APUNTES SOCIOECONÓMICOS DE LA HISPANIA REPUBLICANA:







La estructura económica de Hispania durante la conquista de Roma varió de unas etapas a otras, y dentro de las regiones conquistadas, pero en el estado actual de los conocimientos, mientras la Arqueología no nos suministre una mayor claridad de datos, es muy difícil establecer una diferencia de periodos. Una primera etapa abarcaría la conquista, hasta el año 200 a.C., durante la cual la producción estaría en función de las necesidades de los soldados romanos. La segunda, hasta la paz de Tiberio Sempronio Graco, sería ya de explotación. Entre el año 170 y la mitad del siglo II a.C., Hispania, como el resto de Roma, debió sufrir una depresión económica grande. Después de la caída de Numantia hasta finales de la República se explota intensamente la Península de los Hispanos para compensar la decadencia del Oriente Helenístico motivada por las Guerras Mitridáticas. ( De allí vino un militar al servicio de Sila, Lucio Murena, antepasado del apellido castellano “ Moreno “ )





Durante la conquista, la Hispania fue explotada por Roma como una auténtica colonia; nada que envidiar al modelo bárquida cartaginés. Las luchas de los primeros momentos de la conquista entre cartagineses y romanos habían proporcionado a estos últimos buenos ingresos; así un enorme botín de metales y de productos de todo género recogió Escipión en la toma de Cartagena en el año 209 a.C….Las mismas conquistas de Escipión el Africano obedecen a la estrategia ; en Cartagena, priva a los cartagineses del mejor puerto que disponían en la costa levantina para con las relaciones con el África; en Castulo, los aleja de la fructífera mina de Baebelo.





Después de la batalla de Ilipa ( Sevilla, del 207 al 206 a.C. ) Roma piensa ya en permanecer en España, como se deduce claramente del hecho de que el Senado confiara a Escipión el encargo de arreglar los asuntos de la Piel de Toro, y de que se enviara, a partir de este momento, magistrados anuales a territorio peninsular para gobernarla y pacificarla. Escipión aportó al erario unas 14.342 libras de plata sin acuñar, junto con gran cantidad de plata acuñada. La riqueza minera explica que, a pesar de la sangría de hombres tan impresionante que este belicismo significaba, los romanos jamás pensaron en abandonar la Hispania.





La entrada de Roma hizo que grandes extensiones de territorio o las minas pasaran a ser propiedad de la República Romana; se convirtieron en ager pvblicvs. Todos los ciudadanos que intervinieron en la conquista obtuvieron grandes riquezas. Los jefes militares pertenecientes al orden senatorial fueron los mejor parados; y a posteriori, los encargados de administrar las dos primeras provincias de la Hispania Romana : Citerior y Ulterior*. Según nos indica Plutarco, la riqueza argentífera de las tierras iberoceltas cubría todos los gastos de la guerra; él lo refiere con las campañas de Catón en el 195 a.C. ; el cual prometió 200 talentos robados al enemigo a los celtíberos que quisieran engrosar la armada románica a modo de mercenarios. Esta constante será la de las guerras celtibéricas y lusitanas.







* Los nombres de Ulterior y Citerior se deben a la cercanía para con la propia Roma. Ulterior estaba más lejos y Citerior más cerca, como se entiende.







El Tajo era un río productor de oro. Estrabón nos menciona a ríos que arrastran oro al Tajo; como el Limia o el Duero. Asimismo, la recaudación de tributos constituyó un aliciente para la penetración de los romanos en la Meseta.





Una expedición que, realmente estuvo destinada para la obtención de metales preciosos y conocer sus fuentes fue la campaña hacia la Gallaecia, tras las órdenes de Bruto, entre los años 138-136 a.C. ( Fue descrita por Apiano ) Sobre todo, se ansía el estaño, mientras se hablaba de las legendarias Islas Cassitérides; este material era recogido en la Lusitania y en la Gallaecia. La obtención de estaño parece ser que era por vía marítima. Los comerciantes fenicios asentados en Cádiz guardaban muy celosamente la ruta, llegando hasta a hundir las naves al ser perseguidos por los romanos, que ansiaban conocer las rutas. Los romanos, a fuerza de repetidos intentos, lograron descubrir el camino, siendo Publio Craso, procónsul de la Provincia Ulterior, hacia el 96-94 a.C., el primero en llegar a las fantásticas Cassitérides. No obstante, si nos atenemos a las palabras que Valerio Máximo pone en boca de los habitantes de Cinginnia, se deduce claramente que lo que el general romano buscaba era oro….El Noroeste era la tierra que lo tenía en grandes cantidades, como lo confirma la elevada cuantía de torques y otras joyas halladas en la región. En tiempos de Posidonio, que visitó la Hispania durante la Guerra Sertoriana, ya se sabía que la región del Noroeste era rica en plata, estaño y oro. El antiguo camino tartéssico, que después seguirá la Vía de la Plata, en realidad es el camino para obtener oro; es la vía de penetración de las modas en orfebrería, desde el sur hacia el norte.





Desde los primeros momentos de la conquista, los romanos explotaron las minas; ya se indicó que la conquista de Carthago Nova, como la de Castulo, en cuyas proximidades se encontraba la Sierra de la Plata, obedece posiblemente a la necesidad en que se encontraban los romanos de explotar las minas descubiertas por los cartagineses; en Castulo, todavía en época de Plinio, al comienzo del Imperio, se encontraban en explotación los mismos pozos abiertos por Aníbal. Catón, en el año 195 a.C., impuso una sensible tributación sobre las minas de hierro y plata del Noroeste. El cónsul tenía a estas minas y a una tercera parte de sal pura por muy productiva. Este tributo, como puntualiza Livio, contribuyó enormemente a engrandecer la Península. Estrabón habla de unas minas de hierro en las proximidades de Hemeroskopionmuy buenas, que se ignora realmente si se explotaban ya tres siglos antes, como es muy probable. La Bética tenía sal fósil, cuyo insigne empleo radicaba en las salazones.





Desde finales del siglo II a.C., el Senado Romano había transferido al dominio público las posesiones de los bárquidas, y especialmente las salinas y la minería; y entregó la explotación de las salinas de Carthago Nova a una societas minera de Sisapo o la del Mons Ilucro.





Durante las dos primeras centurias, las minas fueron del Senado y explotadas por pvblicani, como se deduce, además de la afirmación explícita de Estrabón, del gran número de esclavos que en ellas laboraban. Según Bruno y Badian, es de suponer que desde los tiempos del gobierno de Catón, las explotaciones mineras se encontraban en manos de las societates pvblicanorvm en beneficio de la maquinaria estatal romana. Basan sus tesis en que en tiempos de Polibio las minas se encontraban en posesión de los publicanos, y que en las contribuciones impuestas por Catón a las minas de hierro y plata indican que estaban explotados por ellos. Sin embargo, Richardson se inclina a pensar que la explotación no era ni mucho menos uniforme, aludiendo a que unas veces eran explotadores los publicanos y otras los particulares. En época del geógrafo Estrabón, las compañías de pvblicani habían cesado en la explotación.





Los que tenían las explotaciones mineras realmente no eran verdaderos propietarios, sino poseedores más o menos estables, concesionarios perpetuos, sometidos a la legislación vigente.





