Artículos tradicionalistas de las hemerotecas
El Eco del Bruch
Artículo aparecido en El Eco del Bruch.
Manresa (Barcelona). Domingo, 24 de julio de 1870
Las dos cuestiones y las dos políticas.
En todos los artículos que han visto la luz pública en el Eco del Bruch, hemos hecho siempre política puramente española, puramente carlista y anti-liberal; porque aquí en España el sistema que ha labrado nuestra ruina y descrédito es el liberalismo, al cual combatimos; asi como el único que puede salvarnos y restituirnos nuestro crédito y nuestra honra es la monarquía tradicional, cuyo augusto rey es D. Cárlos de Borbon y de Austria, al cual defendemos. Olvidándonos por un momento hoy de que somos españoles, y acordándonos de que somos miembros de esa sociedad que está estendida por toda la haz e la tierra, la Iglesia católica, y pensando que vivimos en Europa, en aquel viejo continente que ha trocado sus monarquías cristianas por constituciones ateas, y sus reyes legítimos por unos cuantos bribones afortunados; examinaremos las grandes cuestiones que están hoy pendientes en el mundo, asi como las potencias que por sus tradiciones, por su historia y por la Providencia, vienen llamadas á resolverlas.
Dos son las grandes cuestiones europeas: trascendental la una y que está, como hoy se dice, sobre el tapete; y gravísima la otra, y que duerme al parecer arrullada siempre por el Czar de las Rusias.
La primera, la que afecta á la conciencia de la humanidad, la que influye mas poderosamente en la marcha de la Europa y del mundo, es la cuestion italiana, la del Pontificado y del Catolicismo, que son condicion de vida ó muerte para las sociedades.
La otra cuestion es secundaria, aunque en sí sea importantísima. Anteayer estaba en Crimea, ayer en Italia y Alemania y hoy está en Oriente, suspendida, por decirlo así, de los muros de Constantinopla.
¿Quién debe resolver estos importantísimos problemas? - ¿Qué potencias vienen llamadas á resolverlos por sus tradiciones, por su historia y por la Providencia?
Al cerrarse el paréntesis de los tiempos conocidos con el nombre de Edad Media, apareció en Europa una (...) entretenida ántes en lanzar de su suelo á sus enemigos los árabes, yacía oculta y olvidada casi del resto del continente. Esa potencia á la cual Dios regaló como en premio de su fé y de su constancia todo un mundo, esa potencia que levantaba su cabeza de entre todas las demás que se formaban al calor de Roma civilizadora, se habia distinguido y se distinguía aun en sus guerras y sus espediciones por su grande amor al Catolicismo. Fernando é Isabel sus reyes acabaron de arrojar de esta nacion á los moros conquistando á Granada; Cisneros, el Gran Cardenal y el gran Ministro, robusteciendo con su previsora energía la Monarquía Española, perseguía á los fanáticos hijos de Agar en las playas africanas, dó se hablan refugiado, y apareció finalmente el gran Carlos I, que en medio de sus yerros, personificó sin embargo la política católica. Su objeto: Una Monarquía Universal: medios para conseguirlo, catolizar el mundo. Es verdad que se lo estorbó Francia; pero la humilló en San Quintin: se lo estorbó la Alemania y la castigó en Muhlberg: para seguir una política verdaderamente católica, solo nuestra España le fué fiel. Felipe II su hijo, continuó la misma política. Castigó en Pavía á los franceses, que no tenian una política clara y francamente católica, venció á los turcos en Malta y Lepanto, cuyo triunfo hubiera resucitado en Europa los tiempos de la barbarie y del oscurantismo. Siempre la España en las grandes crisis sociales ha permanecido al lado de la Iglesia: siempre en Europa el paladin del Catolicismo ha sido nuestra amadisima pátria.
El vecino Imperio siguió una política católica cuando la dinastía de los Meroveos, encarnándose aquella en la figura mas sublime de la Edad Media, Carlo-Magno. Despues se eclipsó el sol de la lealtad católica en Francia: el libre examen y el orgullo de sus reyes extraviaron su marcha política, y un rey protestante converso al Catolicismo, ciñó la corona que habia ceñido Luís el Santo. Su política fué mas material que espiritual, mas mercantil que religiosa: las potencias europeas segun él, debian estar equilibradas de tal manera, que ninguna de ellas por si sola, á no ser que fuese Francia, pudiese inclinar la balanza en que se pesaban los asuntos de general interés. Dióse desde entonces en aquel reino mas importancia á la fuerza material que á la moral; á los castillos y fortalezas que á las catedrales y á los conventos. Esta fué la política de Enrique IV y de Luis XIV, de Napoleon I y de Napoleon III. Política de engrandecimiento material, degenerando la mayor parte de las veces en política anticatólica.
