor impagable en favor del bien común y de revistas, como la que coordino, Laus Hispaniae, en la que colaboran autores que insisten en la idea de que una nación que no es consciente de su potencialidad, es una nación condenada a vivir postergada, a afrontar un interminable debate con el único objetivo de justificar su propia existencia y, por lo tanto, sin energías para evolucionar al mismo ritmo que los países de su entorno.

En la primera parte, llamada el santuario de los sabios, incluye un elenco de 19 grandes personajes, en donde sorprende la inclusión de Félix Rodríguez de la Fuente, pese a su contrastada sabiduría y pasión por su trabajo…

En un libro como este, centrado en la biografía de españoles estelares, podría haber incluido a cientos de teólogos, científicos, pensadores, literatos y artistas cuyo legado es imperecedero. Por supuesto tuve que elegir, y en esta primera parte decidí incluir a un personaje, Félix Rodríguez de la Fuente, al que tengo especial cariño por ser uno de los primeros que llamó la atención sobre la necesidad de proteger nuestro medio ambiente y sentar las bases del ecologismo moderno en España, racional e integrador, alejado del animalismo actual, un fenómeno urbano que nace como consecuencia de la absurda humanización de las relaciones entre las personas y los animales.

Seguidamente habla de los investigadores y científicos españoles, que pese a cambiar el mundo han sido ninguneados por la historia. ¿Cuáles son las razones de este olvido?

Especialmente desde el siglo XVIII se tiende a mirar con desprecio las aportaciones que ha hecho España en materia científica y técnica. A esto le unimos la idea, absolutamente falsa, de un norte de Europa culto, rico y refinado, frente a una España pobre y con menor nivel de alfabetización. En Lo que hicimos por el mundo refutamos estos tópicos mostrando hasta qué punto la actividad de inventores y científicos españoles ha contribuido a la evolución científico-técnica de Occidente. Por supuesto, también criticamos nuestros errores como la miopía de una buena parte de nuestra clase política que, hasta en nuestros días, no ha sabido comprender la importancia de invertir en investigación como única forma de garantizar el desarrollo armónico del país, optando por subvencionar actividades mucho menos productivas, incluidos muchos “chiringuitos”, por espurios intereses políticos.

No todo el mundo sabe que en España nació el germen de los Derechos Humanos.

Claro y aquí destaca la obra de Francisco de Vitoria, con el que abro el libro, por ser uno de los más grandes pensadores de la cultura occidental. Francisco de Vitoria es uno de esos personajes españoles maltratados por la Historia, un teólogo cuyo nombre no aparece en los manuales de historia de nuestros estudiantes a pesar de que es considerado el padre del Derecho Internacional, que desarrolla el concepto de guerra justa y defensor de los derechos humanos, un pensamiento que, por cierto, explica la labor civilizadora de España en América. En Francisco de Vitoria predomina una tendencia iusnaturalista que establece el origen divino de los derechos de las personas, entre ellos la vida y la libertad, frente la tendencia iuspositivista por la que estos derechos dependen de la voluntad del legislador. Al proceder de Dios, Francisco de Vitoria y otros pensadores de la Escuela de Salamanca, asumen la igualdad de derechos de los indígenas americanos, siendo esta la base sobre la que se promulgan las Leyes de Indias en 1542, que pone a los indios bajo la protección de la Corona española.

Igualmente las primeras formulaciones modernas de economía surgen de la Escuela de Salamanca…

Es que la ciencia económica moderna nacen en la Escuela de Salamanca. Desde el siglo XVI, los teólogos españoles defendieron la libre circulación de personas, bienes e ideas. Para autores como Martín de Azpilcueta, el comercio y la propiedad privada nunca podrían considerarse moralmente reprobables, sino actividades al servicio del bienestar general, por lo tanto, nos estamos anticipando a los pensadores en la Economía Clásica del siglo XVIII, cuyos principales exponentes fueron Adam Smith y David Ricardo.

También en España se realizó la primera gramática de una lengua moderna y se formuló la doctrina del pacto social y la limitación de poderes.

En Lo que hicimos por el mundo defendemos el castellano, el español, como el gran legado de España; una lengua que estamos obligados a proteger ante las disparatadas leyes de algunos gobiernos autonómicos que atentan contra los derechos individuales y la libertad de elección de los ciudadanos españoles. Por este motivo recordamos la biografía de personajes fundamentales para comprender la evolución de nuestra lengua como Gonzalo de Berceo, Alfonso X el Sabio y Antonio Nebrija, autor de la Gramática castellana, la primera de una lengua moderna. Antonio Nebrija aseguró ante la reina Isabel la Católica, que la lengua debía ser compañera del Imperio y estar al servicio de la unidad del reino, que debía implantarse en los nuevos territorios conquistados y ser utilizada para transmitir las grandes hazañas y glorias culturales de la monarquía española. En cuanto a la doctrina pactista, esta tiene una dilatada tradición en España, siendo visible en autores como Francisco Suárez o el humanista Sebastián Fox, quien afirma que los reyes no eran dueños de sus reinos, sino servidores de éstos, un pensamiento que parece compartir el propio Felipe II. Mención especial merece el Padre Mariana.

¿Quiénes han sido a su juicio los personajes españoles que más trascendencia han tenido en la historia?

En España han destacado personajes en todos los ámbitos del saber: navegantes, artistas, pensadores, militares… imposible decidir. Entre los primeros estarían, sin duda, Francisco de Vitoria, Isabel la Católica, Cervantes o Gonzalo Fernández de Córdoba.

¿Qué aporta su libro en la defensa de la verdad de nuestra historia?

Este libro está pensado para todos aquellos que fuimos educados para considerar la historia de España como una interminable sucesión de fracasos y, sobre todo, a aquellos estudiantes que nunca han escuchado hablar sobre alguno de los grandes hombres y mujeres españoles que han dejado una huella imborrable pero que han caído en el olvido. Este libro aporta precisamente eso, una forma más justa de afrontar nuestra historia y el conocimiento de todas las cosas buenas, muchas, que los españoles hicimos por el mundo en el pasado.



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