En el Derecho Romano no se conoce la propiedad del yacimiento minero. Los minerales eran frutos pertenecientes al propietario del correspondiente suelo. Para extraer el producto en las provincias se necesitaba el permiso del dueño, del Pueblo Romano o del Emperador. Prácticamente era el Senado el que disponía de casi la totalidad de las minas. Hispania- más concretamente en las minas del Sudeste- abastecía de plomo a todo el Occidente Mediterráneo, como se deduce de que las marcas cartageneras de C. Ponticiani M. F. Fab se atestiguan en Volvbilis; la de Q. Hiberi, en Cherchel; la de los Planii se documentan en Cianciana, Sicilia, Rapartransore, en Italia; y en Madhia ( Numidia ); ésta última exportaba hacia los años 90-80 a.C. Los lingotes hallados en el Estrecho de Bonifacio, muy posiblemente, proceden de la Iberia. También exportaban las minas hispanas a la Mauritania Tingitana, como lo indican los cuarenta lingotes de plomo transportados por un navío antiguo hundido junto al Cabo Espartel, al oeste de Tánger, que pertenecen al tipo semicilíndrico.





Los negotiatiores eran ciudadanos romanos, originarios de la Italia, y podían formar una sociedad privada, como la de C. Fidvivs y S.Lvcretivs y la de los Planii. Una sociedad privada era también la Societas/Mont. Argent/Ilvcro; Mazarrón; cuyos lingotes aparecen en Coto Fortuna y que exportaba sus productos a Roma; también sin los nombres de los particulares se datan aproximadamente en las mismas fechas los lingotes de Carthago Nova. No se trata en este caso de una societas pvblicani, como la que exportaba el cinabrio de Sisapo en la Sierra Morena, sino de una sociedad privada, que usufructuaba sus minas, ya que las minas de plata en la Iberia, según Estrabón, estaban en manos de particulares.





La explotación de los minerales de la Sierra Morena debió sufrir un colapso con la guerra civil, entre los años 49 y 45, como lo indica el hecho de que en la mina El Centenillo no se volvió al tajo hasta la segunda mitad del siglo I a.C. Se viene pensando recientemente que los negotiatiores, durante ese abandono de las labores de la explotación minera, invirtieron sus ganancias en las explotaciones agrícolas. Este aflujo de capitales en la economía bética explicaría la súbita irrupción del aceite hispánico en la primera mitad del siglo I a.C. en las mercaderías de Roma. Los negotiatiores ( La inmensa mayoría de origen itálico ) se enriquecían en la tierra de los hispanos con la explotación de las minas, e invertían parte de sus ganancias en la Italia, y posiblemente, otra parte de su capital en las explotaciones del agro turdetano.



La Sierra Morena fue distrito minero por excelencia ( Con mayor riqueza tradicional; por ejemplo Aznalcóllar-Sevilla- o Manzanilla-Huelva- La plata que se acuñaba en Sicilia procedía de dicha sierra. La tradición minera itálica era bastante inferior a la celtibérica. En la Iberia se creó para el asunto una comisión senatorial ); así como Cartagena. En la Vasconia no abundaba el metal precioso ( No pasaba lo mismo con el hierro ); por lo cual no se prestó mucha atención; desviándose más hacia la Gallaecia ( Refiriéndonos al norte peninsular ) Roma procuró organizar la minería en distintos distritos; amén de la Sierra Morena ( Desde Ciudad Real hasta el Alemtejo ) nos encontramos con el de Carthago Nova, el de la “ zona celtibérica “ y los Pirineos.





Las minas se podían subastar ( En el acto legal, el simbolismo consistía en dar la mano ) En las técnicas de explotación, con Roma no se ven cambios con respecto a la de los hispanos. En el Derecho Romano existe “ damnatio ad medalla “. La esclavitud no convenía mucho; ya que el esclavo resultaba costoso para todo; mientras que no era el caso del libre. Existían martillos de tierra desde el Neolítico; fundamentalmente para la minería de sulfuro. Eran piedras pulimentadas con una especie de ranura ( El martillo es un elemento que aparece a lo largo de toda la minería del Sinaí; por ejemplo ) También encontramos tricheras o rafas; que iban siguiendo superficies. Se utiliza el término inglés gossom para la montera. La montera ( La parte de arriba ) se levanta, y se va buscando. Debajo de la montera hay una pequeña beta; esto es, zona de enriquecimiento secundario, que es donde hay más acumulación de metal. Dentro de las garositas está el sulfuro. Se busca también mucho el cobre y la plata. Es una minería hecha para poca superficie, con pozos de poca cantidad ( 6 ó 7 metros ). Por la zona de Calañas-Huelva- podemos divisar bastantes. Es un sistema de cielo abierto.





Conocían las galerías de desagüe. Se utilizaban tubos, espuertas de esparto. En las zonas de minas como Mazarrón o Carthago Nova había mucho esparto. Aparece el tornillo de Arquímedes; que en espiral, iba dando vueltas sin fin; de forma que se adaptaba a la pared y va subiendo el agua de un lugar a otro. La bomba de Estesidio es casi igual que el cubo de los pozos. Es un sistema de válvulas. El cobre aparecía en lingotes. Se exporta el metal. El contrabandismo rompía los esquemas de Roma; los trasegadores de cobre lo hacían con sus robos….





En la Antigüedad no se hablaba de los complejos económicos actuales del nefando capitalismo ( Como por ejemplo la inflación ) Eso sí; se sabe cuándo se gana y cuándo se pierde.









El aspecto agrícola de la Hispania no desmerece en importancia al minero. Rostovzteff nos dice que la política de Roma con respecto a Hispania sigue las mismas directrices que Carthago con Sicilia, Cerdeña e Hispania también; lo cual consistía en impedir el cultivo de viñedos y olivares. No obstante, esta tesis a día de hoy carece del más mínimo fundamento.





Las tierras de la Bética eran en gran parte destinadas al regadío; mediante los célebres canales tartéssicos, lo cual elevaba considerablemente el rendimiento del cereal. De algunas ciudades, las fuentes expresamente se regodean en la fertilidad de su campiña, como ejemplo : Orongis. Ya en el 203 a.C., Hispania tuvo que suministrar para la guerra en el África trigo y capas. Este mismo año, exportó trigo a Roma en tal cantidad que motivó una sensible rebaja de los precios; estas exportaciones eran tanto más estimables, por cuanto que en el año 217 a.C. el ejército de ocupación se vio obligado a importar los víveres de la Italia, al igual que el año 215 a.C. Todavía en el año 180 a.C., a través de una noticia transmitida por Livio, puesta en boca de T. Menio y de L. Terencio Massaliota, se sabe que era costumbre aún enviar el estipendio y la provisión de los víveres. El pretendido origen inmediato de las “ Guerras Lusitanas “ y de las “ Guerras Celtibéricas “ * se tiende a buscar en las razzias tan radicales que estos pueblos venían plasmando por las ricas comarcas agrícolas del Sur y del Levante, ya romanas, así como la causa alegada por los romanos para las “ Guerras Cántabras “ es que asolaban los campos de vacceos, turmódigos y autrigones, que habitaban tierras de trigales; aunque solían omitir los romanos su ansiosa necesidad de metales preciosos….Y la rapacidad y avaricia de sus gobernadores. Los pueblos hispánicos “ no romanizados “ padecían un gravísimo problema con respecto al sistema distributivo de tierras; que les obligaba por un lado, a enrolarse en las distintas armadas de Carthago y Roma como válvula de escape, o a robar en los territorios vecinos; lo cual motivó sucesivas reparticiones de tierras por parte de los gobernadores de Roma. En el año 189 a.C. Lucio Emilio Paulo repartió entre los siervos de Hasta la Torre Lascutana. En el año 179 a.C. Sempronio Graco, después de la toma de Complega, dividió las tierras entre los pobres y los estableció allí. La traición de Galba fue preparada por la promesa de repartir tierras a los lusos, al igual que la de Didio. Ya durante la Segunda Guerra Púnica los caudillos hispanos Moerico y Belligeno, que tuvieron una participación importante en la entrega de Siracusa a Marcelo en el año 212 a.C., recibieron tierras y la ciudadanía. En el año 194 a.C., el pretor Publio Escipión atacó a los lusitanos que andaban en devastaciones por la Provincia Ulterior. Hacia el 155-153 a.C., al principio de la “ Guerra Lusitana “; este noble pueblo, con el caudillo Púnico como cabeza visible, lograba saquear los territorios de los aliados de Roma. Hacia el 156-150 a.C., los lusos invaden las regiones vecinas. La región triguera por excelencia era el Valle del Duero Occidental; que era territorio vacceo, como ya las fuentes que narran los sucesos de la “ Guerra Celtibérica “ lo indican.







