El Cid
Tras haber leído el Cantar del Mío Cid, hemos conocido la figura de Rodrigo, en el que se plasma en esta obra la imagen de un valiente Caballero Medieval. Pero esta imagen pertenece a los juglares, no a la Historia. Esta imagen es la que la literatura nos ha dejado con El Cantar del Mío Cid. La vida del personaje Rodrigo Díaz de Vivar, héroe medieval es muy diferente. La grandeza del Mío Cid ha sido igualmente descrita por los historiadores Cristianos y Musulmanes de la época.
Es posible reconstruir la vida de D. Rodrigo Díaz de Vivar gracias a varios testimonios:
A estos testimonios debemos añadir los documentos originales, que firma el mismo Rodrigo Díaz de Vivar, y que nos permiten seguir su pista.
- <LI value=1>En el año 1110, el musulmán Ben Alcama escribió un relato detallado de la conquista de Valencia
<LI value=2>En el año 1109, el musulmán Ben Bassam de Portugal escribió la biografía del Rey de Murcia Ben Tahir, y describe la ocupación de Valencia por las tropas del Cid.
<LI value=3>En el año 1090, un clérigo catalán escribe en Carmen Campidoctoris las contiendas del Cid con el Conde de Barcelona.- En el año 1110, se escribe la Historia Roderici, auténtica biografía del Cid Campeador.
El nacimiento del Cid
Sobre el lugar de nacimiento de Rodrigo Díaz no hay ninguna duda: Vivar.
El Cid es de Vivar. Sin embargo no existe ninguna referencia definitiva a la fecha de su nacimiento:
De entre el árbol genealógico de Rodrigo Díaz podemos destacar los apellidos Laínez, Fernández, Bermúdez, Rodríguez, Nuñez y Alvarez, todos ellos ilustres de Castilla y poseedores de varios castillos.
- <LI value=1>Menendez Pidal propone 1043
<LI value=2>Ubieto Arteta habla de 1054-1060- Gonzalo Martínez Díaz, 1048
El nombre de su padre fue Diego Laínez. De su madre sólo se sabe el apellido Rodríguez. El nombre del Cid, Rodrigo, se cree que le fue puesto en honor a su abuelo materno Rodrigo Alvárez. Esto hace suponer que la familia materna tenía mayor relieve social, ya que la costumbre de la época era tomar el nombre del primer hijo del abuelo paterno.
La juventud de Rodrigo
Rodrigo pertenece a una alta clase social. La familia materna suscribe varios títulos o diplomas con el Rey Fernando I, lo cual explica que el Cid pasara su juventud en la Corte del Rey Fernando I, formando su cuerpo, su espíritu y su mente.
Parece ser que Rodrigo fue criado junto a Sancho I, aunque éste era unos 10 años mayor que él, y fue el mismo Sancho quien armó caballero al Cid.
En 1063 aparecen referencias a la primera batalla en la que participó Rodrigo, junto al todavía infante Sancho. Los caballeros castellanos acudieron en ayuda del tributario de Castilla, Moctadir y se batieron con el rey aragonés Ramiro I, quien se encontraba atacando Graus, donde resultó muerto.
El 27 de diciembre de 1065 muere Fernando I, el reino se divide, y Sancho pasa a ser rey de Castilla, y Rodrigo jefe de su ejército.
Parece ser que la victoria de Rodrigo sobre el caballero Navarro Jimeno Garcés le sirvió para ganarse el título de Campeador, aunque no está claro el motivo de tal batalla. Posiblemente se debió a la incursión de las tropas Castellanas en Navarra para cobrar algún tributo en tierras navarras allá por el año1067.
Y en ese mismo año, Medinacelli, que formaba parte del reino musulmán de Zaragoza, se niega a pagar tributo a Castilla, lo que provoca la intervención de Rodrigo y los Castellanos.
Ambos conflictos generan La Guerra de los tres Sanchos, donde Rodrigo se vuelve a enfrentar a Navarro Gimeno Garcés. Parece ser que por estas fechas Rodrigo ya era alférez del rey.
Desde la muerte de Fernando I, sus hijos Sancho y Alfonso se disputan los reinos y Sancho gana terreno, hasta que en 1072 en Galopejera, Rodrigo lleva a la victoria a las huestes castellanas. Esta victoria condujo a Sancho a ser coronado Rey de León y Galicia el día 12 de enero de 1072.
Tan sólo quedaba por tomar la plaza de Zamora. Sancho partió a sitiar Zamora y junto a él, el alférez real Rodrigo Díaz de Vivar. De este sitio la Historia Roderici cuenta:
"Casualmente Rodrigo Díaz luchó él solo con quince caballeros contrarios, siete de los cuales vestían loriga (cota de malla). Uno resultó muerto, dos heridos y caídos en tierra y todos los demás puestos en fuga."
El día 7 de octubre de 1072, el rey Sancho es asesinado por Bellindo Dolfos, durante el sitio de Zamora. No parece que el Cid tomara parte alguna en este acto.
1072: El Cid y el Rey Alfonso VI
Según el Cantar del Mio Cid, Rodrigo hizo jurar a Alfonso en Santa Gadea, que nada había tenido que ver con la muerte de su hermano Sancho. Sin embargo nada de esto parece ser cierto; por el contrario, según la Historia Roderici:
El Rey Alfonso lo recibió con todo el honor como vasallo y lo conservó a su lado con todo amor y respeto.