Inglaterra.... ¿qué diremos de Inglaterra? Esa nacion que solo se entusiasma por minas de carbon ó de hierro, de plata ó de oro, y que para la elaboracion de esas mismas materias sacrifica la dignidad de sus hijos, y en pleno siglo XIX resucita la esclavitud, esa Inglaterra cuna del protestantismo (...) enviará su famosa marina allí donde tenga intereses que perder ó capitales que asegurar. Combatirá la anexion de Portugal á España, porque así perdería un esclavo; defenderá la dependencia de las Indias, como defendería un sultan su harém de hermosas esclavas; y con sus innumerables fuerzas marítimas, y los mil ojos de su astuta diplomacia, vigilará el sueño del Czar para que no despierte en un momento impensado para Europa, en las hermosas torres de la antiquísima Bizanzio. La política de Inglaterra es y ha sido siempre de tres siglos acá, política de intereses, mas material que la política francesa; pues en esta al fin y al cabo domina la idea del honor bien ó mal entendido.
Ahora bien : abarcando de una mirada la situacion actual europea; ¿dónde, en qué punto del globo hace falta la política de equilibrio? ¿Dónde, en qué punto del globo la política católica?
La primera hace falta en Constantinopla: El Czar no renunciará sus proyectos de conquista; y Francia é Inglaterra ayudadas ú hostilizadas por otras potencias tendrán que oponerse á los proyectos de dominio del coloso de las Rusias. Esas dos naciones no podrán consentir el engrandecimiento de este, por la sencilla razon de que asi quedarian perjudicados sus intereses, que es el alma y móvil de sus actos políticos.
La otra cuestion, la cuestIon católica está envuelta en Roma. Roma debe ser libertada por un rey cristiano; y ese rey cristiano, no puede ser otro hoy, por hoy, que Carlos VII.
Datos:
1.º ¿Hay en Europa nacion alguna mas católica y legitimista que Espana? No.
2.° ¿Hay en Europa una nacion en la cual el liberalismo se encuentre mas desacreditado que en España? No.
3.° ¿Hay en Europa una nacion cuya constitucion interna y cuya unidad de sentimientos puedan reanudarse en mas breve tiempo y con mas facilidad que en España? No.
4.º ¿Hay en Europa una nacion que en toda su historia se haya mantenido mas adicta al Pontificado, como España? No.
5.° ¿Hay en Europa una nacion á la cual Dios haya confiado de una manera tan visible y tan continua su defensa y su causa, simbolizada en la causa y defensa del Catolicismo como á España? No.
6.° ¿Hay en Europa un rey legítimo tan cristiano y caballero, tan guerrero y valiente, tan enérgico y político como Cárlos VII? No: no le hay: y por eso saludamos en D. Cárlos no solo al Regenerador de España; si que tambien al Restaurador de la politica cristiana en Europa. D. Cárlos con su triunfo libertará cual otro Recaredo á nuestro país de esos nuevos arrianos, que en vez de llamarse liberales, se debieran llamar anti católicos, que es su verdadero nombre: y arrojará de Italia á ese ladron coronado, segun frase feliz de un orador español, á ese Victor Manuel, que merced á la mas negra traicion y á la mas refinada hipocresia, se apoderó de los varios reinos en que estaba dividida aquella Peninsula tan hermosa como desgraciada.
Nuestra política no puede, no debe ser mas que católica; de tal manera que los que sentimos á la española, hasta nos parecería una anomalía ver nuestros soldados acampados en Constantinopla con el solo objeto que de ella no se apoderaran las Rusias. Si nosotros fuéramos á Constantinopla, sobre la cúpula de Santa Sofía plantariamos la gloriosa enseña de la cruz: porque alli donde va el ejército español, no va solo la fuerza material, va tambien nuestra fé, van el Evangelio y aquel sagrado lábaro que dió la victoria á Constantino el Grande. Por alli donde pasan nuestros soldados, dejan siempre un templo levantado á nuestro Dios, y un imperio tributario de nuestro rey: alli donde queda una huella de civilizacion española, alli queda una
España! España! ¿Dónde está tu rey? España! España! ¿Dónde están tus hijos? La Providencia llama á tus hijos y á tu rey para que salven su causa, la causa del Papado y del Catolicismo que un dia hizo de ti la nacion mas grande del universo.
La Providencia quiere que España tenga un rey legítimo y cristiano: y España le tendrá: porque el pueblo de Granada y Lepanto, el pueblo que salvó á la Europa de una inundacion de árabes y de turcos, el pueblo de 1808 que derrotó al tirano de las naciones, Napoleon I, no ha muerto aun: la tumba de un pueblo tan grande como este, no pueden labrarla hombres tan pequeños como Prim y Rivero, como Olózaga y Ruiz Zorrilla. Este pueblo sabrá arrojar de su suelo á esos tiranuelos que le chupan su sangre y la de sus hijos, y sabrá ir, aunque sea á Vevey, á buscar á su rey legítimo D. Cárlos de Borbon y de Austria: y D. Cárlos y España unidos con el estrechísimo lazo de la Religion católica y bendecidos por la Providencia darán la libertad á la Iglesia y la paz al mundo.
Última edición por Rodrigo; 05/02/2013 a las 22:20
Militia est vita hominis super terram et sicut dies mercenarii dies ejus. (Job VII,1)
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