Pamplona, julio 2007. La participación de los carlistas en las fiestas de San Fermín ha sido notoria a lo largo de la historia. Lejos de la ridícula politización que los liberales por un lado y los grupos subversivos por otro pretenden hacer de ellos, los carlistas siempre han participado con naturalidad en los actos religiosos y festivos en honor a San Fermín.
Se debe al insigne carlista navarro Silvano Cervantes --mando del primer requeté de Pamplona y autor de los arreglos musicales del Oriamendi-- una de las más importantes producciones musicales en torno a las fiestas de San Fermín, con dianas, jotas que aún se siguen interpretando por la banda municipal "La Pamplonesa" (de la que fue director), banda militar, chistularis y gaiteros. Al periódico El Pensamiento Navarro, y a Mario Ozcoidi --organizador de los primeros piquetes de requetés en Pamplona-- durante su época de director del Diario de Navarra --antes de que el medio cayese totalmente en manos del liberalismo-- se les ha reconocido la realización de los mejores documentos gráficos de época sobre la fiesta; trabajos que dieron la vuelta al mundo por su oficio de buen periodismo.
Fue Ignacio Baleztena quien en 1919 dio el primer grito de "Riau-Riau", con unas simpáticas coplillas dedicadas a la corporación municipal y que no mostraban más que ambiente festivo y jovial (a pesar de que la corporación del momento era caciquil y por tanto liberal), en contraste con la manipulación que después se quiso hacer del cántico. También, cuando la ocasión lo ha requerido, como en los tiempos laicistas del liberalismo y de la II República, los carlistas han sabido defender los símbolos religiosos y patrios frente a la Revolución, también en las fiestas. Las crónicas locales y regionales dan cuenta de las protestas de las Juventudes Carlistas contra los primeros intentos de desacralización de las fiestas por el liberalismo triunfante en el siglo XIX, o de los incidentes acaecidos en la década de 1930, frente a rojos y separatistas. Rafael García Serrano, falangista navarro pero notable escritor, captó en su obra Plaza del Castillo cómo se entremezclaban los ambientes festivos con los bélicos durante las fiestas de 1936.
También este año de 2007, carlistas navarros y de otros lugares de las Españas (destaquemos especialmente la presencia de Renard de Urtasun y otros amigos de Bayona) han participado en las fiestas patronales de San Fermín. Las boinas rojas y las escarapelas con la bandera de España han lucido en todo momento en las calles de Pamplona, que amanecieron en los días previos con propaganda de la Comunión Tradicionalista. Se pudieron ver en los encierros del lunes 9 y martes 10. Las fiestas venían presididas por las polémicas pancartas y propaganda anticristiana de algunas peñas cercanas al entorno de Batasuna, en las que ridiculizaban al Arzobispo de Pamplona, Fernando Sebastián, por su apoyo a grupos católicos como la propia Comunión Tradicionalista o el Tercio Católico de Acción Política (que el prelado mezclaba con otros de dudosa ortodoxia), y en los que se aludía a Nuestro Señor Jesucristo en términos totalmente blasfemos. Los carlistas destruyeron dicha propaganda hasta en los locales de la propia peña. Por su parte, los restos del grupo integrista de don Mauricio de Sivatte en Pamplona emitieron una nota alusiva a los mismos hechos, desenfocada y con halagos exaltados a don Fernando Sebastián, continuador y sucesor de los abusos de don José María Cirarda --como los carlistas navarros siempre han denunciado-- pero no digno sucesor de San Fermín; por más que en los últimos años haya rectificado alguno de sus excesos de juventud.
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