Búsqueda avanzada de temas en el foro

Resultados 1 al 2 de 2

Tema: El hiperbólico rumano

  1. #1
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    16 ene, 07
    Mensajes
    20,843
    Post Thanks / Like

    El hiperbólico rumano

    EL HIPERBÓLICO RUMANO


    Cioran en su domicilio parisino
    HUMORISTA E INTOLERANTE, EL RUMANO CIORAN

    Si preguntamos a cualquiera por un rumano famoso, lo primero que nos podrían responder, con mucha probabilidad, pudiera ser Drácula. Ese mérito literario le cabe a Bram Stoker. Otros, puede que recuerden a Nicolae Ceaucescu que, de 1965 a 1989, vampirizó Rumanía con los colmillos draculescos del marxismo: Ceaucescu, buen amigo de Santiago Carrillo, por cierto.

    Habría que tener un poco más de cultura para que nos vinieran a la memoria esos rumanos del siglo XX que han dado a la cultura europea una contribución que apenas se agradece, por estar todavía olvidados y desconocidos. Durante el siglo XX, Rumanía, esa nación situada en los arrabales de Europa, dio de sí una pléyade de mentes privilegiadas: el estudioso de las religiones Mircea Eliade, el novelista Vintila Horia, el dramaturgo Eugène Ionesco, el escultor Constantin Brancusi... Y ese bicho raro llamado Emile Mihai Cioran.

    A España llegó Cioran de la mano de Fernando Savater. La primera vez que me lo encontré -a Cioran- fue transmutado literariamente en un Aquiles Popescu, personaje de "Caronte aguarda", una novela de Savater. Después, por su nombre ya, encontré a Cioran en traducciones del mismo Fernando Savater que pudiéramos decir que durante un tiempo fue apóstol suyo en España. Cuenta Fernando Savater que cuando quiso hacer una tesis doctoral sobre Cioran, para defenderla ante un tribunal universitario español, miembros del departamento de Filosofía preguntaron muy seriamente si Emile Cioran existía o era una broma de Fernando Savater. Savater escribió al rumano, contándole la anécdota y Cioran se limitó a responderle: "Si le dicen que no existo... No se lo vaya a desmentir, amigo mío". Anécdota que retrata el genio y figura de alguien que pudo escribir un libro titulado "Del inconveniente de haber nacido".

    Cioran salió muy joven de Rumanía y se quedó en Francia, viviendo austeramente en una buhardilla parisién, como un eremita urbano del nihilismo. En los meses previos a la segunda guerra mundial había recorrido Francia en bicicleta (personalmente, pienso que no habría que descartar que Cioran realizara esa vuelta en bici como espía para los servicios secretos de su país). Aquel Tour en solitario -contaba en una entrevista- le ofreció una excelente ocasión para tomarle el pulso al pueblo francés, encontrándose en los albergues juveniles tanto con franceses comunistas como católicos. Así sondeaba el estado anímico de la población francesa en vísperas de la invasión alemana.

    Yo no recomendaría leer a Cioran a un espíritu crédulo e impresionable. Cioran es un humorista, pero no apto para todos los humores. Se deja leer cuando se goza de una excelente salud mental, se tienen las ideas claras y, por innata o adquirida inclinación a la hipérbole, se goza con las exageraciones. Los espíritus esponjosos, miméticos, mejor que lean uno de esos manuales de autoayuda: los charlatanes pueden comunicarles, aunque sea esporádicamente, lo que nunca tendrán jamás, la seguridad en sí mismos. A los débiles mentales la lectura de Cioran podría inducirles a pegarse un tiro o tirarse por la ventana.

    Hay gente nacida con una inclinación a la desmesura: Cioran fue de esos. Nacido en 1911, bajo el signo de Aries, en Rasinari (averígüelo Vargas) Cioran es un espíritu inflamable, superdotado para el exabrupto, irascible, con tendencia a la violencia (pudo encauzarla por la vía intelectual y escrita), muy capaz de bramar y pedir que caiga fuego sobre Babilonia... Y al momento, sucumbir en la ternura, sentir incluso conatos extáticos al conjuro de la música de Bach.