* En la Historiografía oficial, se tiende a fijar el término “ celtíbero “ en una determinada región más o menos meseteña; cuando realmente corresponde para con la etnicidad de la Hispania “ Prerromana “. No obstante, el día que la Historiografía deje de sujetarse a los malos sentidos y a ciertos tics “ ideológicos “; podremos hablar con propiedad. No eran menos “ celtíberos “ los lusitanos o los cántabros que las diferentes tribus de la Meseta.







Estos tipos de organizaciones colectivistas se suelen achacar a la idiosincrasia de los pueblos que andan de emigración….Toda la Provincia Citerior cosechaba mucho trigo, que guardaban en silos, durante la Guerra Civil. A César le llevaron trigo oscenses, calagurritanos, jacetanos, tarraconenses, ausetanos e ilergavones. Silos para guardar cereales de la época de las colonias helenísticas se conocen bastantes en Cataluña, lo cual confirma la veracidad de las fuentes; como las proximidades de Villafranca del Panadés hacia los siglos II y I a.C. Silos menciona también Varrón en las regiones de Cartagena y Osca.





No obstante, la región más rica desde el punto de vista de las explotaciones agrícolas era la Bética o Provincia Ulterior. Un antiguo y vasto desarrollo cuyo origen se pierde en la leyenda del origen de este magnífico pueblo. De hecho, de acá son los mitos celtibéricos más antiguos referentes al caso; como lo es el de Habis.





En cuanto a la vinícola producción, Cicerón aporta un dato extraordinariamente interesante : Para proteger la producción vinícola y aceitunera contra el comercio exterior, Roma prohibió la plantación de vides y de olivos al norte de los Alpes, al final de la República; disposición que volverá a urgir Domiciano en el año 92 d.C.





Los olivares turdetanos* son mencionados en un par de ocasiones por el autor del Bellvm Hispaniense con ocasión de describir las campañas de la guerra civil. Según Estrabón, el aceite bético poseía una insuperable calidad. El aceite africano era inferior en este sentido; y así pues se reservaba para la iluminación, y el itálico para la fabricación de perfumes.







* Con mayor o menor margen de error, hay que pensar que hablamos de la misma región cuando nos andamos refiriendo a lo tartesso, lo turdetano o lo bético.







La Bética logró ofrecer tanto a finales de la República como a comienzos del Cesarismo un panorama muy parecido al de la italiana Campania; como escribe Estrabón, la Provincia Ulterior estaba llena de arboledas y plantaciones de toda clase, cuidadas con harto esmero. Los olivares no sólo ocupaban gran parte de la Bética, sino también de otras zonas peninsulares. Una isla en la cercanía de Morón; la actual Setúbal, en la Lusitania, también explotaba calidad y cantidad de olivos y viñas. Olivareras plantaciones figuraron también en el centro de la Meseta, en las que acampó Viriato en el año 146 a.C. La arboricultura floreció muchísimo. Los higos de Sagunto tenían buena fama ya en tiempos de Catón. Plantas tintóreas abundaban en la Hispania y, el olivo, la vid, la higuera y otros árboles semejantes en toda la costa mediterránea y atlántica al decir de Estrabón.







Favoreció la agricultura tartessa la pacificación de la Piel de Toro después de la guerra civil y la extirpación del bandolerismo con sus negativas consecuencias para la economía; prácticamente habría desaparecido el fenómeno a principios del siglo I de la Era, según afirma C. Veleyo Patérculo, quien escribió su Historia Romana hacia el año 30. Varrón narra aún el bandolerismo luso, y recomendaba por ello no invertir en las fincas de la Lusitania, aunque fueran fértiles; no obstante, este autor escribió su obra hacia el 60 a.C. Julio César, durante su propretura hacia el 61-60 a.C., se dedicó a limpiar de bandidos la Lusitania. En el año 43 a.C., todavía existían bandoleros en la Sierra Morena; lo cual cortaba las comunicaciones con Roma.





Las fincas turdetanas debían ser mixtas, cultivos de olivo y vid, ganadería y cereales, prácticamente como hoy.





En el año 64 a.C., una ley agraria intentó vender casi todo el dominio público entre los que había terrenos de las proximidades de Carthago Nova, muy posiblemente para dedicarlos a la agricultura.





Gran parte de la Iberia durante la conquista estaba cubierta de espesos bosques, donde habitaba la mayor parte de la población; sin ellos no se explica la abundancia de caballos salvajes, corzos y la existencia de la cacería; lo cual indica un clima más húmedo que el actual. Ya se mencionó la afirmación estraboniana de que toda la Península estaba cubierta de montes y bosques; Livio, refiriendo sucesos de la lucha entre cartagineses y romanos del año 207 a.C., escribe que entorpecían la marcha del ejército la exuberante espesura de los hispanos bosques. Aníbal, en su alocución a las tropas celtíberas, menciona la extensión de los bosques de sus respectivas regiones, a los que también aluden otras fuentes.





Los montañeses se alimentaban las tres cuartas partes del año de bellotas, de donde se deduce la existencia de grandes encinares. Asimismo, una cordillera de densos bosques y corpulentos árboles cruzaba la Bastetania y la Oretania.





A mediados del siglo II a.C. la agricultura va a ir cambiando : Se basa en la villa; un sistema de explotación de tierras que tiende a buscar la autarquía y el resto para rentas. Es un sistema que lo que busca es la venta. Se parece al sistema de plantaciones. Se llama villa por el caserío que se crea en la zona, que no está para vivir, sino para transformar los productos. La agricultura intensiva de monocultivo necesitaba un capital inmenso ( Prevención de plagas; por ejemplo ) Se intensificaron pues aceites y vinos. Los cereales se podían conseguir en cualquier lado.



Realmente, de época republicana en agricultura no poseemos toda la documentación que gustaríanos. Los cereales constituían la base alimentaria. Había muchos campos de silos, que alguno atribuye a la Cultura del Calcolítico.





Aparecen rayas de molino ( Molinos de mano ) cuya datación no se ha precisado como sería de recibo; aparecen hasta la raya de Portugal. No es difícil pensar en la posibilidad de antecedentes prerromanos en ello. Son indicios de los más antiguos vestigios de la cerealística producción.





También se utilizaba el acebuche; que hasta nuestros días se sigue explotando para la cosmética. En yacimientos almerienses encontramos huesos de acebuche ( Parece que han sido comidos ) No obstante, durante muchas décadas los españoles hemos creído que fenicios y griegos vinieron aquí a enseñarnos a cultivar ( Hasta la mismísima dictadura franquista )….Entonces….¿ Los antiguos hispanos se morían de hambre…? Son cultivos inherentes al Mediterráneo y que tenían un lógico desarrollo acá antes de la llegada de colonos extrahispanos, como es pura lógica ello.