Todo hace pensar que Rodrigo tenía una alta posición en la corte de Alfonso VI. Según los títulos que se conservan Rodrigo figura entre los magnates más importantes de Castilla, suscribiendo numerosos títulos o diplomas en calidad de senior. Este título, senior, significa que Rodrigo era poseedor de algunos castillos y sus correspondientes alfoces.
19 de Julio de 1074:
Rodrigo contrae matrimonio con Jimena Díaz
Este matrimonio es un testimonio más, de que el Cid gozaba de los favores de su nuevo rey Alfonso VI, puesto que era obligación de este buscar una buena esposa a sus vasallos.
Doña Jimena pertenecía a la más alta nobleza del reino. Era biznieta del rey de León Alfonso V, sobrina de Alfonso VI, hija del Conde Asturiano Diego y hermana de dos Condes de Asturias y uno de León y Astorga.
En su matrimonio Rodrigo hace gala de su gran caballerosidad, al dotar a su esposa de las arras (parte de los bienes del esposo). Según las costumbres jurídicas, el fuero Castellano limita las arras a un 10%, mientras que el Leonés lo hace en el 50%. Jimena pertenecía al fuero de León, y Rodrigo al de Castilla. Por tanto podía acogerse a este. Pero Rodrigo siguió el fuero de León, según se puede ver en su carta de arras conservada en el archivo catedralicio de Burgos. En ella se enumeran 39 villas, lo que hace pensar que el patrimonio de Rodrigo era de unas 80 villas, cantidad que de él hace una de las primeras familias de Castilla.
1075: Rodrigo en Asturias
Meses después de su boda, parece ser que Rodrigo fue a Asturias por mandato real para solucionar algunos problemas de gobierno.
En esta etapa Rodrigo hace gala de su preparación intelectual actuando como juez en varios procesos de los que se conservan los diplomas.
Destaca de esta época el litigio entre el obispo de Oviedo y el conde Vela Ovéquiez y su hermano Veremundo Ovéquiez sobre la propiedad del monasterio de San Salvador de Tol, donde Rodrigo junto con otros jueces falla a favor del obispo con citación expresa en forma abreviada de leyes del "Libro Juridico in titulo per Leges Goticas."
1075 - 1079: Rodrigo en Castilla
En esta etapa Rodrigo se dedica a su esposa. Son tiempos tranquilos.
La fecha 28 de julio de 1075 es de especial relevancia para Rodrigo. Recibe de Alfonso VI el señorío jurisdiccional con carácter hereditario de Vivar y todas sus propiedades, dotando así a Rodrigo de autoridad pública.
A la fecha del 12 de mayo de 1076, Rodrigo y su esposa hacen una rica donación al monasterio de Silos. Donación suscrita por el propio rey Alfonso VI.
Parece ser que en estos años además nacieron sus dos hijas y su hijo.
1079: Embajada de Sevilla
Hacia finales de 1079, Alfonso envió a Rodrigo al frente de una embajada a cobrar las parias de los reyes de Sevilla y Córdoba, pues ambos reyes retrasaban el pago.
Motamid, rey de Sevilla, se hallaba en pugna con Al Mudaffar, rey de Granada. Y junto al rey de Granada se encontraba García Ordoñez, Fortún Sanches, García (yerno del rey de Pamplona), Lope Sanches y Diego Perez (grande de Castilla), todos estos con su séquito armado.
Al llegar Rodrigo a Sevilla, Motamid le notifica que Al Mudaffar y los demás venían contra él. Rodrigo reacciona enviando carta a todos ellos, rogando cesen en su empeño por respeto al rey Alfonso. Según parece los de Al Mudaffar se burlaron de sus ruegos. Saquearon el reino de Sevilla, hasta llegar al castillo de Cabra.
Fue entonces cuando Rodrigo salió al frente de sus huestes y estableció una batalla que duró más de tres horas, haciendo prisioneros al conde García Ordoñez, Lope Sánches y Diego Pérez, y causando estragos entre las filas del enemigo de Motamid.
Llevó Rodrigo a Castilla las parias y numerosos regalos al rey Alfonso.
Aquí nacen los problemas de Rodrigo con su señor, bien aliñados por los envidiosos y amigos de los vencidos en Cabra y acompañados por la ignorancia, por parte de Rodrigo, del entramado político de Alfonso.
Según parece Alfonso VI fomentaba el enfrentamiento entre los taifas o reinados musulmanes, con el fin de debilitar sus fuerzas. No se conoce si los aliados cristianos de Al Mudaffar (de los que había muchos en Castilla) eran consentidos, o no, por Alfonso, aunque no se conocen muestras de disgusto por parte del rey.
Lo que si queda claro en este episodio, es el nacimiento de una rivalidad entre Rodrigo y el Conde García Ordoñez.
1081: El primer destierro
En el año 1081 se encontraba Rodrigo gravemente enfermo, mientras Alfonso se encontraba en plena campaña de Toledo.
Según parece, la política de Alfonso VI había conseguido que el reino de Toledo se dividiese en dos partes, quedando al borde de la desintegración. Los partidarios del entendimiento con Castilla al frente de Alcadir, eran considerados amigos de Alfonso VI y Alfonso se encontraba en tierras toledanas ayudando a Alcadir.
Mientras tanto, los musulmanes lanzaron un ataque con éxito sobre Gormaz. Rodrigo reaccionó, ya repuesto de sus heridas, recuperando Gormaz y adentrándose en tierras toledanas. Con un gran botín y más de siete mil prisioneros volvió a Castilla.