    En vísperas de la 2ª Guerra Mundial, Cioran y su Tour de France

    En su estilo aforístico, Cioran es difícilmente superable. Lo que publicó fueron colecciones de aforismos o breves ensayos donde brilla la elegancia literaria al servicio de una sola idea: destruir las ilusiones, romper la fascinación que las ilusiones ejercen sobre nosotros. Por eso se le podría llamar nihilista, su aspiración, expresada insistentemente, es la nada; pero, contradictoriamente, este autor no aconseja el suicidio, tal y como hacía el filósofo cirenaico Hegesías, "Peisithanatos" (el que persuade a la muerte).

    Cioran tampoco es lectura para católicos modernos, ese tipo de católico que hace lo indecible por conciliarse con el espíritu del mundo no podrá aceptar a Cioran. La iconoclasia cioranesca es más feroz contra el mundo moderno que contra la edad en que se levantaban las hogueras inquisitoriales. Otra de las contradicciones de Cioran: cuando uno lo lee es como si leyera a un heresiarca con nostalgias de la Inquisición. El primitivismo de Cioran es -si es algo- de corte gnóstico, pero no pudo disimular la simpatía que le inspiraban Santa Teresa de Jesús o los stárets ortodoxos. Cioran no es, en modo alguno, un cristiano; todo lo contrario, es un declarado enemigo del cristianismo, como lo fue de toda religión e ideología. No obstante, en algunos aspectos, la clarividencia de Cioran ya la quisiéramos para algunos teólogos católicos. Veámoslo con una anécdota personal que nos transcribe en "Aveux et anathèmes" (traducido al español como "Ese maldito yo"):

    "Un eminente eclesiástico se burlaba del pecado original. "Ese pecado es su medio de sustento", le dije, "sin él moriría usted de hambre, pues su ministerio no tendría ningún sentido. Si el hombre no está destituido desde su origen, ¿por qué vino el Cristo? ¿Para redimir a quién y qué?" A mis objeciones, no tuvo más respuesta que una sonrisa condescendiente.

    Una religión está acabada cuando sólo sus adversarios intentan preservar su integridad".
    Sería inútil haberle pedido a Cioran que en vida creyera que la Iglesia es santa -pese a "eminentes eclesiásticos" capaces de burlarse del pecado original; en vano demandarle a Cioran -¿un ateo? ¿un agnóstico? ¿un gnóstico? ¿todo a la vez?- que haga profesión de fe en que la Iglesia continuará hasta el fin de los tiempos: a pesar de esos patéticos y ridículos personajes que, ora por malignidad ora por tontería intolerable, son tan dañinos; y más perjudiciales cuanto de más "eminentes" puestos gozan en la jerarquía eclesiástica.

    Sin embargo, pese a la distancia que nos separa de Cioran, leyéndole pasajes como ése, ¿cómo no simpatizar con él?

    Sin género de duda (y creo que este post es buena muestra de ello), puedo decir que le tengo más simpatía que la que podré tenerle nunca a cualquier "eminente eclesiástico" que se mofa del pecado original.

    LIBRO DE HORAS Y HORA DE LIBROS

  2. #2
    Avatar de juan vergara
    juan vergara está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    24 sep, 08
    Mensajes
    2,537
    Post Thanks / Like

    Re: El hiperbólico rumano

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    Muy buen artículo sobre el Rumano Cioran.

Información de tema

Usuarios viendo este tema

Actualmente hay 1 usuarios viendo este tema. (0 miembros y 1 visitantes)

Temas similares

  1. El peor enemigo de un rumano... otro rumano
    Por zurtz en el foro Inmigración
    Respuestas: 3
    Último mensaje: 06/10/2007, 02:20
  2. Respuestas: 1
    Último mensaje: 06/10/2007, 02:10

Permisos de publicación

  • No puedes crear nuevos temas
  • No puedes responder temas
  • No puedes subir archivos adjuntos
  • No puedes editar tus mensajes
  •