Con respecto a la actividad pesquera, también tuvo la Península de los Hispanos su importancia. Pescadores se mencionan en el puerto de Carthago Nova, en el año 209 a.C., con ocasión de la toma de la ciudad por Escipión. La gente pobre de Gades usaba unas pequeñas embarcaciones, llamadas “ caballo “ por el mascarón de sus proas ( El caballo, antiquísima divinidad ibérica ), y pescaban con ellas a lo largo de toda la costa occidental africana hasta el río Lixos, actual Draa, al sur de Agadir. Estas piscícolas recogidas estaban, sin duda, en función de las salazones de las fábricas localizadas en el Sur hispánico.





El río Tajo era abundante en peces y ostras. Menciona el geógrafo helénico Estrabón fábricas de salazón en Mellaria, Baelo, zona del Estrecho de Gibraltar, y en general, en toda la costa iberomediterránea; en Málaga, en Sexi y en Carthago Nova, que producía la mejor salazón. Las salazones hispanas fueron uno de los productos hispanos de exportación que gozaron de mayor aceptación en el Mundo Antiguo. Esta industria databa de siglos anteriores a la llegada de los romanos. La salazón de Gades, que era una ciudad de considerable tradición exportadora, la cita ya el autor ático de comedias Eupolis ( 446-441 a.C. ) junto a la de Frigia. Asimismo, la pesca interesaba mucho a los comerciantes de la Fenicia. Los bancos de atunes se encontraban en el Atlántico, a cuatro días del núcleo urbano; en conservas los exportaban a Carthago; siendo una parte consumida en la ciudad y el resto dedicado a la exportación. Los romanos se encontraron pues con una desarrollada industria hispana de salazón.





Las excavaciones de Villaricos, la antigua Baria ( Almería ), han descubierto gran número de aljibes para la salazón; algunos contenían aún restos de escamas de pescado, espinas y huesos. Son pequeños depósitos de 3 por 4 metros excavados en la playa. La explotación e industrialización de la salazón estaba concebida como una magna empresa. Las fábricas de salazón asentadas entre Cádiz y Carthago Nova comenzaron a trabajar, a juzgar por los datos suministrados por la arqueología, entre mediados del siglo I a.C. y la mitad del siglo venidero, e incluso el primer asentamiento romano de Baelo parece estar en relación con esta industria, la cual llevaba consigo otras industrias accesorias, como son la explotación y comercio de la sal, abundante en la Bética; la de construcción naval y de redes, y la distribución de productos, todo lo cual requiere mucha mano de obra y una buena organización. En las ciudades con industria de salazón, gran parte de la población, de una manera u de otra, se dedicaría a esta industria, que fue una de las mayores fuentes de riqueza de la Bética y de la Mauritania. Hasta en sus monedas aparecen representaciones de atunes y delfines; y estos iconos aparecen en ciudades no costeras, tales como Ituci, Asido, Ilipa y Caura.





La fábrica de salazón más importante de todo el Mediterráneo Occidental, con la de Lixus, es la que se encontraba en Baelo, ciudad bien situada en el Estrecho de Gibraltar, para la instalación de una almadraba, en la trayectoria que tomaban los atunes, siguiendo las corrientes de la mar. El emplazamiento de la urbe y su prosperidad tienen mucho en consonancia con el aprovechamiento de su riqueza pesquera. La capacidad total de los depósitos de salazón, puestos a la luz por P. Paris hace ya años, alcanza los 1500 metros cúbicos. La sal marina del Magreb era de peor calidad; en especial por las zonas de Argelia y Túnez; ya que contenía mucho cloruro de magnesio, y disolvía pues la materia orgánica. También hemos de tener en cuenta los cambios geográficos; si bien en la época helenística el Estrecho de Gibraltar estaba compuesto insularmente ( Esto es, las Gadeiras ); la entonces bahía gaditana se estima que sería algo así como más de la mitad de lo que es ahora.





Se utilizaban arpones para la pesca de los grandes cetáceos; especialmente ballenas ( Que entonces cruzaban las Columnas de Hércules ) Se utilizaban anzuelos de todo tipo; estimándose más los de bronce, ya que los de hierro se oxidaban rápidamente. Las ballenas, en muchos casos, quedaban varadas. Los romanos se quedaban impresionados por las mareas atlánticas ( Mucho mayores que las mediterráneas ). Se utilizaban redes móviles. Las nasas eran como unas jaulas para capturar mariscos grandes. Por Cádiz siempre hubo “ corrales “ abiertos a la playa, para aprovechar mejor. Se hace cuando baja la marea utilizando piedras. Cuando la marea vuelve a subir, los peces entran en el “ corral “ y cuando ésta vuelve a bajar los peces se quedan atrapados en ese “ corral “.



La sal siempre fue un elemento de suma importancia. En todas las recetas ( Por ejemplo, desde Apiano ) aparece. La sal hispana también se estimaba por su poder curativo. Se utilizaron bastante las salmueras ( Por ejemplo, para las aceitunas ) También se conocían bastante bien las salsas; las cuales conformaban un hábito importante. Eran muy diferentes a las actuales ( Como toda la dieta en general ) Aparecen numerosas ánforas de salsa de pescado. Las salsas se podían fabricar con varios pescados; esto es, una especie de automaceración. El hallec era una especie de subproducto del garvm. Aparece citado por primera vez en las comedias de Plauto. Es un término latino; no se conoce término griego. Es prácticamente el deshecho del garvm. Con el tiempo, hallec se convirtió en un insulto. La mvria era como una salmuera, una solución salina que se usaba para conservar pescado y muchísimos más alimentos, como queso, verduras, etc. La liqvamina aparece como la salsa más conocida por los romanos. Se utilizaba para con el pescado muy pequeño. El marisco era comida de pobres. Aparecen también mezclas de salsas de pescado. Las mezclas fundamentalmente eran con agua = hydrogarvm; con aceite = oleogarvm; con vinagre = oxigarvm; y con vino = enogarvm. El garvm también se utilizaba para catarros y mordeduras de perro. Es posible que tuviera efectos sedantes. Se creía en una especie de efecto mágico; como la influencia de la luna sobre las mareas ( La gente del agro siempre ha creído en esto para con los huevos de las gallinas )





A finales de la República y comienzos del Cesarismo se desarrolló una interesante libertad de intercambio de mercancías. El comercio más importante era el intercambio de artículos de primera necesidad, no el de objetos de lujo, que se encontraba en manos de negotiatores o mercatores. El comercio fue uno de los principales factores de romanización. Las gentes dedicadas al comercio fueron muy numerosas desde el primer momento de la conquista, ya que Hispania era por aquellos entonces el Dorado del Occidente. La propia presencia de negotiatiores itálicos está testimoniada por la presencia de hallazgos de monedas de la República Romana. En el siglo II a.C. el comercio era floreciente para con la Península Italiana; como se deduce de la creación por Quinto Servilio Cepión de la Tvrris Caepionis, a fin de que los buques evitasen el banco de Salmedina en la desembocadura del Betis.





Los mercaderes de Gades comerciaban con los habitantes de las Cassitérides, cambiando metales, estaño, plomo y pieles por cerámica, sal y utensilios de bronce; también con el norte africano.





