Publicó el género, durante el tiempo de Pedro I el Cruel, un judío de Carrión, llamado Rabbi Santob que escribió varias obras poéticas cuyos títulos son: Consejos y documentos al rey Don Pedro, la Visión del Ermitaño, la Doctrina Cristiana y la Danza General en que entran todos los estados de gentes.
Fue el primer escritor hebreo que rindió el homenaje de su talento a las musas castellanas y ya sea cierto o no, que abjurase de su religión, según muchos, está fuera de toda duda que fue uno de los mas señalados poetas de su tiempo, y si causa cierta extrañeza ver a un judío dar lecciones de moral cristiana, no es menos cierto como él dice, que
Por nascer en espino
la rosa, yo non siento
que pierde, ni el buen vino
por salir de sarmiento.
Nin vale el azor menos
porque en vil nido siga,
nin los enjemplos buenos
porque judío los diga.
La Danza General es una especie de pieza dramática compuesta de setenta y nueve coplas de arte mayor o de cuatro cadencias, en la cual toman parte todos los estados del mundo a quienes la muerte llama e requiere que vengan de su buen grado o contra su voluntad , apareciendo sucesivamente en escena, el emperador, el cardenal, el rey, el patriarca, el duque, el arzobispo, el condestable, el obispo, el abad, el caballero y hasta 35 personajes de todas categorías, así es que solo se presentan a la vista del espectador, dos interlocutores a la vez, excepto en el coro final que se pone en boca de los que han de pasar por la muerte.
Esta obra es uno de los mas notables documentos históricos del S. XIV (se presentaba un bosquejo del estado de relajación en que se hallaban toda las clases de la sociedad, criticando los vicios de que adolecían y dotado de un talento claro y agudo. Se aseguraba que hasta llegar a Juan de Mena, no se encontraba en la poesía castellana, ningún trozo que aventajase en fluidez, armonía y soltura a muchas de sus estrofas (los versos quizá pudieron ir acompañados de instrumentos):
Pueden servir de muestra del vigoroso estilo que en ella campea las siguientes coplas. Dice la Muerte a un usurero y a un dean después:
Traydor usuario, de mala conciencia,
agora veredes lo que facer suelo:
en fuego infernal sin mas detenencia
porné la vuestra alma, cubierta de duelo.
Allá estaredes do esta vuestro ahuelo,
que quiso usar segun vos usastes;
por poca ganancia mal siglo ganastes.
Don rico avariento, dean muy ufano,
que vuestros dineros trocastes en oro,
á pobres é a viudas cerrastes la mano,
é mal despendistes el vuestro tesoro.
Non quiero que estedes ya mas en el coro,
salid luego fuera, sin otra peresa,
yo vos mostrare venir a pobresa.
"De ciertas empresas podría decirse que es mejor emprenderlas que rechazarlas, aunque el fin se anuncie sombrío"
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