Tema: Niños con artritis por usar el móvil

XXI Congreso Nacional de Medicina general y de familia

Niños con artritis por usar el móvil

AMALIA F.LÉRIDA







Médicos generalistas alertan de la prevalencia de la ansiedad y de la necesidad de que los enfermos sean tratados por psicólogos

ABC



Un niño usando el móvil






Que la obesidad y, sobre todo la infantil, se ha convertido en una pandemia mundial y que España y, en concreto Andalucía, está a la cabeza en el número de personas que tienen sobrepeso es un problema que no podía quedarse atrás en el XXI Congreso Nacional de Medicina General y de Familia que se celebra en Fibes y que congrega a 2.500 médicos.




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El doctor Fernando Pérez Escanilla




Dice Fernando Pérez Escanilla, responsable de Salud Pública de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (Semg), que en Andalucía se registra el mayor consumo de calorías, pasando de 2.800 en 1970 a 5.000 en 2013. Además, precisa que es la comunidad con mayor sedentarismo, de España, justo un 43% y que la obesidad infantil afecta ya a 33 de cada cien niños cuando la media nacional es del 27,8%.

Niños y adolescentes que, por otra parte, están sufriendo artritis en el pulgar, que es el dedo que se activa a la hora de escribir o jugar con el móvil. Este médico recomienda un abordaje multidisciplinar de la obesidad pues «no adelgaza quien come poco o una vez al día» para averigüar sus causas — el genotipo ahorrador positivo tiene tendencia a engordar— en el centro de salud y más actividad física, si bien advierte que el ejercicio hay que prescribirlo como si fuera un fármaco pues no a todo el mundo le viene bien hacer cualquier deporte. s económica se ha sumado al ritmo de vida que llevamos aumentando la ansiedad, el estrés y la depresión.
Por otra parte, en el congreso se analiza la prevalencia de la ansiedad en las consultas.
Irritabilidad, nerviosismo, cansancio, tristeza, falta de interés, de motivación o de energía, cefalea, ganas de llorar, dolor de estómago, diarreas, tensión muscular… las manifestaciones pueden ser muy diversas, pero el hecho es que están.
Y cuando son por cualquier motivo pasajero y desaparecen puede considerarse hasta natural pero al hacerse crónica ya hay que preocuparse. Porque los fármacos pueden ayudar a sobrellevar la ansiedad pero solo alivian, no van a la causa del problema y su curación, y, por otra parte, crean dependencia. La mejor terapia solo pueden y deben hacerla los psicólogos, según el doctor José Gómez Marín, pero «tardan hasta cuatro meses» en ver a los pacientes.
Además, el generalista no puede derivar al enfermo al psicólogo ni está en el centro de salud sino en el de especialidades por lo que el tratamiento se complica más.
«Si hubiese un psicólogo en cada centro de salud, no le faltaría trabajo», declara el doctor José Gómez Marín, reivindicando así la figura de este experto en el tratamiento de la ansiedad, ya que más del 80% de las patologías médicas están relacionadas con ella y un 50% de los usuarios van a las consultas de Atención Primaria porque tiene ansiedad «y en un estadío avanzado que ahí es donde está el problema, no al principio cuando los síntomas empiezan a aparecer».
Otro motivo por el que los ciudadanos van a las consultas es por dolor; cuarenta de cada cien y la mitad de ellos porque es crónico.
Valencia es la comunidad autónoma con más incidencia y le sigue Andalucía con un 18,34% de la población general y un 24,8% de jóvenes.