También existía el negocio de la esclavitud. A los comerciantes de esclavos se les llamaba mangones o mercatores venalicii. No obstante, pronto aprendió Roma de la “ inutilidad “ de los esclavos íberos; pues acababan suicidándose o matando a su “ dueño “. Esclavos figuran en el botín de la conquista de Cissa en el 218 a.C.; por poner un ejemplo. Se estimaba que los esclavos eran necesarios para el sostenimiento de las explotaciones mineras y agrícolas; siendo un fabuloso negocio para los pvblicani o negotiatiores.





Al final de la República, en gran parte de la producción tanto agrícola como minera e industrial ( Lanas y salazones ), estaba montada para la exportación Roma de sus productos y concebida como una gran empresa de producción, transportes y distribución. El comercio explica la magnífica riqueza, prosperidad y concentración humana que había en la Bética.





La distribución de la cerámica iberocelta, de época helenística en su mayoría, fuera de la Península indica un comercio de exportación, muy posiblemente de miel. En la Berbería se ha recogido en Lixus; en Italia en Tyndaris o Lipari; en el sur de Galicia, en Perpiñán, en Narbona, en Enserune…..etc. Ánforas de la Bética y de la Tarraconense han aparecido en Provenza, Pennes ( Final del siglo III a.C. ), Entremont ( Anterior al 123 a.C. ); una ánfora con aceitunas se ha hallado en Dramont. Las llamadas ánforas púnicas, cuando son de cronología relativamente reciente, como en un yacimiento submarino de Ibiza, aparecen con ánforas probablemente itálicas fechadas en el siglo II a.C. Estas ánforas de tipo púnico contenían muy probablemente salazones, a juzgar por el tipo de boca. En el último siglo de la República de Roma, la Hélade importó esparto hispano.







Estrabón ofrece la lista más completa de los mercados hispanos al final de la República. Estos eran : Carteia ( Fundación principal por el aporte de itálicos e hispanas ), antigua estación de los íberos; en los tiempos en que escribía el harto mencionado geógrafo el recinto era y sus arsenales eran muy visibles por su considerable tamaño; habitaban también comerciantes fenicios arribados del África y fue el primer municipio urbano de Ultramar; con una población de origen romano; era el puerto de embarque para Tingis; con mercado propio : El puerto llamado de Menesteo. Las ciudades más importantes por su tráfico comercial se alzaban junto a los ríos, los esteros o la mar. De ellas Estrabón nos dejó mencionadas a Asta y Nabrissa. Los dos centros comerciales más importantes radican en Corduba; refundación de Marcelo sobre una población indígena; famosa por su fecundidad y por la amplitud de su territorio; y Gades; toda una isla que gracias a la intrepidez de sus nativos en las cosas de los mares y su adhesión a Roma, experimentó tal incremento en su fortuna de todo orden, que a pesar de alzarse en el extremo de las tierras era la más famosa de todas. Los gaditanos eran los que en mayor número se echaban al mar, y con mayor y mejor cantidad de naves, tanto por el Mar Mediterráneo como por el Océano Atlántico. La mayoría vivían por la mar o radicaban en Roma dedicados a los distintos negocios. En barcos de la antigua Gadir hizo Piteas su viaje desde Gades hasta el Tanais. La flota oceánica gaditana se encontraba ya dividida en el 206 a.C. entre el África y la Hispania; uno de sus puertos era el Portvs Hannibalis; el hoy Portimâo-Algarve, Portugal-, ya que en un principio el estaño se explotaba comercial y únicamente por los gaditanos; quien ocultaban celosamente la ruta. Asimismo, Plinio nos recogió una historia de navíos hispánicos que naufragaron por el Golfo Arábigo; en Alejandría les reconocieron como pretendientes a algunos barcos gaditanos, que habiéndose alejado mucho del Lixvs, naufragaron. De este naufragio dedujo Eudoxos que la circunnavegación del África era posible; como lo intentó realizar; partiendo de Gades en compañía de marinería tartéssica, con un gran barco y dos navíos menores; fletando de vuelta en Hispania, en el sur, un strongylos ; navío de transporte o comercial, y un pentekonteros; el uno para la navegación de altura y el segundo para el recorrido de la costa. Gadir mantenía relaciones comerciales con el norte beréber; donde han aparecido unas cien monedas de la ciudad y otras cincuenta del resto de Hispania. Hay quien defiende a la Mauritania como una extensión de la Bética, y más concretamente de Cádiz.





Una segunda refundación romana con comercio fue Híspalis ( La antigua Hispal ); cuya importancia mayor radicó a finales de la República, suplantada por el establecimiento de una colonia de soldados del César en Itálica ( Actual Santiponce-Sevilla- ) Después de estas ciudades, destacaron : Ilipa, sobre el Betis; Astigi ( Actual Écija ), más alejada; también Carmo ( Carmona-Sevilla- ); Obvlco y Munda, metrópoli de este territorio la última; Ategua ( Teba la Vieja ); Urso ( Osuna ); Tucci ( Martos ); y Vlia ( Montemayor ) En los esteros, la ciudad más famosa fue Asta, que distaba de no más de 100 estadios ( Unos 18 kilómetros ), del arsenal de Gadir; donde se solían reunir los gaditanos. Otra ciudad costera antigua comercial fue Málaga ( La antigua Malaka ); mercado para los nómadas norteafricanos; centro metalúrgico y/o de exportación del metal de la serranía cordobesa.





Algunas ciudades vivían casi exclusivamente del comercio y de las empresas marineras; como Gades; lo que explica que, en un censo efectuado, el número de caballeros fuera muy elevado; el segundo después de Padua.





Hispania estuvo sometida durante la conquista a un comercio de importación de productos de todo género. En Carthago Nova están apareciendo en las excavaciones más recientes grandes cantidades de cerámicas helenísticas procedentes de la Alejandría. De Mauritania se importaban fieras y aves exóticas. El comercio con Italia no perdió jamás su fortaleza. De él dan testimonio las ánforas ampuritanas con la marca Sestivs; fechadas en la primera mitad del siglo I a.C., y otras piezas, conservadas en Almería, y el gran número de ellas halladas en Azaila-Teruel-. Las ánforas de Rodas prueban un comercio de importación de vinos del Egeo, y han aparecido en Gades, Corduba, Emporion, Tarraco y Villaricos. Tapices importados del Asia figuraban en las fiestas organizadas en Corduba, en el invierno del 75-74 a.C., en honor de Cecilio Metelo, después de su triunfo sobre Sertorio a orillas del río Turia. También se documenta un importante comercio importador de vinos de la Campania. A principios del I a.C., la costa ibérica se vio inundada de ánforas que contenían vinos italianos. El volumen de este comercio fue tan elevado que casi el 50 % de pecios antiguos contenían ánforas vinateras y pertenecían a los dos siglos anteriores al cambio de Era. Muchas ánforas llevan inscripciones que señalaban el vino que contenían; a menudo falerno u otros vinos itálicos; y las fechas consulares. Estas ánforas son del tipo Dressel I; se han hallado en la costa de Cataluña y en parte de la valenciana. La intensa colonización de gentes que procedían de la Península de los Italianos y que acá se establecieron ( Los hispaniensi ) y se dedicaron a la minería y la agricultura; o a la administración o a los ejércitos; explica esta importación. La ánfora de tipo Dressel 20 comenzó a hacerse en la Bética; mientras que la Baldacci venía de la Italia.





El comercio estaba muy favorecido por una industria de construcción naval, que gozaba de una notable prosperidad de antiquísima tradición ( Ya a principios de la contienda en suelo bético entre Roma y Carthago figuraba marinería de la Turdetania )





La Península Ibérica gozaba de muy antiguo de bondad en fábricas de armas y bronces. El sistema de fundición, muy perfeccionista, lo describió Filón de Bizancio en la segunda mitad del siglo III a.C. Famosas eran las fundiciones de Carthago Nova, de las que salían excelentes armas. Asimismo, las joyas de época helenística señalan la existencia de muchos y buenos talleres orfebres. En el año 112 a.C. se mencionan orfebres en Corduba.