Una vez más parece ser que Rodrigo no estaba al tanto de los entramados políticos de Alfonso, o bien hizo caso omiso de ellos, puesto que atacó el reino de Toledo sin diferenciar amigos de enemigos, poniendo en peligro a su rey que se encontraba en tierra musulmana.
Y así opinaron miembros del consejo, y el propio rey desterrando a Rodrigo.
Si bien, parece lógico pensar que la ira de Alfonso fue avivada por las envidias y celos cortesanos y resentimiento de García Ordóñez.
1081: El Cid al servicio de Moctádir, rey de Zaragoza
El destierro del Cid nada tenía que ver con su familia. Ellos podían quedarse en cualquiera de sus posesiones. El Cid salió por tanto de Castilla únicamente con su ejército.
Ofreció sus servicios a los Condes de Barcelona Ramón II y Berenguer II, y al no llegar a un acuerdo con ellos, partió para Zaragoza.
Moctádir, rey de Zaragoza, acogió al Cid con los brazos abiertos, pensando en las parias que había estado pagando durante más de 20 años a Castilla, Aragón o Barcelona, y que ahora se ahorraría acogiendo a Rodrigo.
Al poco de llegar Rodrigo a Zaragoza, muere Moctádir y el reino se divide en dos. Mutamin hereda el reino de Zaragoza y Alfagit el reino de Denia (que incluía Tortosa y Denia).
Al igual que ocurrió años atrás con Sancho y Alfonso, los dos hermanos comienzan una lucha por la soberanía absoluta. El Cid aún en Zaragoza goza del favor del rey Mutamin y lucha junto a él contra su hermano el rey de Denia.
Alfagit, al ver peligrar su reino, pide ayuda al rey de Aragón Sancho Ramirez, mientras que el Cid toma Monzón, a la vista del ejército de Sancho Ramirez y de Alfagit.
Mutamin y el Cid avanzan hasta Almenar a tan sólo 20 km de Lérida, y Alfagit amplía su coalición, contratando al Conde Berenguer de Barcelona, al Conde de Cerdeña para sitiar la recién perdida plaza. La batalla se hace inevitable cuando el castillo siente la falta de agua.
1082: Victoria sobre el Conde Berenguer
Situada la ciudad de Almenar, parte el Cid desde Tamarite para enfrentarse y vencer a las huestes de Alfagit y a las de los condes catalanes.
Al botín fue grande, la lucha feroz y los muertos cuantiosos. El conde de Barcelona fue apresado y enviado a Zaragoza, donde Mutamin lo dejó libre a los cinco días.
Esta soberbia victoria le sirvió al Cid para gozar de muchos regalos y favores por parte del rey Mutamin, durante todo un año de calma.
1083: Reconciliación con el rey Alfonso VI
En el año 1082, el castillo de Rueda debía obediencia al rey moro de Zaragoza, y el alcalde de la plaza solicitó ayuda a Alfonso VI. En respuesta a esta petición, Alfonso envía ayuda comandada por García Salvadorez y el infante Ramiro hijo del rey de Navarra. Una vez allí, se solicita la presencia del rey para tomar posesión del castillo y este acude.
Alfonso envía parte de sus tropas delante y estas caen al entrar al castillo fruto de una traición.
Alfonso VI se libró de la muerte debido a las precauciones que tomó en este episodio de su vida. El Cid se entera de la traición y corre en ayuda de su rey. Alfonso agradecido le ordena regrese a Castilla con él.
El Cid lo acompaña, pero al no llegar a un acuerdo sobre su nueva incorporación a las huestes Castellanas, a mitad de camino regresa a Zaragoza.
Sin embargo se produce un importante cambio en la situación del Cid, ahora ya no es un desterrado, sino un Capitán de Castilla que alquila sus servicios (en este caso al rey Mutamin de Zaragoza).
De nuevo al mando de Mutamin, este le ordena saquear Aragón. Y así lo hace durante cinco días, donde la expedición de castigo consiguió un gran botín, sin oposición alguna del rey Sancho de Aragón.
La siguiente campaña que ordena Mutamin al Cid es contra su hermano Alfagit, rey de Denia, hasta llegar a Morella, donde después de destruir el castillo, el Cid reconstruye otro, por orden de Mutamin, de nombre Alolala.
1084: Derrota de Sancho Ramirez
Las incursiones efectuadas por el Cid en el reino de Argón y en el de Denia provocan la alianza del rey de Sancho de Aragón y del rey Alfagit de Lérida.
Las tropas de esta alianza acampan cerca de Cid y le invitan a retirarse del lugar donde se encuentra, a lo que el Cid parece ser que respondió:
"Si el rey, mi señor, quiere pasar en paz por aquí, y le ayudaré con mucho gusto, no sólo a él, sino a todos sus hombres; además, si lo tiene a bien, le daré cien de mis caballeros, que le sirvan y le acompañen en su camino."
La batalla se produjo y el Cid hizo numerosos presos (mas de 2.000), entre los que se encontraban numerosos nobles. Conquistado el botín, se permite volver a casa sin rescatar a los prisioneros, excepto a los 16 más importantes, en espera del rescate.
La victoria del Cid tuvo una enrome resonancia en la España musulmana y fue recibido en Zaragoza con todos los honores.
En 1085 muere Mutamin y le sucede su hijo Mostain II, el cual muestra hacia Rodrigo el mismo respeto y favor que su padre.