Nios con artritis por usar el mvil - ABC de Sevilla

La tecnología de la electrónica se ha convertido en el símbolo del individuo masa. Del móvil se puede decir todo, es el cachivache más común y no vale cualquier móvil, no, tiene que ser el último modelo que ha sacado la Marca "Equis", que lo anuncian con tiempo más que suficiente y hasta se empieza a vender a partir de una hora determinada en una fecha concreta. A mi el móvil me estorba, me molesta y hasta me hace sentir incómodo. Por eso no entiendo a la gente que ha convertido al móvil en el centro de su existencia. No hace mucho escuchaba en una cadena de TV a gente entrevistada en la calle sobre el dichoso aparatito, y hubo un chaval que afirmó que sin él podría morirse. La verdad es que resulta complicado calificar a este tipo de individuos, resulta difícil establecer qué clase de dependencia es esta, pero a todas luces no parece buena para el hombre y menos para los individuos.

Pero los móviles no son los únicos artefactos posibles. Por ejemplo, ¿hay algo más abstruso que llevar un GPS en una ciudad, coche para ir al pueblo o al destino de vacaciones? me pregunto si antes del "USO" absurdo de este trasto electrónico la gente llevaba una brújula en el bolsillo para todo.

Últimamente nos están invadiendo con relojes electrónicos chinos a muy bajo coste que, obviamente, los seguidores de la fiebre del absurdo no tardarán en exhibir por todas partes. He visto la publicidad de estos trastos y es increíble. Tienen dimensiones de despertador de mesilla pequeño, que en una muñeca parecen agrandarse (desde luego no hay quien cierre los puños), en la esfera, bueno, más bien dentro de la pantalla que corresponde a la esfera, hay esfera digital, esfera analógica, brújula, termómetro, barómetro (no es retórica), y supongo que sonará de vez en cuando un ¡ding-dong! que anuncia la llegada del próximo tren Talgo procedente de Bilbao-Behovia que hará su entrada en el andén 3 a las 22 horas 5 minutos. Y apretando un botoncito, nos dará la hora de Nueva York. Bueno pues todos estas "maravillas tecnológicas" por precios que oscilan entre los 5 y los 30 €.

Y para "cultos", tenemos las "tabletas", donde se llevan incorporados los libros de la Biblioteca Nacional "más cercana", se lee en el metro, el parada del bus, en la cola del cine, mientras te pican la carne en el super, esperas a que te atiendan en el centro médico de primera "no sé qué" o en las salas tipo aeropuerto de los grandes hospitales mientras de toda una colección de puertas periódicamente van saliendo sanitarios para llamar a los pacientes -pacientes por esperar con paciencia-, que hay sentados por todas partes.

Y la cosa se hace extensiva, como no podía ser menos, al coche. Arrancado, parado, en marcha, detrás de otro, a la hora de aparcar, si falta medio litro de agua en el parabrisas, el tiempo que se lleva conduciendo -a parar toca para tomarse una Coke y descansar-, las luces se encienden solas aunque no haga falta y se apagan cuando todavía se necesitan, "modere su velocidad, próximo control a 500 metros", música con 14 salidas y 2000 watios, y ya, GOOGLE probando el otro día un coche "eléctrico" que ha diseñado y que no precisa de conductor, o sea, es que no tiene ni volante para una emergencia.

Por supuesto, la casa ha de ser "domótica", y todo se controla desde móvil: apagado-encendido de luces; conexión-desconexión de la alarma; vigilancia de los niños mientras los "papis" están de farra; apertura-cierre de garage cuando se sale y cuando se vuelve; encendido y apagado de la depuradora de la piscina y de los aspersores para el riego; subida y bajada de persianas; conexión directa con la empresa de vigilancia al menor síntoma de alarma, porque ante todo seguridad y más seguridad...

Las preguntas que me sugiere todo esto -y mucho más-, son lógicas. La primera es la relativa ¿y qué le queda al hombre?. Pienso si es que nuestra naturaleza es la de llegar a ser unos perfectos inútiles. ¿Es posible ser religioso con esta forma de control de todo? No olvidemos que el estado está detrás de todo ello. ¿Hay alguna esperanza de que el ser humano vuelva a ser él mismo sin necesidad de todas estas mariconadas?

Nótese que no he mencionado el ordenador, mejor dicho, el "ordenador + tweeter", o el ordenador más toda clase de redes sociales.