En los tiempos de la República había ya talleres locales dedicados a la escultura. Del siglo I a.C. se conservan docena y media de esculturas. En Itálica, Medina Sidonia-Cádiz-, Cartagena, Tarragona y Barcino, existieron pronto talleres provinciales de esculturas hechas por artistas indígenas o por romanos de no mucha categoría, que trabajaban para clientes de no mucha exigencia. En la segunda mitad del I a.C. el arte romano en la Bética se había perfeccionado notablemente. Sus obras podían ya competir artísticamente ( Realmente, como siempre y sin complejos de tipología alguna ) con la propia Ciudad Eterna. Un buen ejemplo de la calidad lograda en la segunda mitad del siglo I a.C. es el togado con cabeza de novillo a sus pies, procedente de Ilipa, a pocos kilómetros al de Híspalis, que probablemente representa a un sacerdote de la religión oficial romana; otra buena muestra sería el retrato del Museo Municipal Jerezano. No obstante es una lástima la escasez que constituye el material arqueológico que ha proporcionado la Bética fechable en los últimos decenios republicanos.





La política monetaria seguida por Roma fue clara durante la conquista, y acabó con las acuñaciones de base púnica y griega. Roma empezó a acuñar monedas de plata y bronce con caracteres íberos; bajo su autoridad y según la metrología de la Península Italiana. Esta acuñación, según el patrón romano, es la primera fuera de la geografía itálica.





Las monedas de plata más antiguas conocidas son dracmas de plata de tipo emporitano, que alcanzaron el año 250 a.C. Desapareció este numerario desmonetizado por los romanos en el primer cuarto del siglo II a.C.; a él aluden los textos que hablan de argentvm oscense. Entre los años 250-218 a.C., Emporion acuñó plata; la más reciente acusa el impacto de la metrología romana. Hacia el año 210 a.C. comienza otra serie de dracmas, que circulan por lo menos hasta el año 101 a.C.





Los bronces romanos más antiguos pertenecen al patrón uncial y son posteriores al año 132 a.C. En esta época en el ángulo noroeste acuñan monedas una gran cantidad de tribus, divididas en civitates, para el pago de las contribuciones. La serie del jinete ibérico es la más numerosa del numerario hispanorromano y la que comprende mayor extensión territorial.





En la Hispania Ulterior todas las monedas que conservamos son de bronce. La ceca más importante es la de Obulco; la cual lanzó unas 20 ó 25 emisiones; lo que indica la excepcional importancia de la ciudad; de fuerte economía ganadera ( toros de las monedas ) y agrícola ( espiga y arado ). A. Beltrán propone que el bilingüismo de las monedas desapareció hacia el 49-45 a.C. La moneda hispana indica la “ romanización “ de esta tierra; en su metrología letreros y prototipos; al mismo tiempo, señala una economía sana, ya que la acuñación de plata fue abundantísima en Bolscan, Barscunes, Segobrice y Turiasu. La moneda favoreció en enormidad la compra y venta de productos. En las regiones sin moneda, como en el norte peninsular, se daba sólo el intercambio de productos o la utilización de pequeñas láminas de plata. En la primera mitad del I a.C.; el atesoramiento de monedas prueba una gran concentración de riqueza. Algunos tesoros tienen un número de denarios elevado : Así, Pozalmuro 3000; Palenzuela 2663; Quintana Redonda 2500; etc. En la Lusitania la penetración del primer numerario republicano, a finales del siglo II y comienzos del I a.C. se hace desde la Bética, en dirección de la costa atlántica, hacia el Valle del Tajo. La misma dirección siguen los tesoros de monedas del primer cuarto del siglo I a.C. En el periodo siguiente ( 78-49, 49-45 a.C. ) el denario republicano constituye la base de la circulación, en las tierras comprendidas entre el Duero y el Tajo, mientras que el noroeste no tiene denario republicano hasta finales de la República o comienzos del Imperio, siguiendo la penetración del comercio romano.







Los romanos se encargaron pronto, como en Etruria y el resto del Imperio, a la tarea de construir vías, algunas de ellas, como las del norte, con fines militares en principio, pero que se convirtieron inmediatamente en arterias de romanización y comercio. No se le escapó a Estrabón la importancia de las vías terrestres y marítimas como factor importante de la civilización; así, al referirse a los pueblos del Norte; deja por escrito lo siguiente : “ Su rudeza y salvajismo no se debe sólo a sus costumbres guerreras, sino también a su alejamiento, pues los caminos terrestres y marítimos que conducen a estas tierras son largos, y esta dificultad de comunicación les ha hecho perder toda sociabilidad y toda humanidad. “. Costeaba gran parte del Mediterráneo desde hacía tiempo la famosa Vía Hercúlea, citada ya por Polibio con anterioridad al año 124 a.C. y en el siglo III a.C. por Timeo. Los romanos terminaban de medir un tramo y de colocar miliarios. En su tiempo iba desde las Columnas de Hércules hasta el Ródano. Polibio da la distancia entre las diferentes estaciones : Desde las Columnas de Hércules hasta el Ródano. Polibio da la distancia entre las diferentes estaciones : Desde las Columnas de Hércules a Carthago Nova 1300 estadios; de Carthago Nova a Emporion 1600; de Ampurias a Narbona 600, y de Narbona al Ródano 1600. En los Pirineos se han encontrado, con uno hallado en la Narbonense, los miliarios más antiguos del Occidente : El de M. Sergio, procónsul desconocido de la Provincia Citerior, que debió gobernar antes del 120 a.C., y el de Quinto Fabio Labeo, también de la Citerior, que, al parecer, fue procónsul entre los años 124 y 114 a.C., ambos aparecidos en Lérida. Seguramente pertenecen a la vía que, partiendo de Tarragona, llegaba hasta Pamplona y Oyarzun, ciudad asentada sobre el Mar Cántabro en el límite de Aquitania a Iberia, y medía la calzada 2400 estadios. La existencia de Castra Servilia parece indicar la existencia de la vía militar que, desde el Guadiana, conducía a la Sierra de Gredos; se comenzó a construir por Quinto Cecilio Metelo en el año 139 a.C., y fue terminada después por Metelo hacia el 79-78 a.C., con la creación de Castra Cecilia y Vicvs Caecilivs; la última era la estación más avanzada hacia el norte en la Sierra de Gredos; Metelo avanzó por una que iba desde Metellinvm a Vicvs Caecilivs y que empalmaba con la que posteriormente sería llamada Calzada de la Plata. En realidad seguía esta vía un antiguo camino tartéssico y estaba probablemente construida con vistas a la obtención de estaño y oro de Lusitania.





El dictador prolongó, por motivos económicos, la Vía Hercúlea, desde Saetabi hasta Castulo; rico centro minero en la raya de la Bética, y desde allí, por Corduba, Astigi e Híspalis, la condujo hasta Gades; todos importantes centros comerciales. Este camino se encontraba ya terminado antes del año I a.C. Al final de la guerra civil existía una vía que unía Corduba y Carteia. A pesar de la existencia de la Vía Hercúlea, el viaje de Gades a Tarraco se efectuaba frecuentemente por la mar, como lo hizo Julio César, en naves gaditanas mandadas construir por Varrón en pocos días; desde allí, por tierra se dirigió a Narbona y Marsella. Casio se embarcó en Málaga durante el invierno, naufragando en la desembocadura del Ebro.