1087: El Cid vuelve a Castilla
No parece que Mostain II, encargara al Cid campañas dignas de mención, por lo que posiblemente, el Cid gozaría de una etapa de descanso. En estos años (1081 - 1087), la difícil política de Alfonso VI, que había costado el destierro al Cid, consiguió que Toledo se rindiese al rey de Castilla.
El día 25 de mayo de 1085, Alfonso VI tomó la posesión del reino de Todedo.
La pérdida del reino de Toledo, provoca la alarma entre los reinos musulmanes, y los reyes moros de Badajoz, Sevilla y Granada piden ayuda al emir africano Ben Yusuf.
El día 30 de junio de 1086 las tropas almorávides cruzan el estrecho y Alfonso VI se enfrenta a ellas en Sagrajas, donde sale derrotado y gravemente herido.
Salta la alarma entre los cristianos, pues la derrota de Alfonso hace temblar el reino de Toledo y empuja a las taifas a no pagar las parias viendo el poder cristiano debilitado. En momentos tan críticos el Cid, ante todo cristiano, acude en ayuda de su señor el rey Alfonso VI, aunque no fue necesario entablar combate, pues los de BenYusuf regresaron a África.
Alfonso Vi, esta vez da muestras de autentica satisfacción y le otorga la tenencia de los castillos de Dueñas, Gormaz, Ibia, Iguña, Campoó, Briviesca y Langa. Además le entrega un diploma, donde le concede el dominio a él y a sus descendientes de los castillos y tierras musulmanas que conquiste.
El acuerdo satisfizo a Rodrigo y volvió a Castilla junto a su rey , recobrando plenamente su estatus social, como lo verifican varios diplomas que suscribe en esa época.
1088: El Cid en Levante
A mediados de 1088, el rey moro de Lérida, Denia y Tortosa cerca Valencia con ayuda de los condes de Barcelona. Alcadir, rey de Valencia solicita el auxilio de Alfonso VI, y del rey moro de Zaragoza. Alfonso VI envía al Cid y sus huestes hacia Levante.
El Cid unió a sus fuerzas, al rey Mostain de Zaragoza y su ejército y partió para Valencia donde los catalanes y el rey moro de Denia huyeron.
Debilitada Valencia por el sitio, y con gran cantidad de tropas en las puertas de la ciudad, Mostain, rey de Zaragoza, quiso tomar para sí la ciudad. Pero el Cid se lo impidió alegando que Valencia era de Alcadir gracias a Alfonso VI, y Valencia era por tanto de este.
Según parece, el Cid seguía, de alguna manera, al servicio del rey moro de Zaragoza, puesto que, aunque no le hizo gracia lo que hizo Rodrigo en Valencia, le envió a cercar el castillo de Jérica, perteneciente al rey de Denia.
Pero todos quieren Valencia y este parece un buen momento para conseguirla. El rey Mostain de Zaragoza, rompe con el Cid y junto al conde de Barcelona Ramón Berenguer, parte hacia Valencia.
El Cid vuelve a Castilla, donde discutirá los detalles de su nueva actuación y la actitud de los distintos reyes frente a Valencia con el rey Alfonso VI. Allí reúne más de 7.000 hombres y parte hacia Valencia.
Llegado el Cid a la ciudad de Valencia, los moros y catalanes se retiran sin lucha armada y el Cid hace a Valencia tributaria, así como a Sagunto y Alpuente.
1089: El segundo destierro del Cid
En el castillo de Aledo, recientemente tributario de Castilla, se instala el ejército de García Jiménez, y desde donde realiza insistentes incursiones al reino de Sevilla.
Moctadir, rey de Sevilla, pide de nuevo auxilio a Ben Yusuf, que desembarca de nuevo en junio de 1089 y marcha hacia el ejército de García Jiménez, junto a los ejércitos de los reyes de Sevilla, Granada, Málaga, Almería y Murcia.
Ante la gravedad de la situación, Alfonso VI acude en ayuda de García, no sin antes pedir al Cid que se una a él, en su marcha.
De nuevo, se produce un extraño episodio en la vida del Cid:
El rey Alfonso VI, acusa de traidor al Cid por no haber ido a su encuentro y ordena le sean confiscados todos sus bienes y que arrojen a su mujer y a sus hijos a prisión.
- <LI value=1>El Cid traslada su campamento de Requena a Játiva, para acercarse al camino que seguirá Alfonso VI, donde recibe un mensaje del rey comunicándole que se encuantra en Toledo.
<LI value=2>El Cid se traslada a Onteniente esperando el paso del rey.
<LI value=3>Alfonso VI, espera al Cid en Villena.
<LI value=4>El Cid se traslada a Felín y envía exploradores a Villena y Chinchilla, donde se entera de que el rey ya ha pasado el camino de Aledo.- El Cid corre hacia su rey y se adelanta a Molina de Segura, pero Alfonso ya había llegado a Aledo y levantado el asedio.
Esta actitud arroja interrogantes sobre los hechos, Alfonso VI muestra una extraña actitud ante tan notable capitán. No obstante Alfonso accedió que a Jimena, su esposa, y sus hijos lo acompañaran en su destierro.
Ante esta situación, cualquier ser humano, incluso el Cid se ofendería. Si hasta ahora había servido a su rey y alquilado sus servicios al rey moro de Zaragoza, a partir de ahora forjaría un señorío para él y los suyos.
