Me siento español y quiero sin límites a mi Patria. Soy un f acha. Mis
escasas –por la edad– actividades políticas durante el franquismo fueron
rotundamente antifranquistas. Pero soy un f acha. Voté con ilusión y
entusiasmo a favor de la reforma política y en el «referéndum» de la
Constitución. Pero soy un fa cha. Creo en el principio de solidaridad entre
los territorios de España, y defiendo que los más favorecidos tienen que
ayudar a las autonomías más deprimidas. Pero soy un fac ha. He estado, estoy
y estaré siempre del lado de la libertad, pero soy un fach a. Me repugnan las
dictaduras y las tiranías, de un signo o de otro. Pero soy un f acha. Creo en
la independencia del Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo y el Poder
Judicial. Precisamente por ello, soy un fa cha. Creo que no hay ninguna
nación en Europa más abierta a la descentralización administrativa que
España. Y soy un fac ha. Creo en la obligación moral y ética, como parte de
la sociedad de una nación desarrollada, de acoger y ofrecer toda clase de
oportunidades a los inmigrantes. Y soy un fach a. Creo en la libertad de
opinión y de expresión, y, por ello, soy un f acha. Creo que la
administración del dinero público no consiste en el despilfarro, las ayudas
personales o las inversiones ruinosas e innecesarias, y soy un fa cha. Creo
en Dios y en la civilización y humanismo cristianos, de ahí mi condición de
fac ha. Creo en la libertad de los padres para elegir la educación de sus
hijos, y soy un #@#@#. Creo en el individualismo y recelo del colectivismo,
y soy un fach a. Creo en la igualdad de oportunidades y en la obligación de
los poderosos de contribuir al equilibrio de los débiles, y soy un f acha.
Creo en el honor, en la lealtad, en el amor y en la honestidad. Y soy un
#@#@#. No creo en los nacionalismos excluyentes, étnicos e históricamente
inventados, y soy un fa cha.
No creo en el rencor como instrumento fundamental para ejercer la política,
y soy un f acha. Creo en el perdón y la reconciliación de todos los
españoles, y soy un #@#@#. Creo que el futuro de España y de cuarenta
millones de españoles no puede continuar en manos de unas minorías
antiespañolas y chantajistas. Y lo creo porque soy demócrata, pero soy un
fach a. Creo en el Latín y en el Griego, en la Poesía y en el Arte, en la
palabra y el trazo, y soy un fa cha. Creo lo mismo en Manuel que en Antonio
Machado, prueba irrefutable de que soy un f acha. Creo que ser español y
sentirse español es tan duro como maravilloso, y soy un fac ha. Creo en los
símbolos y en las emociones, y soy un fach a. Creo en la Justicia, y soy un
f acha. Creo que los asesinos no pueden tener más privilegios que las
familias de los asesinados, y soy un fa cha. Creo en la siembra del sentido
común regado con la sangre de mil españoles inocentes, y soy un fa cha. Creo
en la vigencia de nuestra Constitución, en sus amparos y en sus
obligaciones. Y soy un f.acha. Creo en la Monarquía y en el ejercicio
arbitral de la Corona, y soy un f acha. No creo en la división de España y en
el establecimiento de diferencias entre los españoles, y soy un fach a. Pues
eso, ¡qué le voy a hacer! Soy un f.acha.
Alfonso Ussia
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