Sin embargo, lo que favorecía extraordinariamente el comercio y todo tipo de relaciones en el interior era la navegación fluvial. El transporte terrestre era antieconómico por su lentitud. El Betis era navegable en una distancia aproximada de 1200 estadios; desde la desembocadura hasta algo más arriba de Corduba. Hasta Híspalis, que distaba casi 100 kilómetros de la desembocadura, ascendían navíos de gran tamaño; hasta Ilipa, que distaba 16 kilómetros de Sevilla río arriba, sólo los pequeños. Para llegar a Corduba, capital de la provincia del autor del Bellvm Hispaniense, era preciso usar barcas de ribera. “ Corduba puede felicitarse de estar unida mediante el río Betis con el Océano “; Lucio Anneo Séneca dixit. Los esteros eran navegables. Estrabón refirió que los esteros “ eran las escotaduras litoerales que el agua del mar llenaba en la pleamar, hasta el interior de las tierras y de las ciudades situadas a sus orillas, como Asta y Nabrissa “ ( La actual Lebrija )





Las ciudades comerciales estaban todas situadas en las orillas de los esteros y de los ríos. Todos los grandes ríos hispánicos eran navegables. El Guadiana lo era no tan lejos, ni en naves tan grandes, como el Betis. Hay investigaciones modernas, sin embargo, que niegan que el Guadiana fuera navegable….El Tajo era navegable, por grandes navíos de transporte, hasta Morón, y más trecho aún por barcos de río. El río Duero lo era en unos ochocientos estadios, algo menos de 150 kilómetros, por grandes navíos; más arriba lo era por esquifes movidos a remo, ayudados por vela. Los navíos grandes recorrían el Sado hasta Salacia, Alcácer do Sal, situada a unos 40 kilómetros de la costa. El Mondego y el Vouga sólo eran navegables un corto trayecto. El Limia lo era en unos 150 kilómetros. En su desembocadura había una isla con dos muelles, donde arribaban los barcos. El Ebro lo era también hasta Vereia ( Varea, en las proximidades de Logroño ). Entre los demás ríos mediterráneos, el Vélez era también navegable. En los viajes con Italia se utilizó también durante la República el mar primero y después se vino a través de la costa narbonense.





El correo se enviaba desde Gades a Roma por barco, aunque a veces también atravesaba la Sierra Morena. Siete días se invertían en un viaje a vela desde Gades al puerto de Ostia.





La proximidad a Italia y las cómodas y baratas comunicaciones por mar, como escribe Mommsen, abrían en esta época, sobre todo a los centros iberomediterráneos, una ruta magnífica para poder colocar sus ricos productos en el primer mercado del universo, y es muy probable que Roma no llegase a mantener con ningún país del mundo un comercio al por mayor tan voluminoso, sostenido y deseado como con la Hispania.





Algunas monedas hispanas de la República indican unas relaciones comerciales de la Península Ibérica con la Britannia. Estas monedas son las siguientes : Hispano-cartaginesa, hallada en Dorset; de Ilerda, en Charlton All Saints ( Wilts ); de Carteia, en Suffolk; de Gades, en Ikley, y de Carmon en Danygraig ( País de Gales ). Las relaciones de la Iberia con el sur de las Galias fueron intensas y constantes durante la República Romana. Ya antes de la Segunda Guerra Púnica un intenso comercio cartaginés invadió el sur galo; como se deduce de la presencia de ánforas púnicas en esta región. Las escasas monedas galas aparecidas en la Península pueden deberse al paso de las tropas por esta zona. En el Languedoc han aparecido muchas monedas íberas.





Las relaciones con el África fueron muy intensas no sólo durante la época de los bárquidas; basta con recordar algunos datos tomados al azar : Al comienzo de las “ Guerras Lusitanas “, bandas de lusos atraviesan el Estrecho, atacando Ocilis; en la costa occidental africana. Mummio, al frente de un ejército de 9000 hombres, las persiguió por la Mauritania, venciéndolas. Un par de años más tarde, hacia el 151-150 a.C.; los lusitanos, en número de 1500, intentaron pasar el Estrecho de Gibraltar, sin conseguirlo; siendo aniquilados por Lúculo ( El que atacara a los vacceos…)….Frecuentemente había un trasiego de tropas, hombres y comerciantes en ambas orillas del Estrecho. En las primeras campañas de Nobilior contra Numancia figura un cuerpo expedicionario de 300 caballeros de la Numidia. Sertorio, a comienzos de su campaña hispaniense, visitó la Berbería, de donde trajo consigo un contingente de 700 libbus* ( Antiguos libios; pueblo del mar ) Los romanos efectuaron desplazamientos poblaciones; como ya hizo el bárbaro Aníbal, entre Hispania y la tierra de los berberiscos : Así, a los habitantes de Zelis, con gran parte de la población de Tingis, los trasladaron a la ciudad de Iulia Loza. Los nómadas del norte mauritano se aprovisionaban en Malaka; lo cual señala unas intensas relaciones administrativas y económicas entre ambas orillas del Estrecho Gibraltareño; que fueron preludiando la administración adoptada a partir de Diocleciano en el año 283.





* Cuando se habla del Norte del África en esta época, hablamos de una zona de base racial blanca mediterránea. Para con la Historia debemos de hacer el esfuerzo de retrotraernos y quitarnos los tics de época actual, o al menos intentar hacerlo. El moro antiguo apenas tenía que ver con el actual, mestizado por el islam. Sí es cierto que, lógicamente, en esa antigua franja romana, hubo un mayor trasiego de negros y semíticos; no obstante, la misma Carthago fue un complejo mercenario, mezcla de pueblos mayoritariamente blancos ( Como el caso de los hunos ); aunque su élite fuera de origen fenicio ( Semitas del Líbano ) Los bereberes y los libbus pertenecían al antiquísimo tronco blanco-mediterráneo de los pueblos del mar, como tartessos, íberos, teucros, etrusco-tirsenos, hibero-georgianos, cimmerios, minoico-cretenses, troyanos, etc. “ Moro “ viene pues de la Mauritania, de “ maurum “; aunque el “ moro “ actual no debería corresponderse con el término latino.





La extirpación de la piratería en el mar, que ya desde finales del siglo II a.C. azotó a las costas del Mar Mediterráneo, y que motivó la expedición de Metelo hacia el 123-122 a.C. a las Islas Baleáricas y la fundación del par de colonias de Palma y Pollentia, hacia el 82-81 a.C.-los piratas de Cilicia navegaban hasta la Hispania, siendo sus puertos preferidos Ebusus y Hemeroskopion-, contribuyó poderosamente al desarrollo del comercio del Mare Nostrvm.







La romanización de la Península Hispana significó, quiera que no, cambios en las estructuras sociales, económicas y políticas del mundo indígena. Fue un proceso lento que comenzó que comenzó en el periodo republicano de Roma. Varió mucho de una región a otra. La sociedad celtíbera estaba, a finales de la República, totalmente romanizada en algunas regiones, como por ejemplo la Turdetania; de cuyos habitantes Estrabón nos dijo aquello de : “ Los turdetanos, sobre todo los que vivían en las riberas del Betis, han adquirido enteramente la manera de vivir de los romanos, hasta olvidan su idioma propio, además la mayoría se han hecho latinos, han tomado colonos romanos y falta poco para que todos se hagan romanos. Las colonias, ahora fundadas, como Paxaugusta entre los célticos, Augusta Emerita entre los túrdulos, Caesaragusta entre los celtíberos, muestran bien claro el cambio operado en su constitución política. Llámase togados a los iberos que han adoptado este régimen de vida. Los mismos celtíberos están hoy día entre ellos, aunque hayan tenido en otro tiempo la fama de ser los más feroces “. En la época que escribió Estrabón, del Tajo hacia arriba, la sociedad de tipo románico prácticamente ni existía. Sus marcos sociales, económicos y políticos eran totalmente indígenas. Muchas regiones peninsulares tuvieron una sociedad típicamente románica antes que en otros puntos de la Italia. A finales de la República, la costa levantina tenía una sociedad bien romanizada también.