1090: El Cid derrota y apresa al conde Berenguer
El destierro y humillación a que se vio sometido Mio Cid, hizo que inmediatamente lanzara sus huestes sobre el rey moro de Denia a quien había combatido numerosas veces.
Conquistadas numerosas fortalezas, Rodrigo se dirige a Valencia. Estando en Ondara, el rey de Denia firma paz con el Cid y se refugia en Sagunto, mientras que el rey Alcadir de Valencia hace numerosos regalos al Cid para mantener su amistad.
Aquellos cstillos queno reconocían al rey moro, pagaban tributo al Cid. Este se instaló en Burriana, donde conoce la noticia de que el rey Alfagit de Denia, junto con el conde Ramón Berenguer se han aliado contra él.
El Cid se hace fuerte en Morella, mientras el conde de Barcelona desde Calamocha, intenta unir a su ejército el de el de Alfonso VI, y el del rey Mustain de Zaragoza. Ambos rehusan la alianza.
La batalla entre las tropas del Cid y su enemigo fue dura, pero se decantó a favor de Rodrigo, quien hizo cerca de 5.000 prisioneros, entre los que se encontraba el propio conde de Barcelona. En esta batalla, resultó Rodrigo gravemente herido.
La libertad de los cautivos fue pactada previo pago de un rescate. La cuantía del rescate del conde de Barcelona fue de 80.000 monedas de oro.
El Cid se retira a Daroca, a restablecerse de sus heridas, y desde allí firma un acuerdo de paz con el rey moro de Zaragoza y con el conde de Barcelona. Poniendo, este último bajo su protectorado Trotosa y Lérida (tierras del rey moro Alfagit).
A lo largo de este año el Cid puso bajo su protectorado, desde Tortosa hasta Orihuela, todos los reyes moros pagaban tributo al Cid. Tributo que en estos momentos se puede fijar en 104.000 dinares anuales:
(según la Primera Crónica General)
- <LI value=1>50.000 dinares de Denia, Tortosa y Lérida
<LI value=2>10.000 dinares de Ben Razin, señor de Alarracín
<LI value=3>12.000 dinaes de Valencia
<LI value=4>10.000 dinares de Aben Kacín, señor de Alpuente
<LI value=5>8.000 dinares del señor de Murviedro
<LI value=6>6.000 dinares del castillo de Segorbe
<LI value=7>3.000 dinares del castillo de Jérica
<LI value=8>3.000 dinares del castillo de Almenar- 2.000 dinares del csatillo de Liria
1091: El Cid y Alfonso VI luchan contra los almorávides
Mientras el Cid , se hacía cada vez más fuerte en Levante, el emir Ben Yusuf de África, desembarcó en la península y se dirigió a sitiar Toledo. Como no consiguió su propósito, el día 8 de septiembre de 1091, toma el control del reino de Granada y comienza una ofensiva contra Motamid de Sevilla.
Ya hemos comentado la compleja política que Alfonso VI ejercía sobre los reinos moros. Posiblemente el rey Motamid de Sevilla, se encontraba entre los proyectos de Alfonso, para tomar el control de los reinos moros, y también posiblemente ese es el motivo de que Alfonso VI partiera en ayuda de Motamid en la primavera de 1091.
Rodrigo recibe el consejo de sus amigos castellanos de unirse a las tropas de Alfonso y marchar contra Ben Yusuf, ganando así la gracia del rey y así lo hace. Se puede ver en este tipo de actos, el egoísmo de Alfonso frente al Cid, que se permite aceptarlo o rechazarlo como amigo, según sus intereses.
Una vez se encuentran amos ejércitos, el Cid acampa delante de Alfonso y este reconoce el gesto como una fanfarronería de Rodrigo.
Los de Ben Yusuf no se enfrentan a los cristianos y las tropas del Cid y Alfonso VI, se retiran hacia Toledo, donde encontramos, de nuevo, un incidente desagradable:
Estando en Ubeda, el rey reprende a Rodrigo por su fanfarronería e incluso ordena que lo apresen. Llegada la noche, el Cid huye a su campamento y repliega hacia Valencia, mientras que Alfonso se fortalece en Toledo.
Ben Yusuf prosigue con su avance y desde Málaga y Granada toma Sevilla el día 7 de septiembre de 1091, para después tomar, al rey Alfonso, el castillo de Aledo.
1092: El fracaso de Alfonso VI en Valencia
Una vez que las tropas de Ben Yusuf habían tomado los reinos de Málaga, Granada y Sevilla, el avance hacia Levante, donde se encontraba el Cid era inevitable.
El Cid prevé el ataque y se fortifica al sur de Valencia en el castillo de Peña Cadiella, desde donde dirigirá su defensa.
Ofreciéndole falsamente el castillo de Borja, el rey Mustamin de Zaragoza consigue del Cid un tratado de paz y la ayuda diplomática necesaria para que le rey de Aragón firme la paz con el de Zaragoza (pues ambos son amigos de Rodrigo), no sin antes colocar sus huestes entre ambos ejércitos.
A mediados del año 1092, Alfonso VI dse decide a intervenir en Levante, y solicita para el lo ayuda del rey de Aragón Sancho Ramírez y la del conde de Barcelona. Ambas tienen acuerdos de paz firmados con el Cid y únicamente atacan Tortosa, posiblemente porque consideraban se encontraba fuera de la zona del protectorado del Cid.
