Comparto el siguiente artículo, escrito por mí. En él se hace un homenaje al conjunto folklórico patrio "Los Nocheros", de gran calidad artística, pero silenciados por cuestiones políticas por el sistema democrático.
“Los Nocheros” –o cómo el sistema silencia a los grandes-
Justo es Dios, pero permite ciertas injusticias –siempre procurando un bien mayor, y temporalmente- Una de ellas es el vacío que se la ha hecho en mi país al conjunto folklórico vernáculo “Los Nocheros”.
Tal es la infamia, que seguramente el lector desprevenido los confundirá, en primera instancia, con los argentinos; mas, debo decirle que los uruguayos son los originales, los primeros que adoptaron ese nombre; aunque en estricto, como se enseña en la Web “Solano Infante”, los oriundos de Salta se llaman “Nocheros”, a secas: imagino que para no copiar el nombre.
“Los Nocheros” surgen en 1960, “cuando un grupo de amigos que gustaban del canto y la guitarra, en particular del estilo de Los Chalchaleros, se juntaron y formaron un grupo”. Saltaron a la fama tiempo después con el sencillo “Disculpe”, una verdadera obra maestra compuesta por Hugo Ferrari y que se encuentra prácticamente proscripta hoy en día en el Uruguay –tal es el alcance de la supuesta “libertad de expresión”- : cada vez que se pide en la radio se deniega la solicitud; cada vez que se sube a Youtube es retirada. ¿Cuál es la razón de tan implacable persecución? Pues bien, en “Disculpe” se denuncian las canciones de protesta que hacían fama en la década del 60’, escritas por músicos que renegaban de sus raíces, del sacrificio y del amor, y “derrochan madrugadas hablando de los cielos de otras tierras”; aquellos “tordos que quieren empollar en nido ajeno”, en vez de ser horneros que gritan: “¡mi patria es mi nido y la defiendo!”. Estos artistas son aclamados por el actual gobierno -que comparte sus negativos atributos-, y he ahí la razón de su destierro. ¡Qué injusticia!… pensar que, a guisa de ejemplo, uno de ellos, el dúo “Los Olimareños”, no bastante con ser de mucha menor calidad artística, tiene temas de nombres bellaquísimos, tales como: “Hasta Siempre: Un Homenaje al Ché Guevara”, “Hasta Siempre: Me Voy Pa’ La Guerrilla” o “El Pobre y el Rico”.
“Disculpe” es verdaderamente magnífica y destaca por lo inteligente de sus versos y la altura con que se critica al enemigo: nótese la diferencia con la delicuescencia que hoy derrocha, no sólo la música, sino toda relación social. Mas no venero su magnificencia solitariamente: en una entrevista, asegura su hacedor que en varias interpretaciones “el público comenzó con exclamaciones y aplausos mucho antes de que terminara la interpretación […] y adquirió matices de tal emoción, que incluso dos de los integrantes del grupo finalizaron llorando, consustanciados plenamente con el espíritu del tema”. A comparar tal matriz de honda sentimentalidad y arraigo con la chabacanería actual…
“Los Nocheros”, por este y otros méritos, fueron en un principio aclamados por la crítica: primeros puestos en concursos, presentaciones en el extranjero… pero tal efervescencia decayó más adelante; y así como la proscripción de “Disculpe” tiene vicisitudes políticas, también las tuvo ese decaimiento: fueron tomados por el régimen Cívico- Militar como sus músicos de cabecera, y una vez finalizado ese período, la demogresca (en términos de De Prada) los silenció lapidariamente. No hace falta decir que la decisión no ha sido acertada: fueron de lejos la agrupación folklórica con más calidad artística que ha tenido nuestro país, y quienes interpretaron canciones más honorables y sacras: nada que ver con la pantomima de la “música popular”, cargada de valores marxistas y por tanto belicosos, putrescentes y resentidos.
Dentro de la órbita de hacer el juego a los militares, su primer trabajo, “Tierra Querida” (1973), dedica la mayor parte de los temas a la nacionalidad. Sin perjuicio de ser esto criticable, puesto que se alaba de sobremanera a Artigas, a los Treinta y Tres Orientales, al himno y a la bandera uruguaya, que en implican la traición a los principios monárquicos tradicionales y el triunfo de las revolutas liberales, la calidad musical del disco es notable y, al fin y al cabo, la temática representa cuestiones que –como fue dicho- implican arraigo y tradición. Sus puntos más altos son “Tierra Querida” –también interpretada por “Los Chalchaleros”- “Zamba Para Javier” –cuyo autor es Ignacio Anzoátegui- “Coplas del Soltero” –muy divertida- y, por supuesto, “Disculpe”, que aparece aquí. Es justo decir que aquellos temas que refieren a la nacionalidad también son logradísimos, sobre todo “A Don José”, cuyo intérprete tiene una voz que eriza de bella, y “Zamba Oriental”.
Años después aparece su disco homónimo “Los Nocheros” (1978), también de relieve aunque no tanto como el primero. Se hace aquí menos alusión al nacionalismo, aunque se sigue en la línea tradicionalista. Como crítica puedo decir que aquella voz que eriza tiene una participación mucho menos importante. Los temas más logrados son “Ay Amor” –también de Hugo Ferrari- “Para Que Vuelvas” y “No Me Digas Adiós”.
Posteriormente, la afección cardíaca de un miembro del grupo hizo que detuvieran su actividad, hasta que la retomaron tras largo tiempo, en que dieron a luz a “De Nuevo Estoy de Vuelta” (2004). En lo que me concierne, es su mejor trabajo, y ello por dos razones: la primera, al grabar directamente en formato CD se logró una mayor nitidez en el sonido– los otros dos discos tuvieron que transformarse de formato vinilo a formato CD, y allí inevitablemente se perdió calidad-; la segunda, se incorporó una nueva voz, que, sencillamente, es angelical: si el primero hacía erizar, este lo logra aún más (el lector se dará cuanta que no los nombro directamente: lo hago puesto que no pude averiguar con exactitud sus nombres). Lo mejor del disco: “Luna Cautiva”, “Para Qué” –muy jocosa-, “Del Cardal”, “Martín Pescador”, “Niña Serrana” y “Mujer, Niña y Amiga” –para enamorar a la mujer de uno, aunque peligroso, porque quizás se enamore del cantor-
Así, finalizaron su carrera. Y así, este artículo procuró hacerles un homenaje; agrupación folklórica que artísticamente y culturalmente fue la mejor del Uruguay; que fue desterrada por cuestiones políticas no compartibles; y que fue reemplazada por una horda de payasos que le cantan a la diabólica revolución marxista. Ya el Señor se encargará de hacer justicia, y les dará el lugar que se merecen.
Última edición por brua; 23/05/2016 a las 02:03
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