El elemento fundacional en la estructura expansionista de Roma fue la constitución de la urbe; principalmente por municipios y colonias. El municipio consistía en una agrupación de ciudadanos, ya sean ciudadanos de Roma o de Derecho Latino; vinculados por la participación popular para con las cargas públicas. Mantenía la autonomía y las tradiciones propias de su cultura, así como sus rasgos jurisdiccionales. La colonia no era una agrupación existente, sino que requería de un acto fundacional románico, sobre un territorio destinado al cultivo. La colonia reproducía a escala pequeña a Roma y se convertía en la verdadera célula de la romanización en la región donde se hallaba enclavada. Junto a colonias y municipios existían ciudades que se consideraban extranjeras, peregrinas. Dentro de ellas podía haber distintas situaciones : ciudades federadas, cuya situación era parecida a las de los aliados itálicos; ciudades libres e inmunes, exentas de tributación por concesión unilateral de Roma; y estipendiarias, sujetas al tributo y al mando del gobernador. Las ciudades libres pagaban el impuesto territorial y las tasas aduaneras.





Pompeyo estableció en la Península Hispánica grandes clientelas en la Lusitania y la “ Celtiberia “; que desempeñaron un importante papel durante la guerra civil contra Julio César. También se tienen noticias aisladas de indígenas a los que se les concedió la ciudadanía, como a Balbo, concesión a posteriori puesta en duda, que tuvo que defender Marco Tulio Cicerón. Ciudadanos romanos eran los citados explotadores de las minas hispánicas, los legionarios afincados aquí tras la veteranía en las campañas, al licenciarse, como los veteranos que lucharon contra Viriato, asentados por Junio Bruto en el año 138 a.C. en Valentia.





Carteia recibió en el año 171 a.C. el estatuto de colonia latina; los habitantes ibéricos recibieron la ciudadanía de Roma como colonos, con derechos iguales a los romanos de origen. Carteia fue la primera colonia latina fundada fuera de Italia y uno de los primeros casos de asentamientos de soldados veteranos conocido. Un caso parecido es el de Corduba, fundada por Marcelo en el año 152 a.C. con indígenas, que obtuvieron el Derecho de Ciudadanía Romana. Se ha calculado que Julio César terminó asentando en la Iberia a unos 80000 veteranos de las Legiones. No obstante, continuamente anduvo recibiendo la Península nuevos contingentes poblacionales; como los 6000 hijos de senadores y de caballeros de las mejores familias de Roma, que venían con sus familias a establecerse en hispana tierra y que llegaron al ejército de César, mientras que él sitiaba Ilerda. La fundación de Urso se hizo con gente procedente de la prole romana.





Las élites nativas ( Balbos, Sénecas, etc. ) entraron en seguida y sin muchas dificultades en el seno social de Roma; comprendiendo pues las grandes ventajas de todo tipo que ello producía.





El número de caballeros, al final de la República, era bastante elevado. Se dedicaban fundamentalmente al comercio, a las explotaciones mineras, a la recaudación tributaria, etc; aunque también tenían explotaciones agrícolas, con las que respondían ante el Senado al quedarse con los arriendados o contratas.





En las colonias, la suprema magistratura era el duumvirato, cuyas funciones eran las jurisdicciones de lo volutario y lo contencioso, la presidencia de las elecciones, etc. A veces se cita a los duumviros como colegas de los ediles, cuya competencia era la policía de los mercados, de los lugares públicos, la imposición de multas, etc. Tenían asientos en las reuniones del Senado. Los cuestores administraban la caja pública. Todas estas magistraturas formaban los estratos superiores de las colonias. Los pontífices y los augures gozaban de ciertos privilegios; los primeros no servían en el ejército, según las leyes de Urso, usaban la toga praetexta en el ejercicio público de sus funciones y tenían asiento reservado entre los decuriones en el teatro y en el circo. El Senado estaba constituido por los decuriones en número de 100; tenían una dignidad especial con distintivos en el traje, la presidencia en actos solemnes, el asiento en el teatro, ciertas ventajas en los donativos públicos y el aprovechamiento gratuito del servicio público.





Como tercer elemento de la organización ciudadana romana está el conjunto de los habitantes de la ciudad dividido por tribus; según la Ley de Urso. Su función principal consistía en la elección de los magistrados, mediante votación en las asambleas.





Los estratos superiores de la sociedad hispana estaban formados por los miembros de las cuatro magistraturas citadas, por los caballeros y por los libertos ricos. El inferior, según la clasificación de G. Alföldi, que hoy en día se estima aceptable, estaba compuesto por la plebe urbana y rústica, subdividida a su vez en ingenuos, libertos y esclavos.





La Península de los Hispánicos conoció la triste “ institución “ de la esclavitud antes de la llegada de los hijos de Roma. Eso sí, bajo Roma creció, ya que los prisioneros de las continuas guerras de conquista generalmente eran vendidos como esclavos. Esclavos* en números elevados aparecen en las explotaciones de plata de Carthago Nova. Cuando Polibió visitólas encontróse con 40.000 esclavos en ellas. Las explotaciones agrícolas y su administración también andaban en manos esclavas; como en Sicilia y en la Península Itálica, hasta bien avanzado el siglo I. Otros oficios también desempeñaban los esclavos, como ser miembros de las escoltas de los generales romanos. Esclavos son los sirvientes de Sertorio, según Gelio y sus escribas, a juzgar por los nombres transmitidos por Salustio, Versius y Maecenas. Esclavos eran los que transportaban a Augusto en litera durante las “ Guerras Cántabras “. A finales de la República, los esclavos hispanos eran muy cotizados, en opinión de Plinio. Pero esto más que nada era para el ámbito militar, pues el indómito carácter íbero los hacía terribles para con según qué servidumbre; llegando a suicidarse o a matar a sus amos en no pocos casos.





* El origen del término latino “ sclavus “ ( En lengua árabe “ saqaliba “ ) se refiere pues al “ eslavo “. En lengua inglesa se utiliza indistintamente “ slave “ tanto para esclavo como para eslavo. Aunque habrá algunos del “ black nationalism “ que no lo acepten…..





La manumisión de esclavos fue frecuente en la Hispania durante estos siglos de finales de la República, como lo prueban unos cuantos casos. Los romanos concedieron la libertad a los saguntinos, vendidos por toda la Península, poco antes del año 205 a.C. ( Por poner un ejemplo )





Es muy probable que Julio César, como en otras partes, según Estrabón, asentase acá gran número de libertos, a los que el genio militar mimó siempre harto; lo cual explica que en las Leyes de Urso, colonia fundada originariamente por César, los libertos pudieran ser decuriones. Sea como fuere, el esclavo no tenía por qué recibir malos tratos; e incluso podría ser un miembro destacado de la “ familia “, valorado por su educación para con los hijos. No obstante, desde estas humildes líneas aprovecho para manifestar mi más sincera repulsa por la esclavitud.