Estando ausente el Cid, Alfonso VI se presenta en Valencia y exige cinco veces el tributo que solicita Rodrigo, atentando contra la supervivencia de su señorío.
El derecho nobiliario y vasallático de la época autorizaba al infanzón desterrado a hacer la guerra a la tierra del rey dañando cuanto pudiera la hueste, los castillos y el territorio de su antiguo señor.
El Cid antes de marchar contra las tierras de su rey le advierte de su malestar y partiendo con su gran ejército desde Zaragoza, entró por Calahorra y Nájera, ocupando Alberite y Logroño y saqueando todas las comarcas de los alrededores. Estando en Alfaro, García Ordóñez, le pidió siete días para enfrentársele.
Es importante conocer la magnitud de ambos enemigos, el Cid renombrado capitán castellano con experiencia en la batalla y la familia García Ordóñez, nobles catellanos gobiernan desde Zamora hasta Pamplona.
Pasados los siete días el ejército de García Ofróñez no se atrevió a enfrentarse al del Mio Cid, y este volvió a Zaragoza.
Mientras tanto, Alfonso no reduce Valencia, y ni el rey de Aragón ni el conde de Barcelona se enfrentan al Cid, pues ambos conocen sobradamente su valía. Se añadimos a estos datos que García Ordóñez con todos su ejército tampoco se atrevió a enfrentarse al Cid, comprendemos el sentimiento de imp9ootencia que sintió Alfonso, el cual se apresuró a perdonar al Cid y a restablecerle todas sus tierras y privilegios, reconociendo su culpa y conminándole a regresar a Castilla. Sin duda, por medio a las represalias, no cabe otra explicación.
Pero la intervención de Alfonso VI en Valencia hacía necesaria s presencia en la ciudad.
1092 - 1094: El Cid recupera Valencia
El protectorado que ejercía el Cid sobre la ciudad de Valencia era muy importante para su señorío en Levante, por no hablar de la cuantía de los tributos que pagaba la ciudad a D. Rodrigo. Era, por tanto, trascendental el ejercicio de una política inteligente.
Cuando en 1091 Rodrigo salió de Valencia, dejó gobernando la ciudad a Ben Alfaray y a un destacamento que custodiaba la ciudad, pero el asedio de Alfonso VI crece a los almorávides, que piden ayuda al general alorávide de Murcia, Ben Yehyah, el cual entra a la ciudad y asesina al rey Alcadir.
El Cid camino de Valencia detiene a los almorávides en Yubella, que ya iban camino de Lérida y Zaragoza. Una vez tomada la fortaleza en el verano de 1093, el Cid sigue hacia Valencia, asolando cuanto encuentra a su paso exigiendo la expulsión de los almorávides de la ciudad. Ante este panorama, Ben Yusuf amenaza al Mio Cid y este lo desafía en batalla.
Durante un mes, tiempo que da el Cid a Valencia para recibir ayuda de las tropas almorávides, debata Peña Cadiella y Albarracín, y durante esta última incursión recibe una lanzada en el cuello, que cerca estuvo de costarle la vida.
Las tropas almorávides de Ben Yusuf, no se atrevieron a atacar a las del Mio Cid, pero su presencia bastó a Valencia para resistir el asedio, que durante 20 meses Rodrigo impuso a la ciudad.
Desde noviembre de 1092 hasta agosto de 1093 duró la toma de Valencia, que finalmente tuvo que rendirse sin condiciones.
1094: El Cid derrota a los almorávides
Era de esperar que la toma de Valencia, enfureciese a Ben Yusuf, y el Cid necesitaba contar con un buen ejército. Para evitar problemas con los moradores de Valencia preparó una política que les :
Los reyes musulmanes piden ayuda a Ben Yusuf y conminan a los suyos a las armas, ante lo cual Mio Cid expulsa de Valencia a los moros problemáticos, y les ordena entregar los elementos de hierro.
- <LI value=1>La guardia de las torres será realizada por mozárabes.
<LI value=2>Se tapiarían las ventanas y aberturas de las torres que dan al interior de la ciudad.
<LI value=3>Se reconoce a Ben Yahyaf como cadí.
<LI value=4>A los nobles moros de la comarca se les devuelven sus posesiones y se fijan sus tributos en el diezmo.
<LI value=5>Durante los lunes y jueves, el Cid actuará como juez y visir de los asuntos de gobierno.
<LI value=6>Los soldados cristianos no pueden entrar a comprar o vender dentro de la ciudad.- El Cid no vivirá en el Alcazar ni en la ciudad.
El día 13 de noviembre de 1094, desembarca en España el grueso del ejército africano, que uniéndose a las tropas de los reyes moros andaluces, acampan a unas cuatro millas de Valencia.
Mio Cid se refugia en Valencia, y solicita la ayuda de Alfonso VI y el rey Pedro I de Aragón, aunque e decidió a atacar antes de que llegaran los refuerzos, empleando una espectacular táctica:
Después de esta victoria, seguramente persiguiendo a los moros que huían, el Cid conquistó la ciudad de Serra y el castillo de Olocau, donde encontró la mitad del tesoro de Alcadír.
- <LI value=1>La mitad de sus tropas sale furtivamente de Valencia y se coloca detrás del ejército moro.
<LI value=2>La otra mitad sale al encuentro del ejército almorávide.
<LI value=3>El ejército moro, ataca impetuoso y hace retroceder al Cid hacia las puertas de Valencia.
