Anxo M. Quintana: «Zapatero ha dado pasos para un Estado de muchas naciones, pero no deben temblarle las piernas»
Nacional Anxo M. Quintana: «Zapatero ha dado pasos para un Estado de muchas naciones, pero no deben temblarle las piernas»
Anxo Manuel Quintana / Vicepresidente de la Xunta de Galicia y líder del BNG
«El presidente del Gobierno sabe que el BNG tiene disposición a participar en la gobernabilidad del Estado» El PSOE y el PP «El PSOE debe huir de la tentación de pactar los temas de Estado sólo con el PP, un partido dirigido por ultraderecha»
C. Morodo
Madrid- El vicepresidente de la Xunta mide las palabras cuando se le pregunta por su socio Touriño y ahuyenta como puede las comparaciones de su Gobierno con el tripartito catalán. Con la reforma territorial en marcha, sólo le pide a José Luis Rodríguez Zapatero que no le «tiemblen las piernas» para cumplir sus compromisos.
–¿Cuáles son las prioridades de su Gobierno?
–La primera prioridad era echar abajo los malos augurios de algunos y ya se ha comprobado que éste es un Gobierno que funciona y que el país también funciona.
–¿Tanto han podido ver los ciudadanos en tan sólo unos meses?
–Aquí había una cultura absolutista. Fraga había impuesto la cultura del pensamiento único y la prioridad era terminar con ella. Con el Gobierno de coalición ya se ha hecho.
–Y mirando hacia el futuro, como dice el señor Rajoy, ¿qué?
–Hay que aprovechar esta legislatura para que este país disfrute de un nuevo Estatuto, de un nuevo marco competencial, de una nueva relación con el Estado español y de una Carta de Derechos y Deberes. Además, tenemos un compromiso con la regeneración, con la reactivación económica y con el empleo.
Financiación de la Sanidad.
–¿El señor Touriño ha dado la talla en la negociación sanitaria?
–No soy partidario de hablar de conquistas o de fracasos en primera persona. Hemos conseguido algunas cosas y otras no. Pero para arreglar el déficit que padece Galicia hace falta una decisión política que ponga el contador a cero y eso ya se le ha dicho al señor Rodríguez Zapatero.
–¿Y él acepta?
–El señor Touriño es el primer presidente del Gobierno que no va a fijar sus exigencias mirando a Madrid, sino a los intereses de todos los gallegos.
–Sí, ¿pero Zapatero les dijo que está dispuesto a adoptar esa decisión política de poner el contador a cero?
–De momento, lo negociado no es un mal resultado.
–¿La solución a los problemas de financiación pasa por importar el modelo del concierto vasco?
–Lo último que debemos hacer es fijar nuestras prioridades por mimetismo, ya que la realidad política y social de Galicia es muy distinta a la del País Vasco y a la de Cataluña. Nosotros vamos a promover una «vía gallega» para convertir al Estado español en un Estado plurinacional.
–Y esa «vía gallega» exigiría tener también la «llave del cajón» de la recaudación y de la administración de los impuestos...
–No hay autonomía política sin autonomía financiera. Hace falta suficiencia, autonomía fiscal y un periodo transitorio que permita participar en un fondo de compensación interterritorial.
–Llámese como se quiera, vicepresidente, pero sí que aspira entonces, igual que el tripartito, a tener un sucedáneo del concierto vasco.
–Aspiro a que los impuestos que se paguen en Galicia se recauden en Galicia.
–En las alfombras que les haya dado ya tiempo a levantar, ¿se han encontrado con algo que huela mal?
–Que el PP gastó desorbitadamente y que gastó muy mal. Fueron unos malos gestores. Bienvenido sería el gasto si, a pesar de la tierra quemada, hubiésemos recibido un país con un sistema de servicios óptimos, con una sanidad puntera, vertebrado infraestructuralmente... Pero no ha sido así. Éste es el país con menos inversión en educación de Europa, con menos desarrollo tecnológico de Europa, el más desvertebrado de Europa...
–¿Su referencia es la UE y no el resto de comunidades españolas?
–El espacio europeo es un marco de comparación buena. Sea éste, o el estatal, salimos perjudicados.
–¿La puesta en marcha del proceso de reforma estatutaria es una prioridad de este periodo de sesiones?
–En esta legislatura debemos sentar las bases para un Estatuto que rompa de raíz la idea de Galicia como país subsidiario y en el que también se defina un nuevo ámbito competencial blindado y unos criterios básicos sobre financiación. Tiene que ser un Estatuto ambicioso, de nación. El resultado final de este proceso de reformas estatutarias es algo tan sencillo como que el Estado español reconozca que no es una única nación, sino que está compuesto de muchas naciones.
–Todo esto recuerda mucho al modelo catalán. ¿Han hablado con Rodríguez Zapatero de estas cosas?
–Sabe que el BNG tiene disposición a participar en la gobernabilidad del Estado.
–Mi pregunta es que si ha hablado con él de su visión de España.
–Tuve oportunidad el año pasado de charlar con él y conoce.
–¿Antes de enero estará constituida en el Parlamento gallego la ponencia sobre el Estatuto?
–Confío en que sí. Espero, además, que el PP no siga en Galicia la estrategia del grupo de extrema derecha que le dirige en Madrid. Que actúe de manera autónoma y no colgado del teléfono.
–¿Está seguro de que el señor Touriño no le planteará parecidos problemas que el PP?
–Espero que PSOE y BNG consigan un acuerdo mínimo para que Galicia tenga un Estatuto de nación.
«Temblor de piernas».
–Haciendo un análisis global del proceso de reforma territorial emprendido por el presidente del Gobierno, ¿cree que se están dando los pasos correctos para alcanzar ese Estado español de naciones?
–Se están dando pasos, pero sería conveniente que no le temblasen las piernas para aplicar su compromiso de que apoyará los estatutos que le lleguen de las comunidades autónomas. Se han puesto los cimientos, pero ahora parece que puede mostrar algunas dudas y sería bueno que dejáramos actuar a los Parlamentos autonómicos.
–En el nuevo marco territorial, ¿seguirá siendo conveniente el acuerdo entre los dos principales partidos en los asuntos de Estado?
–El diálogo entre fuerzas políticas siempre es necesario, pero la pluralidad va mucho más allá de la relación del PSOE con el PP. Los socialistas deben huir de esa tentación. En primera persona
Cuentan en Galicia que don Manuel, cuando le conoció, ya aventuró que llegaría lejos. Anxo Quintana ha pasado muchos años repartiendo trigo y se le atribuye el «milagro de Allariz», pueblo del que fue alcalde y que recibió el premio europeo de urbanismo. Necesita forjar un nacionalismo inteligente que no se interprete como un seguidismo del vasco y del catalán, pero sus maneras pausadas, sus aires campechanos, no ocultan su querencia radical. Firmemente convencido de que la nacionalidad es el talismán de su «país», en su discurso territorial hay evidentes paralelismos con Carod, pero de él se aparta, sin medias tintas, cuando habla de ETA y de Batasuna. En la nueva Xunta bipartita ya ha tenido algún «casus bellis» con su socio, y en el día a día
está aprendiendo que todo cuanto diga debe ser debidamente arropado por el conocimiento. La bisoñez no vale para mantenerse en el poder.
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