<LI value=4>La otra mitad del ejército del Cid ataca el campamento musulmán que estaba desguarnecido.- El ejército almorávide, creyendo que Alfonso VI y Pedro I habían llegado en socorro del Mio Cid, huye despavorido y quedó totalmente inoperativo, sin apenas bajas pero con numeroso botín.
A la llegada de Alfonso VI en auxilio del Cid, ya estaba todo resuelto. Aún así, Rodrigo le dio parte del botín.
1095: Castigo del asesinato del rey Alcadir de Valencia
Cuando el Cid reconoció a Ben Yahyaf como cadí, lo hizo con la condición de que jurase no tener en su poder el tesoro de Alcadir. Esto es lo más parecido a la jura de Santa Gadea que nos encontramos en la historia de Rodrigo Díaz.
Solucionados los problemas militares, el Cid pasó a ocuparse de los temas políticos. El tema que le preocupaba era el asesinato de su amigo el rey moro de Valencia, Alcadir.
El Cid buscaba las pruebas que inculparan al asesino, una arqueta de joyas y el ceñidor de Zobeida, ambas cosas estaban en posesión de Alcadir el día que fue asesinado. Convencido de la culpabilidad de Ben Yahyaf, pide a os nobles moros de Valencia lo apresen. Esta acción provoca reacciones violentas entre algunos moros, y el Cid se instala en el Alcazar de Valencia, instalando en las casas próximas a su ejército y en las torres y puertas de la ciudad su guardia.
El día 10 de febrero de 1095, ingresa en prisión el cadí. Asigna como nuevo a cadía al moro Al-Vacaxí, propuesto por la nobleza musulmana.
Continuando con la investigación del asesinato de Alcadir, son encontrados en poder de Ben Yahyaf los tesoros sustraídos a Alcadir en el momento de su asesinato. El nuevo cadí condenó al traidor a morir apedreado, según la ley musulmana, sentencia que modificó el Cid, condenándolo a morir en la hoguera.
Este cambio de sentencia provocó graves disturbios en la ciudad, sofocados a la fuerza pro Rodrigo. Durante dos días los cristianos que vivían fuera de Valencia en el Arrabal, ocuparon las casas de los moros rebeldes, que fueron expulsados de la ciudad por el Cid.
1095: Señorío del Cid en Valencia
Cuando el Cid reafirmó su señorío sobre Valencia, sólo hizo la salvedad de su rey Alfonso VI, al que siempre colocaba por encima de sí mismo.
La situación del Cid, como capitán de Castilla, aunque con plena autonomía del gobierno para él y sus descendientes, convierte sus conquistas en conquistas de Castilla.
Ante los problemas surgidos en la última conquista de Valencia y las revueltas sofocadas por las tropas del Cid, éste actuando como señor absoluto de Valencia, cristianiza la mezquita mayor en este año 1096.
1097: Derrota del ejército almorávide en Bairén
El día 4 de junio de 1094, en el sitio de Huesca, muere el rey de Aragón Sancho Ramírez, y le sucede su hijo Pedro I, quien parte hacia Valencia a renovar el acuero de paz que su padre tenía con Rodrigo. Firmando este, Pedro tiene el campo libre para continuar asediando Huesca.
En otoño de 1096, el rey Mostain de Zaragoza pide ayuda a García Ordóñez y reúne un gran ejército para levantar el asedio de Huesca. Este ejército es destruido por Pedro I y Huesca es tomada para el reino de Aragón después de 31 meses de cerco.
El Cid recibe noticias de una nueva invasión del moro africano y solicita de su aliado Pedro I ayuda para combatirlo, el cual antes de los doce días previstos, acude junto al Cid con su hermano Alfonso (futuro rey Batallador).
Estas tropas parten hacia Peña Cadiella, bajo el señorío del Cid, y se encuentran con un ejército de 30.000 hombres al mando del sobrino de Ben Yusuf, el mismo que fue derrotado en el asedio de Valencia.
Llega a Peña Cadiella sin problemas, y fortalece los castillos de la región sin encontrar resistencia.
En el camino de vuelta a Valencia los almorávides se fortifican en el "monte de Bairén", para atacar a las tropas cristianas cuando éstas se encontraran pasando entre el monte y los majales encharcados de la playa.
A su paso por el monte, las tropas cristianas se encuentran a la izquierda, los moros fortificados en el monte de Bairén y a la derecha la flota almorávide que cerraba el paso con una lluvia de saetas.
El Cid se puso al mando de las desconcertadas tropas y se lanzó a la batalla animando a su ejército. Los almorávides encerrados en el estrecho son derrotados. Las bajas del ejército almorávide son cuantiosas y el botín conseguido por las tropas cristianas.
A su llegada a Valencia, Pedro I recibe noticia de que el castillo de Montornés le había negado obediencia, y el Cid pare junto a Pedro I a sitiarlo. Parece ser que la amistad surgió entre ambos guerreros.
El desembarco de tropas africanas siempre provoca revuelto entre la población musulmana, al llegar a Valencia, el Cid expulsa a centenares de rebeldes.
1098: El Cid conquista Sagunto
El 15 de agosto de 1097, Alfonso VI sufre una terible derrota en Consuegra, donde muere el hijo del Cid, Diego. Y en ese mismo año, el rey de Murcia, Ben Ayixa, derrotó a Alvar Fañez, capitán castellano en Cuenca.
Estando el Cid en Almenar, donde expulsó a los moros de la ciudad, ordena a las tropas partir para Valencia, pero a su paso por Sagunto, decide sitiarla, dando un mes de plazo a los moros de Sagunto, para pedir ayuda, y solicitan la ayuda de Alfonso VI, de Mostain, rey de Zaragoza, del rey de Albarracín, y del conde de Barcelona. De todos ellos, solo Ramón III, conde de Barcelona acampa cerca de Oropesa, con la intención de distraer al Cid. Esta batalla la gana Rodrigo con tan solo hacer correr la voz de que sus tropas van hacia allí. Rodrigo amplía el plazo de socorro y finalmente, como nadie socorre la plaza, se rinde el día de San Juan, 24 de junio, expulsando Rodrigo a los moros de la ciudad.
1098: El obispo de Valencia
La conquista de Sagunto afianzó aún más el dominio del Cid sobre Levante, momento que decide Rodrigo para nombrar un obispo en Valencia.
Con el asesinato del rey Alcadir, simpatizante de Castilla existía un obispo en Valencia, pero durante la revolución de Ben Yehyaf, las tropas de Rodrigo, que custodiaban el tesoro, sacaron a este de la ciudad, para evitar que fuera prendido o asesinado.
En este año 1098, decide Rodrigo dotar de bienes y riquezas a la iglesia de Santa María, antigua mezquita principal. Se conserva el manuscrito de la dotación del puño y letra de Rodrigo, donde dice:
"Tras casi 400 años de dominio musulmán, suscitó el Señor al príncipe Rodrigo Campeador como vengador del oprobio de sus siervos y propagador de la religión cristiana, el cual después de múltiples y extraordinarias victorias bélicas alcanzadas con la ayuda divina conquistó Valencia, ciudad opulentísima por el número de habitantes y el esplendor de sus riquezas; y habiendo vencido un ejército innumerable de moabitas y bárbaros de toda España sin daño suyo más allá de todo lo imaginable, procedió a convertir en iglesia la misma mezquita que los musulmanes tenían como casa de oración; y habiendo sido designado, según lo prescrito en especial privilegio, aclamadoy elegido concorde y canónicamente y consagrado obispo por manos del romano pontífice el venerable presbítero Jerónimo, enriqueció a la citada iglesia con este dote de sus propios bienes. Año de la Encarnación del Señor de 1098
Y a continuación enumera las donaciones de Rodrigo al obispo don Jerónimo.
El Cid muere el día 10 de julio de 1099
Después de las gloriosas victorias obtenidas por el Cid, nadie, ni moro ni cristiano, se atreve a cuestionar su señorío sobre Levante, y desde la conquista de Sagunto, sólo hay constancia de varias donaciones que hizo a la iglesia. Así murió el Cid en la cúspide del éxito.
Sobre su muerte no se conoce enfermedad, aunque destaca un testimonio del moro Ben Abduz, que en ocasión de la prisión del asesino del rey Alcadir dijo:
"En fin, las cosas de este mundo se pasan muy presto, y el corazón me dice que no durará mucho la premia en que nos tienen los cristianos, porque el Cid anda ya hacia el cabo de sus días, y después de su muerte, los que quedemos con vida seremos señores de nuestra ciudad."
Si dataríamos la fecha del nacimiento del Cid en el año 1048, como lo propone Gonzalo Martínez Díaz, y el Cid muere en Julio de 1099, el Cid moriría a la edad de 50 años , y de este comentario podemos intuir, que el aspecto físico de Rodrigo era del de una persona mayor ya a los 46 años.
Epílogo
Según el diploma otorgado por Alfonso VI, las conquistas del Cid las heredarían sus sucesores. El único hijo varón de Rodrigo murió en batalla, por tanto doña Jimena gobierna Valencia a la muerte del Cid.
A su muerte, María, una de las hijas del Cid, se casó con uno de los condes de Barcelona, Ramón Berenguer III, sin duda, en busca de un guerrero varón que ayudase a doña Jimena a mantener el señorío de Levante.
Dos años después de la muerte del Cid, el viejo emir africano, Ben Yusuf , envía un gran ejército al mando de Mazdalí a sitiar Valencia. Jimena y el ejército aguantan siete meses el sitio de Valencia, momento en que llegan las tropas Castellanas con AlfonsoVI en cabeza y los de Ben Yusuf se retiran a Cullera.
Alfonso VI permaneció en Valencia durante algo más de un mes buscando un caballero que ayudase a Jimena a mantener el señorío de Levante a salvo del acecho musulmán.
A primeros del mes de Mayo, viendo que no hay caballero capaz de gobernar el señorío del Cid, Jimena decide abandonar Valencia, llevando consigo el cadáver del Mio Cid, para darle sepultura en Cardeña.
El ejército de Alfonso VI, incendia y destruye Valencia, como era constumbre en la época al abandonar una ciudad, y las tropas de Mazdalí ocuparon las ruinas.
De la descendencia del Cid, podemos decir, que las hijas del Cid se casaron conla más alta nobleza cristiana, engendrando en uno de los nietos del Cid a García Ramírez, rey Navarro.
El nieto del Cid García Ramírez tuvo un hijo varón, Sancho IV el Sabio, y una hija, que tomó esposo a Sancho III de Castilla, de cuya unión nació Alfonso VIII.
A partir de aquí la sangre del Cid corre por los monarcas de Castilla.
Bibliografía:
- <LI value=1>"El Cid Histórico", Gonzalo Martínez Diez
- "Cantar de Mio Cid", Colección Austral
www.rincondelvago.com
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